La cooperación entre gobiernos subregionales –regiones, municipalidades y comunidades locales- no es algo nuevo dentro de la cooperación europea. Por el contrario, en algunos casos es una de las formas más tradicionales de ayuda internacional dentro de las actividades internacionales de la Unión Europea (UE). Por ejemplo, se puede considerar a los Lander alemanes, a las comunidades lingüísticas belgas y a las Comunidades Autónomas españolas como importantes actores de la cooperación para el desarrollo que, con frecuencia, son tan ricas y complejas como sus respectivas agencias nacionales.

En los años noventa, esta forma de cooperación se integró como parte de un tema mayor: la cooperación descentralizada, que es:

Una nueva perspectiva de cooperación que busca establecer relaciones directas con los organismos de la representación local, así como estimular la capacidad de estos organismos para crear y ejecutar proyectos de desarrollo con la participación de los sectores de la población implicados, tomando en cuenta sus intereses y sus puntos de vista sobre el desarrollo (Comisión Europea, 1992).

Dentro de la perspectiva descentralizada, que todavía requiere de una definición conceptual más precisa, las administraciones locales y regionales de los países europeos están revestidas de nuevas responsabilidades y deberes, incrementando su rol en la cooperación internacional más allá de las formas tradicionales basadas en hermanamientas internacionales entre los organismos locales.