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Revista académica
Número Internacional Normalizado de
Publicaciones Seriadas ISSN: 1887-3197
Observatorio de la
Economía y la Sociedad China
Número 1 - enero 2007
Algunas aproximaciones al Sistema Financiero Chino en clave integral
Natalizio, Ma. Victoria (CV) 维多利亚
victorianatalizio@yahoo.com
Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Maria Victoria Natalizio: "Algunas aproximaciones al Sistema Financiero Chino en clave integral " en Observatorio de la Economía y la Sociedad de China Nº 01, enero 2007. Accesible a texto completo en http://www.eumed.net/rev/china/
El conocido, discutido y analizado crecimiento acelerado de la economía china ha tenido su correlato en su sistema financiero.
El sistema financiero chino es reconocido a nivel internacional por su fragilidad estructural[1], esto es, cierta debilidad que, ante posibles desequilibrios en la dinámica actual de crecimiento, podría llevar a situaciones no deseadas verdaderamente perjudiciales para la economía local y mundial.
Las abultadas reservas internacionales (769.000 millones de dólares[2]), sumadas a un control de los índices de endeudamiento y a una dirigencia política capaz de garantizar la ejecución estable del proyecto nacional chino[3], actúan como elementos que contrarrestan tal vulnerabilidad del sistema financiero, limitando las probabilidades de una potencial crisis del mismo.
Desde su ingreso en la Organización Mundial de Comercio (OMC), China ha trabajado sistemáticamente en pos de una mayor liberalización del sector, lo cual es percibido por los Organismos Internacionales de Crédito (entre otros) como un signo positivo de una mayor integración del gigante asiático a las dinámicas económico-financieras internacionales actuales.
Este mismo hecho podría ser leído desde otra óptica según la cual China estaría ganando en vulnerabilidad ante tanta exposición a las tendencias de la economía global y el proceso de retroceso de la capacidad regulativa del Estado que se está dando en esta materia.
En consonancia con las políticas trazadas por la OMC, la reforma en el régimen del tipo de cambio introducida en julio de 2005 tras diez años de un cambio fijo de 8,28 yuan/US$, fue el puntapié inicial para una serie de medidas de flexibilización, tales como la apertura de la cotización de la moneda local a las fuerzas del mercado, el relajamiento de las restricciones a las cuentas de capital y el desarrollo de instrumentos financieros como los swaps y forwards, entre otros.
Cabe destacar que en esta reestructuración del tipo de cambio las denuncias explícitas por parte de los Estados Unidos y la Unión Europea al bajo precio de una moneda china que parecía estar destinada a favorecer la competitividad de sus exportaciones[4], se hicieron oír más allá del ámbito de la OMC. El Fondo Monetario Internacional también hizo eco de estas demandas:
“The debate about China’s monetary policy has long swirled around one topic—China’s exchange rate regime. Many observers have been calling for a revaluation to correct what they see as an unfair competitive advantage that China maintains by keeping its exchange rate undervalued.
Whether or not there is merit to calls for a currency appreciation, what China needs is a truly independent monetary policy, which is not possible with a de facto fixed exchange rate, argue Marvin Goodfriend and Eswar Prasad in a new IMF Working Paper. Indeed, that is an important reason the IMF has been calling for greater exchange rate flexibility in China.” [5].
La revaluación del yuan finalmente implementada podría traer consecuencias adversas tanto para China misma como para países como los Estados Unidos.
“Para China, una revaluación de su moneda significaría una pérdida de competitividad que podría tener como consecuencia que algunas empresas se mudaran a otros países con costos laborales menores (Vietnam, por ejemplo). Sin embargo, es poco probable que esto suceda en gran escala considerando que se puede encontrar mano de obra menos costosa hacia las zonas centro y oeste del país y a la relativa poca importancia que tiene el tipo de cambio como fuente de competitividad china. Por el contrario, la revaluación haría a China un destino aún mas atractivo para empresas enfocadas en vender en el mercado de consumidores chino, pues una revaluación le otorgaría a éstos mayor poder adquisitivo. Por otro lado, así como en los últimos meses han llegado a China grandes cantidades de capital especulativo (apostándole a una apreciación del yuan), podría ser que esta situación se incrementara aún mas mientras los inversionistas esperaran mayores apreciaciones en el corto plazo.”[6]
“Para el caso de Estados Unidos, la revaluación del yuan tendría como consecuencia un incremento en la inflación estadounidense al aumentar el precio de los productos importados de China, como lo dijo (…) el [ex] jefe de la Reserva Estadounidense Alan Greenspan. Igualmente, significaría un incremento en la competitividad de las empresas estadounidenses con respecto a China, lo que podría evitar que mas empresas decidan moverse a la nación asiática.”[7]
Otra consecuencia visible para los Estados Unidos, según el analista citado, puede darse ante eventuales reestructuraciones de China de sus reservas internacionales. En caso que reflejaran más equilibradamente su comercio internacional, las tasas de interés americanas se incrementarían, haciendo más caro el financiamiento del déficit fiscal (Cabe recordar que una gran cantidad de bonos del tesoro norteamericano se encuentran en manos de China). Un consecuente recorte fiscal podría desacelerar la economía norteamericana.
A la hora de analizar el presente sistema financiero chino en constante evolución, es menester también tener en cuenta las amenazas que lo apremian: crecimiento exacerbado por encima de las capacidades de absorción de la economía, presiones inflacionarias, depreciaciones de la moneda, formación de burbujas de activos; en otras palabras, “sobrecalentamiento de la economía”:
“The possibilities of overheating and excessive investment in China are raising concerns, because a downturn in its growth could reverberate not just domestically but also in the Asian region and beyond”[8]
Ante semejantes amenazas, la liberalización es presentada por los organismos internacionales como la solución a cualquier eventual desajuste. La “mano invisible” del mercado será quien establezca las correcciones necesarias ante cualquier situación de desequilibrio…
“Aprender de los errores del pasado”[9]: tal fue una de las tantas afirmaciones por parte de las autoridades chinas a fines de dar a entender que ese era el objetivo de las reestructuraciones de sus instituciones financieras.
Sería valioso retomar esta dirección a la hora de analizar y prever futuros escenarios que competan al sistema financiero y tratar de aprender no sólo de lecciones propias sino también de los vecinos, como es el caso de las naciones del Sudeste Asiático a fines de los noventa[10].
El éxito inicial de estas naciones, al igual que el caso chino, no dependió sólo del acceso a los mercados; la acción efectiva del gobierno fue crucial para el logro de una rápida acumulación de capital y del crecimiento de las exportaciones. Un esfuerzo considerable de políticas fue necesario en las etapas iniciales de la industrialización y de la promoción de exportaciones, cuando la competitividad derivaba de la abundancia de trabajo o de recursos naturales. El pasaje exitoso a niveles más altos de la división internacional del trabajo fue condicionado a la capacidad de enfrentar desafíos cada vez mayores, por medio de políticas de inversión, de comercio y de tecnología.
Así entonces, sería necio pensar en las bondades de un paulatino retraimiento del Estado Chino de la escena económica y financiera del país, tal como predica la lógica impuesta por las políticas de la OMC y FMI entre otros.
Una vez desatada la crisis en el Sudeste Asiático (1997) las estrategias propuestas y trazadas por el FMI para afrontar dicha situación no lograron frenar la caída masiva de la actividad económica ni evitar su recesión, mientras que una intervención gubernamental podría haberlo realizado rápidamente. Las políticas monetarias contractivas impuestas desataron un conflicto en el núcleo de una sociedad totalmente fragmentada.
Si bien no puede afirmarse que nos encontramos ante una inminente crisis del sistema económico y financiero chino, tener en cuenta las fortalezas y debilidades de la experiencia del sudeste asiático, puede ser de un gran aporte para anticiparse a definir qué cursos de acción a ser tomados por el Estado Chino son convenientes y cuáles no.
Será valioso para dicho Estado tener presente que, aún cuando las prácticas internacionales operen según esa lógica, “nada es más perjudicial que la libertad de movimientos de los capitales especulativos”[11]. Así también, la globalización de las finanzas mundiales y la apertura de los mercados financieros recrean un nuevo escenario internacional que “genera una necesidad de cambio institucional de las diferentes políticas del FMI”[12].
[1] “In recent years, China’s monetary policy has operated under difficult constraints, including a fixed exchange rate regime, an underdeveloped financial system, and numerous institutional weaknesses.” “Designing an independent Monetary Policy for China” En www.imf.org
[2] Valor vigente a marzo de 2006.
Fuente:http://www.elpais.es/articulo/elpporeco/20060327elpepieco_3/Tes/economia/China/acapara/reservas/internacionales/divisas
[3] El Proyecto Chino de construcción de “Poder Nacional Integral” apunta a lograr -en un contexto de conformación de un mundo multipolar donde China tenga el status de “gran potencia”- la estabilidad del régimen político, la paz del sistema internacional de la mano de la economía y la unidad territorial .
Fuente: Malena, Jorge. “El rumbo de la política exterior china”. Conferencia dictada en la Fundación Bank Boston, Bs. As, 25 de julio de 2006.
[4] Ortega, Federico. “La devaluación del Yuan”. Pág. 1. Fuente: http://www.caf.com/attach/11/default/LaDevaluaci%C3%B3ndelYuan(May05).pdf
[5] Ver “Designing an independent Monetary Policy for China” en www.imf.org
[6] Ortega, Federico. “La devaluación del Yuan”. Págs. 2-3. Fuente: http://www.caf.com/attach/11/default/LaDevaluaci%C3%B3ndelYuan(May05).pdf
[7] Op. Cit. Pág. 3
[8] Prasar, Eswar, “New Steps for China - Why financial sector reform is a crucial element of a long-term growth strategy”. IMF’s Research Department. En www.imf.gov
[9] Citado en Molina, Eda; Regalado, Eduardo. “El sistema financiero chino: principales desafíos” http://www.nodulo.org/ec/2006/n049p15.htm#kn04
[10] A pesar de los satisfactorios indicadores económicos de estos países en ese entonces (crecimiento, exportaciones, ahorros, y reserva de divisas) eran frágiles a causa del desequilibrio de sus cuentas corrientes, particularmente notable desde comienzos de los años noventa. Este entorno positivo originó una inversión real sustancial por parte de inversionistas extranjeros y domésticos, que generó un exceso de inversión en diversos sectores y una erosión subsiguiente de las tasas de ganancia sobre el nuevo capital como sucedió, por ejemplo, en la industria electrónica. Una burbuja especulativa financiera surgió, inducida por improductivos préstamos de las instituciones financieras que reflejaron un manejo débil, poco control del riesgo, la falta de efectividad para el cumplimiento de reglas prudentes, una supervisión inadecuada y la continuación de prácticas de préstamos dirigidas por el gobierno. Un sobrecalentamiento financiero se produjo a consecuencia de estas actividades que se propagó en precios inflados en el mercado de propiedades y de acciones. Las políticas de tipos de cambio sostenidas, basadas en una fijación estrecha con el dólar estadounidense, no sólo fomentaron el endeudamiento externo y/o la inversión extranjera, sino que también redujeron el margen de maniobra de las autoridades monetarias para dar respuesta en el inicio de la crisis. La incertidumbre política aparejada por dicha situación, minó la confianza de los inversionistas y dificultó la renovación - por parte de los acreedores externos - de la deuda a corto plazo. Ver Clairmont, F. “Tifón financiero sobre los tigres de Asia”. En “Geopolítica del Caos”. Le Monde Diplomatique. 1999. Pág. 231.
[11] John Maynard Keynes, 1941.
[12] Appleyard, Dennis, “Economía Internacional”. Mc Graw-Hill. 4º Ed. 2003. Cap. 30, pág 687