Contribuciones a las Ciencias Sociales
Junio 2012

ALTERNATIVAS DE UN BATEY: MANATÍ

Yamailín Díaz Ayala (CV)
Yamailinda@ult.edu.cu
Universidad "Vladimir Ilich Lenin" Las Tunas

 

Fundamentación
La presente investigación socorre a elevar el desarrollo cultural de la población,  en tanto el conocimiento de la historia en este caso local, desde sus raíces más profundas, contribuye a desarrollar en la población un sentido de partencia, así como una identificación con las tradiciones y por tanto fortalece la identidad cultural de los pueblos.
La indagación “Alternativas de un batey: Manatí”, forma parte de una más completa, desarrollada desde la óptica del historiador del arte, relacionada con las particularidades de la arquitectura maderera doméstica del municipio Manatí, la cual tuvo como objetivo fundamental establecer las tipologías arquitectónicas erguidas en el batey y asumidas por sus pobladores, de forma tal que se incorporaron al trazado retícular de la localidad y hasta hoy forman parte importante del perfil urbano del municipio. Así como también, redactar la historia local atendiendo a que los trabajos que se han realizado, no responden a este particular, además están dispersos y deficientes de información extraída de fuentes primarias. Por tal motivo el presente, supone una vía para radiar las alternativas que fueron tomadas en este como en tantos bateyes azucareros en el período republicano en Cuba, para resolver una situación muy típica de este tipo de agrupaciones económico- comunitaria, la vivienda.

Palabras clave: Arquitectura, Tipología.




Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Díaz Ayala, Y.: "Alternativas de un Batey: Manatí", en Contribuciones a las Ciencias Sociales, Junio 2012, www.eumed.net/rev/cccss/20/

- Inversión de capital norteamericano

La profunda huella legada por la presencia estadounidense en la Isla de Cuba, se extiende a todas las esferas de la vida.
La intervención norteamericana, desde el punto de vista económico, tiene sus antecedentes en el momento en que concluye la ocupación de su área continental y disponen de abundante capital. El reparto colonial del mundo, a partir de los resultados de la guerra con España, satisfactorios para el país norteño, se encuentra en completa efervescencia.
Evidentemente la nueva potencia norteamericana comienza a mirar fuera de sus fronteras adquiriendo tierras, fomentando centrales, construyendo ferrocarriles y obteniendo concesiones para servicios públicos. Teniendo en este momento todas las condiciones internas creadas, para poder iniciar toda una cruzada ingerencista e inversionista en su área más cercana,  Latinoamérica.

Específicamente en el área del azúcar, en las postrimerías de la década del 20, Cuba poseía 175 ingenios en actividad, diseminados por todo el territorio nacional, de ellos 75 estaban en manos de los norteamericanos, de los restantes, 10 eran propiedad de canadienses, por lo que de 31 millones de sacos producidos durante las zafras de 1922 -1929, aproximadamente 19 375 000 fueron fabricados por ingenios norteamericanos; otros 2 350 000 por los cubanos – norteamericanos y solo 1 200 000 sacos del cristal por canadienses1 . El fenómeno del azúcar, constituyó una parte significativa en este complejo y gradual proceso de desnacionalización que tuvo lugar en la estructura económica cubana, adecuada lógicamente a los intereses  imperialistas.

 Por lo que de manera definitiva, Cuba se convierte en el más exquisito lago de oro que hasta el momento ostentaban los estadounidenses, del que no le fue fácil desprenderse, hasta muchos años después en que les fue arrebatado con el triunfo revolucionario.

Las provincias orientales fueron escogidas como objetivo principal para la avalancha inversionista del imperialismo, este fenómeno respondía a una situación muy  particular: la burguesía oriental como consecuencia de la Guerra del 95, se había arruinado por completo, a diferencia de lo acontecido en el occidente. Además, el desarrollo económico en la zona no tuvo lugar al mismo ritmo que en el resto de la isla, existía por tanto una gran cantidad de tierras ocultas en el oriente cubano, oportunidad que aprovechó el capital financiero norteamericano para adquirirlas a precios irrisorios2 .
Esta parte del país, tuvo preferencia además a la hora de asentar las agrupaciones económico - comunitarias, porque estaban respaldadas por la Orden militar № 62 del gobierno interventor, relacionada con el deslinde de haciendas comuneras3 , la cual permitió a las compañías norteamericanas la fácil apropiación de inmensas extensiones de tierras en distintos puntos del área y Manatí no fue la excepción.
 Es así que aproximadamente en el año 1912 obtienen la carta constitucional del estado de New York y es de esta manera que el central Manatí comienza a tomar forma, adquiriendo tierras a todo lo largo y ancho de los territorios que pertenecen hoy  a la provincia de Las Tunas.

Posteriormente se hizo evidente la necesidad de resolver el problema de la vivienda para todos los empleados de disímiles lugares, que asistían al territorio en busca de trabajo y mejoras de vida, atendiendo a que la empresa constituía una fuente de trabajo enorme, empleaba a unos ocho o diez mil hombres en tiempo de zafra y aproximadamente a la mitad, en tiempo muerto. Por lo que era indispensable la conformación ya no de un poblado, sino de un batey propiamente dicho, con todos los elementos y espacios precisos que respondiera a un asentamiento renovado.

El batey fue concebido de la siguiente forma, se dividió en dos partes, la primera destinada a los trabajadores, caracterizada por construcciones de madera, donde abundaban los barracones para los hombres solteros y cuarterías. También se construyeron diferentes tipos de cuarterías, reminiscencia de los barracones, tenían diferentes dimensiones tanto en su fachada como en los espacios interiores, todas de madera y zinc en su cubierta. Actualmente su presencia en el batey es bastante recurrente, sobre todo en el casco. Asimismo se conservan diferentes ejemplos de casas medianeras, que conjuntamente con muchos otros inmuebles, ordenados a ambos lados de calles completas, evidencian una belleza indiscutible a la zona.

En la otra parte del batey se encontraban las viviendas de la administración que eran más confortables y espaciosas tanto en el exterior como en el interior. Edificios de mampostería de manera íntegra con todo el derroche imaginado en cuanto a los elementos ornamentales, propios de la clase a la que pertenecían sus moradores, se encontraban diferentes tipologías atendiendo al tipo de planta, así como de segundos niveles y con la presencia de un basamento pétreo bien elevado lo cual no interfería con la estética del edificio.

Fue este, un largo período, colmado para algunos de trabajo duro, miseria y explotación, para otros de ostentación y ganancias sin medida. Pero en realidad la sola existencia de composiciones arquitectónicas como las que hasta nuestros días han sobrevivido, da la medida del verdadero significado de una época conocida a través de libros y anécdotas dispersas en el espacio y  el tiempo. Precisamente es aquí donde se hace un alto, para conceder el valor que merecen estas reliquias, esperando ganar en prudencia para que su existencia ya casi centenaria, con nuestra ayuda se dilate.

-La Medianería como alternativa

A propósito del uso de la medianería como alternativa -es el caso de las viviendas gemelas y las cuarterías, que en su composición se comportan como tales-, merece algunas reflexiones, atendiendo a que en la conformación del batey de Manatí, predominó el emplazamiento de los inmuebles en lotes aislados al punto que de un universo de 175 viviendas, solo siete de ellas pertenecen a esta tipología. Por lo que no resulta atinado referir que las viviendas gemelas son una minoría contable en el municipio. Estas casas comparten una pared, característica esta que no las priva de contar con la misma sucesión de espacios interiores organizados de manera coherente.
Su extensión en profundidad es mayor que las viviendas que responden a las demás tipologías presentes en la localidad correspondiente a los lotes aislados, por lo general, las dimensiones de los espacios interiores son un poco más reducidas. Comparten un mismo corredor principal dividido por una baranda que en muchos casos han sido modificados en cuanto al material, es decir madera por mampuesto y en su concepción de conjunto, con respecto a la fachada son definitivamente simétricas, teniendo en cuenta la disposición de sus vanos (Anexo 1).

 Las ventanas habitualmente eran elaboradas con la técnica del  machihembrado; cuentan de uno o dos batientes sin postigos (Anexo 2). En muchos casos, se presentan combinadas con una estructura de madera y vidrio muy grueso, protegida por barrotes de hierro.
En todos los tipos tratados en el trabajo, se avista una asimetría predominante en cuanto a la composición o ubicación de los diferentes elementos de fenestración que forman parte de la fachada. En ninguno de los casos, la puerta deviene eje central a cuyos lados se colocan las ventanas.

En el caso de las puertas exteriores o armazón de madera que permite el acceso al inmueble, presentan forma rectangular, donde el alto es casi dos veces y medio el ancho.
Estas no poseen lucetas en la parte superior, lo cual evidencia la simplicidad del inmueble en tanto la funcionalidad supera la intencionalidad estética, asimismo su composición lisa viene a corroborar la tesis anterior, además de los dos batientes siempre presentes en este tipo, protegidas por una doble puerta de tela metálica y madera también a dos batientes (Anexo 3).
 Las viviendas gemelas, con armadura de zinc y colgadizo combinados en la cubierta, se concentran en una sola calle, en los confines del batey, asentamiento de inmigrantes negros y canarios (Anexo 4).
Estas edificaciones estaban un poco alejadas de otras que aunque medianeras, tenían cubierta de armadura a dos aguas, de fibro y eran de mayores dimensiones.

A propósito de las cuarterías, es preciso puntualizar algunos aspectos de interés. Su existencia en diferentes puntos de la comunidad es recurrente. Llama la atención, sin embargo, que difieren de las edificaciones conocidas por ese nombre en otras comunidades estudiadas, por sus buenas condiciones técnicas - constructivas e higiénicas - sanitarias.
Las conservadas en Manatí, conforman largas tiras y cada una de ellas puede contar con una cantidad de domicilios que oscila entre 4 y 12 (Anexo 5).

Las hay de diferentes dimensiones, evidente a simple vista; algunas de ellas presentan un basamento pétreo elevado, mientras que otras se erigen rasantes al suelo. Sus fachadas son asimétricas de acuerdo con la disposición de sus vanos –cada casa cuenta con una puerta principal y una ventana-. Es constante la presencia del corredor, espacio de sombra que puede tener una cubierta de mayor o menor altura y es compartido, por todos los inquilinos, solo dividido por las barandas que en su mayoría han sido modificadas o sustituidas por muros de mampostería. Comparten una misma pared y la sucesión de las dependencias interiores son las mismas, solo que las dimensiones se reducen. Debe destacarse, la diversidad de elementos divisorios presentes en el interior de los domicilios - en una misma tira puede que no se repita ninguno de ellos- y aparecen entre la sala y el comedor -arcos decorativos y vigas recubiertas- La cubierta sigue siendo de colgadizo y zinc, además todos los pisos han sido sustituidos por el cemento pulido.   

Hay casos en los que cada casa cuenta con dos puertas en la fachada principal, una que se abre a la sala, comedor y cocina con características propias de una puerta principal y la segunda, completamente lisa y sencilla funciona como ventana, debido a la presencia de un postigo que ventila las habitaciones y el baño ubicado al final del inmueble (Anexo 6). A propósito de este espacio en particular, sobresale el hecho de que no se comparte, cada vivienda tiene el suyo, aunque más pequeños y modestos que los de las viviendas aisladas, a diferencia de los barracones que cuentan con un baño común4 .

En la muestra, fueron incluidas cuatro cuarterías, representativas de este tipo de inmueble en la localidad, debido a su estado de conservación. Aunque como se explica, las tiras contienen una serie de viviendas medianeras, para llevarlas  al inventario se toman estas como unidad, sin importar el número de domicilios que las conforman.

Conclusiones

  • Las inversiones de capital extranjero en el área de la actual provincia de Las Tunas, condicionó significativos cambios en la economía, estimulando el surgimiento de importantes centros productivos entre los que se destacan los vinculados a la industria azucarera.
  • Las compañías azucareras, no solo estimularon el crecimiento acelerado del ramo mediante el uso de una novedosa tecnología y mano de obra calificada, sino también el surgimiento y desarrollo de comunidades a su alrededor, que garantizarían el hábitat y bienestar de los trabajadores empleados para la producción y los servicios promovidos por las empresas.
  • La unicidad de Manatí a propósito de la asunción de una tipología ampliamente difundida en Cuba y todo el Caribe hacen de esta agrupación comunera un exponente fundamental para el estudio de la  arquitectura doméstica de madera se refiere en toda la región.
  • La utilización de la medianería en el batey del municipio manatí, supuso una opción estratégica para solventar una situación dada, y hoy se presenta como una tipología arquitectónica digna de estudio y conservación.

1 Juan Pérez de la Riva: La República Neocolonial, tomo I, p. 164.

2 Rolando Estévez: Azúcar e inmigración 1900 – 1940, p. 2.

3 Hortensia Pichardo: Documentos para la historia, tomo II, p. 186.

4 En Manatí, actualmente es posible apreciar dos ejemplos de barracones. De mampostearía y fibro en su cubierta, con un baño común y una sucesión de pequeñas habitaciones que lo custodian.  Estos no forman parte del objeto de estudio entre otras razones porque están fuera del marco cronológico  seleccionado.