Evandro Hernández López (CV)
Universidad Central “Martha Abreu de Las Villas”. Administrador de Red
evandro@uclv.edu.cu
Resumen: En el contexto de la Batalla de Ideas que promueve la dirección de
nuestro estado, la universidad se transforma de modo radical, abandonando los
viejos esquemas de enseñanza y ampliando sus horizontes con el objetivo de
llegar a toda la población. El rasgo distintivo fundamental de la universidad
cubana actual, el que connota de un modo esencial y preside con su riqueza
conceptual e innovadora todo lo que hoy hacemos, es la etapa actual de la
universalización de la educación superior. Si tenemos en cuenta que la
universidad es en esencia la sociedad misma, como un laboratorio natural con sus
contradicciones y desarrollo, por lo tanto abarca un espacio que no está
constreñida a una instalación docente. Con una manera nueva de entender la
categoría de profesor y de estudiante; muy ajeno a cualquier concepto elitista y
discriminatorio, que incluye a todos los actores de este trascendental cambio,
formulando una cultura de aprendizaje acorde a estos nuevos tiempos con igualdad
de derechos y oportunidades, donde todos aprenden a conocer, todos aprenden a
ser, todos aprenden a hacer, todos aprenden a vivir juntos, a vivir con los
demás y todos aprenden a desaprender lo obsoleto, lo que ya no es válido y con
la utilización armoniosa de la dialéctica, responden a las exigencias de la
sociedad socialista actual. La preparación y superación pedagógica y científico
- técnica de todos los profesores de la educación superior en la actualidad
constituye la tarea de primer orden. Si la aspiración es convertir a toda Cuba
en una gran universidad, entonces debemos pensar en que todo profesional debe
ser, potencialmente, un profesor universitario pero un profesor universitario
altamente preparado para asumir ese reto, un profesor universitario dotado de
las mejores herramientas que le permitan un adecuado desempeño de sus funciones.
El rol del profesor en el proceso de enseñanza-aprendizaje desarrollador es el
de educador profesional, que tiene el encargo social de establecer la mediación
indispensable entre la cultura y los estudiantes, con vistas a potenciar la
apropiación de los contenidos de ésta que han sido seleccionados atendiendo a
los intereses de la sociedad, y a desarrollar su personalidad integral en
correspondencia con el modelo ideal de ciudadano y ciudadana al que se aspira en
cada momento histórico concreto. Cuando el profesor concientiza su significación
como protagonista (o más exactamente, co-protagonista) del proceso, esto se
refleja en el diseño del mismo, pues tiene en cuenta, y de manera muy especial,
que las acciones a diseñar y organizar no se reducen ni a las de aprendizaje del
estudiante, ni a las de enseñanza por separado, sino que debe ser capaz de
diseñar sus propias acciones de enseñanza en dependencia del sistema de acciones
de aprendizaje que desea potenciar. Esto no significa, que se formulen problemas
diferentes ni conjuntos de acciones aisladas unas de otras. Significa que, si
bien el centro del proceso son los estudiantes se subordinan los objetivos y el
diseño del propio proceso). El protagonismo del estudiantado no se realiza
eliminando el del profesor, sino delimitando cualitativamente, el papel de cada
uno y sus condicionamientos recíprocos.
Palabras Claves: universidad, pedagógica, científica, técnica, docente,
formación, sociedad, estudiante, superior.
Valoración de las ideas rectoras de la Educación Superior Cubana: el papel de
los docentes.
En el contexto de la Batalla de Ideas que promueve la dirección de nuestro
estado, la universidad se transforma de modo radical, abandonando los viejos
esquemas de enseñanza y ampliando sus horizontes con el objetivo de llegar a
toda la población. Algunas de las características generales que debe cumplir esa
universidad, en correspondencia con la misión, son las siguientes:
La primera de ellas es su carácter científico, tecnológico y humanista de
todas nuestras instituciones de educación superior. El enfoque profesionalizante
de este sistema educativo, signado por el mercado del trabajo, que obliga a
muchos países a calificar aceleradamente a los estudiantes en lapsos de tiempo
cada vez más breves, y acto seguido lanzarlos a una competencia brutal por su
subsistencia, no caracteriza nuestra realidad.
En su lugar, la universidad cubana centra su atención principal en la
formación de los valores que deben caracterizar a ese profesional para que pueda
servir del mejor modo posible a su país, atendiendo, desde el contenido de cada
carrera, cómo se van formando esos rasgos de su personalidad. De hecho, tanto en
su concepción teórica, como en su real materialización en el proceso de
formación, la labor educativa y político ideológica constituye la idea rectora
principal de la educación superior cubana, la estrategia maestra principal.
Unido a ello, la universidad cubana presta singular atención a la formación
investigativa de sus estudiantes, integrando al proceso de formación acciones
concretas que lo preparen para desempeñarse con un alto nivel de independencia,
creatividad y dominio de los métodos de la investigación científica, lo que
igualmente está presente de modo esencial en cada currículo.
Un tercer aspecto, de igual significación que los anteriores es la integración
que se logra actualmente entre la universidad y la sociedad, que se expresa en
la posibilidad de que los estudiantes universitarios cubanos, en todas sus
carreras, dediquen una parte importante de su tiempo de estudios a desarrollar
habilidades y competencias profesionales en diferentes entidades laborales,
productivas y de servicios, a todo lo largo y ancho del país. Ese nexo, que
gradualmente se desarrolla y consolida, caracteriza una de las ideas rectoras
principales de la educación en Cuba: el vínculo del estudio con el trabajo.
Pero el rasgo distintivo fundamental de la universidad cubana actual, el que
connota de un modo esencial y preside con su riqueza conceptual e innovadora
todo lo que hoy hacemos, es la etapa actual de la universalización de la
educación superior.
Estas características determinan el importante papel de los docentes, el que
debe estar acorde con las mismas, el docente está en la obligación de
interiorizar y asumir con gran responsabilidad los cambios y transformaciones
que se introducen en la educación superior, debe adaptarse a esos cambios;
Cambiando él mismo, para poder impulsarlos, debe convertirse en un abanderado
consiente de esas transformaciones.
El papel de los docentes en el contexto de la universalización de la educación
superior es preponderante, tiene la gran responsabilidad de la formación de
profesionales con una amplia preparación científica, tecnológica y humanista,
mediante una labor educativa y político ideológica acorde con la idea rectora
principal de la educación superior cubana y su estrategia maestra principal, ya
que se requiere que ese profesional este comprometido concientemente con las
ideas y postulados de nuestra sociedad socialista e ideológicamente preparado
para asumir los retos socialistas en el contexto actual y saber defender
apasionadamente y con un amplio arsenal teórico esas ideas. Los docentes están
llamados a formar un profesional capaz de desarrollar una amplia y profunda
labor investigativa y aplicar los resultados de la misma en la solución de los
problemas de la comunidad y con ello los de la sociedad toda.
Si tenemos en cuenta que la universidad es en esencia la sociedad misma, como un
laboratorio natural con sus contradicciones y desarrollo, por lo tanto abarca un
espacio que no está constreñida a una instalación docente. Con una manera nueva
de entender la categoría de profesor y de estudiante; muy ajeno a cualquier
concepto elitista y discriminatorio, que incluye a todos los actores de este
trascendental cambio, formulando una cultura de aprendizaje acorde a estos
nuevos tiempos con igualdad de derechos y oportunidades, donde todos aprenden a
conocer, todos aprenden a ser, todos aprenden a hacer, todos aprenden a vivir
juntos, a vivir con los demás y todos aprenden a desaprender lo obsoleto, lo que
ya no es válido y con la utilización armoniosa de la dialéctica, responden a las
exigencias de la sociedad socialista actual,
Por tanto, los profesores universitarios, están obligados a despojarse de sus
conceptos tradicionales y asumir todo lo nuevo desde una posición abierta al
cambio, con iniciativa y creatividad, porque solo de ese modo las
transformaciones que se proponen podrán materializarse en la actividad práctica.
Si ello no ocurre, comienzan las incomprensiones y la tendencia a mantener los
mismos métodos y formas organizativas anteriores, con lo cual se frena, se
limita, el proceso de cambio. Incuestionablemente en el nuevo escenario de la
universalización de la educación superior toca a los docentes impulsar sus
transformaciones.
Como en las actuales condiciones, la universidad no solo proyecta sus acciones
hacia el territorio, sino que el desarrollo de sus procesos sustantivos comienza
a desplegarse en dicho territorio, incorporando una nueva cualidad en el
quehacer universitario e incrementando el sistema de influencias culturales en
la población, toca a los docentes ser abanderados en desarrollar los canales de
influencia de la nueva universidad en la sociedad, el territorio y la comunidad,
a través de su labor personal y la de sus educandos. Por esa razón, se hace
imprescindible volcar todas las experiencias adquiridas y extenderlo al proceso
de universalización de la Educación Superior.
Es una necesidad incuestionable impulsar la universalización y lograr los
objetivos que la misma persigue con una profunda preparación integral del
claustro de profesores y especialmente de los adjuntos, así como también de los
tutores, para asumir el proceso de educación mediante la instrucción, en un tipo
de curso en que la docencia es menos presencial. Esta es una modalidad nueva, en
la que se aplican las primeras experiencias, pero que auguran un resultado
positivo, los profesores y el tutor son las figuras que acompañan al estudiante
durante toda su carrera, lo asesoran y lo guía, e impide que se sienta
abandonado, solo, desalentado.
El ejemplo personal, el liderazgo y la perseverancia se convierten en atributos
distintivos de los profesores y tutores, forman parte de las relaciones
interpersonales que fluyen y se convierten en modos de actuación que son
asumidos por los estudiantes universitarios, contribuyendo a la formación de una
personalidad acorde con su futura vida profesional.
De esta forma, los profesores y tutores deben convertirse en líderes académicos
con una alta profesionalidad, ejerciendo una influencia decisiva en la labor
educativa a través de asesoramiento a cada estudiante en la búsqueda de las
mejores opciones para vencer las asignaturas matriculadas del plan de estudio en
cada etapa. Este proceso permite rescatar la condición de discípulo de su
profesor y tutor, reconociéndolos, no solo por sus cualidades profesionales,
sino también por su liderazgo como educador. Es incuestionable que el factor
principal para el desarrollo, calidad y competitividad de cualquier Institución
de Educación Superior, lo constituyen sus recursos humanos y en particular su
claustro. Es por esta razón que los profesores deben esforzarse por lograr una
formación de profesionales altamente calificados e identificados con los
principios de la Revolución, ya que los profesores tienen como misión principal
la formación integral de los especialistas de nivel superior que el país
necesita.
Como resultado del propio desarrollo y madurez alcanzados por la organización,
así como la interacción con el entorno, existe una conciencia más clara de la
necesidad de producir cambios en los métodos y estilos de dirección que
propicien una mayor participación, comprometimiento, motivación y creatividad de
todos sus recursos humanos.
Estos aspectos señalados adquieren particular relevancia cuando la educación
superior experimenta importantes crecimientos en su matrícula, como resultado de
lo cual se requiere incrementar la cantidad y calidad de los profesores, otros
profesionales y trabajadores en general, en correspondencia con esos niveles de
incremento.
La preparación y superación pedagógica y científico - técnica de todos los
profesores de la educación superior en la actualidad constituye la tarea de
primer orden. Si la aspiración es convertir a toda Cuba en una gran universidad,
entonces debemos pensar en que todo profesional debe ser, potencialmente, un
profesor universitario pero un profesor universitario altamente preparado para
asumir ese reto, un profesor universitario dotado de las mejores herramientas
que le permitan un adecuado desempeño de sus funciones.
En el contexto sociocultural vive y se desarrolla la institución y con ella el
profesor: da y recibe. En él se descubren las aspiraciones y las necesidades más
elementales de la familia y la comunidad. Los alumnos serán vivos portadores de
un imaginario social rico en determinaciones tradicionales, modernas y
posmodernas que introducirán en el aula, y que será responsabilidad del profesor
descubrir, reconocer y alentar a fin de reelaborarlo con nuevos significados y
saberes. Y esa tarea debe ser abordada con la mayor calidad, lo que implica:
El grado de compromiso que los directivos tienen en relación con el Proyecto
Educativo Institucional y su contexto axiológico. (Los indicadores de calidad
integral son más exigentes, calibrados en valores y no en actividades
pragmáticas, de ahí que el liderazgo de los directivos tiene un ancho margen
para crecer indefinidamente)
La competencia profesional de los profesores, su actualización permanente,
relación permanente con otros colegas para poner en acción el currículo, etc.
Grado de adscripción y dedicación que el profesor tiene con la institución a
la que pertenece, atenta trabajar en varias instituciones.
El uso que se haga de los recursos, su mera existencia no garantiza la
calidad.
En el escenario didáctico - pedagógico en su irrepetible inmediatez el profesor
debe poner en acción todo lo que está previsto en los niveles previos y más
alejados, tanto del “contexto sociocultural” como del “contexto institucional
organizativo”. Es donde se concreta el nuevo rol del profesor, de conductor y
facilitador del aprendizaje de los estudiantes. Para ello debe encontrar y poner
en función de su labor herramientas que se le permitan obtener los indicadores
para el desarrollo con calidad de sus funciones. Entre los indicadores se
encuentran:
Las metodologías,
El tratamiento de los contenidos en su triplicidad:
• Conceptual,
• Procedimental y
• Actitudinal (importante indicador de calidad),
La actualización del currículo a las exigencias reales del proceso, en su
contextualización,
Las exigencias del mundo productivo,
La formación en competencias profesionales generales y básicas,
El trabajo con los ejes transversales,
La atención a la iniciativa de los alumnos,
La integralidad en el desarrollo de la personalidad,
etc.
Estos contextos han de aprehenderse en su interrelación dialéctica, en sus
interactuaciones, en su reajuste constante sobre la base del comportamiento de
la realidad en todas sus dimensiones.
Todas estas consideraciones nos sitúan ante el problema de la calidad de la
educción superior contemporánea y el trecho que separa aún a gran parte de las
instituciones de alcanzarla, donde los contextos en las que están situadas no
siempre facilitan la excelencia de los procesos que en ella se desarrollan.
Los profesores constituyen uno de los recursos fundamentales para garantizar la
calidad y el cumplimiento de las funciones de la educación superior:
Docencia,
Investigación y
Extensión.
Por tanto, es necesario que los profesores ganen espacios que tiendan a
perfeccionar su formación en competencias profesionales, dándole una atención
especial a la preparación pedagógica para que esté en condiciones de desarrollar
un proceso de enseñanza aprendizaje de acuerdo a las exigencias actuales.
El rol del profesor en el proceso de enseñanza-aprendizaje desarrollador es el
de educador profesional, que tiene el encargo social de establecer la mediación
indispensable entre la cultura y los estudiantes, con vistas a potenciar la
apropiación de los contenidos de ésta que han sido seleccionados atendiendo a
los intereses de la sociedad, y a desarrollar su personalidad integral en
correspondencia con el modelo ideal de ciudadano y ciudadana al que se aspira en
cada momento histórico concreto.
En correspondencia con este rol, las funciones específicas que en el momento
actual han de desempeñar los profesores son básicamente las siguientes:
• Función docente-metodológica, relacionada con el diseño, la ejecución y la
evaluación del proceso de enseñanza-aprendizaje desarrollador, a partir de los
requerimientos que hemos establecido para el mismo.
• Función orientadora, que incluye tareas dirigidas a propiciar que los/las
estudiantes se conozcan a sí mismos, a los demás y a su medio, que desarrollen
competencias para elegir, tomar decisiones, elaborar planes y proyectos de vida
y estén preparados para afrontar una vida plena y saludable. Implica también el
sostén a los mismos en el camino de dominio de instrumentos que les permitan
autorregularse en los diferentes ámbitos de su vida. En general, incluye la guía
y apoyo para que los estudiantes alcancen los objetivos establecidos por las
tareas del desarrollo características de su etapa evolutiva.
• Función investigativa y de superación, que abarca aquellas tareas encaminadas
al análisis crítico, la problematización y la reconstrucción de la teoría y la
práctica educacional en los diversos contextos de desempeño profesional.
Significa la investigación del quehacer diario como parte del perfeccionamiento
continuo de su labor.
Cuando el profesor concientiza su significación como protagonista (o más
exactamente, co-protagonista) del proceso, esto se refleja en el diseño del
mismo, pues tiene en cuenta, y de manera muy especial, que las acciones a
diseñar y organizar no se reducen ni a las de aprendizaje del estudiante, ni a
las de enseñanza por separado, sino que debe ser capaz de diseñar sus propias
acciones de enseñanza en dependencia del sistema de acciones de aprendizaje que
desea potenciar. Esto no significa, que se formulen problemas diferentes ni
conjuntos de acciones aisladas unas de otras. Significa que, si bien el centro
del proceso son los estudiantes se subordinan los objetivos y el diseño del
propio proceso). El protagonismo del estudiantado no se realiza eliminando el
del profesor, sino delimitando cualitativamente, el papel de cada uno y sus
condicionamientos recíprocos.
Los siguientes aspectos pueden contribuir a caracterizar el proceder del
profesor en el proceso de enseñanza–aprendizaje desarrollador:
• Actúa como mediador en el proceso de desarrollo del estudiante, en la medida
en que su función fundamental es garantizar las condiciones y las tareas
necesarias y suficientes para propiciar el tránsito gradual del desarrollo desde
niveles inferiores hacia niveles superiores, o sea, el trabajo con la zona de
desarrollo próximo.
• Crea una atmósfera de confianza, seguridad y empatía en el aula, desde donde
su trabajo repercuta en todas las esferas de la personalidad de los estudiantes
(intelectual, emocional, motivacional, moral, social).
• Organiza situaciones de aprendizaje basadas en problemas reales,
significativos, con niveles de desafío razonables, que amplíen la zona de
desarrollo próxima de sus estudiantes y favorezcan el desarrollo de motivaciones
intrínsecas.
• Apoya los estudiantes para que acepten los retos del aprendizaje y aprendan a
identificar y resolver problemas. Permite que los estudiantes seleccionen e
implementen sus propios caminos de solución y brinda las ayudas oportunas y
necesarias, individualizándolas de acuerdo a la situación de cada sujeto. Sirve
de modelo en la búsqueda y aplicación de estrategias efectivas para la
resolución de problemas.
• Propicia la participación de todos los miembros del grupo, animando a los más
pasivos y cuidando que ninguno monopolice la atención. Conoce como crear una
estructura cooperativa de trabajo en el aula. Facilita la expresión y
comunicación de ideas mediante la resolución de problemas en grupo, las
propuestas en común y las discusiones. Actúa como moderador y facilitador, pero
también como tutor, experto y supervisor.
• Evita que se desechen ideas prematuramente, favorece el análisis. Emplea el
error con fines educativos y estimula la atribución consciente de los éxitos y
fracasos escolares a causas controlables, modificables. Crea espacios de
autoconocimiento, donde los estudiantes se entrenen en la auto-reflexión y
aprendan a observarse, interrogarse, analizar alternativas y consecuencias,
tomar decisiones, plantearse objetivos y aspiraciones, y analizar sus
posibilidades reales de alcanzarlas. Favorece la autodirectividad.
• Diagnostica dificultades en el aprendizaje de sus alumnos y alumnas, y sobre
la base de ellas, concibe estrategias de enseñanza compensadoras. Pero va más
lejos, identificando el perfil singular de potencialidades de sus estudiantes
con vistas a proyectar estrategias de enseñanza, diferenciadas, y
desarrolladoras para todo el grupo, apoyándose tanto en el aprendizaje
cooperativo como en el aprendizaje independiente.
Hoy, en nuestro municipio de Quemado de Güines se ponen de manifiesto las nuevas
realidades transformadoras de la educación superior, con sedes y filiales
universitarias que ya están marcando indeleblemente el quehacer sociocultural
del territorio, en el que estudiantes y profesores del territorio y sus
comunidades ponen de manifiesto que el rasgo distintivo fundamental de la
universidad cubana actual, el que connota de un modo esencial y preside con su
riqueza conceptual e innovadora todo lo que hoy hacemos, es la etapa actual de
la universalización de la educación superior. Y en esta nueva realidad actuamos
los profesores de esa nueva universidad, profesionales que nos preparamos y
superamos, poniendo todo nuestro empeño para dotarnos de las herramientas
pedagógicas que nos permitan asumir con un profundo arsenal teórico
metodológico, el reto de formar en el propio territorio a los futuros
profesionales necesarios para asumir las transformaciones sociales y económicas
que el país debe impulsar para asegurar la continuidad irreversible de la
Revolución.
Bibliografía consultada
• Tendencias y retos de la educación superior en el mundo contemporáneo. Dr.
Alfredo González Morales. Centro de Estudios de la Educación Superior.
Universidad Central marta Abreu de las Villas.
• La universidad que queremos. Oficina del Viceministro Primero. Ministerio de
Educación Superior. 2004
• Aprender a estudiar en la escuela. Una concepción desarrolladora. Autores
varios. 2002
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Los autores interesados deben enviar sus textos en formato DOC a: lisette@eumed.net junto a un resumen actualizado de su CV.
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