A través de este artículo pretendemos acercarnos a un estudio científico-social de la cooperación descentralizada. El estudio es de carácter eminentemente descriptivo para poner de relieve qué tipo de política surge y con qué efectos y consecuencias; ello nos permitirá conocer las acciones gestionadas y ejecutadas y los retos que tienen las mismas.

En nuestro país, debido a nuestra peculiar historia socioeconómica, las políticas de cooperación al desarrollo no se comienzan a desarrollar hasta la década de los ochenta, pues con anterioridad España era receptor de Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD). Con el paso de receptor a donante nuestro país comienza lentamente a ejecutarlas desde el gobierno central y desde algunos entes descentralizados (en estos primeros momentos, ayuntamientos). Poco a poco esta práctica se extiende a diputaciones, comunidades autónomas, cabildos, etc. Configurando una modalidad única y novedosa de realizar cooperación al desarrollo y que no tiene parangón internacional.

Se trata, pues, del nuevo diseño de la política de cooperación al desarrollo, que destaca por la autonomía de cada uno de los entes financiadores en la elaboración de la misma, por la importancia de las ONGs en la ejecución de la misma, por la fragmentación y la volatilidad de su marco institucional, etc.

La cooperación descentralizada se configuró en sus inicios, tanto en el plano teórico como en el práctico, como una política distinta, novedosa, que intentaba huir de los errores y encorsetamientos de la AOD del estado central. Partiendo de estos planteamientos describiremos dicha realidad, ahondando en los retos actuales con los que se enfrenta esta manera novedosa de entender la cooperación y que la hace, en ocasiones, caer en los mismos errores que la cooperación bilateral.