Sira Vargas Rodríguez (CV)
UNEFA-LARA
siramlr@hotmail.com
RESUMEN
En el presente artículo, la autora retoma los principios de administración científica de Henry Fayol para traer a la educación una novedosa propuesta que permita usarlos en un currículo por competencias. De esta manera, se rescatan ya que se redimensionan con la intención de mejorar la calidad de la educación, al permitir que el estudiante construya conocimientos que le den autodirección a sus actos.
En esta propuesta se fusionan los principios de: Coordinación de esfuerzos, previsión, autoridad, disciplina y previsión en sólo dos competencias: planificación y liderazgo.
En el texto se explica de manera detallada, cómo podrían los estudiantes construir dichas competencias desde educación inicial para formarse como sujetos de cambio social que requiere la sociedad para su transformación.
Palabras claves: competencias para administrar, planificación, liderazgo, autodirección.
ABSTRACT
In this article, the author recalls the principles of scientific management Henry Fayol to bring an innovative education proposal that allows use in a curriculum by competencies. In this way, are rescued as they are resized with the intention of improving the quality of education to allow students to build skills that give self-direction to their actions.
This proposed merging the principles of: Coordination of efforts, foresight, authority, discipline and foresight in only two skills: planning and leadership.
The text explains in detail, how the students could build these skills from initial education to train as a subject of social change that society requires for processing.
Keywords: skills for managing, planning, leadership, self-direction
Introducción.
Señala Fayol (1973) que todos necesitamos capacidades para administrar, independientemente de la labor que realicemos y que éstas deberían enseñarse desde la educación primaria hasta la superior. Expresa el mismo autor, que los principios que se requieren para administrar son: Autoridad, disciplina, subordinación de los intereses particulares al interés general, unidad de dirección, coordinación de esfuerzos y previsión. Afirma además, que si se logran compilar todos los principios que se requieren para administrar, se podría establecer una doctrina y luego, un método para enseñarlos.
Son estas aseveraciones el motivo de este artículo. Se pretende reflexionar sobre la posibilidad de construir los principios de la administración en la educación de país. Para ello, se tomará en cuenta la filosofía de currículo por competencias.
Se dará una breve explicación de los conceptos y luego las proposiciones para llevar a competencias, las habilidades que propone Fayol y así, que sean pertinentes de ser aplicados en los subsistemas de la educación venezolana.
Se comenzará señalando el significado de competencias. Según el Diccionario de la Lengua Española, es la persona a quien compete o incumbe alguna cosa, apto, idóneo. Para aclarar mejor el concepto como se usa en educación, se citará a Gallego (1999), quien afirma que las competencias no son potencialidades o capacidades genéticamente determinadas que los alumnos pueden desarrollar si se les brinda la oportunidad de hacerlo. Por el contrario, son construcciones de cada quien de conformidad con los retos que se plantea y en relación con la pertenencia a un colectivo determinado. Como construcciones, son susceptibles de reconstrucciones, más no de desarrollo o perfeccionamiento.
Además, se podría afirmar que competencia es un conjunto de atributos personales, en cuanto a su aplicación en el trabajo.
Por otro lado competencia, en su concepción holística es una integralidad. Resulta de una visión combinada de atributos personales y tareas desempeñadas. Considera la complejidad en la mezcla variada de conocimientos, habilidades y destrezas que entran en juego en el desempeño.
Ahora, al revisar las definiciones de administración, encontramos que el Diccionario de la Lengua Española señala que significa: Gobernar, regir, suministrar, aplicar. Administrar la República bienes ajenos, justicia. Además, servir, ejercer algún ministerio o empleo.
Propuesta: Competencias para administrar en educación.
Aclarados los conceptos, se debe afirmar que la educación es el instrumento y el medio para llevar adelante cualquier cambio o cualquier transformación que se pretenda realizar en una sociedad. Es por ello, que esta propuesta se debe inserta en la educación como única vía para lograr su ejecución.
En ese mismo sentido, tenemos que el nuevo proyecto educativo del país, enmarcado en el Currículo Nacional Bolivariano (2007) plantea la formación de un ciudadano con principios, virtudes y valores de libertad, cooperación, unidad e integración que garanticen la dignidad y el bienestar individual y colectivo. En esa concepción de educación como proceso colectivo integrador se puede, perfectamente construir saberes relacionados con los principios para administrar que propone Henry Fayol
Por otro lado, se ha escrito mucho sobre la importancia del capital humano en las organizaciones y se asegura que es el conocimiento el recurso más importante con el que cuenta cualquier organización. Al respecto señala Peter Drucker citado por Mandado (2003) que el recurso económico básico ya no es el capital, ni son los recursos naturales, ni siquiera la mano de obra. Es, y seguirá siendo el conocimiento. Esta afirmación permite fundamentar las ideas que se expondrán a continuación ya que están relacionadas con la puesta en marcha de un plan para incluir competencias para administrar en el currículo venezolano. Ahora bien, partiendo que el conocimiento es un valor importante, y que se puede construir, entonces las competencias para administrar representan también, conocimientos susceptibles de construcción.
En este mismo sentido, si tomamos como ciertas las apreciaciones de Gallegos sobre competencias, nos damos cuenta que las competencia para administrar no se enseñan sino que se construyen y la forma de hacerlo es promoviendo y mediando experiencias para que los estudiantes se percaten de su importancia y por sí mismos las alcancen.
También, se tomará en cuenta que las ideas del autor y que motivan esta reflexión no han perdido vigencia desde que las emitió a principios del siglo pasado y que sólo dándole un acercamiento a las teorías educativas actuales, las habilidades de las cuales habla, se transformarán en competencias para hacerlas pertinentes en el contexto actual.
Recordando nuevamente las habilidades para administrar que propone Fayol (1973) y señaladas en la introducción de este artículo, se redimensionarán dichas habilidades para darle mayor amplitud. Para ello agruparemos coordinación de esfuerzos y previsión en la competencia planificar. Por otra parte, autoridad, disciplina, subordinación del interés general al particular, unidad de dirección la englobaremos como liderazgo. Esta redimensión no ser realiza con el afán de simplificarlas, sino por el contrario, de darles una visión más amplia.
Expresa Fayol que la mayoría de personas poseen capacidades diversas, pero cuando trabajan en conjunto sólo se observa el trabajo en equipo y no las individualidades. Cuando él afirma que entre las habilidades para administrar, está el trabajo en equipo, la unidad de mando, autoridad y trabajo para el colectivo, se podría afirmar que se está hablando de liderazgo. Al respecto señala Barnes (1997) que las características o competencias más resaltantes de un líder son la responsabilidad para estimular al grupo a lograr los resultados cuantitativos y estándares cualitativos, en términos que el integrante alcance unos objetivos personales. Por lo tanto, el líder debe entre otras cosas, crear una visión , comprender las potencialidades, fortalezas y debilidades de su equipo, liderar procesos colectivos de administración que apoyen la colaboración, cooperación y consulta, delegar funciones para trabajar de manera cooperativa, comunicarse asertivamente y motivar al grupo, entre otras actividades.
Resulta evidente entonces, que para que cualquier individuo emplee conocimientos en equipo, debe tener una formación personal que le permita esa integración. El trabajo en equipo no es más que utilizar las potencialidades individuales en conjunto y es líder quien se encarga de compaginar dicho trabajo.
El trabajo en equipo que señala Fayol (1973) está muy relacionado con el liderazgo, por ello en la escuela, desde el subsistema de educación inicial se debe preparar al estudiante para ello. Se sugiere que para lograr dicha competencia se trabaje siempre en equipo, asignando un líder rotativo. De esta manera, los niños podrían construir competencias de autoridad y de organización. Se considera que todos los niños podrían ser líderes en un momento determinado. Cuando sean jefes de sus equipos, deben auto evaluar su desempeño para darse cuenta en qué fallan y en qué aciertan, qué competencias poseen y cuáles les falta construir. En este sentido, debe dárseles las mismas oportunidades a todos y durante el mismo tiempo, para que no sea sólo el más sobresaliente, el extrovertido, quien comande siempre. Por otra parte, el que no destaque naturalmente, con este desempeño de líder rotativo, podría descubrir que sí puede hacerlo y motivarse a seguir preparándose para alcanzar su potencial y llegar a serlo.
Con esta estrategia se estarían trabajando competencias individuales de manera colectivas y viceversa.
Por otro parte, para que el líder sea capaz de trabajar en equipo y pedirle el máximo rendimiento a su grupo, debe tener una preparación técnica que le permita evaluar el trabajo de sus compañeros. Al respecto señalaba Fayol, que las capacidades técnicas están relacionadas con la formación profesional del individuo. Observamos sin embargo, que muchas veces este factor falla, ya que los profesionales egresados de diferentes instituciones, en cualquier especialidad afirman que no poseen la preparación suficiente para ejercer. Además, se observa que es la motivación o la necesidad del trabajador lo que le permite apropiarse del conocimiento, ya sea por la vía de la práctica docente o por la continuación de su preparación académica. Entonces, para que el trabajador tenga ese nivel de reflexión y determine qué competencias le faltan, se requiere auto análisis, observación de su perfil como egresado de una carrera, para darse cuenta qué es lo que le falta para llegar a ese perfil esperado.
¿Cómo se convertiría este aspecto en competencia para que el estudiante la construya y se apropie de la misma?. Se considera conveniente enfatizar en todos los subsistemas, los procesos relacionados con la observación, comparación y evaluación. Éstos son fundamentales para lograr esa criticidad que requiere el líder. En todos los años escolares, comenzando en educación inicial se debe ejercitar tanto la observación como la comparación, ya que estos procesos permiten evaluarse no sólo así mismos sino al conjunto, es decir a los compañeros, a los planes de estudio, a la comunidad donde viven y al ambiente escolar. En este sentido esta preparación estaría fundamentada en el pilar aprender a valorar del Currículo ya citado, donde se pretende que el estudiante tome conciencia de la importancia de acciones colectivas para desarrollar habilidades que le permitan caracterizar, razonar, discernir, dialogar y mediar desde una ética social.
Por otro lado, cuando la persona se percata que le faltan unas competencias, una preparación, éste se motivará a conseguirlas. Allí se pone en práctica cualidades personales relacionadas con la autoestima, la perseverancia en el establecimiento de metas, objetivos y los proyectos de vida. Al respecto señala Sheppard, citado por Barnes (1997) que el gerente es un líder cuya misión es obtener más de la gente, incluso más de lo que ellos mismos creen que tienen y para ello se debe inspirar auto confianza. Por lo tanto la labor del líder, consiste en crear circunstancias por medio de las cuales el individuo pueda desarrollar todo su potencial.
Atendiendo a esta afirmación, se podría asegurar que estos aspectos se deben trabajar desde educación inicial, valorando las potencialidades del estudiante, haciéndoselas saber y pidiéndole que las explore. Por esto se sugiere, que cada lapso el niño, haga su proyecto de vida para ese tiempo donde se incluya unos propósitos a lograr. Para ello deben proponer, actividades a desarrollar y luego evaluar el cumplimiento del mismo para así, construir el conocimiento relacionado con su propio valor personal. Esto le permitirá darse cuenta cuánto puede lograr con el sólo propósito, la perseverancia y la disciplina en el cumplimiento de las actividades. Este ejercicio de pensamiento-acción, le daría la posibilidad de planear y que se percate de la importancia de previsión en todos los órdenes de la vida. En este sentido, afirma van den Akker citado por Barnes (1997) que un buen líder debe tener visión –ser capaz de concebir y mirar hacia el futuro-para proyectar lo que se necesita. Esta mirada hacia el futuro, se logra con la planificación y ejecución de proyectos.
En este mismo orden de ideas, se sugiere que a partir del segundo grado de primaria hasta la universidad, los estudiantes elaboren proyectos sencillos por equipo, luego, ejecutarlos y finalmente evaluarlos. No se trata de los proyectos académicos como están planteados en el Currículo Bolivariano de Educación ya citado, ya que estos se hacen dirigidos por el docente, sino otros, que salgan de los niños para ellos mismos, un proyecto personal y no colectivo.
Por lo tanto, cuando el estudiante se convierta en profesional tendrá una larga trayectoria de planificación, ejecución y evaluación de proyectos. Allí se estaría trabajando con la previsión que señala Fayol.
En la competencia para planificar estaría incluida la capacidad que llama el mismo autor “subordinación del interés individual por el colectivo”. Esta se logra indudablemente, con el trabajo en equipo. Además, complementado con el establecimiento de la visión y misión de la escuela. Por ello se sugiere que éstas sean trabajadas por los alumnos como base, fundamento para realizar sus proyectos. Se considera que todo proyecto debe tener un marco filosófico donde sustentarse.
Por esta razón, cada año escolar, los estudiantes deben elaborar un proyecto general del grado, coordinado por el docente, donde se establezcan los objetivos generales o las finalidades que se desean lograr en colectivo. Los estudiantes deben trabajar para ello de forma mancomunada y cooperativa y que este trabajo les permita, al finalizar el año escolar evaluar los logros y revisar las fallas colectivas y proponer estrategias para superar dichas deficiencias.
Para alcanzar este propósito los estudiantes deben tener una evaluación en colectivo y de esa manera se eliminaría la evaluación individual. Con esta estrategia se logra que prive el interés general al personal, dándole valoración al trabajo grupal. Al respecto, se afirma en el Currículo Bolivariano (2007), que los procesos se deben dar en colectivo y éstos deben conllevar al interacción, discusión, la controversia y la coincidencia, para así formar un ser social comprometido con su entorno socio-cultural y responsable del diagnóstico y solución de los problemas comunitarios a través de la creación colectiva.
Por otro lado, cada periodo escolar se debe reorganizar los grupos. Se sugiere también, que dentro del aula en un año escolar, éstos no deben ser permanentes, para que los niños se acostumbren al cambio, y para que se conozcan todos los integrantes. Al respecto señalan Pascale, Millemann y Gioja (2002) que un sistema perturbado o amenazado por el cambio de su entorno puede ser sacado de un estado de equilibrio por polarizaciones y modificadores de feedback que lo acerca al borde del caos. Entonces, este sistema se rediseña y adopta una forma más eficiente para resolver sus problemas. Entonces, esta teoría se estaría ejecutando si se crea caos e inestabilidad cuando los grupos se reordenan, ya que tienen que adaptarse a nuevas situaciones.
Así mismo, cuando se trabaja en equipo los estudiantes se conocen mejor, determinan las habilidades de sus compañeros y la forma cómo podrían ensamblar esas características para salir adelante con un trabajo asignado.
Como se ha observado, se propone realizar proyectos individuales que nazcan del interés de cada niño y proyectos colectivos de grado enmarcados en la visión y misión de la escuela. El estudiante podría tener un proyecto individual de elaborar estudio sobre el conocimiento de béisbol en la escuela y por otro lado, participar en el proyecto colectivo de ese año escolar de cómo reciclar la basura en la escuela, para citar un ejemplo.
Si revisamos detalladamente nos daremos cuenta que se hace difícil desglosar las habilidades que propone Fayol cuando se engloban en las competencias de planificación y liderazgo, ya que éstas son integrales y no se desligan porque tienen relación con habilidades cognitivas, emocionales, relacionadas con el crear, aprender a convivir, participar, valorar y reflexionar señaladas en el Currículo Bolivariano. Donde además se lee que la sociedad en su proceso dinámico de aprender y desaprender, hace de la educación un proceso en permanente construcción. En este sentido las propuestas realizadas por la autora no representan un conjunto acabado sino un esbozo perfectible de ser mejorado con la participación de un colectivo.
Conclusiones.
Se puede afirmar, que las habilidades para administrar que propuso Fayol en el siglo pasado, marcaron una pauta en la sociedad de aquel entonces, dándole a la administración el carácter científico que le permitió avanzar. Por otra parte, dado que el conocimiento es como la energía que no se pierde sino que se transforma, esos principios se pueden aprovechar, redimensionándolos en competencias para hacerlas pertinentes en nuestro contexto educativo actual.
No resulta descabellado pensar que los principios que sustentan a las organizaciones se puedan aplicar a la educación, si esta se ve como una empresa. La más importante empresa social, si cabe el término.
En ese mismo sentido, si bien es cierto que los cambios que se generan en la sociedad deben partir de la educación, por esta situación, cualquier avance en otra ciencia, no se debe descartar. Traer principios que podrían considerarse obsoletos y de otra ciencia, es tratar de ver en el pasado algo positivo que nos permita redimensionarlo y adecuarlo a la realidad que se viven hoy día.
Por esta razón, la autora propone que se engloben todos los principios de la administración en dos competencias: planificación y liderazgo. Estas emergen como construcciones más complejas que permitirían al estudiantado percatarse de la importancia de las mismas y construirlas para su crecimiento personal y profesional, dado el carácter permanente de la educación.
Por otro lado, el Currículo Bolivariano Nacional plantea que en el marco de la complejidad y la integralidad, los estudiantes deben formarse como ciudadanos y en esta formación caben las competencias para administrar que plantea Fayol, ya que están fundamentadas en los pilares educativos propuestos como son: aprender a convivir y participar, a crear, a valorar y a reflexionar.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Barnes, T. (1997). Cómo lograr un liderazgo exitoso. Bogotá Mc Graw Hill.
Fayol, H. (1973). Administración Industrial y General. México. Herrero Hermanos, Sucs, S.A.
Gallegos, B. (1999). Competencias Cognoscitivas. Bogotá. Mesa Redonda Magisterio.
Pascale R., Milleman, M., Gioja, L. (2002) El líder en tiempos de caos. España. Paidos.
Mandado, E., Fernández, F., Doiro M. (2003) La innovación tecnológica en las Organizaciones. España. Thomson TM.
Ministerio de Educación para el Poder Popular (2007). Currículo Nacional Bolivariano. Caracas
Real Academia (1970). Diccionario de la Lengua Española. España. Editorial Espasa.
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