Cuadernos de Educación y Desarrollo

Vol 1, Nº 5 (julio 2009)

EDUCACIÓN PARA LA SALUD DE 0 A 6 AÑOS


 

Fátima Bejerano González (CV)
Instituto de Enseñanza Secundaria “El Greco” de Toledo
jugamez@yahoo.es

 


RESUMEN

Se denomina con el término higiene el conjunto de reglas que deben observarse para conservar y mejorar el estado general de salud.

La higiene personal, no ha de considerarse como algo aislado del proceso de crecimiento y mucho menos se debe reducir a unas normas o hábitos.

El aseo y el cuidado del cuerpo, el cuidado del aspecto personal, la adquisición del control de esfínteres y la consiguiente utilización del orinal o del w.c, la adquisición de destrezas para vestirse o desvestirse, habrán de integrarse en un trabajo más global dirigido al conjunto de la vida de cada niño-a y en todo caso desde un enfoque de autonomía y crecimiento personal en su conjunto.

Durante mucho tiempo los bebés van a necesitar que el adulto haga casi de todo por ellos: cambiarles el pañal, bañarles, lavarles vestirles y cuidar de su aspecto personal. Este sería el primero y más básico de los objetivos educativos en relación con la higiene de los más pequeños: proveerles de los cuidados que garanticen la máxima sensación de bienestar.

La atención a la higiene no es sólo una cuestión de bienestar físico, sino también y en buena medida de satisfacción emocional y afectiva.

Los momentos del cambio del lavado y del vestido proporcionan situaciones óptimas para la relación y la comunicación, ante la variedad de lenguajes que se ponen en marcha: la voz, el cuerpo, la mirada, las palabras.

Una vez más se trata de observar las diferentes reacciones y formas de situarse ante la higiene, la limpieza y el cuidado de su cuerpo, respetando sus ritmos y tendencias, sin que ello tenga que suponer dejar de comunicar y trabajar la adquisición de estrategias y hábitos de higiene personal y de salud básicos que correspondan en cada momento y en cada caso.

SUMMARY

Hygiene is denominated with the term the set of rules that must be observed to conserve and to improve the general state of health.

The personal hygiene, does not have to consider itself as something isolated of the growth process and much less is due to be reduced to norms or habits.

The cleanliness and the care of the body, the care of the personal aspect, the acquisition of the control of sphincters and the consequent use of the urinal or W.C. the acquisition of skills to get dressed or to undress, will have of to integrate itself in a more global work directed to the set of the life of each boy-to and in any case from an approach of autonomy and personal growth as a whole.

During long time the babies are going to need that the adult does to them almost of everything by them: to change the diaper to them, to bathe, to wash to them to them to dress to them and to take care of its personal aspect. This he would be the first and most basic one of the educative objectives in relation to the hygiene of smallest: to provide to them with the cares that guarantee the Maxima well-being sensation.

The attention to the hygiene is not only one question of physical well-being, but also and largely of emotional and affective satisfaction.

The moments of the change of the washing and the dress provide optimal situations for the relation and the communication, before the variety of languages that start up: the voice, the body, the glance, and the words.

Once again one is to observe the different reactions and forms to locate before the hygiene, the cleaning and the care of its body, respecting its rates and tendencies, without it must suppose to let communicate and work the acquisition of strategies and habits of basic personal hygiene and health that correspond at every moment and each case.

PALABRAS CLAVE

Higiene, hábitos, salud, niño, autonomía, infancia.

KEY WORDS

Hygiene, habits, health, boy, autonomy, childhood.

1.- HIGIENE GENERAL E INDIVIDUAL

La higiene individualizada quiere ser un concepto más amplio que el de higiene personal, ésta se ocupa exclusivamente del sujeto. La higiene individualizada desea incluir bajo su radio de acción el entorno en que se desarrolló la actividad del sujeto.

La higiene individualizada dicta reglas para el sujeto y el medio en cuanto a la limpieza, ergonomía o el aseo.

La Educación Infantil se ocupará, en primer lugar, de los hábitos de limpieza y excreción.

El educador-a va a contribuir a satisfacer las necesidades primarias. Su actitud positiva frente a las tareas de higiene y los hábitos son imprescindibles.

HIGIENE. Es la rama de la ciencia que estudia las condiciones que influyen en la salud, como ser en relación con otros y su hábitat. Incluye aquellas medidas que fomentan la salud y previenen las enfermedades.

Se habla de higiene general e higiene específica.

1.1 HIGIENE GENERAL.

Estudia aspectos globales que dependen de la relación del ser humano con su hábitat:

• Higiene ambiental (aire, clima, agua, suelo, ruido, condiciones de la vivienda y alrededores

• Higiene urbana e higiene rural (demografía económica, aspectos laborales, sociales y psicológicos)

• Higiene personal e individual (piel, boca, cabello, manos, nariz, oídos, vestido, calzado)

• Higiene alimentación-nutrición (dietas equilibradas, manipulación elaboración y conservación de alimentos)

• Higiene mental (desarrollo y adaptación al medio)

• Epidemiología (enfermedades transmisibles o no causas)

• Drogas.

Los accidentes son la primera causa de muerte entre los niños-as mayores de un año. Este dato debe de servir para entender la importancia que debemos dar a las posibles fuentes de riesgo que suponen las instalaciones, los materiales utilizados y las actividades que se realizan en la escuela. No obstante, como precaución el modo de contactar con el asesor médico y el servicio de urgencias más próximo siempre deberá estar a mano, bien visible y ser conocido por todos.

Otros aspectos a tener en cuenta son la ventilación e iluminación del recinto en que se encuentren los niños-as.

El grado de humedad excesivamente bajo, producido por una calefacción demasiado fuerte también se ha de vigilar, pues facilita las irritaciones de garganta, e indirectamente, las afecciones respiratorias.

1.2 HIGIENE ESPECÍFICA, HIGIENE INFANTIL.

HIGIENE ESPECÍFICA: Es la aplicación de la higiene general a situaciones concretas mediante adaptaciones a condiciones determinadas (desarrollo evolutivo y actividad)

LA HIGIENE INFANTIL: Comprende el estudio y planificación de medidas que fomentan y conservan la salud y previenen las enfermedades en la infancia. El sujeto es pasivo y dependiente en esta etapa evolutiva.

HIGIENE INFANTIL (Limpieza o aseo corporal, higiene, vestido)

ASEO CORPORAL. Incluye el baño, la limpieza de los ojos, nariz, oídos, boca, cabello, genitales, manos, uñas.....

2. HIGIENE DEL ENTORNO FAMILIAR Y ESCOLAR

Nos referimos en este apartado a las, condiciones higiénicas que deben reunir la vivienda y los centros, por ser éstos, los entornos en los que durante los primeros años transcurren muchas horas de la vida de los niños-as.

2.1 HIGIENE EN LA VIVIENDA

Debería contar con suficiente espacio, y estar adecuado al número de personas que la habitan; ello supone para el niño-a poder contar con habitación propia, y con otras estancias habituales en las viviendas de tipo medio de nuestra sociedad (comedor, cocina, baño....), hogares familiares u otras instituciones (centro de protección de menores) que los sustituyan.

Además sería conveniente que en la proximidad de la vivienda o institución se contara con zonas verdes parques de juegos y paseos para los niños-as.

Las condiciones ambientales que deben existir en la vivienda o en el hogar son:

• Luz natural y sol, así como adecuada iluminación artificial.

• Temperatura entre 18 y 22 grados o grado de humedad del 40-60%

La habitación del niño-a es preferible que tenga suelos y paredes lavables. Además en las condiciones ya descritas, debe reunir determinadas condiciones de seguridad que tiene como objetivo evitar accidente, tan frecuentes en la infancia.

En cuanto al mobiliario y decoración (cuna, trona, parque infantil, armario), debería prevalecer como criterio general el de instalar solo lo necesario, que además favorezca la seguridad, sea del fácil lavado, en fin, que contribuya al bienestar del niño-a. Por ello la habitación no se debe recargar de muebles, y éstos, no tendrán aristas, esquinas o superficies peligrosas.

CUNA: se suele utilizar hasta los 2-3 años, en que el niño-a comienza a dormir ya en la cama. De madera o de metal, consta de protecciones laterales abatibles, formadas por barrotes próximos (6 cm) entre sí para evitar que el niño-a salga o meta la cabeza a través de ellos. Su base y su colchón son duros. Este se introducirá en una funda impermeable.....Para hacerla se emplea una sábana bajera ajustable en las cuatro esquinas, un muletón, una sábana encimera, manta y edredón (evitando que el niño-a se sienta con demasiado calor o frío). Se suele utilizar desde los 4 meses.

TRONA: es una silla con soporte anterior para platos, útil para las comidas, en la que el niño-a queda a la altura de los adultos.

PARQUE INFANTIL: es similar en su forma a la cuna, pero más bajo, tiene los lados altos, formados por un tejido de malla con cierta elasticidad, todo lo cual permite que el niño-a juegue hasta que aprenda a andar.

ARMARIO: es muy preciso para guardar la ropa de los niños-as, debe tener unas proporciones adecuadas, a para que a partir de los 5 años se pueda educar en el niño-a el hábito de mantenerlo ordenado.

2.2 HIGIENE EN EL CENTRO EDUCATIVO.

Las características socioeconómicas de nuestro entorno han determinado en los últimos años la asistencia de los niños-as a distintos centros educativos cada vez a más temprana edad. A partir de los 3-4 años facilita este hecho el que el niño-a ya es capaz de hablar, de expresar sus necesidades, y al mismo tiempo de controlar sus esfínteres, se ha iniciado ya en los hábitos de higiene y vestido, utiliza los cubiertos para comer.

El objetivo de los centros educativos en estas edades es iniciar la educación con un contenido pedagógico, social y sanitario (preventivo, terapéutico y psicoafectivo).

La higiene en los centros pretende promover la salud y prevenir enfermedades (accidentes, enfermedades infecciosas, defectos sensoriales, anomalías del aparato locomotor, exceso de peso en los niños-as...), y facilitar la formación integral del niño como ser humano.

Se tratará de prevenir accidentes, por ejemplo: evitando que los enchufes estén a la altura de los niños-as, tapándolos; colocando protecciones en ventanas, protegiendo las puertas para evitar que se lesionen los dedos, retirando las estufas o aparatos eléctricos de su alcance.

• Se ha de procurar una asistencia sanitaria que se ocupe de los problemas médico-pedagógicos y sociales de los niños-as, de la detección de enfermedades de todas las personas que trabajen en la educación, vigilancia y control higiénico del ambiente escolar.

• La educación para la salud en el niño-a menor de 4 años ha de suponer la adquisición de una serie de hábitos y actitudes que a partir de esta edad, se han de ver reforzados de modo que constituyan en un futuro el fundamento de un estilo de vida sano.

• Se prestará una especial atención, por parte de los educadores infantiles, a la adecuación de las programaciones, la planificación de las actividades, los períodos de descanso..........

• La temperatura del centro será de 20-23 grados.

• Las ventanas serán anchas y altas, se procurará que la luz entre por la izquierda.

• Se tratará de evitar ruidos.

• Se procurará disponer a los niños –as según sus capacidades auditivas y visuales.

• Las mesas y sillas serán del tamaño adecuado a la edad de los niños-as.

• En todo centro habrá un botiquín.

2.3 EL COMEDOR ESCOLAR

El comedor escolar es otra área de gran importancia educativa. Debe tener:

• Lavamanos, uno por cada 30 alumnos-as, con jabón, toallas de papel desechables, papelera de pedal.

• Deben ser amplios con buena iluminación y ventilación. Las paredes deben ser de fácil limpieza al igual que las mesas y sillas.

• La vajilla y los cubiertos deben de ser individuales, se extremará las medidas higiénicas, así como se procurara utilizar al máximo los desechables.

• El manipulador de alimentos es la persona que trabaja con alimentos para el consumo humano. Todo cocinero escolar, así como los camareros y personal auxiliar deben de tener el carné de manipuladores de alimentos, otorgado por la Consejería de Salud de su sector.

Se prestará una especial atención, por parte de los educadores infantiles, a la adecuación de las programaciones, la planificación de las actividades y los periodos de descanso.

3. HIGIENE Y SALUD

Parece lógico que si vamos a hablar de Salud comencemos por aproximarnos a su significado.

¿Qué es la salud? y por tanto ¿qué es estar sano? Parecen dos preguntas innecesarias ya que todo el mundo puede dar una respuesta. Pero ¿estamos todos de acuerdo con su significado?.

En 1946 la OMS, en su Carta Fundacional, definió la salud como un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de enfermedad o invalidez.

La salud entendida como un estado de bienestar multidimensional, como una situación dinámica de equilibrio o una capacidad o manera de vivir, es algo que debe ser constantemente cultivada, protegido y fomentado, lo que tiene fuertes implicaciones educativas, sobre todo en el periodo que precede a la vida adulta.

En la Cumbre de Ottawa se llego a la conclusión que era necesaria una acción global que implicase a todos los niveles, político, comunitario, educativo e individual, mediante la puesta en marcha de las siguientes estrategias:

• Establecimiento de políticas saludables.

• Creación de entornos que favorezcan la salud.

• Reforzamiento de la acción comunitaria.

• Desarrollo de habilidades personales.

• Reorientación de los servicios sanitarios.

Este planteamiento significa que paralelamente a las medidas individuales, hay que adoptar otras destinadas al entorno que hagan posible o favorezcan los cambios que pretendemos que se produzcan en las personas.

La interiorización de valores tiene lugar a una edad muy temprana, nunca después, y primordialmente cuando el niño está sano, de aquí el papel tan importante que tiene la escuela, en general, y el educador-a infantil.

4.- LA ESCUELA COMO AGENTE DE SALUD: EDUCACIÓN PARA LA SALUD

La escuela tiene la responsabilidad de incluir la Educación para la Salud, en su currículo ofreciendo a su alumnado información adecuada sobre la salud y ayudándolo a clarificar sus actitudes y a comprender los valores que subyacen en la elección de estilos de vida saludables. También debe demostrar día a día en su organización, en sus instalaciones, etc. que su propia práctica está presidida por los valores que defiende. Además, dos principios deben estar siempre presentes cuando un centro escolar se plantea una política de Educación Sanitaria y Promoción de la Salud:

• El alumno o la alumna debe ser el centro de todas las actividades de promoción de la salud, y por tanto, la planificación de dichas actividades requerirá un análisis profundo de los conocimientos, actitudes y necesidades del mismo.

• Los alumnos y las alumnas deben verse implicados activamente en el proceso de promoción de la salud.

Debido a la esencia de la Educación para la Salud en cuanto atañe a valores, actitudes y comportamientos, no puede ser un asunto manejado por un grupo reducido de profesores o profesoras más o menos especialistas. Es responsabilidad de todos y cada uno de los miembros de la comunidad escolar. La puesta en marcha de un programa de Educación para la Salud significa:

• Un compromiso general de promoción de la salud en el centro escolar.

• Un compromiso específico de enseñar temas de salud de una forma planificada.

La eficacia de la escuela para inculcar hábitos saludables está estrechamente relacionada con la importancia que se conceda a la Educación para la Salud por los docentes, dentro de su propia escala de valores.

La promoción de la salud tal como se entiende en una sociedad moderna, es sinónimo de promoción del ser humano por la salud.

Desde la más temprana infancia los niños y niñas están bajo la influencia de todas las cosas que les rodean y que van formando sus opiniones. En edades tempranas ya se habrán formado sus propias actitudes y creencias sobre una amplia gama de temas relacionados con la salud, que cambiarán según crezcan y se desarrollen. Los niños y niñas adquieren actitudes, valores y conductas latentes mucho antes de que se manifiesten.

Tres son los elementos fundamentales que definen a la escuela saludable:

• La integración de la Educación para la Salud en el currículo escolar.

• El carácter o valores de la escuela (currículo oculto).

• La existencia y tipo de relaciones con la familia y la comunidad.

El primer objetivo de una escuela interesada en la enseñanza de la salud, es establecer un programa educativo formal de Educación para la Salud, adaptado a las necesidades de los alumnos y a las peculiaridades socioculturales de la zona.

La Educación para la Salud entendida como área transversal, no ha de ser tratada como una materia aislada, sino que debe estar integrada en el resto de las áreas curriculares. Esto es especialmente claro en la etapa infantil (0-6 años).

5.- ADQUISICIÓN DE HÁBITOS DE HIGIENE EN LA INFANCIA.

Cuantas veces un niño-a no trabaja con eficacia porque no ha dormido lo suficiente o se distrae en clase por que no ve bien el encerado o no oye las explicaciones del profesor.

En ocasiones problemas emocionales que tienen su origen en la familia (falta de seguridad, baja autoestima, rigidez en las exigencias...), interfieren en su capacidad de concentración y de trabajo sana en el futuro. La escuela tiene que trabajar la “Educación para la salud”.

La escuela es un pilar básico para llevar a término la educación para la salud, porque es la única a la que acude toda la población escolar durante unos años y se encuentra en las primeras etapas de su vida, cuando se está formando su personalidad. Un momento receptivo idónea para adquirir buenos hábitos de salud, cuando todavía no ha podido incorporar formas de comportamiento insanos.

Durante el primer año de vida será el adulto quien satisfaga todas las necesidades de aseo e higiene. El primer objetivo en relación con la adquisición de hábitos de aseo e higiene con los más pequeños tiene que ser intentar conseguir que esa situación sea lo más gratificante para ellos. Poco a poco, en unos casos antes y en otros después los niños y niñas van a empezar a dar muestras de su deseo de colaborar con aquellos en el lavado y la higiene.

Al final del primer año, muchos niños y niñas participan activamente cuando se les lava estirando las manos, poniendo la cara adoptando posturas favorecedoras de la higiene.

Entre el primer y segundo año, van a querer aprender a lavarse las manos y la cara, aunque solo sea por el placer que les produce el contar con el agua.

Del segundo al tercer año, jugar con el agua y la arena va a ser motivo de interés permanente por su estrecha relación además con el proceso del control de esfínteres. No es que en esta edad hayan perdido actitudes colaboradoras para con la limpieza del año anterior, es que necesitan mantener un contacto más estrecho con este tipo de materiales y algunos casos mancharse considerablemente. Esto no tiene que ser obstáculo para comunicar la necesidad de tener las manos, la cara y las ropas limpias cuando corresponda, sobre todo antes de comer.

Con frecuencia se cuida el aseo de cara y manos, pero en ocasiones se descuida la adecuada limpieza de la nariz. Si los niños tienen permanentemente mocos y por tanto obstruida la nariz, no podrán respirar adecuadamente ni percibir olores con la misma intensidad con la que podría hacerlo si la tuvieran limpia. Si los niños tienen la nariz obstruida por los mocos tenderán a respirar por la boca con todos los inconvenientes que ello conlleva para su salud y hábitos respiratorios.

Los catarros son muy frecuentes en las más pequeños y teniendo en cuenta que no se les puede impedir el contacto y la proximidad física con los otros niños y niñas, sería conveniente mantener limpia y descongestionada la nariz, para evitar el exceso de secreción.

Con respecto a la higiene de la ropa, es importante aconsejar a las familias que los niños y niñas traigan prendas cómodas y sencillas, para favorecer su aprendizaje y colaboración en el vestido. Es recomendable que las ropas sean de su tamaño, que no aprieten pero que tampoco resulten incómodas por ser excesivamente grandes. Teniendo en cuenta que habitualmente se dispone de sistemas de calefacción adecuados, no es necesario que vengan excesivamente abrigados cuando hace frio, ya se les abrigará al salir a espacios abiertos.

Es importante comunicar y hacer entender a las familias que va a haber más de una ocasión diaria propicia para que los niños y las niñas se manchen la ropa y en este sentido no por anteponer la limpieza de las ropas se debe privar al niño de jugar y ensuciarse cuando corresponda. Si aún habiendo trabajado esto hay niños que vienen vestidos de forma muy especial o la reacción ante la ropa manchada no se ajusta a lo esperado, quizás solucione el conflicto utilizar babis para determinadas actividades.

Pero como somos conscientes de que la escuela sola, sino está coordinada con la familia, será insuficiente para erradicar muchos de los hábitos insanos instaurados en la forma de vida adulta, estimulados además por los medios de comunicación, por la publicidad. Obviamente, es lógico y contraproducente que se faciliten conocimientos y opiniones sobre el riesgo que comporta la adquisición de ciertos hábitos y, en cambio estimula al niño-a a su adquisición por la conducta del padre, madre o educador-a. Cada vez somos más conscientes de que la salud de la población depende de más factores sociales y del estado de vida que esta adopte.

La tarea de educar no es solo patrimonio del educador-a. El ambiente familiar es muy importante, así como la colaboración entre padres y educadores-as, para poder crear buenos hábitos en los niños-as.

LOS PADRES deben conocer y colaborar en los hábitos que se van a trabajar en la escuela, tanto en casa como en las actividades del aula: OBJETIVO “Aunar esfuerzos para que escuela y familia sean agentes de salud”. Actividades: talleres, charlas, videos, carteles, proyecciones, entrevistas personales, cuadernos informativos a los padres, en él los educadores-as, anotarán la progresión alcanzada en la adquisición de estos hábitos de higiene, a su vez los padres también deberán anotar en el cuaderno los aspectos o adquisiciones realizadas en caso referentes a la higiene. Los padres pueden colaborar en alguna actividad o taller que se realicen en el Centro (cepillado de dientes......), si algún padre tiene conocimientos sobre el tema, podrá venir al centro para informar a otros padres e incluso a los niños-as sobre la importancia de una buena higiene.

Para abordar este tema hemos de tener presente una condición previa: unos conocimientos bien establecidos acerca del desarrollo físico y de la evolución psicológica del niño-a. Estos aspectos son imprescindibles para el educador-a de esta etapa, para así poder intervenir con éxito en la instauración de hábitos.

Únicamente conseguiremos implantar un hábito si el niño-a ha alcanzado el grado de maduración adecuado que lo permita. La adquisición de cualquier hábito requiere por nuestra parte una metodología rigurosa: descripción de objetivos alcanzables, desmenuzamiento de la conducta, gratificación de cada avance, señalamiento discriminativo.

5.1- METODOLOGÍA.

• Elegiremos objetivos alcanzables por el niño-a, teniendo en cuenta su edad y grado de desarrollo.

• Describiremos los objetivos a alcanzar con exactitud y de manera inequívoca.

• Desmenuzaremos la conducta que deseamos conseguir en pasos intermedios más simples.

• Procuraremos crear ocasiones en las que los niños-as puedan realizar lo que esperamos de ellos.

• Daremos señales o contraseñas adecuadas para que el comportamiento deseado pueda tener lugar (hora, lugar, circunstancia......)

• Los esfuerzos e intentos del niño-a que supongan un acercamiento al objetivo que hemos marcado serán premiados mediante elogios y alabanzas.

• Los educadores, padres o adultos que tratan al niño-a tendrán unanimidad de criterios.

• Nuestra actuación frente al niño-a será coherente con lo que le exigimos para actuar como modelo que pueda imitar.

5.2 OBJETIVOS

• Cooperar en el mantenimiento y conservación de la limpieza en el aula, los sanitarios y los patios de juego.

• Controlar la ropa según el uso que se hace de ella.

• Limpiarse las manos y las uñas.

• Limpiarse la nariz con el pañuelo.

• Valorar y disfrutar la sensación del cuerpo limpio.

• Usar adecuadamente los servicios higiénicos.

• Incorporar hábitos higiénicos a toser y estornudar.

5.3.- CUIDADOS DE LOS EDUCADORES Y EDUCADORAS.

El educador debe:

• Formar y orientar a los padres sobre los hábitos de higiene.

• Reorientar los malos hábitos que el niño tiene adquirido al llegar al Centro.

• Ayudar a los niños a adquirir hábitos de higiene (útiles y destrezas).

• Respetar y atender las diferencias y necesidades específicas de cada niño-a.

• Dar ejemplo de los buenos hábitos de higiene con sus comportamientos.

El educador-a ante todo estará en estrecha colaboración con la familia para pedirles y ofrecerle información. Al comienzo de curso realizaremos un cuestionario y entrevista personal, para saber que hábitos de higiene tienen los niños y en la familia, así como enfermedades, alergias....Estos datos quedarán archivados, nos servirán como punto de partida para la programación de hábitos en nuestra aula.

6.- LOS MOMENTOS DE HIGIENE: MOMENTOS EDUCATIVOS.

EL CAMBIO ES ALGO MÁS QUE CAMBIAR LOS PAÑALES. El cambio es otro de los momentos para establecer una relación con cada niño-a.

El cambio debe suponer algo más que cambiar los pañales. Además de satisfacer la necesidad de estar limpio y seco, se hacen otras muchas cosas y se están proporcionando multitud de sensaciones y aprendizajes:

• Se produce un estrecho contacto corporal con el adulto (caricias, cosquillas, besos...) y en consecuencia una amplia gama de comunicación y expresión corporal y oral por parte del niño.

• Favorece la experimentación y poco a poco la discriminación y asociación de diferentes sensaciones táctiles (el agua, la esponja, el jabón, la crema, la mano del educador, el contacto con el pañal húmedo o sucio...), sensaciones auditivas (el ruido del agua mientras el grifo está abierto, la voz del educador....), sensaciones visuales (el contacto con la mirada del adulto, el rostro de quien le está cambiando, la esponja, el pañal, la bolsa con sus pertenencias, su chupete...) sensaciones olfativas (el pañal sucio y después limpio, el jabón, la crema...).

• Se producen las primeras prensiones dirigidas hacia la cara del educador-a y los objetos mostrados por éste durante el cambio (la esponja, el pañal, la caja o tubo de crema, un frasco de jabón, el chupete).

• Es un momento propicio para hablarle en exclusiva, hacer comentarios sobre lo que se está haciendo, dirigirle palabras de afecto, empezar a señalarle las partes del cuerpo...

• Puede aprovecharse la ocasión para hacer un ratito de gimnasia (darse la vuelta, sentarse, ponerse de pie, mover las piernas y los brazos...) y colocarle frente al espejo.

• Sería deseable que la comunicación y el afecto en el momento del cambio fuesen de gran intensidad en todos los casos.

En ningún caso los niños-as son responsables de situaciones familiares de falta de atención y cuidado a sus condiciones higiénicas y de vestido. En este sentido, es competencia de la institución educativa abordar estas situaciones con la familia, con respeto, pero defendiendo los derechos de la infancia a se satisfechas sus necesidades básicas. Ofreciendo además una respuesta compensadora de las desigualdades sociales y garantizando la adecuada atención de cada niño-a dentro de la institución educativa.

6.1.- CONDICIONES ADECUADAS PARA REALIZAR LOS CAMBIOS.

De la misma manera que es necesario cuidar la calidad de la relación establecida en el momento del cambio de pañales, es también importante garantizar las mejores condiciones materiales e higiénicas.

Aunque no en todos los casos puede disponerse de las mejores condiciones y de un diseño del espacio y de las instalaciones adecuadas, los criterios a tener en cuenta irían en la siguiente línea:

• Realizar los cambios en una zona del aula especialmente habilitada para ello. La comunicación y visibilidad del resto del aula y por tanto de los demás niños-as tiene que ser total. Sería aconsejable que esta zona tuviera una ventana que permita ventilar este espacio con independencia del resto. Y en general cuidar las condiciones higiénicas de ventilación de temperatura y de comodidad par los niños-as y el educador.

• Las instalaciones de que debería estar dotada la zona de cambios serían las siguientes: una pila una mesa de cambios, un espejo sobre la mesa de cambios, un armario o mueble donde guardar las toallas y ropa, una estantería a la altura del adulto donde colocar las esponjas o manoplas de cada niño-a así como sus útiles, unas perchas a la altura de los niños-as donde colocar las bolsas con sus pañales, ropa de cambio y objetos personales y un cubo con tapa para los pañales sucios.

• Si se trata de bebés no es imprescindible disponer de inodoros en la medida en que ellos no van a tener que utilizarlos, pero sí resultaría adecuado poder contar con algún lavabo de cara y manos cuando ya sepan andar.

• Cuidar las condiciones higiénicas imprescindibles como medidas de prevención de la salud y extremarlas en determinadas situaciones especiales cuando existan riesgos de contagios ante enfermedades comunicadas por la familia: limpieza de las manos del educador-a después de realizar el cambio; limpieza de la mesa de cambios antes de cambiar al siguiente; cambiar la toalla colocada sobre la mesa de cambios para cada niño-a; vigilar el acceso de los niños-as al cubo de los pañales sucios (aunque cuando andan se les pide su colaboración para hacerlo); utilizar guantes desechables, limpiar minuciosamente la esponja o guante de cada niño-a después de realizar el cambio; limpiar con cuidado los genitales y en el sentido adecuado según sea niño-a; lavar la cara con la mano en vez de utilizar la misma esponja que se utiliza para limpia el culito, no abusar de las cremas.

• Evitar riesgos de accidentes y contribuir a que los niños-as vayan desarrollando capacidades para discriminar y prevenir situaciones peligrosas. Teniendo en cuenta que mientras que el educador está realizando el cambio, con toda seguridad habrá otros niños-as del grupo en la misma zona, buscando la proximidad del adulto o jugando con los otros, ese espacio tiene que reunir las mismas condiciones de seguridad que el espacio donde se desenvuelven para otras actividades.

• A los mayores se les puede explicar que les va a cambiar y preguntarles si tienen pis o caca favoreciendo su capacidad para valorar la diferencia entre estar seco, mojado, limpio o sucio, así como el interés por participar activamente en algunos aspectos de la higiene y el cuidado del medio (tirar el pañal a la basura, cerrar los grifos cuando no se está utilizando agua....

7.- EL CONTROL DE ESFÍNTERES, SUS TRASTORNOS Y ABORDAJE.

El objetivo es aprender a estar limpio y seco.

El control de la orina y de las funciones excretoras supone mucho más que el mero control físico de la vejiga y de los músculos esfínteres. Tiene una profunda implicación emocional tanto para los niños y las niñas y para los adultos.

El aprendizaje de los hábitos higiénicos se ha ido retrasando cada vez mas ante la evidencia de que es más acertado esperar a que los niños y las niñas dispongan de la madurez necesaria para participar activamente en su propio proceso de querer aprender a estar secos y limpios. Hábilmente hacia los dos años la musculatura esfinteriana está preparada para iniciar una regulación voluntaria, pero también hacen falta otras condiciones relacionadas con la evolución general y en especial con la significa afectiva de este proceso.

A los dos años, no hace mucho tiempo que se ha dejado de ser un bebé que dependía por completo del adulto. Ahora puede andar y alejarse pero sigue necesitando volver para asegurarse de que sigue estando.

A esta edad los sentimientos de seguridad se han incrementado, debe y sabe hacer más cosas. Pero a la vez que el adulto le transmite la de la que ya es mayor y sus deseos de autonomía también aumentan, la dependencia de los mayores es aún muy elevada y constantemente actúan comunicándole prohibiciones y limitaciones, para evitar situación de riesgo.

Las reacciones ante las propuestas de usar el orinal van a ser muy variadas. Algunos se sientan alegremente cuando se les ofrece y se muestran contentos de estar allí, aunque al levantarse el orinal esté vacío. De pronto un día descubren el proceso de depositar el pis o la caca en el orinal y no vuelven a necesitar más los pañales. Otros, en cambio se resisten a usarlo y prefieren seguir utilizando sus pañales.

En realidad, el papel del adulto no consiste tanto en enseñarles como en observar y reconocer cuando están preparados para ese paso.

Una vez que el niño se ha acostumbrado a no tener pañales no pensemos que ya no los va a necesitar nunca más. Pueden presentarse multitud de motivos por los que se interrumpa el proceso y se produzcan retrocesos. En la mayoría de los casos se tratará de regresiones naturales, habituales y saludables en el proceso de crecimiento. A veces son necesarios unos pasos hacia atrás para afianzarse en anteriores funcionamientos más conocidos y poder partir de ahí conseguir el progreso con más estabilidad.

Cuando empiezan a utilizar el orinal para orinar o defecar, inspeccionan con atención y curiosidad lo que han hecho. Sienten que han producido algo bueno y valioso. Las reacciones de los adultos con sus elogios o reproches a veces exagerados no contribuyen a relativizar la importancia que sus productos tienen para los niños-as.

Una actitud flexible y serena por parte de los adultos va a favorecer una mayor colaboración por parte del niño y de la niña. En cambio, una actitud rígida puede acrecentar su obstinación en su intento de poner a prueba su poder, instrumentalizando así la función excretora como protesta y rebeldía ante el adulto que pretende imponerle los hábitos de limpieza.

De nuevo, la observación de cada niño y de cada niña, de su momento evolutivo de sus intereses y actividades espontáneas en el juego, de su relación con el adulto de sus deseos de querer aprender a conocer y controlar los objetivos y de forma más especial de su interés por querer aprender a estar limpio y seco y por tanto a dejar los pañales...nos indicará el momento de iniciar este proceso. Recordando que este es uno de los aspectos de la educación de los mas pequeños en el que cuanta menos prisa se tenga más adelantos se logran, sin por ello renunciar a favorecer el nivel de competencia que corresponda en cada momento.

7.1- FACTORES QUE INTERVIENEN EN EL CONTROL DE ESFÍNTERES.

El control de esfínteres hay que enmarcarlo en el proceso de maduración global de cada niño y de cada niña y por tanto son de diversa índole los factores que intervienen en él. No se trata solo del control de la vejiga y de la maduración de los músculos esfinterianos, hay otros indicadores que también que ponerse de manifiesto para poder iniciar este proceso:

• Maduración fisiológica y motriz. Para empezar a proponer el uso del orinal es necesario haber observado durante un tiempo prolongado una determinada capacidad para retener la orina y que los pañales permanezcan secos entre dos y tres horas por lo menos.

• El niño o la niña tiene que se capaz de distinguir si está mojado o seco o si está sucio o limpio. Y además disponer de alguna forma de comunicarlo, señalando, con una palabra familiar...

• A nivel motor necesita disponer de un grado de desarrollo que le permita utilizar el orinal: sentarse y levantarse solo, ponerse de pie y caminar. Salvo en los casos en que existan alteraciones en el desarrollo motor y aún así el nivel de maduración general aconseje iniciar el uso del orinal.

• Maduración cognitiva. Así como en el caso de los hábitos de mesa, puede conseguirse una adecuada utilización de los utensilios y llegar a adquirir unas formas de comer socialmente establecidas en niños y personas con déficit intelectual importante, en el control de esfínteres el desarrollo cognitivo juega un papel decisivo. Es posible enseñar a controlar con procedimientos de entrenamiento, pero en situaciones normales se trata de plantearlo como un proceso activo, voluntario, agradable y progresivo. Para esto se requiere un grado de desarrollo del pensamiento simbólico. Cada niño y cada niña tienen que ser capaces de representar mentalmente lo que supone hacer pis y caca así como lo que conlleva el controlarlo.

• Esta función simbólica que le permite formar símbolos mentalmente para representar objetos y situaciones y que pone de manifiesto en su capacidad para imitar, en el juego y en el lenguaje, tiene que concretarse en saber representar mentalmente lo que le pasa cuando tiene necesidad de hacer pis o caca, utilizando alguna palabra para expresarlo y anticipando lo que hay que hacer a continuación.

• Maduración afectiva y emocional. Es difícil saber cuando es el momento propicio par plantear el control de esfínteres desde el punto de vista afectivo. Cada niño tiene un mejor momento y en cualquier caso sí hay momentos en los que o es aconsejable hacerlo: la adaptación a la escuela, el nacimiento de un hermano, un proceso regresivo en otros aspectos de la vida del niño, una situación de crisis evolutiva muy marcada (rabietas, obstinación...), después de una enfermedad reciente un cambio de domicilio, una modificación importante de la composición y estructura familiar, un cambio de educador...En general no parece adecuado proponer un proceso de crecimiento y de pérdida a la vez (pierde sus pañales y la dependencia del adulto) coincidiendo con otros momentos de cambio, pérdida y alteraciones importante en su vida.

• Es muy importante que el niño o la niña tenga una buena relación afectiva con la persona que vaya a iniciar el control de esfínteres. Y asegurarse de que existe un deseo manifiesto de querer aprender a hacerlo. Si por diversas razones aún está muy apegado a sus pañales, aunque la relación afectiva con la madre o con el educador sea buena, parece más adecuado intentarlo un poco más tarde y estar atentos a sus indicaciones.

7.2- CÓMO PLANTEAR EL CONTROL DE ESFÍNTERES.

Teniendo en cuenta y asegurándose de que se dan las condiciones necesarias descritas anteriormente los pasos a adoptar en líneas generales, aún siendo imprescindible ajustarse al ritmo de cada niño y de cada niña, serían los siguientes:

• Comunicar a la familia que se va a iniciar este aprendizaje. Si es posible iniciar cada uno de los pasos en casa y después en la escuela y en todo momento mantener una estrecha comunicación acerca de las respuestas del niño o de la niña.

• Introducir poco a poco el orinal. Primero como un objeto que puede explorarse y con el que jugar, si esa es la actitud del niño-a y sin forzar a sentarse. Dependiendo de la respuesta y la aceptación se le puede invitar a sentarse y empezar a comunicarle el uso adecuado del orinal. En ningún caso se trata de perseguir a los niños-as preguntándoles si quieren usar el orinal reiteradamente a lo largo del día. Depende del tiempo de retención de la orina o de si suele defecar a una hora aproximada y de la aceptación del orinal, se les pueda ofrecer hasta tres veces diarias y nunca prolongando el tiempo de permanencia sentados. No se puede pretender mantenerlos sentados hasta que hagan algo ni que empiecen a hacerlo en el orinal desde el primer momento.

• No son beneficiosos ni garantizan mayor rapidez en el proceso las valoraciones exageradas de aprobación y alegría o los premios cuando han hecho algo en el orinal, ni por lo contrario las regañinas o castigos cuando no lo hagan.

• Cuando la mayoría de las veces utilice el orinal para depositar sus excrementos y además lo pida antes, puede empezarse a retirar los pañales. Si se encuentra cómodo y orgulloso podemos quitárselos por el día, pero no durante la siesta ni durante la noche. El control durante el sueño se produce más tarde. En esta época será importante disponer de ropa de cambio abundante porque pueden presentarse accidentes a los que no habrá que dar importancia.

• Si los pañales permanecen secos la mayoría de las ocasiones durante la siesta, podremos empezar a quitárselos también en ese momento. El control nocturno se prolongará más. Habitualmente no hay por que considerar que exista ningún retraso en la adquisición del control total hasta después de los tres años.

• En la escuela también hay que plantear el aprendizaje de esta limpio y seco y la utilización del orinal como un proceso personal, íntimo y necesariamente individual. Poder disponer de un orinal propio, identificable con alguna pegatina o dibujo puede ayudar a transmitirle a cada niño y a cada niña que lo entendemos así.

• Al tirar sus productos al retrete puede ser tranquilizador hacer algún pequeño comentario de por que lo hacemos, con naturalidad y sin grandes explicaciones, para que vean que nos interesamos pero que no se pueden quedar en el orinal todo el tiempo. Podemos pedirle su ayuda para vaciarlo y después tirar de la cisterna, sin conceder papeles animados al pis y a la caca diciéndoles adiós o haciendo otros comentarios similares.

• El paso al retrete, aún tratándose de inodoros adaptados al tamaño de los más pequeños, conviene plantearlo cuando ya esté afianzado el control del pis y de la caca. Aunque aquí también las variaciones individuales nos lo irán marcando. Si los retretes están a su alcance y otros niños ya los utilizan, de forma espontánea en muchos casos ellos mismos deciden realizar el cambio, pero para eso tienen que sentirse seguros en el nuevo medio.

7.3- POSIBLES TRASTORNOS: ENURESIS Y ENCOPRESIS.

Los trastornos más frecuentes en el campo de la higiene infantil son la enuresis y encopresis.

Ha de tenerse en cuenta que, dentro de la normalidad, la población de niños varones presenta, hasta los siete años, un 7-10% de casos de enuresis.

La enuresis: Se entiende por enuresis la falta de control del esfínter urinario a partir de una edad sociológica y tradicionalmente considerada como de madurez fisiológica para el objetivo: los tres años para el control diurno y los cuatro para el control nocturno. Por ello, no se considera como enuresis la falta del control de esfínter anterior a esa edad.

El origen de la enuresis es multifactorial y poco conocido. En cualquier caso, el diagnóstico de la misma corresponde a otros profesionales.

Como educadores seguiremos unas pautas de comportamiento que suponen en nosotros la adopción, hacia los padres y el niño, de una actitud tranquilizadora transmisora de sentimientos de confianza y, sobre todo, desculpabilizadora para el niño.

Si el psicólogo nos pide nuestra colaboración como terapeutas, en algún caso, deberemos seguir las instrucciones que se nos faciliten relativas a la ingesta de líquidos, incrementos del intervalo temporal entre micciones, administración de refuerzos, etc.

La encopresis: Consiste en la falta del control diurno del esfínter anal después de una edad sociológica y tradicionalmente considerada como de madurez fisiológica para el objetivo: los dos años y medio. Por ello, no se considera como encopresis la falta de control del esfínter anterior a esa edad.

Suele ir acompañada de enuresis, aunque, en la mayoría de los casos, sus apariciones y desarrollos son independientes y diferentes.

En todo momento mostraremos una actitud tranquilizadora, e intentaremos transmitir sentimientos de confianza tanto a los padres como al niño. Nunca culpabilizaremos al niño.

Como en el caso de la enuresis, estaremos dispuestos a colaborar con el psicólogo si nos lo pide apoyaremos como terapeutas su tratamiento.

8.- CRITERIOS PARA LA ORGANIZACIÓN DE ESPACIOS DE HIGIENE PERSONAL.

En el aula de los más pequeños (0-1 años), existirá dentro del aula un lugar para los cambios, esta zona tendrá una cristalera para poder ver el resto del aula mientras se está cambiando al niño-a.

• Habrá una pequeña bañera de tamaño de los niños-as, con ducha de teléfono y agua caliente.

• Una repisa o superficie cubierta con un colchón impermeable, cambiador donde poder desnudar, lavar, cambiar y vestir a los niños-as. Es importante que esta repisa esté situada a unos 85 cms del suelo, y tenga en el borde una protección o barrera par evitar caídas (nunca se dejará al niño-a solos).

• Bajo la repisa, se puede colocar la ropa sucia y los pañales desechables.

• En la parte alta de la pared accesible desde la posición del educador-a, unos estantes o casilleros donde se colocará la ropa de cambio y los útiles personales de cada niño-a.

• En la pared y en el techo pueden colocarse espejos para que los niños-as puedan verse durante los cambios, así como algunos móviles u objetos que estimulen la visión y audición.

• La sala se revestirá de algún material lavable y desinfectable.

Alrededor de los 2 años, los niños ya adquieren autonomía en su acceso y utilización de los servicios. En un primer momento ya que el grupo de niños entre 1 y 2 años, que se van iniciando en esta autonomía, conviene situar algún inodoro junto al aula, visible desde ella, para que el educador-a pueda colaborar con el niño-a, mas adelante los niños-as, una vez afianzada su autonomía, podrán desplazarse algo más sin dificultad. Las condiciones que debe reunir el espacio de los servicios son las siguientes:

• Los inodoros deben de tener un tamaño pequeño. Los niños-as podrán sentarse, acceder al papel higiénico y tirar de la cadena al finalizar. Estarán dispuestos de forma que favorezca la utilización autónoma de los niños-as.

• Los grifos deben ser fáciles de utilizar. Es importante que haya toallas limpias, jabón, papel higiénico, que haya semejanza con los servicios domésticos.

• Es necesaria el agua caliente y un baño o pila grande, así como una repisa por si es necesario lavar o cambiar a algún niño-a.

• El espacio del servicio también debe estar decorado de forma agradable. Habrá espejos accesibles para los niños-as, y estantes con los elementos personales necesarios (vaso, toalla...).

11.- BIBLIOGRAFÍA

• Tabernier, R. La Educación del Niño de 2 a 4 años. Martínez Roca.

• MEC. Diseño Curricular Base de Educación Infantil. (Madrid).1989

• MEC. Cajas Roja-Educación Infantil.

• LOE. Ley Orgánica 2/2006 de educación.

• RD 1630/2006, de 29 de diciembre, por el que se establecen las enseñanzas mínimas del segundo ciclo de Educación Infantil.

• RD 1537/2003, de 5 de diciembre, por el que se establecen los requisitos mínimos de los centros que imparten enseñanzas escolares de régimen general.
 


 

 
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