Jesús Ángel
Merino Sancho
jmer56@hotmail.com
Geografía y clima han determinado de forma decisiva la formación de Japón. Durante los períodos glaciares, el bajo nivel del mar posibilitó la formación de puentes naturales que soldaron las islas al continente asiático: por el Norte, a través de Sajalin hasta Siberia; por el Sudoeste, a través de la península de Corea. Por el Sur, el acceso era relativamente fácil desde las Islas Ryukyu. Estas fueron las principales rutas por las que accedieron animales y los cazadores que los seguían. Se han encontrado restos de armas y utensilios de hace al menos 30.000 años a.n.e.[1]
Puede, que fuera la situación geográfica extrema del archipiélago, la que “convirtiera al Japón prehistórico en punto de encuentro de numerosas migraciones culturales de pueblos de Europa, Asia Central y de la cordillera altaica y Siberia”, como señala Joan Stanley-Baker.[2]
Un calentamiento global del planeta, hace 12.000 años, fue la causa de que al aumentar el nivel de las aguas desaparecieran las conexiones terrestres con el continente y se formaran las islas. El factor insular ha estado desde entonces, íntimamente ligado a la historia y la cultura japonesas determinándolas muy significativamente.
Japón presenta un relieve eminentemente montañoso en un 75% de su superficie. Sólo un 15% lo ocupan llanuras aluviales. No es de extrañar, pues, que el mar haya constituido históricamente una importantísima fuente de aprovisionamiento de alimentos. Las islas, forman parte de lo que se denomina “Cinturón de fuego del Pacífico” por lo que la actividad sísmica y la volcánica han sido y son relativamente frecuentes y siempre han formado parte de la vida cotidiana de los japoneses.
Esa orografía montañosa a lo largo de estrechas franjas de tierra (ningún lugar en Japón se encuentra a más de 150 Kms. del mar) determina la configuración de los ríos, con rápidos, cursos cortos y caudal irregular, no aptos para la navegación (muy diferentes de los grandes ríos chinos) y que históricamente han supuesto un grave inconveniente para las comunicaciones. Estos condicionantes han favorecido por ejemplo, el poder de los señores feudales y la dificultad del poder central para controlarlos.[3] La orografía, ha determinado también la distribución de la población.
El mar, además de fuente de alimentación (los japoneses siempre han sido grandes consumidores de pescado y es sobradamente conocida su tradición pesquera), influye de manera importante en la climatología. Y no debe olvidarse que ha constituido la principal vía comercial y canal de comunicación y contacto con otras culturas. Pero al mismo tiempo, ha servido de regulador y ha permitido a los japoneses controlar el grado de contacto con el exterior.[4] Japón está lo suficientemente cerca de Corea y de China como para no haberse sustraído a sus influencias culturales y a la vez, lo bastante alejado como para poder controlarlas y desarrollar una cultura propia. Como muy bien resume, Luis Caeiro, “Esta condición [la insularidad] permitió a Japón elegir el grado de apertura o aislamiento en relación al continente, característica geográfica que ha sido determinante para su historia posterior.”[5]
La importancia del clima adquiere una especial relevancia cuando se habla de Japón. Una prueba de ello es que la climatología y sus consecuencias y manifestaciones es un tema central en cualquiera de las manifestaciones artísticas y no sólo en la pintura. El clima ha ido evolucionando y ha influido de forma notable en la evolución histórica. Por ejemplo, como se ha mencionado anteriormente, hace aproximadamente 12.000 años el deshielo, elevó el nivel de las aguas y provocó el “surgimiento” de las islas del archipiélago japonés. Más tarde, alrededor de 2500 a.n.e., fue un enfriamiento de las temperaturas lo que provocó que las comunidades que habían hecho de las montañas su hábitat, se desplazaran hacia la costa en busca de temperaturas más benignas, de lo que constituye una prueba, los abundantes restos de conchas de moluscos generados por la civilización Jomon en sus etapas finales.
Diversos factores confluyen en la configuración del clima de Japón y son los responsables de la gran variedad de climas y contrastes regionales. En primer lugar, hay que hacer referencia a la gran diferencia latitudinal: de Norte a Sur, Japón se extiende por más de 3.000 Kms. En segundo lugar, el hecho insular motiva que Japón presente dos flancos, uno en la parte occidental, orientado hacia el continente y otro, en la parte este, orientado hacia el Pacífico. Por tanto, son fundamentalmente dos masas de aire con diferente origen, las que inciden en la climatología nipona. Otro factor que no debe olvidarse al hablar del clima es el régimen de precipitaciones, origen de la humedad, causante a su vez de la exuberante vegetación (el 70% del suelo está ocupado por bosques).
Los condicionantes geográficos, el mar, las montañas y volcanes, la insularidad, y climatológicos no pueden obviarse en ninguna etapa del desarrollo histórico de Japón. Los japoneses han aprendido a convivir con una naturaleza hostil, están acostumbrados a enfrentarse. Especialmente los desastres naturales (actividad sísmica, tsunamis, tifones, etc.) han marcado su carácter. Afirma Rosa Castejón que la forma de ser los japoneses “se caracteriza por un sentimiento arraigado de provisionalidad de las obras del hombre, que les lleva a reconstruir constantemente… La cultura tradicional conserva hábitos de austeridad. Su estética se fundamenta en la desnudez y en la simplicidad de los materiales. La resistencia, la paciencia, la austeridad, la abnegación a favor de la colectividad, cualidades del pueblo japonés que han favorecido su crecimiento económico, quizás fueron adquiridas después de luchar durante siglos contra una naturaleza adversa.”[6]
[1] Collcutt, M. “Orígenes arqueológicos de la cultura y la sociedad japonesa” en Collcut, M. Jansen, M. Kumakura, I, Atlas culturales del mundo. Japón, Madrid, Ediciones Folio, S.A./Ediciones del Prado, 1992, vol I, página 34
[2] Stanley-Baker, J. Arte Japonés, Barcelona, Ediciones Destino, S.A., 2000, página 15
[3] Caeiro Izquierdo, L. “El Japón antiguo” en Cabañas Moreno, P y Caeiro Izquierdo, L., Japón y Corea, Madrid, Arlanza Ediciones, S.A. , 2000 Historia de la Humanidad, Vol. XV, página 33
[4] Collcutt, M. Op. cit. Ibidem página 16
[5] Caeiro Izquierdo, L. Ibidem, página 30
[6] Castejón, R. “Imágenes geográficas de Japón “, en Historia y Vida, S.A., (ed.) Japón, Barcelona, Historia y Vida, S.A. 1993, página 10.
Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Merino Sancho, J.A. : “Influencia de los condicionantes geográficos y climatológicos en la formación de Japón" en Observatorio de la Economía y la Sociedad del Japón, enero 2008. Texto completo en http://www.eumed.net/rev/japon/
El Observatorio Iberoamericano de la Economía y la Sociedad del Japón es una revista académica, editada y mantenida por el Grupo eumed●net de la Universidad de Málaga. Tiene el Número Internacional Normalizado de Publicaciones Seriadas ISSN 1988-5229 y está indexada internacionalmente en RepEc.
Para publicar un artículo en esta revista vea "Acerca de...".
Para cualquier comunicación, envíe un mensaje a rodriguezasien@yahoo.es