Coral Martínez Erades
Universidad de Málaga
coralmerades@hotmail.com
INRODUCCIÓN
El concepto de desarrollo humano tiene sus orígenes en el pensamiento clásico. Aristóteles ya enfocaba parte de sus reflexiones en torno a la idea de desarrollo humano. Para el filósofo, la acumulación de riqueza solo es uno de los diversos medios que deben ser orientados hacia el fin impuesto al hombre por su naturaleza: realizar plenamente sus capacidades. La idea de la riqueza únicamente como “herramienta” es compartida por muchos economistas como Amartya Sen (Clarck 2005). Desde principios de los años 70 y posteriormente, con el auge del neoliberalismo económico a finales de los 80 se comenzó a subrayar la relevancia de la satisfacción de necesidades básicas, las capacidades y la libertad de elección entre otras opciones. (Bidaurratzaga 2007). Pero realmente fue en torno a 1990 cuando el PNUD presentó el Desarrollo Humano como un nuevo enfoque. En dicho año se publicaron tres informes sobre el tema: Informe sobre el Desarrollo Mundial del Banco Mundial; Desafío para el Sur, de la Comisión del Sur e, Informe sobre Desarrollo Humano del PNUD (Mendez y Lloret 2007).
En el Informe del PNUD de 1990 se distingue un nuevo enfoque en el que “La verdadera riqueza de una nación está en su gente”. En dicho Informe el Desarrollo Humano se define como “el proceso de expansión de las oportunidades del ser humano, entre las cuales las tres más esenciales son disfrutar de una vida prolongada y saludable, adquirir conocimientos y lograr un nivel de vida decente. Otras oportunidades incluyen la libertad política, la garantía de los derechos humanos, el respeto a sí mismo y lo que Adam Smith llamó la capacidad de interactuar con otros sin sentirse “avergonzado de aparecer en público””. El principal indicador estadístico del enfoque es el Índice de Desarrollo Humano (IDH), éste mide la salud (mediante la esperanza de vida al nacer), educación (por medio del porcentaje de alfabetización de adultos y la tasa de matriculación combinada) y la renta (en base a un cálculo ajustado del ingreso per cápita medido por el método de la Paridad del Poder Adquisitivo (PNUD 2010).
Desde el periodo de descolonización se han producido importantes mejoras en las condiciones materiales y sociales de muchos países subsaharianos (Bidaurratzaga 2007). Sin embargo la globalización no ha facilitado unas tasas de crecimiento mayores que las de los 60 y 70 (Wisner, Toulmin y Chitiga 2005). Conflictos armados, inestabilidad política y la epidemia del SIDA sitúan a muchos países subsaharianos en una posición cada vez más lejana al resto del mundo en cuanto al nivel educativo y a la situación sanitaria. Otro elemento de gran influencia han sido las políticas neoliberales aplicadas en las dos últimas décadas por parte de las instituciones financieras internacionales (Bidaurratzaga 2007).
Las políticas africanas sufrieron grandes cambios durante dicho periodo: liberalización del comercio, privatización y apoyo en los mercados han sustituido a los controles estatales asociados con la sustitución de importaciones. Los Programas de Ajuste Estructural (PAE) apuntaban a aumentar la competitividad de las economías africanas mediante la liberalización pero realmente han posicionado a África en una trayectoria de lento crecimiento. Actualmente existe bastante consenso en cuanto al fracaso de los PAE, que además de provocar cambios radicales en las economías, arrastraron a los países del Globo Sur a una posición ideológica sobre el papel del estado, el nacionalismo y la equidad. Las medidas neoliberales al respecto prometían mejores niveles de crecimiento y los países de África fueron persuadidos para centrarse en los problemas a corto plazo en detrimento de las estrategias a largo plazo (Wisner, Toulmin y Chitiga 2005). El nuevo enfoque adoptado por las economías afectó a los componentes de desarrollo humano y trataremos de ver su impacto más concretamente en los ámbitos de la salud y la educación.
LOS PROGRESOS EN DESARROLLO HUMANO Y SU CORRELACION CON EL COMPORTAMIENTO DE LAS ECONOMIAS DESDE LOS AÑOS 80.
Podemos diferenciar entre tres enfoques analíticos sobre educación, salud, desarrollo y crecimiento. En primer lugar, el enfoque de los derechos humanos argumentado por la ONU y representado en los Objetivos de Desarrollo de Milenio en forma de derechos universales. Este enfoque resulta de una visión sobre-simplificadora que ignora que la educación y la salud son más que derechos, que transcienden al individuo. En segundo lugar, está el enfoque de los “sistemas de provisión”. Sin embargo, el arrastre del pensamiento neoliberal y la lógica individualista ha hecho del enfoque de capital humano el más dominante. Promovido por el Banco Mundial, se caracteriza por centrarse demasiado en los cálculos de las tasas de retorno y en el lado de la oferta sanitaria y educativa, de este modo persigue metas meramente cuantitativas mediante indicadores de tasas de retorno, los cuales no están suficientemente desagregados ya que solo se realizan por ciclos (Oya 2011)
El enfoque de capital humano también se caracteriza por prestar insuficiente atención a las interacciones como la del nexo del empleo y el sistema de provisión educativo. Por ejemplo las expectativas de empleo afectaron a la demanda de la educación en 1980-2000 (Oya 2011). Al igual que una cultura que valore la escolarización podría incrementar el número de profesionales del sector sanitario (Clemens 2005). Asimismo existe una relación negativa entre informalización del sector laboral y valorización de la educación formal. También es importante que el currículo se adapte más a las habilidades que se requieren en los empleos. Las interacciones son igualmente fundamentales entre empleo y salud, ejemplo de ello la fuga de cerebros que encuentran oportunidades fuera del sistema público tanto a nivel nacional como internacional. De hecho el siguiente círculo vicioso representa uno de los obstáculos al desarrollo más preocupantes del sistema sanitario en África Subsahariana (Oya 2011).
Desde una perspectiva a largo plazo, la brecha entre el IDH de países ricos y pobres se va estrechando, sin embargo existen grandes asimetrías en los avances. En los últimos 40 años, el IDH de una cuarta parte de las naciones en desarrollo aumentó menos del 20% y, en otra cuarta parte, más del 65%. Entre los países que avanzan más lentamente en desarrollo humano se encuentran los países afectados por la epidemia del sida en África Subsahariana (PNUD 2010). Además, de los 42 países con un desarrollo humano bajo; 34 pertenecen a África Subsahariana (PNUD 2011). Esta enorme disparidad queda representada en el Gráfico 1. Como se puede observar, los países del África Subsahariana con mayores índices de desarrollo humano son Mauricio, Gabón y Botsuana. Mientras que la República Democrática del Congo, Zambia y Zimbabwe el IDH es hoy menor que en 1970.
Los países que más valor de IDH pierden a causa de las grandes desigualdades en las tres dimensiones son los de África Subsahariana. En términos de ingreso, África es la región con mayor incidencia de pobreza multidimensional; ésta varía de un 3% en Sudáfrica a un 93% en Níger, con un porcentaje promedio de privaciones que fluctúa entre 45% en Gabón, Lesotho y Swazilandia y 69% en Níger. Por otro lado, aquellos países que más han avanzado incluyen a los países africanos favorecidos por la explotación del crudo. (PNUD 2010)
Gráfico 1. Evolución del IDH en África Subsahariana 1980-2008.
Fuente: UNDP Indices.
El PNUD asigna los logros de Mauricio a sus exportaciones. El FMI calificó las exportaciones del país como una de las más proteccionistas en la década de 1990. No obstante, de acuerdo con el PNUD, la eliminación de aranceles para insumos importados, así como los subsidios a la exportación y los relativamente bajos impuestos a la agricultura generaron la riqueza suficiente para financiar unos sistemas de administración pública y de protección social generosos (PNUD 2010).
Botsuana por su parte obtuvo instituciones fuertes y crecimiento sostenido gracias a los recursos de diamantes que financiaron las inversiones en infraestructura, salud y educación. A pesar de que el gobierno absorbe el 40% del PIB, en nivel de corrupción es bastante bajo y el gasto en educación y salud relativamente alto desde su independencia. Son estos últimos factores los que diferencian a Botsuana de otros países ricos en recursos naturales que no logran alcanzar tales niveles de IDH (PNUD 2010).
Gabón debe su adelanto en niveles de IDH respecto al resto de países Subsaharianos a la pequeña concentración de población, la abundancia de recursos naturales y la inversión extranjera directa. El sector petrolífero supone más del 50% del PIB y el gobierno ha invertido parte de los beneficios de las reservas petrolíferas en infraestructura médica y la construcción de colegios, así como para los salarios de profesores y la promoción de la educación en áreas rurales. (CIA 2011 y USA Department of Labor 2005)
En suma, los logros de los tres países vienen determinados por la implicación de sus gobiernos en los ámbitos sociales y la utilización de la riqueza como herramienta para fomentar el desarrollo mediante las vías adaptadas al contexto de cada país. El FMI calificó las exportaciones de Mauricio como una de las más proteccionistas en la década de 1990, sin embargo entre otras medidas el gobierno ha seguido ofreciendo grandes subsidios a las exportaciones y ha invertido recursos en los sectores educativos y sanitarios. Del mismo modo, los gobiernos de Botsuana y Gabón no han abandonado su papel en la promoción educativa y sanitaria. Si aceptamos la relevancia del papel del Estado en la promoción de desarrollo humano, resulta preocupante la “demonización del Estado” que se refleja en las políticas económicas neoliberales.
De acuerdo con Polanyi las políticas neoliberales apoyándose en el mercado provocan una reducción del papel del Estado entorno a los servicios públicos. El Estado abandona el sistema de provisión social y reduce su implicación en los ámbitos de sanidad y educación. De este modo cada vez más población queda vulnerable a la pobreza. El vacío que deja el Estado ha sido el centro de actividades de muchas ONG, de hecho en ocasiones la intervención de las ONG ha contribuido a acelerar el abandono del Estado del servicio primario. La privatización protagonizada por las ONG crea ciertas fricciones ya que dichas organizaciones solo han de justificar sus acciones ante sus financiadores y sus agendas no suelen ser públicas (Harvey 2005).
Para valorar los progresos en educación resulta importante tener cierta visión histórica. En 1950 menos del 10% de mujeres adultas sabían leer y escribir en África Subsahariana en contraste con 80% en Chile, más de la mitad en México y Filipinas, más de un tercio en Tailandia y más del 20% en Singapur. En 1949/50, las tasas brutas de escolarización primaria eran del 6% en África Occidental Francesa, 10% en Tanzania y 16% en Nigeria mientras Taiwán ya había alcanzado el 80% (Oya 2011).
A niveles generales los esfuerzos en aumentar los niveles educativos han sido notables y el nivel de escolarización ha pasado de un 54% en 1990 a un 60% en 1998 y a un 67% en 2004. Sin embargo el 40% de los 200 millones de niños y niñas en edad escolar en África no están escolarizados. Asimismo, los logros del Estado se caracterizan por el nivel de matriculación más que por impartir educación de calidad, a pesar de que existe consenso en cuanto a la necesidad de mejorar otros elementos más cualitativos como la tasa de retención o de terminación escolar, así como las disparidades de género o la formación del profesorado (Bidaurratzaga 2007).
Si observamos la Tabla 1, las tasas de alfabetización por encima del 80% en Mauricio Gabón y Botsuana resultan realmente significativas. Si bien el grado de discriminación sobre las mujeres es menor en los países con más población escolarizada como Zimbabue y Mauricio, algunos países con tasas de alfabetización medias, como la Republica Democrática del Congo, muestran un grado de inequidad mayor (Bidaurratzaga 2007). Además como se puede observar en la Tabla 2 las mejoras en la tasa de escolarización han sido más significantes en las dos décadas posteriores a las independencias que en las que han seguido a las políticas neoliberales.
Tabla 1. Tasas de alfabetización de adultos (15 años o más) 1990-2010 |
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1990 |
2003 |
2005 |
2006 |
2007 |
2008 |
2009 |
2010 |
Mauricio |
79,8 |
84,3 |
86,6 |
87,0 |
87,4 |
87,8 |
88,2 |
88,6 |
Gabón |
- |
- |
84,6 |
85,4 |
86,2 |
86,9 |
87,6 |
88,2 |
Botsuana |
68,1 |
78,9 |
81,4 |
82,1 |
82,9 |
83,6 |
84,2 |
84,8 |
R.D del Congo |
47,5 |
65,3 |
67,2 |
67,2 |
67,2 |
67,2 |
67,2 |
67,2 |
Zambia |
68,2 |
67,9 |
70,1 |
70,4 |
70,6 |
70,9 |
71,2 |
71,4 |
Zimbabue |
80,7 |
90,0 |
90,1 |
90,7 |
91,2 |
91,7 |
92,1 |
92,6 |
Fuente: PNUD¹ (2011)
La Tabla 2 muestra como en algunos países las mejoras en la tasa de escolarización han sido más significantes en las dos décadas posteriores a las independencias que en las que han seguido a las políticas neoliberales.
Tabla 2. Tasa de alfabetización en adultos 1960-2010. |
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|
1960 |
1980 |
Variación |
1990 |
2010 |
Variación |
Botsuana |
29% |
46% |
17% |
68,1% |
84,8% |
16,7% |
Zambia |
33% |
51% |
18% |
68,2% |
71,4% |
3,2% |
Zimbabue |
46% |
69% |
25% |
80,7% |
92,6% |
11,9% |
Fuente: Bidaurratzaga (2007) pag.67 para 1960-1980 y PNUD¹ (2011) para 1990-2010.
Los progresos en el ámbito de la salud, aunque relevantes, han visto su ritmo ralentizarse principalmente desde 1990. Los avances en materias de mortalidad materna son aún muy inferiores a lo requerido para lograr el compromiso de los Objetivos de desarrollo del Milenio de reducir en tres cuartas partes la mortalidad materna. En cuanto a la esperanza de vida, en seis países de África Subsahariana la esperanza de vida hoy es menor de lo que era en la década de 1970, y entre las causas de esta disminución cobra enorme peso la epidemia del VIH/SIDA. (PNUD 2010). No obstante existen enormes disparidades en las tasas de infección de virus entre países. Países del África Austral como Botsuana o Zimbabue tienen tasas del 20% o mayores mientras que la tasa de infección en Mauricio no alcanza el 2%. (Bidaurratzaga 2007).
Las disparidades entre los gastos sanitarios de los países africanos son de gran significancia y varían entre el 2% y el 11% del PIB. Por un lado nos encontramos con el problema ya explicado del círculo vicioso de la escasez de personal sanitario. Por el otro, habría que añadir la asimetría entre la disponibilidad de personal sanitario en las zonas urbanas y las rurales. Por ello son necesarias medidas salariales y de incentivos que garanticen la disponibilidad de personal sanitario, sobre todo en las zonas rurales (Bidaurratzaga 2007)
Las políticas en salud desde los 80 advocaron por las “user fees” para promover la recuperación de costes junto con los seguros de base comunitaria inspirados en esquemas de socialización de riesgo (Oya 2011). Actualmente existe consenso en cuanto al el negativo impacto que estas medidas produjeron, ejemplo de ello es el creciente apoyo internacional (Save the Children o el Gobierno Británico, por ejemplo) a la suspensión de las “user fees” (Mc Intyre, Lucy y Mutyambizi 2005).
En la Tabla 3 podemos observar que Mauricio y Gabón tienen una mayor esperanza de vida al nacer de la que tenían en la década de los 70. Sin embargo los progresos en estos países se han producido a una velocidad menor desde la década de los 90. En el resto de países de nuestra muestra la esperanza de vida es menor en el 2010 de lo que lo era en la década de los 70.
Tabla 3. Esperanza de vida al nacer 1970-2010. |
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1970/75 |
1980 |
1990 |
2000 |
2005 |
2006 |
2007 |
2008 |
2009 |
2010 |
Mauricio |
62,9 |
65,8 |
69,2 |
71,3 |
72,0 |
72,1 |
72,1 |
72,1 |
72,1 |
72,1 |
Gabón |
48,7 |
54,4 |
61,1 |
59,9 |
59,5 |
59,7 |
60,1 |
60,5 |
60,9 |
61,3 |
Botsuana |
56,1 |
60,5 |
64,2 |
50,6 |
50,9 |
52,2 |
53,4 |
54,4 |
55,1 |
55,5 |
R.D del Congo |
46,0 |
46,5 |
47,8 |
46,3 |
47,6 |
47,6 |
47,6 |
47,7 |
47,8 |
48,0 |
Zambia |
50,2 |
51,9 |
51,1 |
42,0 |
42,9 |
43,7 |
44,5 |
45,5 |
46,4 |
47,3 |
Zimbabue |
55,6 |
59,0 |
60,8 |
43,3 |
41,7 |
42,4 |
43,4 |
44,5 |
45,7 |
47,0 |
Fuente: Bidaurratzaga (2007) para 1970/75 y PNUD¹ (2011) para 1980-2010.
CONCLUSIONES
El comportamiento de las economías desde los años 80 ha tenido un efecto negativo en el desarrollo humano de numerosos países y ha ralentizado los progresos en el resto. Los avances en materias de educación y salud que se requieren en África Subsahariana para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio para 2015, sugieren enormes retos. Además las asimetrías son preocupantes en varios aspectos: gastos sanitarios, discriminación femenina, concentración de servicios en áreas urbanas o rurales, infección de la epidemia VIH/SIDA.
El Estado y los servicios públicos juegan un imprescindible papel en la promoción de salud y educación mientras que los experimentos de mercado llevados a cabo por las tendencias políticas imperantes desde los 80 han tenido un impacto negativo en ambos sectores. Las medidas políticas no deberían de preocuparse únicamente por las cantidades de la provisión de servicios (reflejadas en tasas de escolarización o número de camas). Elementos cualitativos como la calidad de la atención sanitaria o las capacidades que se adquieren en la escuela son de igual o mayor relevancia.
Además se deben considerar las interacciones tanto por el lado de la demanda como por el lado de la oferta de los servicios públicos. La disminución de costes de acceso a los colegios en zonas rurales, la relevancia de la educación secundaria y universitaria y, la provisión de materiales sanitarios o escolares representan algunos de los grandes retos actuales para el desarrollo humano en África.
REFERENCIAS
Bidaurratzaga Aurre, E (2007) “Desarrollo humano en África Subsahariana: Evolución y perspectivas de la educación y la salud”en Oya, C y Santamaría, A Economía Política del Desarrollo en África. Ediciones Akal. Madrid.
Clarck, DA (2005) “The Capability Approach: Its Development, Critiques and Recent Advances”. Disponible en: http://www.gprg.org/pubs/workingpapers/pdfs/gprg-wps-032.pdf
Clemens, MA (2005) “Workshop on Demographic Challenges and Migration”. Disponible en: http://citeseerx.ist.psu.edu/viewdoc/download?doi=10.1.1.114.5086&rep=rep1&type=pdf#page=201
Harvey D (2005) “Breve historia del Neoliberalismo”. Akal. Madrid.
Mc Intyre, Lucy G and Mutyambizi V (2005). ‘Promoting equitable health care financing in the African context: Current challenges and future prospects’. Equinet Discussion Paper n. 27. Disponible en: http://www.equinetafrica.org/bibl/docs/DIS27fin.pdf
Méndez Delgado, E y Lloret Feijóo, MC (2007) “Análisis territorial del desarrollo humano en Cuba”. Disponible en: http://www.eumed.net/libros/2007c/311/index.htm
Oya, C (2011) “Los retos del Desarrollo Humano en África: Educación y Salud”. Presentación de la segunda sesión de Economía Política del Desarrollo en África.
PNUD (2010) “Informe sobre Desarrollo Humano 2010” Edición del Vigésimo Aniversario. Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. Nueva York. Disponible en: http://hdr.undp.org/en/media/HDR_2010_ES_Complete_reprint.pdf
PNUD (2011) “HDI Trends 1980-2010”. Disponible en: http://hdr.undp.org/en/statistics/data/
PNUD¹ (2011) “Indicadores Internacionales sobre Desarrollo Humano”. Disponible en: http://hdrstats.undp.org/es/indicadores/6.html
USA Department of Labor (2005) “2005 Findings on the worst forms of child labor”. Department of Labor - United States of America. Disponible en: http://www.dol.gov/ilab/media/reports/iclp/tda2005/tda2005.pdf
Wisner, W, Toulmin, C y Chitiga, R (2005) “Towards a new map of Africa”. Earthscan. Reino Unido.