Diosveldy Navarro Lores (CV)
diosveldy@fcs.cug.co.cu
Universidad de Guantánamo
Resumen
La naturaleza proveyó al ser humano de debilidad física, pero le compensó con privilegios de los que privó a los demás animales. Es tan débil que desde su nacimiento precisa del apoyo y de los cuidados de sus progenitores o tutores hasta una edad avanzada.
De manera concreta, la naturaleza privilegió al hombre con una inteligencia exquisita, capacidad para pensar, para pronosticar y anticiparse al futuro, para hablar, para comunicarse, cualidades de las que fueron privados los demás animales.
También le fue dada al hombre la capacidad para su libre albedrío. Esto concedió al ser humano el derecho divino para tomar decisiones, lo que a su vez dio lugar a la aparición de multiplicidad de opciones, caminos y posiciones ante determinadas cuestiones que los seres humanos, desde su diversidad, empezaron a escoger y ver desde diferentes perspectivas.
Lo anterior genera un fenómeno psicosocial negativo de magnitudes sorprendentes: en la medida en que se estudian los objetos y se logra el acercamiento paulatino al contenido de los mismos, más se alejan, se disgregan y se dispersan los colectivos humanos.
Este fenómeno potencia la triste y dolorosa división social. Y los grupos humanos divididos, son débiles y vulnerables a los subterfugios, los engaños, las artimañas, la manipulación, los manejos, etc, que tanto daño le han hecho y seguirán haciendo a la humanidad.
En este sentido, se impone la necesidad vital de reflexionar en torno a aquellas condiciones especiales con las que la naturaleza ha privilegiado al ser humano para promover su utilización prudente. Un accionar concienzudo, sensato y meticuloso en esta línea de análisis podría contribuir a mitigar, solventar, atenuar y resolver los males que aquejan al mundo de hoy, pues el hombre no tiene otra opción en el presente que la de proyectarse por construir un mundo mejor. Así, con el concurso de los privilegios que la madre naturaleza legó al hombre, o la humanidad arrasa con aquellos males que padece, o los males que padece la humanidad arrasan con ella.
Palabras claves: Comunicación, procesos directivos, situaciones sociales conflictivas, conflictos sociales, inteligencia, pensamiento, lenguaje.
Desarrollo
La naturaleza proveyó al ser humano de debilidad física, pero le compensó con privilegios de los que privó a los demás animales. Es tan débil que desde su nacimiento precisa del apoyo y de los cuidados de sus progenitores o tutores hasta una edad avanzada. Lo anterior es algo que no sucede con los demás animales. Estos, en su inmensa mayoría, desde pocos días después de su nacimiento se las agencian para gestionar su alimentación, escapar a los peligros, defenderse.
Sin embargo, al hombre le fueron dadas otras cualidades que le han permitido, a pesar de su debilidad física, dominar a los demás animales, por fuertes y peligrosos que estos sean; incluso, interaccionar con la naturaleza y hasta transformarla.
De manera concreta la madre naturaleza privilegió al hombre con una inteligencia exquisita, “(…) capacidad que tiene el ser humano para adaptarse 1 . Le dotó, además, de capacidad para pensar, para pronosticar y anticiparse al futuro, para hablar, para comunicarse: cualidades de las que fueron privados los demás animales.
También le fue dada al hombre la capacidad para su libre albedrío o “(…) libre elección, creencia de aquellas doctrinas filosóficas 2, como bien se expresa en la Santa Biblia. Poder para elegir y para tomar decisiones, a su vez dio lugar a la aparición de multiplicidad de opciones, caminos, posiciones ante determinadas cuestiones que los seres humanos, desde su diversidad, empezaron a escoger y ver desde diferentes perspectivas.
Así y todo, el ser humano en todo el devenir histórico ha vivido las consecuencias del libre albedrío. Una de ellas estriba en el hecho de que, al interpretar un fenómeno u objeto se organizan, al menos dos partidos con perspectivas diferentes.
Por ejemplo, los que están adentro perciben el fenómeno u objeto de manera diferente a los que están afuera; los que están abajo también lo perciben diferente a los que están arriba; los que están lejos diferente a los que están cerca; los ausentes, diferente a los presentes; etc.
Incluso, dentro de un mismo partido, un mismo fenómeno u objeto es percibido también desde diferentes perspectivas. Esto tiende a complejizar el desempeño de los seres humanos y de manera imperceptible se genera un fenómeno psicosocial negativo de magnitudes sorprendentes: en la medida en que se estudian los objetos y se logra el acercamiento paulatino al contenido de los mismos, más se alejan, se disgregan y se dispersan los colectivos humanos.
Este fenómeno potencia la triste y dolorosa división social. Y los grupos humanos divididos, son débiles y vulnerables a los subterfugios, los engaños, las artimañas, la manipulación, los manejos, etc, que tanto daño le han hecho y seguirán haciendo a la humanidad.
En este sentido, se impone la necesidad vital de reflexionar en torno a aquellas condiciones especiales con las que la naturaleza ha privilegiado al ser humano para promover su utilización prudente. Un accionar concienzudo, sensato y meticuloso en esta línea de análisis podría contribuir a mitigar, solventar, atenuar y resolver los males que aquejan al mundo de hoy, pues el hombre no tiene otra opción en el presente que la de proyectarse por construir un mundo mejor.
Lo más reconfortante y optimista del asunto es que se puede, pues se cuenta con las armas para lograrlo, lo único que debe hacerse es despojarse de las viejas y anticuadas doctrinas del “enfrentamiento humano” y asumir las doctrinas del “entendimiento humano”.
La madre naturaleza dotó al hombre de capacidades para afrontar ese reto. Es su reto y no admite delegación ¿a quién otro le corresponde asumirlo si no es al mismo hombre? Si realmente hubo un “Creador Divino”, sería una cobardía dejarle a él toda la responsabilidad ante este dilema. ¿No podrá el hombre, al menos, brindarle a su “Creador” el placer de ver que sabe emplear para bien, los privilegios que en un gesto insuperable este les legó y lo convirtió en el ser vivo más poderoso desde su debilidad física? ¿O es que tantos estudios, culturización y transculturización le daña y le embrutece, o tanta civilización le inciviliza?
Es válido recordar que algunas de las condiciones especiales con las que la madre naturaleza premió al ser humano son la comunicación, la palabra, el lenguaje, el pensamiento. Sin embargo, y a contrapelo de todo lo bueno que el hombre puede hacer por el hombre, estas condiciones tienen efectos ambivalentes, pues acercan a muchos seres humanos y a la vez los alejan de otros, contribuyen a la unión de unos y a la separación de otros, convierten a los hombres en amigos y en enemigos, los salvan o los hunden, construyen a unos y destruyen a otros.
La utilización prudente de estos privilegios es ultravaliosa para controlar, atenuar y solventar incomprensiones y alteraciones que van en detrimento de las relaciones humanas, dan lugar a climas psicológicos desfavorables en situaciones de trabajo en grupo y en escenarios de convivencia social, así como en contextos situacionales en que se desenvuelven las personas y en procesos directivos que como tal, descansan en procesos comunicativos.
Hoy por hoy, se cuenta con dos opciones: con el concurso de los privilegios que la madre naturaleza legó al hombre, o la humanidad arrasa con aquellos males que padece, o los males que padece la humanidad arrasan con ella.
Bibliografía consultada
1 Inteligencia Humana. www.enbuenasmanos.com/articulos/muestra.asp?art=1050.
2 Libre albedrío - Wikipedia, la enciclopedia libre. es.wikipedia.org/wiki/Libre_albedrío