Yolanda Lirón Ruiz (CV)
yolandaliron@hotmail.com
Palabras clave: cognición, superdotado, educador, estrategias cognitivas,
currículum en educación infantil, rol, conceptos.
1. INTRODUCCIÓN.
El niño y la niña desde que nacen poseen unas potencialidades cognitivas
dispuestas a desarrollar, de cómo se desarrollen estas capacidades dependerá del
tipo y del modo de interacción que mantengan con el medio ambiente.
En este artículo vamos a analizar cómo el niño y la niña pasan de una
inteligencia práctica a tener una inteligencia intuitiva, es decir, cómo puede
alcanzar la capacidad simbólica, que es única de la especie humana. Del mismo
modo trataremos cómo se produce el desarrollo cognitivo de los sujetos y cómo se
trata este aspecto en el currículum de la educación infantil.
2. TEORÍAS EXPLICATIVAS DEL DESARROLLO COGNITIVO DEL NIÑOS HASTA SEIS AÑOS.
Numerosas teorías han tratado de comprender y estudiar el modo por el que el ser
humano adquiere conductas nuevas, cómo se produce el desarrollo cognitivo y qué
factores son los más favorables para este proceso.
Según la teoría psicoanalítica, el motor del desarrollo sería la pulsión. En
ella se juega al unísono aspectos innatos y aspectos adquiridos. Según Freud, la
pulsión está constituida por cuatro elementos: fuente (es la parte del cuerpo
sometida a la pulsión), presión o impulso (es la carga energética y factor de
motricidad que hace tender al organismo desde la fuente hacia un fin); fin (es
la satisfacción o supresión de la tensión); objeto (es el elemento por medio del
cual se cumple el fin).
Esta energía o pulsión se va canalizando de diferente manera a lo largo de los
estadios de desarrollo por los que pasa el ser humano.
Otra teoría fundamental para explicar el desarrollo y el aprendizaje es el
conductismo. El conductismo se interesa por la conducta observable. Defiende que
la base de todo aprendizaje se produce por una asociación ente “estímulos” y
“respuestas” (E-R) y que a partir de aquí se puede añadir otros estímulos y
crear aprendizajes más complejos. Por lo tanto, el conductismo no desarrolla
estadios del desarrollo propiamente dicho.
El cognitivismo, representado por Piaget, explica el desarrollo a partir de la
organización y formación del conocimiento a lo largo de cuatro periodos o
estadios:
Periodo sensoriomotor, que abarca desde 0 a 2 años.
Periodo preoperacional, que abarca desde los 2 hasta los 7 años.
Periodo de las operaciones concretas, desde los 7 hasta los 12 años.
Periodo de las operaciones formales, desde los 12 años hasta los 16 años
aproximadamente.
Para Piaget, la adaptación es una modificación del organismo en función del
medio que favorece la conservación de ese organismo. En un proceso adaptativo
aparecen dos aspectos indisociables: asimilación que es la incorporación de la
información del medio al organismo y acomodación que supone la modificación del
organismo por el efecto de la influencia del medio.
Este proceso permite que el sujeto elabore sus propios esquemas. Un esquema es
una “sucesión de acciones que tienen una organización y que son susceptibles de
repetirse en situaciones semejantes”. Así el niño al actuar, sus esquemas se
multiplicarán y su número crece mientras el sujeto aprende.
La gestalt. Defiende que conocemos o percibimos totalidades o configuraciones
complejas. Desarrolla una serie de leyes que rigen la percepción, el
conocimiento y el pensamiento y que son: la ley de pregnancia o de la buena
forma, la ley de la proximidad, la ley de semejanza, de cierre, de continuidad,
de figura-fondo…
El interaccionismo social de Vygotski. Afirma que la relevancia de lo social en
el desarrollo. El sujeto aprende por un “doble proceso de formación”, primero a
nivel interpersonal (o social) y luego a nivel intrapersonal (o individual).
3. ETAPAS: CARACTERÍSTICAS Y MOMENTOS MÁS SIGNIFICATIVOS.
Las investigaciones piagetianas, parecen ser los estudios que nos permiten
analizar de una forma más sistemática los estadios del desarrollo cognitivo de
los niños y de las niñas de 0 a 6 años. El primero es el conocido como estadio
sensoriomotor, en el que la inteligencia es esencialmente práctica y el segundo
estadio, es el preoperacional, en el que empieza a desarrollarse el pensamiento
simbólico y preconceptual.
Dentro del estadio sensoriomotor se establecen varios subestadios:
Subestadio 1 (0-1 mes). Ejercicio y consolidación de reflejos. Reflejos como la
succión constituyen los primeros esquemas sensoriomotores en el bebé y los
cimientos del desarrollo cognitivo humano.
Subestadio 2 (1-4 meses). Reacciones circulares primarias y primeras
adaptaciones adquiridas. Hay una desaparición de los reflejos y transformación
en acciones voluntarias. Hay una aparición de las primeras repeticiones de una
misma acción y coordinación incipiente de varias acciones, visión, audición,
coordinación ojo-mano, etc.
Subestadio 3 (4-8 meses).Reacciones circulares secundarias. Coordinación
completa de visión-prensión. Comienzo de la diferenciación entre los fines y los
medios.
Subestadio 4 (8-12 meses). Coordinación de esquemas secundarios y su aplicación
a situaciones nuevas. Hay un perfeccionamiento de la permanencia del objeto.
Aparece la capacidad de anticipar las acciones a partir de los indicios. El
juego y la imitación se convierten en actividades más netamente diferenciadas de
la inteligencia adaptada.
Subestadio 5 (12-18 meses). Reacciones circulares terciarias. Se produce el
descubrimiento de nuevos medios por experimentación activa. Resolución de
problemas nuevos. El niño y la niña aprenden por ensayo-error, con distintas
pautas de conducta para buscar la más efectiva para alcanzar un objetivo.
Subestadio 6 (18-24 meses). Invención de nuevos medios por combinación mental.
Comienzos de la representación mental y adquisición de la plena permanencia del
objeto. El logro que diferencia a esta fase de las anteriores es la capacidad de
representar objetos por medio de símbolos. La aparición de la función simbólica
se a dejar notar en otros desarrollos: la imitación diferida, el juego
simbólico, el dibujo, las imágenes mentales y el lenguaje.
Dentro del estadio 2 de la inteligencia operatoria distinguimos dos etapas: la
que corresponde al pensamiento simbólico y preconceptual y la del pensamiento
intuitivo.
Pensamiento simbólico y preconceptual (de los 18 meses hasta los 4 años).
Aparece la función simbólica y la transducción por la cual, se procede por
analogías inmediatas y no por deducción.
Pensamiento intuitivo (de 4 a 6-7 años). Las representaciones están basadas en
configuraciones estáticas (próximas a la percepción). Las características del
pensamiento preoperatorio son: centración, irreversibilidad, estatísmo,
experiencia mental concreta (basada en acciones concretas) y el egocentrismo que
es una centración excesiva en las acciones y representaciones propias del
sujeto. El pensamiento egocéntrico se puede manifestar de diferentes formas:
Fenomenismo: tendencia a establecer un lazo causal entre fenómenos que son
vistos como próximos por los niños.
Finalismo: casa cosa tienen una función y una finalidad que justifica su
existencia.
Artificialismo: las cosas son consideradas como el producto de la fabricación y
voluntad humana.
Animismo: perciben como vivientes y conscientes a cosas y fenómenos inertes. A
partir de la inteligencia intuitiva el niño y la niña están más y mejor
preparados para ir adquiriendo “su realidad”. A continuación analizaremos la
formación de los principales conceptos necesarios para el desarrollo cognitivo
del niño y de la niña.
4. EL CONOCIMIENTO DE LA REALIDAD, GÉNESIS Y FORMACIÓN DE LOS PRINCIPALES
CONCEPTOS.
La formación de la noción de objeto se refiere a las creencias que desarrollamos
de que todos los objetos incluidos nosotros, coexistimos como entidades
físicamente distintas e independientes en un espacio común. Entre ellos
destacamos:
Conocimiento de los otros y de sí mismo: primero tenemos conciencia de los otros
y luego de nosotros mismos. Es a partir de los 18 meses cuando es capaz de
distinguir su imagen con nitidez.
Conocimiento del mundo social: entre los procedimientos que intervienen en la
adquisición del mundo social tenemos que subrayar los siguientes:
a) la adquisición de la presencia del otro que le permite al niño y a la niña
hacer inferencias y anticipar lo que los otros pueden sentir o pensar;
b) los esquemas de conocimiento que funcionan a modo de hipótesis y
diferenciamos entre: los esquemas de persona que nos permiten tener información
sobre las características personales de los otros y de uno mismo, los esquemas
de roles que nos indican las funciones que podemos desempeñar y los scripts y
guiones que especifican una secuencia de acciones conectadas casual y
temporalmente y que se producen en un contexto social determinado.
La observación y exploración del mundo: se produce por la manipulación de los
objetos. Es el juego la conducta exploratoria que ayuda al niño a la
construcción de su conocimiento. El juego es instrumental, interactivo y es
social.
Concepto de número: para Piaget (1966), el desarrollo del concepto de número va
precedido por la adquisición de las nociones de clase y de relación, que
componen respectivamente el aspecto cardinal y ordinal de número. El hecho de
que el niño sepa contar no implica que haya logrado el concepto de número.
Identidad personal: el yo se considera parte del cuerpo y falta la distinción
entre la realidad externa y la experiencia psíquica interna.
Adquisición de la identidad sexual y de género: sigue un proceso, hacia los dos
años distinguen una dicotomía genérica que se refleja en juguetes, vestidos,
actividades, al mismo tiempo se clasifica en una de las categorías sexuales y a
partir de aquí, organiza sus preferencias, gustos, intereses y valoraciones.
Todos estos conocimientos permiten el desarrollo integral del niño en lo
referente a la realidad externa, pero al mismo tiempo se debe desarrollar lo
cognitivo, la realidad interna del niño.
5. LO COGNITIVO Y EL DESARROLLO INTEGRAL DEL NIÑO.
Piaget distingue tres tipos de conocimiento atendiendo a su origen o procedencia
y explica cómo en función de un proceso progresivo de adquisición, este influye
directamente en el desarrollo integral del niño y de la niña.
Conocimiento físico o del mundo exterior: el niño descubre su medio físico
actuando sobre el mismo, observando, manipulando y experimentando con objetos y
situaciones diversas.
Conocimiento social. A través de la relación con otras personas va descubriendo
las normas sociales y conductuales.
Conocimiento lógico-matemático. Este conocimiento no se adquiere directamente,
sino a partir de la relación con el conocimiento físico. Ambos son dos polos del
conocimiento de los objetos: uno es externo a la persona (del conocimiento
físico), el otro es interno (el conocimiento lógico-matemático). Para poder
desarrollar estos conocimientos en la etapa de educación infantil, hay diversas
estrategias de actuación que indican cómo se pueden planificar actividades
cognitivas para conseguir de una forma adecuada los conocimientos que acabamos
de explicar.
6. ESTRATEGIAS DE ACTUACIÓN Y RECURSOS.
Según Kaimii y De Vries (1985), el profesor de educación infantil al planificar
sus actividades, debe tener en cuenta que el niño puede interactuar con los
objetos que le rodean de cuatro formas distintas:
Actuar sobre los objetos y ver la reacción que tienen éstos. Ocupa el periodo de
0 a 4 años.
Actuar sobre los objetos para producir el efecto deseado. Para que se pueda
desarrollar la distinción entre medios y fines, que aparece ya al final del
segundo año.
Ser consciente de cómo se ha logrado el efecto deseado. Es necesario que el
profesor/a vaya introduciendo periodos de reflexión, tras la realización de las
actividades.
Explicar las causas de lo observado. Consiste en explicar las causas de los
fenómenos sobre los que versan las actividades que se proponen a los niños.
Algunas orientaciones y actividades para niños y niñas de 0 a 3 años para
provocar estos efectos, son:
Hasta los seis meses. Alternar pulseras en sus manos produciendo sonidos, para
que se las mire, poner en la cuna móviles con sonido, jugar con campanillas y
sonajeros, ocultándoselos detrás de él/ella para estimular el seguimiento
visual, etc.
De seis meses a un año. Jugar con cubos de colores, esconder objetos de un cojín
para animarle a buscarlos, tirar objetos y jugar a recogerlos, etc.
Hasta los dieciocho meses. Jugar a meter anillas cada vez más pequeñas en un
soporte, atar un coche con una cuerda y pedirle que tire del mismo, hacer
garabatos, etc.
Hasta los veinticuatro meses. Con cartas hacer parejas de colores, hacer juegos
de encajes, trabajar con rompecabezas de dos o tres piezas, categorizar objetos
por su tamaño y color, experimentar juegos con las canciones, etc.
De los dos a tres años. Darle al niño y a la niña cuentos y pedirle que busque
elementos en las ilustraciones (animándole para que pase las hojas del cuento de
una en una), emparejar cartas iguales, jugar a las adivinanzas, hacer círculos y
figuras imitando al educador, etc.
Con tres años. El niño y la niña deben establecer relaciones de equivalencia,
emparejando y clasificando los objetos por tamaño, color y forma. Para adquirir
la noción de cantidad, se puede utilizar la plastilina e ir variando las figuras
realizadas en forma y tamaño, podemos comparar muchos objetos con pocos, más y
menos, todo y nada, etc.
Una de las estrategias más importantes a la hora de potenciar el desarrollo
cognitivo en los niños y niñas, es el juego infantil. Podemos distinguir entre
varias clases:
Los juegos para desarrollar el pensamiento motor: que se corresponden con
acciones como saltar, gatear, empujar objetos…
Los juegos para desarrollar la función simbólica: que son aquellos que potencian
la expresión gestual y corporal, tales como las marionetas, las canciones,
juegos de eco…
Los juegos para el desarrollo mental, tales como dibujar sin saber o ¿qué cosa
es?, en los cuales se incentiva la imagen mental de los objetos en el niño y la
niña.
Los juegos para desarrollar el pensamiento social, que pueden consistir en
imitar situaciones cotidianas como el saludar o el despedirse, de una forma
simulada.
La importancia para el desarrollo de estas capacidades reside en el principio de
globalidad e interdependencia que debe presidir en esta etapa, por esto, es
importante explicitar el desarrollo cognitivo dentro de las actividades
programadas por el educador/a. En el próximo apartado vamos a tratar cómo queda
reflejado legalmente este contenido dentro de la educación infantil.
7. EL DESARROLLO COGNITIVO EN EL CURRÍCULUM DE LA EDUCACIÓN INFANTIL.
La ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación (LOE), en su título I,
capítulo I, señala que la finalidad de la educación infantil es la de contribuir
al desarrollo físico, social e intelectual de los niños y las niñas. En el
desarrollo orgánico de esta ley, el Real Decreto 1630/2006, de 29 de diciembre,
establece las enseñanzas mínimas a impartir en el segundo ciclo de la Educación
Infantil, señalando entre sus objetivos: la adquisición de la autonomía
personal, la capacidad de observación y la iniciación a la lógica- matemática.
La intervención educativa en relación al desarrollo cognitivo, en esta etapa,
debe contemplar que las experiencias de niños y niñas estén vinculadas
estrechamente con los ámbitos de la acción y la actuación sobre el medio.
En general hay que considerar tres etapas a la hora de programar el desarrollo
cognitivo: de cero a dos años, de dos a cuatro y de cuatro a seis años.
De cero a dos años: se trata de proporcionar estimulación física y social
adecuada. Estas actividades deberán ser frecuentes y variadas.
De dos a cuatro años: el desarrollo cognitivo del niño tiene una función
semiótica, por la que es capaz de adquirir las habilidades de representación. A
esto contribuye, aunque aún no de una forma eficaz en su uso, la adquisición del
lenguaje, la mejora en el dibujo, la elaboración de una imagen mental y el
desarrollo del juego simbólico y la imitación.
De cuatro a seis años: en esta edad el aprendizaje es un proceso de
reorganización cognitiva en donde las contradicciones o conflictos cognitivos
actúan como motores del desarrollo cognitivo. Las interacciones sociales
producen estos efectos en el conocimiento de los niños y de las niñas.
En el desarrollo cognitivo, es esencial conocer el punto de inicio del
aprendizaje, a veces se producen déficits que provocan que no exista un
desarrollo óptimo y otras veces, el sujeto tiene una alta capacidad cognitiva,
lo que supone un desequilibrio entre la parte emocional de la persona y su
desarrollo evolutivo (edad). Nuestro actual sistema educativo, propugna una
escuela comprensiva y válida para todos y respetuosa con las diferencias; tal
conforme aparece en la normativa vigente, concretamente en el artículo 71.2 de
la ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación, se considera alumnado con
necesidad específica de apoyo educativo, receptor de medidas de atención
educativa diferente a la ordinaria, todo aquel que requiera por un periodo de su
escolarización o a lo largo de toda ella determinados apoyos y atenciones
educativas, por presentar:
a) Necesidades educativas especiales.
b) Dificultades específicas de aprendizaje.
c) Altas capacidades intelectuales.
d) Incorporación tardía al sistema educativo.
e) Condiciones personales que supongan desventaja educativa.
f) Historia escolar que suponga desigualdad inicial.
La adecuada respuesta educativa a todos los alumnos se concibe a partir del
principio de inclusión, entendiendo que únicamente de ese modo se garantiza el
desarrollo de todos, se favorece la equidad y se contribuye a una mayor cohesión
social. La atención a la diversidad es una necesidad que abarca a todas las
etapas educativas y a todos los alumnos y alumnas. Se trata de contemplar la
diversidad como un principio y no como una medida que corresponde a las
necesidades de unos pocos (capítulo I, Artículo 1, b).
El desarrollo curricular de esta ley se concreta en el Real Decreto 1630/2006,
de 29 de diciembre, por el que se establecen las enseñanzas mínimas del segundo
ciclo de la educación infantil. En concreto, en su artículo 8 señala que:
- la atención educativa debe contemplar como principio la diversidad del
alumnado adaptando a la práctica educativa las características personales,
necesidades, intereses y estilo cognitivo de los niños y de las niñas, dada la
importancia que en estas edades adquieren el ritmo y el proceso de maduración.
-Las administraciones educativas establecerán procedimientos que permitan
identificar aquellas características que pueden tener incidencia en la evolución
escolar de los niños y las niñas. Asimismo facilitarán la coordinación de
cuantos sectores intervengan en la atención de este alumnado.
-Los centros adoptarán las medidas oportunas dirigidas al alumnado que presente
necesidad específica de apoyo educativo. Los centros atenderán a los niños y
niñas que presenten necesidades educativas especiales buscando la respuesta
educativa que mejor se adapte a sus características y necesidades personales.
8. MEDIDAS DE ATENCIÓN AL ALUMNADO. DÉFICIT Y DISFUNCIONES MÁS FRECUENTES EL
NIÑO Y LA NIÑA SUPERDOTADOS Y EL ROL DEL EDUCADOR.
Las medidas de atención a la diversidad del alumnado se pueden agrupar en tres
grandes bloques: las medidas generales, las medidas de apoyo ordinario y las
medidas de apoyo específico.
Las medidas generales: son actuaciones generales para la atención a la
diversidad todas aquellas estrategias que el sistema educativo pone en
funcionamiento para ofrecer una educación común de calidad a todo el alumnado,
garantizando su proceso de escolarización en igualdad de oportunidades y
actuando como elemento compensador de las desigualdades personales, culturales,
económicas y sociales. Entre estas medidas destacamos las siguientes: la
distribución equilibrada del alumnado con necesidades de apoyo educativo en
centros públicos y públicos concertados, los programas y medidas de acción
positiva que faciliten la prevención del absentismo, los programas para adecuar
las condiciones físicas y tecnológicas de los centros, desarrollo de un sistema
público de ayudas, etc.
Las medidas de apoyo ordinario: son aquellas estrategias organizativas y
metodológicas que facilitan la adecuación al contexto sociocultural de los
centros educativos y las características del alumnado, no conllevan
modificaciones de los objetivos propios de la etapa y entre las medidas de apoyo
ordinario destacamos: el refuerzo o apoyo individual, los agrupamientos
flexibles que permitan desdoblamientos del grupo, etc.
Las medidas de apoyo específico: son todos aquellos programas organizativos y
curriculares, de tratamiento personalizado para que el alumnado con necesidad
específica de apoyo educativo, que no se pueda beneficiar de las medidas de
apoyo ordinario, pueda alcanzar el máximo de sus capacidades y objetivos de
etapa, entre ellas destacamos: planes de atención a la diversidad, servicios de
orientación, adaptaciones que se aparten significativamente de los objetivos,
contenidos y criterios de evaluación del currículo, a fin de atender a este tipo
de alumnado, adopción de estrategias específicas de aprendizaje, programas
específicos de apoyo, refuerzo y acompañamiento educativo, programas de atención
al alumnado hospitalizado, etc.
El déficit cognitivo más frecuente en esta etapa de educación infantil, es el
retraso mental. La asociación americana para la Deficiencia Mental (AAMD) expone
que: la deficiencia mental se refiere a un funcionamiento intelectual general
significativamente inferior a la media, que coexiste junto con el déficit en la
conducta adaptativa y se manifiesta durante el periodo de desarrollo.
Las características de estos niños y niñas suelen centrarse en: dificultades
para establecer aprendizajes y para discernir, aprender de sus errores,
comprender en términos verbales los mensajes (más si estos conllevan conceptos
abstractos).
A nivel psicomotor, sufren hipotonía muscular, hiperactividad, mala integración
del esquema corporal y de las nociones de tiempo y espacio, lo que suele
provocar cierta torpeza en sus movimientos.
Para estos niños y niñas, las relaciones sociales son deficitarias en el sentido
que suelen ser impulsivos y muy variables, lo que les puede llevar al
aislamiento social. Por lo que acabamos de exponer, podemos entender que el
principio que debe presidir la actuación educativa en estos casos es el
principio de inclusividad, así se propone:
Cambiar la distribución del aula: que permita un adecuado uso por parte de
todos, reducción del número de alumnos, dotación al profesor de medios para
poder atender a la totalidad de su alumnado.
Consecución de los siguientes objetivos: establecer hábitos y habilidades de
autonomía personal y social y fortalecer las bases cognitivas más elementales
(como puede ser el centrar su atención en estímulos importantes e ignorar los
estímulos que no lo son). Para establecer los hábitos y habilidades de autonomía
personal y social tenemos que tener en cuenta tanto la capacidad de la persona,
definida como la posibilidad o atributo tanto físico, como mental y social, que
tiene la persona para llevar a cabo determinadas actividades y conductas que le
permiten funcionar en su medio social y la competencia o habilidad, que es la
atribución o valoración social que se hace de la capacidad que muestra una
persona para llevar a cabo una conducta. Teniendo en cuenta estas capacidades,
nuestra labor como educadores será establecer hábitos que ayuden a los niños y a
las niñas a conseguir una mayor autonomía personal y social.
Todos estos conceptos, están estrechamente relacionados con el término de
dependencia, que se puede considerar como la consecuencia de un funcionamiento
inadaptado o inadecuado de una persona para resolver las actividades básicas de
su entorno, lo que le supone la utilización de recursos humanos, materiales o
sociales para su realización. La dependencia conlleva la falta de autonomía de
la persona para interaccionar con su entorno y por ello se entiende, que la
discapacidad cognitiva dependerá del grado de dependencia/independencia que una
persona tenga con respecto a su entorno y a la funcionalidad como persona que
pueda tener en el área física (control de las funciones corporales y motrices);
social (establecer y mantener relaciones significativas que le ayuden en su
proceso de adaptación al entorno); mental o psíquica (se habla de dependencia
psíquica cuando la persona no dispone de la capacidad para tomar decisiones
propias) y económica (generada por la falta de recursos económicos y
generalmente vinculada a la realización de un trabajo renumerado). El educador
tendrá que fomentar los apoyos en forma de técnicas, instrumentos, servicios,
que se pueden utilizar para que la persona que se encuentre en cierta
disposición de déficit cognitivo o de dependencia, disponga de recursos que le
permitan, en función de sus posibilidades, incrementar funcionalmente su
autonomías, especialmente en lo que se refiere a las actividades de la vida
cotidiana.
La AAMR, en el año 1992, al hablar de retraso mental se refería a: “personas que
muestran limitaciones sustanciales del desenvolvimiento corriente” y apuntaba
que “dichas limitaciones se presentaban en dos o más de las diez áreas de
habilidades adaptativas posibles”. Es decir, al intentar relacionar el déficit
que pueden presentar las personas en las actividades de su vida diaria, se ve la
necesidad de concretar las diferentes conductas o comportamientos que se han de
llevar a cabo para mostrar una conducta adaptativa. Estos comportamientos o
conductas fueron denominados por la AAMR, habilidades adaptativas, y se
clasificaron en las diez áreas siguientes:
Habilidades académicas y funcionales: son las habilidades cognitivas y
habilidades relacionadas con los aprendizajes escolares que tienen también una
aplicación directa en la vida de la persona (escritura, lectura, conceptos
matemáticos básicos, conceptos básicos de salud, sexualidad, aspectos básicos de
geografía, etc).
Comunicación: habilidades como la capacidad de comprender y de expresar
información a través de conductas simbólicas (palabra hablada y palabra escrita,
expresión facial y corporal, capacidad de comprender un gesto emocional en el
otro…)
Habilidades sociales: como son las de iniciar, mantener y finalizar una
interacción con otros, comprender y responder a los indicios situacionales
pertinentes, ser conscientes de sus iguales y de la aceptación de éstos, no
violar las normas y las leyes, mostrar un comportamiento sociosexual adecuado,
etc.
Utilización de la comunidad: son las habilidades relacionadas con la utilización
adecuada de los recursos de la comunidad que incluyen: el transporte, comprar en
tiendas, asistir a actos sociales, utilizar el transporte público y otros
servicios públicos como escuelas, librerías, parques, áreas recreativas, etc.
Cuidado personal: son las habilidades relacionadas con el aseo, comida, vestido,
higiene, apariencia personal, transferencias y movilizaciones. En esta área se
recoge todo lo que tiene que ver con el autocuidado, con el control de uno mismo
sobre su aspecto externo y con la influencia que esto tiene en su relación con
el entorno en ele que vive.
Vida en el hogar: comprende las habilidades relacionadas dentro del hogar, que
incluye el cuidado de la ropa, tareas del hogar (cuando hablamos de los niños y
niñas siempre son actividades adecuadas a sus posibilidades y que se realizarán
siempre bajo la supervisión de un adulto).
Salud y seguridad: las habilidades relacionadas con el mantenimiento de la salud
de uno en términos de comer, reconocer cuándo se está enfermo, tratamiento y
prevención, primeros auxilios, sexualidad, estado físico, consideraciones
básicas sobre la seguridad (como llevar el cinturón de seguridad en el coche),
etc.
Ocio: hace referencia al desarrollo de intereses variados de ocio y recreativos
(entrenamiento individual y con otros) que reflejan las preferencias y las
elecciones personales y, si la actividad se realiza en público, la adaptación a
las normas relacionadas con la edad y la cultura.
Trabajo: las habilidades relacionadas con tener un trabajo en la comunidad, en
el sentido de mostrar habilidades laborales específicas, conducta social
apropiada y habilidades relacionadas con el trabajo: finalizar las tareas,
conocer los horarios, manejar el dinero, etc.
Autodirección: habilidades relacionadas con el elegir, aprender, y seguir un
horario; iniciar actividades adecuadas a la situación, horarios e intereses
personales, acabar las tareas exigidas y buscar ayuda cuando la necesite.
Podemos comprobar que en la escuela de educación infantil, se puede y se debe
trabajar especialmente el contenido de estas áreas para propiciar una mayor
integración de todos los niños y niñas que puedan sufrir algún tipo de déficit
cognitivo.
En lo referente a los niños y a las niñas con una alta capacidad intelectual, se
consideran superdotados aquellos/as que superan el CI de 130.
A nivel cognitivo sus características son: su memoria es amplia y puede trabajar
rápidamente, suelen ser curiosos y tener intereses muy variados.
A nivel afectivo: suelen mostrarse ingeniosos, con humor, nomalmente prefieren
discutir sus ideas con adultos aunque también les gusta el juego con sus
iguales, no es raro que se produzca cierto desequilibrio entre su edad y su
experiencia afectivo-social, con su alto nivel de desarrollo cognitivo, lo que
suele provocar desadaptaciones en el niño o la niña.
A nivel creativo: poseen la habilidad de pensar holísticamente, tienen
independencia de pensamientos, desafían lo convencional con facilidad y
resuelven muchos problemas desde diversos puntos de vista.
Los modelos de atención para estos niños y niñas se dividen en:
Aceleración: se refiere tanto a comprimir el programa del curso para que en uno
o dos años, por ejemplo, se cursen los contenidos que corresponden oficialmente
a tres, como a la admisión temprana del alumno: admitirlo en el segundo ciclo de
infantil un año antes de lo que le corresponde, por ejemplo. La aceleración no
implica adaptar el contenido o la metodología. Sólo se intensifica el ritmo de
la enseñanza. El inconveniente principal es que requiere madurez emocional y
social para convivir con alumnos mayores.
Enriquecimiento: contempla la educación de estos niños y niñas dentro del aula
ordinaria diferenciando selectivamente el contenido y las actividades para
adecuarlas a sus superiores capacidades de aprendizaje. Supone una alta
adaptación al perfil del alumno y de la alumna.
La agrupación por capacidad: supone la reunión de estos alumnos/as en centros
especiales o acudir al aula especial o a grupos de capacidad, dentro del centro
ordinario, impartiendo en él un currículo pensado para estudiantes de alta
capacidad.
Es muy importante que el profesor/a sepa organizar el aula creando un ambiente
abierto, rico y complejo. Un ambiente de aprendizaje entrado en el alumnado más
que en el profesorado, alentando la independencia en el trabajo y en la
resolución de conflictos, así como aceptando las ideas de los alumnos/as y sus
trabajos enjuiciándolas con objetividad.
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Barcelona. Altamar.
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Martín, C; Navarro, J.J.(2009). “Psicología del desarrollo para docentes”.
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Paniagua, G; Palacios, I. (2007). “Educación infantil. Respuesta educativa a la
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Piaget, J. (1985). “El nacimiento de la inteligencia en el niño”. Barcelona.
Editorial crítica.
Pons, E.; Roquet-Jalmar, D. (2007). “Desarrollo cognitivo y motor”. Barcelona.
Altamar.
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