José Manuel García López (*) (CV)
josman9_1@hotmail.com
Resumen
En el presente documento se realiza un análisis de lo que representa el control
de las emociones en los niños y jóvenes, la problemática se borda desde una
perspectiva clara para hacer consciencia a maestros y padres de familia de lo
importante que resulta el poder controlar las emociones y todo lo que implica el
no poder realizarlos, las acciones que se deben implementar en los centros
educativos con el propósito de mejorar la autoestima de los niños y jóvenes que
les permita una mejor y mayor interacción con sus grupos y la sociedad en
general,
Abstract
In this document is analyzed the problem of when the childs and young people
can’t control their emotions. The problem is aborded from a clear perspective in
order to make conscious to teachers and family fathers of the importance of
emotions control, and what to and how to do it in order to reinforce the self-steem
in the school so they can have better interactions with their camarades and the
society in general.
Términos claves: alfabeta emocional, impulsividad, empatía, paradigmas
En los últimos años se ha desatado una creciente ola de incidentes en la que el
principal elemento es la falta de control de las emociones, de tal forma que una
necesidad apremiante es el aprender a manejarlas y controlarlas y poder zanjar
nuestras diferencias con el diálogo y la razón en forma pacífica y constructiva.
Es frustrante ver como las instituciones educativas hacen muy poco para que los
programas educativos cuenten con planes que desarrollen habilidades a los
alumnos en el manejo de las emociones y se preocupan solamente porque el alumno
aprenda más cada vez de las ramas del conocimiento que les ocupa y que cada vez
seamos más analfabetas emocionalmente hablando. Esto es, nos preocupa que el
alumno sea mejor cada vez más en matemáticas, que lean y escriban mejor que
saber si estarán bien en el futuro.
Según estadísticas, en los Estados Unidos ha habido una gran cantidad de
incidentes en los que los principales protagonistas son adolescentes desubicados
emocionalmente, suicidios, embarazos tempranos en las jóvenes adolescentes. De
tal forma que la expectativa de que los jóvenes tengan una vida futura estable y
armoniosa está cada vez más lejos de llevarse a cabo en cada generación que
pasa. Estas estadísticas son un aviso de lo que se pudiera presentar en el
futuro cercano si no se toman las medidas adecuadas en forma inmediata.
En estudios realizados entre la población juvenil en los Estados Unidos, se
encontraron algunas deficiencias consistentes, que iban en aumento y que se
reflejaban en un rendimiento decreciente y pobre. Estas fueron las siguientes:
1. Aislamiento o problemas sociales: los jóvenes prefieren la soledad, se
vuelven muy reservado, es decir, poco interactivos con sus semejantes, y con un
mal carácter en extremo.
2. Ansiedad y depresión: inseguridad y miedos, nerviosismo, falta de sentido de
pertenencia, tristeza y depresión.
3. Problemas de atención y del pensamiento: no pueden prestar atención, ni
permanecer quietos, son hiperactivos y con un pobre desempeño académico,
4. Delincuencia y agresividad: rodearse de amistades conflictivas, mentirosos,
una especial tendencia a discutir, rechazo a la propiedad y a lo establecido,
etc.
Estos problemas en forma aislada no representan un gran problema, porque siempre
han existido, pero se convierten en una patología social cuando su recurrencia
es muy frecuente. Lo que es peor aun, es que estos problemas no son sólo
privativos de los Estados Unidos, sino de todo el mundo. Desde luego que no
todos los niño agresivos son unos criminales, algunos son aislados, otros
rechazados por la sociedad en que viven, o que reaccionan violentamente ante
cualquier provocación por mínima que sea, pero las tendencias a percibir en
forma equivocada la realidad es cada vez más frecuente. El camino a la
agresividad comienza con los jóvenes que son intolerantes y difíciles de manejar
en los primeros años escolares, su escasa capacidad de dominarse contribuye a
que sean malos estudiantes y que sean considerados como estúpidos tanto por
ellos mismos, como por sus demás compañeros y que se confirma cuando son
enviados a educación especial por los trastornos conductuales presentados. Son
también conocidos como casos perdidos por su falta de disciplina, por lo regular
el CI en estos niños es más bajo que en sus compañeros y muestran una
impulsividad muy marcada. Conforme avanzan en sus años escolares, por sus
características impulsivas son rechazados por sus compañeros y algunos ya son
fracasados académicamente y apartados sociales, que buscan desafiar las leyes
establecidas, con ausencias frecuentes a clases y por lo regular se unen a otros
grupos marginados o de delincuentes y en lo que respecta al sexo femenino, no se
convierten en delincuentes, sino en madres a muy temprana edad.
La estructura mental de los niños agresivos con toda seguridad los llevará a
meterse en problemas, si tienen algún desacuerdo con alguien, de inmediato lo
ven con una actitud antagónica y aventuran las conclusiones hacia la hostilidad
en lugar de pretender resolver en forma pacífica los desacuerdos, y lo curioso
es que justifican su comportamiento, de tal forma, que para ellos es normal lo
que hicieron. Una ayuda oportuna podría cambiar estos desajustes conductuales,
pero sin embargo y desgraciadamente no se está actuando como se debiera, tanto
por los padres, como por las instituciones educativas, que como ya se mencionó,
sólo se preocupan porque el alumno aprenda a leer y escribir cada vez mejor,
pero en el aspecto humano y conductual, no les interesa, al menos a muchas
instituciones educativas.
Es muy fácil que entre la gente joven, se desencadene un proceso de depresión y
esto es debido a sus problemas de relacionarse con los demás, como con sus
mismos padres, con frecuencia son incapaces de hablar sobre la causa de su
tristeza, porque casi no pueden identificar las causas o porque están renuentes
hacerlo, en realidad no pueden clasificar adecuadamente sus sentimientos y esto
los hace agresivos, hoscos e irritables.
Al parecer esto tiene su fundamento en dos aspectos: por un lado, la incapacidad
de relacionarse con los demás y la forma como intervienen los contratiempos y
por otro lado, también interviene la genética. Lo peligroso de esto es, que cada
vez se van dando altos índices crecientes de depresión por la dinámica de la
modernidad, los síntomas aparecen en edades cada vez más temprana, aunque la
posibilidad en realidad aumenta con la edad, por lo que se recomienda que los
síntomas de la depresión no deben ser sólo tratadas, sino prevenidas, es decir,
si se detectan síntomas de depresión en los jóvenes a muy temprana edad y se
piensa que éstos podrían desaparecer con el paso del tiempo y la edad, es
totalmente erróneo, es al contrario, se incrementan con el paso del tiempo y la
edad.
Cuando se comparan a los niños que padecen depresión con los que no la tienen,
se les haya socialmente ineptos, con pocos amigos, no son elegidos o aceptados
por sus compañeros menos populares y con más problemas por no poder relacionarse
con los demás. Y desde luego todo esto lo impacta en forma negativa en su
rendimiento escolar y está claro el por qué, simple y sencillamente, porque el
mismo estrés que les provoca el sentirse rechazados, no les permite concentrarse
en sus tareas y mucho menos prestar atención y se cae en un círculo vicioso, a
mayor tensión, menor atención y capacidad de retención y a menor capacidad de
atención y retención, mayor tensión, etc.
Es interesante ver lo que se ha encontrado en estudios realizados en niños de
los Estados Unidos, por ejemplo, algo que tiene que ver con la depresión es la
actitud ante las situaciones no favorables de la vida, pero que tiene mucho que
ver con la actitud positiva o negativa que se tenga de la misma, las personas
pesimistas son las que con mas frecuencia padecen de depresión, en la medida,
que mediante ayuda profesional les podamos hacer cambiar esa actitud ante la
vida, podrán tener mayor tolerancia a la frustración y de esa manera podrán ver
con mayor positivismo la vida y a reaccionar menos con conductas agresivas e
intolerantes. Es decir, las conclusiones a las que han llegado los
investigadores, es que se puede mejorar si se actúa como se piensa, es decir, si
pienso positivamente, voy a actuar positivamente ante la vida, pero si no pienso
así, es todo lo contrario. Por otro lado el reconocer que las cosas no son como
uno quiere, porque uno mismo provoca que se den, es un gran paso para la mejora.
En realidad, existen dos clases distintas de tendencias emocionales inadecuadas
que llevan a los niños a terminar como proscriptos sociales, como se ha visto,
una de ellas es la tendencia a tener ataques de furia y a percibir hostilidad
donde no la hay y la otra es la tendencia a ser tímidos, ansiosos y ser
socialmente retraídos o socialmente “sordos” –aquellos niños que continuamente
tienen problemas para leer y responder a las emociones, terminan siendo aislados
sociales, por esto, es mucho muy importante que durante las etapas de
aprendizaje del niño, éste pueda desarrollar habilidades de interacción en el
juego con sus compañeros, para evitar que queden excluidos o rechazados por los
demás, porque esto trascenderá a sus relaciones futuras. Desde la edad temprana
aprendemos a “negociar” en las relaciones personales, a zanjar diferencias y
compartir nuestros sentimientos más profundos, pero cuando somos rechazados
socialmente, tenemos el 50 % de probabilidades de refugiarnos en un grupo muy
reducido de amigos, o algo peor, a tener un sólo amigo y esto nos hace perder la
oportunidad de crecer emocionalmente, aunque para nuestra buena suerte, ya
existen programas de entrenamiento para que los niños pocos sociables puedan
desarrollar estas habilidades, y si los pueden hacer con los niños, seguramente
podrán hacerlo con los adultos, sin embargo el principal requisito es estar
totalmente convencidos de que sí se necesita en realidad, de lo contrario, no
podrán hacer gran cosa con el analfabetismo emocional. El porcentaje de
efectividad de estos programas ha variado entre el 50 y el 60 %
Una tendencia incremental es la afición a las drogas y el alcohol porque se
tiene la creencia de que surten efectos medicinales, es decir, si tomo o me
drogo es más fácil sobrellevar mis problemas y frustraciones, esto explica el
porqué del abuso de estas substancias y que cada vez sean más las personas de
todos los estratos sociales y edades las que recurren a estos paliativos y
convertirse en adictos y que desgraciadamente, al parecer también puede tener
antecedentes genéticos.
En los últimos años, se ha desatado una ola de ataques o guerras contra las
adicciones o desviaciones conductuales en los adolescentes y que esperemos que
también se vuelvan preventivos, más que correctivos porque en realidad hacen
mucha falta en nuestra sociedad cada vez más desintegrada.
Desafortunadamente también el entorno de crecimiento como el hogar, el barrio y
la escuela misma, tienen mucho impacto en el comportamiento futuro del niño con
problema social, pero que por otro lado, afortunadamente ya se tienen los
conocimientos (psicólogos) para tratar estos tipos de desviaciones conductuales.
Un niño con entrenamiento en destrezas emocionales y sociales es más proclive a
evitar abusos de cualquier tipo, porque les ayuda a tener más confianza en ellos
mismos, no culparse cuando algo malo les ocurre y a sentir que tienen el apoyo
de sus padres y maestros a quienes pueden acudir en caso de ser necesario. Sin
embargo, ¿qué debe incluir un programa de entrenamiento emocional?, es lo que se
llama desarrollo de la inteligencia emocional y debe incluir lo siguiente:
1. El auto conocimiento
2. La identificación
3. La expresión
4. El manejo de los sentimientos
5. El control de los impulsos
6. El manejo del estrés y la ansiedad
Una habilidad clave para el control de los impulsos es reconocer la diferencia
entre sentimientos y acciones y el aprendizaje de cómo tomar mejores decisiones
emocionales y mediante el control del impulso a actuar sin juicio ni análisis
del impacto que vayan a causar esas decisiones. Lo mejor es identificar
alternativas de solución y prever las consecuencias futuras de nuestras
decisiones. La gran mayoría de las aptitudes necesarias son interpersonales
como: prestar atención, poder resistir las influencias negativas, ser empáticos
y en especial comprender cuál debería ser el comportamiento adecuado para tal o
cual situación y actuar en consecuencia y concordancia con la situación.
LA EDUCACIÓN DE LAS EMOCIONES
Desde luego que sí se pueden educar las emociones, tal como lo demuestra una
escuela en los Estados Unidos, en la cual, al pasar lista el maestro, los
alumnos en lugar de decir “presente”, mencionan un número del 1 al 10, el 1
representa un estado anímico depresivo o de desagrado y el 10 la felicidad o
agrado, de tal forma que, el alumno al mencionar el número también deben decir
el por qué se califican así. Es una clase de “ciencia del yo”, o escuela de la
inteligencia emocional. El contenido de la “ciencia” del yo son los
sentimientos, los propios y los que se generan en la relaciones interpersonales,
la estrategia que se utiliza es el analizar las tensiones y traumas de los
niños, así como el sentirse desplazado, la envidia, los desacuerdos que pueden
llegar convertirse en conflictos, todo esto basado en el concepto de que “el
conocimiento no es un hecho separado de los sentimientos, ser un alfabeta
emocional es tan importante como saber matemáticas y leer”. Esta “ciencia” está
siendo precursora de programas de entrenamiento denominados: “destrezas para la
vida”, “desarrollo social”, aprendizaje social y emocional”, etc. Entre otros
nombres que se le han asignado, pero llámesele como se les llame, su objetivo es
entrenar o capacitar a los individuos a tener un mejor control de sus emociones
y habilidades para interactuar en grupos, y no necesariamente son para personas
que se hallan calificados como problemáticos o conflictivos, sino para todos en
general como parte de los programas educativos comunes y corrientes. La
efectividad de estos programas es mayor cuando se concentran en puntos focales
de aptitudes emocionales y sociales, tales como el control de los impulsos, la
ira y la propuesta de soluciones para situaciones conflictivas sociales
difíciles. Las clases en si podrían parecer simples y carentes de practicidad,
pero efectivas a los programas que se enfocan, aunque son modestas también son
muy significativas, porque surten efecto regular y sostenidamente, de esta
manera se puede decir que se instala la educación emocional, al repetirse con
frecuencia la experiencia, porque el cerebro funciona adquiriendo la experiencia
y guardándolo como un hábito adquirido y fortalecido, a los cuales recurre la
mente en situaciones de conflicto.
Durante las clases de la ciencia del yo o entrenamiento en inteligencia
emocional, se realizan dinámicas con restricciones para los participantes con el
propósito de simular situaciones de incomodidad y tensión para ver como
reaccionan, eso por un lado y por el otro, para que se entrenen en tolerancia a
las mismas situaciones de incomodidad y presión. Los estudiantes que cursan la
“ciencia del yo” aprenden que la cuestión no es evitar las situaciones de
conflicto, sino resolver los desacuerdos en forma madura y correcta, sin
pleitos, ni agresiones que pudieran desencadenarse en tragedias lamentables, por
decirlo así, sino una manera positiva de enfrentar los conflictos y desacuerdos.
E insiste en que a los sentimientos no hay que reprimirlo, deben aflorar con la
fuerza necesaria, pero en forma correcta, no agresiva. De alguna manera se
requiere de la actitud positiva y la escucha activa de las personas para no mal
interpretar los mensajes del interlocutor.
Para muchos es sabido que el manejo de las emociones es algo muy difícil, ya que
para ello se requiere de un entrenamiento para adquirir o desarrollar las
habilidades y adquirir la actitud de acudir a ellas en los momentos en que se
requieran, pero curiosamente, se requieren cuando se está en una situación de
controversia, que hace que las emociones salgan a flote sin control alguno,
entonces, ¿en qué momento estoy consciente de que debo recurrir a las
habilidades adquiridas para manejar las emociones?, ¿no resulta algo
paradójico?, yo creo que si, pues cuando debo estar consciente que debo acudir a
los recursos que tengo para controlar las emociones que se han salido de
control, entonces ya estoy en descontrol. El entrenamiento nos debe llevar a que
sea algo preventivo, que cuando el sujeto en cuestión del manejo de las
emociones sienta que sus emociones empiezan a salirse de control, de inmediato
debe poner en acción el “mecanismo de defensa” adquirido.
Hay dos formas de entrenar la inteligencia emocional, la primera es desarrollar
sus propios programas con un contenido específico y la otra, que es la más
sencilla, es que en los programas escolares normales se apliquen técnicas de
desarrollo de las habilidades, siendo éste el más recomendable porque al fin de
cuentas, es en la vida rutinaria o normal en la que se deben aplicar los
principios de comportamiento social y emocional adecuados. Una de las formas más
recomendadas para enseñar la inteligencia emocional es enseñando a los maestros
a reflexionar sobre la aplicación de medidas disciplinarias cuando se requieren,
de esa manera se les enseña a los niños modelando con el ejemplo de cómo manejar
las emociones por parte del profesor, de que existen formas diferentes y más
adecuadas formas de mantener la disciplina que la coerción.
El mejor momento para educar las emociones, es la infancia, pues es en ésta
etapa de la vida donde las experiencias traumáticas son más trascendentes e
impactantes en nuestra conducta y por consiguiente en nuestras relaciones con
los demás, sin embargo, si en esa etapa no fue posible hacerlo, también se
podrán tener buenos resultados en la adolescencia, pues es también una etapa de
cambios biológicos que en muchos de los casos se genera inestabilidad emocional
y conductual. Ya en la etapa adulta es más difícil, pero no imposible, debido a
que las costumbres están muy arraigadas y muchas personas piensan que no
necesitan un cambio y esa actitud es precisamente lo que dificulta su
implementación, pero si el individuo está consciente de que necesita un cambio,
entonces también la adultez es una buena etapa para mejorar. Lo importante es
que se implementen programas que ayuden tanto a los jóvenes en la escuela y
adultos en sus trabajos para que aprendan a manejar las emociones, tales como el
programa de “Resolución creativa de conflictos” que existe en muchas de las
escuelas de los Estados Unidos, en donde el principal elemento es el prohibir
que la agresión sea parte de la resolución de los problemas de interacción, es
decir, no está permitido acudir al enojo, la ira y la agresión para solucionar
los conflictos y otros sentimientos como los celos, el orgullo y la culpa.
Aprenden que el enojo y las otras emociones si bien es correcto sentirlos, no
deben aflorar sin control, por lo que es muy importante el autodominio.
Si los niños no reciben una ayuda adecuada en la vida familiar para aprender a
desarrollar la habilidad de poder controlar sus emociones, entonces la escuela
adquiera una importancia trascendente para prepararlos con estas aptitudes
sociales y emocionales. La alfabetización emocional implica un aumento de las
responsabilidades de las escuelas teniendo en cuenta la pobre actuación y
participación de las familias. Esta tarea implica dos cosas importantes: que los
maestros vayan más allá de su misión tradicional y que los miembros de la
comunidad se involucren más con las actividades escolares. El que haya una clase
dedicada exclusivamente al desarrollo de la inteligencia emocional puede no ser
tan importante, sino el cómo se impartan estas lecciones, quizá esta sea una de
las materias en la que importa mucho la calidad del maestro, ya que la forma en
que se lleve la clase es en si misma un modelo a seguir, de hecho una lección de
aptitud emocional. Luego entonces, es muy importante un entrenamiento especial a
los maestros antes de asumir el reto de impartir su materia de una forma en que
se apliquen los conceptos y principios de alfabetismo emocional.
Adicional a la capacitación y preparación de los maestros para la alfabetización
emocional la misión de la escuela se ve amplificada, convirtiéndola en un agente
más concreto de la sociedad para asegurar que la niñez vaya adquiriendo o
desarrollando las aptitudes emocionales y sociales en todos los aspectos de sus
vidas que le permitan adaptarse e interactuar en la vida con cierto nivel de
probabilidad de éxito, es decir transformar sus momentos de crisis personal en
lecciones de aptitudes emocionales.
LA IMPORTANCIA DE LA EDUCACIÓN EMOCIONAL
Muchos son los beneficios concretos que provee el desarrollo del alfabetismo
emocional, aunque los cambios no se dan de la noche a la mañana, pero en la
medida en que se avanza y se profundizan se van observando mejoras en forma
paulatina evidentes en las aptitudes emocionales. Se han realizado evaluaciones
en alumnos que han tomado el entrenamiento comparándolos contra los que no lo
han tomado, y al igual a los que lo han tomado se les evalúa antes de iniciar
con el programa y después y se han encontrado las siguientes características:
1. AUTOCONOCIMIENTO EMOCIONAL:
• Mejora en el reconocimiento y la designación de los sentimientos.
• Mayor capacidad para entender las causas de los sentimientos.
• Reconocimiento de la diferencia entre sentimiento y acciones.
2. MANEJO DE LAS EMOCIONES :
• Mayor tolerancia ante las frustraciones y control del enojo.
• Menor cantidad de bromas, peleas e interrupciones de la clase.
• Mayor capacidad para expresar adecuadamente el enojo, sin pelear
• Menos comportamiento agresivo o autodestructivo.
• Más sentimientos positivos sobre ellos mismos, la escuela y la familia
• Mejor manejo del estrés.
• Menor soledad y ansiedad social.
3. APROVECHAMIENTO PRODUCTIVO DE LAS EMOCIONES:
• Más responsabilidad.
• Mayor capacidad de concentrare en la tarea que se tiene entre manos y de
prestar atención
• Menos impulsividad y mayor autocontrol.
• Mejora el rendimiento.
4. EMPATÍA: INTERPRETACIÓN DE LAS EMOCIONES:
• Mayor capacidad para comprender el punto de vista de otra persona.
• Mejora de la empatía y de la sensibilidad para percibir los sentimientos de
los demás.
• Mejora de la capacidad de escuchar.
5. MANEJO DE LA RELACIONES PERSONALES:
• Aumento de la habilidad para analizar y comprender las relaciones.
• Mejora en la solución de los conflictos y de la negociación en los
desacuerdos.
• Mejora en la solución de problemas planteados en las relaciones.
• Mayor habilidad y actitud positiva en la comunicación.
• Más popularidad y sociabilidad: actitud amistosa e interesada con sus
compañeros y colegas.
• Más actitud “pro-social” y armoniosa en grupo
• Mayor cooperación, ayuda y actitud de compartir.
• Actitud más democrática en el trato con los demás.
El punto que sobresale en la evaluación es el de la Mejora del rendimiento y no
parece como un hecho aislado, sino que aparece siempre en este tipo de estudios.
Más allá de estas ventajas, los cursos ayudan a cumplir más eficazmente los
papeles en la vida de los niños, volviéndose mejores amigos, alumnos e hijos y
con la posibilidad futura de ser mejores esposos y esposas, mejores
trabajadores, patrones y padres y desde luego mejores ciudadanos.
La palabra adecuada para denominar el conjunto de habilidades que conforman la
inteligencia emocional se llama carácter, si el desarrollo del carácter es la
base de la sociedad es democrática, debemos considerar la forma en que la
inteligencia emocional apoya este fundamento. El carácter se sustenta en la
autodisciplina, la vida virtuosa, en el autodominio es la capacidad de auto
motivarse y guiarse no mismo, ya sea haciendo lo que nos corresponde, cumpliendo
los compromisos, diferir las gratificaciones y de controlar y canalizar la
urgencia de actuar que es una de las habilidades emocionales básicas,
necesitamos controlar nuestras pasiones y apetitos para poder desempeñarnos
mejor en la vida personal y profesional, aunque se dice fácil, no lo es, se
necesita mucha fuera de voluntad para mantener las emociones bajo el control de
la razón.
El poder controlar los impulsos nos rinde muchos beneficios: nos hace ser más
empáticos, nos capacita para escuchar mejor y efectivamente, nos permite ver
desde la perspectiva de los demás y romper paradigmas promoviendo así la
tolerancia y la aceptación de las diferencias. Estas aptitudes son cada vez más
requeridas y valoradas en nuestra sociedad porque nos permiten vivir en comunión
en nuestras comunidades y sociedades con respeto mutuo.
BIBLIOGRAFÍA DE CONSULTA
1. Cuartero Requeio, Norberto, documento en INTERNET, Como educar las emociones,
http://www.ciamariaz.com/milo/05-06/emociones.htm, consultado 14 de abril del
2010.
2. Goleman, Daniel, Inteligencia social, la nueva ciencia para mejorar las
relaciones humanas, 1ª edición, editorial Planeta, Bogotá, 2006.
3. Goleman, Daniel, la inteligencia emocional, 1ª edición, editorial Bantan
books, Bogotá, 1997.
* José Manuel García López, Dr. en Administración de Negocios, Profesor
Investigador Titular de tiempo completo, Universidad del Istmo, campus Ixtepec,
Oaxaca, México. jmgacial@bianni.unistmo.edu.mx, josman9_1@hotmail.com
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