EL VACÍO Y LA PLENITUD
Héctor Gómez Pinos
(CV)
hgomezp@uoc.edu
Resumen: Comentario-reseña sobre un fragmento de la obra sobre arte chino Vacío
y Plenitud aparecido en una revista del año 93. Tras situar al autor se
introducen y analizan, a través de lo expuesto en la obra, los principios
básicos de la pintura china (“diálogo” entre los elementos presentes,
perspectiva, tinta, papel de la naturaleza, etc...), con especial atención para
el “vacío” tan característico en la pintura de paisajes, y su relación tanto con
otras artes, caso de la caligrafía o la poesía, como con la filosofía y la
cosmovisión china a través de una compleja serie de relaciones que ha marcado el
desarrollo histórico del arte chino.
Para ver el
artículo completo en formato pdf pulse aquí
Para citar
este artículo puede utilizar
el siguiente formato:
Gómez Pinos, H.::
"El vacío y la plenitud"
en Observatorio de la
Economía y la Sociedad de
China Nº 14, diciembre
2010. Accesible a texto
completo en
http://www.eumed.net/rev/china/
I. RESEÑA
El Vacío y la Plenitud, el texto que reseñamos, pese a ser tan sólo un extracto
del libro de François Cheng Vacío y Plenitud publicado en la revista El Paseante
, nos permite una aproximación a la importancia del Vacío en toda obra pictórica
china y ver cómo éste se manifiesta a través del diverso juego de elementos que
dan forma a la representación artística a través de su poder armonizador de las
dualidades que conforman el espíritu, tanto exterior como interior, de la
composición. No es un tema que su autor desconozca, y no sólo por el hecho de
haber nacido él mismo en China (1929), sino porque su carrera, y el
reconocimiento obtenido por ella, es clara muestra de su interés y conocimiento
en la materia.
De su vida y actividad profesional podemos destacar que Cheng nació en una
familia de universitarios, lo que le supondría un mayor acceso a la cultura de
su país y el acceso a los estudios superiores de Ciencias de la educación,
gracias a los cuales pudo viajar en 1948 a Francia, país que desde entonces
quedaría ligado a su vida, en el que ha desarrollado toda su actividad y que le
ha reconocido nombrándolo miembro de la Academia Francesa. Se centró entonces,
aún sin dejar de profundizar en su cultura de origen, en la literatura y cultura
francesa, aspecto importante ya que conociendo también la cultura europea en
profundidad es probable que su obra pueda ser voluntariamente más comprensible,
más cercana, al lector europeo.
Desde entonces su actividad profesional se ha centrado en la traducción de
poetas (tanto del francés al chino como a la inversa) y en la publicación de
gran cantidad de artículos y libros sobre poesía, estética, caligrafía (aspecto
en el que él mismo destaca) y pintura de China. Esta confluencia de actividades,
sobre todo en lo referente a la poesía-caligrafía tal vez pueda llamar la
atención del lector poco conocedor de la materia, pero lejos de suponer una
desviación del tema que nos ocupa, la pintura, aporta un mayor valor a los
textos de Cheng, y es que, como veremos, la pintura, la caligrafía e incluso la
poesía comparten, en la cosmovisión china, unos mismos principios y desarrollo.
Entrando ya en materia nos encontramos ante un texto bien estructurado y de
lenguaje sencillo pese a estar salpicado con extractos de obras clásicas chinas
sobre las ideas que se tocan, que no parece ir dirigido a expertos en el tema,
sino a aquellos que quieran realizar una primera toma de contacto con los
principios básicos de la pintura china.
Así, el texto comienza hablando de la evolución del a pintura desde el realismo
de las primeras épocas a la espiritualidad. Una espiritualidad que, como se
señala y al contrario de lo común en Europa, no está relacionada con temas
religiosos pese a coexistir con la tradición budista (de la que no debemos
olvidar que al fin y al cabo era importada del extranjero), sino que hunde sus
raíces en un taoísmo enriquecido con la visión chan y que inevitablemente
también mostrará la visión confuciana, siendo esta capacidad de sincretismo uno
de los rasgos más característicos de la civilización china. Y como muestra
quedan las referencias a intelectuales de los que se sirve el autor; la pintura,
por tanto, no es más que una muestra más de la visión que se tiene del mundo y
de la que también forman parte la literatura, la escritura, el arte...llegando
así a convertir el cuadro en “un microcosmos” , aspecto que sin duda hace del
arte chino un mundo tan interesante a la vez que complejo.
Este microcosmos, condicionado por la bipolaridad nacida del concepto del Yin y
el Yang, cobra vida a través del Soplo (Qi), y es por ello que el tazo creado
por el pincel, en tanto que elemento insuflador de vida, se torna fundamental;
pero es gracias al Vacío que este trazo permite crear, por lo que es este
concepto el que realmente hace funcionar el conjunto y armoniza todos los
elementos presentes en la obra. Cabe entonces preguntarse exactamente qué
elementos son los interrelacionados tanto en la obra como en el proceso de
creación y, siguiendo a Cheng, podemos señalar cinco: pincel-tinta, Yin-Yang,
Montaña-Agua, Hombre-Cielo y la Quinta Dimensión.
Del juego del pincel con la tinta, aparte de su evidente capacidad para dar
forma mediante la proyección del mundo interior y exterior del artista, podemos
destacar, según el texto, tanto el duro proceso de aprendizaje que supone
dominar los trazos, y que podemos relacionar claramente con la ideología
confuciana y su pasión por el esfuerzo y el estudio, como su relación con la
caligrafía; y es que para los chinos “la caligrafía es el arte más básico de
todos, la fuente de la que fluye el resto de tradiciones artísticas” . No sólo
comparten materiales (pincel, tinta, papel), sino también los principios
estéticos y filosóficos, no en vano Mary Tregear afirma que fueron precisamente
los calígrafos los que “fueron tomando a su cargo el territorio de las artes
visuales expresivas” . Así mismo, en el texto se afirma que el arte “no debe
mostrarlo todo” , como queriendo establecer una nueva relación, la de la
presencia-ausencia. El Yin y el Yang, por su parte, hacen aquí referencia a la
forma en que la naturaleza de las cosas es representada: la impresión de
distancia, la atmósfera... introduciendo con ello de forma directa el concepto
taoísta, tan presente en todo el desarrollo de la obra, de que captar el
interior de las cosas buscando la armonía es aún más importante que captar el
exterior.
Con el siguiente concepto Cheng, al igual que Tregear, incide en la idea de que
todo está interrelacionado, así, tanto la montaña como el agua van más allá de
su apariencia y representan, mediante un contraste que creo entender que las
convierten en realidades inseparables y les da sentido, todas las leyes
fundamentales del universo, su equilibrio, tanto en una lectura confuciana como
taoísta . Y esa es la idea que marca la relación Hombre-Cielo, representada
mediante la disposición de los elementos y la perspectiva, aspectos sobre los
que los expertos chinos han teorizado muchísimo. Llega entonces Cheng al punto
central del texto y presumiblemente el más difícil de comprender en su justa
medida por todo lo que implica: la Quinta Dimensión, el Vacío, el elemento que
aglutina y relaciona todo lo dicho, presente y ausente a la vez permite, como ya
se dijo y en consonancia con la creación del Universo, la primera existencia
mediante el trazo y marcar las distancias entre los elementos, no en vano “la
pintura china muchas veces ha sido definida como la combinación armónica del
vacío que representa el papel y la plenitud que simboliza la tinta” . Es por
tanto esta idea del Vacío la que debe guiar tanto la mirada como la mente del
espectador cuando se enfrenta a la obra de arte y la que condiciona la
genialidad y singularidad de la misma.
Por todo lo expuesto de forma directa en El Vacío y la Plenitud como por lo
visto a través de él debemos incidir en que “la obra de arte no se puede
apreciar y valorar sin conocer las claves literarias, filosóficas, históricas y
teóricas” del mundo chino y en que esta estética del Vacío forja un complejo
entramado que “permite ver y leer en cada pieza un infinito de imágenes” y de
complejas relaciones que otorgan a la pintura (sobre todo a la de paisajes) un
papel muy destacado dentro del mundo de las artes chinas.
II. BIBLIOGRAFÍA
- ACADEMIE FRANÇAISE, “François CHENG”. En:
http://www.academie-francaise.fr/immortels/base/academiciens/fiche.asp?param=705
- BARLÉS, E., CERVERA, I., “Fundamentos del pensamiento artístico”. En: VV. AA.,
(coord: CERVERA, I.), El arte de Asia oriental, Barcelona: UOC, 2004, módulo 2.
- CHENG, F., “El Vacío y la Plenitud”. En: El Paseante, vol. 20-22, 1993, pp.
63-81.
- MARTÍNEZ ROBLES, D., “Arte y escritura. La estética de los caracteres chinos”.
En: MARTÍNEZ ROBLES, D., Chino I. Introducción a la lengua y la escritura
chinas, Barcelona: UOC, 2006, módulo 5.
- TREGEAR, M., El arte chino, Barcelona: Destino, 1991.
- VV. AA., “La sabiduría como estética. El paisaje y el retrato como géneros”.
En: VV. AA., (coord: CERVERA, I.), El arte de Asia oriental, Barcelona: UOC,
2004, módulo 5.