ESTIMACIÓN PARTICIPATIVA DEL RIESGO DE DESASTRES EN EL SITIO RAMSAR LAGUNA OLOMEGA, EL SALVADOR
Por Santiago Madrigal Martínez
1. INTRODUCCIÓN
El poder conocer qué tipo de eventos pueden presentarse en el futuro en una región determinada, aunque no se conozca con exactitud cuándo exactamente ocurrirán, es una actividad de fundamental importancia para orientar el desarrollo de una región, de tal manera que el impacto de dichos eventos sea el mínimo posible y que no signifiquen un trastorno para el desarrollo social y económico de la misma (Cardona, 1993).
La estimación participativa del riesgo de desastres tiene carácter cualitativo, y tiene el propósito de generar criterios importantes sobre los cuales basar una investigación más exhaustiva o profundizar en temas concretos como la realización de un plan de gestión de riesgos.
La metodología empleada para la estimación del riesgo ha sido netamente participativa, donde se han empleado las técnicas de observación directa y los talleres participativos. El proceso se ha llevado a cabo en cuatro pasos: (1) Diseño del proceso participativo, (2) Evaluación de amenazas, (3) Evaluación de vulnerabilidades, (4) Análisis de riesgos.
La evaluación de las amenazas consiste en la caracterización de cada uno de los peligros presentes en la zona, dicha caracterización se obtiene mediante una serie de preguntas que responden a las siguientes variables: causa, origen, frecuencia, periodo en que ocurre, duración, variable de exposición y ubicación.
La evaluación de la vulnerabilidad se realiza mediante la determinación de cada una de las dimensiones que la componen: natural, física, económica, social, política, técnica, ideológica, cultural, educativa, ecológica e institucional.
2. CONTEXTO GEOGRÁFICO Y SOCIAL DE LA LAGUNA DE OLOMEGA
La laguna Olomega se sitúa en el oriente de El Salvador, formando parte de los municipios de San Miguel y Chirilagua, dentro del departamento de San Miguel; y del municipio de El Carmen en el departamento de La Unión. Se estima que en los caseríos y cantones que rodean a la laguna habitan alrededor de 9000 personas (Jiménez y Sánchez-Mármol, 2004). La población se distribuye alrededor de la laguna en las comunidades de: Tierra Blanca, Estrechura, Riítos, Pajaritos, Puerto Viejo, Playa Grande, del Municipio de Chirilagua; Los Ranchos, El Espino, La Pelota, Las Tablas, El Cedral, del Municipio de San Miguel y Olomega, Guayabito, El Zapotal, Punta Navarro del Municipio de El Carmen. En la figura 1 se muestra la distribución geográfica de las comunidades mencionadas que forman parte del estudio.
Cada comunidad tiene conformada su Asociación de Desarrollo Comunal (ADESCOS), cada una de ellas desarrollan diversas actividades en beneficio de sus habitantes. A nivel supramunicipal se tiene conformada la Asociación de Comunidades para la Protección y el Desarrollo Integral de la Cuenca de la Laguna Olomega (ACOPYDILO), conformada por las ADESCOS de las comunidades de Tierra Blanca, Estrechura, Riítos, Pajaritos, Puerto Viejo, Playa Grande, Los Ranchos, El Espino, La Pelota, Las Tablas, Olomega, Guayabito, Zapotal y Punta Navarro. ACOPYDILO tiene como objetivo promover el desarrollo integrado de la cuenca de Olomega con la participación de los distintos actores de la zona para mejorar las condiciones de vida de las comunidades. Sus ejes son la promoción tanto del desarrollo integral ambiental, como de la participación ciudadana, la incidencia política y el fortalecimiento organizacional de la Asociación. Cuenta con una Junta Directiva conformada por 12 personas y comisiones de trabajo en las áreas: educativas, organización, incidencia y gestión.
Desde el 2005 ACOPYDILO cuenta con la asesoría de la Fundación Maquilishuatl (FUMA) y se ha logrado impulsar acciones como lo referido a las ordenanzas municipales para la preservación de la laguna, cabildeo con las alcaldías respectivas y jornadas educativas. Actualmente, FUMA está desarrollando el proyecto “Recuperación y conservación del sitio Ramsar laguna Olomega con participación ciudadana” y financiado por el Fondo de la Iniciativa para las Américas de El Salvador (FIAES).
3. CONCEPTOS DE DESASTRE, AMENAZA, VULNERABILIDAD Y RIESGO
3.1. Desastre
Asumimos que un desastre es toda situación catalizada por una amenaza o peligro, que causa alteraciones intensas o perdidas en los componentes sociales, físicos, ecológicos y económicos de una sociedad o comunidad, sobrepasando su capacidad de respuesta y recuperación; y poniendo en peligro la vida humana, los bienes ciudadanos y el medioambiente.
3.2. Amenaza
La amenaza representa la probabilidad de ocurrencia de un suceso potencialmente desastroso durante cierto periodo de tiempo en un sitio dado (UNDRO, 1979).
Se pueden clasificar como naturales, socionaturales y antropogénicas (CEPRODE, 2000). Las amenazas naturales tienen su origen en la dinámica propia del planeta, el cual está en permanente transformación con eventos como terremotos, vendavales, deslizamientos entre otros. Las amenazas socionaturales son las reacciones que tiene la naturaleza frente a las acciones humanas como la deforestación. Las amenazas antropogénicas son atribuibles a la acción humana sobre elementos de la naturaleza como el aire, agua, vegetación, suelo o población, por ejemplo incendios, contaminación hídrica por vertimiento de tóxicos, plaguicidas, entre otros.
3.3. Vulnerabilidad
La vulnerabilidad se define generalmente como la susceptibilidad a los daños, y se caracteriza a menudo en términos de uno o más de los siguientes: la sensibilidad a la o la exposición de un sistema (personas o lugar) a las crisis, tensiones o disturbios, el estado del sistema en relación a un umbral de daño, y la capacidad del sistema para adaptarse a las condiciones cambiantes (IPCC, 2001).
Andrew Maskrey (1993) categoriza a la vulnerabilidad en las siguientes dimensiones:
3.4. Riesgo
El riesgo es la probabilidad de ocurrencia de un peligro o amenaza que actúa para provocar un desastre o una serie de eventos con un resultado no deseado (Jones and Boer, 2004).
Una población, una región o un país se encuentran en riesgo cuando existe una combinación de los factores naturales y condiciones sociales que hacen a dicha sociedad propensa a un desastre. De esta manera se puede definir el riesgo así (Maskrey, 1993):
Riesgo = Amenaza x Vulnerabilidad
En la figura 2 los lugares y/o las poblaciones que se encuentran en la zona donde coincide la amenaza con la vulnerabilidad están en zonas de riesgo.
4. METODOLOGÍA PARTICIPATIVA PARA LA OBTENCIÓN DEL RIESGO A DESASTRES
Los beneficios potenciales de los procesos participativos sugieren que se deben tener en cuenta una serie de consideraciones previas para que estos contribuyan de forma efectiva. A través del enfoque participativo se pretende fomentar (Meadowcroft, 2003):
Para realizar la determinación participativa del riesgo de desastres, es esencial anticipar los cuatro pasos del proceso: (1) Diseño del proceso participativo, (2) Evaluación de amenazas, (3) Evaluación de vulnerabilidades, (4) Análisis de riesgos.
4.1. Diseño del proceso participativo
En esta parte se especifica los datos que se requieren, los procedimientos específicos para la recolección de los datos y los actores locales involucrados en el proceso de participación.
Para la obtención de esta información se utiliza el enfoque del Diagnóstico Rural Participativo (DRP), este (Mascarenhas et al., 1991) se utiliza para describir una creciente familia de enfoques y métodos que permiten a la población local compartir, mejorar y analizar su conocimiento de la vida y las condiciones para planificar y actuar. Existen múltiples técnicas (Theis y Grady, 1991) desarrolladas dentro de este enfoque metodológico. Las técnicas utilizadas en esta investigación han sido: revisión de información secundaria, observación directa y talleres.
Primeramente se obtiene la información previa que sirve como base para iniciar el proceso participativo. Esta información se compone de los datos secundarios, para la obtención de los mismos se revisa diversas fuentes de información relacionadas con desastres y gestión de riesgos. Esto incluye los aspectos técnicos, sociales y de atención y respuesta a los desastres. La información recopilada en esta etapa comprende: reportes, mapas, bases de datos, datos demográficos, estadísticas socio-económicas de la zona, datos hidrometeorológicos, datos geotécnicos, catálogo sísmico, etc. Así como la selección de indicadores climáticos y ambientales, sociales y productivos (Haider y Montero, s.f.).
Una vez que se obtiene la información previa, se continúa el proceso con la recopilación de la información primaria. En esta ocasión se ha utilizado, la observación directa y el instrumento participativo de análisis: el taller.
La observación directa se utiliza para obtener información que puede ser apreciada “in situ” en el lugar de estudio y a la vez complementar la información secundaria recopilada previamente.
El taller está concebido como un equipo de trabajo, formado generalmente por un facilitador y un grupo de personas en el cual cada uno de los integrantes hace su aporte específico. El facilitador dirige a las personas, pero al mismo tiempo adquiere junto a ellos experiencia de las realidades concretas en las cuales se desarrollan los talleres, y su tarea en terreno va más allá de la labor académica en función de las personas, debiendo prestar su aporte profesional en las tareas específicas que se desarrollan (De Barros et al, 1977).
Mediante el empleo de talleres se realiza la evaluación de las amenazas, la evaluación de las vulnerabilidades y el análisis de riesgos. En la figura 3 se muestra como queda el proceso participativo.
Los actores locales involucrados en el proceso participativo para la determinación del riesgo a desastres son las lideresas y líderes comunitarios presentes en las Comisiones Comunales de Protección Civil (CCPC), en ACOPYDILO y en las ADESCOS.
4.2. Evaluación de amenazas
El análisis de amenazas describe y evalúa la probabilidad de ocurrencia de un fenómeno natural extremo en un determinado lugar, en un determinado momento con una determinada intensidad y duración frente a la población vulnerable y sus bases de vida vulnerables. Describe el grado de la amenaza para las personas, los animales, las instalaciones y los bienes, tomando en cuenta el uso que se da a las tierras (ISDR, 2004).
En las comunidades de la laguna de Olomega se caracteriza cada una de las amenazas a través de la respuesta participativa a las siguientes preguntas presentes en el cuadro 1.
Mediante el análisis de la duración y las variables de exposición se determina la magnitud de la amenaza.
Para la estimación de la peligrosidad de la amenaza se utiliza el principio expresado según Varnes (1984) donde se afirma que “el estudio del pasado y del presente es la clave de lo que puede ocurrir en el futuro”.
4.3. Evaluación de vulnerabilidades
Para realizar la caracterización de las vulnerabilidades nos apoyamos en cada una de las amenazas identificadas anteriormente. De esta forma los actores locales mediante el perfil de la amenaza identifican que bienes y que población están expuestos, describen el lugar donde se encuentran dichos bienes y/o población y determinan el grado de exposición a la amenaza o grado de vulnerabilidad.
Asimismo, se determinan los motivos por los cuales el elemento en riesgo está en esa ubicación. Se obtiene de esta manera las diferentes vulnerabilidades como se muestra en la clasificación realizada por Maskrey (1993).
4.4. Análisis de riesgos
Para el análisis de riesgos seguimos tres pasos: la evaluación de la amenaza; la evaluación de la vulnerabilidad y la estimación del riesgo como resultado de relacionar los dos parámetros anteriores. Cambios en uno o más de estos parámetros modifican el riesgo en sí mismo (Cardona, 1993).
El análisis de riesgos, figura 4, apunta a estimar y evaluar los posibles efectos y consecuencias de fenómenos naturales extremos en un determinado grupo poblacional y en sus bases de vida. Se trata tanto de efectos a nivel social, como también económico y ambiental (Kohler et al, 2004).
Para finalizar el análisis de riesgos se identifican las medidas de reducción de riesgos que se están realizando en la actualidad.
5. RESULTADOS
5.1. Evaluación de amenazas
Las amenazas presentes en las comunidades de la laguna Olomega quedan representadas en el cuadro 2.
En el cuadro 3, se muestra las características de cada una de las amenazas identificadas en las comunidades alrededor de la laguna Olomega.
Según las experiencias vividas por los actores locales presentes en el proceso participativo, las amenazas de mayor peligrosidad son los deslaves, las inundaciones y los desbordes de quebradas. Todas estas amenazas son provocadas por las tormentas tropicales que tienen su ocurrencia en los meses de invierno.
5.2. Evaluación de vulnerabilidades
Los motivos por los cuales los elementos en riesgo están en esa ubicación y que se caracterizan según las diferentes dimensiones de la vulnerabilidad son:
5.3. Análisis de riesgos
El resultado de relacionar los resultados obtenidos en la evaluación de amenazas y vulnerabilidades es la estimación del riesgo a desastres.
De esta forma, los actores locales consideran que el riesgo es elevado o alto (RA), para las comunidades respectivas de la laguna Olomega, y se deben realizar medidas para mitigarlo cuando las amenazas de deslaves, inundaciones, sismos, desborde de quebradas y la contaminación de agroquímicos se dan con intensidad.
Sin embargo, los vientos y los incendios son peligros menores cuyo riesgo (riesgo bajo – RB) no tiene remarcable consecuencias en las comunidades de la laguna Olomega.
En el cuadro 4 se muestra con detalle el riesgo estimado en cada una de las comunidades.
Actualmente, las medidas de mitigación de riesgos que se están realizando son las siguientes:
6. CONCLUSIONES
7. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS