Cuadernos de Educación y Desarrollo

Vol 1, Nº 9 (noviembre 2009)

REFLEXIONES ACERCA DE LA PRESENCIA DE LAS TECNOLOGÍAS DE LA INFORMACIÓN Y LA COMUNICACIÓN EN LA CULTURA DE LOS ESTUDIANTES


 

Rocío Dalia Rodríguez Gutiérrez
rrodríguez@ucf.edu.cu 
Raisa Torres Ruiz
aratorres@ucf.edu.cu 
Universidad de Cienfuegos, Cuba


La cultura, si se desarrolla espontáneamente y no se orienta de forma consecuente, deja tras de sí un desierto.

Karl Marx

Introducción

En el entorno sociocultural de inicios del siglo XXI es cada vez mayor la relación de los seres humanos con las llamadas Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC). Si bien es cierto que la preocupación por perfeccionar y agilizar la comunicación ha sido una constante en el hombre desde sus orígenes, no hay dudas de que a partir del auge de la cibernética, las ciencias de la información, las tecnologías de información, y las telecomunicaciones, se ha llevado a cabo un desarrollo espectacular en el incremento de la información, las posibilidades para procesarla, almacenarla y hacerla llegar a cualquier punto del planeta con una rapidez concebida solo como una fantasía en siglos pasados. Todo el soporte tecnológico que se ha creado para transmitir esa información avanza a un ritmo tan veloz que prácticamente se hace imposible darle alcance.

Hoy se le llama a nuestra sociedad la sociedad del conocimiento debido, entre otras razones, a esa cantidad de información a la que se puede acceder desde cualquier parte, siempre que haya un puerto con una computadora conectada a Internet y una persona que sepa interactuar con los diferentes equipos y artefactos creados para ese fin. Aunque esa denominación es discutible − pues como se conoce, no todos los seres humanos que habitan el planeta tienen las mismas posibilidades para acceder a las TIC y por tanto, al conocimiento −, nos da la medida de la relevancia que han alcanzado dichas tecnologías.

Actualmente no existe una esfera de la vida social que no esté impregnada por las TIC: el hogar, las instituciones educacionales, laborales, los lugares de esparcimiento, los mercados, los bancos, los negocios, etc. De acuerdo con lo que plantea César Coll se puede afirmar que del mismo modo que la invención de la escritura, la imprenta o la televisión inauguraron nuevas prácticas sociales y tuvieron claras repercusiones en el desarrollo humano, con las tecnologías de la información y la comunicación se aprecian nuevas formas de trabajar, de comprar, de comunicar, de divertirse, de aprender y de enseñar.

Es normal hoy ver a personas que, aisladas del mundo, caminan por las calles con unos audífonos puestos escuchando música, o hablando por un teléfono celular, o transportando una gran cantidad de información en un pequeño aditamento conocido como memoria flash, con una capacidad muchas veces mayor que la del disco duro de una computadora; es normal que un profesional no tenga que viajar de un lugar a otro del planeta para ofrecer una conferencia, pues a través de los recursos cibernéticos la puede dar y, además, ser vista, simultáneamente por personas situadas en diferentes lugares geográficos. Todo lo que pudieron soñar los pioneros de la comunicación a distancia se ha visto superado en estos últimos años.

La cultura de nuestro siglo está asociada a las tecnologías de la información, como lo estuvo el neolítico a la piedra pulimentada.

Con el incremento de las TIC se coloca una problemática al desarrollo cultural de los pueblos: la globalización cultural, a partir de la cual las culturas locales y nacionales de los países con menos desarrollo económico pueden ser absorbidas, desdibujadas y hasta desaparecidas por patrones culturales importados pudiendo aparecer, según Montero, dos procesos: Dominación cultural, que se produce cuando un grupo o de una sociedad generalmente más fuerte, se impone sobre otra, de una manera más o menos formal y organizada e Imperialismo cultural, que constituye una etapa de relación intercultural con demérito de las culturas “subalternas.” .

El sistema educacional puede contribuir a modificar estos procesos ya que tiene el encargo social de transmitir a los estudiantes lo más sobresaliente de la cultura de la humanidad, a partir de enraizar lo mejor de la nacional, de manera que se formen con sólidas convicciones y valores que posibiliten la continuidad y defensa de las líneas de desarrollo del país de que se trate. Por eso es muy importante meditar acerca de la cultura que se trasmite y que se forma en vínculo con las TIC.

En 1884 José Martí expresó: “La educación tiene un deber ineludible para con el hombre, - no cumplirlo es un crimen: conformarlo a su tiempo” , con lo cual deja claro la responsabilidad que tiene la educación de cada época de formar hombres que respondan a las exigencias del momento en que viven y se proyecten hacia el futuro, por lo que se debe facilitar a los educandos el acceso a los últimos adelantos de la ciencia y la tecnología, de manera que puedan interactuar mejor con su tiempo. Esto refuerza la necesidad de acercar la educación actual a las TIC, siempre que se preste atención a los ejes culturales sobre los cuales se sustenta el desarrollo de la vida de un grupo-comunidad .

El presente artículo tiene como objetivo reflexionar acerca de la influencia de las TIC en la cultura de los estudiantes y cómo enfrenta la institución docente el reto que presupone el uso de dichas tecnologías. Se han seguido criterios de diferentes autores entre los que se encuentran César Coll, Armando Montero, Pablo Guadarrama, entre otros. Se parte de conceptualizar la cultura y se demuestra cómo las TIC han pasado a formar parte de esta en la época contemporánea; se continúa analizando la presencia de las TIC en la cultura de los estudiantes y las dificultades que pueden traer en su formación si no se guía la utilización de las mismas acertadamente. Por último, se valora cómo la escuela puede enfrentar el reto de la implementación y desarrollo de dichas tecnologías.

Desarrollo

Acerca del concepto de cultura se han escrito gran cantidad de obras. Todos los autores coinciden en la complejidad que encierra tratar de conceptualizar un complejo proceso en el que intervienen desde los más sutiles hasta los más fuertes entramados sociales. Existe consenso acerca de que la cultura ha de analizarse en relación indisoluble con el contexto histórico en el que se lleva a cabo y que es dinámica, enriquecida por intercambios interculturales ininterrumpidos de los hombres.

Antonio Núñez Jiménez considera que la cultura “es la identidad diferenciadora de un pueblo, su manera de expresarse tanto en lo material como en lo espiritual” , con lo cual hace referencia a dos aspectos fundamentales: la identidad, que es el conjunto de rasgos propios de un individuo o de una colectividad que los caracterizan frente a los demás, y lo material y lo espiritual en la cultura, lo cual evidencia su concepción marxista al entender que tanto lo que se produce en el plano material como en el espiritual forma parte del acervo cultural humano, no como otros autores que entienden por cultura solamente el aspecto espiritual.

Por su parte, el Centro de Investigación y Desarrollo de la Cultura Cubana considera que la cultura “es un sistema vivo que incluye un sujeto socialmente definido que, actuando de determinada manera en una situación histórica y geográfica específica, produce objetos materiales y espirituales que lo distinguen.” La cultura en este sentido amplio surge conjuntamente con el sujeto actuante e incluye su actividad y los productos de esta. Este concepto vuelve a tocar el aspecto espiritual y material de la cultura y la enmarca histórica y geográficamente como producto de una época y un lugar específico, lo cual se considera acertado.

El concepto al que se adscribe el presente artículo lo ofrece el Dr. Armando Montero cuando expresa que la cultura “es el conjunto de respuestas colectivas, con cierta relación interna, que constituyen soluciones producidas y compartidas por un grupo humano frente a las condiciones del medio ambiente natural y social, es decir, el conjunto de creaciones de y para esa formación social que se encuentra en proceso permanente de movimiento, enriquecimiento y perpetuación.”

En dicho concepto se hace referencia a todo lo que se había venido planteando, pero se explicita el carácter de transformación continua y perpetua que tiene la cultura, lo cual hace que no se la considere como algo estático e invariable. Asumir este concepto permite entender por qué es correcto aceptar y comprender las transformaciones, novedades, influencias, que llegan a los países producto de las relaciones interculturales, siempre que no atenten contra la identidad de estos, ya que como plantea Armando Montero, “la cultura se transforma, nosotros nos transformamos” .

Dentro de esa transformación cultural hay que incluir a las TIC. Imaginemos un mundo sin radio, televisión, computadoras, discos compactos, videos, DVD, memorias flash, reproductoras de música, cajeros automáticos, teléfonos celulares, correo electrónico, fax, Internet, y no podremos asociarlo a la contemporaneidad.

Para tener una idea aproximada del auge de las TIC veamos una información a manera de ejemplo: A finales del siglo XX se estimaba entre 1 y 2 exabyte (1000 millones de gigabyte, más de 900 millones de documentos electrónicos) el volumen de información electrónica diseminada en la gran red de redes Internet, localizada en más de 1 billón de páginas WEB. Este exceso de información, equivalente a medio Disco Compacto (325 mb) por habitante del planeta, nos da una idea del por qué estamos inmersos en la llamada Sociedad de la Información y del Conocimiento (téngase en cuenta que 1 disco compacto, 700 mb, equivale aproximadamente a 33000 páginas de texto), y por qué las TIC se encuentran insertadas, como se ha dicho anteriormente, en la vida cotidiana y social de la humanidad.

Las TIC ya se encuentran integrando los ejes culturales que, según Montero, son el conjunto de componentes de una cultura que resulta necesario poner en juego para realizar todas y cada una de las acciones sociales; mantener la vida cotidiana, satisfacer necesidades, definir y solventar problemas, formular y tratar de cumplir aspiraciones. Así se aprecia su presencia en los siguientes ejes:

a) Material: Porque las TIC han sido creadas por el trabajo humano, y son aprovechadas por grupos en este momento del desarrollo histórico de la sociedad, en provecho de las acciones y anhelos de la vida colectiva.

b) Conocimientos: Las TIC forman parte ya de las experiencias asimiladas y sistematizadas colectivamente, a las que de manera continua se les incrementan nuevos conocimientos que son transmitidos entre los miembros de los grupos que las desarrollan.

c) Simbólico: Las TIC utilizan diferentes códigos que permiten la comunicación necesaria entre los participantes en los diferentes momentos de su acción, entre ellos el lenguaje, y cada vez es mayor la cantidad de individuos que conocen dichos códigos e interactúan con ellos.

Negar la presencia y utilización de las TIC es cerrar las puertas al desarrollo, pero también hay que tener en cuenta, como plantea Montero que “debemos estar alertas con las TIC, pues nos surge una interrogante con relación a si las industrias constructoras de significados y simbolismos no estarán conformando en la iconosfera telemática del ciberespacio una cultura artificial, robotizada, con nuevos principios políticos que perturban la fragua de la representación y delegación de identidades; nos cuestionamos si se alcanzarán con ello nuevas formas de emancipación individual y colectiva, nuevos crecimientos espirituales, o solo se transformarán los modos de servidumbre, conformándose nuevos “estilos de vida” miméticos a los de quienes dictan y tienen el poder sobre las nuevas tecnologías de la información.”

Ante esta situación, se le atribuyen a la escuela, como subsistema del sistema social global, nuevas tareas de importancia social, exigiendo un nuevo tipo de accionar didáctico y de resultados educativos para enfrentar el reto que implica la asunción de las TIC como recurso para el desarrollo y no para la manipulación cultural.

Presencia de las TIC en la cultura de los estudiantes.

A continuación se abordan algunos aspectos que demuestran la presencia de las TIC en la cultura de niños, adolescentes y jóvenes, acerca de los cuales es preciso reflexionar:

Lenguaje: Con la aparición y auge de las TIC se ha ido conformando un lenguaje “cibernético” imposible de ser comprendido por personas que no se encuentren relacionadas estrechamente con estas tecnologías. Así tenemos que se habla de: “quemar” un disco, adjuntar documentos, memoria ran, chatear, play station, sitio web, portal de un sitio web, motores de búsqueda (Google, Altavista, Open text, etc.), ciberespacio, wiki, blog, documentos o ficheros en FTP (File Transfer Protocol), o en http (HyperText Transfer Protocol), WWW (World Wide Web), directorios (Yahoo), entre otros términos.

Búsqueda de información: Actualmente es imposible presentar un trabajo científico o hacer referencia a cualquier tema, sin que se revise el estado de la problemática en Internet, pues esto confiere la necesaria actualidad; no obstante, el exceso de información hace que no siempre se consulten los autores más prestigiosos en el tema, incluso, esto ha traído por consecuencia que se omitan o minimicen las referencias a autores clásicos, cuya obra aparece en libros impresos.

Existe una superabundancia de información. Según cálculos, se publican en soporte digital alrededor de 100 a 120 000 títulos de publicaciones seriadas en el mundo. Se calcula, que en esas revistas se divulgan anualmente un promedio de cuatro millones de artículos, es decir, más de 75 000 semanales. Se editan anualmente cerca de 55 000 nuevos libros.

Ante esta situación, los estudiantes, para dar respuesta a los trabajos que solicitan los profesores, tienden a “cortar” y “pegar” información de manera indiscriminada, sin una reflexión consciente, dando lugar en ocasiones a textos incoherentes y sin unidad de sentido. Con esto se afecta el intelecto de los estudiantes y la aspiración de formar individuos reflexivos y críticos, ya que no se lleva a cabo el ejercicio del criterio, todo se resuelve con poseer algunas habilidades informáticas que les permitan conformar el trabajo.

Habilidades intelectuales: En este sentido el uso de las TIC está produciendo un fenómeno que afecta las habilidades lectoras, ortográficas y de cálculo matemático. La pérdida del interés por la lectura de las obras literarias, filosóficas, históricas, etc., se incrementa a partir de que la búsqueda en Internet proporciona resúmenes, fotos, cuadros sinópticos, mapas conceptuales, etc., del tema que se trate y ofrece todo un caudal informativo que contribuye a que no sea necesario consultar el texto original, aunque no siempre el que se encuentra en los sitios web tenga toda la calidad ni el sustento didáctico necesario. Por otra parte, el uso del corrector ortográfico y de la calculadora constituyen una gran ayuda, pero nunca pueden considerarse como vía para desarrollar el intelecto de los estudiantes, ya que conspiran contra la fijación de patrones gráficos de la lengua materna y de los procesos lógicos del pensamiento.

Incremento del interés por los juegos digitales: El factor lúdico siempre ha sido de gran importancia para encauzar acertadamente la utilización del tiempo libre de los seres humanos en general y de los estudiantes en particular. Hay toda una teoría acerca de este tema y es conocido que los juegos refuerzan la socialización, los valores, las destrezas, entre otros aspectos positivos. Sin embargo, muchos de los juegos digitales tan comunes en la actualidad, refuerzan antivalores como la violencia, el individualismo, la discriminación racial, la supremacía hegemónica de ciertas potencias, al mismo tiempo que imponen realidades culturales diferentes que pueden llegar a constituir la aspiración máxima de un individuo en detrimento de su propia realidad. En este sentido se puede hacer tanto daño como si de una guerra declarada se tratase, porque la matriz cultural de los pueblos, que está ligada a las experiencias de la vida social y a una praxis social específica, puede verse afectada, como plantea Montero.

Si esas experiencias están ligadas a estilos de vida diferentes de los que detenta la matriz cultural de una sociedad determinada, puede que no se formen los individuos que esa sociedad aspira. La afición por los juegos digitales a los que los niños, adolescentes y jóvenes dedican casi todo el tiempo libre, sin tener apenas contacto con otras personas, puede desviar la intención educativa y formativa de estos.

Contactos interpersonales. El hombre en su calidad de ser social surgió, se desarrolló y existe a partir de las relaciones interpersonales; sin embargo, el uso excesivo y continuado de las TIC puede aislarlo del resto de la humanidad y llevarlo a la enajenación. “Este término se ha hecho corriente en la cultura contemporánea, no solo por lo que se refiere al trabajo obrero en ciertas fases de la sociedad capitalista, sino también con referencia a la relación entre el hombre y las cosas de la edad de la técnica. El predominio de la técnica enajena al hombre y tiende a convertirlo en una máquina” . Muchos autores se han pronunciado contra este predominio de la técnica porque consideran que la máquina es la causa directa o indirecta de la decadencia espiritual del hombre, ya que el culto por los valores del espíritu ha sido sustituido por el culto a los valores instrumentales y utilitarios. De esta manera, los niños, jóvenes y adolescentes que consumen la mayor cantidad de tiempo frente a una computadora estudiando, viendo películas, novelas, musicales, jugando, enviando correos electrónicos, chateando con personas que no conocen, hablando o enviando mensajes por teléfonos celulares, viven en un mundo virtual, se encuentran aislados de los contactos reales con sus contemporáneos y con la sociedad en general, se pueden enajenar y no formarse en correspondencia con lo que se aspira.

¿Cómo la escuela puede enfrentar el reto de la presencia de las TIC en la cultura de los estudiantes ?

Para evitar la anulación de las culturas nacionales y locales frente a la globalización informacional que pretenden imponer las potencias hegemónicas y los grandes transnacionales de la comunicación a través de las TIC, el sistema de educación y las escuelas deben fortalecer el conocimiento y la reflexión de aquellos valores que han nutrido la matriz cultural de la nación, sin cerrar por ello las puertas a lo más auténtico de la creación universal. La escuela ha de poner en práctica el reclamo martiano que indica: Injértese en las repúblicas el mundo, pero el tronco ha de ser el de nuestras repúblicas.

La escuela debe preparar a los docentes para enfrentar el reto que supone la inserción de las TIC en la cultura del país y, por tanto, en el sistema educacional, partiendo de la necesidad de romper el paradigma en que fueron formados. Para esto es imprescindible que se adiestren en la manipulación de los equipos, pero, y sobre todo, que vayan transformando la manera de concebir la clase y la transmisión de conocimientos de la forma en que tradicionalmente se realizó, esto es, el profesor que todo lo sabe y que dice la última palabra frente a los alumnos; los docentes han de disponerse a incrementar los espacios para el diálogo, la confrontación de saberes, y a ser también enseñados por sus estudiantes, sin renunciar a su papel rector del proceso docente.

Se deben trazar estrategias encaminadas a desarrollar habilidades informacionales en los estudiantes encaminadas a identificar y localizar las fuentes de información adecuadas, saber cómo llegar a ellas, evaluar la calidad de la información obtenida, organizarla y utilizarla de forma efectiva, a partir de orientaciones didácticas planificadas con rigor científico pedagógico. Dichas estrategias deben brindar herramientas para discriminar la llamada “información chatarra”, y encaminar a los alumnos para que puedan profundizar en los análisis valorativos de los problemas.

Desarrollar estrategias curriculares que favorezcan el aprovechamiento del tiempo libre de los estudiantes de manera tal que haya espacio para los juegos tradicionales y los intercambios socioculturales entre los educandos. Estamos de acuerdo con Montero cuando plantea que “la educación se coloca, por encargo social, delante de un problema que se refiere a la necesidad de reconstruir, en el ámbito educacional, instrumentos y estrategias de integración emancipatoria entre diferentes sujetos, y propiciatoria del desarrollo, crecimiento, activación y renovación de las potencialidades humanas que son parte del desarrollo cultural.”

Conclusiones

Las TIC han alcanzado tal nivel de desarrollo, que forman parte de la cultura del siglo XXI. Su presencia puede percibirse en todas las esferas de la vida y en los diferentes grupos poblacionales, en particular, en el estudiantado. No se puede negar esta realidad ni bloquear su acceso, porque se estaría bloqueando el paso al progreso, pero tampoco se puede dejar ese desarrollo al libre arbitrio o a la casualidad, ya que el uso indiscriminado y sin orientación de las TIC puede traer consigo consecuencias negativas en la formación de los individuos, por lo que la escuela, como institución cultural, necesita trazar estrategias que favorezcan la orientación y el conocimiento de dichas tecnologías que permitan la interacción correcta con las mismas, beneficien la formación de los estudiantes, y no los procesos de enajenación o los de globalización cultural. Se precisa planificar el proceso de enseñanza aprendizaje teniendo presente la matriz cultural del país y sus ejes culturales, de manera que la interacción con otras realidades no desdibuje la realidad local o nacional de los educandos. Es imprescindible en los docentes un cambio en el paradigma en relación con la manera de impartir clases a la manera tradicional, así como el desarrollo de habilidades informacionales que permitan un mejor manejo de las TIC.

Bibliografía

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9. Programa del Diplomado Alfabetización Informacional. Conferencia 1. Cienfuegos: Centro Provincial de Información Científica Médica. 2008.


 

 
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