Cuadernos de Educación y Desarrollo

Vol 1, Nº 7 (septiembre 2009)

UN FUTURO EDUCATIVO EN PELIGRO


 

Gregorio Iñiguez Romero
giniguez@yahoo.com  
 


RESUMEN

¿Qué necesitan los maestros para que asistan a sus clases puntualmente y dejen de ser tan irresponsables? es la pregunta que muchos nos hacemos y la irresponsabilidad también abarca el estar preparados en la clase que imparten y no dejar al azar el tema que será visto el día de la clase, ¿Por qué si existen maestros entregados, dedicados y responsables en sus clases otros no lo son?

Es verdaderamente decepcionante ver nuestras instituciones educativas y sus profesores como personas irresponsables y para nada entregadas a su trabajo impartiendo clases y a preparar los jóvenes, que es para lo que realmente están contratados, o será acaso que no son personas preparadas realmente y que simplemente están en la educación por que tienen a un conocido que los metió ahí.

En México tenemos un problema actual en la educación que en lugar de avanzar estamos retrocediendo, ya que día a día vemos con tristeza que nuestros niños y jóvenes egresan de las aulas con falta de conocimientos básicos del área de la cual deberían haber obtenido, sin que nuestras autoridades educativas y gubernamentales hagan algo al respecto.

Para iniciar sus años de enseñanza es enviado al jardín de niños (párvulos), en el cual se va a encontrar y enfrentar con Profesoras preparadas al vapor (improvisadas), ya que muchas de ellas solo estudiaron la secundaria, dicho nombramiento lo obtienen solo por ser hijas de un profesor o miembro del sindicato de profesores, en otros casos estudiaron la preparatoria, sin el menor apoyo o enseñanza pedagógica, sobre la enseñanza y mucho menos sobre la psicología infantil.

Una vez que ingresa a la enseñanza primaria, el problema principal al que se enfrenta es la agresividad de alguna(o)s profesore(a)s, ya que además de trabajar en la institución (regularmente laboran en dos dependencias) deben atender sus hogares y su problemática, como sus hijos, la alimentación, cuidados del hogar, etc., amen de que sus lideres sindicales les obligan a asistir a sus juntas, mítines de apoyo a los candidatos políticos, a las elecciones gremiales etc.

Además de lo anterior el niño se encuentra con algunos profesores que en lugar de atender sus grupos educativos, aprovechan sus relaciones con los administrativos para pasar el tiempo fuera del aula, descuidando sus funciones académicas, como el caso de algunas profesoras que “conviven” demasiado con sus compañeras dentro del horario de clase, lo cual repercute en la educación de la niñez mexicana.

El adolescente que logra ingresar a la enseñanza secundaria (por la falta de recursos económicos es difícil que todos lo logren), se encuentra con el problema de que conoce poco de matemáticas y un poco menos de español (gramática y ortografía), por lo cual se convierten en el “coco” de él ya que se le exige igual que a todos.

El problema principal es el de que el profesor acostumbra trabajar con “libros” o “Cuadernos de trabajo”, ya que al profesor se le asignó la tarea solo de “asesor”, medidas pedagógicas actuales que son aplicadas a todos niveles, por lo cual les asigna tareas diarias para que sean los alumnos quienes investiguen, contesten libros y cuadernos de trabajo, dedicándose el profesor solo a revisar dichos trabajos, solo que en la inmensa mayoría solo les rayan las hojas de los cuadernos de trabajo, ya que por la cantidad de alumnos es difícil llevar a cabo un trabajo efectivo de revisión, ya que regularmente los grupos son de 40 a 50 alumnos, por lo cual el alumno ve que le revisaron el cuaderno y le pusieron “palomita” por lo que considera que respondió bien su tarea, más cuando llega a presentar un examen sobre el área correspondiente se da cuenta que nunca le explicaron lo que correspondía a la materia que llevó y lógicamente reprueba dicho examen, como ejemplo tenemos el de admisión a la preparatoria.

Otro de los problemas, pero del profesor, es aquella norma establecida por la Secretaría de Educación Pública, en la cual se establece que cuando un alumno repruebe un examen no se le debe anotar menos de 5 (el mayor puntaje es 10), por lo cual cuando el alumno obtenga en el examen menos no puede evaluarse de manera efectiva ya que regularmente son 5 bimestres de trabajo académico, por lo que basta que obtenga en dos exámenes 8 y en los restantes no hacer nada para obtener su pase de grado, por lo que el profesor no podrá hacer nada al respecto, con lo que los que realmente pretenden realizar un trabajo efectivo en clase ven frustradas sus energías y propósitos ya que el alumno ya sabe que obteniendo dos ochos ya libro el año.

–La verdad es que hay un gran retroceso. Porque en el año 2000 teníamos programas muy serios en el país, pero hay retrocesos. La influencia cotidiana del SNTE (Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación), en las escuelas, en los sistemas estatales de administración, es muy dañina. Es nefasta frente a las intenciones de esfuerzo y de trabajo de la gente.

Es un instrumento de impunidad para quienes no quieren trabajar, para quienes dañan el sistema. Es un instrumento que quita respetabilidad a la escuela, porque está vinculado con prácticas como la venta de plazas, con las promociones concertadas e impulsadas por el propio sindicato, con el gobierno directo de los sistemas educativos estatales.

La enseñanza preparatoria ya inicia con dichas actividades, es decir está cayendo en las mismas mañas antipedagógicas, ya que en algunos lugares (Universidad de Guadalajara) llegó la actividad académica de la venta de libros y manuales, al igual que en secundaria, solo que en ésta última se los regala el estado, en cambio en preparatoria se les obliga a comprarlos, además de que los profesores hacen como que trabajan, ya que solo les revisan los trabajos de los libros y manuales, en algunos casos el “profesor” solo asiste unas cuantas ocasiones y les indica que al final les revisará dichos documentos, con asistir al grupo a asesorarlos ya no digamos a guiarlos.

Igual que los anteriores se encontró que la inmensa mayoría de profesores solo se dedica a rayar libros, pues tienen aproximadamente de 50 a 80 alumnos por grupo, teniendo algunos como mínimo 2 o 3, y en algunos casos existen profesores que tienen hasta 10 o más grupos, por lo que se dificulta una real y verdadera evaluación académica de los alumnos, solo llevarán a cabo la tarea de rayar cuadernos o libros.

En cuanto a la calidad académica del material utilizado por los profesores algunos libros revisados suelen tener ciertas anomalías como:

Libros revisados por los profesores con calificación afirmativa, con respuestas negativas, con lo que se confirma que solo les rayan los libros o manuales, sin revisarlos.

    En el plano educativo desaparece el departamento de Tecnología Educativa, la cual llevaba a cabo cursos de actualización didáctica para los académicos de la U de G, llevándose actualmente cursos introductorios sobre las distintas materias, que dejan mucho que desear, tanto en su contenido programático, como sus expositores, que denotan en algunos casos la poca experiencia magisterial.

Actualmente se han hecho modificaciones de carácter económico, como lo es el cobro de 60 o 75 pesos a los aspirantes por hacer tramites de solicitud de ingreso, y a los que logran ingresar a ella se les impone una cuota de entre 300 y 1,000 pesos por semestre, según sea la escuela o facultad, inicia así la etapa elitista educativa, en contra de la educación popular.

Además de lo anterior existe la problemática del examen de admisión para la facultad, el cual es un tipo “estándar” el cual aplica el COLLEGE BOARD de Puerto Rico, con conocimientos afines a la educación que se imparte en ese país, más sin embargo en las escuelas preparatorias de la Universidad de Guadalajara no se imparte en su totalidad ese tipo, por lo cual la mayoría de alumnos egresados de este nivel y de esta institución no cubren los requisitos solicitados en cuestión de conocimientos, por lo cual lógicamente serán rechazados.

    Con esto, se logra que existan menos solicitudes de ingreso a las distintas escuelas, pues los obreros o sus hijos, lógicamente no intentan siquiera hacer tramites, pues no tienen los recursos suficientes para ello y los conocimientos requeridos en el examen, con lo cual aumenta la delincuencia en el Estado.

    Además de lo anterior se comercializa la educación, autorizándoles incorporaciones a la Universidad a personas de dudosa calidad e instituciones que dejan mucho que desear en el aspecto académico y pedagógico.

Para algunos autores e investigadores la educación en México es una de las peores del mundo. Es lo que se ha demostrado en los informes internacionales que se han publicado en los últimos 10 años. Lo más seguro es que la educación en nuestro país siempre haya estado muy mal y el movimiento estudiantil de 68 fue una muestra, pero no se contaban con informes internacionales o fácilmente se escondían.

Los profesores, los estudiantes, los padres de familia, somos parte de los culpables de la situación porque nunca hemos querido participar en la educación real de los alumnos, además del estado que ha elaborado o dirigido las políticas educativas del país. El origen de todos los males, en forma directa, han sido las políticas gubernamentales instrumentadas por los diferentes gobiernos del PRI y del PAN desde la Presidencia de la República al aplicar los más bajos presupuestos en educación, al carecer de los conocimientos y la honradez necesarios para la aplicación de programas educativos reales.

Los discursos de gobierno sobre "la calidad educativa" se han repetido desde siempre. En cada sexenio los gobiernos organizan "consultas" y reuniones con sus incondicionales con el fin de "planear un plan educativo sexenal" en el que los más altos funcionarios de educación se entretengan mientras cobran sus altísimos salarios. Se les han llamado a esos planes: "reforma educativa"," revolución educativa", "calidad educativa" y mil nombres más que sexenio tras sexenio sirven sólo para que una mafia de funcionarios oportunistas sigan frenando o destrozando la educación.

El filósofo Santiago Alba Rico desenmascara de manera ejemplar el discurso dominante con estas palabras que cito:

"¿Enseñar anti-racismo e integración? El gobierno español firma la expulsión de ocho millones de inmigrantres de la Unión Europea. ¿No es ese gesto mucho más educativo?

¿Enseñar Estado de Derecho? Solbes, ministro de Economía, nos dice que "no soy partidario de grandes leyes que den reconocimiento de derechos para toda la vida". ¿No son estas declaraciones, y la "liberalización" económica que las acompaña, mucho más influyentes que un artículo de la Constitución?

¿Enseñar no-violencia y tolerancia? EEUU, el país más "democrático" del mundo, invade Irak por televisión y tortura a sus habitantes en directo, e Israel impone sus condiciones en la zona Palestina, asesinando a diestra y siniestra, sin que nadie le imponga ninguna sanción. ¿No es esta una demostración mucho más convincente de que la violencia en realidad es útil?

¿Enseñar igualdad y fraternidad? Seis horas de publicidad al día condicionan nuestra autoestima al ejercicio angustioso de un elitismo estándar.

¿Enseñar respeto por el otro? Basta cualquier concurso de televisión para comprender que lo divertido es reírse de los demás y lo emocionante es verlos derrotados y humillados.

¿Enseñar solidaridad? El mercado laboral y el consumo individualizado convierten la indiferencia en una cuestión de supervivencia cotidiana.

¿Enseñar respeto por el espacio público? Las calles, los periódicos, las pantallas, están llenas de llamadas publicitarias a hacer ricas a unas cuantas multinacionales y a matar a decenas de miles de personas en todo el mundo.

¿Será posible que los investigadores dejen por un momento sus laboratorios para poner todo su talento en construir el modelo de universidad que queremos?

Pero antes es necesario convencerse que el modelo de educación que tenemos está agotado.

No es tarea fácil pues tendríamos que tener una idea clara de qué tipo de institución hemos heredado.

Un profesor que sale de su doctorado, consigue una plaza en una universidad pública para impartir un par de materias aquí, otras en una universidad privada, nunca entenderá el modelo, pues se la pasa corriendo de clase en clase. O aquél investigador que se encierra en su laboratorio para estudiar bichos raros y después de una jornada larga regresa a su casa para seguir con su rutina. Al siguiente día, tampoco puede entender el problema universitario. Incluso, aquél funcionario que se la pasa todo el día organizando los horarios del próximo año, tampoco podrá saber por qué no funciona bien el sistema. Sin embargo, todos ellos, poseen una parte de la verdad y lo que haría falta es comunicarse entre todos los actores.

Esto es lo que se llama “vida universitaria”. Pero no hay tal en nuestras universidades públicas. Y no hay porque casi nadie siente la necesidad de ello. El investigador sabe que tiene el sueldo seguro y que tiene que preocuparse por hacer sus reportes para que le sigan dando su beca o apoyo económico.

El profesor sabe que su sueldo está garantizado de por vida, ¿por qué tendría que preocuparse si funciona o no el modelo que tenemos? De hecho, piensa que funciona bien pues cobra su sueldo sin mayor problema (salvo si hay huelga). Lo mismo el trabajador que barre los salones no está interesado en averiguar si el modelo es bueno. Da por hecho que es bueno pues hay un sindicato que lo defiende cuando su jefe le exige salones limpios.

Tampoco el sindicato estaría interesado en cuestionar al modelo vigente, pues mientras reciba las cuotas de los trabajadores y tenga el derecho de clausurar las puertas de las instituciones educativas para que nadie entre, siente que está bien y que no hay nada que cambiar. Pero incluso, los altos funcionarios de la educación tampoco están dispuestos a cambiar de modelo: Ganan bien (sueldos inconfesables), hay bonos mensuales, créditos blandos, viajes, viáticos, la facilidad de acomodar a sus hijos y parientes como funcionarios, etc. Y cuando hay huelgas, paros (de casi un año, caso de la UNAM), sus sueldos no se deterioran, no pierden ni un centavo ¿qué necesidad tienen de cambiar las cosas?

La verdad, ninguna. Prefieren defender el Status Quo y ceder parte del botín ante un aguerrido sindicato para que siga la fiesta, después de todo, los funcionarios, no pierden dinero, pues no es de ellos, viene del Estado. Los alumnos podrían ser la fuerza transformadora… Pero los estudiantes tampoco tienen una idea clara de qué modelo imponer y muchos de ellos se dejan manipular por líderes “Chambistas” que ostentan maestrías y doctorados de Harvard y Nuevo México. Esto quiere decir que hay escasas esperanzas de un cambio endógeno, que surgiera de las entrañas de los educandos. Otro actor importante en esta problemática es el gobierno. Pero éste se siente atado de manos debido a la autonomía universitaria. Bueno, aunque se observa que donde sí podría establecer políticas, (IPN, por ejemplo) tampoco lo hace, y sospecho que es porque no sabe qué hacer.

Finalmente, el agente más olvidado, aunque el más importante, pues es el que pone los dineros para que las instituciones educativas sobrevivan: el pueblo. No me refiero a los hombres de negocios, pues aunque aportan algo, son los que menos dan, pues se las saben arreglar para pagar poco o nada de impuestos.

Tampoco me refiero a la clase media, pues aunque son contribuyentes cautivos, no son los que ponen la mayor cantidad de recursos. Más bien, me refiero por pueblo al grueso de la población, esos de la extrema miseria (45% de la población) que, aunque no se crea, son los que más alimentan monetariamente a la educación pública (por cierto son los que nunca tendrán a sus hijos en ellas).

Pero este actor tampoco sabe qué hacer, así que recibe resignado, su papel de sostener económicamente un sistema educativo ajeno a sus intereses. En fin, hace falta discutir mucho la educación que nos tocó vivir. Quizás algún día la entendamos y podamos actuar para evitar que nos destruyan de noche lo que de día construimos.

 


 

 
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