CONSIDERACIONES GENERALES PARA EDUCADORES ACERCA DE LA EDUCACIÓN PARA LA SALUD EN LA RESPONSABILIDAD SEXUAL DE LOS JÓVENES Y ADULTOS EN EL PROCESO EDUCATIVO
Miguel Angel Miranda Martín
a_tecnologia@unimedsag.vcl.sld.cu
Introducción:
La educación de las personas adultas resulta determinante en los procesos de cambios que se operan a nivel social, toda vez que son ellos los máximos protagonistas de tales cambios.
La educación de las personas adultas se traduce, además de en capacitación de la fuerza laboral, en gran medida, también en producción de bienes espirituales, al ser estos los depositarios, y a la vez, la fuente de todos los valores humanos generados por la historia de la humanidad, y génesis de la transmisión de tales valores espirituales a las generaciones futuras.
Se reconoce en la persona adulta a aquel individuo que puede contribuir a formar a las nuevas generaciones y a transmitir a ellas, los valores humanos universalmente aceptados. Por ello se ha comprendido la necesidad histórica inaplazable de educar a las personas jóvenes con responsabilidades educativas para con los menores, y a los adultos, en igual condición o no, al amparo de tales presupuestos y valores espirituales reconocidos, como la solidaridad, la honradez, la humildad, etc., independiente del contexto histórico imperante, o del sistema social de que se trate.
La labor por educar a los jóvenes y a los adultos se remonta en sus inicios al período clásico griego, cuyos máximos exponentes fueron los filósofos Sócrates, Platón y Aristóteles, distinguiéndose el sentido de su labor pedagógica en formar las personalidades de los educandos en el cultivo de los mejores valores del ser humano.
Se aprecian otros intentos en el antiguo oriente con otros filósofos como Confucio y Lao Tse, quienes reconocían que el cultivo de las ideas morales conducía al mejoramiento de las personas.
A través de la Pedagogía como ciencia, pasando por diferentes tendencias y momentos históricos cumbres, se destacan personalidades reconocidas como Juan Luis Vives y Juan Amos Comenio en la etapa del realismo pedagógico sensorial, y de John Locke en el Sensualismo pedagógico, cuyos aportes mantienen su esencia en la educación contemporánea en nuestro país, pues basan su centro de atención en la formación de la personalidad del alumno y en el logro de sus cualidades morales.
También el francés Juan Bautista de la Salle y Johann Heinrich Pestalozzi, reformador de la educación suiza, repercutieron históricamente con sus trabajos arduos por encaminar la educación con jóvenes desamparados socialmente en el temprano siglo XVI.
En Latinoamérica se sucedieron algunas acciones educativas después de la conquista del continente por los europeos, al llevar los colonizadores a los jóvenes y adultos ideas nuevas respecto a la moral mediante acciones educativas orientadas al crecimiento humano desde la ideología de la clase dominante al transmitir un cúmulo cultural estrictamente basado en los valores del hombre blanco europeo, entre los que se encontraban los patrones religiosos, entre otros.
En México, a partir del siglo XVI se comienzan a realizar intentos por organizar la educación de Jóvenes y Adultos, luego en Europa se continúan los mismos, intentando consolidar lo logrado hasta entonces, en lo que respecta a la educación de los trabajadores en cuanto a la responsabilidad del desempeño de una profesión para sostenerse económicamente a sí mismos, y a la vez, a su familia, y para su enriquecimiento personal.
Hacia mediados del siglo XX, se realizan importantes aportes por eminentes pedagogos latinoamericanos como Simón Rodríguez, Andrés Bello y Paulo Freire, los cuales constituyeron legados para la naciente Educación de Jóvenes y Adultos
Los mismos reconocían el papel que podía desempeñar el adulto en la educación social al proporcionar esos individuos, adecuadamente formados y educados, los conocimientos precisos para permitirles participar armoniosamente en la vida activa de su comunidad, entendido esto, entre otras funciones, en la de educar a sus hijos en el amor a un oficio manual o intelectual, y en cultivar los mejores valores espirituales del ser humano.
Cuba cuenta con una rica tradición pedagógica de avanzada a lo largo de la historia de la construcción de la nacionalidad. José de la Luz y Caballero, Félix Varela, José Martí, junto a Enrique José varona y otros pensadores y pedagogos de la etapa republicana, constituyen raíces sustentadoras de la educación en Cuba y de la transmisión de los más ricos valores humanos y patrióticos.
Hombres de su tiempo, ellos se apropiaron de lo mejor de las tendencias pedagógicas, del acervo cultural de la humanidad, y aportaron importantes ideas originales al propósito de fundar una educación que rescatara la identidad nacional, la dimensión humana vital y cultural, contribuyera a la construcción de una sociedad de progreso, justicia, dignidad, y mejores valores humanos, y afirmara el valor del ejercicio del pensar, frente al esquematismo y al dogmatismo.
Muchas de estas aportaciones son inspiradoras del cambio educativo en la posterior época revolucionaria que, a su vez, propició un salto considerable, entre otros, en la cobertura de la enseñanza a toda la población, la eliminación del analfabetismo, y con ello, el nacimiento de un fuerte sentimiento radical del valor del antiimperialismo, entre otros aportes, y la elevación y actualización al nivel de la ciencia mundial de los estudios universitarios, entre otros.
En nuestro país, la educación ha puesto énfasis en la conciencia patriótica y solidaria, de acuerdo con las aspiraciones de una determinada concepción de la formación integral del individuo, ante un fenómeno de franco deterioro de los valores de las personas.
Esta dirección del proceso educativo se ha venido precisando en los últimos años, en el sentido del reforzamiento y la profundización en las raíces de la nacionalidad mediante el conocimiento de la Historia de Cuba, del ideario martiano y el legado de los pensadores y revolucionarios cubanos, junto al ideario marxista, como parte de los contenidos de las materias escolares afines a estos temas y reforzados en actividades sociales complementarias.
El fenómeno de la crisis de los valores no es un fenómeno totalmente nuevo y, de hecho, en diferentes investigaciones se venían constatando fallas en la formación de valores en distintos sectores de jóvenes de diferentes grupos sociales. Muchas veces esto se atribuía a la “influencia de la ideología burguesa o pequeño burguesa” y a “rezagos del pasado capitalista”.
La situación de la década de 1990, se ha asociado con el inicio del período de crisis (período especial) que vivió la sociedad cubana, y que impactó en sus áreas económicas, políticas y sociales. Consecuentemente, la seria afectación del nivel de vida de la población, el desbordamiento de las dificultades de la vida cotidiana, la limitación y el reajuste en las expectativas laborales y profesionales, unido a la crisis de los modelos sociales vigentes, propiciaron efectos de desajuste en el funcionamiento de los “sistemas de socialización”.
Todo lo antes descrito provocó incertidumbre, desorientación, desesperanza, decepciones y otras manifestaciones de crisis de identidad que tocan sensiblemente la estructura de los valores, lo que reforzó la incidencia de los llamados valores negativos y afectó la conformación de los proyectos de vida individuales en sectores importantes de la población.
En la medida que el país fue llegando a niveles de supervivencia, ciertos valores morales reconocidos tradicionalmente como positivos fueron cediendo en sectores amplios de la población ante las necesidades sociales, o bien comenzó un proceso de reinterpretación o de readecuación de esos valores, así como la proliferación de valores negativos de diferente índole, en proporciones y con manifestaciones no visibles en períodos anteriores.
Íntimamente ligado al problema de la formación de los valores morales, nuestro Sistema Educacional también ha perfeccionado su trabajo en materia de educación y formación de salud con el objetivo de formar una cultura de la salud en los estudiantes como una arista fundamental de la formación integral del escolar, por ello se trata que desde el currículo docente se aborde, como parte de un contenido principal el de la Educación para la salud y sexual.
Sin embargo, a pesar de encontrarse generalizadas en todos los niveles y tipos de enseñanza del país, existen orientaciones pedagógicas que propugnan la formación de los valores morales, donde constituye esta un objetivo principal del trabajo de diversas organizaciones sociales. Nos enfrentamos, en el momento actual, con una fuerza y extensión nunca antes vista, al denominado problema del deterioro o crisis de valores, por lo que ante esta deficiencia, se elabora esta publicación para contribuir a desarrollar la responsabilidad sexual en la Educación de jóvenes y adultos en el proceso educativo.
Objetivo: Elevar los conocimientos acerca de la educación para la salud en la responsabilidad sexual de los Jóvenes y adultos en el proceso educativo para lograr una sexualidad responsable.
Desarrollo:
Fundamentos teóricos respecto a los valores morales.
La presente publicación se sustenta en el enfoque histórico-cultural de L.S.Vigotski sobre el desarrollo del proceso de formación de la personalidad y asume como base teórica y metodológica la Filosofía Marxista Leninista y la interpretación vigostkiana sobre la esencia social del hombre, el proceso de interiorización de la conciencia humana , el valor que este autor le confirió a la unidad de la actividad y la comunicación en la formación de valores morales y cómo se logra el desarrollo de estos, partiendo del diagnóstico de las necesidades educativas de los estudiantes en un proceso de naturaleza social, cooperativa y solidaria que se orienta de lo fenoménico a lo esencial y de lo externo a lo interno donde es fundamental lograr la implicación de los sujetos para potenciar el conocimiento respecto a los valores y lograr cambios en los modos de actuación de los mismos en el proceso.
Los clásicos del Marxismo Leninismo no se detuvieron especialmente en el estudio de los valores, pues fue la filosofía burguesa la que se ocupó del estudio de los valores hasta mediados de los años 50 del pasado siglo XX, no obstante fue la Filosofía Marxista leninista la que creó el fundamento metodológico para la solución científica de sus principales problemas.
En las últimas décadas del siglo XX la axiología, como ciencia que se dedica al estudio de los valores, se ha convertido en el centro de la atención de los filósofos marxista.
El doctor José Ramón Fabelo expresa que “…podrían clasificarse en cuatro grandes grupos las principales posiciones que, a lo largo de la historia del pensamiento filosófico, han intentado explicar la naturaleza de los valores humanos. Estas posiciones son: la naturalista, la objetivista, la subjetivista, y la sociologista,” (Fabelo Corzo, José R. 2003: 17) a pesar de que ninguna logra brindar una teoría satisfactoria. Los valores existen en el marco de las relaciones sociales, en la sociedad y el hombre es su objeto, las mismas poseen un carácter histórico concreto, ya que lo que tiene significación positiva en un momento, lo pierde en otro y viceversa.
Resulta muy importante la definición de los conceptos de valor, y valores morales.
Valor: es la "realidad humanizada con significación positiva para el hombre," es “la significación socialmente positiva que adquieren los objetos y fenómenos de la realidad al ser incluidos en el proceso de actividad práctica humana. (Fabelo Corzo, José R. 1989: 83). Todo valor tiene significación, pero no toda significación representa un valor, sino solo aquella que desempeña un papel positivo para la sociedad. El concepto de significación es más amplio porque incluye los antivalores.
Podría generalizarse que los valores son cualidades de las cosas, de las acciones de las personas, que nos atraen porque nos ayudan a mejorar el mundo, a hacerlo más humano y habitable.
Dentro del sistema de valores espirituales de la sociedad se encuentran los valores políticos, jurídicos, morales, estéticos, religiosos, filosóficos y científicos. Los valores morales ocupan un lugar especial como integradores del sistema de valores, debido al carácter de orientadores y reguladores internos de la conducta.
Según Nancy Chacón esto explica el lugar de la moral en su relación con la política y el derecho, como componentes fundamentales de la formación ciudadana, patriótica, militar e internacionalista, así como con la educación sexual y familiar responsable, o la educación ecológica y ambiental para un desarrollo sostenible, la formación de una cultura laboral y tecnológica sobre la base del sentido del deber, la responsabilidad, el colectivismo, la solidaridad, la honestidad y honradez, entre otros valores, que penetran cualquier propósito o acción educativa.
Esta autora define el valor moral como “...la significación social positiva, buena, en contraposición al mal, de un fenómeno (hecho, acto de conducta), en forma de principio, norma o representación del bien, lo justo, el deber, con un carácter valorativo y normativo a nivel de la conciencia, que regula y orienta la actitud de los individuos hacia la reafirmación del progreso moral, el crecimiento del humanismo y el perfeccionamiento humano.”(Chacón Arteaga N. 2003: 7)
Esta definición, junto a otras que abordan este concepto, coincide en el carácter de regulación de la conducta humana que tienen los valores morales, lo que determina su importancia en la labor educativa
En el VII Seminario Nacional para educadores, Héctor Valdés expuso y definió de manera sucinta los valores que, según investigaciones realizadas en el ICCP, deben tener prioridad en su tratamiento por la escuela cubana, en particular el valor responsabilidad.
Responsabilidad: El cumplimiento del compromiso contraído ante sí mismo, el colectivo y la sociedad.
Otros conceptos de vital importancia es el de educación en valores y formación de valores.
En la literatura se usan indistintamente estos conceptos para referirse al mismo proceso, sin embargo, Nancy Chacón plantea que son dos términos íntimamente vinculados que señalan dos planos del proceso de formación de la personalidad.
El primero con un enfoque sociológico, comprende la educación como un proceso a escala de toda la sociedad en el marco del sistema de influencias y de la interacción del individuo con esta con el fin de su socialización como sujeto activo y transformador, en el que los valores históricos-culturales tienen un papel esencial. El segundo se refiere al enfoque pedagógico, cuyo proceso tiene como objeto la formación integral y armónica de la personalidad, en esta integralidad se tiene en cuenta el lugar y papel de los valores en dicho proceso formativo, al que por su complejidad se le debe prestar un tratamiento especial e intencional, con la precisión de los métodos, procedimientos, vías y medios, entre otros.(Chacón Arteaga N. 2002: 97)
Por ello se asume el concepto de formación de valores, entendido como un proceso complejo y contradictorio, de carácter social, en el que intervienen diversos factores (familia, escuelas, instituciones, organizaciones...) dirigido a la transmisión y asimilación de valores sociales (como expresión de tendencias progresivas) que orienten la actuación de los individuos.
Forma parte de un proceso más complejo y más amplio: la formación de la personalidad y por tanto de la educación, al constituirse aquella en la finalidad esencial de esta, en consecuencia, es susceptible de ser pensado, proyectado y diseñado desde la escuela, como sistema de interinfluencias y especialmente, desde la labor del maestro.
Su comprensión requiere ante todo tener en cuenta su complejidad, no sólo por la intervención de diversos factores socializadores, sino porque implica especialmente a la individualidad a través de la llamada “ interiorización” o “ subjetivación,” lo que conlleva la búsqueda del significado que dichos valores poseen para cada uno, en dependencia de sus características, de las condiciones sociales en que se desenvuelve su vida, de su trayectoria existencial, de las influencias y educación recibidas, del nivel de conocimientos, de su quehacer práctico, etc. Contiene a su vez diversas dimensiones como la intelectual, afectivo-emocional y conductual, lo que supone considerar desde el “conocimiento” de los valores, el papel de los sentimientos hasta su expresión en actuación. (Chacón Arteaga N. 2002: 99)
El presupuesto Histórico cultural comprende todo lo que aporta al individuo la identidad nacional y cultural del país, la ideología en la que se ha educado, la historia de la que ha formado parte, por ello hay que considerar la tradición de pensamiento y la práctica revolucionaria político, social y pedagógica. Los valores de justicia social, solidaridad, patriotismo, responsabilidad, a formar en los estudiantes jóvenes y adultos tienen de fundamento la historia de la nación y la contribución que a ella han hecho diversas generaciones de cubanos.
El enfoque histórico cultural considera la labor educativa como un proceso complejo en el que existe una estrecha unidad entre lo biológico, lo psicológico y lo social. Estos elementos se integran en una relación dialéctica, en que en última instancia debe predominar lo social, dado que esto caracteriza la naturaleza humana.
Según el autor Fernando González Rey, los valores no son el resultado de una comprensión, son el resultado de una información pasiva que se inyecta a la persona, se configuran a través de la persona concreta que los forma y desarrolla, es decir, la persona acrecienta el valor a través de su historia personal, de su experiencia y de su propio lenguaje. “...la personalidad humana es esa organización del mundo psíquico que todos tenemos, que precisamente está estructurada para ser la base de las diferencias individuales, y este es un problema que en este tema no se puede soslayar.” (González Rey, F.1996:47) Al tema de los valores le es consustancial el tema de la comunicación, pero una comunicación donde las partes que intervienen comparten necesidades, reflexiones, motivaciones y errores, o sea la comunicación es ubicar a alguien en el espacio de nuestra razón, de nuestra causa, de nuestra reflexión, pero a través de sus posiciones.(González Rey, F.1996:48) Esto es algo que deben tener presente todas nuestras instituciones sociales y en primer lugar la escuela.
La comunicación ejerce gran influencia en el desarrollo de la capacidad para valorar las diferentes esferas de la realidad y la actuación de los otros sujetos, lo que sin dudas, constituye fundamento para la interiorización del conjunto de normas y valores.
Se asume el postulado del enfoque histórico-cultural de la unidad entre lo cognitivo y lo formativo. Según esta concepción la enseñanza debe brindar las condiciones requeridas, no solo el desarrollo de la actividad cognoscitiva del estudiante, de su pensamiento, de sus capacidades y habilidades, sino también para la formación y desarrollo de los distintos aspectos de la personalidad.
El que abarca la relación personal con el valor es el componente afectivo. Es necesario que los estudiantes lleguen por sí mismos a la valoración de lo útil, agradable, bueno, que resulta lo que hacen y lo importante del para qué y por qué lo hacen.
Los valores guardan una estrecha relación entre sí y con otros aspectos de la personalidad como: los sentimientos, las actitudes, las cualidades y las motivaciones personales. El elemento cognitivo es presupuesto de la interiorización, pero no se puede quedar ahí, lo emotivo, lo sentimental, refuerza el conocimiento y se sigue trabajando por esta vía el sentimiento. La emoción, cuando se enraíza en el conocimiento, despierta los sentimientos y se da el vínculo entre el sentimiento y el conocimiento, que es la base del valor. (Miranda Lena, T. 1999:9)
Se considera el criterio del enfoque histórico-cultural de que la personalidad no sólo está determinada por elementos morfológicos, sino también y en primer lugar por las condiciones histórico sociales, lo que se resume en que “El carácter irrepetible de cada individuo se explica así por las particularidades de su status socio-histórico, por sus condiciones sociales de vida, por la especificidad del sistema de interrelaciones de su micromedio, en cuyo interior se forma su personalidad, a partir de las funciones elementales contenidas en su biología en el momento de su nacimiento”.(González, O. 1996: 26)
Los educadores deben tener en cuenta que la formación de valores es un proceso que transcurre por etapas, en las edades tempranas y preescolar se forman las nociones, en la enseñanza primaria se produce la ampliación de esas nociones en significados individuales, en secundaria básica los adolescentes establecen la relación de las nociones con los significados sociales y en preuniversitario se produce la fijación y asimilación interna de los significados socialmente positivos en forma de convicciones personales de los jóvenes.(Aguiar Díaz, C. 1998: 15)
El desarrollo psíquico humano como proceso ascendente de surgimiento de nuevas formaciones psicológicas condicionadas por la interactividad del sujeto con su realidad social mediada por el lenguaje en un proceso de apropiación de la cultura, constituye la base vigostkiana para la compresión del desarrollo moral.
De aquí que la actividad social, la dirección del adulto y la contextualización cultural como experiencia histórico-social actuando en y sobre la base de las funciones psíquicas superiores constituyen los fundamentos del desarrollo moral del estudiante, el que desde la perspectiva del enfoque histórico cultural se ve como un proceso complejo de movimiento desde concepciones y conductas apenas tomadas de normas, hacia un nivel superior en que el sujeto va conformando una concepción moral del mundo sujeta a una normatividad interiorizada concientemente y que le permite autorregular su comportamiento.
El desarrollo moral es expresión de la apropiación de la experiencia histórico cultural del medio en que el sujeto se ha educado, de las tendencias sociales en su sentido más general y de la propia cultura en que el sujeto se desenvuelve, pero en lo particular expresa una dinámica concreta de relaciones en un ambiente microsocial dado en la comunidad, la familia, la escuela y otras instituciones propiciadoras de vivencias desarrolladoras del sujeto que se concreta en lo singular y característico de cada individuo humano dado en su personalidad.
Solo comprendiendo esta dinámica el educador estaría en condiciones de valorar dialécticamente el nivel de desarrollo moral de sus estudiantes, los períodos o estadios en que se encuentra como expresión del desarrollo de su personalidad y en consecuencia proceder para su educación moral. (Valera Alfonso, O. 2003: 8-9)
Es conocido el vínculo entre las necesidades, los intereses y los valores. Desde el punto de vista gnoseológico, las necesidades y los intereses están más relacionados entre sí que con los valores, estos últimos son el mundo de la cultura en un sentido amplio, la esfera de la actividad espiritual del hombre, de su conciencia moral, de aquellas valoraciones en las que se expresan la medida de la riqueza espiritual de la sociedad (Zdramovislov, A. G. 1986:12), mientras que las necesidades y los intereses son estímulos para la acción o causa de la actividad.
De esta comparación se puede inferir que se precisa intensificar el proceso de formación de necesidades e intereses sexuales en los estudiantes si se quiere modelar un sistema estable de valores que se corresponda con los ideales de las relaciones morales sobre el conocimiento y manifestaciones del sexo y la sexualidad en los jóvenes en nuestra sociedad.
La escuela cubana se encuentra ante el compromiso derivado de exigencias sociales, de encontrar vías y métodos para la formación de valores en las nuevas generaciones, en medio de un contexto difícil y contradictorio, que ha servido de marco para el deterioro de las normativas éticas en determinados grupos y sectores de la población.
Una buena parte de las actitudes y los valores que los jóvenes aprenden no son considerados como parte de los contenidos curriculares por la vía formal, estas vías responden esencialmente a concepciones no formales que si bien pueden ser efectivas, no agotan todas las posibilidades del currículo de la enseñanza, las actitudes y los valores no son parte de asignaturas separadas, sino parte de todas las materias de aprendizaje.
El problema de la formación de valores, cuestión esencialmente humana, se resume en la adquisición por el sujeto de un comportamiento ético, basado en fundamentos de carácter moral. Ese comportamiento se expresa mediante acciones que se valoran positivamente por los demás, desde posiciones que implican reconocimiento social a la conducta individualizada.
El concepto valor es el resultado de la interacción de la personalidad y el modelo social propuesto que interviene en la regulación de la actuación como un principio ético hacia el cual existe un fuerte compromiso emocional. El reconocimiento social se realiza desde posiciones éticas, condicionadas tanto desde el punto de vista histórico como clasista. De aquí que las acciones que resulten justificables y reconocidas en un momento y circunstancias determinadas, sean objeto de reprobación moral en otros contextos histórico- sociales.
La práctica profesional del maestro en situaciones donde el profesor y el alumno se enfrentan a dilemas de hondo contenido moral, el sistema de valores personales se pone a prueba. La tarea fundamental que se plantea a la escuela, y al maestro en particular, en lo referente a la formación de valores, es lograr que las exigencias morales objetivas se conviertan en normas subjetivas de la conducta de los alumnos.
La educación moral es la esencia de la formación de valores. El docente debe poseer algunas habilidades profesionales imprescindibles para la formación de valores que deben ser parte integrante de su arsenal profesional, como son:
• Observar e identificar las posibilidades de cada establecer el nivel de acceso de su autoconciencia moral.
• Utilizar todas las vías que permiten influir en la educación moral de los estudiantes.
• Promover la expresión de convicciones a través de las conductas (honestidad contra falsificación).
• No admitir como incuestionables los juicios morales de los alumnos.
• Favorecer la reestructuración de los puntos de vista sin temer a los errores propios o ajenos.
• Considerar las perspectivas y regularidades del desarrollo de la edad, lo que presupone la adecuación).
• Ocupar una posición adecuada en la organización de la actividad, por el liderazgo moral y la ejemplaridad que representa el maestro.
Los valores tiene carácter histórico y clasista, por ello deben educarse desde esa realidad objetiva, es por ello que debemos ajustar nuestros argumentos y exigencias a esa realidad social en que se vive, reconociendo las condiciones reales de existencia de los sujetos y los conflictos y contradicciones que ello genera, a la vez debemos buscar la conciliación externa de los valores (oralidad, discurso), con la posición interna (la convicción que se expresa en actos concretos) lo que actúa como valladar a las actitudes hipócritas y engañosas, la doble moral, el oportunismo y la demagogia.
La formación de valores toma en cuenta que cualquier técnica o experiencia especial debe insertarse en el todo, que constituye la labor del maestro. Si fracasa el todo, en la formación de valores, cualquier técnica o experiencia especial tendrá muy limitados efectos.
Se parte de la existencia y del empleo de dos tipos de estímulos: los extrínsecos (los premios y castigos) y los intrínsecos (Blanco Pérez, A. y González Serra, D. 2003: 59). Los extrínsecos presionan y obligan al cumplimiento con las exigencias y valores sociales, los intrínsecos no presionan ni obligan, sino que favorecen una autodeterminación bien orientados al estudiante.
Son estímulos intrínsecos, entre otros, los siguientes:
• Favorecer la felicidad y satisfacción del estudiante el cumplimiento de los valores.
• El afecto, el amor y la comprensión de los maestros y del director.
• Promover los sentimientos estéticos vinculados con la asimilación de los valores.
• El ejemplo de los maestros.
• La enseñanza desarrolladora que promueve la creatividad en el alumno.
• La persuasión sobre la importancia de los valores y exigencias sociales.
Se propone como una forma positiva para formar valores el empleo armónico y simultáneo de los estímulos intrínsecos y extrínsecos, de forma que predominen esencialmente los extrínsecos, para que luego puedan ser más efectivos con el predominio de los intrínsecos. De esta forma aseguramos que los valores y exigencias sociales sean incorporados y asimilados automáticamente por los estudiantes.
Por ello se hace necesario tener en cuenta la formación y características de la personalidad en la etapa en que se encuentran los estudiantes matriculados en la Educación de Jóvenes y Adultos, y sobre todo, las particularidades del desarrollo moral, de manera que el profesor pueda plantearse tareas y actividades acordes con esta etapa de la vida.
Fundamentos psicopedagógicos acerca de la cultura de la salud en los estudiantes de la Educación de Jóvenes y Adultos.
La práctica educacional cubana de jóvenes y adultos ha contribuido al desarrollo del país y a la elevación de la calidad de vida de los ciudadanos. No obstante estos logros innegables, subsisten problemas que su erradicación deben conducir al perfeccionamiento del quehacer en esta área, y por supuesto en el perfeccionamiento de los sustentos epistemológicos que abran espacio a la Educación de Adultos, siempre sobre el consenso de una educación en y para la vida y por consiguiente para el trabajo.
Existen nuevas exigencias a esta educación por cuanto en estos primeros años del siglo XXI, como expresiones concretas de la Tercera Revolución Educacional al calor de la Batallas de Ideas, se han abierto otras modalidades educacionales especialmente para jóvenes, dentro de las que se cita: los Centros de Superación Integral para Jóvenes (CSIJ)(2001-2002) dirigido a la población de 18 a 30 años que no poseía vínculo laboral ni se encontraba estudiando, a fin de elevar su cultura general e integral y prepararlos para el ingreso a la Educación Superior. El impacto social de este Programa en la familia, la comunidad y en los propios estudiantes ha sido notable, por los cambios experimentados por los jóvenes en sus modos de actuación.
La Educación de Adultos en las condiciones actuales persigue el objetivo de perfeccionar y crear nuevas alternativas de superación y capacitación para la población joven y adulta en correspondencia con sus características, necesidades, intereses y exigencias sociales.
Responde al logro y materialización de las siguientes ideas:
• Es necesario producir cambios y transformaciones en los estudiantes jóvenes, la familia y la comunidad.
• El hombre como eje principal en nuestra sociedad de justicia social.
• El conocimiento como componente en la formación del hombre.
Ello ha exigido reformular estrategias educativas, reconstruir modos de actuación, e incluso regresar a las concepciones pedagógicas que sustentan estas transformaciones, y con ello la necesaria construcción y perfeccionamiento del sustento pedagógico.
La pedagogía es el soporte epistemológico de la educación, dentro de los argumentos se puede citar que esta ciencia no trata al proceso formativo en toda su magnitud social, sino solo al que “ existe conscientemente organizada y orientada a un fin social y político determinado, que se ofrece en las instituciones escolares y por vía extraescolar, así como por otras formas de organización, aunque en estrecho vínculo con las otras agencias educadoras de la sociedad” (Chávez, J. y otros, 2003: 20).
Desde este planteamiento en la Educación de Adultos se reconoce que:
En la pedagogía el sustento del proceso educativo conscientemente organizado está dirigido a la formación integral de las personas jóvenes y adultas, cualesquiera que sean las vías en que se desarrollen los procesos educativos (formales, no formales, informales).
El carácter general de la pedagogía en su objeto: proceso formativo conscientemente organizado y su particularidad estriba en el grupo etáreo al que se dirige: jóvenes y adultos.
Lo universal, lo general y lo particular de la pedagogía existen como sustento epistemológico de la Educación de Adultos, y en consonancia existen sus sustentos filosóficos, sociológicos, psicológicos, biológicos, cibernéticos (dirección), entre otros.
Para asumir el desarrollo de la cultura de la salud en los estudiantes se parte del proceso pedagógico, cualquier acción que se desarrolle debe considerar la Pedagogía como ciencia, y la necesidad del estudio interdisciplinario de esta problemática. Resulta necesario hacer una reflexión acerca de sus leyes, principios y categorías, por lo cual las acciones de preparación serán contextualizadas y se tendrán en cuenta las relaciones internas entre sus componentes, observando que la educación se logre a través de la instrucción.
Las actividades extracurriculares dirigidas al desarrollo de la cultura de salud en los estudiantes, presupone que las mismas se den, a partir de la unidad y relación entre la instrucción y la educación para lograr los resultados deseados, siguiendo la concepción de que lo educativo sea el centro de los objetivos previstos, es decir, los conocimientos y las habilidades que los estudiantes deben desarrollar como expresión en modos de actuación adecuados para cumplir con éxito la función educativa y así potenciar en los estudiantes comportamientos adecuados hacia la responsabilidad ante la sexualidad.
Ambas categorías, instrucción y educación se ponen de manifiesto de la siguiente forma: la integración médico – pedagógica que potencia la eficiencia del proceso docente – educativo y contribuye a la formación integral de la personalidad de las jóvenes generaciones.
La instrucción queda implícita en el desarrollo de conocimientos de los estudiantes sobre cultura de la salud y procedimientos educativos extracurriculares mediante actividades extracurriculares.
La categoría educación está relacionada con la aplicación de actividades extracurriculares, relacionadas con el desarrollo de la cultura de salud, horario del día, relación e integración en la comunidad.
La formación y desarrollo, la enseñanza y el aprendizaje se expresan en un proceso de interacción y de reflexión con los estudiantes, donde el profesor ocupa un lugar de gran importancia como pedagogo que organiza y conduce el proceso, pero en el que no se logran resultados positivos sin el protagonismo, actitud y motivación de los estudiantes. El proceso favorece el desarrollo de conocimientos y comportamientos de los implicados, lo cual se expresa en el desarrollo de la personalidad.
En el estudio de esta naturaleza resulta necesario profundizar en tesis teóricas básicas de la concepción socio – histórico – cultural como fundamento del desarrollo de una cultura de la salud sexual en los estudiantes de la Enseñanza de Adultos.
Estas tesis teóricas básicas de la concepción socio histórica cultural de L. S. Vigotsky constituyen elementos esenciales con evidentes implicaciones en la práctica educativa cubana. L. S. Vigotsky asume el desarrollo de la personalidad basada en ese enfoque y considera que:
El carácter irrepetible de cada individuo se explica así por las particularidades de su status socio histórico cultural, por sus condiciones sociales de vida, por la especificidad del sistema de interrelaciones de su micromedio en cuyo interior se forma su personalidad, a partir de las funciones elementales contenidas en su biología en el momento de su nacimiento (González, O., 1991: 94).
Esto significa la predilecta consideración que desde el enfoque vigotskiano se le otorga a las variables socioculturales, concibiendo al hombre como “Un producto del desarrollo histórico social, mediatizado culturalmente” (Bell, R., 2001: 102). Ello conduce ineludiblemente a la apreciación del papel de la institución escolar, la familia y la comunidad en el desarrollo integral de la personalidad de los estudiantes.
En el presente trabajo se resumen aquellas tesis que aportan los fundamentos para el desarrollo de la cultura de la salud sexual en los estudiantes de la Enseñanza de Adultos.
1- La cultura es de naturaleza histórica social.
Esta idea comprende todo el proceso de transformación que realiza el hombre sobre la naturaleza y la sociedad y su asimilación de lo creado por generaciones anteriores, comprende todo lo que aporta al individuo la identidad nacional y cultural del país, la ideología en la que se ha educado, la historia de la que ha formado parte, por ello hay que considerar la tradición de pensamiento y la práctica revolucionaria político, social y pedagógica. Percibe los valores materiales y espirituales para satisfacer sus necesidades, la apropiación de las experiencias anteriores y la contribución a diversas generaciones. Otro plano de análisis supone tener en cuenta lo específico aportado en el orden cultural por las distintas regiones o comunidades, partir de lo propio, de lo local como factor educativo esencial.
2- La relación de los factores biológicos y sociales en el desarrollo de la personalidad.
El proceso de formación y desarrollo de la personalidad está condicionado por la unidad compleja, dinámica, variable de los factores biológicos y sociales. Vigotsky en este sentido subrayó que el desarrollo de los procesos psíquicos complejos así como del carácter y de la conducta, depende más del medio que de la herencia. El medio actúa no sólo como condición, sino como fuente del desarrollo. De esto se deriva la importancia que tiene la escuela y las actividades extracurriculares en la formación y desarrollo de la personalidad de los estudiantes.
Significa también que para el desarrollo de la cultura de la salud sexual de los estudiantes, debe considerarse la interrelación de lo interno (lo biológico y lo psíquico) y lo externo (relacionado con las condiciones sociales de vida y educación) , es decir la forma en que se produce esta interrelación a través de la actividad y la comunicación, en las que surgen nuevas posibilidades, necesidades, motivos y niveles superiores de desarrollo, donde lo interno actúa como premisas del desarrollo y lo externo como fuente de ese desarrollo. La educación sexual es fuente del desarrollo de sus miembros.
3- El carácter activo de la personalidad.
Se refiere a la posibilidad que tiene esta de regular su actuación, su comportamiento. En este sentido los estudiantes a partir de su autoconocimiento, pueden transformar su actuación y conforme a objetivos que ellos mismos construyan, regular sus modos de actuación, de modo que favorezca el desarrollo de la cultura de la salud sexual.
4- La educación precede al desarrollo y debe conducirlo.
Este fundamento psicológico al que se adscribe el autor establece que la educación precede al desarrollo, a diferencia de otros, este enfatiza en que la enseñanza, la educación no se ha de basar sólo en el desarrollo ya alcanzado por el sujeto, sino que se proyecta hacia lo que un sujeto debe lograr en el futuro como producto de ese propio proceso, de ahí que Vigotsky defina dos niveles de desarrollo: actual y potencial, este último condicionado por el aprendizaje.
Esta concepción también está presente en el proceso de desarrollo de la cultura de la salud sexual en los estudiantes en el cual se potencia a este grupo social para contribuir al desarrollo de dicha cultura.
Asumir esta idea lleva al profesor a la necesidad de determinar el grado de desarrollo en que se encuentra cada joven para, sobre esa base, diseñar el proceder futuro, de manera que se logre alcanzar niveles superiores en dicho desarrollo en plazos o etapas que se planifiquen con objetivos predeterminados, para hacer realidad las posibilidades que se expresan en la llamada Zona de Desarrollo Próximo.
5- El conocimiento constituye un proceso de apropiación producto de la actividad del sujeto.
Se refiere a que el conocimiento es un producto de la actividad del sujeto en su interacción con el medio físico y social; las personas se apropian de gran parte de lo que aprenden y entienden en ese medio.
Esta es la esencia del fundamento de la necesidad de que los estudiantes sean los protagonistas de las actividades extracurriculares que se diseñan y ejecutan.
La realización del diagnóstico integral de la personalidad de los estudiantes es un elemento imprescindible para desarrollar una eficiente labor educativa por parte de los docentes. A partir del diagnóstico y caracterización del escolar, el colectivo pedagógico y cada docente pueden trazar sus estrategias para enfrentar con éxito las dificultades de sus estudiantes.
En ocasiones se pretende que el estudiante adquiera determinados conocimientos, habilidades, valores, formas de actuar, etc., sin conocer los niveles de logros alcanzados por estos, lo que significa trabajar a ciegas.
En otros casos los maestros y profesores se contentan con un diagnóstico y caracterización de la esfera cognitiva instrumental de los estudiantes y prestan poca atención a las esferas motivacional - afectiva y volitiva. Para proyectar el trabajo pedagógico es muy importante el conocimiento no solo de los hábitos, habilidades, memoria, imaginación, pensamiento, etc. de los alumnos, sino también, de sus motivos, intereses, necesidades, estados de ánimo, y metas, entre otros aspectos.
El proceso de apropiación de conocimiento tiene una naturaleza eminentemente interactiva, así como la capacidad del hombre como ser social para influir sobre su medio y a su vez, ser influido por este. Las personas aprenden por medio de la actividad la que engendra interacciones complejas.
Aquí se encuentra el aspecto central de la tesis siguiente, acerca de que la interacción social media la construcción del conocimiento que adquiere cada individuo. Es decir, que en la interacción en colaboración con otros ocurre el proceso de apropiación de los valores de la cultura material y espiritual, por lo que el autor del presente trabajo considera el desarrollo de la cultura de la salud como proceso pedagógico eminentemente interactivo donde los participantes deben desarrollar plena conciencia de su rol.
6- La interacción social media la apropiación del conocimiento.
Por tal razón en esta tesis se asume la idea de que el contexto extracurricular es el espacio propicio para el desarrollo de la cultura de la salud sexual, pues favorece la creación de situaciones comunicativas que permiten aprovechar las experiencias, para la apropiación de conocimientos y habilidades relacionados con el desarrollo de la cultura de la salud, que contribuyan a mejorar los modos de actuación hacia el comportamiento sexual, aunque cuenta con la invalidante que solo puede ser observable desde el contexto de la escuela, ya que la observación científica se dificulta por razones obvias.
7- La necesidad del empleo de herramientas para hacerla posible.
La necesidad de herramientas que hacen posible la apropiación del conocimiento, Vigotsky establece que las acciones de aprendizaje son indisociables de los medios que se utilizan para realizarlas.
El manejo de las herramientas y símbolos se aprenden en la sociedad y a través de interacciones humanas y acciones educativas situadas en contextos particulares y materializando la forma de comunicación, los sujetos se apropian tanto de conceptos cotidianos como de los científicos a través de las interacciones verbales y en ambos casos la apropiación de las herramientas culturales ocurre por la vía extracurricular.
Las actividades extracurriculares resultan un instrumento esencial en el intercambio con los estudiantes. Estos intercambios deben permitirles participar de una experiencia de educación, que sea fuente del contenido de una plática sincera y abierta mediante debates, reflexión, intercambio, que además los prepare sobre cómo lograr cambios en sus modos de actuación.
Mediante las actividades extracurriculares y la comunicación se puede aumentar la sensibilidad del sujeto hacia la realidad porque posibilita su interacción con el mundo que le rodea. La comunicación permite que el individuo exteriorice sus verdaderos deseos, motivaciones y necesidades, es por eso que el medio participativo estimula el desarrollo, induce a la creatividad y a la seguridad.
A continuación se expone una sistematización realizada por este autor acerca de cuáles son las particularidades para el desarrollo de una cultura de la salud en los jóvenes de la Educación de Adultos.
- El surgimiento, desarrollo y transformación de la cultura de la salud tiene un condicionamiento histórico – social.
- El desarrollo de los estudiantes está en interacción continua en sus relaciones internas y externas, por lo que resulta imprescindible conocer esa dinámica para estudiar su desempeño desde todas las aristas, con un enfoque multilateral, considerando lo psicológico, lo sociopolítico, lo económico y lo sociocultural.
- Las tesis de la concepción socio – histórico – cultural: la cultura es de naturaleza histórico social, la relación de los factores biológicos y sociales en el desarrollo de la personalidad, el carácter activo de la personalidad, la educación precede al desarrollo y debe conducirlo, el conocimiento constituye un proceso de apropiación producto de la actividad del sujeto, la interacción social media la apropiación del conocimiento y la necesidad del empleo de herramientas para hacerla posible; aportan fundamentos para el desarrollo de la cultura de la salud sexual en los estudiantes de la Educación de Adultos.
Algunas consideraciones de la labor preventiva para jóvenes y adultos.
La prevención es una tarea de toda la sociedad. El enfoque sistémico que a nivel social debe tener el trabajo preventivo lo garantizan diferentes documentos normativos, folleto metodológico e instrumentos jurídicos.
Entre ellos se encuentran el Folleto Metodológico dirigido al personal docente de la Enseñanza de Adultos (2003) sobre Trabajo Preventivo relacionado con el uso Indebido de Drogas; el Decreto Ley 242 de 2007 dirigido al Sistema de Prevención y Atención Social y la Circular N o 4/99 para el que en el sistema de trabajo metodológico se le ofrezca salida a los Programas sobre Educación de la Sexualidad, así como para el desarrollo de una cultura contra el tabaquismo y el alcoholismo.
En nuestros días la labor preventiva alcanza una extraordinaria importancia social, en el campo educacional, constituye una dirección fundamental del trabajo del Ministerio de Educación para lograr la eficiencia del proceso pedagógico.
Se trata de desarrollar una Pedagogía preventiva que fortalezca los elementos teóricos y prácticos para evitar el surgimiento de dificultades en los educandos ya sea en su aprendizaje o en su conducta.
Prevención: Evitar, anticiparnos a algo no deseado.
En el contexto pedagógico: Adopción de medidas encaminadas a impedir que se produzcan deficiencias físicas mentales y sensoriales o a impedir que las deficiencias, cuando se han producido, tengan consecuencias físicas psicológicas y sociales negativas (Bell. R. 1996: 6). En el área educativa este concepto adquiere una mayor dimensión y alcance pues se coloca en el centro de lo que estamos llamados a convertir un estilo del trabajo pedagógico capaz de involucrar a todos los estudiantes.
Las exigencias actuales del trabajo preventivo las podemos interpretar desde una nueva dimensión del trabajo correctivo compensatorio lo que exige una clara comprensión de los postulados de L.S.Vigotski, por ejemplo cuando el decía “la ley de la compensación se aplica de la misma manera al desarrollo normal y al complicado. (Vigotsky: obras completas, IV).
En el clásico esquema de Deavel y Clark se plantea:
Prevención primaria: Todas las actividades que se puedan utilizar para informar, enseñar y sugerir, etc. a través de los medios masivos de difusión, de la influencia directa de los especialistas y de las instituciones y determinadas normas, conceptos, acciones, para evitar situaciones negativas al desarrollo del sujeto en sus diferentes etapas evolutivas.
Prevención secundaria: Incluye la actividad diagnóstica de forma precoz y su oportuno tratamiento con el objetivo de detectar afectaciones sintomáticas o en sus primeras etapas evolutivas para incidir terapéuticamente aprovechando la poca organicidad y estructuración de la afectación para prevenir males mayores.
Prevención terciaria: Dirigida para evitar el agravamiento de una afectación o dar tratamiento en una escuela desde el punto de vista funcional-adaptativo tanto en lo individual como en lo social. En nuestro trabajo la prevención va dirigida a grupos de riegos y/o sin riesgo.
Prevención en grupos de riesgos: Tal como nos dice el término, los alumnos aún no presentan la afectación, pero sí presentan características que los hacen vulnerables a factores patogénicos y tanto potencialmente constituye un grupo proclive a la afectación, por lo que la labor preventiva está dirigida para evitar la formación, estructuración y organización como tal de la afectación, incidiendo en aquellas condiciones que favorecen su aparición, ya sean de tipo individual o social, tratando de eliminarlas, atenuarlas, o al menos controlarlas a partir del desarrollo positivo de la personalidad del estudiante, que lo prepara a convivir con estas condiciones negativas neutralizándolas a partir de su sistema de motivación al reforzar sus convicciones, voluntad, sentimientos y su personalidad en general.
Factores de riesgos según las investigaciones cubanas:
- Sexo masculino 70%
- Familia extendida
- Número elevado de personas por viviendas
- Alta porción de menores de edad en el núcleo familiar
- Alta carga familiar
- Salario promedio de $150 o menos
- Ingreso per cápita de $50 o menos
- Carecer de adecuada protección filial paterna
- Bajo nivel educacional e informativo de la familia
- Familia con dificultades de comunicación
- Condiciones precarias de la vivienda
- Vivir en condiciones de hacinamiento
- Vivir en condiciones de promiscuidad
La prevención en estudiantes Jóvenes y adultos, como, en cualquier Enseñanza, se logra cuando:
1. Se promueva la organización de las comunidades (programa de actividades que contribuyen a mejorar condiciones de vida).
2. Hay toma de conciencia por parte de las comunidades de manera que lleguen a ser autosuficientes, asuman responsabilidades, sus deberes y derechos.
3. Se respeta la individualidad del estudiante, sus derechos y su ritmo de aprendizaje.
4. Se toma en cuenta los intereses y necesidades del estudiante.
5. Se le permite satisfacer su curiosidad.
6. Se le permite explorar, decir, manipular y describir su aprendizaje.
7. Se le permite ejercitar sus capacidades físicas e intelectuales o resolver problemas de convivencia y desarrollo.
8. Se le brinda un ambiente afectivo, de confianza.
9. Interactúan con otros adultos.
10. Experimenta responsabilidad y logros.
En nuestro país el profesional en la educación desempeña una labor importantísima en el contexto escolar en estrecha relación con la familia y la comunidad, tratando de evitar o atenuar alteraciones en el desarrollo del estudiante, y esto es hoy una realidad del pensamiento vigotskiano, cuando decía “La tarea de la escuela, en resumidas cuentas, consiste no en adaptarse al defecto, sino en vencerlo”. En el cumplimiento de los objetivos trazados y en el contexto constitucional, el docente debe orientarse adecuadamente para intensificar la individualización y diferenciación sin barreras como aquellos estudiantes que comienzan a manifestar alteraciones emocionales y en su conducta tales como exceso de actividad, desórdenes, indisciplinas, agresividad verbal o física, timidez, fugas u otras que provoca desorganización e interrupción en el proceso pedagógico.
En el contexto social se ha observado este tipo de estudiantes infringiendo leyes o normas generales que de no ser atendidos a tiempo pudieran dar lugar a conductas antisociales que son lesivas a la sociedad y a las relaciones que se establecen entre los hombres, aspecto planteado por Vigotsky cuando decía: “Cualquier deficiencia no solo cambia en la actitud del hombre hacia el mundo sino que se refleja en sus relaciones con las gentes, principalmente”.
Para el trabajo con estudiantes jóvenes, que constituyen la muestra seleccionada, se debe tener en cuenta los siguientes principios del trabajo preventivo
. Principio del enfoque ecológico de la prevención
Establece la importancia del acercamiento y atención a las dificultades teniendo en cuenta el papel del entorno en su surgimiento y desarrollo, de manera que las acciones primitivas vayan encaminadas a lograr transformaciones positivas del medio familiar, escolar y comunitario donde el estudiante esté inserto. Su base está en la evidencia de que un enfoque más constructivo es contemplar la dificultad como una relación entre las personas y su medio ambiente, por ello la escuela debe organizar un sistema de actividades preventivas para educar e influir positivamente en el desarrollo de la personalidad de los estudiantes.
. Principio del carácter sistémico de la intervención y el surgimiento.
Se destaca la necesidad de desarrollar la labor preventiva, el control y evaluación de su eficacia, a través de un sistema coordinado de acciones que son ejecutadas por diferentes elementos integrados en un proceso de toma conjunta de decisiones destacándose como elemento esencial a la familia.
. Principio del carácter dialógico de la decisión y acción preventiva.
Alerta sobre la necesidad de que las decisiones y las acciones que se realizan en términos de prevención, tengan en su origen una relación constructiva, colaborativa problematizadora de todos los factores que componen el sistema de influencias. La escuela y la familia constituyen elementos fundamentales en la organización, planificación y control de la estrategia que se decidan aplicar en convencimiento y efectividad de las alternativas que propician un mayor desarrollo a la personalidad del joven.
El desarrollo y formación de la personalidad requiere como vías esenciales para su construcción, de los sistemas de comunicación y actividad en los que transcurre la vida del sujeto. Estos sistemas tienen para el profesor un valor incuestionable como vías metodológicas para el estudio de la personalidad, ya que a través de la observación científica, la exploración y el análisis de sus peculiaridades en diferentes contextos, es conveniente realizar buenas caracterizaciones, modelos conceptuales y vías de intervención a través de información obtenida.
Una categoría que puede considerarse fundamental para poder contribuir con el desarrollo de al personalidad de los estudiantes, y prevenir cualquier insuficiencia, dificultad o trastorno, es el estudio de la situación social del desarrollo.
Todo lo anterior requiere de preparación psicológica y pedagógica por parte de los maestros, lo que permite la planificación y aplicación de cualquier estrategia dirigida a la prevención de cada una de las categorías del desarrollo.
Las estrategias de prevención deben partir del diagnóstico certero y oportuno que realiza el profesor al estudiante, a la familia y a la comunidad, que le permita conocer potencialidades e insuficiencias de cada una y poder trazar las acciones pertinentes.
En el diagnóstico del estudiante se debe investigar, sobre todo el grado de madurez alcanzado por el estudiante, las características del desarrollo biológico, el estado de salud, la calidad de las habilidades docentes, las características de sus motivos e intereses, el cumplimiento de las normas de comportamiento, su repercusión en las relaciones interpersonales y la calidad de la orientación valorativa.
En el diagnóstico de la familia es preciso que se investigue lo relativo a la participación en la vida social de sus miembros, los métodos educativos que se emplean en la educación de los hijos, las relaciones familiares, el grado de afectividad que los padres demuestran a sus hijos, el modo de vida, el nivel de vida, así como el comportamiento político y moral y la composición familiar. En lo que respecta a la comunidad hay que enfatizar en conocer las potencialidades e insuficiencias de las características demográficas, el desarrollo económico, cultural, recreativo, deportivo, los antecedentes históricos, así como los aspectos políticos y sociales que se pueden aprovechar en función del trabajo preventivo por parte de la institución docente.
La observación del profesor, el estudio y seguimiento de la entrega pedagógica, y las visitas al hogar de los estudiantes, así como la comunicación con los mismos y sus familias son métodos de excelencia que permiten detectar a tiempo qué estudiantes tienen algún factor de riesgo o se encuentran en desventaja social, lo cual puede ocasionar insuficiencias, dificultades o problemas en el estudiante, lo que se aprecia en la calidad del aprendizaje y/o en su conducta.
El trabajo preventivo trasciende la labor escolar, se realiza en el nivel familiar y de toda la sociedad y, no solo los profesores deben dominar los conocimientos acerca de cómo se produce el desarrollo psíquico de las matrículas de los estudiantes de Curso de Superación Integral para Jóvenes, sino también los familiares y todos los agentes sociales que tiene que ver con ese desarrollo.
De la concepción que se formen los familiares y demás educadores de ese desarrollo, así estarán mejor preparados para promoverlo y lograrlo, y darse cuenta de cuándo se están produciendo deficiencias y alteraciones.
La estimulación cognoscitiva, y un ambiente emocional afectivo positivo es la fórmula para que otros agentes de la comunidad, como los familiares, los coetáneos, psicólogos, trabajadores sociales, activistas comunitarios, grupos y trabajadores de la cultura realicen una efectiva labor preventiva, y se encuentren contribuyendo a la formación de valores humanos en los estudiantes .
Consideraciones finales:
Los resultados obtenidos permiten hacer algunas reflexiones, en primer lugar puede señalarse que los(as) jóvenes y adultos piensan y actúan en su vida sexual condicionados por el contexto social, aunque el proceso de iniciación y mantenimiento de las relaciones sexuales se ven influenciadas por sus características personales, el ambiente familiar y las relaciones de pareja.
La familia aún no juega un papel esencial en las modificaciones sobre las percepciones y comportamientos de los jóvenes respecto a su sexualidad, debiendo reforzarse el rol educativo y afectivo entre padres y jóvenes, lo que posibilitará una mejor comunicación entre ellos.
La presencia de percepciones y comportamientos sexuales riesgosos, en las que se destaca una iniciación sexual precoz, predominantemente sin protección, marcada por diferencias de género, en las que el varón asume una posición más irreflexiva, y la mujer se deja influenciar más por los prejuicios sociales que la discriminan, reflejan la necesidad de actuar sobre las formas de pensar de los jóvenes con acciones educativas innovadoras que modifiquen sus conocimientos, percepciones y comportamientos.
Todo lo antes encontrado permite enfatizar que es preciso diseñar acciones en las que se consideren aspectos tales como:
• Que incluyan enfoques sobre comportamientos sexuales que utilicen mensajes claros sobre esfuerzos en la prevención relacionadas con la iniciación sexual y la anticoncepción.
• Que sean apropiadas a la edad y adecuadas culturalmente para el grupo de acción.
• Que incluyan la práctica de habilidades en la comunicación e involucren a la familia y la comunidad.
• Que los jóvenes y adultos sean actores y promotores de estas.
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