María del Carmen Rodríguez Fernández (CV)
Universidad de Ciencias Pedagógicas “Félix Varela” de Villa Clara, Cuba
mariacr@ucp.vc.rimed.cu
Resumen:
La figura del tutor es ampliamente reconocida y se asocia a diferentes contextos
de actuación en los que prevalece la escuela; no obstante, el tutor de la
entidad laboral no es un profesional del sector educacional y por ende se hace
indiscutible el valor de su correcta selección. La finalidad de la función de
tutoría desde la entidad laboral es contribuir a la formación integral del
técnico medio en la especialidad Contabilidad a partir del contenido
profesional. Ello encierra un nivel de competencias presentes en este trabajo;
un tutor comprometido socialmente y poseedor de una preparación y una ética en
relación a su profesión específica está en condiciones de asimilar cambios en su
contenido laboral dirigidos a contribuir a la educación del estudiante que le
sea asignado. El objetivo del presente trabajo es analizar los rasgos que
tipifican al tutor de la entidad laboral como agente educativo mediador en la
especialidad Contabilidad de la Educación Técnica Profesional y presentar las
competencias que debe desarrollar en un desempeño exitoso, lo que permite
arribar a conclusiones relacionadas con su quehacer en la práctica pedagógica al
dirigir un proceso pedagógico profesional en la entidad laboral que tribute a
beneficios en todas direcciones.
Palabras clave: tutor, competencias, preparación, mediador, escuela politécnica,
entidad laboral.
Introducción:
Se ha constituido en una fórmula cubana la preparación de todos para entender
los proyectos sociales y actuar a favor de su emprendimiento. Existe plena
coincidencia con Nieto Almeida LE (2005) cuando expresa que las políticas
educativas al nivel de estado son diseñadas para construir una sociedad más
equitativa, democrática y humana, así como con la definición que ofrece en
relación al cambio educativo.
Este investigador concibe el cambio educativo como “[…] el proceso de
transformación, renovación, actualización, evolución en el proceso educativo (la
práctica, la teoría, didáctica y metodología), a partir de las necesidades
crecientes de la sociedad y sentidas como tal por la comunidad pedagógica, de
las cuales surge el modelo anticipado de lo que se quiere lograr, cómo y con qué
lograrlo, con arreglo a los objetivos. Entraña una cierta ruptura creativa con
lo que le antecede y de lo cual surge. Parte de un proceso continuo de
desarrollo y dimana como solución a un estado de crisis y negación dialéctica de
la práctica y la teoría pedagógica. Puede tener un inicio brusco o paulatino,
pero siempre abarcará de forma holística y sistémica toda la ciencia pedagógica”
1. Es válido valorar que todo cambio tiene como centro al ser humano que lo
lleva adelante y que se autotransforma como parte del propio proceso, lo que en
el caso de la inserción laboral en la Educación Técnica y Profesional tiene un
alcance que trasciende los límites del sector educacional.
Varios autores, citados por Sobrado Fernández y colaboradores (2005), han
abordado definiciones acerca de la tutoría manifestando, como consenso, el
conocimiento y la comunicación adecuada con sus tutorados a fin de efectuar una
labor psicopedagógica hacia ellos: Marroquín y Villa (1995), Valdivia (1998),
Manchen (1999) y Baudrit (2000); otros investigadores se han referido a
requisitos de competencias y a la consideración de un proceso holístico: Arnaiz
e Isus (1995). Autores como Sobrado y Ocampo (2000) han atribuido importancia a
las competencias y a una rigurosa acción orientadora.
Para Collazo Delgado (2005): “La tutoría es el proceso continuo y permanente que
se da entre tutor y estudiante con una responsabilidad compartida por ambos, en
la cual se debe materializar la función orientadora del rol de Educador
Profesional y su apropiación de los referentes de la Orientación Educativa y de
las diversas ciencias que le respaldan y cuya expresión se concreta en un Modelo
de Tutoría Integral, Educativa Orientadora y Personalizada, que contempla lo
académico, lo vocacional-profesional, lo personológico y lo investigativo” 2. En
esta definición se expresan valiosos aportes por la importancia concedida a la
visión y la misión de esta tarea en relación al papel de la orientación en el
proceso, a la atención personalizada y a la postura activa del estudiante
tutorado.
Según Marchesi (1986), referenciada por Marín García y colaboradores (2007), se
define la tutoría como: “Conjunto de apoyos técnicos, dirigidos tanto a los
alumnos como a los agentes educativos. Su objeto es lograr el máximo ajuste
entre las potencialidades individuales y las exigencias educativas con el fin de
conseguir una mayor formación de los alumnos en su desarrollo personal como en
el aprendizaje”3. Esta definición aporta, entre otros, un elemento valioso al
referenciar el trabajo entre los agentes educativos que comparten la incidencia
en la formación integral del tutorado.
En ello se requiere de una formación profesional caracterizada por la
interacción con el ambiente de trabajo; en ello resultan importantes la
calificación y el desempeño, los conocimientos y el nivel de responsabilidad
para lograr un desenvolvimiento exitoso en el desarrollo de las funciones a
desarrollar. Se requiere entonces de un tutor con competencias que le permitan
llevar a cabo sus funciones.
Desarrollo:
En la Educación Técnica y Profesional estas consideraciones tienen un matiz
especial de acuerdo a las características que la inserción laboral del
estudiante imprime a la labor del tutor perteneciente a entidades laborales. En
tal sentido, a juicio de la autora, los rasgos esenciales de la tutoría se
centran en el papel directivo del tutor durante el proceso pedagógico
profesional en la entidad laboral como prolongación de la escuela, participación
integrada tutor-tutorado, papel activo del estudiante tutorado con
responsabilidad compartida en su aprendizaje, carácter orientado hacia un fin
como resultado de objetivos conscientemente establecidos, enfoque personalizado,
enfoque desarrollador a partir de las necesidades determinadas y las exigencias
educativas.
Es el tutor un agente de la educación, “término genérico que designa a las
personas que intervienen directa o indirectamente en el proceso educativo […]
que operan como agentes de cambio en la educación” 4. En la Educación Técnica y
Profesional se comprende al tutor como agente educativo mediador:
Entre el estudiante y el contexto socio-histórico que incluye sus relaciones
laborales con los especialistas en cada una de las funciones por las que
transita durante su Práctica Laboral y/o Pre-profesional, con el colectivo
laboral en general y las actividades que se desarrollan y de las que es
partícipe, así como con el docente que controla y evalúa el proceso.
Entre el estudiante y el contenido profesional que incluye la cultura, la
experiencia en una profesión, normas, principios, ética profesional,
procedimientos, habilidades a desarrollar, juicios valorativos que comprende,
así como los medios de trabajo que integran la documentación oficial contable de
manera que cobre significado y coadyuve al desarrollo de intereses
profesionales.
Entre el docente y los especialistas de los diferentes departamentos y
colectivo en general, dado su carácter directivo e integrador en las acciones
educativas y en las actividades profesionales que se orientan, así como en la
concreción de un criterio evaluativo justo.
En las reconstrucciones subjetivas del estudiante dado el vínculo que éste
construye entre lo cognitivo y lo afectivo en su autorregulación.
Ello es expresión de un aprendizaje históricamente condicionado basado en la
apropiación de la cultura de una profesión determinada que es trasmitida de una
generación a otra, donde el estudiante entra en contacto con la experiencia que
le antecede y se apropia de ella. Mediante dos categorías fundamentales (la
actividad y la comunicación) se establecen las relaciones interpersonales que
intervienen en el proceso pedagógico profesional. La esencia humana de
personalidad se alcanza a través de la actividad que el individuo establece en
la realidad con otros hombres y a través de los procesos comunicativos que le
son inseparables e inherentes.
El tutor debe estar preparado para lograr en el estudiante la adquisición de un
dominio profesional gradual, el dominio de los conceptos y conocimientos
precedentes para su utilización y enriquecimiento en la práctica, el desarrollo
de hábitos y habilidades, la asimilación de modos de actuación propios con un
carácter intelectual y emocional donde se implique la personalidad como un todo
en un proceso cognitivo que promueva la formación de sentimientos, motivaciones,
valores y convicciones todo lo cual conduce a niveles de desarrollo que, a su
vez, facilitan la adquisición de nuevos aprendizajes y garantizan un verdadero
acto volitivo, autorregulado.
En este sentido el grupo y en particular el grupo laboral al frente del cual se
encuentra el tutor, como componente esencial del entorno social en la entidad
laboral, forma parte intrínseca del proceso pedagógico profesional y se
constituye en agente mediador y socializador entre el estudiante y la cultura
que debe ser interiorizada, ya que el aprendizaje del estudiante es resultante
de la interacción que se establece, siguiendo el camino que transita de lo
externo, social e intersubjetivo hacia lo interno, individual e intrasubjetivo.
El desarrollo del estudiante se promueve en la medida en que se potencie la
apropiación del conocimiento, teniendo en cuenta la correcta orientación, la
estimulación sobre la base de los niveles alcanzados y el establecimiento de
metas que amplíen progresivamente la zona de desarrollo potencial en la propia
dinámica de la actividad en la que debe manifestar el desarrollo de competencias
y las necesidades de aprendizaje para lograrlas, lo que se constituye en el
problema a resolver y que orienta hacia los objetivos a lograr en la actividad
práctica.
El contenido así determinado debe corresponderse con el perfil ocupacional y los
planes de rotación por puestos de trabajo donde se proyectan los restantes
componentes del proceso pedagógico profesional (métodos, medios, formas de
organización y evaluación) que tiene lugar en la entidad laboral. Entonces es
válido señalar una premisa ancestralmente reconocida: “[…] el camino más corto
al desarrollo es la educación y el camino más corto a la educación es educar al
educador” 5. En este modelo teórico el tutor deviene mediador de las influencias
sociales debiendo lograr su autotransformación para que sea capaz de aprender a
aprender y a enseñar creativamente lo que motiva la necesidad de identificar y
analizar aquellas competencias relacionadas a la labor de tutoría en ese
contexto.
Tan variadas son las definiciones acerca de las competencias, como los expertos
que las expresan (investigadores individuales, instituciones de formación
profesional, organismos internacionales, disposiciones legales). Una
aproximación generalmente aceptada la identifica como atributo personal que
permite demostrar éxito en la ejecución del trabajo. Entre ellos, y de manera
resumida, se seleccionan aquellos expertos referenciados por Vargas Zúñiga
(2004) y los elementos que distinguen esta óptica:
Así se aprecia en Bunk (1994) que aborda la autonomía y la flexibilidad para
colaborar en el entorno; Ducci (1997) se refiere a la obtención de la
competencia, no sólo mediante la instrucción sino en gran medida mediante el
aprendizaje por experiencia en situaciones concretas de trabajo con lo que
coincide, hasta cierto punto, con Gallart MA y Jacinto C (1997) cuando refieren
que las competencias no provienen de la aplicación de un currículum sino de un
ejercicio de aplicación de conocimientos en circunstancias críticas; Agudelo
(1998) la expresa como capacidad integral que tiene una persona para
desempeñarse eficazmente en situaciones específicas de trabajo; Prego (1998),
quien tiene puntos de contacto con Bunk, se refiere también a la importancia de
la flexibilidad y capacidad de adaptación por encima del conocimiento o la
experiencia concreta; en este orden, Zarifian (2001) concede importancia a la
capacidad de tomar iniciativas y responsabilizarse por ellas.
Otros investigadores, también citados por Vargas Zúñiga (2004) tales como:
Gonzci A y Athanasou J (1996) consideran que hay que tener en cuenta un enfoque
holístico en la medida en que integra y relaciona atributos y tareas e incorpora
la ética y los valores como elementos del desempeño competente; Le Boterf (1998)
incorpora a la construcción de competencias, elementos tales como la combinación
de los recursos del ambiente (relaciones, documentos, informaciones y otros);
por su parte Kochanski (1998) establece la competencia como medida que distingue
a un trabajador, sobre la base del rendimiento, en comparación con otro en una
misma categoría laboral; Miranda (2003) plantea que las competencias se
describen agrupando las tareas productivas en áreas de competencia (funciones
más o menos permanentes), especificando para cada una de las tareas los
criterios de realización a través de los cuales se puede evaluar su ejecución
como competente.
Desde la perspectiva asociada a las instituciones de formación profesional en
América Latina, el denominador común se relaciona con la movilización de
conocimientos para dominar situaciones concretas de trabajo. Reconocen, además,
la existencia de competencias básicas que envuelven los fundamentos técnicos y
científicos; competencias específicas que engloban capacidades técnicas, las
cuales permiten operar objetos y variables que inciden en la generación del
producto y, competencias de gestión, un conjunto de capacidades organizativas,
metodológicas y sociales, referentes a la calidad y la organización del trabajo,
las relaciones en éste y la respuesta ante situaciones nuevas e imprevistas.
En síntesis, se considera la competencia como el desempeño eficaz en situaciones
laborales específicas, en que se puede resolver en forma autónoma y flexible los
problemas que se presenten en el ejercicio de determinadas funciones y se esté
capacitado para colaborar en su entorno profesional y en la organización de su
trabajo.
En palabras de Agudelo Mejía (2002): “Quien así se comporta tiene competencia
técnica, por cuanto domina las tareas y contenidos de su ámbito de trabajo, y
posee los conocimientos y habilidades para desempeñarlo con eficiencia;
competencia metodológica, al saber aplicar el procedimiento adecuado a las
tareas que le corresponde desempeñar y a las irregularidades que se presenten,
que encuentra de manera independiente vías de solución a los problemas y está en
capacidad de transferir sus experiencias a otras situaciones laborales;
competencia social, porque colabora con otras personas de manera constructiva, y
muestra un comportamiento orientado al grupo y al entendimiento interpersonal; y
competencia participativa al estar dispuesto a intervenir en la organización de
su puesto de trabajo y de su entorno, siendo capaz, además, de organizar y
decidir, y aceptar responsabilidades”6.
Esta reflexión del citado autor encierra una significativa importancia en
función de la investigación sobre las competencias a que se aspira para el
desempeño del tutor en la entidad laboral. De tal forma se reconoce, en primer
lugar, los elementos cognitivos que debe poseer el tutor en relación a la
política educacional en general y acerca de la Educación Técnica y Profesional
en particular, como vía para la comprensión de su rol mediador, lo que debe
acompañar los conocimientos técnicos que ya posee y aquellos que se precisan en
el orden pedagógico para organizar su influencia educativa hacia un entorno
integrado por estudiantes, familia, docentes y colectivo laboral, a fin de
aplicar sus conocimientos en el proceso pedagógico profesional que dirige.
En tal sentido, más que definir mecánicamente un listado de tareas para arribar
a la identificación de la calificación que requiere el tutor, resulta válido
basarse en los objetivos o resultados deseados que derivan en funciones y éstas,
a su vez, en los conocimientos, habilidades y destrezas requeridas.
Una aproximación al enfoque de la competencia laboral, la constituye distinguir
convenientemente las diferentes fases de su aplicación que son descritas por
Irigoin M y Vargas F (2002) como: la identificación de competencias, la
normalización de competencias, la formación basada en competencias y la
certificación de competencias.
La identificación de competencias es el “proceso utilizado para establecer, a
partir de una actividad de trabajo, las competencias que se movilizan con el fin
de desempeñar la actividad satisfactoriamente, sobre la base de la realidad del
trabajo, lo que conlleva a que se facilite la participación y el análisis
reflexivo de las distintas figuras implicadas en el proceso laboral” 7. En
función de ello deben ser consideradas, a los fines de la investigación que se
efectúa, las reflexiones a aportar por subdirectores de enseñanza práctica y
docentes de experiencia del área técnica fundamentalmente.
Existen diferentes metodologías para la identificación de competencias. En sus
estudios, Vargas Zúñiga (2004) refiere que el análisis funcional es “[…] un
enfoque de trabajo para acercarse a las competencias requeridas mediante una
estrategia deductiva. Se inicia estableciendo el propósito principal de la
función productiva o de servicios bajo análisis y se pregunta sucesivamente qué
funciones hay que llevar a cabo para permitir que la función precedente se
logre” 8. Ello permite partir del objetivo principal a alcanzar y desagregarlo
relacionándolo con puntos de vista del problema que se ha determinado por lo que
es válido para indagar en las vías para lograr resultados en los cuales se
centra.
Constituye un proceso de desagregación que avanza de lo general a lo particular,
siguiendo una lógica de causa-efecto. Su mapa funcional, como representación
gráfica de los resultados del análisis, no describe procesos de trabajo sino
funciones a realizar para lograr el objetivo clave. Esta peculiaridad hace
válido el enfoque descrito para la determinación de las funciones a desarrollar
por el tutor pues resulta necesario identificar los resultados necesarios para
lograr el objetivo clave.
El objetivo clave de la función de tutoría desde la entidad laboral es
contribuir a la formación integral del técnico medio en la especialidad
Contabilidad a partir del contenido profesional.
Para el cumplimiento de sus funciones, el tutor precisa de una preparación
teórica que le permita una actuación eficiente en la dirección del proceso
pedagógico profesional que tiene lugar en la entidad laboral.
Se comprende, dentro de su preparación teórica:
1- Conocimientos sobre los fundamentos teóricos relacionados con la inserción
del estudiante en la entidad laboral.
Conocimientos sobre el principio básico de estudio y trabajo, su importancia y
aplicación en la Educación Técnica y Profesional en función del desarrollo
profesional y en valores del estudiante.
Dominio del contenido de las disposiciones normativas que regulan la inserción
del estudiante en la entidad laboral de manera que se conciba ésta como
prolongación del enfoque pedagógico del politécnico y le permitan comprender sus
funciones como tutor.
2- Conocimientos sobre el contenido del perfil de la especialidad y las
habilidades a desarrollar por el estudiante en la entidad laboral.
Dominio de las tareas a desarrollar por el estudiante en la entidad laboral
según el perfil de la especialidad.
Dominio de los objetivos concretados en los programas de las asignaturas
técnicas y las habilidades a desarrollar por año en la Práctica Laboral y la
Práctica Pre-profesional para integrar los componentes académico, investigativo
y laboral.
3- Dominio del diagnóstico pedagógico integral del estudiante.
Dominio del diagnóstico del estudiante como punto de partida para la
orientación y control del trabajo a realizar.
Dominio de las funciones del diagnóstico para desarrollar una atención
personalizada al estudiante.
En su aplicación a la práctica pedagógica deberá ser competente en función de:
1- La orientación al estudiante del trabajo a realizar.
Ofrece niveles de ayuda para la comprensión por parte del estudiante del
trabajo a realizar.
Propicia que el estudiante comprenda el valor que profesionalmente tiene el
contenido del trabajo orientado.
Aprovecha las potencialidades que proporciona el contenido de trabajo y el
propio entorno laboral en función del desarrollo de valores y de la ética
inherente al profesional de la Contabilidad.
Establece relaciones entre el trabajo contable a desarrollar y el necesario
control de los recursos en la prevención de errores, fraudes e ilegalidades.
2- El control y evaluación del desarrollo profesional y laboral del estudiante.
Realiza seguimiento al diagnóstico integral del estado del aprendizaje y las
tendencias del desarrollo de la personalidad del estudiante.
Utiliza la evaluación para la medición del proceso y sus resultados
considerando la estructura de la habilidad a desarrollar.
Ajusta el ritmo de aprendizaje según su grado de avance en el desarrollo de
las habilidades.
Analiza con el estudiante la calidad del trabajo realizado y el resultado de
los indicadores establecidos.
Propicia el desarrollo de juicios de valor ante situaciones políticas
actuales, laborales y/o profesionales.
3- El establecimiento de relaciones asertivas y de colaboración en el contexto
educativo.
Establece una comunicación mediante un lenguaje adecuado y basada en el
respeto mutuo y la comprensión en el contexto educativo (colectivo laboral,
personal docente, comunidad, estudiante y su familia).
Coordina con el personal docente y los especialistas responsabilizados en cada
uno de los subsistemas contables la organización, ejecución, control y
evaluación del desempeño del estudiante en la entidad laboral.
Realiza intercambios en el contexto educativo acerca de las características y
desarrollo del estudiante.
Proyecta acciones que facilitan la labor educativa hacia el estudiante, tanto
preventiva como correctiva, a partir de las potencialidades que ofrece el
entorno laboral.
Orienta acciones dirigidas a desarrollar en el estudiante la solidaridad y la
cooperación en el colectivo laboral.
Conclusiones:
Como agentes educativos mediadores no profesionales de la educación, los
tutores requieren de un proceso de capacitación conducente al desarrollo de
competencias cognitivas que les permita asumir la práctica pedagógica en las
entidades laborales.
Los aspectos teóricos y metodológicos abordados orientan cómo se lleva a
efecto el diseño y desarrollo de las competencias del tutor en el proceso de
inserción de los estudiantes de la especialidad Contabilidad en las entidades
laborales.
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