CHINA Y LAS MISIONES DE PAZ DE NACIONES UNIDAS
Xulio Ríos
Desde finales de los años 80 del siglo pasado, China ha participado en
diferentes operaciones de mantenimiento de la paz de Naciones Unidas, aportando militares,
policías y funcionarios civiles. En septiembre de 1988, Beijing solicitó
oficialmente ingresar en el Comité Especial de Naciones Unidas para las Operaciones de Mantenimiento de la Paz (1). En abril de 1990, envió cinco observadores
militares a la Organización de Supervisión de la Tregua, en Oriente Medio, la de mayor
antigüedad de Naciones Unidas. Por otra parte, en el período 1992-93 envió cuerpos de
ingenieros en dos ocasiones a la Autoridad de Transición de las Naciones Unidas en Camboya,
siendo esta la primera vez que desplazó efectivos militares. El 12 de enero de
2000, un primer cuerpo de policías chinos llegó a Timor Oriental, ahora presentes también
en diferentes países y regiones. En 2002, coincidiendo con el inicio del mandato
del presidente Hu Jintao, China se adhirió formalmente al mecanismo de
disponibilidad para estas operaciones. En 2003, envió un contingente de ingenieros y médicos a
la misión en la República Democrática del Congo, siendo la primera vez que China
aportó una formación de tropas a una operación en África. Ese mismo año, China envió a
la misión en Liberia la más numerosa de sus unidades, integrada por más de
quinientos efectivos. La primera vez que China participó en una operación de la ONU en el
hemisferio occidental, enviando una formación de agentes de policía, fue en
Haití en 2004. En la actualidad, de las 17 misiones de paz en activo, China tiene
presencia en 11 de ellas (2).
Para citar
este artículo puede utilizar
el siguiente formato:
Ríos, X.:
"China y las misiones de paz de Naciones Unidas"
en Observatorio de la
Economía y la Sociedad de
China Nº 09, diciembre
2008. Accesible a texto
completo en http://www.eumed.net/rev/china/
La decisión china de involucrarse de forma creciente en estas operaciones no es
un hecho fortuito. Muy al contrario, es manifestación, por una parte, del
significativo cambio operado en relación a su percepción del exterior, superando no ya el
aislamiento (Con nuestros propios medios, zi ji dong shou ....), propio del período maoísta
(1949-1978) sino también el de la China milenaria que, orgullosa de sí misma,
vivía de espaldas al resto del mundo. Asimismo, esta implicación es inseparable de la
misma estrategia que le ha llevado a ingresar en la Organización Mundial del Comercio
(OMC) o que le ha despertado el interés por organizar los Juegos Olímpicos,
recientemente clausurados en Beijing, o la Expo Mundial de 2010 en Shanghai. China, con las
limitaciones derivadas de su nivel de desarrollo, quiere participar ahora en los
asuntos mundiales y ser aceptada como parte interesada en la gestión de lo global. Por
último, evidencia también una progresiva asunción de responsabilidades en el marco internacional, a sabiendas de que su singularidad actual le permite ejercer como
país en vías de desarrollo que, al igual que muchos otros, tanto puede aportar tropas a
estas misiones como, a diferencia de ellos, tener voz en los debates y decisiones que
a este respecto debe abordar el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, donde dispone
de asiento permanente y poder de veto, aumentando el nivel de confianza en sus
propias capacidades. (3)
Igualmente, dicha estrategia, favorecida por el espectacular crecimiento de su
economía en las últimas décadas, es coherente con su visión de las relaciones
internacionales, también en proceso de transición y adaptación, y el propósito
de contribuir al fortalecimiento del papel de la ONU y del multilateralismo, cada
día menos retórico y con menores condicionantes, por lo que cabe imaginar que esa
participación en las operaciones de mantenimiento de la paz se irá ampliando en el futuro, al
tiempo que evolucione su incuestionable apego a la intangibilidad del principio de
soberanía nacional aún asociado a una concepción claramente maximalista. Esa renovada
voluntad política de inserción en el mundo ha dejado a un lado las reticencias mostradas
en un pasado no tan lejano, pero sin despejar del todo la naturaleza y homologación de
su compromiso. Por otra parte, la participación en estas misiones contribuye a
facilitar su reconocimiento universal, rebajar el nivel de hostilidad o desconfianza exterior
y a mejorar su imagen de país comprometido con la pacificación, la búsqueda de
soluciones a los conflictos y la adhesión a una comunidad internacional que encara amenazas
y desafíos para los que no ha encontrado aún soluciones muy eficaces.
Los requisitos exigidos por China para adherirse a estas misiones incluyen, primero, que las operaciones cuenten con el consentimiento de los países o
partes interesadas; segundo, que mantengan una posición neutral; tercero, el recurso a
la fuerza solo debe producirse en caso de defensa propia. Todos ellos son principios universalmente reconocidos y teóricamente observados en las diferentes misiones
en las que China participa.
En África
En la actualidad, alrededor de 1.500 efectivos chinos participan en África en
misiones de mantenimiento de la paz. El marco general de esa presencia tiene en
cuenta tres factores principales. En primer lugar, el fomento de la cooperación con la
Unión Africana y demás organizaciones regionales del continente en un marco de diálogo
y consulta permanente que no solo atiende a los conflictos en sí, sino también a
la integración económica y el desarrollo social, elementos que considera
indispensables para afirmar la viabilidad y el éxito de los procesos de paz; en segundo lugar,
desarrollar formas de cooperación militar o ayuda a la formación junto a las demás potencias
implicadas en la región; en tercer lugar, afianzar las perspectivas de una mayor
influencia en el continente, rico en recursos naturales y materias primas,
impulsando vías complementarias que contribuyen a tejer una tupida red de intereses que
incluyen el sector público y privado, abarcando ámbitos como la educación, las
infraestructuras básicas o la salud (4), y atendiendo también a factores de índole estratégica
que pueden advertirse en su presencia en el Cuerno de África o en aquellos países que
tienen acceso al Mar Rojo.
China cuenta hoy con participación en las misiones de paz existentes en Sudán,
Liberia, Sahara Occidental, República Democrática del Congo, y Etiopía-Eritrea.
En total, más de 3.000 efectivos participan en los diferentes dispositivos,
convirtiendo este continente en la principal referencia de su presencia exterior a este nivel.
Las relaciones de China con Sudán se remontan a finales de la década de los 70
del siglo pasado, cuando los cambios geopolíticos en la zona le refuerzan como
proveedor de armamento del régimen de Jartum. El largo conflicto sudanés, entre
las poblaciones árabes del Norte y el gobierno del Sur, finalizó en 2005. La
resolución 1547, aprobada el año anterior, creó la UNAMIS (United Nations Advance Mission
in the Sudan) (5), con el fin de facilitar los contactos entre las partes
afectadas, apoyar la mediación del IGAD (Inter-Governmental Authority on Development), preparar el
despliegue militar y del personal civil y facilitar apoyo a la población,
asegurando la aplicación del Comprehensive Peace Agreement (6). China contribuye con efectivos
militares y policiales.
Por otra parte, UNAMID (United Nations African Union Mission in Darfur) (7) creada en 2001 a través de la resolución 1769, es una operación híbrida entre la
Unión Africana y Naciones Unidas destinada a viabilizar la aplicación de los acuerdos
de paz en Darfur, región situada en la parte occidental de Sudán. En ella participan un
total de 319 efectivos chinos, de los que 318 son solados y 1 observador militar (8).
La participación china en estas misiones de paz es objeto de cuestionamiento por
su condición de suministradora de armamento al gobierno sudanés, medios que se
han utilizado ampliamente en el conflicto interno. Por otra parte, China cuenta con
importantes concesiones petroleras en Sudán, ubicándose parte de ellas en la
citada región de Darfur. China, por otra parte, es el principal beneficiario del crudo
sudanés, cuenta con un 40% de participación en la petrolera estatal sudanesa y dispone de
presencia efectiva en cuatro de los seis mayores yacimientos.
En África del Este, una vez extinguida la misión en Sierra Leona, de la que China también fue contribuyente con personal militar, siguen en vigor dos
misiones: la ONUCI (9), con base en Côte d’Ivoire, y la UNMIL (10), en Liberia. En el primer
caso, país rico en cacao pero también en diamantes y petróleo, China participó hasta
2006 con 6 observadores militares (11). En la vecina Liberia, y en colaboración estrecha
con la misión de Côte d’Ivoire, la UNMIL acoge un total de 566 efectivos militares
chinos, además de 4 observadores militares y 10 policías (12). En esta región cabe
destacar también la importancia de los recursos pesqueros, advirtiéndose una cada vez
mayor presencia china en su explotación.
En cuanto a la MINURSO (13), creada en 1991 por la resolución 690, es una misión especialmente importante para China ya que, desde agosto del pasado año,
su mando es ejercido por un comandante chino, Zhao Jingmin, contando con un total
de 13 observadores militares propios de los 224 efectivos del contingente (14).
También aquí, además de los recursos naturales, incluyendo los pesqueros, la relación con
Marruecos (una de sus principales prioridades en África) interesa especialmente a China y
las declaraciones de sus principales líderes aludiendo a las similitudes entre el
contencioso saharauí y taiwanés, cuestionan severamente su neutralidad, abundando en la
extrema dependencia de su concepción multilateralista respecto a la satisfacción de sus
propios intereses inmediatos.
Por lo que se refiere a la República Democrática del Congo, la Misión de Observación, MONUC (15), iniciada en 1999 cuenta hoy con la participación de 218
soldados chinos y 16 observadores militares (16). La implicación económica de
China en Congo ha experimentado un salto importante en los últimos años, con presencia
creciente en la construcción de diferentes infraestructuras educativas,
sanitarias y de comunicación, lo que facilita también la expansión de sus empresas en los
sectores más atractivos como la explotación del oro, los diamantes, el petróleo, el cobre, el
cobalto y el coltán. En 2003, Congo se convirtió en la primera misión de este tipo que
contó con la participación de mujeres chinas.
Los conflictos fronterizos entre Etiopia y Eritrea justificaron la creación de
la UNMEE (17) en 2000, integrada por un centenar de observadores militares y
personal civil. Recientemente finalizada, la participación china (18). es inseparable de
la importancia estratégica de la zona, en razón de los enclaves marítimos eritreos
en el Mar Arábigo, cerca de Yemen y de Arabia Saudita. En los últimos años, China ha
multiplicado sus donaciones a Etiopía.
Así pues, la presencia de cascos azules de nacionalidad china en África es cada
vez más significativa y reveladora de su interés por un continente, en el cual
su proyección, nutrida por los lazos establecidos durante el auge del discurso tercermundista del periodo maoísta y hoy reforzado por el fomento de la
cooperación Sur-Sur y el incremento de sus capacidades económicas, aumenta de forma
exponencial, ofreciendo una variable complementaria que, a ojos de los países africanos,
amplía su compromiso con la estabilidad del continente y facilita el avance de su
influencia en detrimento de las potencias tradicionales.
En Oriente Medio
Si bien África constituye el escenario preferente de la presencia del gigante
oriental, en Oriente Medio, China dispone de presencia en la FPNUL (19), en
Líbano, y en la Misión de Paz de Oriente Medio, la ONUVT (20). China participa con 4 observadores en la ONUVT (21)) y con 343 efectivos militares en la FPNUL (22).
Esta participación constituye un mecanismo de estímulo de la influencia en la zona,
rica en recursos energéticos, enviando un mensaje positivo a los demás países árabes de
la región al evidenciar una voluntad de implicación en el logro de la paz. En la
zona, China mantiene importantes acuerdos energéticos con Arabia Saudita y con Irán.
Haití y Timor-Leste
China participa igualmente en la MINUSTAH (Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití) (23), creada en 2004, con un total de 127 policías
(24). País pobre en extremo, el principal interés de Haití radica en la subsistencia de los
vínculos de Puerto Príncipe con la República de China o Taiwán, que Beijing quisiera ver
rotos definitivamente.
Por otra parte, en Timor-Leste, la UNMIT (25), creada en 2006 a través de la resolución 1704, China ha fomentado su presencia (2 observadores y 21 policías)
(26), haciendo notar su interés por la estabilidad y la paz en su entorno más próximo,
inseparable no obstante de intereses económicos y estratégicos como las reservas
energéticas presentes en el mar de Timor (valoradas en más de 20 mil millones de
dólares) o la necesidad de hacer frente a la creciente influencia australiana.
Conclusiones
La participación china en las misiones de paz demuestra su capacidad de adaptación al sistema internacional y es una consecuencia más de su largo
proceso de transición, cuyas implicaciones se trasladan de lo meramente económico a otras
dimensiones, incluyendo la diplomática. Esa participación, además de contribuir
a la seguridad colectiva y a afianzar el multilateralismo como propuesta de futuro,
tiene por objeto ganar influencia y proteger y desarrollar sus propios intereses, cada día
más interdependientes.
Por otra parte, la aportación china es un hecho especialmente positivo cuando
estas operaciones están practicamente al límite de sus posibilidades en el marco
actual, cuando los principales países aportadores de cascos azules (India, Pakistán,
Bangladesh, etc.) se muestran cada vez más reticentes a asumir mayores riesgos y cuando la
escala de estas operaciones sugiere una ampliación del número de misiones y efectivos
que sobrepasa la capacidad de contribución de los estados y los servicios de la ONU
que las gestionan. (27)
Pasando de las palabras a los hechos, la implicación china en las misiones de
paz es, por otra parte, una forma de “probar” que su desarrollo no constituye una
amenaza para el mundo sino que le permite contribuir de mejor modo a la paz y la
seguridad internacionales, fomentando vinculos de diversa naturaleza y contribuyendo a modernizar las prácticas y el ideario de sus fuerzas armadas, a través del
contacto con efectivos de otros países. Asimismo, cuando en diversas misiones se han
denunciado faltas graves de los cascos azules, la insistencia en manifestar altas
cualidades morales constituye una de las exigencias básicas de los efectivos chinos.
Otro factor visible al que China presta especial atención se refiere al compromiso con el desarrollo local. Sus contingentes incluyen ingenieros que rehabilitan carreteras o construyen puentes; o equipos médicos que atienden las
necesidades de una población civil totalmente marginada del acceso a la salud.
La visión china de las operaciones de mantenimiento de la paz incluye la atención a
campos como la asistencia en la reconstrucción económica, consciente de que el
origen de los confictos es habitualmente inseparable del atraso y el subdesarrollo.
Los factores de índole política están muy presentes en las decisiones chinas. En
primer lugar, en su apuesta por fortalecer el papel de las organizaciones
regionales y el fomento de la cooperación como mecanismo esencial para afrontar las amenazas a
la seguridad. En segundo lugar, por la utilización de estas misiones como palanca
para ganar influencia, mejorar su imagen global y abrir paso a la gestión de otros
intereses complementarios o reforzar su presencia a este nivel en aquellos sectores de
mayor interés estratégico. Por último, el tira y afloja permanente para aislar a la
República de China y reducir a la mínima expresión su nivel de reconocimiento diplomático,
explica algunas de sus actuaciones. En este sentido, a la capacidad de atracción de su
poder económico se suma una presencia in situ de gran trascendencia bien sea para
impedir pasos atrás o ampliar la cartera de aliados diplomáticos.
La participación en estas misiones del Ejército Popular de Liberación, muy ideologizado, puede tener, por el momento, consecuencias muy limitadas en el
orden interno, habida cuenta de la dimensión numérica de sus efectivos totales y la
tendencia a organizar –y aislar-unidades específicas a este nivel, pero el contacto con
agrupaciones de otros países puede resultar una experiencia enriquecedora con proyección más
allá del ámbito estrictamente castrense.
La general coincidencia de intereses (económicos, estratégicos, etc.) de gran
alcance en las misiones que cuentan con participación china, supone igualmente
un ensayo de protección de sus intereses, hoy resumidos en la búsqueda del
equilibrio y unos beneficios igualitarios que no siempre están al alcance de la parte más
débil. Sin otra presencia en el exterior, pero con ambiciones crecientes en diversas partes
del mundo, esta anticipación pudiera abrir camino a otras formas, hoy oficialmente
descartadas, de protección de sus intereses.
La neutralidad de esta presencia presenta como hipoteca, además de los intereses
citados, el mantenimiento de sólidas alianzas políticas con algunas de las
partes en conflicto, lo que hace dudar de su capacidad para evitar prácticas selectivas y
tendenciosas.
En suma, la incorporación china a las misiones de paz de Naciones Unidas es un
hecho globalmente positivo, aunque no se justifica por sí sola en una
bienintencionada y desinteresada disposición a contribuir a la paz mundial, sino que también está
condicionada por la necesidad de acceder a determinados recursos estratégicos,
ganar influencia política o mejorar su imagen global.
Xulio Ríos es director del Observatorio de la Política China (Casa Asia-IGADI) y
autor de “China: de la A a la Z” (Madrid, Editorial Popular, 2008).
El autor agradece la valiosa colaboración prestada por Carmen Antolín Pichel en
la recopilación de información para realizar este artículo.
NOTAS
(1)
http://www.un.org/spanish/Depts/dpko/dpko/
(2) http://www.un.org/spanish/Depts/dpko/dpko/
(3) Li Jie, The transition of the Internacional System: From the Perspectiva of
the Theory of Responsability, en China Internacional Studies, Winter 2007; Ma Zhengang, China’s Responsability and the “China Responsability” Theory, en China Internacional Studies, Summer 2007.
(4) SHELTON, Garth. China, “África y Sudáfrica. Avanzando hacia la cooperación
Sur-Sur”. En publicación: Política y movimientos sociales en un mundo hegemónico. Lecciones
desde África, Asia y América Latina. Borón, Atilio A.; Lechini, Gladys. CLACSO, Consejo
Latinoamericano de Ciencias Sociales, Buenos Aires. Julio 2006.
(5) http://www.un.org/Depts/dpko/missions/unmis/background.html
(6) El 9 de enero do 2005 el gobierno de Sudán, representado por el vicepresidente
Ali Osman Taha y el Movimiento Popular de Liberación de Sudan (SPLM/A, en inglés), representado
por John Garang, suscribieron en Nairobi (Kenia) el Comprehensive Peace Agreement (CPA),
que incluye disposiciones relacionadas con la seguridad, el reparto del poder en la capital
(Jartum), la autonomía para el sur, y una distribución más equitativa de los recursos
económicos, incluyendo el petróleo.
(7) http://unamid.unmissions.org/Default.aspx#
(8) http://www.operationspaix.net/-MINUAD
(9) http://www.onuci.org/
(10) http://unmil.org/
(11) http://www.operationspaix.net/-ONUCI-.
(12) http://www.operationspaix.net/-MINUL
(13) http://www.minurso.unlb.org/
(14) http://www.operationspaix.net/-MINURSO
(15) http://www.monuc.org/Home.aspx?lang=en
(16) http://www.operationspaix.net/-MONUC
(17) http://unmee.unmissions.org/
(18) http://www.operationspaix.net/-MINUEE
(19) http://www.un.org/spanish/Depts/dpko/unifil/
(20) http://www.un.org/spanish/Depts/dpko/untso/
(21) http://www.operationspaix.net/-ONUST
(22) http://www.operationspaix.net/-FINUL
(23) http://www.un.org/spanish/Depts/dpko/minustah/
(24) http://ar.china-embassy.org/esp/xwdt/t169209.htm
(25) http://www.unmit.org/
(26) http://www.operationspaix.net/-MINUT
(27) Morris, Harvey, en Jeune Afrique nº 2473, del 1 al 7 de junio de 2008.