Yalenys Cruz Batista (CV)
yalenyscb@ult.edu.cu
Universidad de las Tunas Vladimir Ilich Lenin
Resumen
La población mundial se encuentra mediada por la globalización neoliberal. Esta se propone una pretendida cultura de consumo, con un carácter elitista, que garantice el control de receptores pasivos y acríticos. Por lo que es cada vez más necesario el cultivo y respeto de los valores culturales nacionales, desde una ética profundamente humanista, a través de la cual el ser humano, como protagonista y participante crítico, pueda enfrentar todo tipo de manipulaciones.
Ante esta pretensión se alza la noción de cultura y el desarrollo cultural, como insustituibles instrumentos de transmisión de valores que actúan en el crecimiento humano, valor universal, la vía más legítima para enaltecer las aspiraciones creativas del individuo. Asimismo es fundamento de la identidad de los pueblos, su modo específico de ser y estar en el mundo. Una identidad en permanente desarrollo que se va modificando de acuerdo a las condiciones históricas prevalecientes.
Con el propósito de establecer un criterio acerca de ambos términos, fue necesario el acercamiento a los juicios de autores, que desde diversas posturas, han emitido sus apreciaciones en torno a los mismos como procesos en los que confluye la intencionalidad de elevar la calidad de vida de la población.
Palabras clave: Cultura, Desarrollo cultural.
La explicación de la cultura, como devenir histórico de las prácticas sociales del hombre, ha suscitado en investigadores de las Ciencias Sociales, la pretensión de arribar a nociones que favorezcan la comprensión de la misma. Trayendo por consiguiente un cúmulo de conocimientos. Sin embargo, todos los estudiosos coinciden de una forma u otra, en que el hombre es el centro mismo de la cultura y que esta es la forma de vida de un pueblo, la manera de pensar, sentir, creer; es el legado social que un individuo adquiere de su grupo, lo aprendido, el hacer en sentido general de la sociedad, desde todos los puntos de vista. Estas consideraciones convergen en la Antropología Cultural. Ciencia que orienta la mirada hacia las tradiciones, leyendas, mitos, y costumbres que desde tiempos pasados, conforman la cultura, vista como elemento determinante en el comportamiento del hombre, con relación al entorno donde desarrolla las actividades necesarias para sobrevivir.
Precisamente en el pensamiento del antropólogo británico Edward Burnett Tylor1, se encuentran los cimientos de la teoría de la cultura. Su obra: Cultura Primitiva, expresa que la misma está presente en todos o casi todos los componentes de la vida social del hombre, es transmitida como herencia de una generación a otra, que le confiere su personalidad propia a una comunidad o pueblo determinado. Por cuanto, se presenta como producto de la actividad humana; pues “La cultura o civilización, en sentido etnográfico amplio es aquel todo complejo que incluye conocimiento, creencia, arte, moral, ley, costumbres y otras aptitudes y hábitos adquiridos por el hombre como miembro de la sociedad…” (Tylor; 1871: 64)
De la afirmación anterior se desprende que la cultura no está vinculada solo con lo bello, lo estético, lo artístico y literario, sino que es un término muy amplio y globalizador. Abarca todo lo que una persona obtiene como miembro de una sociedad, los hábitos y aptitudes que adquiere gracias a la experiencia y a la escala de valores presentes en la educación recibida., aunque no refiere que a partir de este conjunto de elementos que el hombre adquiere, conduce su comportamiento y transforma su realidad, buscando satisfacer sus necesidades y desarrollando a la vez su pensamiento.
La cultura representa todo el conjunto de realizaciones humanas que ha trascendido a un determinado tiempo y que le permite al hombre y a la mujer conservar, reproducir, crear nuevos valores y conocimientos para la transformación de su medio social y natural. Constituye un ámbito complejo y heterogéneo de expresiones, quehaceres y sentimientos que van más allá de lo artístico, académico, lo empírico; ella invade todas las esferas de la sociedad y significa la manera de vivir de un pueblo, el legado social que recibe cada individuo y grupo humano, dentro de las cuales trasciende su vida.
Por su parte el Doctor Enrique Beldarrín Chaple, plantea:
…la cultura se reafirma a través de la acción diaria del hombre y de la reafirmación de sus valores cotidianos y sobre todo con una característica particularmente humana: la actividad creadora, en sus múltiples capacidades y fundamentalmente viendo esta capacidad creadora como un motor impulsor del desarrollo del hombre y de la sociedad, como una fuerza de cambio, de movimiento, fecunda siempre
Este criterio parte de reconocer la concepción dialéctica materialista del mundo al manifestar que la cultura es dinámica, y está en pleno movimiento, siempre en desarrollo y hacia todas direcciones. Desde este punto de vista, no hay ningún hombre sin algún grado de relación con el medio que lo rodea, por el contrario, lo sitúa como el creador de alternativas que transforma su medio, proceso que a la vez le retribuye cambios significativos en sus prácticas cotidianas. Beldarrín insiste en que la cultura incluye una gama de variables que se desarrollan a partir de las necesidades propias del hombre:
A. Las necesidades de alimentación, de techo, de protección, que traen como consecuencia el desarrollo de formas y conductas ecológicas de vida, manifestaciones de la técnica y la ciencia, aún en sus formas más elementales.
B. Necesidades que surgen a partir de las diferencias sexuales y la reproducción, apareciendo comportamientos reconocidos como femeninos y masculinos, de los que surgen la repartición de roles dentro de la comunidad.
C. Necesidades de reciprocidad, de mutualidad, de establecimiento de sistemas de comunicación
D. Necesidad de expresión artística y simbólica como las artes plásticas, la danza, las historias y fábulas, literatura y poesía.
E. La concepción del orden, de cómo la vida debería organizarse, las normas para lo correcto y lo incorrecto, para lo bueno y lo malo.
Por tanto la cultura, es un proceso integrador que concibe además de la producción material y las condiciones de supervivencia del hombre, las interpretaciones de las relaciones humanas, las formas de comunicación simbólicas, desde el lenguaje hasta las obras de arte, las creencias, los mitos, los valores y las normas éticas. El acceso a la cultura no significa la aceptación de un producto cultural acabado, sino que se transforma y se desarrolla. De igual manera la vida de las personas se encuentra en cambios continuos, que necesariamente deben ser constructivos para su satisfacción espiritual.
Cecilia Linares Fleites2 en el libro la Participación Diálogo y Debate en el contexto cubano, refiere:
Cuando se estimula la creatividad, la poesía, el humor, los elementos culturales locales, es posible movilizar enormes energías, entre otras razones porque el placer de la comunicación supera a la fría lógica de lo cotidiano…Ello es expresión de identidades colectivas, que se manifiestan en términos culturales…de ahí el papel de la cultura al enfocar la práctica social (2004:177).
A partir de lo expresado es contemplado el hombre como el ser social identificado con sus funciones y potencialidades, para crear por medio de su intercambio con la realidad, los recursos necesarios para enfrentar los problemas y sus proyectos de vida. Mostrándose así, la función hedonista de la cultura, encaminada a estimular las posibilidades de innovación, que como fuente dinámica de cambio y libertad contribuyan a adoptar nuevas formas de pensar, actuar y organizarse en sociedad.
Por su parte Miguel Barnet3 expresa: “cultura no es todo ni casi todo, es solo lo que nos ennoblece y nos abre el horizonte intelectual y sensitivo. Lo mejor de la creación del hombre, lo que a diario se expresa con la experimentación y el cambio. La cultura como la identidad no es materia fósil, es algo que se renueva y se transforma en constante contradicción y creatividad…” (2000:8). Al abordar este concepto Barnet tiene en cuenta el carácter dinámico de la cultura, su relación con la época y la sociedad, al compararla con la identidad destaca su constante enriquecimiento y transformación.
La cultura está presente en las prácticas cotidianas de los hombres. En relación a ello la autora Lourdes Pérez Montalvo plantea:
Si debemos asumir la cultura en su concepción más amplia como todo el proceso de creación material y espiritual humano que tiene por objetivo comprender, transformar y perfeccionar las estructuras sociales y no reducirla a una visión estrecha que solo la identifique con el arte y la literatura.
De manera acertada es abordada la cultura, no como producto material de la creación del hombre sino como factor determinante de su desarrollo. El arte, la literatura y el resto de las manifestaciones artísticas, no son solo cultura sino también las relaciones que se generan en la sociedad, los sentimientos, valores éticos que trascienden en dependencia del contexto social y que conforman la personalidad de los individuos.
Por su parte Leonel Solís, lo visualiza como:
El conjunto de actividades y productos materiales y espirituales que distinguen una sociedad determinada de otra. Abarca todo cuanto ha innovado, ya sea en la vida material, en lo social o en lo espiritual. Se refiere a toda concepción que el hombre tiene del mundo y de la vida, de la sociedad, de la naturaleza y del cosmos. En este sentido se afirma que no ha existido, ni existe, ni existirá ser humano o grupo social, pueblo o nación alguna sin cultura, pues ella constituye la característica esencial del hombre como ser social. (2006:14).
El autor parte de los elementos que conforman la identidad cultural de las regiones, destacando lo que las hace iguales y las diferencia sin límite de esferas de desarrollo. Es el caudal de conocimientos de la tierra y de todo lo que el hombre pueda abarcar en su evolución como especie, desde la contemplación viva, al pensamiento abstracto, reflejados en la práctica transformadora, con la cultura como condición inherente al hombre. Es vista como dominio de la naturaleza como perfeccionamiento, en una manifestación de lo espiritual como condición que lo refirma en su especie. No se dirige al detalle de la creación artística pero se refiere al carácter innovador del individuo.
Por tanto se puede afirmar que la Cultura incluye todo cuanto el hombre crea y recrea en la conservación de su especie, desde un desarrollo endógeno que posibilita el esparcimiento de los actores sociales en su medio más cercano, en un proceso consciente que va desde lo utilitario hasta la creación artística,
Paralelamente Alian Cárdenas González refiere las peculiaridades de la cultura en Cuba:
En el caso de Cuba, el término cultura se vincula a la adquisición por el individuo de conocimientos y experiencias en uno u otro campo de actividad, la asimilación y aceptación de un sistema de valores y la elaboración de ciertas normas de conductas, en la búsqueda de un hombre nuevo, más culto y preparado para la vida y sus retos.
Desde este punto de vista se aprecia que para el pueblo cubano la cultura tiene un propósito elevado, construir un hombre conocedor, con valores fieles a sus ideales, capaz de defender lo que crea. A partir de la década de 1990, en Cuba se gestaron proyectos por investigadores de Cátedras y Centros de Estudios que defendieron la dimensión cultural del desarrollo y al hombre como su gestor.
Entre ellos las autoras Alina Casanova y Ana Iris Carcasés para quienes “la cultura privilegia un concepto que sitúa al hombre como sujeto de un proceso de asimilación – transformación, de los valores que hereda y crea en su constante interacción con el medio y que le permite proyectar conscientemente el futuro” (2004:23). De modo que es apreciada la participación del hombre en la toma de decisiones pertinentes para alcanzar mejores condiciones de vida y crear un clima favorable que enriquezca su espiritualidad.
En tanto Yamel Meneses Reyes, en su tesis en opción al título académico de Master en Desarrollo Cultural Comunitario, asume que un análisis de la cultura significa hacerlo desde una perspectiva multifuncional, “…entendiéndola como el fenómeno que constituye la génesis de los procesos de desarrollo porque engloba todos los campos del quehacer social y económico” (2008:17). Aclara que la cultura desempeña un papel fundamental en los procesos socializadores de los individuos, al ser el elemento diferenciador entre el hombre y el resto de los seres que habitan el planeta y a la vez, el rasgo distintivo entre las diferentes sociedades o grupos sociales que la humanidad históricamente ha establecido.
Meneses hace hincapié en la influencia de la cultura en los procesos de desarrollo, sobre todo en la economía, ratificando su papel primario, poco resaltado por los economistas, quienes condicionan el desarrollo al simple crecimiento económico, en detrimento de la cultura. Su criterio es compartido con el colectivo de autores del texto Comunicación para el Desarrollo, al expresar:
La cultura no puede ser entendida ni como un agregado…ni como una dimensión, sino como un elemento consustancial al desarrollo porque este implica cambios trascendentes en la producción simbólica de las personas que permitan que el proceso de interpretar la realidad produzca transformaciones en sus hábitos, en correspondencia con los cambios deseados (2009:14).
Ese papel de la cultura como elemento decisivo en todo proceso de desarrollo, se traduce en su manera activa para movilizar la población y lograr el fortalecimiento de las estructuras sociales, ampliándose las oportunidades de crecimiento. El reconocimiento de las contribuciones de la cultura al desarrollo, ha sido posible mediante los aportes teóricos brindados por la UNESCO y otras instituciones mundiales que a finales del siglo XX, introdujeron el término dimensión cultural del desarrollo, destacando a la cultura como instrumento para inducir el cambio social y elevar la calidad de vida.
La noción de desarrollo cultural explica el papel legitimador de la cultura con respecto al desarrollo, al tiempo que apunta hacia un crecimiento humano de modo integral con reflejo en la calidad del sistema social. Las conferencias intergubernamentales auspiciadas por la UNESCO constituyen material de importancia para seguir el rastro sobre este paradigma:
El desarrollo cultural tiene como fin satisfacer las necesidades reales del pueblo en cuestión. En la mayoría de los casos se basa en su propia capacidad creadora, sus propios valores y potencialidades, sus propias formas de expresión cultural (UNESCO: 1982).
Las ideas contenidas en esta cita indican que está dirigido a satisfacer las aspiraciones de la población. Es por ello que el desarrollo resultaría imposible sin la presencia de la cultura en el centro mismo de su dinámica. Porque cuando se habla de cultura no sólo se hace referencia al deleite de las manifestaciones artísticas tradicionalmente conocidas. La cultura tiene una dimensión mucho más amplia, que recoge a las acciones cotidianas de las personas, sus conductas adquiridas y el pensamiento reflexivo para dar lugar a condiciones objetivas y subjetivas que constituyen su identidad, ya sea individual o colectiva.
El desarrollo cultural contribuye a la creación, recreación y preservación de valores culturales, universales y regionales. Abarca los espacios y ámbitos mínimos indispensables para asegurar que los productos culturales del hombre permanezcan y se reproduzcan. Sobre su esencia la psicóloga Cecilia Linares Fleites enuncia:
El desarrollo cultural es la creación de condiciones y espacios que permitan establecer los derechos sociales y culturales, implicar a los ciudadanos en los procesos de desarrollo, logrando una integración armónica con los objetivos de este, es interpretar la cultura como un proceso vivo y totalizador, el cual trasciende los límites institucionales y alcanza la vida cotidiana promoviendo un conjunto de programas socioculturales que, a partir de las necesidades y demandas, contemple acciones que posibiliten sensibilizarlos a participar en un esfuerzo conjunto por mejorar su calidad de vida (2004: 130).
Por lo tanto es encontrar las formas o maneras efectivas de estimular, el progreso de la vida, posibilitando que las personas desarrollen sus capacidades, dándoles el mejor uso en los diferentes ámbitos: cultural, económico, político y social. El desarrollo cultural incluye además elevar la autonomía personal, la toma de decisiones encaminadas a satisfacer las necesidades e inquietudes y la participación activa en los procesos socioculturales, sujetos al respeto de la diversidad de criterios.
El investigador Ezequiel Ander-Egg4, en Metodología y práctica de la animación sociocultural, lo considera como:
... instrumento que mediante la organización y educación de las colectividades, promueve entre otras cosas la participación consciente de la población en la planeación y ejecución de programas en beneficio colectivo, lo cual desempeña un papel importante en el campo de las motivaciones, para producir cambios de actitud, favorables al progreso, que permitan acelerar la integración de fuerzas que intervienen en el desarrollo general (2001:72).
Se hace alusión a uno de los propósitos del desarrollo cultural, lograr la motivación de las personas para que participen en la construcción de proyectos, que propicien las condiciones para elevar su calidad de vida mediante nociones de las manifestaciones artísticas, la historia de su localidad, la práctica de habilidades manuales y creativas. También refiere su importancia para conducir el adecuado comportamiento de las personas, lo cual posibilita a la vez, fortalecer las relaciones para un mayor desarrollo. Ezequiel distingue cuatro indicadores para medir el desarrollo cultural:
Algunos elementos de indiscutible importancia subyacen bajo esta posición, es el desarrollo cultural como proceso, un indicador para el cambio cualitativo a nivel social, que contiene y exige la participación como factor dinamizador para la creación, la conservación, difusión y la percepción de los valores culturales. En relación al desarrollo cultural en el contexto cubano, el Ministerio de Cultura expone:
La proyección del desarrollo cultural está dirigida, entre otros aspectos, a fomentar y estimular la creación artística y literaria, la conservación y preservación del patrimonio cultural, contribuir a una mayor dimensión social de la cultura con la participación de sectores y grupos sociales de la más diversa composición, así como a asegurar la formación y superación del potencial humano necesario para la labor cultural en las distintas esferas de trabajo y de manera particular en escuelas y comunidades’’.
Estas ideas contienen la intencionalidad de la política cultural cubana, cuyo eje central es el hombre, su bienestar, su reconocimiento como gestor del desarrollo de los diversos ámbitos donde realiza sus actividades. Se expresa además el interés en que los cubanos dispongan de habilidades para apreciar los valores culturales presentes en la sociedad, de modo que se pueda alcanzar el perfeccionamiento de esta.
Guillermo Hernández Rodríguez en su conferencia “Reflexión en torno al desarrollo cultural y desarrollo humano” define al desarrollo cultural como:
…un proceso a través del cual un estado, o cualquier ámbito territorial, incluyendo el municipio, la comunidad y en una escala más reducida, el barrio, incrementa la participación de la población en la vida cultural y promueve la creatividad de todos los ciudadanos. De igual modo defiende su identidad y diversidad, ajustándose a las condiciones histórico - concretas de su contexto y a un proyecto de futuro (2004: 13).
Concibe que este se crea desde la comunidad, donde se planifican las acciones transformadoras para lograr que cada persona, cada familia, cada grupo, lleven un tratamiento que se ajuste a su contexto y que se logre el trabajo no con todos sino con cada uno, contribuyendo en la búsqueda de soluciones entre los miembros del grupo, para promover el nivel creativo.
Para Alicia Martínez Tena el desarrollo cultural“... revela la dialéctica de los factores endógenos y exógenos, aunque se privilegia el desarrollo desde las comunidades, esas reflejan las dinámicas globales” (2009: 27). La autora destaca al desarrollo cultural como la dialéctica de los factores aunque para ella lo primordial es el desarrollo en las comunidades que son las que se involucran con las instituciones culturales en su interés por alcanzar niveles superiores de desarrollo.
A partir de estas reflexiones sobre los términos cultura y desarrollo cultural, se puede asumir que la cultura es el cúmulo de acciones que el hombre como ser social desempeña para transformar la naturaleza y satisfacer sus necesidades materiales y espirituales. Incluye procesos históricos, políticos, económicos. Funciona desde lo cognoscitivo, lo práctico y lo teórico. Es la creación del individuo, lo que ve e imagina es reflejado en el arte y sus actividades cotidianas, como producto que trasciende su época y constituye luego la identidad y el patrimonio de la comunidad.
Este proceso condiciona cambios positivos que propician espacios de afecto, creatividad y desarrollo espiritual. Condiciona niveles superiores en la participación y la responsabilidad de las personas para alcanzar el bienestar al que se aspira.
Conclusión
La cultura es un fenómeno cuya interpretación suscita cotidianamente nuevas teorías por lo que es amplio el cúmulo de información que alrededor de su explicación existe. El acercamiento a algunos criterios de autores permite adquirir una visión holística y a la vez específica de su alcance, así como afianzarse de juicios que se correspondan con la realidad del individuo y que le otorguen una perspectiva dialéctica de la misma. Esta última, traducida en el desarrollo de alternativas y organizaciones cuyo objetivo sea elevar la calidad de vida de las personas, en los diversos ámbitos de la vida como económico, social, político y el sistema de relaciones presentes en las comunidades. La interrelación de estos elementos produce cambios y transformaciones en el pensamiento y la actuación y generan por consiguiente un salto cualitativo en la sociedad, cuyo estudio estará siempre unido a la cultura.
Notas: