Alicia Almaguer Santiesteban (CV)
aalicia@ult.edu.cu
Clara Guzmán Góngora
Centro Universitario V. I. Lenin, Las Tunas, Cuba
RESUMEN
Fundamentar teóricamente los valores supone un análisis histórico lógico de las tendencias filosóficas de la axiología universal, latinoamericana y cubana, el tratamiento de ésta problemática posterior al triunfo de la Revolución, caracterizándolas desde un enfoque social general, sobre la base de la concepción filosófica, pasando por el prisma de las tendencias formativas en la educación superior en sus tres etapas, así como el tratamiento tendencial del criterio de la integralidad hasta su concepción tridimensional actual y su impacto en el proceso formativo a través de os elementos que caracterizan a la pedagogía de los valores.
Palabras Clave: Valores, axiología, educación, proceso formativo, integralidad y pedagogía de los valores.
SUMMARY
To base the values theoretically supposes a logical historical analysis of the philosophical tendencies of the universal axiología, Latin American and Cuban, the treatment of this problematic later to the victory of the Revolution, characterizing them from a general social focus, on the base of the philosophical conception, going by the prism of the formative tendencies in the superior education in their three stages, as well as the treatment tendencial of the approach of the integralidad until their current three-dimensional conception and their impact in the formative process through you elements that characterize to the pedagogy of the values.
Words Key: Value, axiología, education, formative process, integralidad and pedagogy of the values.
INTRODUCCION
La integración de elementos valorativos y científicos de la actividad social como aspecto central del principio de integración de la ciencia, solo alcanza su plena realización a partir del triunfo de la revolución socialista, pues el estudio de las regularidades del reflejo valorativo se constituyen en una necesidad de la propia práctica de la construcción de dicha sociedad, de la que no escapa el conocimiento científico.
De este modo la nueva sociedad se erige y desarrolla como resultado de la asunción por el hombre de ella como necesidad histórica y de su actuación acorde a dicha necesidad. Ello no significa que en el socialismo dejen de actuar las leyes objetivas del desarrollo social, sino por el contrario, se trata de que aquí estas leyes encuentran el más fértil terreno subjetivo para su despliegue acelerado (Fabelo, 1989).
Este clímax subjetivo favorable que aparece en los marcos de la construcción de la nueva sociedad no se crea por sí solo, sino, que precisa de su preparación. Hay que hacer que el hombre conozca esa necesidad histórica y sea consciente de sus propios intereses, así como, de la coincidencia de estos con los de la sociedad.
De ahí que el hombre nuevo debe ser capaz de pensar por sí solo, con una conciencia valorativa altamente desarrollada, portador de un nuevo sistema de valores que le permita convertirse en partícipe activo en la construcción del destino propio y del de los demás y que haga suyo el ideal de la ciencia asociado al ideal de la sociedad, que significa enfocar la ciencia desde el punto de vista praxiológico y valorativo, para lo que resulta indispensable la formación de una conciencia nueva y revolucionaria, así como la educación del hombre para vivir en dicha sociedad.
La profundización en cualquier elemento de la actual coyuntura de la sociedad cubana nos lleva al análisis de la problemática de los valores que requiere en su tratamiento de un enfoque dialéctico que posibilite la comprensión de su esencia, significación y complejidad, dada su dimensión global en el contexto de nuestro desarrollo social.
La búsqueda de referentes propios para la formación del hombre acorde a su temporalidad parte de la idea recogida en la Constitución de la República de Cuba, y para materializarla han de confluir las acciones educativas de diversas instituciones sociales en particular y el sistema de las relaciones materiales y espirituales de la sociedad en general.
DESARROLLO
La fundamentación teórica de los valores supone un análisis histórico lógico de las tendencias filosóficas de la axiología universal, latinoamericana y cubana, el tratamiento de ésta problemática posterior al triunfo de la Revolución, caracterizándolas desde un enfoque social general, pasando por el prisma de las tendencias formativas en la educación superior en sus etapas, así como el tratamiento tendencial del criterio de la integralidad hasta su concepción tridimensional actual.
El tratamiento a los conceptos de los valores humanos en su génesis y desarrollo ha de considerarse partiendo de la generalización, de los más significativos momentos del pensamiento filosófico a lo largo de la historia humana desde la antigüedad hasta nuestros días.
Si buscamos en la historia del pensamiento filosófico podemos aseverar que a la filosofía burguesa le corresponde el mérito de haber legado a la humanidad toda una teoría axiológica, sistemas completos, publicaciones enteras, dedicadas a los valores, sin embargo estas concepciones eran idealistas por naturaleza y con marcado carácter subjetivista.
El Marxismo si bien no dejó tratados referentes a la problemática, hay que reconocer que en las obras de sus clásicos aparece una constante alusión a los mejores valores humanos, a patrones o paradigmas universales que han de caracterizar la conducta del hombre, esta concepción aparece expuesta en obras tales como los Manuscritos Económicos y Filosóficos de 1844, La Ideología Alemana y El Capital.
La difusión tanto de la concepción burguesa, como de la marxista trasciende las fronteras de lo nacional y continental y mueve a nivel universal hacia la reflexión en torno a la problemática axiológica, a lo que se suma el continente latinoamericano, aún cuando caracterizar la problemática de los valores en su génesis histórico- filosófica en este contexto resulta una tarea bastante difícil, en tanto se mezclan y se jerarquizan diferentes corrientes de pensamiento, aparece gran pluralidad de ideas en materia axiológica y consustancialmente son diversos los matices de las respuestas dadas a tales problemas.
El proceso de formación y apropiación de los valores no se da de forma lineal en tanto su finalidad esencial se relaciona con el desarrollo de estas tendencias y enfoques históricos que se manifiestan en el proceso de formación de valores, como otro de los elementos particulares del proceso formativo en la educación cubana, a todos sus niveles, la cual no ha estado exenta de la manifestación en ella de las tendencias que se dan a nivel social en materia de formación de valores, como son: tendencia a la fragmentación, homogeneización, tecnocratización y paternalismo.
El proceso docente educativo en la Educación Superior Cubana ha atravesado además por importantes etapas, asociadas a la propia evolución del sistema educativo, el que de acuerdo con el contexto social del país en cada período y con su ubicación en las tendencias internacionales ha logrado el perfeccionamiento de sus componentes sobre la base de los fundamentos didácticos que nos brinda la teoría de los procesos conscientes (Díaz, T, 1998).
Evaluar estas etapas coincidiendo con la periodización que para el desarrollo de este subsistema establece Pedro Hourrutinier, nos permite hablar de tres períodos con sus correspondientes implicaciones y particularidades para el proceso de formación de valores, sobre la base del análisis del principio estudio trabajo y del vínculo con la vida. Estas etapas se conocen como: conceptualización, masificación y redimensionamiento.
Actualmente inmersos en la etapa de redimensionamiento, las universidades cubanas han asumido el reto de preparar un profesional integral, que requiere en la actualidad de un rediseño de la labor educativa y político ideológica, a través de un proyecto educativo, que tome en cuenta: el impetuoso desarrollo de la ciencia y la tecnología, su interconexión con las diferentes esferas del saber, especialmente su ubicación y repercusión en toda la vida de la sociedad, eliminando tanto el enfoque estrecho de la frontera del conocimiento para penetrar en el conocimiento multidisciplinario, como la superación del carácter espontáneo de la labor educativa supeditada a la vida universitaria, a su visión como esfera de acción independiente y las insuficiencias en cuanto a la planeación de los objetivos educativos en relación con los instructivos, entre otras.
La superación de estas deficiencias, la concreción de la concepción integral en su visión tridimensional, el trabajo de las comisiones de carreras y de las dependencias universitarias, permitirá potenciar y elevar la formación y desarrollo de valores en los estudiantes de la educación superior.
Reflexionar en torno a la naturaleza de los valores humanos, presupone la necesidad de abordar algunas cuestiones que resultan medulares y que se constituyen en presupuestos teóricos imprescindibles para cualquier instrumentación del sistema de componentes fundamentales de los valores, así como de las vías para accionar en su formación.
Caracterizar epistemológicamente los valores implica definirlos, determinar sus fundamentos, principios y vías de formación, detenerse en una pedagogía axiológica que argumente científicamente el proceso de formación y reforzamiento de los mismos.
Por su significación, resulta necesario iniciar la reflexión partiendo del principio filosófico que concibe al mundo como unidad y al propio tiempo como diversidad; la sociedad como parte del mundo es única y diversa, es en el proceso de la actividad humana que se pone de manifiesto la unidad dentro de la diversidad, sobre la base de la cual aparecen en las diferentes épocas históricas las generaciones humanas. Si valoramos el accionar generacional encontramos que dentro de los rasgos o aspectos que caracterizan a estas estructuras aparecen los valores humanos.
Los valores existen como tales, no porque sean objetos cognoscitivos o valorativos, sino ante todo porque son producto de la actividad humana, lo que implica que estos no existan al margen de las relaciones sociales que determinan la esencia de los hombres, mucho menos al margen de las relaciones sociales de producción, de la vida de la sociedad y del propio individuo. Por ello podemos afirmar que es en la práctica social donde nace el valor y las dimensiones valorativas, las cuales expresan concentradamente la relación social y revelan sus características principales como son: su carácter objetivo, su carácter histórico concreto y el que algunos valores poseen un contenido humano universal.
Una vez que hemos significado las principales características que se vinculan con la naturaleza misma del valor, cabría preguntarnos ¿qué son los valores humanos?, Sintetizando el saber precedente y tomando en consideración la esfera de la realidad o de la ciencia, desde y para la cuál se define la categoría valor, existen en la literatura diferentes criterios Con independencia de la diversidad semántica o de enfoques de estos conceptos consideramos que de ellos se pueden extraer algunas ideas comunes explícitas o subyacentes entre las que podemos mencionar: los valores actúan como elementos orientadores y reguladores de la conducta humana y todo valor es socialmente significativo.
Asumimos el concepto del Dr. José Ramón Fabelo, por su viabilidad para abordar la problemática desde una perspectiva filosófica integral al considerar tres planos posibles para el análisis de dicha categoría.
En el primero, es necesario entender a los valores como parte constitutiva de la propia realidad social, como una relación de significación entre los distintos procesos o acontecimientos de la vida social y las necesidades e intereses de la sociedad en su conjunto, o sea, cada resultado de la actividad humana desempeña una determinada función en la sociedad, favorece u obstaculiza el desarrollo progresivo de ésta y ad-quiere una u otra significación social. Este sistema objetivo de valores es dinámico, cambiante, dependiente de condiciones histórico concretas y se estructura de manera jerárquica.
El segundo plano del análisis se refiere a la forma en que esa significación social, que constituye el valor objetivo, es reflejada en la conciencia individual o colectiva; como resultado de un proceso de valoración en cada sujeto social aparece su propio sistema subjetivo de valores, que puede poseer mayor o menor nivel de correspondencia con el sistema objetivo de valores, en dependencia del nivel de coincidencia de los intereses particulares del sujeto con los intereses generales de la sociedad y además en dependencia de las influencias educativas y culturales que el sujeto recibe así como de las normas y principios que prevalecen en la sociedad en que vive. Estos valores subjetivos o valores de la conciencia cumplen la función de reguladores internos de la actividad humana.
El tercer plano de análisis se refiere a que la sociedad siempre se organiza y fun-ciona en correspondencia con un sistema de valores instituidos y reconocidos oficialmente. Este sistema puede ser resultado de la generalización de una de las es-calas subjetivas existentes en la sociedad o de la combinación de varias de ellas, por tanto, pueden tener un mayor o menor grado de correspondencia con el sistema obje-tivo de valores. De ese sistema institucionalizado emanan la ideología oficial, la política interna y externa, las normas jurídicas, el derecho, la educación formal, entre otros.
En el ámbito social y de acuerdo con estos tres planos del análisis es posible encontrar además del sistema objetivo de valores, una diversidad de sistemas subjetivos y el sistema socialmente instituido. Así, los valores que se forman a nivel de la conciencia de las nuevas generaciones son el resultado de la influencia que ejercen, por un lado los valores objetivos de la realidad social con sus constantes dictados prácticos y, por el otro, los valores institucionalizados que llegan al joven en forma de discurso ideológico, político, pedagógico cuyas fuentes de formación o elementos mediadores son: la familia, la escuela, las organizaciones sociales, los colectivos laborales, la cultura artística, los medios de difusión masiva, entre otros.
Entre las vías para la formación de valores aparecen las instituciones educacionales. La escuela intensifica el proceso de formación del individuo, pero el propio carácter planificado y sistémico de la enseñanza hace obligatoria la interrelación con la familia como vía precedente para orientar la formación del educando. Aquí se reitera el hecho necesario de proyectarse hacia la nueva generación, dimensionando los valores con el contenido de la época que les tocó vivir, razón por la que el personal docente debe meditar acerca de cuáles son los valores fundamentales de la nueva generación, su nuevo contenido y las vías que contribuyen a su formación y desarrollo, esta debe ser una de las ideas centrales del trabajo metodológico a desarrollar en estas instituciones, lo que permite concretar el principio de formación multilateral y armónica de las nuevas generaciones, que constituye de hecho el encargo social de la educación contemporánea.
El reconocimiento de un componente intelectual en la formación de valores, permite inferir que el sistema de contenidos de cualquier asignatura es susceptible de ser aprovechado en esa dirección, condicionando una unidad dialéctica entre la asimilación de contenidos y la formación de convicciones, “... entre enseñar ciencias, artes y lenguas e inculcar buenas costumbres”. (1)
No parece frecuente que los docentes estén habituados a realizar esta correlación, pues la educación en ocasiones ha desatendido los aspectos no cognitivos del proceso, como consecuencia de la priorización de los aspectos relacionados con los conocimientos y las habilidades de los contenidos, cada vez en aumento para satisfacer las demandas que generan los avances científicos y tecnológicos contemporáneos. Ello ha motivado que se produzca un detrimento de los valores a escala mundial.
Entendemos que el contenido de las asignaturas y disciplinas tiene naturaleza sistémica que se presenta como conocimientos, habilidades y valores en el proceso de enseñanza - aprendizaje. Cada uno de estos elementos tiene sus particularidades que lo caracterizan: los conocimientos son dependientes de las ciencias y las fuentes del saber; las habilidades son procedimientos que implican la ejercitación para ser dominadas y los valores tienen en su base a los sentimientos humanos respecto a la realidad y a sí mismo, contribuyen a la formación de convicciones que determinan la conducta del individuo, que lo llevan a asumir determinada postura, determinada actitud.
Tanto las valoraciones como las convicciones, las actitudes y hasta los valores en sí mismos se forman en correspondencia con determinados modelos o aspiraciones presentes o futuras, la formación de todos y cada uno de ellos está mediada por ideales. Estos aspectos deben darse en el proceso docente de forma integrada.
Un análisis dialéctico de las relaciones entre los elementos que caracterizan a la integración nos permite aseverar, que si no se produce una situación afectiva que genere la formación de actitudes, valores y convicciones no se aprehenden conocimientos y habilidades, al propio tiempo, si no hay una ejercitación de habilidades no se asimilan conocimientos y no se forman actitudes y valores. Así, el contenido es uno en su totalidad, como integral es el propósito de formar a los educandos.
Realizar esta correlación aún no constituye en una tarea habitual de los docentes, no suele ser común que se dediquen a sistematizarla en el marco del proceso de enseñanza - aprendizaje, lo que ha estado motivado en la mayoría de los casos por la necesidad de una preparación teórica y una ejercitación en la práctica pedagógica y metodológica.
De lo que se puede extraer además el desconocimiento de los principios o tesis para una Pedagogía de los Valores como son: la elevación del carácter científico del contenido, la unidad de lo instructivo y lo educativo, el carácter contradictorio que genera el proceso de asimilación individual del sujeto bajo condiciones colectivas de ejecución, el nivel de interacción de la educación con la vida social y el trabajo , la unidad entre lo afectivo y lo racional , el conocimiento de los valores superiores y la capacidad de comunicarse en estrecha unidad con la actividad, que permiten la conformación de un modelo de personalidad sobre la base de determinados ideales, y en correspondencia con una ideología tributante y con una concepción del mundo, que a nuestro juicio tienen validez para la educación de la personalidad que de hecho sirven para orientar la actividad educativa en la práctica.
Así como de los principales métodos o enfoques, de entre los cuales podemos mencionar los siguientes: Obiterdicta, Enseñanza Problémica, Desarrollo de Autonomía Moral, El Método Científico, Clarificación o Esclarecimiento, Aplicaciones Prácticas, Modelos o Ejemplos Personales y Ambientales.Hay que concebir estos enfoques de la educación en valores no como métodos disgregados, independientes, desconectados unos de otros o alternativos, sino de acuerdo con una concepción unitaria y sistémica.
La transformación del hombre en sujeto cognoscente, comprometido y responsable, tanto en la adquisición y producción de conocimientos, como en la búsqueda de los más genuinos valores humanos, es la propuesta de las alternativas educacionales actuales.
CONCLUSIONES
La culminación del presente trabajo tiene como resultante de significación que:
Al ser la ciencia un proceso social que tiene en su base valores culturales, políticos y económicos, incide sobre ellos y sobre la propia sociedad que los mantiene.
Considerar la ciencia como actividad y fuerza social integral y activa conduce a su enfoque valorativo y a su inclusión en la órbita del análisis axiológico
El proceso de educación del hombre es consustancial al desarrollo de una conciencia nueva, de un sistema de valores y convicciones acorde a su tiempo para desenvolverse en todas las esferas de la vida social, incluido el campo científico tecnológico.
El proceso de preparación del hombre exige de los sujetos participantes en él, conocer los aspectos teóricos, históricos, pedagógicos y metodológicos que caracterizan a la concepción a cerca de los valores humanos.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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6) Castro, F._ Ciencia, Tecnología y Sociedad 1988-1991. Editora Política La Habana, 1991.
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País. No 9, julio-diciembre, La Habana. 1998.
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