LA LINGÜÍSTICA, DISCIPLINA ACTUAL
José Mario Horcas Villarreal
Centro Educativo de Cádiz, España
jmariohv@yahoo.es
La lingüística denominada moderna tiene con respecto a la gramática tradicional
una diferencia fundamental y es la de haber abierto una perspectiva científica a
los estudios sobre el lenguaje.
Fueron los comparatistas del siglo XIX, con Ramus Rask o Franz Boop a la cabeza, los iniciadores de la gramática moderna. Esto provocó que se transfiriera el interés de la lengua escrita a la lengua hablada.
La Gramática tradicional o precientífica estaba basada en unos principios teóricos que la diferencian de forma contundente de la Lingüística científica o moderna:
1º La Gramática tradicional daba prioridad a la lengua escrita sobre la hablada.
2º Creencia de que la Gramática enseña a leer y a escribir correctamente un idioma.
3º El lenguaje y el pensamiento tienen correspondencias similares; es decir, identificaban lógica con gramática, tal como se sustentaron las consideraciones del lenguaje en la antigua Grecia.
4º Creencia de que aunque la lengua es una entidad viva, alcanza, en algún momento de su evolución, un momento de esplendor o perfección. Para los griegos fue la época homérica, para el castellano el Siglo de Oro.
5º Lo único que es común en los signos que constituyen una lengua es la analogía, y no consideraban que la lengua es un sistema de signos. Es la lingüística moderna la que añade el concepto de valor de cada signo en su interrelación con los demás del sistema.
Es con Saussure con el que se abre una verdadera ciencia del lenguaje al estudiarlo desde un punto de vista inmanente, es decir, como fin en sí mismo. Su metodología lingüística, que considera que la lengua puede ser estudiada como un estado de fenómenos simultáneos ( sincronía ) o como una evolución de fenómenos sucesivos ( diacronía ) es la clave de la lingüística contemporánea.
Así pues la moderna ciencia del lenguaje tiende a polarizarse en uno de los dos focos de las dicotomías saussureanas: la lengua y la sincronía y, en consecuencia, sustitución de los métodos inductivos por los deductivos.
El concepto de Gramática alcanza una importancia fundamental y es considerada de varias maneras:
a) Como conjunto de reglas ( concepción inductiva ).
b) Como conjunto de rasgos que diferencian una frase de otra ( concepción estructuralista ).
c) Como mecanismo de sustitución posible de una forma por otras en frases construidas ( gramática tagmémica ).
d) Una gramática que se basa en la posible sustitución de unidades para determinar estadísticas de sustitución ( gramática probabilística ).
e) Como estudio de los constituyentes inmediatos hasta llegar a las unidades mínimas o morfemas ( gramática sintagmática ).
La corriente estructuralista es la que representa las distintas escuelas modernas con las tendencias europeas y americanas.
En Europa, Saussure formuló una teoría completa de lengua que se articula en un conjunto de categorías claves, denominadas dicotomías ( la primera la que opone SINCRONÍA/ DIACRONÍA, la segunda, LANGUE/ PAROLE, relaciones de signos PARADIGMÁTICAS/SINTAGMÁTICAS, SIGNIFICANTE/SIGNIFICADO.
En América, la lingüística comenzó siendo descriptiva debido a los estudios de las lenguas amerindias y estuvo ligada a la etnología, antropología, sufriendo influencia de la psicología behaviorista.
Sapir unió la gramática tradicional con la descriptiva, lo empírico con lo racional
Para Blomfield la clave se halla en el distribucionalismo.
Sin embargo, para N. Chomsky, que rechaza la noción bloomfieldiana conductista, reconoce la creatividad de la lengua y, por tanto, habría que dar prioridad a la libre expresión y a la creatividad.
Estas consideraciones teóricas conllevan las siguientes implicaciones didácticas: hasta hace poco tiempo se consideraba que solamente había que proporcionar ejemplos gramaticalmente correctos al alumno. Consecuencia de ello es que habría que permitir al alumnado cometer errores para favorecer su proceso de aprendizaje. Forma en la que se comprueba sus hipótesis sobre la naturaleza de la lengua que está aprendiendo, hay que enseñar no solamente la estructura superficial de la lengua, que es lo que se enseña fundamentalmente con los métodos estructuralistas, sino la estructura profunda.
La polémica entre estructuralistas y generativistas ha creado en el mundo científico norteamericano serias diferencias. Como puente entre ambas, intenta surgir la lingüística estratificacional. Los estratificacionistas, partiendo de la idea de que la lengua es un conjunto de elementos lingüísticos ( formas ) y relaciones entre ellos ( funciones ) llegan a la conclusión de que lo esencial son las relaciones.
Son los iniciadores de una nueva lingüística, distinta de la inductiva descriptiva y de la deductiva generativa: la lingüística cognitiva, cuya finalidad es el estudio preciso y formalizado de las relaciones que representan la información en el cerebro del hablante.
Esta lingüística da lugar a la Lingüística del texto o Textolingüística , disciplina que trata de estudiar y analizar la construcción y estructura de los textos, delimitar, clasificar y dar cuenta de los tipos o las clases de textos. Dos perspectivas de investigación deben distinguirse adicionalmente: la centrada en el objeto, en tanto producto separado ya de sus usuarios, y la perspectiva procedural, interesada en el procesamiento textual –producción o comprensión.
Dentro de la primera perspectiva, puede afirmarse que la LT ha desarrollado un instrumentarium teórico-metodológico ya clásico para la descripción y el análisis de los textos de orden micro y macroestructural: el primero, refleja la orientación sistemática de la LT (ver Recorrido histórico), interesada en explicar los mecanismos sintáctico-semánticos que convierten a una sucesión de oraciones en un objeto complejo ligado, subsumidos bajo el concepto de cohesión; el segundo, muestra la impronta de la pragmática en esta corriente, que invirtió el ángulo de observación, y postuló como punto de partida la totalidad textual, entendida como un macroacto de habla, con coherencia temática y gramatical.
Una tercera línea de investigación clásica en esta corriente es la preocupación por las tipologías textuales y la descripción y el análisis de los tipos o clases de textos .
Esta base de conocimientos ha dado lugar a numerosos desarrollos teóricos, investigaciones empíricas y derivaciones aplicadas, que han producido una crisis epistemológica de envergadura, que se tematiza en los trabajos más recientes, respecto de la razón de ser de la disciplina, la definición acabada de su objeto y de sus límites.
Lingüística Tradicional versus Lingüística Moderna
Resumiendo diremos que la ciencia que se ha constituido en torno de los hechos del lenguaje ha pasado por tres fases sucesivas antes de reconocer cuál es su verdadero y único objeto.
Se comenzó por organizar lo que se llamaba la gramática. Este estudio, inaugurado por los griegos y continuado especialmente por los franceses, estaba fundado en la lógica y desprovisto de toda visión científica y desinteresada de la lengua misma; lo que la gramática se proponía era únicamente dar reglas para distinguir las formas correctas de las formas incorrectas; se trataba de una disciplina normativa, muy alejada de la pura observación y su punto de vista era, por lo tanto, necesariamente estrecho.
Después apareció la filología. Ya en Alejandría existía una escuela filológica, pero este término se asocia sobre todo con el movimiento científico creado por Friedrich August Wolf a partir de 1777, que continúa hasta nuestros días. La lengua no es el único objeto de la filología, que quiere sobre todo fijar, interpretar, comentar los textos. Este primer estudio lleva también a la historia literaria, de las costumbres, de las instituciones, etc.; en todas partes usa el método que le es propio, que es la crítica. Si aborda cuestiones lingüísticas, es sobre todo para comparar textos de diferentes épocas, para determinar la lengua particular de cada autor, para descifrar y explicar inscripciones redactadas en una lengua arcaica u oscura. Sin duda estas investigaciones son las que se prepararon para lingüística histórica: los trabajos de Ritschl sobre Plauto pueden ya llamarse lingüísticos, pero, en ese terreno, la crítica filológica falla en un punto: en que se atiene demasiado servilmente a la lengua escrita, y olvida la lengua viviente. Por lo demás la antigüedad grecolatina es la que la absorbe casi por entero.
El tercer período comenzó cuando se descubrió que las lenguas podían compararse entre sí. Este fue el origen de la filología comparada o gramática comparativa. En 1816, en una obra titulada Sistema de la conjugación del sánscrito, Franz Bopp estudió las relaciones que unen el sánscrito con el germánico, el griego, el latín, etc. y comprendió que las relaciones entre lenguas parientes podían convertirse en una ciencia autónoma. Pero esta escuela, con haber tenido el mérito indisputable de abrir un campo nuevo y fecundo, no llegó a constituir la verdadera ciencia lingüística. Nunca se preocupó por determinar la naturaleza de su objeto de estudio. Y sin tal operación elemental, una ciencia es incapaz de procurarse un método.
(Fragmento del capítulo I "Ojeada a la historia de la lingüística" de la Introducción del Curso de lingüística general. Ferdinand de Saussure)
La lingüística moderna tiene su comienzo en el siglo XIX con las actividades de los conocidos como neogramáticos, que, gracias al descubrimiento del sánscrito, pudieron comparar las lenguas y reconstruir una supuesta lengua original, el protoindoeuropeo (que no es una lengua real, sino una reconstrucción teórica).
No será, sin embargo, hasta la publicación póstuma del libro Curso de lingüística general (1916), del suizo Ferdinand de Saussure, que se convierte la lingüística en una ciencia integrada en una disciplina más amplia, la semiología, que a su vez forma parte de la psicología social, y defina su objeto de estudio. La distinción entre lengua (el sistema) y habla (el uso) y la definición de signo lingüístico (significado y significante) han sido fundamentales para el desarrollo posterior de la nueva ciencia. Sin embargo, su perspectiva —conocida como estructuralista y que podemos calificar, por oposición a corrientes posteriores, como de corte empirista— será puesta en cuestión en el momento en que ya había dado la mayor parte de sus frutos y por lo tanto sus limitaciones quedaban más de relieve.
En el siglo XX el lingüista estadounidense Noam Chomsky crea la corriente conocida como generativismo. Con la idea de solventar las limitaciones explicativas de la perspectiva estructuralista, se produce un desplazamiento del centro de atención que pasa de ser la lengua como sistema (la langue saussuriana) a la lengua como proceso de la mente del hablante, la capacidad innata (genética) para adquirir y usar una lengua, la competencia. Toda propuesta de modelo lingüístico debe pues —según la escuela generativista— adecuarse al problema global del estudio de la mente humana, lo que lleva a buscar siempre el realismo mental de lo que se propone; por eso al generativismo se le ha descrito como una escuela mentalista o racionalista.
Tanto la escuela chomskiana como la saussureana se plantean como objetivo la descripción y explicación de la lengua como un sistema autónomo, aislado. Chocan así —ambas por igual— con una escuela que toma fuerza a finales del siglo XX y que es conocida como funcionalista. Por oposición a ella, las escuelas tradicionales chomskiana y saussuriana reciben conjuntamente el nombre de formalistas. Los autores funcionalistas —algunos de los cuales proceden de la antropología o la sociología— consideran que el lenguaje no puede ser estudiado de forma autónoma descartando el "uso" del lenguaje. La figura más relevante dentro de esta corriente tal vez sea el lingüísta holandés Simon Dik, autor del libro Functional Grammar. Esta posición funcionalista acerca la lingüística al ámbito de lo social, dando importancia a la pragmática, al cambio y a la variación lingüística.
La escuela generativista y la funcionalista han configurado el panorama de la lingüística actual: de ellas y de sus mezclas arrancan prácticamente todas las corrientes de la lingüística contemporánea. Tanto el generativismo como el funcionalismo persiguen explicar la naturaleza del lenguaje, no sólo la descripción de las estructuras lingüísticas.
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