Héctor Gómez Pinos (CV)
hgomezp@uoc.edu
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Palabras Clave: japonés, modernización, escritura, kanji, estandarización.
Breve Resumen: El presente escrito versa sobre el proceso de estandarización y modernización del japonés escrito iniciado tras la restauración/revolución Meiji y que, aún en los años posteriores a la II Guerra Mundial, siguió presente por ejemplo en los debates para elaborar la Constitución del 46. Se repasa, pues, este proceso presentando el estado de la escritura antes del Meiji y los motivos por los que para el nuevo régimen era una cuestión fundamental con el fin de consolidar sus principios y fortalecer el país.
I. PLANTEAMIENTO Y DESARROLLO
Cuando, en el año 1868, se inició la Restauración Meiji, el panorama político de Japón no podía estar más fragmentado; aspecto que se dejaba sentir tanto sobre la lengua hablada como sobre la escrita. Así, en el campo de las comunicaciones, a las diferencias dialectales cada vez más amplias por el escaso contacto interregional durante la era Tokugawa, había que sumar el problema de la escritura.
Ésta se encontraba “lejos de ser una aproximación al habla trasladada al papel” , y se plasmaba mediante una serie de estilos profundamente anclados en las tradiciones clásicas y clasificables en cuatro tipos principales: kanbun (chino-japonés), sôrôbun (estilo epistolar), wakankonkôbun (mezcla de estilos) y wabun (japonés clásico). El estudio de estos estilos llevaba muchísimos años por lo que, dado el gasto excesivo de tiempo, sólo los privilegiados podían permitírselo. Además, en su mayor parte estaban condicionados por la gramática y las estructuras chinas, que tanto diferían de la forma de hablar japonesa, llegándose incluso en ocasiones a buscar de forma intencionada una mayor complejidad como muestra de mayor erudición. A este respecto Shibamoto señala que la falta de un criterio unitario llegaba hasta el punto de que no siempre había kanji fijos que asociar a determinadas palabras , de forma que el mismo término se escribiría con un caracter u otro en función del gusto personal.
Además de lo dicho, la escritura japonesa de la época presentaba otra característica muy particular, y es que se construía sobre la noción de clase imperante en el shogunato y que el nuevo régimen vino a abolir. Campo en el que debe ser tenido muy en cuenta que los caracteres chinos (los ya citados kanji) no son neutros, sino que, aparte de su valor fonético, transmiten unos valores y significado propios.
Como vemos, Japón se encontraba ante un sistema de escritura poco efectivo de cara a mantener la fluidez comunicativa requerida para hacer funcionar los engranajes del nuevo régimen (caso del nuevo sistema tributario) y para la creación de un nuevo orden social más igualitario y basado en una mayor participación (de una u otra forma) de los japoneses. De hecho, la Constitución Meiji había proclamado la libertad de expresión, y para ejercer la posibilidad de hacerse oír a través de medios como la prensa era evidente la necesidad de la reforma que nos ocupa. Sin ir más lejos, es interesante comprobar cómo la llamada “democracia Taisho” conoció nuevos impulsos unificadores, haciendo evidente el paralelismo entre la reforma escrita y la ampliación de derechos civiles que finalmente la Constitución de 1946, como veremos ya en escritura coloquial, asentaría.
Otro aspecto fundamental era la urgencia de extender los conocimientos occidentales, ya que eran “tecnológicamente superiores” . Relacionado con esto, la necesidad de que los técnicos y profesores extranjeros pudiesen comunicarse de forma efectiva, sin duda también contribuiría a extender la conciencia de la necesitada reforma.
Llegados a ese punto, era necesario flexibilizar el sistema de escritura a través del acercamiento a la lengua hablada (cuyo estándar también se encontraba en proceso de definición), la reforma gramátical , la elección de un número concreto de kanji, y la estandarización de la pronunciación. Aspectos todos ellos que conseguirían facilitar el acceso a una educación que ahora se quería universal, agilizar la comunicación entre los habitantes tanto mediante sistemas como el telégrafo como en persona (gracias al levantamiento de las restricciones de movilidad) y, muy importante, para que las reformas tuviesen aplicación efectiva, esto es, para que el gobierno pudiese dar a conocer todos los cambios que experimentaba el país . Pero también, como apunta Twine, para crear un mayor sentimiento de unidad , de pertenencia al nuevo Estado por parte de todos sus habitantes. Aspecto este último que contribuiría notablemente a reforzar el país y el sentimiento nacionalista que no tardaría en promocionarse desde las altas instancias.
Pero con esta flexibilización también se pretendía dejar hueco a la entrada de nuevo vocabulario, tanto de creación propia como extranjerismos, que permitiera dar nombres adecuados tanto a los conocimientos adquiridos tras la apertura del país al resto del mundo como a las nuevas formas de entender la vida y las relaciones sociales, caso del auge que empezó a experimentar el individualismo y los sentimientos propios . Y es que hasta entonces “la escritura se había ido apartando de los cambios diarios, por lo que no podía funcionar como una forma efectivas de expresión” .
No extraña, por tanto, que la cuestión de la escritura, dentro del ambiente general de reformas, saltase pronto a primer plano. Si bien ello no debe hacer pensar que siguiera un camino sencillo, al fin y al cabo el nuevo régimen hubo de nutrirse de la población más mayoritariamente letrada: los samuráis, muchos de ellos aún intransigentes en lo que respectaba a varias costumbres y tradiciones, a lo que consideraban la “esencia de ser japonés”, y que veían representadas en la escritura, y ello pese a su origen chino.
Para lograr concienciar a la población de la necesidad de esta reforma se formaron grupos como el llamado Genbunitchi, activo desde mediados del XIX hasta 1946, cuando la nueva Constitución fue, por fin, elaborada íntegramente en estilo coloquial. Este movimiento apostaba no sólo por reformar la escritura en sí, sino que además consideraba que con ésta, se lograría de forma mucho más efectiva asentar un modelo de habla coloquial común para toda la sociedad. Campo en el que tanto Twine como Gottlieb coinciden en afirmar los buenos resultados que se consiguieron, por ejemplo a través de las novelas o de los libros de texto entre otros factores como la radio.
Volviendo a la Constitución de 1946, el por qué del hecho de su escritura en coloquial no hace más que resaltar la importancia que Japón otorgaba a la escritura como medio unitario, educativo y modernizador. Y es que, tras la derrota en la II Guerra Mundial, el país necesitaba un nuevo proceso reformador y reconstruirse materialmente; y todo ello a la mayor velocidad posible para poder colocar de nuevo al país dentro de la esfera internacional. Pero también es debido a la nueva ampliación de derechos civiles y políticos, derechos que debían llegar de forma comprensible a todos. De hecho es en esta época cuando mayores esfuerzos se hicieron por extender el estándar, como prueban las numerosas encuestas y campañas que se realizaron en las dos décadas siguientes y las diversas listas de kanji oficiales que aparecieron .
Al respecto de esta nueva etapa modernizadora podemos señalar claramente la importancia de tener un sistema de escritura estandarizado para hacer funcionar con eficacia uno de los aparatos de nueva aparición y que tanto contribuirían al despegue económico y tecnológico de Japón: los ordenadores. Así como su papel en la búsqueda de una mayor igualdad de sexos, ya que la unificación permitía acabar con la antigua creencia de que hay unas letras “de mujeres” (los kana).
II. CONCLUSIÓN
Por todo lo que hemos visto cabe concluir que el papel que la escritura desempeñó de cara a modernizar el país fue fundamental, tanto por lo que se refiere a la comunicación escrita en sí como a su capacidad para marcar el camino que debía seguir la creación del coloquial hablado. Si bien desde países con el alfabeto latino puede resultar más extraño, hay que tener presente que las peculiares características de la escritura japonesa (muy derivadas de la china) y la forma de construir el vocabulario impedían, no sólo el acceso mayoritario a la educación, sino que también arrastraban una enorme carga de valores poco acordes a un estado moderno, e incluso dificultaban la introducción de nuevos conceptos, caso de términos científicos o “individualistas”.
Así mismo, al acercar la escritura al habla y fijar y reducir los kanji, se facilitó la comunicación entre las personas y entre éstas con las esferas de poder, además de agilizar la escritura y facilitar la educación. Aspectos que no sólo deben ser tenidos en clave interna, sino que dentro del mundo globalizado actual contribuyen a facilitar el intercambio cultural, económico, tecnológico, informativo y por qué no decirlo, a aumentar el número de estudiantes extranjeros, con todos los beneficios que ello acarrea.
III. BIBLIOGRAFÍA
- BEASLEY, W. G., Historia contemporánea de Japón. Madrid: Alianza, 1995.
- GOTTLIEB, N., Language and Society in Japan, Cambridge: Cambridge University Press, 2005, capítulos 1 y 3.
- HANE, M., Breve Historia de Japón, Madrid: Alianza Editorial, 2000.
- MORI, M., “Literatura moderna en Asia oriental”. En: VV.AA., Literaturas de Asia oriental: siglos XIX y XX, Barcelona: UOC, 2005, módulo 1.
- SHIBAMOTO, J. S., “Japanese Sociolinguistics”. En: Annual Review of Anthropology, Vol. 16, 1987, pp. 261-278.
- TWINE, N., “Standardizing Written Japanese. A Factor in Modernization”. En: Monumenta Nipponica, Vol. 43, nº. 4, 1988, pp. 429-454.
- TWINE, N., “The Gengunitchi Movement: its origin, development, and conclusion”. En: Monumenta Nipponica, Vol. 33, nº 3, 1978, pp. 333-356.
- VV. AA., “Literatura japonesa moderna (I)”. En: VV.AA., Literaturas de Asia
oriental: siglos XIX y XX, Barcelona: UOC, 2005, módulo 5.
Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Gómez Pinos, H.: “La Importancia de la Fijación del Japonés Escrito en la Modernización del País" en Observatorio de la Economía y la Sociedad del Japón, septiembre 2010. Texto completo en http://www.eumed.net/rev/japon/
El Observatorio Iberoamericano de la Economía y la Sociedad del Japón es una revista académica, editada y mantenida por el Grupo eumed●net de la Universidad de Málaga. Tiene el Número Internacional Normalizado de Publicaciones Seriadas ISSN 1988-5229 y está indexada internacionalmente en RepEc.
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