La gravitación actual de las empresas familiares en las economías nacionales, representa aproximadamente entre el 75 y el 80% del universo empresario y con operaciones que generan casi la mitad del PB mundial; nos impele a investigar los desafíos de las mismas en el actual mundo globalizado.

El proceso de globalización, es aquí entendido como la transformación de una economía mundial compuesta por la mera agregación de los mercados nacionales en otra en la cual los mercados operan sin tener en cuenta las fronteras nacionales tendiendo ha generar una nueva y única unidad compositiva. Desde el punto de vista de la empresa, la globalización ofrece la oportunidad de convertir una serie de negocios de base nacional en un solo negocio de base mundial.

Para comenzar el análisis debemos tomar en cuenta que las empresas familiares constituyen una organización social en la que interactúan la familia, los negocios y la propiedad.

Es justamente a partir de la trilogía de éstos componentes antes mencionados, que este tipo de empresa adquiere características particulares, sobre todo en lo que hace a su conducción y gestión empresaria, así como también en todo aquello referente a la resolución de conflictos al interior de la misma.

En 1982, los profesores Tagiuri y Davis (Harvard University), desarrollaron el Three-circle model (o “Modelo de los tres círculos”) con el objetivo de explicar las interacciones particulares generadas en la empresa familiar, a partir de la fórmula “propiedad, familia y empresa”. La cuestión de la propiedad hace referencia a los accionistas de la empresa, la de la familia a los lazos sanguíneos y, la de la empresa, a las funciones desempeñadas dentro de la misma.

La trilogía nos indica que, para mantener “la familia en el negocio” y “el negocio en la familia”, hace falta un proyecto familiar y un proyecto empresario, claro y honesto, que analice las situaciones presente pero que contemple proyecciones de futuro, el donde estamos y hacia donde vamos de la familia y cada uno de sus miembros.