LAS RELACIONES ENTRE EL GOBIERNO DE DUARTE FRUTOS Y TAIWÁN
Javier Diéguez Suárez (CV)
Tras cinco años de férrea alianza entre el gobierno paraguayo y su par taiwanés,
la victoria de Fernando Lugo en las pasadas elecciones presidenciales ha situado
en un punto crítico la hasta ahora inquebrantable lealtad paraguaya a la
República de China. Ante ese incierto panorama es más conveniente que nunca
analizar la realidad que ha caracterizado las relaciones entre el gobierno de
Duarte Frutos y Taiwán, ya que en buena medida ello contribuye a explicar la
difícil situación a la que se enfrenta la tradicional alianza paraguayo-taiwanesa
tras la victoria de la oposición.
En Setiembre de 2003, a sólo un mes de su llegada al poder, el flamante
presidente paraguayo Nicanor Duarte Frutos llevó a cabo una encendida defensa
del gobierno de la República de China ante la Asamblea General de las Naciones
Unidas, instando a las demás naciones a apoyar las pretensiones taiwanesas de
conseguir un asiento en la ONU. Cinco años después, el entendimiento y la
alianza entre el tradicional partido oficialista paraguayo, el Partido Colorado,
con las autoridades de la República de China no han hecho más que aumentar,
aunque el futuro que parece esperar a la tradicional amistad paraguayo-taiwanesa
dista mucho de ser idílico, ya que la negativa percepción que gran parte de la
oposición tiene de la diplomacia taiwanesa ha ido incrementándose a medida que
el gobierno de Duarte Frutos estrechaba sus lazos con el gobierno de Chen Shui-bian.
Para citar
este artículo puede utilizar
el siguiente formato:
Diéguez Suárez, J.:
"Las relaciones entre el gobierno de Duarte Frutos y Taiwán"
en Observatorio de la
Economía y la Sociedad de
China Nº 07, junio
2008. Accesible a texto
completo en http://www.eumed.net/rev/china/
En estos cinco años las relaciones entre el gobierno de Duarte Frutos y la
República de China se han basado en la férrea defensa del gobierno de Taiwán,
por parte de Paraguay, en organismos multilaterales -Mercosur- e internacionales
–ONU, OMS...- y en un flujo continuo de donaciones y créditos concedidos al
gobierno paraguayo por el gobierno de Taipei. Gracias a esos créditos el
gobierno de Duarte Frutos ha llevado a cabo un extenso programa de construcción
de viviendas populares, el mayor llevado a cabo jamás en la nación sudamericana,
con la finalidad de proteger a los sectores más carenciados de la sociedad
paraguaya. El programa, financiado por Taiwán con unos 56 millones de dólares,
ha estado rodeado de contínuas polémicas y escándalos; en efecto, desde las
filas de la oposición se ha criticado el más que evidente uso populista que el
presidente paraguayo ha dado a la construcción de viviendas populares, además de
la vinculación de éstas con la campaña electoral de Duarte Frutos. Y es que,
efectivamente, la construcción de viviendas populares gracias a las ayudas
taiwanesas fue uno de los compromisos electorales de Duarte en el 2003, además
de ser uno de los logros personales reivindicados por el presidente en las
elecciones del pasado 20 de abril. La oposición también ha criticado la ausencia
de transparencia en el control y gestión de esas ayudas, ya que incluso parte de
esos créditos llegó a destinarse a ONG’s vinculadas a empresarios1 y, por si
fuera poco, muchas de las viviendas populares construidas adolecían de graves
problemas estructurales que las hacían prácticamente inservibles2.
Además de los créditos destinados a viviendas populares, Paraguay también ha
recibido en estos cinco años infinidad de donaciones de Taiwán que, en
ocasiones, recibieron un total rechazo de la oposición. El caso más célebre tuvo
lugar pocos días antes de la llegada del presidente Chen Shui-bian a Paraguay en
abril de 2006, tras la donación del embajador taiwanés de 200.000 doláres
destinados a la compra de 110 computadoras portátiles para los miembros del
Congreso paraguayo, donación tachada de “infame y corruptora” por parte de
importantes parlamentarios opositores, como el liberal Miguel A. Saguier, que
incluso abogaron por romper relaciones con Taiwán y establecerlas con la China
Continental y que derivó en el boicot de la casi totalidad de la oposición
paraguaya –PPS, PQ, PLRA, PEN y UNACE- a la sesión de honor preparada al
presidente Chen en el Congreso paraguayo. Boicot que fue, si cabe, aún más
hiriente pare el mandatario taiwanés ya que el actual edificio del Congreso
paraguayo fue construido recientemente gracias a una donación taiwanesa de 20
millones de dólares.
Por otra parte, cabe decir que en estos cinco últimos años se ha hecho más
evidente que nunca la verdadera naturaleza de la alianza entre Paraguay y
Taiwán, ya que si la República de China encuentra en Paraguay un aliado
inquebrantable e importantísimo, sobre todo en el Mercosur, para Paraguay las
donaciones y créditos taiwaneses suponen un continuo aporte anual de fondos, que
se miden en millones de dólares. Ello se ve claramente, además, repasando
brevemente las recíprocas visitas oficiales de altas personalidades entre ambos
países y sus consecuencias económicas. Y es que si tras la primera visita del
vicepresidente paraguayo a Taiwán en febrero de 2004 Luis A. Castiglioni
retornaba a Paraguay con una nueva donación de 30 millones de dólares y el
aplazamiento del pago de la deuda de 400 millones de dólares contraída por
Paraguay con diversos bancos taiwaneses, dos años después Chen Shui-Bian, en el
transcurso de su visita a Paraguay, ofrecía subsidios por valor de 250 millones
de dólares a los empresarios taiwaneses que desearan invertir en Paraguay. Y de
nuevo un año más tarde, en la segunda visita oficial de Nicanor Duarte a Taiwán,
éste conseguía que las autoridades isleñas le concedieran una nueva donación de
71 millones de dólares. Los intereses del viaje presidencial quedaron refeljados
de manera genial en la prensa del país sudamericano; y es que si el 30 de
septiembre el diario de mayor tirada del país, el periódico ABC Color,
encabezaba uno de sus artículos de manera irónica con un “Confirman viaje
presidencial a Taiwán para traer más dinero”, el 5 de octubre se podía leer
“Nicanor va con un listado de pedidos para Taiwán” y, por último, en la portada
del 14 de octubre afirmaba “Nicanor volvió ayer de Taiwán con US$ 71 millones y
retomó su cargo”. Titulares que, como decíamos, muestran a la perfección el
verdadero interés que ha tenido para el gobierno de Nicanor Duarte la amistad
con Taiwán, aunque esa política haya sido ampliamente criticada por la oposición
paraguaya a causa del manejo politico de las ayudas, a su vinculación con casos
de corrupción y a que la cooperación taiwanesa se basaba en donaciones y no en
inversiones productivas.
Por último, en este breve análisis de las relaciones entre el gobierno de Duarte
Frutos y la República de China no debemos obviar uno de los aspectos que ha
tenido mayor repercusión y relevancia en estos cinco años, y que no es otro que
el de las constantes presiones a las que se ha visto expuesto el gobierno
paraguayo por parte de sus vecinos del Mercosur, a causa de su alianza con
Taiwán. Efectivamente, la ofensiva de la República Popular de China en torno a
Paraguay se ha valido de múltiples vías, entre las que destacan su acercamiento
a la oposición y a los empresarios paraguayos y, también, la presión ejercida
por los grandes socios del Mercosur, Brasil y Argentina, a su favor. Y es que,
efectivamente, desde China continental se pidió a principios del año 2004 tanto
al presidente argentino como al brasileño que intercedieran ante el gobierno de
Paraguay para que aceptara establecer relaciones diplomáticas con la República
Popular y reconociera el principio de “una sola China”, pedidos a los que
respondieron afirmativamente Néstor Kirchner y Lula da Silva, presiones que se
hicieron más que evidentes en mayo en el caso brasileño y en julio en el caso
argentino. Presiones que, por otro lado, fueron in crescendo durante todo el
2004 y, sobre todo, a partir de diciembre de ese año, cuando Paraguay estaba en
vísperas de hacerse con la Presidencia pro témpore del Mercosur. A esa ofensiva
pro china continental, Nicanor respondió reafirmando su apoyo a Taiwán e
impulsando negociaciones con el gobierno de Taipei con vistas a firmar un
Tratado de Libre Comercio, intentando convertir así a Paraguay en la punta de
lanza de los inversores taiwaneses en el Mercosur y eclipsando las negociaciones
sobre el hipotético Tratado de Libre Comercio que, en aquel entonces, impulsaban
los restantes tres socios del Mercosur con China continental –no es casual que
Hu Jintao visitara Argentina, Chile y Brasil a mediados de noviembre de 2004-.
Las presiones sobre Nicanor Duarte aumentaron tras asumir éste la presidencia
pro témpore del bloque en enero de 2005, ya que Brasil traspasó a Paraguay el
mandato regional de continuar las negociaciones entre el Mercosur y la República
Popular de China en favor de lograr el establecimiento de un área de libre
comercio, y por tanto el gobierno paraguayo se vio en la enorme dificultad de
mantener contactos con líderes y técnicos de China continental, país con el que
no mantenia relaciones diplomáticas. Obviamente, la República Popular vinculaba
el éxito de las negociaciones al reconocimiento diplomático de Beijing por parte
de Paraguay, por lo que tanto las negociaciones en torno a los Tratados de Libre
Comercio entre Paraguay y Taiwán, y entre el Mercosur y la República Popular de
China fracasaron. Y, por otro lado, el hecho de que en los últimos años las
relaciones entre China continental con los países integrantes del Mercosur se
hayan desarrollado mayoritariamente desde el ámbito estrictamente bilateral se
debe a las grandes divergencias entre sus miembros, ya que Paraguay ha mantenido
férreamente su alianza con Taiwán, a lo largo de estos últimos cinco años, pese
a las constantes presiones de los demás miembros del bloque, que han intentado
estrechar los lazos con la República Popular aprovechando la institución
regional para tener mayor poder de negociación con el gigante asiático.
Estrategia regional que podría volver a ganar impulso tras el cambio político en
Paraguay.
Referencias:
1. ABC Color, 1 de agosto de 2004.
2. ABC Color, 27 de marzo de 2008.