Luis H. Bailón García (CV)
bailon_lui@gva.es
Resumen:
Existe una relación directa entre la evolución de la intención de voto al gobierno y la coyuntura económica. Pero no todos los índices económicos afectan igual a la popularidad del gobierno. En la función de popularidad existe una relación mas directa aun entre la “percepción” del estado económico que con su estado real
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Palabras clave: funciones de voto, funciones popularidad, politico, democracia, economia, plutocracia
Las funciones de popularidad de los gobiernos surgen de los estudios resultantes del interés de la politología por conocer las relaciones entre economía y política, y muy especialmente del gobierno.
Desde principios del siglo XX se trato de entender cómo influía la situación económica de un país en el nivel de aceptación que la ciudadanía tiene de su gobierno. En definitiva, el análisis trata de prever el “efecto” que la bonanza o la depresión económica pueden tener en las posibilidades de reelección de los candidatos. El primer politólogo que inicio este estudio de relación fue Anthony Downs, enunciando la “hipótesis de la responsabilidad”1 . No obstante, paso un tanto desapercibido hasta la década de los setenta, cuando se publican dos trabajos donde se modelan las regresiones que incluyen la responsabilidad económica, de los politólogos, John Mueller2 y Gerald Kramer 3 . A partir de estos artículos se consolidan grupos de académicos interesados en modelar la influencia de la economía en la política. Actualmente, las funciones de popularidad constituyen una rama específica de los estudios sobre comportamiento electoral, que incluso se aplica con intensidad en España 4.
En realidad, existen dos tipos de funciones diferentes:
La diferencia entre ellas consiste en el origen del indicador que se utiliza para medir el grado de aceptación del gobierno. El indicador que utiliza las funciones de voto son los propios comicios, mientras en las funciones de popularidad se usan encuestas.
Las bases teóricas de estas funciones tienen origen en los trabajos de Schumpeter y Downs. Schumpeter, en su obra Capitalism, Socialism and Democracy, propone una nueva teoría de la democracia en la que considera que, además de las públicas, existen motivaciones privadas en política. Downs añade en base a esta visión de la democracia la llamada “hipótesis de la responsabilidad”. Esta hipótesis consiste en que los ciudadanos responsabilizan al gobierno de la situación económica del país. Así pues, la ciudadanía considera que, el alza o baja en los indicadores de la macroeconomía son resultado de las decisiones gubernamentales. Dado lo cual, si la situación económica es buena, apoyan al gobierno, pero si la economía empeora, votaran a la oposición.
La hipótesis de la responsabilidad es ampliamente aceptada por la comunidad científica debido tanto a la lógica del teórico comportamiento, como al hecho de haber sido verificada en multitud de estudios realizados con “funciones de popularidad”. No obstante, existe también una segunda hipótesis que viene a matizar las funciones de popularidad. Es el llamado “policy-oriented voting5 ”. Se fundamenta en que los electores escogerán a partido en función de la capacidad que tiene cada uno de ellos para solucionar los temas problemáticos concretos. Así pues, dado se presupone que los partidos de izquierdas prestaran mayor atención al desempleo y menos a la inflación (al contrario que los de derechas, supuestamente), los ciudadanos elegirán un partido de izquierdas cuando la tasa de paro sea alta y de derechas si esta alta la tasa de inflación. Esta segunda hipótesis también ha sido contrastada en otros países, pero goza de mucho menor consenso. En el caso español, la tasa de paro era alta cuando el cambio fue a un partido de derecha (1996), y baja cuando venció un partido de izquierda (2004).
En el caso de la economía española y la popularidad del gobierno, se observa claramente que la percepción de la economía afecta positivamente cuando hay una bonanza, acompañando una bajada moderada en pequeñas varianzas, pero sufre un retardo cuando la situación es de devaluación grave.
Una de las mayores problemáticas a las que el análisis se enfrenta es la consecuencia del tipo de variables económicas disponibles.
El componente económico de la función contiene el conjunto de variables que reflejan el estado de la economía. Entre ellas podemos distinguir las que son variables objetivas de las que son subjetivas. Las variables objetivas son indicadores macroeconómicos del país, entre las que cabe destacar:
En la mayor parte de los estudios, estas variables resultan significativas y tienen un impacto negativo sobre la popularidad: un aumento de la tasa de paro, del Índice de Presión Fiscal6 o un aumento de los precios7 provoca una pérdida de popularidad del gobierno. A su vez, el aumento de la renta per capita supone un aumento en el apoyo gubernamental.
Sin embargo, en el caso de España se puede afirmar que, entre las variables objetivas macroeconómicas, la tasa de paro y Renta Per Capita son las únicas que tienen un efecto claro y estable (negativo) en la popularidad del gobierno, mientras que el comportamiento de las demás es más bien irregular.
Por otra parte, la ciudadanía no tiene gran conocimiento de macroeconomía, con lo que son las variables subjetivas las que reflejan las percepciones que tienen sobre la situación económica. Esta se obtiene de las respuestas a preguntas sobre temas económicos que se incluyen en las encuestas de opinión. El indicador de esta percepción generalmente se construye como la diferencia entre el porcentaje de gente que tiene una opinión favorable sobre el estado de la economía y el porcentaje de gente que la tiene desfavorable (favorable – desfavorable = índice de Percepción Económica).
Existe una variable de “tendencias a largo plazo”, que otorga una creciente responsabilidad al gobierno sobre el estado de la economía a lo largo de su mandato. La teoría supone ante un cambio de gobierno, el nuevo hereda una situación económica derivada de la actuación del gobierno anterior, pero va tomando decisiones que cada vez le hace más responsable del estado de la economía. Esta responsabilidad creciente se estima multiplicando las variables económicas por la raíz cuadrada del tiempo transcurrido desde el acceso al poder del gobierno. Así, durante los primeros años del gobierno del PSOE 8, el efecto de las variables económicas es pequeño pero aumenta rápidamente, mientras que, más tarde, es grande pero con aumentos lentos.
Así pues, a pesar de las discrepancias de resultados según planteamientos, parece haber una linealidad en los resultados: existe un efecto estadísticamente significativo de las variables que reflejan el estado de la economía en la intención del voto, de tal manera que, si la situación económica es buena, las probabilidades de reelección del partido del gobierno aumentan y, si es mala, las que aumentan son las probabilidades de los partidos de oposición. En la mayoría de las graficas se confirma, la validez de la hipótesis de la responsabilidad para gobiernos estables.
1 DOWNS, Anthony (1957). Cap IV: Teoría económica de la acción política en una democracia, en: Diez textos básicos en ciencia política, Madrid: Ariel, 1992.
2 MUELLER, John E. 1970. "Presidential Popularity from Truman to Johnson." American Political science Review. 64:
3 KRAMER, Gerald H. "Short-Term Fluctuations in u.S. voting Behavior, 1896-1964." American political Science Review.65. 1971.
4 FRAILE MALDONADO, Marta. Cuando la economía entra en las urnas: el voto económico en España, 1979-1996. CIS, 2005
5 KIEWIET, DR. Policy-Oriented Voting in Response to Economic Issues. American Political Science Review 75 (1981): 448-459.
6 El efecto negativo de la presión fiscal ha sido demostrado en varios estudios, pero su efecto no es lineal, siendo sólo un factor explicativo clave cuando supera ciertos límites.
7 El efecto de la inflación tampoco es lineal: una inflación baja no afecta al gobierno, pero cuando ésta supera el 10 por 100 su efecto sobre la popularidad es muy importante.
8 Constituido en 2004.