Contribuciones a las Ciencias Sociales
Julio 2012

CRISIS FAMILIAR ESPAÑOLA; FACTORES NO ECONÓMICOS A CONSIDERAR




John Richard Jiménez Peñuela (CV)
eyethfilms@hotmail.com




Introducción

En este brevísimo ensayo quiero compartir algunos de los cambios que, aparte de la crisis económica y el aumento gradual de las jornadas laborales, impiden cada vez más la formación y cohesión familiar, que contribuyen a la desintegración de los hogares españoles. Esto es importante de conocer, ya que, se observa que en las crisis anteriores, es la solidaridad al interior de la familia, la mejor forma en la que la población en paro puede afrontar la quiebra de su patrimonio. Desconocer los factores que a continuación se presentan, es sinónimo de ignorar esta premisa.




Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Jiménez Peñuela, J.: "Crisis familiar española; factores no económicos a considerar", en Contribuciones a las Ciencias Sociales, Julio 2012, www.eumed.net/rev/cccss/21/

Reducción de la natalidad y de la familia nuclear.
La familia se ha reducido, tanto por la natalidad, como por el número de miembros., aunque por la llegada de inmigrantes se da una pequeña alza en el número de miembros. SI hasta los cincuentas las familias eran extensas, la tendencia de los años setenas se redujo a 4 miembros (3,8), y se acerca a los 3 (2,9) en 2001, con tendencia a uno o ningún hijo. Para 2002 el promedio de hijos de la mujer española era de 1,21, mientras que para la extranjera de 2,05. En 2011, si bien el promedio de las nacionales se trató de mantener con un leve crecimiento a 1,31, el de las extranjeras disminuyó a 1,56.

En 1975 la tendencia de la edad de las madres para tener un hijo era de 25 años. La expectativa aumenta a 29,7 años para el 2002. El promedio medio de hijos por mujer en 1950 era de 3,08, en 1980 de 2,21, y en 2000 tan solo de 1,23. De 676.718 nacimientos en 1976, se disminuye a 492.931 en 2009. La tasa de natalidad en 1950 de 20,18, disminuye a 18,74% en 1976, aunque con un mínimo crecimiento para 2010 con 10,73. El presente descenso en la natalidad indica un mayor envejecimiento de de la población.

Edad mayor para constituir un hogar y situación de paro
Mientras que a principios de los setentas los hombres se casaban a los 27 años y las mujeres a los 25, para el 2000 lo hacen a los 30 y 28 años, respectivamente. Eso posiblemente por la dificultad de que el joven abandone antes el hogar, debido entre otras cosas por la dificultad de emplearse y ser autosuficiente, y por supuesto, las responsabilidades que acarrea un matrimonio no solo en cuanto a lo económico, sino respecto a aspectos sociales variados, entre ellos, la responsabilidad y la fidelidad. Pocos están dispuestos a asumir esa carga ante la situación actual de paro en un mundo laboralmente competitivo e inflado de títulos, y la dificultad de adquirir vivienda, causando la dependencia económica de los padres.

Divorcios en aumento
De cerca de 210.000 matrimonios anuales que ocurrían por año en 1986 se ha disminuido a 160.000 para 2010. Aunque prevalece la familia nuclear, se observa una situación bastante crítica en cuanto a los divorcios. De 36.072 divorcios en 1998, se observa un incremento del 205%, pasando a 110.036 divorcios en el 2008. Tal crecimiento representa el 69% del incremento total de la UE15 (1995-2004), y el 58% de la UE27 (2007 - actualidad) 1.

Las causas son la falta de comunicación, la incompatibilidad de caracteres, infidelidad principalmente por parte del marido, y la nulidad de los matrimonios. Las consecuencias de estas rupturas afectan principalmente a la mujer y a sus hijos: se encuentra un mayor empobrecimiento de la mujer el cual se agrava si tiene hijos; el pago de pensiones alimenticias y compensatorias; y, la necesidad de búsqueda e trabajo doméstico por parte de la mujer.

Falsa igualdad actual de sexos
No obstante, al interior de las relaciones de pareja se han potenciado la igualdad para ambos conyugues para la toma de decisiones, un mayor nivel educativo para la mujer con miras a la inclusión en el mercado laboral. Pero, las características nefastas del divorcio siguen siendo peores para la mujer que para el hombre, tal y como se observó en el párrafo anterior.

En cuanto a las reformas de la legislación civil, se encuentra que ahora la obligación de los padres de velar por el bienestar de sus hijos se aplica no solo a los nacidos dentro del matrimonio, sin también a los que nacen fuera de el. Al cumplir la mayoría de edad, o a los 12 años con declaración ante juez, están en la facultad de anular decisiones de los padres

Permisividad en la educación, relativización de la moral y asesinato de niños
La permisividad social de ciertas conductas al interior de los núcleos familiares y la relativización moral y de hecho en las normas referidas al matrimonio, virginidad y relaciones sexuales, elección del conyugue a partir de criterios meramente económicos y lo referido al embarazo; causan un deterioro en la familia tradicional. Esto, ha traído consigo la legalización del aborto como planificación familiar (aunque, como planificar lo que ya está).

El aborto legal para cuando la madre ha sido violada, corre peligro su salud, o el feto presenta malformaciones. Esta última como una suerte de ley eugenética, de prevalencia de ciertas “razas” por encima de otras. . La media entre 2007 y 2010 de los asesinatos en contra de no nacidos es de 112.918, 5. Esto y la siguiente figura, nos demuestra que, sin ley o con ley que apruebe dichos asesinatos, la cifra de abortos se mantiene prácticamente constante.

En el 2009 de los 606.479 embarazos que se produjeron, 111.482 terminaron en aborto lo que representó el 18,38%. Sin embargo, en 2010 se produjeron 596.297 embarazos de los cuales 112.242 terminan en asesinato del feto. Es decir que, el 18,82% de los embarazos no llegan a término por esa causa. Aparte de la Ley del aborto de 1985, otros cambios que de una u otra forma apoyan el aborto son, la apertura de Centros de Orientación Familiar que se empeña en la anticoncepción, esterilidad y también a la regulación de técnicas de reproducción humana asistida, y por supuesto, la abrogación del artículo 316 del Código Penal que sancionaba la venta y hasta la difusión de los anticonceptivos. Un mayor apoyo traerá en un futuro no muy lejano la eliminación sistemática de aquellos que “no sirven” a la sociedad.

Todo lo anterior deja entrever que, además de esa relativización que por ejemplo observa el asesinato como bueno o malo dependiendo del contexto,  la sociedad desconoce que “la familia desempeña un papel clave en la formación del capital humano y por tanto en el desarrollo de los estados miembros”. La familia hasta hace poco observada como una unidad de producción dentro de los sistemas capitalistas, pasó a ser entendida como unidad de consumo, es decir,  de lo patriarcal a lo industrial. Así mismo, se desconoce que las familias que deciden tener hijos “contraen una serie de obligaciones legales, que conllevan costes económicos –educación, cuidado y atención de los hijos, etc-, beneficiándose de sus logros y resultados no sólo los progenitores sino toda la sociedad, especialmente en modelos de seguridad social de reparto”2 .
Es un panorama poco prometedor para un desarrollo integral de lo que se considera una familia. Las políticas familiares desenfocadas e insuficientes agreden a la familia, sin descontar la negación biológica del ser que se desconoce ante la realidad sexual de los que componen un matrimonio. Aunque prefiero no profundizar en ello por ser un tema bastante extenso y que en lo poco que queda para concluir este escrito, sería insuficiente para tratarlo.

Si no existen unos valores inalienables, difícilmente una familia podrá siquiera surgir. Las consecuencias de esto son la soledad del ser humano, el olvido de Dios pues ya se es autosuficiente. Y la soledad, trae consigo la depresión, y la depresión el suicidio. Un suicidio colectivo para una sociedad que le importa más el dios dinero que la misma persona que lo produce.

La información necesaria para elaborar éste artículo ha sido todamada de http://www.ine.es/.


1 Datos tomados de: http://www.hazteoir.org/node/31832

2 LÓPEZ María Teresa (2006). FAMILIA Y POBREZA. Las políticas de familia como instrumentos para prevenir la pobreza. Fundación Acción Familiar. Estrasburgo. p. 14,16. Disponible en: www.accionfamiliar.org