Diosveldy Navarro Lores (CV)
diosveldy@fcs.cug.co.cu
Yamila Rodríguez Tamayo
yamila@cug.co.cu
Universidad de Guantánamo
Resumen
Inicialmente, el ser humano dirigió sus esfuerzos a la obtención, producción o creación de recursos que le posibilitaban satisfacer sus necesidades básicas: alimentación, abrigo, etc. Estos recursos tenían valor de uso: frutas, cueros, animales, etc. Posteriormente, fue necesario intercambiar estos recursos, lo que les dio valor de cambio. La asignación de un valor de cambio a los recursos que posibilitan satisfacer necesidades y deseos no cubiertos, dio lugar al trueque.
La tendencia de los seres humanos a intercambiar cosas, forma parte de su propia condición y es actividad básica en todas las culturas. Muchos y muy diversos son los elementos tomados de la naturaleza, que las sociedades han asumido como medida de valor o patrón de referencia, hasta que, buscando estabilidad y control por parte de los poderes públicos, se introdujo la categoría dinero.
Esta categoría se ha convertido en una potencial fuente generadora de azotes y flagelos que la humanidad hoy no encuentra cómo atenuar. Las formas de circulación de mercancía y dinero propuestas por Carlos Marx y otras formas postmarxistas dirigidas al incremento progresivo de las riquezas han revelado la naturaleza inhumana, brutal y egoísta del hombre.
Por estas razones, el objetivo del presente trabajo radica en evaluar la repercusión de la categoría dinero en la gestación de situaciones sociales conflictivas que desembocan en conflictos sociales, actos de violencia, conflagraciones, etc.
Palabras claves:
dinero, poder, fuerza, situaciones sociales conflictivas, conflictos sociales, sentimientos negativos reprimidos, conductas reactivas negativas reprimidas, relación dinero-poder-conducta reactiva negativa, relación dinero-fuerza-conducta reactiva negativa, formas de circulación de mercancía y dinero.
Desarrollo
Inicialmente, el ser humano dirigió sus esfuerzos a la obtención, producción o creación de aquellos recursos que le posibilitaban satisfacer sus necesidades básicas no cubiertas: alimentación, abrigo, etc. Estos recursos tenían valor de uso: frutas, cueros, animales, etc. Posteriormente, fue necesario intercambiar estos recursos, lo que les dio valor de cambio. La asignación de un valor de cambio a los recursos que posibilitan satisfacer necesidades y deseos no cubiertos, dio lugar al trueque.
El sistema del trueque, como bien se expresa en Wikipedia “(…) a través del cual se intercambian directamente bienes y servicios por otros, es ineficiente (…)”,1 no obstante, este sistema se conserva y mantiene vigencia en algunos escenarios.
Cientos de recursos, objetos y cosas, tanto en su forma natural como manufacturada, que como denominador común tienen el valor de uso, se han convertido en instrumentos para el intercambio y medios de pago, lo que de hecho les da valor de cambio. De manera concreta, un objeto puede poseer valor de uso y de cambio, simultáneamente. Si no tiene valor de uso es muy difícil, y se puede asegurar que imposible que tenga valor de cambio. Así, puede suceder que un individuo necesite pieles y cultive frijoles, y otro curta pieles y necesite frijoles. Fácilmente, ambos pueden establecer un proceso de intercambio. No obstante, puede suceder que uno de ellos no necesite lo que oferta el otro. En este sentido y por innumerables situaciones similares a la anterior, fue necesario introducir un intermediario: la moneda, que no ha llegado a desplazar totalmente el sistema del trueque, pero al menos ha facilitado los intercambios, los medios de pago, la estabilidad y control del desenvolvimiento social, etc.
Como bien se expresa en Wikipedia:
“(…) La tendencia de los seres humanos a intercambiar cosas entre sí con la intención de atender necesidades no cubiertas, forma parte de su propia condición y es actividad básica en todas las culturas desde el principio de los tiempos conocidos. Muchos y muy diversos son los elementos, siempre tomados de la naturaleza, que las sociedades han asumido como medida de valor o patrón de referencia, hasta que, buscando estabilidad y control por parte de los poderes públicos, se introdujo la categoría dinero”.
En los diferentes artículos, monografías, textos consultados, existe pleno acuerdo en el hecho de que primero se utilizó el trueque y luego surgió el dinero.
Para desánimo de muchos, se resignifica la idea expresada en Wikipedia, de que “(…) el dinero posee muchas interrogantes, pues en determinadas condiciones poseerlo es positivo, y en otras, es dañino. Puede también servir para corromper, y esta última es muy lamentable (…)”2 , no así la más lamentable.
La más lamentable es la falta de sentido común que se traduce en la tendencia de muchos seres humanos de acumular más y más dinero a costa de cualquier precio para aumentar sus riquezas, despilfarrarlas despiadadamente, exponer al hambre, la miseria, las calamidades y la desolación a individuos y poblaciones enteras, en tanto, los bolsillos de unos pocos se sobresaturan irracionalmente en una “burbuja financiera”, “capital ficticio” o “capital golondrino” que ofrece una falsa imagen de progreso o alza económica a nivel macrosocial, y en definitiva no beneficia en lo más mínimo a esas poblaciones. Aunque esta línea de análisis no constituye el objetivo del presente capítulo.
El verdadero objetivo consiste en evaluar la repercusión de la categoría dinero en la gestación de situaciones sociales conflictivas que pueden desembocar en conflictos sociales, actos de violencia, conflagraciones, etc.
No es posible establecer únicamente el análisis de la categoría dinero en función de factores económicos fríamente, de esta manera no se podrá contrarrestar adecuadamente los efectos de la insignificancia del individuo común ni se podrá comprender la relación que se establece entre el accionar de los individuos, los fines de sus acciones en torno a esta categoría y la incidencia directa en la gestación de situaciones sociales conflictivas.
Carlos Marx en su obra cumbre “El capital”, realiza un análisis de la categoría dinero al margen de las acciones de los seres humanos en torno a esta categoría y del impacto en la psicología individual y social. No obstante, en sus planteamientos se infiere lo difícil que le resultó soslayar los efectos de las formas de circulación de la mercancía y el dinero en la formación de conductas humanas negativas a niveles micro y macro.
En este sentido Marx expone tres fórmulas clásicas: primero, plantea que la forma directa de la circulación de la mercancía M-D-M (mercancía-dinero-mercancía), conlleva “(…) a la transformación de la mercancía en dinero y de este nuevamente en mercancía.” 3No obstante, más adelante expresa
“(…) en la fórmula M-D-M, los dos polos M y M, v.gr., la mercancía trigo y la mercancía traje, son magnitudes de valor cuantitativamente distintas. El labriego puede, evidentemente, vender su trigo por más de lo que vale o comprar el traje por menos de su valor (en este sentido engaña al sastre4 ). También puede ocurrir que el sastre le engañe” 5
En esta idea están implícitas algunas conductas humanas negativas que encuentran caldo de cultivo en la forma directa de circulación de la mercancía. Esta forma genera a su vez varios problemas: primero, desconfianza en esta forma directa de circulación de mercancía, segundo, la aparición de un tercer personaje generador de antivalores humanos (el parásito que se interpone entre unos y otros y cuya vida se traduce en la constante utilización del engaño, el fraude, etc) y tercero, conductas reactivas negativas que en la mayoría de los casos se reprime.
El individuo que se percibe engañado, responde también con engaño o espera el momento oportuno para retribuir con el mismo proceder, por lo que, se puede considerar que esta forma de circulación de mercancía favorece, potencia o legitima el engaño y el fraude que tanto daño han hecho y seguirán haciendo a la humanidad. Así el comercio se basa en la circulación y es censurado con razón, pues no descansa en la naturaleza, sino en el engaño, como bien expresara Carlos Marx “(…) la usura es odiada, y con toda razón, pues aquí el dinero es fuente directa de lucro y no se emplea para lo que se inventó”. 6 Ya esto había sido señalado por Aristóteles “(…) El interés hace del dinero más dinero, o sea, es la más antinatural de todas las ramas de lucro”.7
En este sentido Marx puntualiza que los productores de mercancías que las compran y las venden, se exponen a un doble engaño y son víctimas, por igual, del que “parasitariamente” se interpone entre unos y otros.
Expone Carlos Marx una segunda forma clásica, planteando que “(…) al lado de esta forma (o sea, la anterior M-D-M), nos encontramos con otra, específicamente distinta de la anterior, con la forma D-M-D (dinero-mercancía dinero)”8 … y resignifica que el dinero que gira con arreglo a esta última forma de circulación es el que se transforma en capital.
“(…) llega a ser capital y lo es ya por su contenido. Por tanto, el proceso D-M-D no debe su contenido a ninguna diferencia cualitativa entre sus dos polos. El proceso acaba sustrayendo siempre a la circulación más dinero del que se empleó. (…) la circulación del dinero como capital lleva en sí mismo su fin, pues la valorización del valor solo se da dentro de este proceso constantemente renovado. El movimiento del capital es por tanto, incesante. Como agente consciente de este movimiento, el poseedor de dinero se convierte en capitalista. El contenido objetivo de este proceso de circulación es su fin subjetivo, y solo actúa como capitalista, como capital personificado, dotado de conciencia y voluntad, en la medida en que sus operaciones no tienen más motivo propulsor que la apropiación progresiva de riqueza abstracta. (…) el valor de uso no puede, pues, considerarse como fin directo del capitalista. Tampoco la ganancia aislada, sino su apetito insaciable de ganar.” 9
Y esa inclinación, deseo, avidez del ser humano por obtener más y más capital, expone a los nocivos efectos de la manipulación a un segmento considerablemente grande de la población que paulatinamente ve deprimirse su economía y crecer la fortuna del otro segmento poseedor de dinero que se ha convertido en capitalista.
Marx llegó a las siguientes definiciones: “Capital es dinero, capital es mercancía.” Pero, lamentablemente, a esas conclusiones llegaron también muchos otros seres humanos. Y esto ha sido la causa de que en los más disímiles e inimaginables puntos del globo terráqueo, segmentos de la población accionan convirtiendo el dinero en dinero progresivo.
En este punto aparecen dos variables que Marx no consideró:
En este sentido, para las fórmulas clásicas que Marx propone, desde una perspectiva sociopsicológica es válido incorporar a las formas de circulación de mercancía y dinero las variables que abren y cierran el ciclo: acción humana e impacto en la personalidad de los individuos, quedando de la siguiente manera: AH-M-D-M-I (acción humana-mercancía-dinero-mercancía-impacto), AH-D-M-D-I (acción humana-dinero-mercancía-dinero- impacto).
De esta manera se podrá comprender la dinámica que caracteriza los tiempos postmarxistas en que las acciones de individuos aislados y grupos de individuos se dirigen a la apropiación progresiva de riquezas a través de otras formas no enunciadas por Marx y quizás insospechadas para él.
Marx describe otra forma directa de incremento de dinero: “D-D´(dinero-dinero incrementado), dinero que incuba dinero (…) estilo lapidario, o sea, dinero que es a la par más dinero, valor superior a su propio volumen. (…) Así lo que de un lado aparece como plusvalía, es del otro lado minusvalía” 10De aquí se infiere la siguiente conclusión: la riqueza de unos se traduce en pobreza para otros. Estos últimos reprimen sentimientos de hostilidad y remordimientos por dos cuestiones:
En esta última forma propuesta por Marx es válido también incorporar las variables acción humana e impacto en la personalidad del individuo: A-D-D´-I (acción humana-dinero-dinero incrementado-impacto).
En este orden de análisis, es posible comprender que estas formas directas de circulación de mercancía y dinero, en cuya génesis se encuentra la acción humana dirigida a la apropiación progresiva de riquezas, a niveles micro, meso, macro y megasocial genera actos de violencia, situaciones sociales conflictivas y conflictos sociales.
Bibliografía consultada
1 http://es.wikipedia.org/wiki/Dinero
2 http://html.rincondelvago.com/historia-del-dinero.html
3 Carlos Marx. El capital. Tomo I. Editorial Ciencias Sociales. Cuba. 1981. pp 110.
4 El subrayado es del autor
5 Carlos Marx. El capital. Tomo I. Editorial Ciencias Sociales. Cuba. 1981. Pp 114
6 Ibidem. Pp 127
7 Citado por Carlos Marx en El Capital. Pp 127. Aristóteles. De República. Libro I, Cap. 10. P 34.
8 Ibidem. Pp. 111
9 Ibidem. Pp. 115
10 Carlos Marx. El capital. Pp 118