Fredy H. Wömpner G. *
Economista,
wompner@gmail.comPALABRAS CLAVES: Economía, Sociedad, Empresas, Desarrollo Sostenible, Emprendimiento
RESUMEN
El siguiente artículo aborda la incipiente tendencia a favor de una economía con un carácter más humano, que se centra principalmente en el ser humano con sujeto o finalidad última y principal de cualquier teoría o modelo económico y de todos los esfuerzos que se hagan en esta dirección. Este planteamiento, de la Economía Humana, tiene una serie de implicancias y alcances que se mencionan en este artículo, y que más allá de constituir una amenaza para el statu quo y los poderes imperantes, representan una oportunidad de sobrevivencia y evolución de las grandes empresas y capitales que representan, en una sociedad donde las personas están cada vez más informadas y empoderadas de sus decisiones. De esta forma la Economía Humana es, como modelo de desarrollo, la mejor alternativa a la actual economía social de mercado.
Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Fredy H. Wömpner G. (2018): “El visionario planteamiento de la economía humana”, Revista Contribuciones a la Economía (octubre-noviembre 2018). En línea:
//eumed.net/2/rev/ce/2018/4/planteamiento-economia-humana.html
//hdl.handle.net/20.500.11763/ce184planteamiento-economia-humana
INTRODUCCION
No cabe duda hoy en día, que la visión clásica de la economía, que ha sustentado el desarrollo de las políticas económicas en el mundo entero, no ha rendido los frutos que se esperaban, o más bien señalare que han sido completamente insuficientes, demostrando su completa impotencia ante los graves problemas económicos y sociales de la humanidad.
Ni siquiera el esfuerzo de la emergente economía solidaria muy en boga en algunos países como Brasil, Cuba, China o Francia, y con el único fundamento de que un mundo mejor es posible y que su construcción requiere el desenvolvimiento de una economía alternativa, ha sido suficiente para palear la problemática presente de la economía mundial ya que los enunciados de la economía solidaria aunque válidos y esperanzadores no demuestran ser en sí, una solución a los problemas actuales de la humanidad.
Es en este contexto que surge el visionario planteamiento de lo que denominamos Economía Humana, basada principalmente en devolverle al ser humano su rol protagónico, al convertirlo en destinatario( y no solo en el sujeto) de los estudios e ideas de cada modelo económico, convirtiéndose de esta forma en el fin último de todos los esfuerzos y planteamientos en pro de posibles soluciones a las problemáticas actuales de la economía mundial.
La situación de la humanidad bajo el modelo económico actual
Uno de los grandes problemas que la economía mundial presenta en la actualidad está en el estrecho vínculo entre el deterioro constante de la salud biofísica de la tierra y el estancamiento o la disminución de la calidad de vida de la mayoría de los seres humanos. Una población mundial cada vez más numerosa, la privatización constante y el aumento de la desintegración social son solo alguno de los problemas. En los informes de las naciones unidas se señala que, luego de aumentar de 1,6 mil millones en el 1900 hasta un poco más de 6 mil millones hoy en día, se espera que la población mundial alcance los 8 mil millones en el año 2020 y quizás se estabilice alrededor de los 9 mil millones a 10 mil millones hacia el año 2050 (a pesar de los bajos índices de fertilidad). Es decir, la población neta del planeta habrá aumentado en 1800 personas durante el tiempo que toma leer este capítulo. Se estima que unos 3.500 millones de parejas aun no tienen acceso a la planificación familiar.
Las presiones relacionadas con la población y el consiguiente descenso económico, ecológico y político vienen a alimentar la migración interna entre fronteras. La migración desde las zonas rurales hacia las zonas urbanas ha producido mega ciudades, sobre todo en los países en vías de desarrollo. Médicos expertos advierten que se ha producido un deterioro en el ambiente epidemiológico y que enfermedades antiguas, como la tuberculosis, han comenzado a reaparecer, a la vez que han surgido otras nuevas como el Sida.
Los datos globales sobre la privación persistente de los seres humanos resultan aún más alarmantes. Se estima que hoy día mueren 37.000 bebes de causas relacionadas con la pobreza; existen más de 260 millones de niños que no asisten a la escuela ni primaria ni secundaria; existen 840 millones de personas desnutridas; 850 millones de personas analfabetas; 880 millones de personas no tienen acceso a los servicios de atención medica; 1 mil millones de personas no poseen viviendas adecuadas; 1,3 mil millones de personas ( de las cuales el 70% son mujeres) tratan de vivir con menos de U$ 1 al día, cifra que la década pasada aumento en 200 millones; 2 mil millones de personas no tienen acceso a la electricidad y 2,6 mil millones carecen de instalaciones sanitarias básicas.
Esta miseria se traduce en una desintegración social masiva. Cerca de 1,2 mil millones de adultos están cesantes o bien tienen empleos penosamente pagados. Esto representa un tercio de la mano de obra mundial y constituye el porcentaje más elevado desde los años treinta. Más de 250 millones de niños de entre 5 y 14 años de edad trabajan como obreros. La desigualdad en los ingresos ha aumentado tanto al interior de las naciones como entre las mismas. La participación de los ingresos globales de la quinta parte más rica del mundo actualmente se calcula que es 74 veces la de la quinta parte más pobre, diferencia que se ha duplicado durante los últimos treinta años. Según los cálculos de la revista Forbes, la riqueza combinada de las 225 personas más ricas del mundo hoy en día equivale a los ingresos combinados de la mitad más pobre de la humanidad. Las diferencias sociales cada vez mayores alimentan la rabia, frustración, alineación y la desesperanza.
Todo los datos señalados anteriormente nos fuerzan a revisar completamente la visión que tenemos actualmente de la economía en busca de una desesperada respuesta que nos permita corregir los errores y la falta de resultados de las políticas actuales y enfrentar de una manera más eficaz la problemática económica de la humanidad.
El problema económico bajo el enfoque de la Economía Humana
En principio la teoría económica comienza, según muchos autores, con el problema de la escasez, es decir, una cantidad limitada de factores (trabajo, capital y tierra) frente a las necesidades insatisfechas, la economía pretende resolver de forma eficiente u optima la asignación de recursos escasos en la sociedad.
Sin embargo, si observamos la actual asignación de recursos o su distribución entre la población mundial nos damos cuenta que algo no está bien. Sabemos mucho más de todo, avanzamos en las ciencias y desarrollamos tecnología a una velocidad vertiginosa pero la asignación de recursos parece estar cada vez peor. La pregunta es en que estamos fallando?, y la respuesta no puede ser otra que: en el propósito que nos mueve; o hacemos crecer la economía para concentrar un mayor poder y fortalecer cada vez más un sistema jerárquico y segmentario de la sociedad que no tenga ninguna posibilidad de ser cuestionado o socavado por otra fuerza o modelo económico diferente, o nos mueve el sentido idóneo y ético de asignar eficientemente los recursos para combatir el hambre, la pobreza y la desigualdad social. Todo este paradigma solo puede ser cambiado centrando la atención en el sujeto que está detrás de todo estos esfuerzos; el hombre mismo, por lo que resulta una conclusión lógica que se necesite una economía mucho más humana, pensada y orientada hacia el hombre.
La Economía Humana, sin desconocer ni las características ni la importancia de una economía de mercado, y de los indicadores utilizados, se detiene especialmente además en los niveles de actividad, empleo y desocupación, los niveles de ingreso de la población, los niveles de pobreza, sanitarios y de educación, el cuidado del medio ambiente, las cargas impuestas a las generaciones futuras, las pirámides de población, y en fin, en todo lo que implique la promoción de la vida humana presente y futura. Pero la economía humana no es sólo ni principalmente una visión más amplia y enriquecedora.
Conociendo el sistema económico como un circuito integral e integrado, desentraña el principio y el fin del mismo. Y éste no es sino el propio hombre, o más perfectamente la familia, en cuanto es la célula básica de la sociedad.
A diferencia de otros análisis que privilegian el resultado de las cuentas públicas, el balance de pagos o el PBI, como indicadores de una gestión económica, algunos análisis contemporáneos hacen hincapié en el Índice de Desarrollo Humano, que como en el caso del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) combinan la evolución de los ingresos de la población, la educación y la esperanza de vida al nacer.
Pero una visión más acabada, porque se apoya en el orden natural, aconseja asimismo incluir el conjunto de condiciones de la vida social que hagan posible a sus miembros un desarrollo pleno, esto es con capacidad de acceder al bien común. Por eso será conveniente considerar además ese acceso a los alimentos, al vestido, a la vivienda, a fundar una familia, al trabajo digno, y a todo lo que contribuya al crecimiento cultural, espiritual y hasta religioso de las personas.
A partir de esta visión se aclaran varios puntos que hacen a la cuestión social. La primacía de la persona sobre el capital, el valor del trabajo humano, la retribución al mismo (no considerando solamente su aporte objetivo, sino también la dignidad y responsabilidad de quien lo hace), los costos macroeconómicos del desempleo, los derechos que le corresponden en cuanto jefe de una familia, los derechos de ésta a ser retribuida en cuanto formadora del capital humano que va a enriquecer a la sociedad, contribuirán a un desarrollo sustentable, esto es con menores ciclos críticos producto de desiguales repartos de las riquezas.
La promoción de la persona implica igualmente su mayor participación en las decisiones económicas, brindando su aporte, y favoreciendo que las libres iniciativas privadas se coordinen con las decisiones públicas.
Así, las fallas y limitaciones del mercado, no implican su anulación, sino brindarle un marco de desenvolvimiento y un fin que al mismo tiempo que lo trasciende, lo instrumentaliza hacia un objetivo superior.
Precisamente porque es una visión humana de la economía, conoce su naturaleza y sabe que en ella conviven intereses. Y que no pocas veces los intereses de algunos poderosos, exultan a través de diversos medios de comunicación por el libre mercado que favorece a pocos en perjuicio de muchos. De modo que la discusión económica, con frecuencia no responde a posturas en favor de la verdad y de la ciencia, sino de conveniencia de grupos económicos.
Por eso al tiempo que sostiene la libre iniciativa económica, busca facilitar el acceso a la propiedad y a la participación de los integrantes, promoviendo las asociaciones de trabajadores, de empresarios y otras intermedias para que actúen en defensa y promoción de sus intereses comunes.
De allí también, la primacía de la ética, como guía orientadora y calificadora de la conducta.
El cambio de paradigma que implica la Economía Humana
En toda la historia, la humanidad nunca se ha vivido en una era de globalización e interdependencia; cómo se vive hoy. La economía de un país nunca ha sido tan dependiente de la economía de otros países, y el destino de la gente en un país nunca ha sido tan dependiente del destino de la gente en otros países. Ciertamente, todo está conectado entre sí, y como lo plantea la teoría del caos, el leve revoloteo de las alas de una mariposa en China, puede ser el motivo de un huracán en América. Pero si consideramos que las normas que definen las relaciones entre individuos en la sociedad han cambiado fuertemente en las ultimas décadas, entonces, la economía, que refleja esas interconexiones, también debe seguir ese camino, y esto no puede ocurrir por medio de la imposición de nuevas normas y regulaciones, dado que es evidente que esto se contrapone con nuestro deseo de mayor bienestar que además, solo aumenta a través del tiempo. En este sentido, sabemos que nunca vamos a poder revertir el paso del tiempo, y que mientras nos esforzamos por lograr el ansiado desarrollo económico, constantemente ideamos nuevos medios o modelos para reformar al sistema. Por esto, en vez de gastar el dinero de los contribuyentes de impuestos, tratando de revertir una situación irreversible, debemos cambiar nuestro enfoque hacia la economía y la concepción de los negocios desde su raíz.
Podemos analizar esto tratando de respondernos las siguientes preguntas: ¿Que ganan los dueños de grandes empresas con millonarias sumas de dinero en sus cuentas bancarias? ¿Usan todos los millones que tienen? ¿Verdaderamente disfrutan de todos esos millones que tienen? Lo más probables es que la satisfacción que reciben de esos millones sea solo condicional, y dependa del sentido de poder y principalmente del respeto que viene asociado con la riqueza.
Por lo que conviene también preguntarse ¿qué pasaría si aquellos dueños de grandes empresas, sintieran la misma satisfacción que reciben de la riqueza excesiva, pero por medio de acciones que beneficiaran a la sociedad en su conjunto? Esto es, en el caso de que la sociedad respetara más a personas que contribuyen a la sociedad y condenen a personas que la explotan, entonces personas poderosas e influyentes usarían su poder para contribuir a la sociedad, porque somos todos seres sociales, y todos nosotros, incluyendo dueños de grandes empresas, somos influenciados por medio de la sociedad. A fin de cuentas la economía actual seguirá su modelo social de mercado, pero en vez de pisotearnos por tratar de sobrevivir, podemos competir por contribuir lo más que podamos a la sociedad y crear los mejores productos de buena calidad al mejor precio, para que tantas personas como sea posible puedan disfrutarlos. De esta forma, más allá de competir para la sobrevivencia, la mejor experiencia que una sociedad puede proveer es la satisfacción de que otras personas están apreciando lo que tú les entregas. Esa es la gran apuesta y el desafío que plantea hoy en día, la Economía Humana.
Sin embargo, en virtud de todo lo señalado, surge la interrogantes de cómo lograr este cambio de visión o como transitar de una economía social de mercado a una Economía Humana. La solución es empezar desde el punto donde comenzaron los problemas y fallas de la economía actual (fallas de mercado), esto es; desde la confianza perdida en relaciones humanas. Lo que se ha revelado claramente es que no confiamos el uno al otro: las personas no confían en las instituciones financieras; las instituciones financieras no confían en las empresas clasificadoras de riesgo, quienes a su vez no tienen confianza en los gobiernos, que simplemente no confían en la opinión de las personas. No obstante, a pesar de toda esta gran desconfianza, nos encontramos dependientes el uno del otro, y contra más conscientes somos de esto, menos queremos dañarnos el uno al otro, lo que demuestra que muchas personas se dan cuenta de ello; lo que resta ahora, es que debemos cambiar esa concientización en acción.
Es por esta razón que surge hoy en día, y cada vez con más fuerza el concepto de la Economía Humana, un ideal que se traduce en un movimiento global de emprendedores, líderes empresariales, inversores, trabajadores, consumidores e instituciones con un objetivo común: transformar la economía poniéndola al servicio del ser humano y la vida.
En este sentido la Economía Humana involucra un desafío por alcanzar a través de varios pasos un mundo más orientado hacia las necesidades del ser humano, donde el primer paso debe ser restaurar la confianza y hacer que la gente entiendan y sientan la interdependencia que tenemos el uno con el otro. Cuando personas ven que su bienestar depende en su relación con otros, serán los reguladores naturales de la que economía funcione con el dinamismo que necesita. De hecho, cuando una fuerte opinión publica promueve valores y colaboración, eso afecta aun los que inicialmente siguen viviendo con las mismas reglas egoístas. El segundo paso es el replanteo del consumo. El consumismo nos causa querer productos que no necesitamos, simplemente para mejorar nuestra posición social. Si transmitimos información de la utilidad y bienestar que nos proporcionan los productos, desde un punto de vista ético, podremos entender cuál es el tipo de consumo que debe prevalecer en nuestra sociedad, para que podamos crear una manera de vivir más equilibrada y consciente. El tercer paso tiene que ver con la Responsabilidad Social, que implica que las compañías deben intentar el producir beneficio y crear valor económico, sin embargo no para los accionistas y sus jefes, sino para la sociedad en la que están insertas, atendiendo sus necesidades y expectativas. De esta forma los negocios deben aunar el éxito de la compañía con el progreso social, y en vez de tratar de obtener beneficio al costo de otros, las compañías deben competir para crear el mayor beneficio para toda la sociedad. Después de todo, en el mundo de hoy en día, todos estamos interconectados, y cada acción individual nos impacta. De esta manera estamos redefiniendo el éxito de una empresa, y abriendo puertas a nuevos tipos de negocios y estrategias de desarrollo, como las conocidas empresas “B” o empresas con RSE y mejor aún “Empresas Humanas”, donde la búsqueda del beneficio, la motivación y la satisfacción de quienes dirigen la compañía estará principalmente en virtud de su aprobación, aceptación y contribución social, más que en lo abultado de sus utilidades y en este caso, el deseo natural de competir con el beneficio de la sociedad como meta, causara crear una economía más humana.
Una Economía Humana debe ser, ciertamente, una economía que permita satisfacer, realizar y potenciar las necesidades de todos los seres humanos (necesidades individuales y sociales, materiales y espirituales). Se trata de rescatar el sentido originario de la economía como actividad destinada a garantizar la base material de la vida personal, social y espiritual, y como primordialmente somos seres de necesidades; necesitamos comer, beber, tener salud, vestirnos, cobijarnos, y muchas otras cosas más, que son precisamente los objetivos de fondo del estudio de la economía.
La Economía Humana tiene también por objetivo el trabajo productivo y el bienestar humano como fin. De manera que bajo los conceptos de esta economía, se busca generar puestos de trabajo en condiciones dignas, existiendo implícita una vocación de servicio, como lo es el trabajo.
Dicha economía, está llamada a ser la economía del futuro, porque ubica al dinero como medio y no como fin, y le devuelve al trabajo su rol dignificador en virtud del espíritu de servicio del ser humano. No debemos olvidar que es con el trabajo que se reconstruye el sentimiento de valor interior, y es como se derrota genuina y realmente la desesperación, la exclusión, la postergación, la delincuencia, la drogadicción, que son los gérmenes que nos llevan a la pobreza y la indigencia y no con políticas sociales en donde la dádiva, los subsidios y los planes asistenciales son usados como única fórmula de redistribución y equidad. No importa cuán insignificante sea, el trabajo es el que nos da un marco para el crecimiento y punto de partida para llegar a algo más alto como persona y como sociedad.
CONCLUSIONES
No cabe ninguna duda que el modelo económico que actualmente impera en el mundo deja grandes vacíos que necesitamos resolver. Ni los nuevos enfoques y mejoras que se han realizado sobre la economía social de mercado, ni tampoco la pujante economía solidaria, representan soluciones efectivas a los problemas presentes. El planteamiento de la denominada Economía Humana parece ser una esperanza al respecto, al redirigir y centrar la atención y los esfuerzos sobre el ser humano como fin último de toda teoría o modelo económico. Este planteamiento, de la Economía Humana, tiene una serie de implicancias y alcances que van desde el consumo, los beneficios económicos y hasta el trabajo, lo que la convierte en un cambio de paradigma para la economía imperante en la actualidad, todo esto en una sociedad donde las personas están cada vez más informadas y empoderadas de sus decisiones, por lo que encuentra las condiciones apropiadas para su impulso y desarrollo.
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