‘HE XIE SHE HUI’, UNA SOCIEDAD ARMONIOSA ¿ES POSIBLE LA RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA EN CHINA?
Pablo Nieto Martínez
Trade Officer de la Oficina Económica y Comercial de España en Shanghai
pablonieto@gmail.com
Artículo publicado en AECA: Revista de la Asociación Española de Contabilidad y
Administración de Empresas, ISSN 1577-2403, Nº 84, 2008, pags. 3-5
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El 15 de octubre de 2007, ante al XVII Congreso Nacional
del Partido Comunista, Hu Jintao, presidente de la
República Popular China, afirmó: “El rápido crecimiento
del país deberá estar sujeto a la reducción del consumo
de recursos y a mayores esfuerzos en la protección
medioambiental. China incrementará considerablemente su
utilización de las energías renovables, pondrá bajo
control efectivo los principales agentes contaminantes y
mejorará significativamente la calidad de su
medioambiente. Las reformas y la apertura persistirán
con el fin de acelerar el desarrollo social, mejorar las
expectativas de vida de la población, la educación, el
empleo y la seguridad social. (…) En lo que al medio
ambiente se refiere, las relaciones internacionales
deberán basarse en la asistencia y la cooperación
conjunta por conservar la Tierra, casa única de toda la
Humanidad (1)”
Desde 2006, la doctrina oficial del Partido Comunista Chino persigue la creación
de una “sociedad armoniosa” (hexie shehui). El liderazgo de Hu Jintao reconoce
así los nuevos problemas asociados a la extraordinaria expansión económica
china. La economía crece, pero crecen también las tensiones derivadas de una
mayor desigualdad social, daños medioambientales, problemas de salud pública, la
diversidad étnica y los esfuerzos por desmantelar el sistema de empleo público
conocido como “cuenco de hierro para el arroz” (2). Para los profesionales de la
empresa, una de las repercusiones más destacadas de las nuevas prioridades del
PCC es la introducción de conceptos y actitudes propias de la sostenibilidad y
la responsabilidad social corporativa en el ámbito empresarial del país
asiático.
Existen tres factores que hacen de la responsabilidad social de la empresa un
concepto natural para la sociedad china: las formas de cognición social (3), las
peculiaridades culturales de los pueblos del Este asiático (derivadas en gran
medida de la herencia filosófica del confucianismo (4), y la particular
interpretación que de la teoría socialista hace actualmente el régimen chino.
Para citar
este artículo puede utilizar
el siguiente formato:
Nieto Martínez, P.::
"‘He Xie She Hui’, una sociedad armoniosa ¿Es posible la responsabilidad social corporativa en China?"
en Observatorio de la
Economía y la Sociedad de
China Nº 13, junio
2010. Accesible a texto
completo en
http://www.eumed.net/rev/china/
De acuerdo con las investigaciones de la psicología cognitiva, los asiáticos
tienden a otorgar a las relaciones sociales una importancia mayor. Un ejemplo de estas diferencias en la
cognición es el experimento realizado por Morris y Peng (5). En dicho experimento,
se mostraba a dos grupos de estudiantes en China y en los Estados Unidos un
corto de dibujos animados en el cual un pez azul interactuaba con un grupo de
otros peces. Después se les pedía valorar el grado en el que los movimientos del
pez azul estaban influidos por factores internos (e.g. hambre) o externos (e.g.
los demás peces). En general, los estudiantes chinos consideraban los factores
internos como menos influyentes que los factores externos (6). Para el grupo de
estudiantes americanos sucedía al contrario. Este tipo de estudios apunta una
conclusión: al comprender, los occidentales tienden a entender el comportamiento
social como motivado por actitudes individuales. Los individuos que pertenecen a
culturas del Este de Asia atienden a la armonía general en su interpretación de
la realidad, comprendiéndose el comportamiento social de acuerdo con las
relaciones interpersonales, los roles y las circunstancias.
La actitud respecto a las relaciones interpersonales viene en gran medida
determinada por la herencia cultural. Uno de los principales modelos para
interpretar las diferencias culturales es el desarrollado por Geert Hofstede (7).
Hofstede distingue cinco dimensiones (distancia respecto al poder,
individualismo o colectivismo, masculinidad
o feminidad, rechazo de la incertidumbre y orientación a corto o a largo plazo)
que ayudan a explicar las diferencias en los valores nacionales.
La orientación a largo plazo representa el grado en que una sociedad exhibe una
perspectiva pragmática hacia el futuro en contraposición a un punto de vista
enfocado sobre el presente inmediato. De los 64 países analizados por Hofstede
en su estudio de 2001, China fue el que presentó una mayor orientación a largo
plazo (8).
Así mismo, China presentó un alto grado de colectivismo, entendiendo esta
dimensión como la tendencia de las personas a “pertenecer a grupos amplios de
relaciones sociales que garantizan protección a cambio de lealtad” (9). En culturas
individualistas como la anglosajona, la identidad es privada. Las personas son
conscientes del “yo”,
expresan las opiniones como propias y persiguen la realización personal. En
culturas colectivistas las personas son especialmente conscientes del
“nosotros”. Su identidad se basa en el sistema social al cual pertenecen. El
sentido de la vergüenza o la deshonra es de gran importancia pues los errores se
reflejan no sólo sobre el individuo, sino sobre todo el grupo. Las normas y
necesidades comunes se anteponen a las de la persona. Un valor tradicional de
las culturas que combinan el colectivismo con una marcada orientación a largo
plazo es la reverencia por la naturaleza. Abundan los símbolos naturales para
definir y transmitir las ideas, la naturaleza se experimenta dentro de una
relación de intercambio.
En estos momentos, China experimenta una doble contradicción. Por un lado las
necesidades del crecimiento económico están creando riqueza pero, a la vez, una
sociedad más desigual que enfrenta graves problemas medioambientales (10). Por otro
lado, los valores tradicionales de la civilización china (que otorgan una
importancia capital a la posición del individuo dentro de la colectividad)
chocan con el individualismo de las formas económicas desarrolladas en
Occidente. En este sentido, la responsabilidad social de la empresa y la sostenibilidad se perfilan como conceptos útiles para armonizar las
contradicciones del desarrollo económico chino.
Las diversas tensiones sociales deben ser resueltas por un Partido Comunista
Chino que ha aceptado la economía de mercado pero que, a la vez, no renuncia al
socialismo como doctrina raíz de todas sus políticas. Los gobernantes chinos han
hecho del pragmatismo y de la constante revisión del sistema de teorías que
conforman el “socialismo con características chinas” la base de su gobierno (11). En
estos momentos, la idea de desarrollo sostenible, que implica equilibrar las
dimensiones económica, social y medioambiental del crecimiento, se ajusta a los
objetivos
del partido comunista de crear una “sociedad armoniosa”.
El gobierno chino está llevando a la práctica todos estos conceptos con rapidez
y rigor, especialmente en el ámbito medioambiental. En julio del año pasado
lanzó una “política de crédito verde” con el objetivo de que los bancos
suspendan la concesión de préstamos a aquellas industrias más contaminantes o
con mayor nivel de con-sumo energético. Las empresas que contaminen o
despilfarren una cantidad excesiva de energía no podrán recibir créditos y se
les exigirá la devolución de los préstamos que hubieran obtenido si son
culpables de infringir los reglamentos de protección del medio ambiente.
En la misma línea, China acaba de iniciar el primer censo de contaminación a
escala nacional con el objetivo de investigar e identificar las principales
fuentes de contaminación de una forma precisa, apoyándose así el diseño y la
adopción de nuevas políticas ecológicas (para la elaboración del censo se han
formado más de 400.000 encuestadores).
En lo que respecta a la empresa multinacional, el Primer Ministro chino, Wen
Jiabao, declaró en la XI Asamblea Popular Nacional que “se limitará o prohibirá
la inversión extranjera en proyectos que son de uso intensivo de energía o
altamente contaminantes”.
No todas las acciones son de carácter punitivo. La Ley para las Energías
Renovables, en vigor desde enero de 2006, establece que este tipo de fuentes de
energía deben proporcionar, hacia 2020, un 15% del consumo energético. La
inversión planificada supera los 180.000 millones de dólares.
En el ámbito empresarial, las grandes corporaciones chinas de propiedad estatal
han comenzado ya a adoptar responsabilidades sociales, incluyendo el desarrollo
sostenible dentro de su planificación estratégica. Pese a que, por el momento,
no es una medida obligatoria, las principales empresas del Estado (Baosteel,
Sinopec, China Alumium…) han comenzado a publicar informes de sostenibilidad.
En el Informe de Desarrollo Sostenible 2006 de Sinopec (China Petroleum and
Chemical Corporation), el presidente de esta empresa pública hace toda una
declaración de intenciones que abarca los principales ámbitos de la RSC: “La
compañía operará con integridad, cuidará de sus empleados, proveerá productos
limpios y seguros, creará oportunidades de empleo en la comunidad, asistirá a
los grupos más desfavorecidos y contribuirá al desarrollo armónico entre los
negocios y la sociedad”. Es especialmente destacable la introducción de los diez
principios del Global Compact de las Naciones Unidas en la estrategia
corporativa: “Como miembro del UN Global Compact, Sinopec apoya los diez
principios y los cumple a través de la reforma y el desarrollo de la
empresa.” (12)
De cualquier forma, la adopción y la promoción de la responsabilidad social
corporativa por parte del gobierno chino puede mirase con recelo. En primer
lugar, debemos preguntarnos hasta qué punto el consumidor chino está realmente al tanto del
significado y la importancia de la responsabilidad social corporativa (algo
considerado como fundamental para el desarrollo de la idea en los países
occidentales). Existen razones para dudar de la conciencia del consumidor chino
sobre cuestiones como el calentamiento global o el abuso de los recursos
naturales.
Otra posible objeción se deriva de la naturaleza del sistema político chino.
China no es una democracia (al me-nos tal como la entendemos en Occidente) y,
por tanto, los informes de sostenibilidad y las actividades de sus empresas
públicas no pueden ser revisados o criticados con total libertad dentro del
país. Es más, la crítica al comportamiento socialmente responsable de la empresa
pública china podría llegar a considerarse una critica al status quo imperante.
Puede que las acciones del gobierno sean positivas desde un punto de vista
objetivo, pero no dejarán de estar determinadas por un poder centralizado. El
diálogo entre grupos de interés se verá restringido por las limitaciones a la
libertad de expresión.
Aun así, dentro del propio partido comunista y de la sociedad china existen
corrientes de pensamiento en debate. Esto puede ser un buen punto de partida
para considerar dicho diálogo como “otra forma” de relación entre stakeholders.
La responsabilidad social de la empresa en China debe tomarse como un esfuerzo
por armonizar la actividad económica y empresarial con los intereses de la
sociedad en su conjunto dentro de un sistema político diferente al imperante en
Occidente.
La influencia que puede tener el desarrollo de la responsabilidad social
corporativa en China sobre la teoría y la práctica del concepto a nivel mundial
no debe subestimarse. La República Popular se está convirtiendo en una de las
principales potencias políticas y económicas del planeta. La importancia de su
mercado es pareja al tamaño de su población. Cuando el gobierno chino se dispone
a solucionar un determinado problema suele utilizar medidas de gran amplitud y
rigor que, de tener éxito y ser políticamente aceptables, podrían servir de
referencia para los estados occidentales. La herencia cultural china y la
naturaleza de su sistema político pueden propiciar grandes innovaciones en las
formas de organización y gestión de la empresa. La responsabilidad social tiene
en China un suelo fértil donde diversificar enfoques y prácticas. Dada la
rapidez de los cambios en el país asiático puede que veamos las novedades muy
pronto.
NOTAS
1 Xinhua, 16/10/2007 (http://www.xinhuanet.com/home.htm)
2 tie fàn wan, término chino con el que se identifican aquellos empleos que
garantizan seguridad laboral y una renta estable. Militares y funcionarios
públicos se consideran poseedores de este “cuenco de hierro para el arroz”. El
“cuenco de hierro”, al contrario de lo que ocurre con un cuenco de cerámica,
puede caer al suelo en repetidas ocasiones sin romperse, esto es, el empleado
puede cometer numerosos errores sin perder su empleo.
3 La cognición social es una rama de la psicología que estudia cómo las personas
procesan la información social, especialmente en lo que se refiere a su
codificación, almacenamiento, recuperación y aplicación.
4 Confucio (551 a.C. – 479 a.C.) fue un filósofo chino cuyas enseñanzas han
influido profundamente el pensamiento y las formas de vida de las sociedades
china, coreana, vietnamita y japonesa. Su filosofía hace especial énfasis en la
moral personal y de los gobernantes, y en la correcta forma de desarrollar las
relaciones sociales.
5 Morris, M.W. y Peng, K. (1994) Culture and cause: American and Chinese
attributions for social and physical events (Journal of Personality and Social
Psychology, 67, 949-971).
6 En este sentido, para entender el idioma chino es esencial considerar el
contexto de la comunicación. Un mismo carácter chino pueden asociarse a
múltiples significados y cumplir funciones gramaticales distintas según su
interrelación con el resto de caracteres y su posición en la frase.
7 Cultures and Organizations, Software of the Mind (2º ed., McGraw-Hill, 2005).
8 Japón, Taiwán, Vietnam y Korea siguen a China en lo que a mayor orientación en
el largo plazo se refiere. El estudio de Hofstede puntúa cada una de las
dimensiones para poder comparar con facilidad las diferentes culturas
nacionales. La puntuación de China en la dimensión “orientación a largo plazo”
fue de 118. La puntuación de Japón fue de 80. España, Estados Unidos y Suecia
obtuvieron puntuaciones de 19, 29 y 33 respectivamente.
9 Understanding Cultural Paradoxes, Marieke de Mooij (2º ed. Sage Publications,
Inc, 2005).
10 Ver The environmental awareness of environmental protection bureaucrats in the
People's Republic of China, Kwai Wong & Hon S. Chan (2006).
11 “No existe final para la práctica y la innovación. Debemos emancipar nuestras
mentes, extraer la verdad de los hechos objetivos, mantener el paso con los
nuevos tiempos, hacer cambios e innovaciones audaces, alejarnos de la rigidez o
del estancamiento, no temer los riesgos, ampliar nuestro camino de socialismo
con características chinas y asegurarnos de que la verdad del Marxismo de la
China contemporánea brille aun más.” Hu Jintao, informe al XVII Congreso del PCC
(24/10/2007).
12 El informe completo está disponible en http://english.sinopec.com/