Contribuciones a las Ciencias Sociales
Mayo 2012

¿SISTEMAS POLÍTICOS O SISTEMAS DE SISTEMAS?

 

Diosveldy Navarro Lores (CV)
diosveldy@fcs.cug.co.cu
Omar Vega Garzón
omrv@ucp.gu.rimed.cu
Universidad de Guantánamo

 

 

Resumen

Desde que se crearon los poderes públicos,  la humanidad está en presencia de una “maquinaria política”, universalmente denominada “sistema político”, que indistintamente también se le llama “sistema socioeconómico”, a la cual, en honor a la honestidad, podría muy bien llamársele “maquinaria socioeconómica”.

Pero el nombre “maquinaria política o socioeconómica” es tan obvio, que puede generar preocupación entre la masa y provocar conductas reactivas negativas, pues un individuo con el más elemental nivel cultural reconoce que las maquinarias, literalmente hablando, están compuestas por diferentes engranes.

De manera que el individuo común se percibiría como “una pieza” más en ese engranaje diabólico. Sin embargo si se le llama sistema, es muy difícil para una persona común asociar su condición de “pieza o elemento” en el llamado “sistema político socioeconómico”. A lo que más pudiera detenerse un individuo común a pensar es “¿qué posición ocupo en ese sistema, cuál es mi lugar en la estructura que se configura, cuál sería mi status, etc.?

Por lo que, devino en una necesidad para los poderes públicos, o para el segmento de estos poderes encargados de diseñar los sistemas, apelar al engaño y a los subterfugios para evitar males mayores: lamentablemente, el pensamiento y el lenguaje son condiciones especiales con que la madre naturaleza privilegió al ser humano y tienen una repercusión social ambivalente, hábilmente empleados por las personas que ostentan la fuerza y el poder.

De manera que es posible comprender las razones por las que la manipulación, la mentira, los subterfugios, las artimañas y el engaño se han legitimado en los diferentes gobiernos. Esto permite arribar a una dolorosa y triste conclusión: los procesos directivos tuvieron un triste y lamentable nacimiento, pues vieron la luz enfermos y la humanidad debe convivir con sus trastornos.

No obstante, la humanidad precisa que los poderes públicos la protejan, le faciliten la convivencia, le enseñen a ver y a pensar. Se precisa hoy más que nunca despojarse de la filosofía de la manipulación y asumir la filosofía de la aceptación.

Basta ya de continuar engañando a un ser vivo al que se le va la vida esperando respuestas que no llegan y “(…) refugiándose en la piedad de la ilusión, porque tiene las esperanzas perdidas (…)”, como bien dice la canción “Venga la esperanza” del cantautor cubano Silvio Rodríguez.

Palabras claves:
Sistema, sistema político, sistema socioeconómico, poder, fuerza, manipulación, mentira, engaño, maquinaria política, maquinaria económica, mecanismos de control social y de influencias psicológicas.




Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Navarro Lores, D. y Vega Garzón, O.: "¿Sistemas políticos o sistemas de sistemas?", en Contribuciones a las Ciencias Sociales, Mayo 2012, www.eumed.net/rev/cccss/20/

Desarrollo

Las máquinas no son un sistema: son un sistema de sistemas. El sistema es “(…) un módulo ordenado de elementos que se Los sistemas de sistemas conforman un cuerpo, una maquinaria que funciona en la  medida en que hay integración y coordinación entre todos los sistemas ordenados que la conforman. Por ejemplo: en un auto el sistema de frenos únicamente, no garantiza que el auto cumpla con todas las funciones a él inherentes, pues precisa de otros sistemas: eléctrico, de arranque, de locomoción, etc. Si uno de ellos falla, pues es muy difícil y en ocasiones imposible lograr que el auto funcione como se espera de él.

En el orden sociopolítico, ocurre algo similar. En los diferentes países y desde que se crearon los poderes públicos,  estamos en presencia de una “maquinaria política”, universalmente denominada “sistema político”, que indistintamente también llamamos “sistema socioeconómico”, a la cual podríamos llamarle “maquinaria socioeconómica” en honor a la honestidad.

Pero el nombre “maquinaria política socioeconómica” es tan obvio, que puede generar preocupación entre la masa y provocar conductas reactivas negativas, pues un individuo con el más elemental nivel cultural reconoce que las maquinarias, literalmente hablando, están compuestas por diferentes engranes. Así, la lógica más elemental nos dice que no tiene la misma connotación sociopolítica decir “la actual maquinaria política socioeconómica me deprimió la economía” que, “el actual sistema político socioeconómico me deprimió la economía”.

En el primer caso se potencian más las conductas reactivas negativas que en el segundo. Pues el individuo aislado se percibe como “una pieza” más en ese engranaje diabólico, mientras que si le llamamos sistema, es muy difícil para una persona común asociar su condición de “pieza o elemento” en el llamado “sistema político socioeconómico”. A lo que más pudiera detenerse un individuo a pensar es “¿qué posición ocupo en ese sistema, cuál es mi lugar en la estructura que se configura, cuál sería mi status, etc?. Así nos las habemos con curiosas cuestiones.

Por un lado, el código “sistema político”, genera la búsqueda de otros códigos que “materializan” ese “sistema político”, código que ipso facto tiene un nivel de abstracción elevado y a su vez es de difícil comprensión para la inmensa mayoría. Sin embargo, si se le llama “maquinaria política”, entonces los códigos cambian y se asumirían otros códigos que en lugar de suavizar las conductas y comportamientos humanos, potenciarían conductas reactivas inesperadas y que en la mayoría de los casos  no son de aceptación en la élite directiva. Pues, el código “maquinaria” tiene un nivel de abstracción elemental y es de fácil comprensión por la inmensa mayoría.

Por tanto, lo que es “una maquinaria política con sistemas de mecanismos de influencias psicológicas y de control social”, en los que el hombre deviene en una pieza insignificante, intrascendente y sustituible, se debe llamar de una manera que le impida verse reflejado como lo que realmente es. La salida más inteligente es asignar el código “sistema”, que como bien se expresara es incomprensible para muchos.

A esto último se une el hecho real de que a la mayoría de los individuos no les interesa realmente saber qué es o quién es en ese mundo complejo del “management”, aspecto que ha sido oportuna y hábilmente aprovechado.

Así, la lógica más elemental permite considerar que es una necesidad imperiosa para los poderes públicos, o para el segmento de estos poderes encargados de diseñar los sistemas, apelar al engaño y a los subterfugios para evitar males mayores: lamentablemente, el pensamiento y el lenguaje son condiciones especiales con que la  madre naturaleza privilegió al ser humano y tienen una repercusión social ambivalente, hábilmente empleados por las personas que ostentan la fuerza y el poder. En este sentido, “(…) una mentira que haga feliz a los seres humanos vale más que una verdad que les amargue la vida (…)” como bien dice una canción del cantante guatemalteco Ricardo Arjona.

De manera que, en consonancia con lo que se ha expuesto hasta aquí, son aceptados los argumentos para comprender las razones por las que la mentira, los subterfugios, las artimañas  y el engaño se han legitimado en los diferentes gobiernos. Esto nos permite arribar a una dolorosa y triste conclusión: los procesos directivos tuvieron un triste y lamentable nacimiento, pues vieron la luz enfermos y la humanidad debe convivir con sus trastornos.

Por otro lado, de llamar “maquinarias políticas y socioeconómicas” a los mal llamados “sistemas políticos y socioeconómicos”, también caeríamos en un craso error. Pues lo “político” como tal no existe, esto se asocia a la acción que descansa en la utilización de métodos de influencias psicológicas para persuadir y/o convencer a un individuo, a un grupo, a la masa, etc. Por tanto, todo “sistema político” se apoya en métodos y recursos dirigidos a actuar sobre la mente de la masa o de los individuos. Así que ese “sistema” realmente es un “sistema sociopsicológico”. Y esto es contraproducente también a los efectos de su comprensión a nivel social, pues la masa, en lugar de decir: “vienes con tu política…”, diría: “vienes con tu psicología…”. Y este último término es demasiado claro y puede generar conductas reactivas.

Del mismo modo “maquinaria política”, lograría un resultado similar, con la ventaja de que la masa no se percataría de lo que se está haciendo con ella. Aun así el término “maquinaria”, es también muy claro y los poderes públicos constantemente  buscan términos que suavicen, eviten, controlen, solventen y mitiguen la reacción social negativa.

En fin, un sistema funciona en armonía con otro sistema y ambos no entran en contradicción, pues se complementan y configuran como un cuerpo. Este cuerpo precisa de otros sistemas que lo convierten en una “maquinaria operable, funcional”. Esto es comprensible, al menos se entiende que todo individuo es una “pieza” más en el “engranaje social”. Afortunada o desafortunadamente, los que ejercen los poderes públicos son individuos que perciben a los demás como seres humanos o como objetos, predominando los que los perciben como objetos.

El individuo precisa que los poderes públicos lo protejan, le faciliten la convivencia, le enseñen a ver y a pensar. Es inconcebible que se implementen mecanismos de control social donde cada individuo sea percibido como un objeto por funcionarios que ejercen funciones públicas. Percibir a los demás seres humanos como objetos encuentra su expresión en la utilización de métodos y técnicas manipulativas, que en el fondo son inhumanas. La humanidad precisa hoy más que nunca despojarse de la filosofía de la manipulación y asumir la filosofía de la aceptación. En consonancia con las diferentes formas de agrupación humana, sea plebe, grupo humano o colectivo humano, los poderes públicos deben implementar sus estilos directivos. Estos son definidos como “(…) las formas o modos peculiares que tienen los funcionarios para conducir y dirigir los diversos grupos humanos”2 . Pueden ser autoritarios, democráticos, tolerantes, etc.

No hay razones para imponer a todos los hombres el mismo estilo directivo. Los colectivos humanos deben ser dirigidos y respetados. De la misma manera los sistemas educativos, que responden a los intereses de la clase que tiene el poder, deben proyectarse por enseñar al hombre a pensar. El hombre que no piensa es más peligroso que el que piensa, pues no tiene bandera, es maleable, fácilmente manipulable, etc.

Igualmente los sistemas represivos, legales, financieros, etc, deben proyectarse porque su verdadero objeto social sea garantizar el funcionamiento armónico de todas las estructuras sobre las que descansa el bienestar del recurso  natural más importante: el hombre.

Basta ya de continuar engañando a un ser vivo al que se le va la vida esperando respuestas que no llegan y “(…) refugiándose en la piedad de la ilusión, porque tiene las esperanzas perdidas (…)”, como bien dice la canción “Venga la esperanza” del cantautor cubano Silvio Rodríguez.

Bibliografía consultada

  1. http://definicion.de/sistema/
  2. http://www.wordreference.com/definicion/estilos

1 http://definicion.de/sistema/

2 http://www.wordreference.com/definicion/estilos