Andrés Lozano Zamora (CV)
mirthae@enet.cu
Homogeneizar para hegemonizar es la máxima de las grandes empresas
transnacionales de la comunicación del mundo de hoy. Con el apoyo de las
modernas tecnologÃas que su poder económico les permite emplear, imponen gustos,
estilos y modelos de consumo, a través de una fuerte presión publicitaria, que
intenta arrasar con la diversidad cultural de nuestros pueblos.
Se trata de manipular mentes y almas para convencer de que la globalización
neoliberal es el seguro pasaporte a un nuevo paraÃso terrenal. Frente a ese
proceso uniformador que pretende destruir identidades nacionales, Cuba insiste
en proteger la suya, a pesar de la hostilidad imperialista no sólo en el terreno
económico, sino en el polÃtico ideológico. Ante este reto, y como expresión de
la cultura que es, la Radio Comunitaria está llamada entonces a desempeñar un
importante papel.
Hacer de Cuba el paÃs más culto del mundo a través de la masificación de la
cultura, es una de las aspiraciones que actualmente asume la radio comunitaria,
pues "tiene un formato que le permite reflejar con estilo propio, los intereses…
culturales e históricos en los cuales se enmarca".
Esa proximidad de las emisoras municipales a la realidad que viven las
comunidades, beneficia la objetividad y efectividad de su trabajo, al cubrir
necesidades locales que las estaciones nacionales no pueden asumir, como por
ejemplo, el acontecer cultural comunitario, el movimiento de aficionados y el
patrimonio o talentos profesionales. Esto posibilita una mayor influencia en
función de mejorar la realidad, ya que el mensaje va directamente dirigido a un
receptor bien cercano, a un público que se siente arraigado de manera creciente
a preferir las emisoras locales o municipales.
Sin embargo, no siempre las radios comunitarias son reflejo de la vida polÃtica,
económica, social y cultural de las zonas donde están enclavadas. En ocasiones,
existe un divorcio o se enfocan incorrectamente las necesidades y expresiones
culturales propias. Es insuficiente el tratamiento que se le da al hombre,
protagonista de la noticia y la programación.
Ante la problemática, ¿cómo hacer para que la radio comunitaria se convierta en
protagonista del desarrollo cultural de las comunidades donde está enclavada? Es
vital demostrar a través de elementos prácticos, un enfoque correcto de las
necesidades y expresiones culturales propias de la localidad, para que estas
puedan estar presentes en la programación de una radio comunitaria. Aquà radica
el centro de la masificación de la cultura.
Desde la década del 90 del siglo XX, Cuba participa en la renovación conceptual
en el ámbito de la cultura nacional. La masificación de la cultura es la
estrategia desarrollada en respuesta al proceso de globalización cultural, que
se ha desplazado de manera aplastante por el dominio de las transnacionales.
Esta estrategia se propone promover los valores auténticos, contrarrestando
aquellos actos nocivos que trae consigo la globalización neoliberal.
Se trata de convertir al pueblo cubano en un pueblo culto y libre en medio de un
mundo de frivolidad, manipulación, consumismo y mediocridad, donde las
jerarquÃas culturales han sido adulteradas y los hallazgos de la vanguardia
tienen muy poco y son muchas veces, confinados a circuitos en extremo
minoritarios o puestos al servicio de la publicidad y sometidos a concesiones
insólitas.
El modelo cubano busca dotar a la población de un hondo sentido crÃtico y un
patrimonio espiritual complejo y rico, que la haga crecer en medio de ese mundo
globalizado, que pretende "abolir la inteligencia y el pensamiento propios".
La masificación de la cultura que Cuba propone es, precisamente, la única
respuesta eficaz frente a la invasión de los modelos de la cultura de masas
imperialista. "Es una alternativa emancipadora y democrática frente al modelo
manipulador y autoritario de la cultura de masas (…)" , cuyo propósito es
mixtificar y degradar el producto cultural sobre la base de una manipulación
espiritual del hombre, la cual se reduce a una experiencia meramente sustentada
en el entretenimiento o en falsas expectativas estereotipadas.
Es aquà donde la difusión de la cultura a través de la radio comunitaria,
adquiere otra dimensión, porque no puede pensarse en masificación de la cultura
"(…) sin que la promoción del arte y de la literatura ocupe el centro mismo, la
razón de este proyecto (…)" , ubicando también el acontecer local en la
realización del mismo.
Todo programa de acción encaminado a este propósito, debe contemplar como
prioridad esencial, un acercamiento de la información, de la acción formativa,
de tal modo que ese oyente sepa qué sucede, quién lo hace, dónde se produce,
quiénes son los protagonistas del hecho y qué importancia puede tener para él o
ella esta presencia.
Por ese motivo, la radio comunitaria adquiere un papel decisivo, pues esta es
una vÃa a través de la cual se transmite información y este proceso, más allá de
su naturaleza, produce un reconocimiento social, pues como se sabe "(…) lo que
sucede al margen de los medios no tiene resonancia". Esta cuestión debe ser
entendida por quienes tienen la misión de programar el accionar de la cultura en
cada institución y por quienes asumen los espacios informativos o especializados
en temas culturales en las emisoras. Lo principal es que ambas posiciones
complementen sus objetivos, al fin y al cabo, el espectador que va a una casa de
cultura, cine, galerÃa o biblioteca es también un oyente, y viceversa.
Resulta vital entonces que las instituciones culturales comunitarias ganen
espacio en la radio municipal. De esta manera, pueden convertirse en modelos
promocionales. En su contrapartida, la radio comunitaria debe erigirse en
productora de cultura, una realidad que establece patrones y por lo tanto, actúa
no sólo en el plano de la conciencia racional, sino que influye también en el
ámbito de la sensibilidad, la formación del gusto y su establecimiento.
Es por eso que el ejercicio del criterio se debe asume como vÃa de
retroalimentación para establecer jerarquÃas, llamar la atención sobre
determinados fenómenos, dar al oyente que es espectador y lector la posibilidad
de relacionarse con aquello que aún no conoce. Estas acciones pueden despertar y
motivar curiosidad, asà como animar la vida cultural con el debate productivo,
matizado por el intercambio de ideas.
El uso de los medios de difusión masiva en manos del Estado cubano, contribuye
de manera eficaz a la instrumentación de este proyecto de masificación de la
cultura, pues ella es el centro mismo de la resistencia de la nación, lo que
garantiza la supervivencia de la identidad cultural del paÃs y de su proyección
en las comunidades, donde realmente se materializa el trabajo institucional.
Se trata de dotar a la población de un certero sentido crÃtico y un patrimonio
espiritual complejo y rico, que la haga crecer en medio del mundo globalizado,
donde se pretende borrar la diversidad cultural de los pueblos. En otras
palabras, hay que ver la cultura como un instrumento de liberación nacional,
"(…) un antÃdoto frente a la hipnosis y el engaño (…)".
En esos términos, serÃa imprescindible la existencia de medios de comunicación
puestos en función de la comunidad, asumida esta como el conjunto de individuos
ubicados en contextos geográficos, socio-psicológicos y de dirección comunes, y
con necesidades e intereses afines, sobre la base de la "conciencia de
pertenencia y cooperación".
A lo expuesto anteriormente debe sumársele el hecho de que cultura y sociedad
son dos agentes de cambio, que requieren la generalización de las relaciones
comunitarias en todo el ámbito de la interacción humana. Esto conduce a la
unidad que existe entre relaciones sociales y comunicación, por lo que se hace
necesario revitalizar el concepto de comunicación en función de la colectividad,
si se quiere masificar la cultura, como elemento esencial de la identidad, donde
la radio local desempeña un papel significativo.
Esa cercanÃa hace de la radio comunitaria un eficaz medio de difusión del
mensaje cultural, pues mientras más cercano es, potencialmente más efectivo lo
que se aspira a dejar en la mente del oyente con carácter perdurable, de acuerdo
con la TeorÃa de la Proximidad Informativa.
Según plantea esta teorÃa, "(…) los mensajes de mayor intensidad son los que se
producen en la relación humana directa, incluida la comunicación interpersonal
(…) La proximidad del mensaje es sentida con intensidad decreciente por el
receptor cuando le llega por este orden a través de los siguientes canales:
emisoras de radio locales con pequeños sucesos, notas y avisos locales,
alusiones a personas y lugares conocidos; periódico local; radio regional,
periódico y televisión regional; radio de difusión nacional; periódico nacional
y televisión de ámbito nacional".
Los mensajes que se transmiten producen reacciones y cambios de actitud en la
población, algunos observables, otros no, pero que están presentes en la
creación de necesidades, motivaciones y un juicio de opinión pública, que
siempre será utilizado por las emisoras en la elaboración de los mensajes con
carácter inmediato.
La participación ciudadana en los procesos culturales se agiliza, en tanto la
información de retorno en el proceso emisor-oyente, posibilita el intercambio
directo con el emisor. AsÃ, los ciudadanos no son simplemente consumidores,
oyentes pasivos, sino partÃcipes en la elaboración de un producto comunicativo
cercano a sus intereses colectivos. Como ya se ha dicho, ese oyente es también
un público potencial de las instituciones culturales.
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Los autores interesados deben enviar sus textos en formato DOC a: lisette@eumed.net junto a un resumen actualizado de su CV.
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