ASIA y CHINA
¿MOTORES DE LA CRISIS AGRÍCOLA MUNDIAL?
“EL CASO ARGENTINO”
Gustavo A. Cardozo (CV)
INTRODUCCIÓN
Una de las diferencias esenciales en las alternativas de conformación futura de una economía nacional, está dada por la resolución de las tensiones internas en algunos de sus escenarios intermedios productivos. La ambivalencia interna conlleva, en situaciones, a la baja productividad e inversión, constituyéndose en un marco negativo donde se disipa el potencial productivo de un país: la perduración en este contexto de acciones inflexibles genera mayor fragilidad a los mecanismos internos de estructuración de un régimen propio de evolución.
Las características de los conflictos comprenden una variada gama de clases en función de los objetivos – por recursos y valores -, los medios movilizados para su resolución – violentos o pacíficos -, los actores involucrados – conflictos interestatales, transnacionales, supranacionales – y el grado de extensiones del conflicto – bilaterales y multilaterales. Al hilo de estas consideraciones de carácter introductor, resulta oportuno comprender el posicionamiento de las exportaciones argentinas en el mercado mundial de alimentos en torno al conflicto que afecta a este país últimamente.
Se ha venido gestando una creciente preocupación en diversos mercados de gran envergadura –en particular de los países asiáticos– respecto de las posibles implicancias del conflicto de alimentos basados en el tipo de cultivo que convulsiona a la Argentina. Al mismo tiempo, la irresolución del contexto de incertidumbre implica la continuación de un espacio de involución. Argentina obtiene de la exportación de soja fondos por montos de 6 mil millones de dólares, no coparticipables, que sirven al fin de blindaje de cara a una posible debacle financiera internacional o nacional.
El propósito de este trabajo es analizar la situación descripta desde una perspectiva estrictamente comercial, orientada en torno de los intereses argentinos en materia exportadora sobre Asia, con el objeto de evaluar las circunstancias que podrán potencialmente enfrentarse. Por ende, el análisis que sigue no pretende elaborar acerca de las implicancias ambientales, éticas, u otras, asociadas con la práctica de la agricultura sojera, o de otros cultivos, sino exclusivamente las opciones en el futuro de las exportaciones de estas materias primas.
Palabras claves: economía, productividad, inversiones, crisis.
Para citar
este artículo puede utilizar
el siguiente formato:
Cardozo, G.A.:
"Asia y China ¿Motores de la crisis agrícola mundial? “El caso argentino”"
en Observatorio de la
Economía y la Sociedad de
China Nº 07, junio
2008. Accesible a texto
completo en http://www.eumed.net/rev/china/
ALTERNATIVAS ESTRATÉGICAS: IMÁGENES DE EVOLUCIÓN
Hace más de veinte años que la economía Argentina viene pasando por etapas de inestabilidad no aparente. Con ello, se han producido cambios intensos y continuos en las bases mismas de su sistema productivo, y por ende, en la metodología de sus enlaces internacionales. Bajo este entorno, han existido bifurcaciones potenciales que representaron distintas formas de re-estructuración del sistema productivo del país.
Algunos sectores de análisis económico consideran que la apertura y articulación de la economía nacional admite una lograda absorción de los mercados internacionales, y un ajuste (¿exacto?) de la eficacia productiva interna a las circunstancias de la competencia mundial (métodos y límites de comercialización de los productos, etc.) La estimulación económica articulada y abierta supone el mantenimiento de un nivel relativamente alto de superávit externo, estructurando la producción interna de manera tal de generar el mayor bienestar posible.
La estrategia de adaptación a la apertura global consiste en aprovechar las ventajas comparativas dinámicas de la especialización, haciendo el bienestar colectivo el foco estratégico del cambio estructural. Este proceso, sin embargo, puede hallar obstáculos por fricciones internas en la gestación del nuevo contexto global, o en la adaptación de la estructura interna al mismo. Los importantes cambios productivos que resultan de esta estrategia tienen efectos sobre la organización de la demanda domestica de inversión, donde tiende a dominar (en el caso argentino), la agricultura, expandiendo la demanda de bienes de inversión al resto de la economía; industria liviana, construcción, etc.
Cada acción económica o transformación productiva tiene rasgos congruentes con la configuración de la situación general. En este sentido, Argentina no escapa a un escenario polarizado que implica direccionar el esfuerzo estratégico conjunto entre las dos esferas destacadas del marco institucional: el aparato agroindustrial, por un lado, y el Estado, con sus mecanismos de regulación, por otro. También entran en juego las categorías del tipo de cambio o riesgo país (country risk), y los problemas como la especulación cambiaria, la fuga de capitales, y fluctuaciones del mercado mundial.
Ciertamente, la estructura del comercio mundial varía continuamente y no existe certeza alguna cual será el escenario futuro para una economía como la de Argentina, productora de alimentos. El mundo se sumerge en una crisis alimentaría por el Boom importador asiático y el aumento descomunal de commodities básicos. Suponiendo que la causa de ello reside en factores estructurales de largo plazo, las perspectivas para el agro argentino pueden ser positivas o no, en mercados como China e India. No obstante, se desprende sumergirnos en la realidad de los productos alimenticios argentinos con relación a los reales intercambios con la región de Asia-Pacifico, considerada la de mayor dinámica económica mundial.
Oriente: una visión de conjunto
Cuando se observa la región de Asia-Pacifico, se puede interpretar bajo datos estadísticos la importancia de la misma como mercado importador de materias primas y manufacturas alimenticias. Esta área centraliza más del 60 % de la población mundial, ostenta el 30 % del PBI internacional, contribuye con cerca del 40 % del comercio global y dispone de un tercio de las divisas transpacíficas. Carlos J. Moneta, especialista en temas asiáticos y de integración regional, declara: “El rápido y masivo ingreso de China, India y de Asia del Pacífico a la era de los Tratados de Libre Comercio (TLCs), será capaz de afectar la actual configuración estratégica y las relaciones entre los centros político-económicos del sistema internacional-global” .
El crecimiento de la región se sostuvo en un 8 % anual durante el último quinquenio, exhibiendo China una tasa del 9% desde 1992, más de cinco veces el ritmo de las economías más avanzadas de la región . El sostenimiento de este enérgico orden de evolución posicionó sobre el área políticas múltiples, no sólo por la dimensión espacial, sino por el volumen de las necesidades que hasta hoy generan sus sociedades, producto del proceso de transformación de sus economías. Este ambiente, ha multiplicado las posibilidades de absorber nuevos productos, nuevos proveedores, nuevas ofertas y circunstancia para países como la Argentina y Brasil, especialmente en lo que a su condición de veedores de alimentos respecta .
La región asiática agrupa una población rural de cerca del 65%, aunque se pronostica que en estos 25 años el éxodo del campo a las grandes urbes movilizó más de 2000 millones de personas; teniendo fuertes implicancias en las prácticas culturales, y reconfigurando sus costumbres e incorporando nuevas pautas de consumo más "accidentalizadas". Se estima que para el año 2010 habrá 1500 millones de consumidores de clase media en el borde asiático de la Cuenca del Pacífico, y de ellos, cerca de 60 millones tendrá suficiente poder adquisitivo para modificar las normas de demanda alimentarías .
Esgrimiendo las ascendientes poblacionales es justo considerar que las economías del Sudeste importen la mitad de las compras mundiales de cereales, y que puedan alcanzar niveles de importaciones de carnes mayores. Informes de la OMC, consideran que los porcentajes de compras serán superiores al 50 % para el año 2020 . La mayoría de estos países, individualmente, son mercados para el acceso por vía de “Acuerdos Económicos Integrales” y TLCs para Argentina/MERCOSUR y América Latina en su conjunto. Su proyección y el tipo de productos que demandan los han convertido sin dudas en una opción estratégica .
Los contextos apreciados acceden a la coexistencia de diversos ejes esenciales. Éstos no precisamente se limitan al área asiática; asimismo integran territorios y economías de regiones distantes como América Latina y África. Los influjos revelan que los dos gigantes asiáticos, China e India, llegaran a una tasa poblacional de 1.600 millones de habitantes en el caso chino y 1.500 millones la India . Sergio M. Cesarin, analista internacional en temas chinos, manifiesta: “El surgimiento de clases medias en China e India, sostienen las expectativas favorables para la región (...) Asumiendo un crecimiento promedio del 7,3% durante los próximos veinte años, una clase media de 580 millones de personas podría liderar el consumo en India” .
Cambios en los patrones de conducta alimentaría, ascensos en las condiciones financieras de las economías en desarrollo asiáticas, serán motores seguramente de una significativa demanda de diversos productos vegetales y animales. Las expectativas encuentran un plus en la proyección del crecimiento de la demanda mundial de aceites vegetales y harinas proteicas, de la cual Argentina es uno de los mayores productores internacionales. La incidencia directa de esta realidad en los flujos de comercialización sojera y sus derivados, como en otras materias primas, trigo, maíz y cebada, consistirá en materia de estudio.
Puede decirse que si bien para esta producción Argentina esperaba expandir su frontera agrícola, con un volumen estimado de 94,8 millones de toneladas, las tendencias evolutivas subyacentes hacen que las condiciones no sean claras. En un medio de estancamiento; ¿no llegar a un acuerdo entre el sector agrícola y el gobierno argentino, significaría que el país pueda perder accesos vitales a los mercados de las economías emergentes, tales como China e India?
Durante el año 2007 Argentina recaudo de la exportación de soja, según datos de la Aduana argentina, 13.463 millones de dólares; este producto representa el 24% de las ventas totales al exterior. El Estado embolso 6.000 millones de dólares por cargas a la exportación, (la tasa creció del 27,5% al 35% en diciembre); donde la cifra subió a 9.000 millones de dólares si se suman las ventas de girasol, trigo y maíz .
Incluso aún más, se considera que para antes del año 2020 el volumen de venta de granos y oleaginosos supere los 400 millones de Tn (35% más que en el 2006) . Lógicamente en este escenario, China reúne las condiciones para transformarse en el mayor consumidor de toneladas, estimadas en cercanas a los 100 millones . Frente a esta modalidad de internalización de la exportación de materias primas, las apreciaciones con relación a una economía como la argentina hace esperar un trascendente acrecentamiento de la producción y exportación de soja, específicamente sus derivados de harina y aceite; no así en la exportación de carne vacuna.
Como se ha indicado anteriormente, las disposiciones de este proceso no merecen ser apreciadas fuera del marco de las áreas a los cuales sirve al presente la Argentina en el conjunto de materias primas. Este resultado demuestra que el mercado exportador agrupa en un 90% de las exportaciones los países asiáticos y en menor medida los mercados europeos y norteamericanos. India, Bangladesh, Malasia, China, Pakistán y Corea se distribuyen la participación mayoritaria de las compras totales conjuntamente con África del Norte y Medio Oriente, cuya intervención se incrementó en los últimos años.
El Jefe de Gabinete del actual gobierno argentino, Dr. Alberto Fernández afirmó que: "(....) la Argentina tiene una formidable oportunidad porque en esta crisis lo que más se está cotizando es el mercado de alimentos, el mercado de productos primarios, y allí estamos en una situación de privilegio en el mundo; tenemos que aprovechar esta oportunidad” . Entonces, en este entorno parece más importante la búsqueda, por medios cualitativos e institucionales, de la claridad y coherencia del contexto, una comprensión profunda de la crisis, ya que es lo único que puede contribuir a sobrellevarla.
CHINA EN LAS VARIABLES ECONÓMICAS ARGENTINAS
Hemos contemplado hasta ahora parte de los componentes taxativos del ritmo y conformación del proceso de expansión del sistema productivo agrícola argentino. Pero se afirma que la producción no es un fin en sí mismo, tampoco es viable conceptuar acerca de la deseabilidad de un tipo dado de variación económica. Subsiste una correlación dada, particular de cada sector, entre la extensión de la solvencia productiva y el crecimiento de la producción con los enlaces importadores mundiales .
La nueva geografía agroalimentaria de la Argentina se halla sujeta al posicionamiento de China en el dominio del comercio mundial. Un informe del World Factbook 2008 exaltó que si bien los productos argentinos derivados del agro habían aumentado sus ventas al exterior en el periodo 2002-2007, la Argentina ha sido el país de peor desempeño en cuanto al incremento de las exportaciones del MERCOSUR ubicándose mundialmente en el puesto 45. Brasil, por su parte, se localizo como la mejor economía de la región en el puesto 22 .
¿La mayor absorción de insumos agrícolas argentinos por parte de China es espontánea y producto de su potencial de desarrollo? En parte sí y en parte no. La agricultura china se ha visto limitada estos últimos años por la sobreexplotación y el avance desmedido de las grandes urbes. Si bien la relación es reducidamente heterogénea en cada término, la composición del incremento de mercado y las restricciones en la oferta han derivado en una elevación asombrosa en las importaciones chinas de una extensa diversidad de productores globales.
China ha venido aplicando una política de restricción de las exportaciones de productos agrícolas según el Ministerio de Agricultura. A principio del 2008 el país exportó 673.000 toneladas de cereales, un 71,5% menos que años anteriores; las importaciones se ubicaron en las 378.000 toneladas, disminuyendo levemente un 10,5%. Materias primas como maíz y trigo también se vieron afectadas por la disminución de las ventas en un 96,5% y un 17,0%, respectivamente. Por otro lado, las exportaciones de aceites se redujeron a 31.000 toneladas con una baja del 25,9%, no así las importaciones que ascendieron a 1,26 millones de toneladas, 7,3% más .
La incorporación del cultivo de transgénicos se contempla dentro de la oferta mundial argentina fuertemente agrupada en ciertos mercados, China como uno de ellos. Un estudio desarrollado por Eduardo R. Ablin (Miembro del Servicio Exterior de la Nación Argentina) y Santiago Paz (Economista del Gobierno), determina que el cultivo sojero transgénico en las campañas 1976/77-1978/79 representaban en las exportaciones netas de los EEUU un 71% del total mundial, mientras que Brasil participaba con 24%, seguido de Argentina 4%. Años posteriores, en el periodo 1996/97-1998/99, los EEUU comercializaron un 44% del total mundial, al tiempo que la participación de Brasil fue del 26%, Argentina 19%, y Paraguay 4%, (actualmente los volúmenes son muy superiores a los demostrados) .
La reducción de las exportaciones de cereales de parte del gobierno chino para el corriente año, posibilita aún más el aumento de las cuotas de ventas a dicho mercado para la Argentina, Brasil y los EE.UU. (desde el 2001 al 2005 la demanda china de aceite de soja se ha duplicado). Las necesidades de abastecimiento interno son cada vez mayores, y han llevado al gobierno a enfocarse en identificar y asegurar sus fuentes de abastecimiento internas y externas. Las autoridades han cancelado el reintegro de exportación a ciertos insumos básicos como arroz, maíz y trigo por temor al desabastecimiento interno, sumado a las medidas impositivas sobre las exportaciones que aumentaron entre 5,5 % y un 30%, variando en la materia prima .
¿Aquí se halla parte del origen del aumento de los precios de los commodities mundiales? La primera explicación seria clara; los comportamientos fundamentales de la economía mundial han cambiado. China, como economía en desarrollo viene sosteniendo tasas notables de crecimiento, las cuales justifican con la suma de otras naciones emergentes (Rusia, India, Brasil, Sudáfrica), el aumento de PBI mundial en un 80%. Estos países generan mayor dinámica al comercio internacional que los miembros del G-7, independientemente de poseer menores estándares socio-económicos.
En términos más precisos, la incorporación en China de nuevos miles de trabajadores al mercado con amplitud de requerimientos (alimentos y energía) producto de la mejora de sus ingresos muy sobrepuesto al incremento de la oferta, conlleva a una escala superior los precios de los insumos agrícolas en relación con las manufacturas industriales. Dado el agudo acrecentamiento de las exigencias chinas de materias substanciales, incluidos minerales, la balanza comercial del país asiático con América Latina y el Caribe puede presentarse deficitaria, aunque esta se centralice en los productos de menor elaboración.
¿Existen ventajas comparativas para Argentina? Si advertimos las operaciones chinas en el mundo, se subraya proporcionalmente las manufacturas agropecuarias e industriales como relevantes, simbolizando casi el 90% de todas las importaciones. Sumado, la incorporación de Beijing a la OMC en el 2001, no indefectiblemente encaminó a la renuncia del país asiático a la autosuficiencia en granos, y la mayor apertura promovió una reestructuración de las políticas agrícolas. El analista chino Huang Jikun enuncia 3 escenarios por los cuales China dependerá del comercio mundial de granos :
Crecientes déficit de cereales, e importación de 25 Mill. Tn. En 2030, (sobre todo maíz, como alimento de ganado).
Mantenimiento de la autosuficiencia en granos (95%) con las importaciones solamente como complemento.
Fuerte inversión en la producción de cereales; de la productividad y de las exportaciones, más del 10% de la producción de arroz .
China se muestra como un socio notable para la Argentina, se ubica en el segundo lugar detrás de Brasil. En el periodo 2001 casi el 4% de las exportaciones nacionales se orientaban allí, hoy representan el 7% del total, mientras que las importaciones desde China superan el 6% del total. La progresiva correlación bilateral asume un enfoque que supera las cuestiones de índole coyuntural; Argentina posee ventajas comparativas innegables en la producción de productos primarios, China las necesita.
La propagación de la clase media china puede ser un hecho llamativo en el ámbito económico para aquellos países especializados en producción manufacturera y de materias primas, o con virtudes productivas de bienes asociados a recursos naturales. Si bien las observaciones alcanzan ámbitos específicos del mercado chino como los recursos alimentarios, estas son causas inmediatas; detrás de ellas se hallan evidentemente muchas otras, algunas relacionadas al marco comercial internacional y otras referidas a las condiciones económicas locales.
CONCLUSIÓN
Se manifiesta en la literatura económica que si el comercio de productos primarios crece a una tasa normal, el comercio de productos manufacturados crece aún más espectacularmente. Las diferencias de crecimiento entre los productos manufacturados y primarios estaban siempre asociadas a los movimientos igualmente proporcionados de los precios relativos: sin embargo el mundo cambia y las reglas de juego económico también.
Ciertamente estamos lejos de asumir cual es el mejor escenario para una economía como la Argentina; al parecer las perspectivas mundiales son mejores nunca en mercados como China. La presión demográfica y el fenómeno de la oferta ilimitada del mercado asiático, con China e India a la cabeza, suponen que los precios de los comodities puedan mantenerse en niveles altos. En tales circunstancias, sin desatender las necesidades internas, es hora de aceptar que aún podemos subirnos al tren de crecimiento asiático, ¿Nos sentimos dispuestos a recorrer esta nueva ruta de la seda?
BIBLIOGRAFÍA
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