Eyedelkis Medina García (CV)
eyedelkism@fcs.cug.co.cu
Yenis Sánchez Matos (CV)
ysánchez@cug.co.cu
William del Rey (CV)
ydelrey@cug.co.cu
Yenlys Naung
Universidad de Guantánamo
RESUMEN
El arte, por su forma y contenido, constituye un medio idóneo para reflejar elementos culturales con los que las masas se identifican.
La bibliografía que contiene estudios teórico-metodológicos pertinentes para una investigación sobre la relación de la identidad cultural con la obra de arte –aún cuando es rica–, se encuentra dispersa, y no está organizada por autores ni por materias, igualmente en muchos de los casos es de difícil acceso; por demás no existe un material referativo que contenga una compilación de las ideas esenciales abordadas desde distintas ciencias, oportunas para el estudio de esta temática. Todo esto dificulta la comprensión armoniosa por parte del investigador. Dicha situación justifica la realización del presente trabajo referativo titulado: La identidad cultural en la obra de arte. Aproximaciones a su estudio.
La pesquisa responde al problema de investigación: ¿Cuáles referentes teórico-metodológicos serían recurrentes para demostrar el contenido de la identidad cultural de determinado ente social en sus creaciones artísticas? Y pretende de manera general identificar las posiciones teórico –metodológicas en diferentes ciencias, que evidencian una relación entre la identidad cultural y el arte; y, específicamente, compendiar los presupuestos teórico–metodológicos de las ciencias afines al arte, y con estos corroborar el reflejo de la identidad cultural en la obra de arte.
Mediante esta investigación se encontraron premisas en diferentes ciencias afines al arte, que permiten afirmar que la identidad cultural de determinado ente social encuentra su reflejo en sus creaciones artísticas.
Palabras clave: Cultura, Identidad cultural, Arte, Sociedad
La identidad cultural, está siempre en recreo y enriquecimiento por influencias que pueden venir de muchas fuentes, entre ellas el arte, con su carácter social, en tanto síntesis, conocimiento, descubrimiento, y revelación de los aspectos esenciales de la realidad, que se transmiten en forma de imágenes artísticas.
El arte cumple las funciones de comunicar, educar y formar valores, donde el hombre puede adquirir visiones, concepciones y conocimientos relacionados con su arraigo cultural y su identidad, que permiten la conservación de elementos socioculturales necesarios para compartir un mismo espacio cultural y de pertenencia. Visto que toda producción artística es, por su contenido, popular, atractiva, estética y seductora de grandes multitudes, entonces deviene importante medio para el conocimiento y reflejo de la identidad cultural de toda región.
Como una necesidad psíquico-social y estética, la obra de arte, expresión genuina de la especie humana, ha sido una equilibrante y reguladora operación a través de la cual el artista penetra en el mundo, lo transforma y somete a una constante superación. En ella queda materializada su actividad transformadora, su ideología, sus puntos de vista, y su conocimiento cultural.
La vinculación, en la vida cotidiana, del creador, su obra y el público, eleva considerablemente su afectividad en la formación de la conciencia de identidad cultural en la población.
El tema de la presente investigación resulta de interés en la etapa histórica que se está viviendo, donde la globalización cultural se muestra como una real amenaza y desafío a las culturas e identidades nacionales de los pueblos.
Numerosos especialistas han abordado la problemática de esta investigación desde diferentes aristas, aportando presupuestos teóricos de significativo valor.
Antonio Banfi, desde “Filosofía del arte” (1967), considera que la estructura social brinda al artista las condiciones determinantes de la creación artística.
Arnold Hauser mediante “Fundamentos de la Sociología del arte” (1975), sostiene que a pesar de cuanta fantasía y extravagancia entran por sus puertas, el arte está tan indisolublemente ligado a la realidad como la ciencia, si bien de otro modo; sus creaciones se apoyan siempre sobre los cimientos de la realidad, aunque a veces sigan un plan extraño a la misma.
Por otra parte, A. Egórov en su libro “Problemas de la estética” (1978), plantea que el artista representa la vida en forma de imágenes artísticas, expresando en ellas las opiniones sociales y estéticas de una determinada sociedad o clase.
Mientras que Vigotski en “Psicología del arte” (1987), se refiere a que los propios sentimientos que despierta la obra de arte son sentimientos socialmente determinados.
Las formulaciones teóricas de estos autores resultan de gran interés, puesto que se consideran punto de partida para una investigación que tenga que ver con la relación entre el arte y la identidad cultural de agregados sociales.
No obstante, la bibliografía que contiene estudios teórico-metodológicos pertinentes para una investigación de este tipo, –aún cuando es rica–, se encuentra dispersa y no está organizada por autores ni por materias, igualmente muchas veces es de difícil acceso; por demás, no existe un material referativo que contenga una compilación de las ideas esenciales abordadas desde distintas ciencias, oportunas para el estudio de esta temática. Todo esto, indiscutiblemente, dificulta la comprensión armoniosa y coherente por parte del investigador, de los aspectos teóricos contenidos en numerosas disciplinas que guardan relación respecto al asunto. Dicha situación inspira a la aspirante a la formulación del siguiente problema de investigación: ¿Cuáles referentes teórico–metodológicos serían recurrentes para demostrar el contenido de la identidad cultural de determinado ente social en sus creaciones artísticas?
Objetivo general: Identificar las posiciones teórico–metodológicas en diferentes ciencias, que evidencian una relación entre la identidad cultural y la obra de arte.
Objetivo específico:
Idea a defender:
El carácter de la pesquisa sugiere la utilización preponderante de métodos de corte teórico, en aras de hacer aflorar las publicaciones alusivas al tema. Por las pretensiones del trabajo, éste se declara descriptivo; y se adopta preferentemente una metodología de carácter cualitativo con enfoque fenomenológico.
En el presente trabajo se utilizaron los siguientes métodos de investigación.
Del nivel teórico:
Las técnicas que se emplearon fueron:
Se considera que el tema tratado en este trabajo, tiene gran significación tanto teórica como práctica, ya que se hacen inferencias sobre el contenido de la identidad cultural en el arte, sobre la base de la aplicación estricta del concurso de las ciencias. Asimismo, con este trabajo se logra poner a disposición de investigadores, profesores, estudiantes, y otras personas involucradas con el tema, un material actualizado y útil para la profundización y el estudio de la temática tratada.
La presente investigación se limitará a un capítulo titulado El condicionamiento y contenido social del arte: Reflexiones desde las ciencias, que evidencian una relación entre la identidad cultural y la obra de arte. Aquí se analizan los planteamientos sobre el contenido y el condicionamiento social del arte, desde las ciencias Sociología del arte, Historia del Arte, Psicología del Arte, Filosofía del arte, y la Estética.
DESARROLLO
Epígrafe 1.1 El condicionamiento y contenido social del arte: Reflexiones desde las ciencias, que evidencian una relación entre la identidad cultural y la obra de arte.
Numerosas ciencias han abordado el problema del condicionamiento y contenido social del arte bajo ángulos diferentes y por vías diversas. El problema de la relación entre el arte y la vida social ha desempeñado siempre un papel muy importante en todas las literaturas que han alcanzado cierto grado de desarrollo. Un programa algo completo de lecturas debe, pues, explorar en varias direcciones y abarcar tendencias diversas y hasta opuestas; de ahí que las sugerencias que aquí se hacen no se limiten a una sola escuela de pensamiento. De otro lado, se indican estudios de lectura relativamente fácil junto a investigaciones más difíciles, pensando en lectores con grados diferentes de preparación.
Habida cuenta de estas consideraciones, se recurre a los referentes teórico–metodológicos de las ciencias afines al arte, para mostrar un arsenal previo de conceptualizaciones y de ideas sugerentes para una investigación que tenga que ver con el reflejo de la identidad cultural en la obra de arte.
1.1.1. El punto de vista de la Sociología del arte.
La Sociología del arte es una disciplina de las ciencias sociales que estudia el arte desde un planteamiento metodológico basado en la Sociología. Su objeto es el arte como producto de la sociedad humana, y analiza los diversos componentes sociales que concurren en la génesis y difusión de la obra artística. La Sociología del arte es una ciencia multidisciplinar, recurriendo para sus análisis a diversas disciplinas como la Cultura, la Política, la Economía, la Antropología, la Lingüística, la Filosofía, y demás ciencias sociales que influyen en el devenir de la sociedad. Entre los diversos objetos de estudio de la Sociología del arte se encuentran varios factores que intervienen desde un punto de vista social en la creación artística, desde aspectos más genéricos como la situación social del artista o la estructura sociocultural del público, hasta más específicos como la comercialización del arte. Son muchos los autores que se han encargado de demostrar el condicionamiento y contenido social del arte, desde esta ciencia.
El libro “Sociología del arte”, escrito por el historiador de arte Arnold Hauser, destaca el contenido social del arte, dando lugar a un enriquecimiento de la bibliografía relacionada con la Historia del Arte y el análisis del mismo en el pasado. Estructurado en dos partes independientes entre sí, la primera es una presentación de la disciplina con sus contenidos y enfoques. La segunda parte contiene una amplia gama de temas y propuestas en pintura, escultura y arquitectura, en un recorrido por diferentes culturas y lenguajes. El arte, en su relación indirecta de tipo estructural con la sociedad, y dentro de su relativa autonomía, refuerza o critica una situación social. Exposición que, unida a la de los efectos sociales que condicionan el arte, antecede al análisis de las condiciones sociológicas de la existencia de las obras y sus efectos en el siglo XX.
La segunda parte del libro de Hauser estudia la influencia de algunas condiciones sociales y menciona, entre otras, la política, las formas de cultura, los sectores sociales. Este estudio, marcado por la relación numerosa de autores, escuelas y ejemplos, da al lector la posibilidad de familiarizarse con los artistas y sus obras; y, como novedad, se dedica una sección a los temas de la falsificación y destrucción de obras de arte.
También Hauser, en su libro “Fundamentos de la sociología del arte”, sostiene que todo arte está condicionado histórica y socialmente. Plantea que el arte constituye el sustrato del comportamiento estético normativo sólo cuando está en conexión con la totalidad de la vida concreta, práctica e indivisible, cuando se convierte en el vehículo de la expresión y en el medio de la intuición del ‛hombre completo’, cuando consigue encerar dentro de sí la suma de experiencias derivadas de la práctica existencial e incorporarla a las formas homogéneas de sus representaciones.
El fenómeno estético en su sentido propio es la vivencia plena que el hombre completo obtiene de la totalidad de la vida; es el proceso dinámico en el que el sujeto creador o el receptor se identifican con el mundo, con la vida real y vivida; y no es la obra de arte real objetiva, cosificada, desprendida del sujeto. La obra de arte en sí, el producto artístico como creación, cerrada y armónica, representa, en realidad, una interrupción del proceso estético vivo, interrupción que se produce inevitablemente en cuanto a la conexión artística entre idea y valor se le arrebata el fundamento objetivo de la vivencia y se prescinde de la función que ésta está destinada a cumplir en la vida de los hombres.
El arte refleja la realidad del modo más perfecto, vivo y penetrante mientras persevera en sus rasgos más patentes; en cuanto renuncia a estos, sus representaciones pierden la fuerza evocadora de efecto inmediato.
Hauser sostiene que a pesar de cuanta fantasía y extravagancia entran por sus puertas, el arte está tan indisolublemente ligado a al realidad como la ciencia, si bien de otro modo; sus creaciones se apoyan siempre sobre los cimientos de la realidad, aunque a veces sigan un plan extraño a la misma.
Por otra parte, las más antiguas creaciones del arte que se conocen, las pinturas de las cuevas de la remota edad de piedra, constituyen el arquetipo y muestrario de la actividad artística: representan los medios de una práctica, que servía para procurar el sustrato cotidiano, y proceden de cazadores primitivos, que vivían en un mundo de puros intereses prácticos y tenían que acomodarse a unas circunstancias en las que la obtención de alimentos exigía todos sus esfuerzos.
Arnold Hauser sostiene que el impulso artístico, se manifiesta según la medida de las necesidades sociales y se expresa en formas que responden a esas necesidades. No hay espontaneidad que, sin relación con el medio social interhumano, sin cometido o efecto esperado, conduzca a la producción de obras de arte; pero, sin impulso artístico, y sin capacidad creadora, tampoco hay motivo eterno, ocasión o necesidad que haga aparecer obras de arte, estilos o corrientes estéticas. El interés subjetivo de la creación artística, la voluntad y capacidad de expresión, no se pueden separar de las condiciones sociales ni tampoco se pueden deducir de ellas.1
Arnold deja entender que el individuo y la sociedad son inseparables, tanto histórica como sistemáticamente. La sociedad se compone de individuos y éstos son sus únicos representantes, al igual que sólo puede haber individuos dentro de una sociedad.
Los artistas, como los demás hombres, son seres sociales, productores y productos de la sociedad, esto es, que ni son completamente independientes o autónomos, ni tampoco de antemano desarraigados y enajenados. Un artista se convierte en tal en el curso del enfrentamiento con la tarea condicionada histórica y socialmente que busca interpretar y resolver a su modo.
En el libro “El arte desde el punto de vista de la Sociología”, Guyau se refiere a que la emoción artística, es, pues, en definitiva la emoción social que hace sentir una vida análoga a la del hombre y aproximada a la del hombre por el artista: Al placer directo de las sensaciones agradables(sensación del ritmo, de los sonidos o de la armonía de los colores), se une todo el placer que se obtiene del estímulo simpático de la vida en la sociedad de los seres imaginarios evocados por el artista.
Este autor deja entender que el arte es una extensión, por el sentimiento, de la sociedad a todos los seres de la naturaleza, y hasta a los seres concebidos como sobrepujando a la naturaleza, y hasta a los seres ficticios creados por la imaginación humana. La emoción artística es, esencialmente social; tiene por resultado ensanchar la vida individual haciéndola confundirse con una vida más amplia y universal. El fin más elevado del arte es producir una emoción estética de carácter social. El artista, representa una condensación de la realidad.
J. Plejanov, es autor del libro “Cartas sin dirección. El arte y la vida social”. En este libro se investiga el problema del surgimiento y desarrollo del arte en las esferas iniciales de la sociedad humana. El análisis de numerosos datos concretos referentes a los períodos iniciales de desarrollo de la humanidad le permite al autor llegar a la conclusión de que en la sociedad primitiva el arte dependía directamente de la economía, y que la fuente primaria de las necesidades espirituales de los hombres (comprendidas las estéticas) radica en las condiciones materiales de vida. Además, Plejanov examina los problemas, el lugar y el papel del arte en la sociedad y la relación que guarda con el movimiento de liberación; el realismo, como el método artístico más fecundo. Hace una crítica circunstanciada a la teoría del “arte por el arte” y le contrapone la misión social del arte. Mediante estas ideas se evidencia el carácter social del arte.
Por su parte Álvarez y Ramos en su libro “Circunvalar el arte”, sugieren que la investigación cultural sobre un grupo social puede aportar conocimientos importantes, válidos, en determinada medida para el conjunto de la sociedad, lo que es posible porque la relación entre sociedad, grupo e individuo se muestra como una relación dialéctica, es decir, como una relación en que los elementos se influyen mutuamente.
Plantean que la cultura se transmite en la medida en que los sujetos de una sociedad y la sociedad misma se la apropian de manera creativa, remodelándola de manera constante y como una esencial tarea colectiva e individual; y que una característica de la cultura es su profunda, continua y dialéctica evaluación. Pues no se trata, en general, de un fenómeno estático (a pesar de la importancia que en ella tiene la conservación de valores), sino un proceso sujeto, permanentemente, a transformaciones. Con relación a esto, los autores plantean que el artista trabaja, en general, en términos de mensajes y enunciados y de algún modo, puede decirse que moviliza una “lengua”, un sistema codificante, sobre el cual puede ejercer o no transformaciones sustanciales.
Los autores señalados consideran la visión de la obra de arte como “ente sistematizado, es decir, cargado de significado, que la subraya como factor semiológico, es decir, de comunicación. Sin embargo, el arte no es sólo una realidad objetiva, sino es un proceso configurante de la realidad y se crea en esa conexión con un mundo a la vez objetivo y subjetivo.” 2
Según Fulvio Fernández M., el libro “Pintura y sociedad” (1951), que más tarde se reestructuraría en “Sociología del arte” (1970), del sociólogo Pierre Francastel, estudia un aspecto particular del vasto campo de las relaciones entre el arte y la sociedad. El autor del libro toma como punto de partida un análisis de la pintura italiana del Quattrocento 3 y demuestra la imposibilidad de comprenderla cuando se erige en principio, el valor objetivo y permanente de una determinada figuración perspectiva del espacio. Este autor fue partidario de la especificidad del lenguaje plástico, del análisis de las creaciones más que del contexto social, por lo que su posición estaba entre la sociología del arte y la historia social del arte. Francastel, inspirándose en la obra del gran historiador alemán Erwin Panofsky, constituye uno de los intentos más ambiciosos y coherentes por elaborar una sociología del arte digna de ese nombre -y capaz de reivindicar un carácter científico-, ya que considera las obras de arte como el producto de una actividad problemática. Este sociólogo describe la sociología del arte como “uno de los instrumentos mediante los cuales se trata de conocer mejor las necesidades de la sociedad. Se considera que el artista traduce, mediante su lenguaje particular, una visión del mundo común de la totalidad de la sociedad en que vive. Es únicamente en términos de necesidades y difusión como se aborda el estudio de la obra de arte”4
Además, para este autor, el estudio de un cuadro debe abordarse desde dos planos:
“(...) el de la cultura general de una época y el de la capacidad artística del creador, tan raras veces capaz de engendrar un esquema original de pensamiento (…) He aquí (…) la necesidad de considerar los sistemas de comunicación como esquemas inventados en función de una conducta humana de carácter temporal y momentáneo, pero originada en un medio histórico dado (...)” 5
Para lograr esta aproximación, es necesario incluir en el proceso de conocimiento desde la investigación sobre las técnicas que el artista utilizó para su realización, hasta el descubrimiento y comprensión del conjunto de puntos de vista que, sobre el hombre y el mundo, el pintor trata de plasmar en su creación.
En su Sociología del arte, desarrolla una visión de largo alcance sobre el surgimiento en el Renacimiento de un nuevo espacio pictórico caracterizado por el redescubrimiento de la perspectiva euclidiana (geométrica) en virtud de la cual el cuadro es identificado con una ventana a través de la que el público puede ver un nuevo mundo, un mundo unitario que rompe de raíz con las separaciones medievales. Además, explica cómo el nuevo modelo evoluciona lentamente al tiempo que lo hace la propia sociedad hasta que emerge un periodo de transición en el que la idea espacial que surgió en el Quattrocento es progresivamente redefinida hasta acabar con ella definitivamente dando lugar a una nueva concepción plástica.
Para Francastel, el arte no sólo es un puro placer estético, sino una producción social en una estrecha relación con su ambiente político, religioso y científico.
El arte se relaciona con la sociedad en cuanto la observa, analiza y construye para ella unos lenguajes que la muestran en sus aspectos constitutivos relevantes incorporando en este quehacer necesidades funcionales. El trabajo de los artistas en suma ha construido formaciones colectivas e individuales que con el correr del tiempo, la información y opciones culturales han trasuntado en obras artísticas. La relación arte y sociedad, viene dada desde el principio de la vida. El medio ambiente, el entorno, y contenedores de la existencia dotan al arte de significados, pero también construyen herramientas, estructuras y eventos que se establecen como relevantes para los grupos humanos presentes, del mismo modo que los seres humanos en comunidad, generan una pertenencia y representatividades. La sociedad con estas cargas y distribuciones de roles, que muchas veces determinan a los géneros, construye formas de representación a lo largo de la historia, mostrando la evolución de la misma, posibilitando el observar las identidades que habitan geografías, influenciando a las estéticas y otras manifestaciones que siguen y continúan con una gran carga espiritual, en las identidades personales y colectivas.
La corporalidad acoge y desplaza a estas identidades y surge en los grupos, casi sin exclusión, la necesidad de diferenciarse, para lo cual, los símbolos, colores, diseños y adornos significativos juegan un rol relevante. En casos notables guardan una profunda relación con el entorno, propenden a reunificarse con el medio que los rodea. Dicho proceso origina una parte de la identidad cultural, que estaría constituida por un desarrollo más complejo de la existencia, planteamientos filosóficos y psicológicos.
1.1.2 El punto de vista de la Historia del Arte.
La Historia del Arte procura un examen objetivo del arte a través de la historia, clasificando culturas, estableciendo periodizaciones y observando sus características distintivas e influencias.
Desde el ámbito social, esta ciencia se ocupa de estudiar el medio o contexto social, político y económico donde se desarrolla una obra. Intenta explicar la obra de arte y la acción del artista en función del contexto y se interesa pues en contratos, mentalidades y condicionantes en la obra de arte. En esta línea ha tenido muchos teóricos, donde se destaca Arnold Hauser.
La “Historia Social de la Literatura y el Arte”, de 1951, es la obra más conocida y de mayor difusión de Hauser. Abarca desde la Prehistoria hasta el siglo XX combinando una prosa atractiva y de fácil lectura con vinculaciones sociológicas a veces un tanto forzadas. Es necesario leer la obra con atención, en ciertos casos, el autor comete el error de elegir arbitrariamente sus ejemplos de obras y artistas para que encajen en su teoría. Su análisis no parte de las obras para luego elaborar una teoría en base a sus conclusiones, sino que presupone condicionantes sociológicos que provocan la aparición de un determinado tipo de arte. En este libro, Hauser estudia el pasado como medio de comprender el presente. En general, el autor considera que el arte, a partir del Paleolítico, y hasta el arte moderno, es considerado como el florecimiento siempre imprevisible, pero condicionado por el ambiente y una complicada combinación de premisas económicas y sociales.
Por su parte, Hans Sedlmayr, en su libro “El arte descentrado”, se refiere a que en teoría, ya ha sido reconocida la posibilidad de utilizar el arte como instrumento para ahondar en la interpretación de una época. Señala que en 1939, René Huyghe formuló con toda claridad este principio:
“El arte es para la Historia lo que, desde el punto de vista del psiquiatra, es el sueño (del hombre individual) (…) Para muchos, el arte no es más que una diversión al margen de la vida real. No se dan cuenta de que muerde en el mismo corazón de la vida y pone de manifiesto sus secretos no intuidos; de que constituye la confesión más directa y franca, por ser la menos premeditada. En el arte aparece sin máscara alguna el alma de una época; ésta se busca a sí misma gracias al arte, revelando los prejuicios, la sensibilidad y las obsesiones de las gentes.”6
El autor de este libro se refiere a que el tema artístico está muchas veces dictado por la sociedad que lo financia. Por ejemplo: El arte y la arquitectura de Egipto, dominado por el Estado y las concepciones religiosas, utilizaban como motivos la glorificación del faraón y la vida después de la muerte. En la piadosa Europa medieval, la mayor parte de las artes visuales y el teatro trataban temas cristianos. En el siglo XX en los países totalitarios el arte oficialmente reconocido había de estar al servicio del Estado.
1.1.3 El punto de vista de la Psicología del Arte.
La Psicología del Arte es el ámbito psicológico que estudia los fenómenos de la creación y la apreciación artística desde una perspectiva psicológica.
En su libro “Psicología del Arte”, Vigotski dedica una parte de éste a la crítica de los puntos de vista unilaterales acerca de la especificidad de la función humana y social del arte. Este autor se muestra contrario a reducir el arte a su función propiamente cognoscitiva, gnoseológica. El análisis de la estructura de la obra de arte representa el principal contenido de la Psicología del Arte de Vigotski, y para ello no se abstrae del contenido, sino que lo penetra. El objeto principal del libro son las obras literarias, pero siempre enfatiza en el contenido y condicionamiento social del arte en general.
Este autor plantea que “los propios sentimientos que despierta la obra de arte son sentimientos socialmente determinados. La pintura egipcia confirma perfectamente lo dicho. En ella la forma (la estilización de la figura humana) realiza evidentemente la función de comunicar el sentimiento social, del que el propio objeto representado carece y que el arte se lo transmite.” 7
Vigotsky además, dice que no existe ninguna diferencia entre la psicología individual y la psicología social, ya que todo proceso superior en el hombre individual es al mismo tiempo, y desde el principio, un proceso social. No conviene confundir, por tanto, la psicología social con la psicología colectiva.
Este autor sostiene por otra parte que el arte tiene un carácter social, y el hecho de que su acción se efectúe en un individuo aislado no significa que su esencia y raíces sean individuales. El arte representa una técnica social del sentimiento, un instrumento de la sociedad, mediante el cual incorpora a la vida social los aspectos más íntimos y personales del ser.
Puesto que surge de la realidad y va dirigido a ella, el arte estará íntimamente determinado por la estructura fundamental que adquiera la vida.
Por lo general los psicólogos han tratado de explicar lo que conlleva las capacidades artísticas a través del reflejo de las características internas del individuo, como por ejemplo el talento. Sin embargo, para los sociólogos de lo artístico son los apoyos y las limitaciones institucionales que se dan en la producción cultural, las que determinarían estas capacidades artísticas. Pero, en lo que sí están de acuerdo tanto psicólogos como sociólogos es en la importancia de los elementos sociales que influyen en la determinación de reconocer o no tanto el trabajo como al artista.
1.1.4 El punto de vista de la Filosofía del Arte.
La Filosofía del arte es una parte de la filosofía que se ocupa fundamentalmente del problema del arte, así como también del problema estético, el cual es abordado por la Estética.
En “Filosofía del arte”, Antonio Banfi sostiene que la situación social determina en grado sumo la articulación de la artisticidad [sic] en las diversas artes y en los diversos géneros, en las diversas formas en cuanto estos no son simples esquemas clasificadores y referencias críticas tradicionales sin direcciones de la transfiguración artística en su función humana concreta.
Este autor le considera importancia a la acción que ejerce la vida social sobre el sujeto artístico. En efecto la función social del arte se refleja sobre la posición social del artista, ya sea en general en cuanto tal, ya sea en especial, según el arte específico que ejerce. De la posición social depende en gran parte la conciencia que tiene de sí el artista. La estructura social brinda al artista las condiciones determinantes de la creación artística.
Es válido destacar que Banfi afirma que:
“Cada grupo social acentúa un horizonte propio de sensibilidad y un propio sistema de significados sensibles, correspondientes a su modo de vida, a su trabajo, a las formas de atención y de observación de la sensibilidad que convienen a su carácter y a su posición. No cabe duda de que cada sociedad, y con frecuencia cada estrato social, tienen no solo una atmósfera espacial y temporal, sino también una atmósfera pictórica y sonora. El arte da a todas las formas de la vida humana un sello si no de eternidad, al menos de vitalidad ideal que penetra y reaviva sus estructuras sociales.” 8
Es importante saber, a través de las ideas de este autor, que aún cuando los artistas puedan ser genios únicos movidos por unas energías creativas propias, también son en gran parte un producto de la sociedad en la que viven. Los recursos físicos de la sociedad en que vive el artista condicionan el medio con el que trabaja. El medio que utiliza un artista condiciona el estilo de su trabajo.
1.1.5 El punto de vista de la Estética.
La Estética aborda el difícil problema de la belleza y de su relación con los objetos artísticos y de éstos con la naturaleza y el hombre.
El libro “Problemas de la Estética” de A Egórov, se basa en discernir y esclarecer las leyes a que obedecen el desarrollo estético y artístico, guiado por los principios marxista–leninistas del análisis de los fenómenos estéticos. Estos principios impregnan todo el libro desde el comienzo hasta el fin, concretándose según el carácter de la materia tratada y de las cuestiones que se estudien. La intención del autor es dar una explicación teórica de la esencia de los fenómenos estéticos.
A. Egórov destaca que en los trabajos realizados por Vladimir Ilich Lenin se pone de relieve en sus diferentes aspectos, las leyes a que se subordinan todas las formas de la conciencia social y entre ellas el arte; que en su obra “Materialismo y Empirocriticismo” Lenin demostró que el origen de las imágenes artísticas hay que buscarlo en la realidad viva; que las sensaciones humanas y las imágenes artísticas son el reflejo de las cosas, de los fenómenos y acontecimientos del mundo objetivo. Por consiguiente, la objetividad de las imágenes artísticas no reside en que el arte las de por realidad, sino en que encierran algo vital, objetivo.
Las tesis de Lenin sobre la correlación del objeto y el sujeto en el proceso de conocimiento de la realidad dan la clave para comprender el reflejo artístico. Aquí Lenin deja entender que la creación artística no se puede marginar de la vida; que el papel transformador del arte en la sociedad viene condicionado por su capacidad de reflejar verazmente la realidad; que la imagen artística no es reflejo inherente especulativo ni contemplativo pasivo de los fenómenos de la vida.
El arte, sirviéndose de la diversidad de medios y procedimientos de crear imágenes artísticas, descubre la esencia de los acontecimientos, fenómenos y caracteres representados, conservando al sistematizarlos la riqueza de rasgos individuales del objeto. El arte ha de comprenderse en su desarrollo, como reflejo del mundo objetivo y producto específico de las relaciones sociales, de las necesidades candentes de la sociedad en su dinámica histórica; que admitiendo la existencia de leyes objetivas de la creación artística y la vinculación del artista a las condiciones de la vida social, se puede valorar correctamente la importancia de su personalidad en el progreso artístico de la humanidad.9
Se estima que el arte es siempre síntesis, conocimiento, descubrimiento, y revelación de los aspectos esenciales de la realidad en forma de imágenes artísticas. Desde tiempos remotos, estas formas presentan diversos grados de generalización; unas muestran la realidad, sus relaciones esenciales con lo concreto, inmediato, cotidiano y empírico, y otras lo expresan en formas generalizadas al máximo, a través de la cual los rasgos de la realidad corriente, empírica, se traslucen débilmente.
La Historia del Arte prueba de manera irrefutable que la auténtica innovación empieza allí donde el artista descubre nuevas facetas en los fenómenos de la realidad en la vida del pueblo; allí donde representa verazmente y con claridad los aspectos esenciales y las principales tendencias de la vida.
El autor antes mencionado, se refiere que al describir los caracteres y fenómenos concretos de la vida, el arte presenta un cuadro acabado de la realidad en imágenes artísticas, influyendo en todos los aspectos de la vida espiritual de los hombres. Lo determinante en el arte es el contenido ideológico, la verdad artística que refleja la verdad de la vida. En función de esto, las obras de arte comportan un carácter histórico. Describen la vida de los hombres y revelan su conciencia en cada época, aunque, por regla general, rebasan por su importancia los límites de esa época si presentan un gran valor ideológico y artístico.
A. Egórov plantea además, que las leyes del arte no pueden comprenderse al margen de la historia, pues no se dan al hombre en la “contemplación viva” directa. Sólo se pueden descubrir en el curso de la creación artística y ser comprendidas e interpretadas como suma y deducción de la historia de la sociedad en la que el arte es parte integrante de la cultura humana.
Además aclara que el artista representa la vida en forma de imágenes artísticas, expresando en ellas las opiniones sociales y estéticas de una determinada sociedad o clase, y que la misión específica del arte es formar el alma humana mediante la representación de la vida en forma de imágenes artísticas, a la luz de determinados ideales ético-estéticos, satisfaciendo y desarrollando las necesidades estéticas y los gustos artísticos de los hombres.
A. Egórov sostiene que:
“el arte de cada nación lleva implícitos sus rasgos propios, sin que eso signifique que entre las naciones no haya nada de común. En la creación artística de los distintos pueblos se reflejan las particularidades de su desarrollo histórico, de su vida social, sus costumbres, así como el medio geográfico, la naturaleza que lo rodea (…) El artista describe el medio geográfico no simplemente como realidad objetiva; no reproduce la naturaleza en general, sino lo que es cercano y entrañable al pueblo.” 10
A partir de las ideas antes expuestas, es importante señalar que el arte nace siempre de las condiciones históricas concretas de la vida del pueblo. Siendo por naturaleza uno de los medios de conocer y transformar la realidad, refleja los pensamientos afanes del pueblo, su mentalidad y condiciones de vida.
Por otro lado el libro “Fundamentos de la Estética” de A. Zis, trata el fundamento del análisis filosófico teórico, es decir, estético, de los aspectos más esenciales del arte como proceso de creación y de las propias obras de arte. Este autor procura hablar del arte de manera que todo se centre en le artista, en lo singular de su personalidad y en las peculiaridades de su obra, sin eludir, por ello, el análisis crítico de determinadas manifestaciones artísticas. Sin embargo, la interpretación teórica de materiales concretos en este libro no tiende a relevar lo específico de las ramas del arte por separado, sino, por el contrario, a explicar las leyes generales que rigen la creación artística y a expresar dichas leyes, en categorías de la Estética como ciencia. Por tal razón, el autor trata de combinar las síntesis teóricas de carácter estético general con un examen concreto más localizado, que sirve de base a dichas síntesis. Las ideas abordadas en el libro ayudan no sólo a asimilar los problemas básicos de la Estética marxista, sino también –en cierta medida–, a formar un criterio marxista para el análisis de la valoración de las múltiples manifestaciones de la actividad estética.
Apoyándose en la teoría leninista del reflejo y en la interpretación materialista de la Historia, la Estética marxista-leninista entiende el arte como una forma de la conciencia social y de la compresión práctica y espiritual del mundo. Sus importantes tesis han sido producto del análisis materialista dialéctico del arte, particularmente de su esencia social.
Los clásicos del marxismo-leninismo veían en el arte una forma de interpretación estética de la realidad, considerando que todo arte, en cualquier circunstancia, es siempre un reflejo de la realidad aunque el propio reflejo puede ser veraz o falso atendiendo a las diferencias del contenido y a las vías del reflejo de la vida en el arte realista y en el arte antirealista.
El marxismo ofrece una interpretación consecuentemente materialista del arte, mostrando que su desarrollo viene determinado en fin de cuentas por las condiciones materiales de la vida social. El descubrimiento de las leyes objetivas de la sociedad permitió discernir la vinculación del arte al régimen económico, la política y otros fenómenos sociales y determinar su misión y lugar en la vida social. Cuando responde a la cuestión del lugar que ocupa y de las funciones que desempeña el arte, el marxismo–leninismo parte de que es un fenómeno social.11
El autor plantea que lo característico del arte es la integridad de la reproducción de la existencia humana; el arte representa a los hombres en el conjunto de sus relaciones y de los diversos aspectos de la vida, en las más distintas esferas de su actividad.
Está claro que el arte no se interesa simplemente por la esencia del fenómeno social, sino por el descubrimiento de ésta esencia en cuadros concretos de la vida, en caracteres concretos, distintivos de personalidad humana en el medio social en que ésta vive.
Adolfo Sánchez Vásquez, autor del libro “Las ideas estéticas de Marx”, plantea en éste que arte y sociedad no pueden ignorarse porque el arte mismo es un fenómeno social. Lo es, primero porque el artista por originaria que sea su experiencia vital, es un ser social; segundo, porque su obra por honda que sea la huella que deje en ella la experiencia originaria de su creador y por singular e irrepetible que sea su plasmación, su objetivación en ella es siempre un puente, un lazo de unión entre el creador y otros miembros de la sociedad; tercero, porque la obra afecta a los demás, contribuye a elevar o desvalorizar en ellos ciertos fines, ideas o valores; o sea, es una fuerza social que con su carga emocional o ideológica, sacude o conmueve a los otros.
Nadie sigue siendo exactamente como era después de haber sido sacudido por una verdadera obra de arte.
Así pues, arte y sociedad se implican necesariamente. Ningún arte ha sido impermeable a la influencia social ni ha dejado a su vez, de influir en la propia sociedad. Ninguna sociedad ha renunciado a tener su propio arte y en consecuencia, a influir en él. El arte es tan viejo como el hombre, vale decir, como la sociedad. 12
En fin, el hombre dispone de bastantes medios para conocer la cultura de los diversos pueblos: la lectura, los viajes, las relaciones personales, y los datos que suministran la ciencia. Pero difícilmente se puede encontrar un medio más asequible que el arte, pues independientemente de lo que representa, se centra en el hombre, en su vida, sentimientos, ideas y aspiraciones, en su actitud hacia la realidad circundante. Y conociendo las obras de arte, de un modo u otro se entra en la vida del pueblo, y se conoce sus costumbres y la mentalidad de las gentes.
El arte, además del disfrute estético que proporciona, le sirve al hombre como vehículo para la representación y recreación de la realidad. Los aspectos expresivos y proyectivos presentes en las producciones artísticas, posibilitan y abren el camino para el conocimiento del ser.
Hay que tener en cuenta, como ya se ha señalado anteriormente, que la relación entre arte y sociedad es recíproca. De esta manera, se puede entender la relación entre el arte y la sociedad como dinámica, compleja y variable, tanto social como históricamente, pudiéndose considerar aquél como un reflejo de la sociedad.
Todas las premisas teórico-metodológicas derivadas de las ciencias antes abordadas, conducen a concebir la relación que existe entre la identidad cultural de un grupo social determinado y su producción artística. Encontrando la identidad cultural su reflejo en esta última.
A lo largo de este trabajo, se desarrollaron las principales ideas desde las ciencias Sociología del arte, Historia del Arte, Psicología del Arte, Filosofía del arte y la Estética con relación al contenido y al condicionamiento social del arte, donde se encontraron premisas que permiten afirmar que la identidad cultural de determinado ente social encuentra su reflejo en la creación artística del territorio.
Por tal razón, la investigación corroboró el contenido de la identidad cultural en la obra de arte, apoyándose en los presupuestos teóricos de autores diversos desde ciencias afines a la temática tratada.
Se recomienda:
BIBLIOGRAFÍA
Otros sitios consultados:
es.wikipedia.org
www.slideshare.net
www.cibernous.com
www.filosofia.org
campus.cva.itesm.mx
http://face.uncoma.edu.ar
www.puertolibros.com
2 Ver de Luis Álvarez Álvarez y Juan Francisco Ramos Rico: “Circunvalar el arte”. Santiago de Cuba, Ed. Oriente, 2003, p. 73.
3 El Quattrocento (palabra italiana que significa cuatrocientos, por los años pertenecientes al siglo XV, los años 1400) es uno de los períodos más importantes del panorama artístico europeo. Se sitúa a lo largo de todo el siglo XV, y es la primera fase del movimiento conocido como Renacimiento.
4 Ver de Fulvio Fernández M.: “Arte y sociedad” en www.critica.cl/html.
5 Ibid
6 Ver de Hans Sedlmayr: “El arte descentrado.” Barcelona, Ed. Labor, 1959, p. 8.
7 Ver de Liev Semionovich Vigotski: “Psicología del arte.” [s.l.], Ed. Pueblo y Educación, 1987, p. 38.
8 Ver de Antonio Banfi: “Filosofía del arte.” La Habana, Ed. Pueblo y Educación, 1967, p. 121.
9 Ver de A. Egórov: “Problemas de la Estética.” Moscú, Ed. Progreso, 1978, p.9.
10 Ver de A. Zis: “Fundamentos de la Estética marxista”.Moscú, Ed. Progreso, 1982, p. 43.
11 Ver de Adolfo Sánchez Vázquez: “Las ideas estéticas de Marx”. Ciudad de La Habana, Ed. Pueblo y Educación, 1990, p. 74.