REFLEXIONES ACERCA DE LA PRESENCIA DE LAS TECNOLOGÍAS DE LA INFORMACIÓN Y LA COMUNICACIÓN EN LA CULTURA DE LOS ESTUDIANTES
Rocío Dalia Rodríguez Gutiérrez
rrodríguez@ucf.edu.cu
Raisa Torres Ruiz
aratorres@ucf.edu.cu
Universidad de Cienfuegos, Cuba
Karl Marx
Introducción
En el entorno sociocultural de inicios del siglo XXI es cada vez mayor la
relación de los seres humanos con las llamadas Tecnologías de la Información y
la Comunicación (TIC). Si bien es cierto que la preocupación por perfeccionar y
agilizar la comunicación ha sido una constante en el hombre desde sus orígenes,
no hay dudas de que a partir del auge de la cibernética, las ciencias de la
información, las tecnologías de información, y las telecomunicaciones, se ha
llevado a cabo un desarrollo espectacular en el incremento de la información,
las posibilidades para procesarla, almacenarla y hacerla llegar a cualquier
punto del planeta con una rapidez concebida solo como una fantasía en siglos
pasados. Todo el soporte tecnológico que se ha creado para transmitir esa
información avanza a un ritmo tan veloz que prácticamente se hace imposible
darle alcance.
Hoy se le llama a nuestra sociedad la sociedad del conocimiento debido, entre
otras razones, a esa cantidad de información a la que se puede acceder desde
cualquier parte, siempre que haya un puerto con una computadora conectada a
Internet y una persona que sepa interactuar con los diferentes equipos y
artefactos creados para ese fin. Aunque esa denominación es discutible − pues
como se conoce, no todos los seres humanos que habitan el planeta tienen las
mismas posibilidades para acceder a las TIC y por tanto, al conocimiento −, nos
da la medida de la relevancia que han alcanzado dichas tecnologías.
Actualmente no existe una esfera de la vida social que no esté impregnada por
las TIC: el hogar, las instituciones educacionales, laborales, los lugares de
esparcimiento, los mercados, los bancos, los negocios, etc. De acuerdo con lo
que plantea César Coll se puede afirmar que del mismo modo que la invención de
la escritura, la imprenta o la televisión inauguraron nuevas prácticas sociales
y tuvieron claras repercusiones en el desarrollo humano, con las tecnologías de
la información y la comunicación se aprecian nuevas formas de trabajar, de
comprar, de comunicar, de divertirse, de aprender y de enseñar.
Es normal hoy ver a personas que, aisladas del mundo, caminan por las calles con
unos audífonos puestos escuchando música, o hablando por un teléfono celular, o
transportando una gran cantidad de información en un pequeño aditamento conocido
como memoria flash, con una capacidad muchas veces mayor que la del disco duro
de una computadora; es normal que un profesional no tenga que viajar de un lugar
a otro del planeta para ofrecer una conferencia, pues a través de los recursos
cibernéticos la puede dar y, además, ser vista, simultáneamente por personas
situadas en diferentes lugares geográficos. Todo lo que pudieron soñar los
pioneros de la comunicación a distancia se ha visto superado en estos últimos
años.
La cultura de nuestro siglo está asociada a las tecnologías de la información,
como lo estuvo el neolítico a la piedra pulimentada.
Con el incremento de las TIC se coloca una problemática al desarrollo cultural
de los pueblos: la globalización cultural, a partir de la cual las culturas
locales y nacionales de los países con menos desarrollo económico pueden ser
absorbidas, desdibujadas y hasta desaparecidas por patrones culturales
importados pudiendo aparecer, según Montero, dos procesos: Dominación cultural,
que se produce cuando un grupo o de una sociedad generalmente más fuerte, se
impone sobre otra, de una manera más o menos formal y organizada e Imperialismo
cultural, que constituye una etapa de relación intercultural con demérito de las
culturas “subalternas.” .
El sistema educacional puede contribuir a modificar estos procesos ya que tiene
el encargo social de transmitir a los estudiantes lo más sobresaliente de la
cultura de la humanidad, a partir de enraizar lo mejor de la nacional, de manera
que se formen con sólidas convicciones y valores que posibiliten la continuidad
y defensa de las líneas de desarrollo del país de que se trate. Por eso es muy
importante meditar acerca de la cultura que se trasmite y que se forma en
vínculo con las TIC.
En 1884 José Martí expresó: “La educación tiene un deber ineludible para con el
hombre, - no cumplirlo es un crimen: conformarlo a su tiempo” , con lo cual deja
claro la responsabilidad que tiene la educación de cada época de formar hombres
que respondan a las exigencias del momento en que viven y se proyecten hacia el
futuro, por lo que se debe facilitar a los educandos el acceso a los últimos
adelantos de la ciencia y la tecnología, de manera que puedan interactuar mejor
con su tiempo. Esto refuerza la necesidad de acercar la educación actual a las
TIC, siempre que se preste atención a los ejes culturales sobre los cuales se
sustenta el desarrollo de la vida de un grupo-comunidad .
El presente artículo tiene como objetivo reflexionar acerca de la influencia de
las TIC en la cultura de los estudiantes y cómo enfrenta la institución docente
el reto que presupone el uso de dichas tecnologías. Se han seguido criterios de
diferentes autores entre los que se encuentran César Coll, Armando Montero,
Pablo Guadarrama, entre otros. Se parte de conceptualizar la cultura y se
demuestra cómo las TIC han pasado a formar parte de esta en la época
contemporánea; se continúa analizando la presencia de las TIC en la cultura de
los estudiantes y las dificultades que pueden traer en su formación si no se
guía la utilización de las mismas acertadamente. Por último, se valora cómo la
escuela puede enfrentar el reto de la implementación y desarrollo de dichas
tecnologías.
Desarrollo
Acerca del concepto de cultura se han escrito gran cantidad de obras. Todos los
autores coinciden en la complejidad que encierra tratar de conceptualizar un
complejo proceso en el que intervienen desde los más sutiles hasta los más
fuertes entramados sociales. Existe consenso acerca de que la cultura ha de
analizarse en relación indisoluble con el contexto histórico en el que se lleva
a cabo y que es dinámica, enriquecida por intercambios interculturales
ininterrumpidos de los hombres.
Antonio Núñez Jiménez considera que la cultura “es la identidad diferenciadora
de un pueblo, su manera de expresarse tanto en lo material como en lo
espiritual” , con lo cual hace referencia a dos aspectos fundamentales: la
identidad, que es el conjunto de rasgos propios de un individuo o de una
colectividad que los caracterizan frente a los demás, y lo material y lo
espiritual en la cultura, lo cual evidencia su concepción marxista al entender
que tanto lo que se produce en el plano material como en el espiritual forma
parte del acervo cultural humano, no como otros autores que entienden por
cultura solamente el aspecto espiritual.
Por su parte, el Centro de Investigación y Desarrollo de la Cultura Cubana
considera que la cultura “es un sistema vivo que incluye un sujeto socialmente
definido que, actuando de determinada manera en una situación histórica y
geográfica específica, produce objetos materiales y espirituales que lo
distinguen.” La cultura en este sentido amplio surge conjuntamente con el sujeto
actuante e incluye su actividad y los productos de esta. Este concepto vuelve a
tocar el aspecto espiritual y material de la cultura y la enmarca histórica y
geográficamente como producto de una época y un lugar específico, lo cual se
considera acertado.
El concepto al que se adscribe el presente artículo lo ofrece el Dr. Armando
Montero cuando expresa que la cultura “es el conjunto de respuestas colectivas,
con cierta relación interna, que constituyen soluciones producidas y compartidas
por un grupo humano frente a las condiciones del medio ambiente natural y
social, es decir, el conjunto de creaciones de y para esa formación social que
se encuentra en proceso permanente de movimiento, enriquecimiento y
perpetuación.”
En dicho concepto se hace referencia a todo lo que se había venido planteando,
pero se explicita el carácter de transformación continua y perpetua que tiene la
cultura, lo cual hace que no se la considere como algo estático e invariable.
Asumir este concepto permite entender por qué es correcto aceptar y comprender
las transformaciones, novedades, influencias, que llegan a los países producto
de las relaciones interculturales, siempre que no atenten contra la identidad de
estos, ya que como plantea Armando Montero, “la cultura se transforma, nosotros
nos transformamos” .
Dentro de esa transformación cultural hay que incluir a las TIC. Imaginemos un
mundo sin radio, televisión, computadoras, discos compactos, videos, DVD,
memorias flash, reproductoras de música, cajeros automáticos, teléfonos
celulares, correo electrónico, fax, Internet, y no podremos asociarlo a la
contemporaneidad.
Para tener una idea aproximada del auge de las TIC veamos una información a
manera de ejemplo: A finales del siglo XX se estimaba entre 1 y 2 exabyte (1000
millones de gigabyte, más de 900 millones de documentos electrónicos) el volumen
de información electrónica diseminada en la gran red de redes Internet,
localizada en más de 1 billón de páginas WEB. Este exceso de información,
equivalente a medio Disco Compacto (325 mb) por habitante del planeta, nos da
una idea del por qué estamos inmersos en la llamada Sociedad de la Información y
del Conocimiento (téngase en cuenta que 1 disco compacto, 700 mb, equivale
aproximadamente a 33000 páginas de texto), y por qué las TIC se encuentran
insertadas, como se ha dicho anteriormente, en la vida cotidiana y social de la
humanidad.
Las TIC ya se encuentran integrando los ejes culturales que, según Montero, son
el conjunto de componentes de una cultura que resulta necesario poner en juego
para realizar todas y cada una de las acciones sociales; mantener la vida
cotidiana, satisfacer necesidades, definir y solventar problemas, formular y
tratar de cumplir aspiraciones. Así se aprecia su presencia en los siguientes
ejes:
a) Material: Porque las TIC han sido creadas por el trabajo humano, y son
aprovechadas por grupos en este momento del desarrollo histórico de la sociedad,
en provecho de las acciones y anhelos de la vida colectiva.
b) Conocimientos: Las TIC forman parte ya de las experiencias asimiladas y
sistematizadas colectivamente, a las que de manera continua se les incrementan
nuevos conocimientos que son transmitidos entre los miembros de los grupos que
las desarrollan.
c) Simbólico: Las TIC utilizan diferentes códigos que permiten la comunicación
necesaria entre los participantes en los diferentes momentos de su acción, entre
ellos el lenguaje, y cada vez es mayor la cantidad de individuos que conocen
dichos códigos e interactúan con ellos.
Negar la presencia y utilización de las TIC es cerrar las puertas al desarrollo,
pero también hay que tener en cuenta, como plantea Montero que “debemos estar
alertas con las TIC, pues nos surge una interrogante con relación a si las
industrias constructoras de significados y simbolismos no estarán conformando en
la iconosfera telemática del ciberespacio una cultura artificial, robotizada,
con nuevos principios políticos que perturban la fragua de la representación y
delegación de identidades; nos cuestionamos si se alcanzarán con ello nuevas
formas de emancipación individual y colectiva, nuevos crecimientos espirituales,
o solo se transformarán los modos de servidumbre, conformándose nuevos “estilos
de vida” miméticos a los de quienes dictan y tienen el poder sobre las nuevas
tecnologías de la información.”
Ante esta situación, se le atribuyen a la escuela, como subsistema del sistema
social global, nuevas tareas de importancia social, exigiendo un nuevo tipo de
accionar didáctico y de resultados educativos para enfrentar el reto que implica
la asunción de las TIC como recurso para el desarrollo y no para la manipulación
cultural.
Presencia de las TIC en la cultura de los estudiantes.
A continuación se abordan algunos aspectos que demuestran la presencia de las
TIC en la cultura de niños, adolescentes y jóvenes, acerca de los cuales es
preciso reflexionar:
Lenguaje: Con la aparición y auge de las TIC se ha ido conformando un lenguaje
“cibernético” imposible de ser comprendido por personas que no se encuentren
relacionadas estrechamente con estas tecnologías. Así tenemos que se habla de:
“quemar” un disco, adjuntar documentos, memoria ran, chatear, play station,
sitio web, portal de un sitio web, motores de búsqueda (Google, Altavista, Open
text, etc.), ciberespacio, wiki, blog, documentos o ficheros en FTP (File
Transfer Protocol), o en http (HyperText Transfer Protocol), WWW (World Wide
Web), directorios (Yahoo), entre otros términos.
Búsqueda de información: Actualmente es imposible presentar un trabajo
científico o hacer referencia a cualquier tema, sin que se revise el estado de
la problemática en Internet, pues esto confiere la necesaria actualidad; no
obstante, el exceso de información hace que no siempre se consulten los autores
más prestigiosos en el tema, incluso, esto ha traído por consecuencia que se
omitan o minimicen las referencias a autores clásicos, cuya obra aparece en
libros impresos.
Existe una superabundancia de información. Según cálculos, se publican en
soporte digital alrededor de 100 a 120 000 títulos de publicaciones seriadas en
el mundo. Se calcula, que en esas revistas se divulgan anualmente un promedio de
cuatro millones de artículos, es decir, más de 75 000 semanales. Se editan
anualmente cerca de 55 000 nuevos libros.
Ante esta situación, los estudiantes, para dar respuesta a los trabajos que
solicitan los profesores, tienden a “cortar” y “pegar” información de manera
indiscriminada, sin una reflexión consciente, dando lugar en ocasiones a textos
incoherentes y sin unidad de sentido. Con esto se afecta el intelecto de los
estudiantes y la aspiración de formar individuos reflexivos y críticos, ya que
no se lleva a cabo el ejercicio del criterio, todo se resuelve con poseer
algunas habilidades informáticas que les permitan conformar el trabajo.
Habilidades intelectuales: En este sentido el uso de las TIC está produciendo un
fenómeno que afecta las habilidades lectoras, ortográficas y de cálculo
matemático. La pérdida del interés por la lectura de las obras literarias,
filosóficas, históricas, etc., se incrementa a partir de que la búsqueda en
Internet proporciona resúmenes, fotos, cuadros sinópticos, mapas conceptuales,
etc., del tema que se trate y ofrece todo un caudal informativo que contribuye a
que no sea necesario consultar el texto original, aunque no siempre el que se
encuentra en los sitios web tenga toda la calidad ni el sustento didáctico
necesario. Por otra parte, el uso del corrector ortográfico y de la calculadora
constituyen una gran ayuda, pero nunca pueden considerarse como vía para
desarrollar el intelecto de los estudiantes, ya que conspiran contra la fijación
de patrones gráficos de la lengua materna y de los procesos lógicos del
pensamiento.
Incremento del interés por los juegos digitales: El factor lúdico siempre ha
sido de gran importancia para encauzar acertadamente la utilización del tiempo
libre de los seres humanos en general y de los estudiantes en particular. Hay
toda una teoría acerca de este tema y es conocido que los juegos refuerzan la
socialización, los valores, las destrezas, entre otros aspectos positivos. Sin
embargo, muchos de los juegos digitales tan comunes en la actualidad, refuerzan
antivalores como la violencia, el individualismo, la discriminación racial, la
supremacía hegemónica de ciertas potencias, al mismo tiempo que imponen
realidades culturales diferentes que pueden llegar a constituir la aspiración
máxima de un individuo en detrimento de su propia realidad. En este sentido se
puede hacer tanto daño como si de una guerra declarada se tratase, porque la
matriz cultural de los pueblos, que está ligada a las experiencias de la vida
social y a una praxis social específica, puede verse afectada, como plantea
Montero.
Si esas experiencias están ligadas a estilos de vida diferentes de los que
detenta la matriz cultural de una sociedad determinada, puede que no se formen
los individuos que esa sociedad aspira. La afición por los juegos digitales a
los que los niños, adolescentes y jóvenes dedican casi todo el tiempo libre, sin
tener apenas contacto con otras personas, puede desviar la intención educativa y
formativa de estos.
Contactos interpersonales. El hombre en su calidad de ser social surgió, se
desarrolló y existe a partir de las relaciones interpersonales; sin embargo, el
uso excesivo y continuado de las TIC puede aislarlo del resto de la humanidad y
llevarlo a la enajenación. “Este término se ha hecho corriente en la cultura
contemporánea, no solo por lo que se refiere al trabajo obrero en ciertas fases
de la sociedad capitalista, sino también con referencia a la relación entre el
hombre y las cosas de la edad de la técnica. El predominio de la técnica enajena
al hombre y tiende a convertirlo en una máquina” . Muchos autores se han
pronunciado contra este predominio de la técnica porque consideran que la
máquina es la causa directa o indirecta de la decadencia espiritual del hombre,
ya que el culto por los valores del espíritu ha sido sustituido por el culto a
los valores instrumentales y utilitarios. De esta manera, los niños, jóvenes y
adolescentes que consumen la mayor cantidad de tiempo frente a una computadora
estudiando, viendo películas, novelas, musicales, jugando, enviando correos
electrónicos, chateando con personas que no conocen, hablando o enviando
mensajes por teléfonos celulares, viven en un mundo virtual, se encuentran
aislados de los contactos reales con sus contemporáneos y con la sociedad en
general, se pueden enajenar y no formarse en correspondencia con lo que se
aspira.
¿Cómo la escuela puede enfrentar el reto de la presencia de las TIC en la
cultura de los estudiantes ?
Para evitar la anulación de las culturas nacionales y locales frente a la
globalización informacional que pretenden imponer las potencias hegemónicas y
los grandes transnacionales de la comunicación a través de las TIC, el sistema
de educación y las escuelas deben fortalecer el conocimiento y la reflexión de
aquellos valores que han nutrido la matriz cultural de la nación, sin cerrar por
ello las puertas a lo más auténtico de la creación universal. La escuela ha de
poner en práctica el reclamo martiano que indica: Injértese en las repúblicas el
mundo, pero el tronco ha de ser el de nuestras repúblicas.
La escuela debe preparar a los docentes para enfrentar el reto que supone la
inserción de las TIC en la cultura del país y, por tanto, en el sistema
educacional, partiendo de la necesidad de romper el paradigma en que fueron
formados. Para esto es imprescindible que se adiestren en la manipulación de los
equipos, pero, y sobre todo, que vayan transformando la manera de concebir la
clase y la transmisión de conocimientos de la forma en que tradicionalmente se
realizó, esto es, el profesor que todo lo sabe y que dice la última palabra
frente a los alumnos; los docentes han de disponerse a incrementar los espacios
para el diálogo, la confrontación de saberes, y a ser también enseñados por sus
estudiantes, sin renunciar a su papel rector del proceso docente.
Se deben trazar estrategias encaminadas a desarrollar habilidades
informacionales en los estudiantes encaminadas a identificar y localizar las
fuentes de información adecuadas, saber cómo llegar a ellas, evaluar la calidad
de la información obtenida, organizarla y utilizarla de forma efectiva, a partir
de orientaciones didácticas planificadas con rigor científico pedagógico. Dichas
estrategias deben brindar herramientas para discriminar la llamada “información
chatarra”, y encaminar a los alumnos para que puedan profundizar en los análisis
valorativos de los problemas.
Desarrollar estrategias curriculares que favorezcan el aprovechamiento del
tiempo libre de los estudiantes de manera tal que haya espacio para los juegos
tradicionales y los intercambios socioculturales entre los educandos. Estamos de
acuerdo con Montero cuando plantea que “la educación se coloca, por encargo
social, delante de un problema que se refiere a la necesidad de reconstruir, en
el ámbito educacional, instrumentos y estrategias de integración emancipatoria
entre diferentes sujetos, y propiciatoria del desarrollo, crecimiento,
activación y renovación de las potencialidades humanas que son parte del
desarrollo cultural.”
Conclusiones
Las TIC han alcanzado tal nivel de desarrollo, que forman parte de la cultura
del siglo XXI. Su presencia puede percibirse en todas las esferas de la vida y
en los diferentes grupos poblacionales, en particular, en el estudiantado. No se
puede negar esta realidad ni bloquear su acceso, porque se estaría bloqueando el
paso al progreso, pero tampoco se puede dejar ese desarrollo al libre arbitrio o
a la casualidad, ya que el uso indiscriminado y sin orientación de las TIC puede
traer consigo consecuencias negativas en la formación de los individuos, por lo
que la escuela, como institución cultural, necesita trazar estrategias que
favorezcan la orientación y el conocimiento de dichas tecnologías que permitan
la interacción correcta con las mismas, beneficien la formación de los
estudiantes, y no los procesos de enajenación o los de globalización cultural.
Se precisa planificar el proceso de enseñanza aprendizaje teniendo presente la
matriz cultural del país y sus ejes culturales, de manera que la interacción con
otras realidades no desdibuje la realidad local o nacional de los educandos. Es
imprescindible en los docentes un cambio en el paradigma en relación con la
manera de impartir clases a la manera tradicional, así como el desarrollo de
habilidades informacionales que permitan un mejor manejo de las TIC.
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8. Núñez Jiménez, Antonio. Cuba, cultura, estado y revolución. Editorial
Presencia Latinoamericana. México, 1984.
9. Programa del Diplomado Alfabetización Informacional. Conferencia 1.
Cienfuegos: Centro Provincial de Información Científica Médica. 2008.
La cultura, si se desarrolla espontáneamente y no se orienta de forma
consecuente, deja tras de sí un desierto.
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