Gilberto Zúñiga Calzadilla (CV)
Profesor asistente
gilbertoz@ucp.ho.rimed.cu
RESUMEN
El presente artículo relaciona algunos de los fundamentos teóricos que sustentan el proceso de formación laboral a partir de un enfoque por competencias, referentes indispensables que constituyen una vía para la concepción del proceso de formación técnico profesional del Técnico Medio competente en la especialidad Informática, en correspondencia con las exigencias tecnológicas de las entidades productivas y el modelo de sociedad socialista cubana.
Forma parte del resultado de una Investigación que partió de la determinación a través de un estudio diagnóstico de las insuficiencias que presenta el proceso de formación del Técnico Medio en la especialidad Informática.
Estos fundamentos teóricos permitieron la elaboración de una metodología para el diseño curricular de módulos de asignaturas técnicas a partir de un enfoque por competencias.
El proceso de valoración del grado de pertinencia de la metodología se realizó mediante el método criterio de experto, y a través de la aplicación de un cuasi-experimento pedagógico el cual permitió arribar como conclusión que la misma puede contribuir a lograr mayor eficiencia en la formación laboral de los egresados de la especialidad perteneciente a la familia Informática a partir del enfoque de la formación laboral por competencias.
INTRODUCCIÓN
Las crecientes transformaciones relacionadas con el mundo laboral a escala internacional y nacional, son tendentes a un reordenamiento de los procesos industriales, matizados por los altos niveles de competitividad, lo que hace necesario el incremento de la capacitación y la formación de los recursos humanos, para que alcancen, el máximo aprovechamiento de las tecnologías afines a su labor ocupacional.
El tema sobre competencias como elemento dinamizador de las actividades que tratan de buscar la capacidad práctica, el saber y las actitudes necesarias para desenvolverse en el trabajo de una ocupación o grupo de ocupaciones en cualquier rama de la actividad laboral, se ha matizado como enfoque en los cambios que se operan en los sistemas de formación de profesionales.
DESARROLLO
La formación laboral por competencias.
En varias literaturas se habla de competencias laborales o competencias profesionales. Nuestro criterio en este sentido es que el concepto competencia laboral engloba al concepto de competencia profesional, porque lo laboral implica todo lo relacionado con el mundo del trabajo, ya sea profesión u oficio. En determinados momentos de este trabajo pueden encontrarse ambos términos, para respetar la fuente donde se han extraído las definiciones, por lo demás se utilizará el término competencia laboral.
La tendencia en la formación profesional, en el mundo de hoy, es diseñar los currículos por competencias laborales. Cuba, no está ajena a los cambios que en las diversas esferas de la vida, se producen en la actualidad, por lo que se ha decidido implantar el modelo de formación por competencias laborales en la Educación Técnica y Profesional, con previa valoración de los resultados generales de la experiencia que hoy se realiza. La experiencia pedagógica descrita, se efectúa en dos especialidades de la rama química: Farmacia Industrial y Tecnología de los Alimentos, en los instituto tecnológicos Mártires de Girón y Ejército Rebelde, de la Ciudad de la Habana. El trabajo surge a partir de un proyecto de colaboración con dos escuelas de Québec, Canadá, tomando como base un proyecto de colaboración entre en Ministerio de Educación y la Asociación de Colegios Canadienses, denominado Escuela – Industria que comenzó en 1998 y concluyó en marzo del 2002.
Análisis conceptual de las competencias.
Según el diccionario Larousse de 1930, se define competencia como: “El conjunto de conocimientos, habilidades, capacidades y aptitudes, que permiten discutir, consultar y decidir”.
El término competencia, es abordado en la década del 70 por el lingüista norteamericano Noam Chomsky, quien lo introduce como “(...) la capacidad y disposición para el desempeño y para la interpretación”. Su obra produjo una profunda renovación en la lingüística puesto que trata la lingüística del texto o discursiva, lo que provocó un cambio en el enfoque comunicativo.
Este concepto, tuvo sus inicios de utilización en la gestión de recursos humanos, siendo expuesto por el profesor de la Universidad de Harvard, David C. McCleland, en la década de los 70 en sus investigaciones sobre la necesidad del logro y otras motivaciones primarias como la afiliación al poder. Fue su trabajo publicado en 1973, el que marcó el inicio de la gestión por competencias que se titulaba “Selección por competencia y no por inteligencia”, citado por Cejas (2000). Es así como comienza constatando los problemas de la selección tradicional, basada en la evaluación de aptitudes intelectuales.
El concepto de competencia asociada a la competencia profesional tienen las siguientes definiciones:
Según (A. Ibarra 1996) "la competencia laboral es una expectativa del desempeño en el lugar de trabajo, que sirve como punto de referencia para comparar un comportamiento o desempeño observado".
Para (N. Kobinger 1996) "la competencia laboral es el conjunto de comportamientos socio afectivos y habilidades cognitivas, psicológicas, sensoriales y motoras que permiten llevar a cabo adecuadamente un papel, una fusión, una actividad o una tarea".
En opinión de (P. Hager 1996) "La competencia es esencialmente una relación entre las aptitudes de una persona y el desempeño satisfactorio de las tareas correspondientes".
Según el criterio de (H. Fuentes 2000)" Por competencias profesionales entendemos, aquellos conocimientos, habilidades y valores profesionales que con un carácter esencial y general permiten al egresado desempeñarse de manera trascendente en su campo profesional".
Según (Tejeda, R.2006) es la “Expresión de la interacción dinámica entre el saber, el hacer y el ser, movilizados en un desempeño idóneo, demostrando en lo profesional, lo social y .lo humano, que le permite saber estar con la complejidad de las características y exigencias contextuales del entorno en que se encuentra el sujeto”
Para (Mertens, L. 2000) la competencia laboral es la “aptitud de un individuo para desempeñar una misma función productiva en diferentes contextos y con base en los requerimientos de calidad esperados por el sector productivo. Esta aptitud se logra con la adquisición y desarrollo de conocimientos, habilidades y capacidades que son expresados en el saber, el hacer y el saber ser.”
Según (Forgas, J.2003) "La competencia profesional es el resultado de la integración, esencial y generalizada de un complejo conjunto de conocimientos, habilidades y valores profesionales, que se manifiesta a través de un desempeño profesional eficiente en la solución de los problemas de su profesión, pudiendo incluso resolver aquellos no predeterminados".
En esta definición se destacan aspectos esenciales como son: la integración de los elementos; conocimientos, habilidades y valores, la actuación eficiente del sujeto en la solución de los problemas profesionales, el carácter observable de la ejecución y la creatividad expresada en los términos de solución de problemas no predeterminados.
Según el modelo planteado por colectivo de autores de Québec, Canadá (1996), la competencia laboral es el “conjunto de comportamientos socio afectivos y habilidades cognoscitivas, psicológicas, sensoriales y motoras que permiten llevar a cabo adecuadamente un papel, una función, una actividad o una tarea.”
Para Popa, I. (1998) y otros autores cubanos consideran que la competencia laboral es “el conjunto de capacidades, conocimientos, habilidades, actitudes, valores éticos y morales requeridos para la obtención de resultados eficaces en el desempeño de una actividad laboral concreta, de acuerdo con los objetivos de la organización o entidad empleadora y las aspiraciones y motivaciones individuales del trabajador.”
Para (González, V, 2002) "Una configuración psicológica compleja que integra en su estructura y funcionamiento recursos motivacionales, cognitivos y recursos personológicos que se manifiestan en la calidad de la actuación profesional del sujeto, y que garantizan un desempeño profesional responsable y eficiente"
De forma general se reconoce que la competencia es:
Según (Castellanos B y otros, 2003) “Una categoría psicológica que integra determinados componentes figurativos, procedimentales, actitudinales y personológicos en función de lograr un desempeño eficiente en un contexto concreto de actuación, tal como se destacó previamente”.
Por otra parte las competencias laborales según la perspectiva del diseño curricular se definen como:
“Una estructuración didáctica de los contenidos del Proceso Docente Educativo (Proceso de Enseñanza Aprendizaje o Proceso Pedagógico Profesional) en función de lo que el futuro técnico tiene que saber, hacer, ser y actuar en situaciones reales de trabajo, con un desempeño eficiente en su labor, visto desde la escuela con la integración al sector productivo”.
Debe quedar claro que la competencia laboral es un concepto único, pero que en el contexto de la formación de técnicos, no puede ser equivalente al del sector empresarial, si no con patrones mínimos de conducta entre un joven en formación y un experimentado profesional de años de trabajo en el sector laboral. Se pudiera continuar citando definiciones de diferentes autores, mas no es la intención elaborar un glosario, si no simplemente revelar diversos enfoques de distintos autores, que sirven de base para su análisis crítico.
Se manifiesta en el análisis realizado que, en casi todas las definiciones dadas y estudiadas existen elementos comunes tales como; la necesidad del dominio de conocimientos y aptitudes que de una u otra forma se ponen en evidencia a través del desempeño profesional, mediante resultados que son observables, aspectos con los cuales de cierto modo también se coincide.
Por lo general en las definiciones dadas por los diferentes autores se llega a una regularidad en su concepción, la que conduce a una marcada tendencia conductista, con sus matices y donde prevalece el saber hacer, y esto no quiere decir que no se considere este importante aspecto en la estructura de la competencia, pero el saber ser constituye uno de los componentes más importante en la competencia por ser el que se refiere a un individuo capaz de responder de forma comprometida ante la sociedad, a partir de la integración psicológica y práctica de sus conocimientos adquiridos, sus habilidades profesionales y no profesionales, y los valores en función de dar solución a un problema profesional, el cual puede ser conocido o no, por lo que se infiere la cualidad del hombre de resolver problemas con un nivel de creatividad, a partir de la capacidad desarrolladora en el aprender a aprender.
Partiendo de las consideraciones anteriores es posible exponer que la competencia laboral se caracteriza por la expresión de la interacción dinámica entre el saber, el hacer y el ser, movilizados en un desempeño idóneo, demostrado en lo profesional, lo social y lo humano, consecuentemente con las características y exigencias contextuales del entorno en que se encuentra el individuo.
Resumiendo se puede plantear que existen diferentes definiciones de competencia registrados por la literatura (Cejas y González, 2003; Mertens, 2000; CINTERFOR, 2000; Vargas, 2000; González, 2002; Castellanos, 2003; Forgas, 2003) con diferentes enfoques: empresarial, psicológico y según el diseño curricular. Para el contexto cubano se han utilizado las siguientes definiciones con un enfoque empresarial:
Según la (Resolución ministerial 21/99 del CETSS) Competencia laboral es: “Conjunto de conocimientos teóricos, habilidades, destrezas y actitudes que son aplicados por el trabajador en el desempeño de su ocupación o cargo en correspondencia con el principio de Idoneidad Demostrada y los requerimientos técnicos, productivos y de servicios, así como los de calidad, que se le exigen para el adecuado desenvolvimiento de sus funciones”.
Según (colectivo de autores del ISPETP) la competencia profesional: “Es un sistema de conocimientos, habilidades, actitudes, valores, motivos, aptitudes y capacidades que debe poseer el individuo para el desempeño satisfactorio de su actividad laboral, comprometido con el proyecto social cubano”.
A partir del análisis de las definiciones, en esta investigación se asume como referente la tratada por el (Dr.C. Forgas, J. 2003) por considerarse que los elementos dados que sustentan la definición, sirven de base para el análisis y el diseño de las competencias profesionales que deben formar parte del Plan de Estudio de la Especialidad Informática consecuentemente con el diseño curricular de los programas de asignaturas técnicas a partir del enfoque de la formación laboral por competencias.
En Cuba, uno de los aportes esenciales emitidos para la implementación del perfeccionamiento empresarial es el establecimiento del concepto de competencia laboral, conjunto de conocimientos teóricos, habilidades, destrezas y actitudes que son aplicadas por el trabajador en el desempeño de su ocupación o cargo en correspondencia con el principio de idoneidad demostrada y los requerimientos técnicos, productivos y de servicios, así como los de calidad, que se le exigen para el adecuado desenvolvimiento de sus funciones. (R/M 21/98).
Al hacer un análisis integral del mismo se puede delimitar de un grupo de aspectos de suma importancia, tales como:
Conocimientos, habilidades y actitudes aplicados por un sujeto en el desempeño de sus funciones.
El desempeño está en correspondencia con el principio de Idoneidad demostrada, que implica entre otras actitudes, realizar el trabajo con la profesionalidad que se requiere y se espera del trabajador.
Se exige del trabajador un desempeño acorde con los requerimientos técnicos, productivos, de servicio y de calidad.
Todo ello significa que no estamos en presencia de cualquier desempeño, sino del que debe realizarse acorde con las expectativas y exigencias de la entidad en correspondencia con el puesto de trabajo.
A partir del análisis realizado anteriormente se puede inferir que en su estructura las competencia denotan tres grande direcciones, estas son: conocimientos, Habilidades y valores, las cuales están vinculadas a saberes: saber: poseer conocimientos alcanzados por diferentes vías (conocimientos); Saber hacer: dominar las habilidades mentales, intelectuales, sociales, interpersonales y prácticas (Habilidades); Saber ser: demostrar un adecuado comportamiento ético profesional, social, consagración, honestidad, solidaridad y laboriosidad, entre otros ( Valores).
Esto permite plantear que las direcciones en las cuales se proyecta la competencia constituye precisamente su estructura.
Lo anterior implica, que en esta concepción, el sistema basado en competencias profesionales, está dirigido a la formación de un profesional más competitivo, comprometido, flexible y trascendente, que reúna cualidades morales, capacidad de análisis y argumentación, que posea los conocimientos requeridos para asumir desempeños profesionales eficientes, eficaces y efectivos, lo que le confiere la capacidad para el autoaprendizaje y la creatividad técnica.
Características del enfoque por competencias.
Según (Popa, I 2000) el enfoque del proceso de formación basado en competencias se caracteriza por:
El enfoque por competencias da un cuadro de aprendizaje más cerca de la vida real.
El enfoque por competencias no se opone al enfoque por objetivos.
El enfoque por competencias da una dimensión utilitaria a un programa de formación.
El enfoque por competencias determina la estrategia pedagógica y pone al estudiante en el centro del proceso de aprendizaje.
El enfoque por competencias se caracteriza por la integración y la obligación de entregar resultados según normas establecidas con la colaboración del ámbito laboral.
Principios que caracterizan el enfoque por competencias.
Según (Robitaille y Daigle, 1999) el enfoque por competencia se caracteriza por los principios siguientes:
Los programas de formación son organizados a partir de competencias a aprender.
Las competencias varían en función del contexto en el cual están aplicadas.
Las competencias están descritas en términos de resultados y normas.
Los representantes del mundo del trabajo participan en el proceso de elaboración.
Las competencias son evaluadas a partir de los resultados y normas que las componen.
La formación tiene un alto contenido práctico experimental.
Corrientes o tendencias del enfoque de competencias.
Las diferentes experiencias en este tema permiten reconocer en la actualidad tres grandes corrientes o tendencias del enfoque de competencias a nivel internacional, la corriente conductista, constructivista, y la funcionalista.
En la corriente conductista lo distintivo radica en que los resultados se constatan en las cosas que hacen los mejores, por comportamientos observables, evidentes y nunca por requisitos. Donde se denominan competencias a las cualidades de los competentes, por haber alcanzado un perfil de excelencia.
En la corriente funcionalista la relación de la función constituye el principio de la selección fructífera de los datos relevantes. Analiza las diferentes relaciones que existen en la organización entre resultados, capacidades, habilidades, conocimientos y aptitudes de los trabajadores, comparando unas con otras.
En la corriente constructivista se valora las relaciones mutuas y las acciones entre los grupos y su entorno, pero también entre situaciones de trabajo y de superación. Construye la competencia no solo a partir de la función que nace del mercado, sino que concede igual importancia a la persona, a sus objetivos y posibilidades.
El (Dr. Alonso, L. 2007) considera, a partir de los aspectos positivos y negativos que de ella se desprenden, que la constructivista se acerca más a las exigencias que se plantea en el modelo de la Escuela Politécnica Cubana, debido a que se forman en el estudiante de manera independiente y creativa, las competencias laborales para su modo de actuación, en las que se integra no solo lo tecnológico, sino también lo social, lo humano, negando de esta forma la tendencia neoliberal que se aprecia en los enfoques en el ámbito internacional. En correspondencia con lo expuesto anteriormente el autor coincide con sus criterios y en este sentido resulta imperativo expresar que el enfoque de las competencias profesionales en el contexto educacional cubano debe de asumirse desde nuestra posición filosófica, y asumiendo como paradigma los postulados de Vigotsky.
Por otra parte resulta pertinente analizar una corriente que en Cuba ha adquirido una gran connotación y es la referida a la corriente histórico – cultural.
Como parte de esta corriente desarrollada por Vigotsky, L. S. (1935) se ha considerado al individuo como ser social, cuyo proceso de desarrollo va a estar condicionado a partir de una mediatización social e histórica, la cual tiene lugar mediante los procesos educativos desde su nacimiento, y que se constituyen en los transmisores de la cultura legada por las generaciones precedentes. En la misma medida que el sujeto se apropia de los diversos matices que caracterizan a la herencia cultural, la construye, la desarrolla, la enriquece y la transforma.
Por lo tanto, su aplicación es un aspecto esencial en el logro del mejoramiento profesional, basado en el enfoque de competencias, donde necesariamente tiene que verse un enfoque integro de los recursos humanos y sus capacidades, donde las exigencias sociales, las de su organización para ser competitivo y el factor psicológico individual, deben dinamizar cualquier proceso de mejoramiento de sus competencias.
Para que la enseñanza y la educación, conduzcan el desarrollo, es muy importante establecer la relación entre el nivel de desarrollo y las exigencias que se le plantean.
Para VIGOSTKY (1935) la “Zona de Desarrollo Próximo” (ZDP) se define como "que es la distancia que existe entre el nivel de desarrollo actual del niño, determinado con tareas que él puede solucionar de forma independiente y el desarrollo posible, potencial, que se determina con ayuda de tareas, que se solucionan bajo la dirección de los adultos y la colaboración de los condiscípulos más inteligentes".
El nivel de desarrollo actual está determinado por las funciones (cognitivas y afectivas) que ya han madurado y son los frutos del desarrollo. El nivel de desarrollo próximo o potencial está determinado, por la realización de tareas que el niño resuelve con ayuda, por las funciones que están en proceso de maduración, que son los botones del desarrollo. Todo lo anterior permite inferir que para la formación del bachiller técnico competente en la especialidad informática se deberá proyectar toda la labor formativa a partir de la delimitación de la zona de desarrollo próximo. Con ello se lograría un mejor resultado en las competencias laborales que requieren para lograr un mejoramiento en su desempeño laboral.
Se asumen los postulados de este enfoque porque considera el proceso como la apropiación de la experiencia histórico- social, a través del cual el individuo deviene personalidad.
Dentro de los mecanismos psicológicos mediante los cuales se produce esta apropiación aparece la actividad, entendida como aquellos procesos donde el individuo respondiendo a una necesidad se relaciona con ésta y adopta una determinada actitud hacia la misma, manifestada además, en la comunicación que en el marco de la misma realiza el sujeto.
CONCLUSIONES
El estudio y análisis de manera lógica y coherente de los fundamentos teóricos abordados constituye punto de partida para la concepción del proceso de formación laboral a partir del enfoque por competencias.
El proceso de formación laboral a partir del enfoque por competencias debe tomar en consideración los fundamentos teóricos referidos en el artículo.
El proceso de formación laboral a partir del enfoque por competencias debe estar vinculado a la planificación económica y social del país y en correspondencia con las exigencias tecnológicas de las entidades productivas.
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