David Portillo *
Universidad de Los Andes, Colombia
daedple@gmail.com
Resumen: La segunda mitad del siglo XIX, en cuanto a las relaciones exteriores, podría resumirse en “tecnologías occidentales, valores japoneses”.(4) Con el gobierno reformista del emperador Meiji (1867-1912), Japón comenzó a parecerse cada vez más a las potencias occidentales en su organización estatal, especialmente en lo militar.
En 1894 Japón entró en confrontación militar directa con China por el control de la península de Corea y parte de Manchuria, región noreste de China. Posteriormente, en 1905, también entró en guerra con Rusia para consolidar su posición en la región. La gran sorpresa para Occidente fue que Japón hubiera ganado sin mayor problema. La idea de una nación no-blanca con el poder suficiente para retar a las potencias occidentales caló hondamente en el imaginario europeo.
Palabras claves: Japón, Tecnologias, relaciones internacionales, militar, confrontación
Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
David Portillo (2018): “Japón y el mundo”, Revista Observatorio Iberoamericano de la Economía y la Sociedad de Japón (septiembre 2018). En línea:
https://www.eumed.net/rev/japon/33/japon-mundo.html
http://hdl.handle.net/20.500.11763/japon33japon-mundo
En mi artículo anterior, Aislacionismo en la era Tokugawa, hablé sobre un periodo histórico en el cual la sociedad japonesa tuvo muy poco contacto con otros países, ni siquiera con sus vecinos más cercanos. Esto contrasta mucho con la imagen que hoy en día tenemos de Japón, un país abierto al mundo, potencia económica mundial, reconocido y amado internacionalmente por su cultura.
Entre el final de la era Tokugawa y la actualidad hay algo así como 150 años. La pregunta entonces sería qué pasó durante ese lapso de tiempo para tal cambio. Si bien no pretendo en este artículo hacer una exposición del período, tarea vana e imposible, sí quiero señalar unos puntos importantes que den idea de la apertura de Japón al mundo:
La apertura empezó en firme con Perry
Quien sienta precedente de acuerdos internacionales con Japón fue el comodoro Matthew Perry, quien en 1853 arribó con una pequeña flota de naves militares a la bahía de Edo, actual Tokio, con la intención de que naves estadounidenses con alguna actividad en el norte del océano Pacífico, principalmente pesqueras, pudieran abastecerse y refugiarse en puertos nipones. (1)
En febrero del año siguiente Perry volvió con una flota más grande para escuchar la respuesta del Shogunato. No había opción. Las puertas del pequeño país insular se abrieron con el Tratado de Kanagawa bajo las siguientes condiciones:
Aunque para Japón este tratado tuvo serias implicaciones por haber impuesto una apertura de los puertos del país a naves extranjeras, en Occidente tuvo realmente muy poca importancia. Con el enorme Imperio Chino de vecino, el cual estaba todavía más contralado por los británicos, el archipiélago nipón se veía como un conjunto de islas marginales con poca importancia más allá de asistencia a los barcos que frecuentaran sus costas.
Si no puedes con ellos, úneteles
La apertura del país no fue únicamente impuesta desde el exterior. Ante la idea de una amenaza extranjera occidental que tomaba cada vez más fuerza al interior del país fue necesario reaccionar de alguna forma.
Los nipones tenían dos opciones: o seguían con su política aislacionista, cosa poco factible debido al poderío militar estadounidense y británico, o seguir el camino de esas mismas potencias que lo amenazaban para tener poder propio con el cual defenderse.(3) Haber optado por lo segundo tuvo implicaciones en el largo plazo no solo para Japón sino para la región asiática en su conjunto.
La segunda mitad del siglo XIX, en cuanto a las relaciones exteriores, podría resumirse en “tecnologías occidentales, valores japoneses”.(4) Con el gobierno reformista del emperador Meiji (1867-1912), Japón comenzó a parecerse cada vez más a las potencias occidentales en su organización estatal, especialmente en lo militar.
En 1894 Japón entró en confrontación militar directa con China por el control de la península de Corea y parte de Manchuria, región noreste de China. La gran sorpresa para Occidente fue que Japón hubiera ganado sin mayor problema. La idea de una nación no-blanca con el poder suficiente para retar a las potencias occidentales caló hondamente en el imaginario.
Por esa idea Rusia, imperio expansionista con intereses en la misma región, buscó ayuda de Alemania y Francia para que Japón devolviera los territorios ocupados por la fuerza si era necesario. Ante tal presión no hubo más opción que acceder el reclamo. Los nipones se dieron cuenta que lo más importante para tener una independencia verdadera era un ejército fuerte.
Con los vecinos todo iba bien. . . pero a las malas
En la medida en la que Japón debía replicar el modelo de Occidente debía también alejarse de sus países vecinos, tomados como ejemplos de la subyugación y el fracaso. Al ser, desde su punto de vista, los únicos con posibilidad de hacer frente a los occidentales.
Si bien antes del período del Tokugawa había un tráfico comercial considerable entre Japón y los pueblos del continente al igual que alguna actividad de piratería, era poco lo que los insulares tenían que ver con los continentales.
En el siglo XIII Japón se salvó de una gran invasión mongola gracias a un aleatorio fenómeno climático. Un huracán devastó la flota invasora antes de que pudieran tocar tierra. Posteriormente, en el año 1592, el príncipe Hideyoshi emprendió una fracasada invasión a Corea. Más allá de eso y el comercio no hubo nada.
A medida que Japón se posicionaba cada vez más como potencia militar regional los conflictos con sus vecinos aumentaban por cuenta de sus pretensiones territoriales. A los pocos años de expulsados, los japoneses nuevamente se apoderaron de la península de Corea. Con China, además de esto, había intensas confrontaciones por el control de varias islas en el Pacífico, entre ellas Formosa, hoy en día Taiwán. En esta situación, el panorama del siglo XX no parecía muy tranquilo que digamos.
Conclusión
Uno de los efectos más importantes de estas relaciones tan conflictivas con otros países es la formación de un sentimiento nacional muy arraigado. Por si las fronteras naturales no fueran suficientes, la contraposición con un otro extraño ayudó a crear identidad, sobre todo cuando en Japón se dieron cuenta que ese otro podía en algún momento amenazar seriamente su existencia.
En esta primera entrega, que abarca más o menos la segunda mitad del siglo XIX, expuse una serie de procesos históricos relacionados con las relaciones internaciones desde un punto de vista político y militar, los cuales se prologarán hasta la derrota en la Segunda Guerra Mundial, momento de cambio drástico para Japón, como mostraré en un futuro artículo.
Bibliografia
(1) Japanese Imperialism (1894-1945)
(2) Para conocer en mayor detalle el tratado puede leerse en inglés en la página de Archivos Nacionales y Registros Administrativos de Estados Unidos. Esperamos traducirlo al español prontamente.
(3) A History of Japan
(4) The Emergence of Modern Japan, pp. 19
Nota: Mis artículos, si bien recurren a algunas fuentes académicas, no tienen pretensión científica. Como historiador estoy consciente del papel influyente que puede tener la narración histórica dentro de una sociedad pero, como he dicho algunas veces, lo que aquí escribo es más que nada expositivo y general. Si uno analiza con mayor detalle puede encontrar toda suerte de personajes, ideas, intereses, etc., que muestran la complejidad del tema estudiado. Si están interesados en esto, por favor, coméntenme, bien sea para recomendarles fuentes o para profundizar más en mis aportes.