Luz Angélica Patiño Díaz Granados (CV)
Universidad Autónoma del Caribe
lpatino@uac.edu.co
RESUMEN:
Una de las herramientas indispensables del docente de hoy es aprender a
relacionarse con sus estudiantes. Sin embargo, muchos docentes asumen que su
principal función es enseñar, transmitir sus conocimientos, sin tener en cuenta
que la forma como lo hagan, es de vital importancia para estos.
Por lo tanto, el saber relacionarse juega un papel importante, porque
dependiendo de ello, podremos garantizar un mejor aprendizaje y una mejor
relación, así mismo una mejor reputación de nosotros mismos como profesionales.
Palabras claves: relación, docencia, saber, humilde, reputación, inteligencia,
emocional
SUMMARY:
One of the essentials tools of today's teachers learns how to interact with
their students. However, many teachers assume that their main function is to
teach, impart their knowledge without taking into account that the way they do,
it is vital for them.
Therefore, knowledge plays an important role relate, because depending on it, we
can ensure better learning and a better relationship and of a better reputation
for ourselves as professionals
KEY WORDS: relationship, teaching, accessible, know, humble, reputation,
intelligence, emotional
INTRODUCCION
En todos los tiempos, el fin de todo ser humano es vivir en sociedad, pero es
muy importante que sus relaciones se establezcan de manera armónica para evitar
hacer mas difícil su existencia, que muchas veces se altera por presiones
externas que no sabemos conducir, trayendo como consecuencia una situación
adversa a nuestras vidas que involucra una pérdida de amistades, de amores, de
trabajo, y por qué no de autoestima para continuar adelante.
Por esta razón, es sumamente importante relacionarse de manera efectiva, más aun
en el campo laboral, debido a la gran competencia profesional que se vive en
todas las esferas con el fin de lograr la compensación al trabajo arduo de
muchos años, o al reconocimiento público que regala nuevos ímpetus para
proseguir en el quehacer diario.
Como es de esperarse, el campo laboral de la docencia no se escapa de esta
situación, ya que es de suma importancia para el docente universitario
establecer unas adecuadas relaciones con los miles de estudiantes que ingresan
casa semestre a las instituciones de educación superior (provenientes de
diferentes culturas, de hogares disfuncionales muchos de ellos, de relaciones
familiares inexistentes) en búsqueda del conocimiento que les permita con los
años, abrirse a un sinnúmero de oportunidades.
Cabe resaltar que los docentes son quienes en primera instancia hacen el primer
contacto personal con los estudiantes, y son quienes hacen llevadero o invivible
todo este proceso inicial, puesto que son ellos quienes mediante su apoyo
continuo, con el uso acertado de la palabra, pueden impulsar a feliz término, el
cúmulo de ilusiones que albergan estos jóvenes o bien, poder ser los autores de
la deserción de muchos, cortando este ciclo tan importante de su educación.
Por consiguiente, “el valor de expresar los afectos y los desafectos que generan
los alumnos en el docente, es el comienzo de reconocer el aula de clase en una
dimensión diferente a la usual. El aula de clase no es como un espacio neutro
donde se relacionan únicamente los conocimientos y el intelecto, sino un espacio
donde también se entretejen relaciones afectivas, vínculos, alianzas y, a la
vez, donde se libran batallas invisibles, luchas de poder y de querer que no
aparecen en el programa ni en el orden del día de clase, pero que están
inundando la experiencia universitaria y vital del estudiante y del profesor” .
Es por esto que en el campo laboral universitario, el saber relacionarse se
convierte en una competencia tan importante para el docente, tanto como el saber
conocer, y el saber hacer, ya que una inadecuada relación con los demás
desvirtúa el ejercicio profesional del éste de forma inmediata. Y es que el
relacionarse tiene mucho que ver con el manejo de la inteligencia emocional.
“Salovey y Mayer (1990) definieron inicialmente la Inteligencia Emocional como
“la habilidad para manejar los sentimientos y emociones propios y de los demás,
de discriminar entre ellos y utilizar esta información para guiar el pensamiento
y la acción...”. Este término fue popularizado por Goleman (1996) y, en la
actualidad, es la base de multitud de programas dirigidos tanto a niños como a
adultos. “
¿Qué componente tiene la inteligencia emocional?
Las conductas: ante una emoción realizamos gestos faciales, decimos algo o nos
movemos de un lado a otro. Estas expresiones pueden verlas los demás y, por lo
tanto, nos comunicamos también por medio de ellas. Sin embargo, en multitud de
ocasiones los sentimientos no suelen expresarse verbalmente, sino a través del
tono de voz, los gestos, miradas, etc. La clave para reconocer las emociones
reside también en la destreza para interpretar el lenguaje corporal, habrá que
hacerles prestar una gran atención a estas señales para que aprendan a
discriminarlas.
Los signos corporales: unas u otras emociones inducen respuestas muy distintas
en nuestro cuerpo como, por ejemplo, la aceleración del ritmo cardiaco, la
sudoración, los movimientos del estómago o la tensión de los músculos. Cuanto
mejor conozca el niño lo que le sucede ante cada emoción, mejor sabrá
controlarlas y cambiarlas, si es necesario, por otras más adecuadas.
Los pensamientos: lo que se piensa en cada situación influye notablemente en
cómo se resuelva. Si los niños aprenden a sentirse capaces para salir airosos de
situaciones que ahora contemplan como difíciles, se sentirán más seguros e
intentarán resolverlas, prestando atención a lo que se dicen a sí mismos. Aquí
entra también en juego lo que los adultos les decimos sobre lo que pueden hacer,
lo que se les da bien y lo que deben intentar explorar. Comentarios como “Lo vas
a hacer bien”, “Tu puedes” o “Qué bien te ha salido” son siempre mucho más
gratificantes para ellos y les impulsarán a tener un mejor auto concepto de sí
mismos.”
Teniendo en cuenta lo anterior, podemos observar que en muchas ocasiones,
algunos profesionales ingresan al campo laboral de la docencia de una forma
inesperada, muchos de ellos inexpertos pero con los deseos de aprender, otros,
solo con la expectativa de trabajar y producir, Pero en cualquiera de los casos,
¿Realmente saben relacionarse? ¿Realmente manejan una adecuada inteligencia
emocional? Si bien la experiencia y los conocimientos que se adquieren con los
años son indispensables, esto no es suficiente, ante todo hay que saber ser
persona, y saber manejar la inteligencia emocional tratando de ser un mejor ser
humano y un mejor docente, si se tienen en cuenta los siguientes aspectos:
Sea humano, siendo sensible a sus necesidades y su dolor
Sea honesto y humilde, reconocer que puede equivocarse y reconocer cuando el
estudiantes tiene la razón
Sea íntegro, dando ejemplo de nuestros valores coherentes con nuestra acción
Valórese así mismo, reconociéndose como un ser humano con suficientes
potencialidades
Sea accesible, disponer de tiempo necesario para atender sus inquietudes
Sea amable emitiendo una buena actitud y tratando adecuadamente sus
solicitudes
Sea sencillo, dejando de lado los títulos y posesiones para hacer sentir
inferior al estudiante
Evite llegar a los excesos para tratar de caer bien,
Comprenda los intereses propios de la edad del estudiante,
Comuníquese asertivamente con él escuchándolo primero y tratándolo de entender
Evite ignorar su participación o interés particular en algún tema en
específico
Sea colaborador, prestándole toda la colaboración que necesite bien sea
profesional o personal
Sea confidente, en caso de necesitar ayuda y consejo personal
Evite las amenazas
Evite enfadarse por nimiedades
Aprenda a reír con sus estudiantes, “muchos preconizan que la risa y el buen
humor pueden ser herramientas efectivas para enfrentarse a la enfermedad. La
capacidad de estar de buen humor imprime sentido de perspectiva a nuestros
problemas. La risa brinda una liberación física de las tensiones acumuladas y
por tanto se espera que todo aquello que logre que el hombre se mantenga
emocionalmente estable y lejos de experiencias desagradables puede contribuir a
que el sistema inmunológico funcione óptimamente (López,
1999).
Sea sencillamente un buen prójimo
Es decir, lograr mediante estas acciones un acercamiento que hagan del docente
un ser diferente ante los demás, y que al manejar bien sus relaciones, entienda
que al hacerlo esto no le resta autoridad ni imagen, antes por el contrario, lo
enriquecen, y lo ayudan a relacionarse positivamente ganándose el respeto del
estudiante.
Para concluir, no podemos dejar de lado que la forma como esto se logre también
dependerá de la voluntad de ambas partes, pero si el docente universitario tiene
un buen manejo de la inteligencia emocional, conocimientos, y experiencia
durante el proceso enseñanza-aprendizaje, contribuirá muy seguramente a formar
en su camino profesionales destacados, donde la forma como se relacionen con los
demás, unida a una buena reputación y competitividad por los conocimientos
adquiridos, se convertirá en la carta de presentación que les abrirá las puertas
en el campo empresarial, y no solo les ayude a destacarse sino a mantenerse
dentro de él.
BIBLIOGRAFIA
http://www.down21.org/educ_psc/educacion/Emocional/inteligencia_e.htm
http://www.monografias.com/trabajos7/emsa/emsa.shtml
González Martha cecilia, González Adolfo. Revista Colombia Médica. Volumen 31
No.1, 2000
Restrepo LC. El derecho a la ternura. Bogotá; Arango Editores, 1994.
|
Los autores interesados deben enviar sus textos en formato DOC a: lisette@eumed.net junto a un resumen actualizado de su CV.
Director |
|