Ileana Jañez Reyes (CV)
Ricardo R. Riquenes Herrera
Yamila Rodríguez Tamayo
eyedelkism@fcs.cug.co.cu
Resumen
El proceso de perfeccionamiento continuo de la Educación Superior Cubana, encaminado a alcanzar una Universidad cada vez más pertinente, que de respuesta a las necesidades e intereses de la sociedad, ha sido una prioridad del gobierno erigido en Cuba en 1959. Consecuentes con este propósito, desde el triunfo revolucionario del 1ro de enero, se han tomado medidas para asegurar que los egresados de la Enseñanza Superior, además de capacidades cognitivas, posean habilidades definidas y valores necesarios no solo para la convivencia humana sino también, para desempeñarse adecuadamente en un ambiente de continuos cambios, donde los objetivos tienden a ser cada vez más exigentes, y requieren de la elevación de la calidad del desempeño.
Palabras claves: educación, martiano, enseñanza socio-cultural, cuba
Introducción.
El proceso de perfeccionamiento continuo de la Educación Superior Cubana, encaminado a alcanzar una Universidad cada vez más pertinente, que de respuesta a las necesidades e intereses de la sociedad, ha sido una prioridad del gobierno erigido en Cuba en 1959. Consecuentes con este propósito, desde el triunfo revolucionario del 1ro de enero, se han tomado medidas para asegurar que los egresados de la Enseñanza Superior, además de capacidades cognitivas, posean habilidades definidas y valores necesarios no solo para la convivencia humana sino también, para desempeñarse adecuadamente en un ambiente de continuos cambios, donde los objetivos tienden a ser cada vez más exigentes, y requieren de la elevación de la calidad del desempeño.
La Educación Superior Cubana, inmersa además, de manera activa y trascendente en una mayor contribución al desarrollo del país, a partir de salvaguardar su independencia y su identidad cultural, enfrentando los retos de la globalización, y las modificaciones en el sistema de valores entre otros aspectos, trabaja por garantizar un proceso de enseñanza-aprendizaje de excelencia expresada en su pertinencia, en tanto se correspondan los objetivos del proceso formativo con las necesidades y exigencias de la sociedad en la cual se insertan los profesionales, como consecuencia de lo cual se ha consolidado paulatinamente, alcanzando una personalidad propia, permitiendo hablar en la actualidad de una escuela cubana de Educación Superior, que gradualmente se ha fortalecido, y que halla su ejecución práctica más inmediata en los planes de estudio vigentes en las carreras de las universidades del país.
El proceso de perfeccionamiento continuo en el que se ha desarrollado la Universidad cubana le ha permitido alcanzar incuestionables logros, y la ha ubicado en un lugar cimero en América Latina y el mundo. Entre los factores que han hecho posible estos resultados, están las concepciones pedagógicas en la que se ha sustentado, las ideas de la Didáctica contemporánea de las que se ha nutrido, y la manera creadora en que ha asimilado en el currículo de las carreras, lo más meritorio del pensamiento revolucionario universal y cubano, y en donde se inserta en un lugar privilegiado y de modo natural, el pensamiento del Héroe Nacional cubano, José Martí.
El estudio de lo mejor del pensamiento del Héroe Nacional en las carreras universitarias reviste enorme importancia para la formación de los futuros profesionales, y constituyen una prioridad del Ministerio de Educación Superior (MES) creado en el año 1976. En el pensamiento martiano existe un caudal de ideas que constituyen puntos de partida en la preparación integral, y la formación de valores éticos y morales de las nuevas generaciones, sus ideas y concepciones son referentes obligados en el proceso docente educativo, y están definidas dentro de los objetivos esenciales de la Enseñanza Superior
Nuestro máximo líder, Fidel Castro, ha planteado oportunamente que "Cuba cuenta con el privilegio de poder disponer de uno de los más ricos tesoros políticos, una de las más valiosas fuentes de educación y de conocimientos políticos, en el pensamiento, los escritos, en los libros, en los discursos y en toda la extraordinaria obra de José Martí. En José Martí, apunta, encontramos el basamento ideológico y metodológico para el tratamiento de los más diversos contenidos, su cosmovisión y proyecto revolucionario en las diferentes direcciones, integran un arma educativa, política y cultural (…)" (1)
A los cubanos en general y, específicamente a los estudiantes universitarios, les hace falta ahondar en el pensamiento martiano y profundizar en ese caudal inagotable de sabiduría política, revolucionaria y humana, ya que en estas están la clave que los ayudará a entender los graves problemas que afectan a la humanidad, y para poder transformar creadoramente la realidad existente.
Este imperativo ha hecho posible que el MES haya ha movilizado sus potencialidades con el objetivo de preservar y difundir lo mejor del legado martiano, y que genere una serie de iniciativas que contribuyan a la formación martiana de los educandos mediante la integración coherente y planificada de su ideario en los planes y programas de estudio. Por esto, de forma sistemática y coherente en los diferentes niveles del sistema, y por disímiles vías, se trabaja para asegurar este propósito, sin dejar la tarea a la espontaneidad de sus directivos y de los docentes.
En el caso de la carrera Estudios Socioculturales, la integración del pensamiento martiano a los planes y programas de estudio se ha convertido en una prioridad de primer orden, pues este es fuente imprescindible de la que se nutren los futuros profesionales de la carrera, al encontrarse en él, ideas y conceptos elementales, sobre temas relacionados con la intervención comunitaria y la educación popular, que son fundamentos básicos para realizar los estudios y el trabajo comunitario que se requiere hoy en día.
El especialista que forma esta carrera requiere un dominio profundo de las técnicas y las vías utilizadas por José Martí para aunar voluntades, realizar grandes proyectos y materializar aspiraciones colectivas, técnicas que se corresponden con los principios que rigen la educación popular en las condiciones actuales.
La obra fecunda de José Martí es considerada de inmenso valor paradigmático en el trabajo comunitario que el educador popular desarrolla hoy en día. A pesar de que la ideas de la educación popular tienen su esplendor en el siglo XX, en la época en que vivió Martí este desarrolló un arduo trabajo para alcanzar la independencia patria, apelando para ello, a la unidad y cooperación de todos los interesados en esta y para lo cuál se valió de su prédica revolucionaria, de su ejemplo continuo, y de su trabajo en función de mantener una coherencia entre la teoría y la práctica, entre la idea y la acción. Sus cualidades como revolucionario, su humildad, capacidad para el diálogo, cordialidad, decisión de romper con lo caduco, de aprovechar todo lo valioso de la tradición y la sabiduría popular, de mantener un vínculo impecable entre el decir y el hacer, son guía indispensable para acometer este tipo de trabajo.
En su amplia obra coexisten ideas y conceptos elementales, sobre temas relacionados con el trabajo comunitario y la educación popular, que son fundamentos básicos para realizar los estudios y el trabajo comunitario demandados hoy en día. De ahí su valor pedagógico para la preparación integral de este profesional con habilidades específicas de trabajo con grupos de personas diferentes y en los distintos escenarios comunitarios.
En las páginas que conforma este material, se pretende como propósito fundamental subrayar las concepciones martianas sobre trabajo comunitario y de educación popular y su validez en el proceso formativo del especialista de la carrera de Estudios Socioculturales a partir del análisis de los principales conceptos del Maestro, mostrando cómo fueron abordados en su tiempo en su prédica revolucionaria con el objetivo de unificar a las masas para llevar a cabo grandes proyectos, así como, demostrar su incalculable valor para llevar a cabo el trabajo comunitario en los distintos espacios socio-comunitarios; recordando siempre, que en Martí lo fundamental no es la enunciación acabada del término educación popular, sino explicar y comprender cómo debe desarrollarse este trabajo desde el ideario martiano, en función de la resolución de los principales problemas de los habitantes de las comunidades, y sobre todo, tratar de explicar las causas y consecuencias de los procesos sociales.
Desarrollo.
En las últimas décadas del pasado siglo XX, como consecuencias del recrudecimiento del inhumano bloqueo económico impuesto por las sucesivas administraciones norteamericanas, y ante el difícil contexto que enfrentó Cuba después del derrumbe del campo socialista, se asumió una estrategia donde las comunidades alcanzaron un lugar significativo y privilegiado por contener los núcleos básicos en la organización social, y potenciar lo que hoy se denomina desarrollo autosostenido y autogestionario.
Las comunidades, entendidas como unidades psicosociales, que se conciben como tal para sí misma y para los demás, como un fenómeno multidimensional donde intervienen variados elementos que deben ser respetados e integrados para hacer de ellas un organismo social eficiente, en lo material y espiritual, se convirtieron en un espacio de gran interés nacional en la década de los 90 del siglo XX.
Como forma de organización de la vida cotidiana, y como organismo que ocupa un determinado espacio geográfico influenciado por la sociedad de la cual forma parte, acapara en la actualidad el interés de todos, no solo por la importancia que en ella se le confiere al individuo y a los grupos sociales que la conforman, sino por las propias potencialidades que encierra para el progreso social. Por tanto, la revalorización del papel de la cultura, de la espiritualidad y del humanismo en este espacio, como una de las estrategias para el desarrollo y parte del proceso de masivización de la cultura, es una prioridad de primer orden para las instituciones y los organismos cubanos.
La importancia estratégica de estas y la necesidad de llevar a cabo su progreso, con el objetivo de potenciar el desarrollo integral de la sociedad cubana a partir de la década de los años 90, evidenció la necesidad de formar un profesional de perfil amplio en el campo de las Humanidades y las Ciencias Sociales, que desde su región tuvieran como centro de su quehacer el trabajo comunitario, para garantizar a partir del contacto y conocimiento de la realidad sociocultural, el despliegue de su accionar basado en un sentido de pertenencia e identificación con las necesidades del territorio.
Para dar respuesta a esta demanda social de atención priorizada a las comunidades, la Enseñanza Superior cubana hizo posible la creación en el año 2000 en la Universidad de Cienfuegos de la carrera de Estudios Socioculturales, extendiéndose posteriormente esta experiencia a otros recintos universitarios del país, hasta completar trece las Universidades que la implementaron.
La apertura esta carrera, sin antecedentes en el sistema educacional cubano, obedeció entre otras razones, a la importancia que se le otorgó a la comunidad como espacio privilegiado de los procesos de adaptación y progreso de la sociedad, y a la necesidad de contar con profesionales que tuvieran una formación general integral que una vez graduados fuesen capaces de interpretar científicamente la realidad y simultáneamente estuvieran preparados para coordinar programas, inducir las iniciativas, implementar proyectos de desarrollo, y que produjeran los cambios oportunos en el ámbito psicosocial y sociocultural cubano.
En los documentos normativos emitidos por el Ministerio de Educación Superior sobre la carrera se plantea, que: "(…) el objeto de trabajo de este profesional es el trabajo sociocultural comunitario; su modo de actuación es la realización de un trabajo especializado de detección, investigación e intervención sociocultural y el objeto de la profesión es la intervención sociocultural comunitaria que implica el trabajo con grupos étnicos, géneros, territorios, generaciones, lo urbano y lo rural; y que deberán dominar como campo de acción cultura, historia, teoría y metodología sociocultural pues su accionar abarcará todos los ámbitos sociales y culturales. Sus esferas de actuación se vincularán tanto a la concepción cultural del individuo como a zonas de relación sociocultural que demanden un trabajo especializado de detección, investigación e intervención sociocultural tales como la sociocultura, la política- ideológica, el turismo y la educación" ( 2).
El especialista que prepara esta carrera desarrolla básicamente su trabajo en los distintos espacios sociales y culturales, pero son las comunidades el centro de su actuación. El trabajo sociocultural específico que realiza este experto adquiere en el contexto cubano actual significativa importancia, de ahí que su preparación sea de excelencia para que sea competente en esta esfera, y que como parte del proyecto social que se construye tenga conciencia, y actúe en la práctica según los principios del protagonismo de las personas, grupos y comunidades, que garantice la participación de todos en los procesos socioculturales, contribuya a valorizar al hombre en la medida en que lo concientice de su papel como ente social transformador de su realidad, a desarrollar y mantener el patrimonio cultural como elemento clave en la defensa de la identidad cultural, pues su preservación y promoción implica hacerlo compartir y mostrarlo íntimamente asociado al desarrollo social.
Las disímiles tareas que desarrolla este especialista exigen la búsqueda de una mayor calidad y excelencia del currículo de la carrera, para que una vez graduados, puedan satisfacer las exigencias y las expectativas sociales. Es por ello, que el MES trabaja para garantizar la pertinencia de los planes y programas de estudio de la misma, y que la haya concebido a partir de la asimilación de lo más avanzado de las concepciones pedagógicas actuales, y de lo más significativo del pensamiento revolucionario mundial y cubano. En este sentido, el estudio de lo mejor del pensamiento cubano, pero imprescindiblemente del pensamiento martiano, y sus criterios relacionados con la educación popular, constituyen una exigencia para los directivos y profesores de la misma, pues este es partida ineludible de la que se nutren los futuros expertos de la carrera, al encontrarse en él, pensamientos y conceptos básicos, sobre temas relacionados con la educación popular, que son fundamentos primordiales para realizar los estudios y el trabajo comunitario que se pretende hoy en día.
La educación popular es una pedagogía latinoamericana, que surge en la década de los años 60 del siglo XX en oposición a la propuesta educativa diseñada por la burguesía para el desarrollo de las comunidades, la que como expresara el mexicano Carlos Núñez es: "(…) una concepción metodológica de trabajo educativo, que tiene como característica fundamental ser políticamente intencionada, pero además ser democrática, participativa, popular y dialéctica. Esta se plantea también, como un esfuerzo en el sentido de la movilización y de la organización de las comunidades con vistas a la creación de un poder popular que sirva de instrumento para la transformación de la sociedad y para la realización de grandes proyectos"( 3)
Pablo Freire, uno de los principales teóricos de esta nueva concepción metodológica educativa, es del criterio de que esta es una concepción de la vida, de trabajo y de lucha que se propone alcanzar la unidad entre la reflexión y la práctica, la práctica y la reflexión, para convertir a los miembros de la comunidad, a los diferentes actores populares en sujetos pensantes y creadores de su propia historia.
Aunque, como nuevo proyecto de trabajo socio-comunitario se desarrolla fundamentalmente en el siglo XX, en los escritos y discursos de José Martí se encuentran una serie de conceptos, sugerencias e ideas, que sustentan los principios del trabajo de educación popular actual, y que son precisos para realizar la labor comunitaria en la realidad cubana presente. Por esta razón, el Héroe Nacional cubano puede y debe considerarse, como una de las fuentes nutricias en las que deben beber los educadores populares en general, y en especial, los especialistas de la carrera Estudios Socioculturales.
No obstante, lo fundamental en José Martí no es la enunciación concluida de teoría, leyes o conceptos acerca del trabajo comunitario y de educación popular, en su vasta obra no encontramos una definición teórica acabada de estos términos, sino, que se localizan aspectos que ofrecen nuevas opciones y otras alternativas que son factibles para comprender y explicar los procesos sociales actuales, en los que se aprecia una visión diferente para el trabajo en y con los grupos de personas en las comunidades. El análisis del contenido de esta arista del pensamiento martiano nos revela que, más allá de un interés cognoscitivo hacia la educación popular, hay en él un interés político-ideológico, y su pensamiento sobre educación popular nació de la necesidad social de aunar voluntades para iniciar la Revolución y lograr la independencia total de la Isla de Cuba.
La educación popular desde el pensamiento martiano es entendida en el contexto de la carrera como el conjunto de valoraciones y criterios relativos a la temática que se encuentran, en forma de ideas no sistematizadas, en los textos de José Martí y son expresión de su modo peculiar de este tipo de educación, en función de su gran proyecto fundacional para Cuba y Nuestra América.
Estas concepciones no constituyen una metodología acabada, sino que, se utilizan como concepción de la vida que propone el Maestro para alcanzar la unidad entre reflexión y práctica para convertir a los hombres en sujetos pensantes y creadores de su propia historia, e integran cimiente preciso para el trabajo de este especialista.
En el pensamiento del Maestro, coexisten una serie de postulados acerca de los principios que rigen el trabajo con diferentes grupos de personas y que se corresponden con los de la educación popular, en los que se enfatiza primordialmente en los aspectos éticos, organizativos y prácticos, sobre la base de que la realidad puede ser conocida y transformada, y que las personas se pueden organizar en función de la ejecución de proyectos propios que aseguran la elevación de la calidad de la vida.
En la extensa obra escrita de Martí se demuestra un profundo conocimiento y un perseverante quehacer práctico en contra de toda manipulación, lo mismo en política, que en educación, que en literatura, y de la lectura de su obra y el ejemplo de su vida, se desprende claramente la conclusión de que la manipulación sea cual sea, o pretenda ser justa, no será educativa ni desarrolladora, sino adoctrinamiento, cuestiones estas que sustentan la metodología del trabajo de la educación popular. Este ella se enfatizaba también en que ningún ser humano debía aceptar sin crítica, lo que dijesen otras personas si antes no lo ve por sí mismo como verdadero, que el pensamiento, el diálogo y la toma de conciencia deben ser la meta de todo hombre y mujer virtuosa. En este sentido los especialistas de la carrera cundo realizan su trabajo de intervención sociocultural deben tener presente estas ideas martianas y sobre todo garantizar la independencia de pensamiento de los comunitarios sin imposición de conceptos y criterios.
José Martí Apuntaba que era es difícil liderar, conducir, educar sin influir, pero el auténtico ideal emancipador se basa en la capacitación y desarrollo de los seres humanos como sujetos pensantes capaces de actuar y decidir por sí mismos: ″ la felicidad general de un pueblo desacatas en la independencia individual de sus habitantes. Una nación es el resultado de sus pobladores libres ″. (4)
Referencia obligada para el trabajo de educación popular que desarrollan los especialistas de la carrera Estudios Socioculturales, si quieren que los pobladores de una comunidad formen parte, sean responsables, creadores, sujetos que participen en la reflexión, que contribuyan a conformar las concepciones fundamentales y que no sólo actúen, sino que piensen y que también decidan.
En el trabajo comunitario el capital fundamental es el hombre y la mujer, con sus defectos y virtudes pero siempre como sujetos pensantes, no sólo con apetencias mezquinas sino con valores espirituales pero siempre con la garantía de su individualidad. Los pobladores libres sólo pueden crecer y desarrollarse en contextos sociales, civiles y comunitarios donde la participación se haga efectiva a través de la democracia del diálogo comprensivo, donde haya diversidad de criterios y donde se respete la dignidad humana. Donde la pregunta sea natural, espontánea, donde no se impongan criterios, y donde se ejercite el pensamiento y la libertad.
Los educadores populares deben hacer suyo el razonamiento martiano sobre la importancia del diálogo para efectuar su trabajo, la importancia vital de la pregunta como impulso inicial del pensamiento en la generalidad de los casos, de la pregunta como expresión de la infinita curiosidad humana, de buscar más allá de lo aparente, para que existan hombres pensantes es fundamental la pregunta.
Martí como maestro creador y flexible recomienda también, en el proceso educacional a las conversaciones como método altamente provechos porque como apuntaba, no estábamos en tiempos de monólogos. Insistía en el diálogo y la pregunta, más la participación de todos, palabras claves de la metodología actual de la educación popular. Para Martí el diálogo es fundamental, no para convencer, no para persuadir sobre lo que alguien crea como la verdad, sino un diálogo como camino que sigue con todos, con la participación y el aporte de todos, para que la verdad sea más honda y mejor, una verdad que se enriquezca sistemáticamente, que no se erija en dogma, que se salve con la reflexión constante.
Recomienda acertadamente que los hombres no deben entregar a otros el control de su pensamiento, insistía en que las riendas del pensamiento no debían dárseles a otros para que los guiara o moviera, esto podía ser perjudicial para la determinación de los hombres, exhortaba a que nadie tenía la facultad de pensar ni decidir en el lugar de nadie, ya que el hombre que pensara por sí mismo es el que se desarrolla y si otros piensan en lugar de los oprimidos, los oprimidos nunca podrían desarrollar su pensamiento.
De lo apuntado anteriormente también se desprende además, que no es saludable que ningún ser humano tenga demasiada rienda en las manos, demasiado poder, porque según Martí, los hombres que tienen en sus manos el control de muchos hombres terminarían siempre haciendo un mal uso de las riendas, y del poder. Por ello, en la educación popular hay que cuidar este principio, todo exceso es peligroso y puede terminar siendo dañino, el poder en las comunidades es de todos por igual.
La metodología de la educación popular, de la mano de la investigación y de la acción –participación, tiene que conocer honesta y valientemente estos principios y, encima, la complejidad y grandes dificultades que hay que enfrentar para llevarlos a la práctica en las comunidades y para las comunidades, pero sobre todo desde las comunidades y con las comunidades. Lo que es válido para un proceso investigativo, resulta todavía más válido par un proceso emancipador. Usando los métodos y los medios de la dominación, jamás podrá alcanzarse la auténtica emancipación de los seres humanos que conforman un grupo, una comunidad, un pueblo.
En la prédica martiana se observa también como brújula constante la necesidad de tener en cuenta en los procesos de transformación, la experiencia acumulada, esta como plantea: (…) debe ser viva, creadora, no debe ser un dogma, ni estéril, porque en ninguno de los casos debe ser absolutizada, que siempre hay que tener en cuenta además la teoría, al respecto decía: ″ la experiencia viva debe prevalecer sobre la experiencia regalada y endurecida ″ (5)
Todo educador popular como evidenció en su vida y obra el Maestro, debe proclamar la importancia vital del sentido común, de la práctica, en contraposición a la teoriozación excesiva y a los rebuscamientos teóricos, hay que estar muy atento además a todo lo nuevo, a los adelantos de las ciencias, y sobre todas las cosas, no subestimar jamás los saberes populares, propiciando en todo momento el diálogo franco, participativo, enriquecedor con los sujetos que conforman la comunidad porque hay verdades esenciales que están en el sentido común de las masas, y en las raíces más profundas del conocimiento popular.
En el trabajo además, de educación popular que desarrollan los expertos de la carrera Estudios Socioculturales en las comunidades, lo mismo que en el trabajo científico, se necesita del equilibrio entre la teoría y la práctica, se debe evitar los excesos en este sentido y como instara José Martí, no se deben absolutizar los elementos teóricos, ni las experiencias prácticas de las comunidades, ni tampoco desconocer el sentido común y la sabiduría del pueblo. Como planteara Martí, en todo proceso de cambio hay que partir de la práctica, pero de una práctica incluyente en el sentido común de los comunitarios, del pueblo que también tiene sus experiencias, sus valores, sus tradiciones, su cultura acumulada, y estas hay que considerarlas para la transformación adecuada, él prefería ver a los hombres haciendo, construyendo, creando aprendiendo, antes que sentados, de modo inacabable en el esfuerzo reflexivo por dar completamiento y cima a todos los detalles de un plan, de una metodología, o de una teoría.
Y como bien enseñara Martí, "(…) hay que poner a los seres humanos en condiciones de tomar por sí lo útil, no imponerles a las masas criterios, a los sujetos que componen el pueblo hay que brindarles los caminos para que puedan seleccionar el que deben transitar, pero siempre, teniendo en cuenta sus potencialidades, hay que permitirle además la reflexión, la participación, hay que estimularlos por todas las vías y crearles las condiciones necesarias para que participen, y decidan por sí mismos" (6) . Únicamente por este camino martiano, los trabajadores comunitarios pueden contribuir desde la educación popular a desarrollar e cada ser comunitario un ser humano creador, por este camino de esencias y no de formalismos y palabrerías se puede transformar las comunidades.
Martí expresaba que el pueblo no debía ser el objetivo, la meta, el punto final de llegada, todo lo contrario, debía ser el punto de partida para el cambio social, y como elemento indispensable además, tener en cuenta en todo momento la práctica del pueblo, su sentido común y su cultura. No se planteaba objetivos para el pueblo, él partía del pueblo, él se alimentaba de su práctica y de su historia, y ajustaba sus ideas, y las teorías más acabadas, a las victorias y tradiciones de su pueblo, aprendiendo a sentir desde el pueblo y con su pueblo.
En este sentido y retomando los pensamientos del Maestro, la educación popular desarrollada por los especialistas de la carrera Estudios Socioculturales para potenciar el desarrollo comunitario debe partir de los conocimientos y las necesidades sentidas por los diferentes actores, grupos, capas, y clases sociales, con la orientación fundamental de que las masas tomen conciencia de su situación existencial, de los recursos, de los valores, problemas, y dificultades, antes de pasar a la acción, a la práctica que mejora y transforma. Se trata de una reflexión a partir de la práctica concreta y que sigue acompañándola.
En toda la obra de José Martí se descubre como brújula permanente su ansiedad por mantener la coherencia entre el discurso y la acción, entre lo que se dice y lo que se hace o está dispuesto a hacer. Se evidencia además, su accionar con relación a la verdad y los hechos y su trabajo en función de que los hechos han de acompañar siempre a la palabra, sólo la palabra verídica es la que guía, en el contacto cercano, cotidiano con la comunidad, es más fácil acompañar y descubrir las coherencias de la palabra, esa coherencia reluce, como el oro nuevo que anunció José Martí, cuando prevalece el amor.
Para Martí en otro orden de cosas, la justicia entre los hombres y el equilibrio y armonía en las relaciones del hombre con la naturaleza, son valores supremos. Sabe que no puede hablarse de libertad y riqueza individuales sobre la basa de de la falta de libertad y riqueza de nuestros semejantes. El bien común es otro de sus valores supremos, ese bien común martiano incluye y permite el bien individual que no es lo mismo que el bien individualista, de ahí su más célebre frase, ″ Con todos, y para el bien de todos ″ (7)
Otras concepciones martianas acerca de la educación popular de esencial importancia en la formación del especialista de la carrera, son sus ideas acerca de las características que deben reunir los líderes que actúan en las comunidades, en esta dirección el Maestro apunta que los mismos deben ser desinteresados, concientes, que no deben convertirse en caudillos, ni hacer uso indebido de los recursos que a la comunidad se le asigne, y que la única recompensa que deben esperar es la de ver crecer y desarrollar a su pueblo, verlo más libre, pensante y creador, por lo que deben ser ejemplo de amor, de sacrificio, y de entrega a la causa de los oprimidos.
El educador popular no debe comportarse como un sectario o un dogmático, su capacidad dialogadora tiene que propiciar la continua participación de los sujetos de la comunidad, que por ser sujetos también tienen sus criterios, sus conocimientos, y sus opiniones. La amistad y la cultura son los pilares en los que deben sustentar su trabajo, deben andar con la verdad de su mente y de su corazón, saber escuchar atentamente, lo que es una manera de decir y de participar, no deben convertirse en caudillos, ni en dueños absolutos de nada, los celos, las envidias, han de ser superadas con pensamiento y ternura para que no crezcan como hierba mala disminuyendo la unidad de la comunidad, y por encima de todo protagonismo banal, por encima de todo interés egoísta se debe poner la felicidad de la gente: ″ lo que importa no es que nosotros triunfemos, sino que nuestra patria sea feliz. ″ (8)
El educador popular, lo mismo que el patriota pelea por la independencia de su patria, va a estar sumido en una lucha de cordialidad y ternura pues lo que impulsa es el amor por la justicia y la dignidad humana, su amor por los semejantes se expresa en su sensibilidad ante las necesidades y los problemas de su pueblo, es capaz de sacrificarse por los otros, ha de tener la voluntad y el amor suficiente para colocarse en el lugar de los oprimidos, sentir, pensar con ellos y para ellos.
El objetivo fundamental de un auténtico proceso de educación popular es la emancipación material, y cultural del pueblo a través de su participación, y de su crecimiento y desarrollo integral en ese propio proceso emancipador. El cumplimiento de ese objetivo fundamental demanda entre otros, la exitosa obra de organización de las comunidades para que participen activamente todos los comunitarios en la identificación de sus problemas, de sus necesidades, de sus recursos, e incluso de sus sueños.
La educación popular que debe realizar el especialista que forma la Carrera Estudios Socioculturales debe proponerse, sustentado en el ideario martiano, con la relación estrecha de los agentes de la comunidad y para la comunidad, para desarrollar valores como la solidaridad, el colectivismo, y la ayuda mutua. También se debe preparar la comunidad para la toma de decisiones, para la ejecución de las acciones y proyectos y para que ella misma evalúe, y valore, por sí y para sí, científicamente los resultados de su quehacer.
Y como factor concluyente en el trabajo con los grupos de personas realizar una obra de infinito amor, en su prédica habla del amor no como algo absoluto, acabado, intocable o como panacea universal. En la mayor parte de sus escritos el amor está definido y utilizado como un método, o camino que se contrapone al de la opresión, al del dominio de unos hombres y mujeres sobre otros.
El amor en lugar de autoritarismo, es participación, convencimiento, porque lo que persigue Martí no es sustituir una dominación por otra, un poder por otro. Sus concepciones sobre el amor van mucho más allá, el persigue la auténtica liberación del ser humano, e incluso más, su felicidad a través de la realización de una obra de infinito amor, no hay que dominar la naturaleza, ni a los otros seres en nombre de nada ni de nadie, refiere que lo que hay es que multiplicar el amor. Son incontables las conmovedoras y convincentes referencias martianas a la fuerza y el camino del amor, nos dice además que el amor es la única ley de la pedagogía, de la educación y del entendimiento, de ahí que los educadores populares deben sustentar su trabajo en estos conceptos martianos, ya que "(…) el signo distintivo del poder y la autoridad es la fuerza del amor, amar es un modo de crecer, en qué otro sentido pudiera tener la educación popular, el camino de la vida para con uno mismo y para con los demás que el crecimiento de la comunidad." (9)
Conclusiones.
El estudio realizado nos ha permitido arribar a las siguientes conclusiones:
Referencias Bibliográficas.
Bibliografía
1. BELLIDO AGUILERA, ROLANDO. El oro nuevo: José Martí en la Educación Popular. CIE. La Habana, 2003.
2. CASTRO RUZ, FIDEL. Educación en Revolución. Editorial Pueblo y Educación. Ciudad. La Habana, 1975.
3. CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS. Ideario Pedagógico. José Martí. Editorial Pueblo y Educación. Ciudad de La Habana. Cuba, 1976.
4. CIE Graciela Bustillos. Selección de lecturas sobre Metodología de la Educación Popular. Editora APC. La Habana, 1998.
5. ________________. Selección de lecturas sobre Investigación acción participativa. Editora APC. La Habana, 1999.
6. CHÁVEZ RODRÍGUEZ, JUSTO A. Acercamiento necesario al pensamiento pedagógico de José Martí. Ministerio de Educación. La Habana, 1990.
7. ________________. Libertad, inteligencia y creatividad en el pensamiento de José Martí.-- p.29-35 – En Educación.- Año XXII, Nº 81.- La Habana, enero- junio1992.
8. HART, ARMANDO. Para encontrarnos con Martí y Fidel. Editorial. Centro de Estudios Martianos, La Habana, 1988.
9. _________________. Del trabajo cultural. Selección de discursos. Editorial Ciencias Sociales. Ciudad de la Habana, 1978.
10._________________.Las Cátedras Martianas en la Educación Superior. Ponencia presentada por la Cátedra Martiana de la Universidad de La Habana, al Encuentro de Cátedras Martianas de la Educación Superior. Cuaderno de la Cátedra Martiana de la Universidad de La Habana. Año I, Número 1: 1995.
11. MAÑACH, JORGE. Martí el Apóstol. Editorial Ciencias Sociales. La Habana 1990.
MARTÍ, JOSÉ. Obras Completas. Editorial de Ciencias Sociales. La Habana, 27 t, 1975.
12. _________________. Epistolario. Editorial de Ciencias Sociales. La Habana, TOMO 5, 1993.
13. _________________. Ideario Pedagógico. Centro de Estudios Martianos- Editorial Pueblo y Educación. La Habana, Cuba, 1990.
14. MINISTERIO DE EDUCACIÓN SUPERIOR. Documento base para la elaboración de los planes de estudio. Dirección Docente Metodológica. Ciudad de la Habana, 1987
15. _________________. Carrera Estudios Socioculturales. Modelo del Profesional. Ciudad de la Habana, 2000.
17._________________. Programas Carreras Universitarias. Ciudad de la Habana, 2000.
18.Núñez, Carlos. Educar para transformar. Transformar para educar. Programa regional. México, 1991.