Alexandro Rodríguez Lores
alex@ baracoa.cug.co.cu
Centro Universitario de Baracoa, Guantánamo
Resumen
El presente artículo aborda un acercamiento el estudio contemporáneo sobre discapacidad desde el punto de vista sociológico, explica este fenómeno como un hecho social, estudiado por su particularidad por varias ciencias y el aporte de algunas teorías que desde el funcionalismo, el estructural funcionalismo y el interaccionismo simbólico han pretendido a través de sus aristas explorar, explicar y analizar el mundo de la discapacidad. Se refleja que en discapacidad no todo esta plenamente solucionado lo que exige de la integración social de estas personas sin arrastrar del pasado cadenas, muros que frenen su desarrollo.
Mientras actores sociales construyen estrategias de participación y confecciona nuevas opciones para el trabajo, el deporte, la salud o la educación, sea en el cambio de la discapacidad, o sea en el proceso de relaciones sociales de ésta, se producen sucesos de sobreprotección, exclusión familiar, pocas actividades comunitarias en la socialización del discapacitado.
Summary
The present article undertakes a the contemporary study on discapacidad from the point of view sociologic, it explain this phenomenon like a made social, studied by their particularity for several sciences and the contribution of some theories that from the functionalism, the structural functionalism and the symbolic interactionism has pretended through their aristae explore, explain and analyze the world of the discapacidad. it are reflected that in discapacidad not everything this solved the one which demands of the social integration of these people without dragging chains from the past, walls that brake their development.
They in social actors construct strategies of participation and it compound new options for the work, the sport, the health or the manners, in the change of the discapacidad] that is to say in the process of social relationships of this, they are produced going of [sobreprotección], family exclusion, few comunitarian activities in the socializing of the [discapacitado].
Introducción
La discapacidad ha tenido, dentro de la dinámica de la sociedad, un avance matizado por diversas por diversas expresiones, con las que se han tratado de definir a las personas con defectos. Los términos de impedido, incapacitado, disminuido, inválido o retrasado han constituido, en el descursar histórico, el contenido de las diferentes formas presentadas por los discapacitados en las relaciones sociales, dejando de lado algunas de mejor clasificación como: ciego o débil visual, sordo e hipoacúsico, discapacitado intelectual, físico, autista, entre otras.
El 3 de Diciembre es un día muy especial para las Naciones Unidas. Porque en esta fecha se celebra a jornada dedicada a más de 610 millones de seres humanos en todos los rincones del planeta que sufren de discapacidades. El pensamiento y la acción de esta organización han ido evolucionando desde una inicial de compasión hasta la batalla frontal por el respeto a los derechos inalienables de los discapacitados y la necesidad de su integración laboral y plena, pues incalculable el apoyo y el soporte que ofrecen.
El estudio de la discapacidad desde diferentes ciencias (pedagógicas, psicológicas, medicas, sociológicas, entre otras) ha tenido, en mayor o menor medida, una orientación hacia a búsqueda del mejoramientote de las personas que la padecen, a través de la eliminación de las barreras físicas y sociales que limitan su incorporación a la sociedad, o que inciden sobre sus capacidades afectadas para aumentar sus potencialidades y desarrollo. Sin embargo, alcanzar este mejoramiento necesita no solo la superación de las posiciones de sentimientos muy específicos, como la lastima, sino también, una participación activa del medio social en la transformación de las situaciones que obstaculizan el desenvolvimiento de estos individuos, comprometiéndose por tanto, con el análisis critico de los factores sociales y catalizadores de esas condiciones, y que tienen una presencia importante en el espacio familiar, grupal, institucional o comunitario.
La reflexión sociológica de esta problemática constituye una de las tantas aristas por las que se podría explorar el mundo de la discapacidad. Algunas teoría han tratado de explicar este fenómeno (el funcionalismo, el estructural-funcionalismo, el interaccionismo simbólico) presentando en la mayoría de los casos aciertos y contradicciones que impiden evaluarla discapacidad de forma holística. Comprender la integración de la discapacidad dentro de la sociología es un intento difícil, si tenemos en cuenta que las aclaraciones desde esta ciencia han adolecido de un nivel de intensidad en su tratamiento, focalizado hacia las problemáticas de índole familiar, grupal o situacional, obstaculizadoras de la atención de estos individuos que permitan visualizar el fenómeno, no solo desde el orden teórico, sino también aplicado.
Es por ello que en Cuba, las organizaciones sociales e instituciones trabajan para la remoción de todo tipo de barreras tanto las de conceptualización intelectual personal, como aquellas de índole ética, jurídica, legal y física. Debemos pensar como sería para cualquier persona vivir en un mundo, donde los sonidos, las imágenes, los pensamientos se mezclaran, estuvieran en constante movimiento sin permitirnos concentrarnos en las tareas que necesitamos cumplir.
Aproximación sociológica a la discapacidad.
Por lo general, cuando se piensa en las personas con discapacidad se piensa sólo en el tipo de discapacidad que la convierte en diferente, y se construye una generalización global a partir de ese elemento concreto, sin tener en cuenta las demás características, circunstancias y cualidades de la persona. Cuando se piensa así, es fácil olvidar que cada ciudadano tiene el mismo valor y los mismos derechos que los demás.
Como dice Erving Goffman, “la discapacidad no tiene que ver con enfermedad, retardo, parálisis, etc. Tiene que ver con sociedades que no siendo perfectas han creado un concepto de perfección y normalidad acreditado al sector que tiene poder:” 1
La “Ley de Pobres” de inicios del siglo XX, fue concebida como un cuerpo de regulaciones, un instrumento, “normalizador”del orden social, a partir del cual se produce una conversión de la asistencia publica en instrumento de regulación del mercado de trabajo. Este modelo de uso del bienestar es parte de una filosofía política que mira la sociedad como un adjunto del mercado cuyas consecuencias son decisivas para actores vinculados a los grupos de “condiciones especiales” (niños, pobres, discapacitados).
En efecto, si se hace una revisión de las nuevas políticas, específicamente de aquellas que benefician a los discapacitados, se observa con claridad que estas tienden a ser centralizadas en los peores riesgos. Se trata de políticas de contención social no de desarrollo.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT), en su serie de Integración Normalizada en la Formación para el Trabajo: Un Proceso de inclusión Social, al tratar de caracterizar un nuevo concepto sobre discapacidades, destaca esta necesidad de atender al contexto social en relación a ella. Esto lo hace diciendo que “tradicionalmente por influencia del modelo médico, se ha abordado el problema de las personas con discapacidad, localizando la causa básica de ésta al interior de la persona, dejando de lado los factores causales ubicados en los procesos sociales o en elementos externos al individuo” 2
Algunas veces la discapacidad es vista como enfermedad que crea verdaderos muros sociales. Los que así ven las cosas miran a las personas con discapacidad como enfermos y por tanto evaden el contacto, asumen posiciones preventivas, por las cuales es mejor este “tipo de personas” sean tratados por especialistas en centros de “reclusión” que sepan cómo tratar a “personas así” y mientras más lejos estén mejor
Otras visiones ponen énfasis en el sufrimiento del discapacitado resumido en la idea de: “debe ser terrible estar así”, y de esta manera, si acercamiento se desarrolla desde prácticas “caritativas” y “compasivas”. La personas con discapacidad entonces es vista como minusválido, y en efecto, se produce un personaje social de menor valor, que llevado al plano del escenario social , sería paralelo a la de “menor”, si un reconocimiento real de su capacidad de autosuperación y de su ciudadanía,
En efecto, nada tiene verdadero sentido si no se logra recuperar el registro de lo humano en el otro. Por tanto, es preciso, como parte importante de los caminos a emprender, poner el corazón para ver que detrás de las cifras, este grupo de personas con capacidades diferentes y sus familias, vive profundas contradicciones, sentimientos de culpa, desorientación, frustraciones, y fracasos; pero también, vive alegrías, realizaciones, utopías, se alimenta de sueños, vive lazos de amor.
Resulta fundamental, por tanto, lograr la activa participación de todos los factores de la comunidad, tanto en lo referente a la caracterización, prevención, diagnóstico precoz, atención temprana, apoyo a la familia e integración plena del individuo discapacitado a las actividades sociales.
La discapacidad es el resultado de una deficiencia, una reducción total o parcial de la capacidad de llevar a cavo una actividad de modo normal o dentro de los limites considerados como normales para el ser humano, lo que en ningún momento justifica el tratamiento social que se ha venido dando históricamente
La sociología no debe quedarse atrás en relación con el tratamiento este tema. La mirada sociológica a la discapacidad debe comprender un examen crítico de los autores que, en menor o mayor medida, se han centrado en la investigación de este fenómeno social. Los aportes de ciencias como: Defectología, Psicología, Medicina o Educación Especial, constituyen un avances por mejorarlos procesos de integración social para las personas discapacitadas. No obstante, el tratamiento en la literatura debe contener un enfoque sociológico que aborde las limitaciones en las acciones de atención al discapacitado y sus prácticas de solución.
Para algunos planteamientos psicológicos “la aparición de la discapacidad en la familia comprende complejos estados emocionales dentro de ésta, que provocan conflictos en el funcionamiento familiar, ocasionando una redefinición de los roles sociales y apoyo afectivo de los padres”3 .Otros, desde la perspectiva histórica-cultural evalúan los procesos compensatorios o niveladores de las capacidades defectuosas en los niños deficientes mediadores sociales (padres, maestros, medios de comunicación entre otros) en la formación del individuo.
Esto dimensiona las prácticas de evaluación e intervención ante problemáticas como poco conocimiento sobre la discapacidad, la visualización de ésta como un estad de enfermedad, la existencias de frases desvalorizadoras, la aceptación relativa por los grupos sociales y la comunidad, las situaciones adversas del medio ambiente, el desconocimiento en el ámbito laboral de las funciones que puede cumplimentar una persona discapacitada o el maltrato físico hacia este en el entorno familiar. Cada una de estas situaciones afecta la existencia vital de los individuos discapacitados, lo que incluye las oportunidades de incorporación a la sociedad a través de las diversas formas (trabajo, cultura, deporte o educación) y la atención que deben recibir en aquellas.
La sociedad, así como todos los fenómenos que se producen en ella, contemplan una complejidad que se extiende por toda su red de interacción situada en diferentes espacios sociales. Investigar esta realidad tan dinámica e inseparable de los conflictos sociales, divisándolos, no a través del prisma de lo pasajeros y rutinarios, sino utilizando como herramienta necesaria la imaginación sociológica.
La discapacidad puede ser incluida en la dimensión analítica de los hechos sociales, pues se extiende por las representaciones colectivas. La articulación de estos componentes inmateriales con la naturaleza social de la discapacidad, se mueve hacia una designación o atribución de los discapacitados, mediante un discurso discriminatorio, excluyente y acientífico, de términos que los convierten en objetos sociales pasivos cuyo tratamiento y cuidado han pasado por diferentes etapas, que van desde el rechazo extremo, hasta el estudio científico, la autonomía personal, la igualdad de oportunidades, entre otros.
En cualquiera de estos momentos, las definiciones de limitado, invalido, tullido, incapacitado, etcétera, constituyen complejas expresiones de rechazo inscritas en el complejo cultural a través del tiempo y del espacio. Cada una de estas expresiones se ha fusionado coherentemente para convertirse en ideas y creencias compartidas por individuos y grupos sociales sobre la discapacidad. Estas representaciones colectivas en relación con los discapacitados tienen su existencia externas, coercitiva, y con un determinado grado de generalidad. Su externalidad conlleva a complejos procesos sociales, marcando en cada instancia socializadora (familia, comunidad, escuela, etcétera) su importancia duradera. Las ideas o definición en torno a los sujetos sociales discapacitados, es decir, personas que necesitan cuidado extremo, visualizarlos como enfermos o las frases desvalorizadoras encierran un contenido que ha llegado a establecerse previamente, internalizándose en los actores sociales mediante el proceso de socialización.
Desde mi criterio, las creencias normas que se fijan en la dinámica de los grupos y colectividades ejercen un poder coactivo sobre la conducta humana. En otras palabras, la discapacidad para muchos abarca un mundo de silencio, diferencia o limitaciones, donde la representación colectiva alrededor de los discapacitados, se materializa en un discurso que comparte una realidad simbólica, diferente de la nuestra, o que por su constitución biológica no se aproximan a las normas sociales que regularmente se instituyen en la sociedad.
De ahí que esa capacidad de los hechos sociales de constreñir, se refleja en la percepción que tiene el medio social de los discapacitados que, en la mayoría de los casos, produce pautas de rechazo manifiestas u ocultas, o bien excesos en la atención y el cuidado.
En la visión funcionalista de esta problemática, no se distingue una diferencia entre enfermedad y discapacidad, lo que etiqueta a estas personas en una condición de tragedia. Desde esta óptica, hay una negación de la capacidad de estas personas para participar activamente en la producción reproducción social y cultural, ubicándolas dentro de la rigidez de las expectativas institucionalizadas en la estructura social con respecto a los discapacitados, pues se busca la integración coherente entre el alter-ego (enfermo-experto médico) en el manteniendo del equilibrio social. Sin embargo, esto es una severa distancia de los procesos sociales que incapacitan a estas personas, y la negación a observar las deficiencias presentes en los sistemas de atención vinculados a la discapacidad.
Desde el funcionalismo las personas discapacitadas son llevadas a aceptar su condición como una tragedia, en la que deben cooperar con los especialistas, dotados de saber para decidir y salir de su situación de desventaja. Este análisis es una manifestación, no sólo de la individualización de la discapacidad, sino también de ubicar su perspectiva de estudio lejos de circunstancias obstaculizadoras del desarrollo de estos individuos, en poco conocimiento de la discapacidad por la comunidad, maltrato físico, situaciones de lejanía, sobreprotección, frases desvalorizadoras, entre otras.
Por tanto, para las personas discapacitadas sólo queda el esfuerzo por ponerse bien ante la prestación especializada del experto competente (médico), demostrando la dependencia de los sujetos sociales a las instituciones rehabilitadoras, convirtiéndose en la más viable de las alternativas parsonianas para insertar nuevamente a los discapacitados a la sociedad y devolverles sus “roles normales”. En otras palabras, la visión biomédica se instrumenta como solución de cuerpo enfermo, sometido a las exigencias del entorno, por lo que las estrategias rehabilitadoras estarían encaminadas a volver a la normalidad al desviado.
En esta idea de conducta desviada, las personas discapacitadas quedan desplazadas del logro planteadas por la sociedad, ya que en esas posiciones que ocupan en sus relaciones, en sus ámbitos de realidad, tienen una situación de desventaja, pues se basan en la condición de limitación y dependencia.
La sociedad diseña un conjunto normativo que, en ocasiones, se aleja de las experiencias de los discapacitados, por lo que éstos, desde su condición, no pueden alcanzarlo, y para hacerlo tienen que integrarse a los servicio de rehabilitación. El resultado es la conducta desviada, al igual que la enfermedad, la discapacidad es una conducta desviada para los funcionalistas y abandonan otras explicaciones relacionadas con los aspectos sociales que pueden limitar la atención del discapacitado, dentro de esas diferentes formas de incorporación a la sociedad, o antes de llegara éstas. En el análisis de las predisposiciones genéticas en los individuos, no está un comportamiento desviado, sino la presencia de factores sociales que afectan estas discapacidades.
La teoría de la tragedia personal (Barton) ha sido una orientación sobre la cual se han sustentado muchas de estas definiciones, las que han considerado a la discapacidad o situaciones similares a éstas como hechos accidentales o trágicos que les sucedían a los individuos. El manejo de estos argumentos no se basa en los elementos de cada sociedad, ni en las condiciones a las que someten los actores sociales que le dificultan sus posibilidades de participación en el medio social. Este enfoque no aborda en toda dimensión sobre estas limitaciones, ni de las alternativas o métodos que se pueden introducir en el mejoramiento de la inserción, del discapacitado.
Con un planeamiento diferente, pero que tampoco se aparta de los esfuerzos llevados a cabo por el individuo en la superación de la incapacidad, la mirada del interaccionismo simbólico (Mead) va orientada, entre otras cosas, a cómo las personas experimentan su discapacidad y las estrategias para convivir con ellas. No existe, por tanto, una revisión al medio sociocultural
y las deficiencias que éste puede presentar en e trabajo con los discapacitados. Los modos en que éstos se adaptan a su entorno, remiten a la visión trágica de este fenómeno, en tanto los actores sociales elaboran sus propias salidas simbólicas a la minusvalía.
Ante los criterios funcionalistas, interaccionistas y biomédicos, el modelo social de la discapacidad exponen un estudio de esta problemática desde las estructuras sociales, culturales y económicas que discriminan a los individuos discapacitados en las sociedades capitalistas. Su defensa de la opresión social como idea para comprender la discapacidad u sus procesos de exclusión, propician un acercamiento a ese ámbito sociohistórico, en el que se construyen barreras opresoras de las oportunidades de integración en los discapacitados.
En este modelo, hay una propuesta de una teoría hegemónica de la discapacidad, que gira alrededor de lo ontológico, epistemológico y metodológico, destacando una crítica a la comprensión de ésta de bases biológicas, de la conducta desviada, de la adaptación o de la propia tragedia personal. Esta nueva forma para explicar la discapacidad, aunque busca conocer las barreras de la sociedad que reducen la actividad del discapacitado, se enmarca en construcciones teóricas encaminadas a tener una visión de la problemática más cercana a las instituciones u organizaciones. Este enfoque ha sido criticado por su excesiva concentración lo social y su olvido de otros factores que también prevalecen en el desarrollo de los discapacitados, por ejemplo, el psicológico.
De ahí que incluya el modelo biopsicosocial como una forma como una forma más integral de analizar este fenómeno. Estas orientaciones teóricas hacia la discapacidad, no han tenido una explicación totalmente coherente para entender otros fenómenos que se dan la incorporación social de los discapacitados y en la atención que se les brinda antes y después de ésta.
Una persona discapacitada, en el complejo proceso de su desarrollo, tiene las mismas necesidades de cualquier otro individuo: de jugar, de ser querida, respetada y amada, de contribuir y participar en las actividades de su hogar en las medidas, tener aventuras , medir su fuerza, de tomar parte en las actividades de la comunidad, expresar sus opiniones, ser oída, que se consideren y respeten sus puntos de vistas, el derecho a la escuela, al trabajo, a la recreación, al deporte, a la expresión artística, a la vida sexual, al amor, etcétera .
Conclusiones
Existen determinadas visiones que se tienen sobre las personas con discapacidad, las cuales se materializan en formas concretas de exclusión y reclusión. En algunos casos se llega incluso a la ofensa verbal, escuchándose términos como anormales, locos y mongólicos
En materia de discapacidad no todo esta resuelto, falta mucho por hacer para lograr la plena integración del discapacitado a la sociedad, sin barreras del pasado. Para ello es necesario que tendamos la mano al que sufre, como consecuencia de alguna discapacidad, para aliviar un poco el dolor de sentirse diferente.
Aun cuando la sociedad elabore estrategias de participación, confeccione nuevas alternativas para el trabajo, la cultura, el deporte, la educación o la salud, sea en el cambio de la discapacidad, o sea en el proceso de relaciones sociales de ésta, se producen circunstancias de sobreprotección, abandono familiar, pocas actividades comunitarias en la socialización del discapacitado.
Bibliografía
1 Colectivo de autores (2003) Estudio psicosocial de las personas discapacitadas y estudio psicológico, social y clínico-genético de las personas con retrazo mental en Cuba. Casa Editora Abril. La Habana-Cuba. p. 19.
2 Rubí, Carmen(1992): “Introducción al trabajo social”. Escola Universitaria del Treball Social. La Llar del Llebré S.A Barcelona-España.p.25.
3 Guilbert Reyes, Wilfredo (2006): “Aprender, enseñar es la clave”. Editora Científico –Técnico. La Habana- Cuba. P. 135.