Alina María Cuadréns Villalón (CV)
alinacv@ucp.sc.rimed.cu
Sonia María Vidal Ferry (CV)
Josefa López Ferrera
Universidad de Ciencias Pedagógicas "Frank País García"
Cuba
RESUMEN
En el artículo se abordan una serie de conceptos necesarios para la comprensión de los cambios que se han producido en la familia cubana y la educación de género y constituye uno de los resultados del proyecto de investigación: “La educación de género en la formación profesional pedagógica. Perspectivas ético cultural”.
La familia, célula fundamental de sociedad, constituye una categoría histórica –social, unidad social básica que ha resistido los efectos desintegradores de la sociedad moderna y seguirá siendo importante por las funciones que realiza.
Aborda el nuevo papel de mujer en la sociedad así como la evolución de los hombres, en función de la equidad de género y aunque en nuestro país se realizó un profunda revolución social, está, no ha podido borrar los puntos de referencia culturales promovidos durante milenios, los cambios en la familia cubana son más desde lo socioestructural que desde actitudes, creencias e ideas.
Hoy constituye un reto, el potenciar desde la familia la educación de género que conlleve a eliminar cada vez más las injusticias y discriminaciones, para lograr seres más plenos, libres, y felices sin atavismos y perjuicios del pasado.
SUMMARY
In the article they are approached a series of necessary concepts for the understanding of the changes that you/they have taken place in the Cuban family and the gender education and one of the results of the investigation project constitutes: "The gender education in the pedagogic vocational training. Cultural ethical Perspectives.”
The family, fundamental cell of society constitutes a historical category social, basic social unit that has resisted the disintegrating goods of the modern society and you will continue being important for the functions that you carries out.
You approaches the new woman paper in the society as well as the evolution of the men, in function of the gender justness and although in our country he/she was carried out a deep social revolution, you is, you has not been able to erase the cultural benchmarks promoted during millennia, the changes in the Cuban family are more from the socioestructural than from attitudes, beliefs and ideas.
Today you constitute a challenge, developing from the family the gender education that bears to eliminate more and more the injustices and discriminations, to achieve more full, free, and happy beings without atavisms and damages of the past.
La familia es una categoría histórica- social, que deviene en célula fundamental de la sociedad y es en este inicio del siglo XXI, la unidad social básica que ha resistido los efectos desintegradores de la sociedad moderna y seguirá siendo importante por las funciones que realiza. En su libro “La familia humana”. Jorge Potrony expresa. “La familia es un genuino crisol de hombres libres y sanos, su ineludible función reproductiva y educativa tendría su ocaso únicamente si desapareciera la especia humana”.1
Hoy no podemos hablar de la existencia de la familia típica tradicional, estamos atravesando por un periodo histórico de cambio de muchos valores, normas y principios y sería errado pensar que la familia cubana no ha sufrido transformaciones a partir de profundos cambios socio-económicos ocurridos desde el mismo inicio del triunfo de Revolución que sentaron las bases para la constitución de un nuevo modo de vida familiar. Engels planteó que la familia actual sería el resultado de las determinaciones históricas y sociales, cuando expresó: “En sociedades futuras en que las condiciones económicas cambien, la familia deberá desarrollarse de acuerdo a dichos cambios, como lo ha venido haciendo hasta ahora y es imposible predecir que tipos de familia formaran esas generaciones futuras… y que hayan desaparecidos perjuicios, atavismos y preceptos heredados de sistemas sociales diferentes”2. Esto corrobora que la familia como categoría histórica-social es cambiante en donde inciden los cambios operados en las condiciones económicas de la sociedad. Pero como unidad social no se transforma tan aceleradamente a tenor de las transformaciones a nivel social.
Hoy la familia ha cambiado, aún existen insatisfacciones con el tipo de familia funcional que heredamos y que concebimos como “ideal”. Pero se elaboran nuevas formas de vivir en pareja y en familia que resultan más liberadoras y funcionales a las exigencias actuales. El proceso de renovación de la familia cubana es hoy una realidad, pero esta no ha borrado en su totalidad las huellas de siglos de la familia patriarcal que heredamos.
En nuestra sociedad la familia sigue siendo una estructura organizativa funcional importante, para el progreso social y para la educación de género. Recordar que según expresará José Martí, el amor es el lazo de los hombres.
El nuevo papel de la mujer en la sociedad y su incorporación al trabajo transformó su tradicional rol, en lo cual juega un importante papel la economía, la política, la ciencia y la técnica, estas últimas reducen el tiempo de las tareas domésticas y crianza de los hijos y contribuyen a romper el modelo de mujer, ama de casa, esposa y madre a tiempo completo.
Las profundas transformaciones socio- económicas ocurridas en nuestro país desde el triunfo revolucionario crearon condiciones para un nuevo modo de vida familiar. La familia cubana ha tenido que actuar en un escenario de grandes cambios sociales que se traduce en contradicciones y en ocasiones antagonismos entre lo acelerado de estos desde lo social y la subjetividad individual atravesada por un sistema de creencias, mitos, que durante siglos han sido considerados irrebatible, a los que por esa misma causa es difícil renunciar. La pareja y la familia cubana hoy no están en crisis como muchos aseveran, lo que está en crisis son los modelos tradicionales trasmitidos a través de la cultura y que ya no son funcionales a la sociedad.
La mujer cubana ha asumido un papel protagónico e incorpora necesidades de su realización social al margen de la familia y la maternidad, pero sigue siendo dueña del hogar y de sus hijos, se sigue manteniendo el modelo tradicional de distribución de las tareas domesticas, a educar sobre la base de las diferencias de sexo. La mujer se incorpora al trabajo a las actividades sociales, políticas, científicas y laborales pero sin cambiar la historia, sigue manteniendo su feudo en el hogar y con los hijos. El hombre intenta hoy un nuevo papel que no rompe con sus puntos de referencia actual, sino que asume el reclamo de ayuda de las mujeres. No se trata de rivalizar y competir con los hombres, se trata de recuperar todo lo que la cultura le expropio por su condición de mujer.
La familia tiene varias funciones: biosocial económica y cultural o cultural o formadora, detengámonos en la función cultural o formadora por la importancia que tiene en el, proceso de reproducción de valores en la sociedad. La familia cubana en su generalidad desde edades tempranas establece un modelo sexista en la distribución de roles y en cuanto al ámbito doméstico, ella ejerce un papel debilitador de la transmisión del valor relativo a la igualdad de la mujer.
La relación en los hijos de características, actividades y formas de relaciones sociales observadas en los padres u otros familiares adultos es expresión del importante papel que la familia asume en el, proceso de reproducción de valores, en este papel parece ser eficaz los patrones de comportamiento caracterizados por la sobrecarga de la mujer y la poca participación de los hijos (sobre todo varones) en la realización de las tareas domésticas. La función cultural o formadora de la familia es primordial en la educación de las nuevas generaciones.
La educación de género no es más que el proceso de enseñanza fundamentado en la teoría de género cuyo objetivo general es la concientización de la necesidad de armonía y equidad en las relaciones de género, y cabe preguntarse entonces ¿qué es género?
Género es el conjunto de características culturales, políticas, psicológicas, jurídicas, económicas asignadas a las personas de acuerdo con su sexo. El género cambia en razón del espacio, el tiempo.
Es el condicionamiento socio - histórico – cultural que asigna tanto a hombres como a mujeres determinados roles a cumplir. El género conduce a la formación de jerarquías otorgando mayor valor y status a las actividades realizadas por los hombres, por tanto la posición de la mujer aparece desvalorizada y/o subordinadas en la mayoría de las sociedades.
El género es una categoría construida social y culturalmente, se aprende y por lo tanto puede cambiar. Hablar de esto significa dejar de creer que los roles sociales y culturales asignados a hombre y mujer son naturales. El enfoque de género trata de humanizar la visión del desarrollo. El desarrollo humano debe basarse en la equidad de género.
No cabe duda que el papel del hombre también se ha modificado, es lógico pensar que en término de una sociedad en que cambian las mujeres, los hombres evolucionen. El cambio más importante de la mujer ha sido su presencia y participación en la esfera pública y laboral, considerada antes privativa de los hombres. La evolución más importante producida en los hombres es en la relación íntimo - personal, con cuestiones que tienen que ver con sus sentimientos, los hijos, la pareja y la familia.
Hoy en que la familia cubana ha cambiado y la mujer juega un nuevo papel en la sociedad se hace necesario reflexionar acerca de la necesidad de potenciar desde la familia una educación de género que conlleve a eliminar cada vez más las injusticias y discriminaciones, con el objetivo de lograr seres más plenos, libres, felices, para lograr que nuestros niños y niñas sean personas sin atavismos y perjuicios del pasado, que conlleve a formar individuos más integrales, de igual forma que lo enseñamos a caminar, hablar, a leer.
Es cierto que ha cambiado la familia cubana, que ha tenido que actuar en un escenario de grandes transformaciones sociales, lo que se traduce en contradicciones y en ocasiones antagonismos entre lo acelerado de los cambios desde lo social y la subjetividad individual atravesada por un sistema de creencias, mitos, que durante siglos han sido considerados irrebatibles y a los que, por esa misma razón, es difícil renunciar, según señalamos anteriormente. Las crisis no son señales de deterioro, implican riesgos y conquistas, son motores que impulsan los cambios. La familia y la pareja no están en crisis en Cuba, lo que está en crisis son los modelos tradicionales trasmitidos a través de la cultura, que ya no son funcionales en la sociedad actual. No obstante lo más resistente a los cambios es la división de las funciones y el desempeño de papeles de acuerdo con el arquetipo sexual tradicional dentro de la familia, manteniéndose el modelo tradicional de distribución de tareas domésticas, una tendencia a la educación diferenciada por sexo.
La revolución social no puede borrar los puntos de referencia culturales promovidos durante milenios, los cambios en la familia cubana son desde lo socioestructural y no de actitudes, creencias e ideas. La educación de género presenta barreras en la cual ha de tenerse en cuenta una serie de factores culturales que condicionan la forma de pensar y actuar de una parte de la población. Como hemos planteado la sociedad en que vivimos es cambiante y la familia ha sufrido transformaciones sustanciales, lo que hace actualmente una necesidad crear desde lo cultural nuevos patrones que no produzcan discriminación y se mantengan las diferencias que la propia naturaleza impone.
En la familia, uno de los factores de socialización encargada de formar desde temprana edades relaciones basadas en el respeto y la educación de género sustentada en la equidad de género que se expresará en la vida futura y el modo de actuación de las nuevas generaciones.
La familia cubana no se ha convertido aún en el espacio que contribuya a la educación de sus miembros de forma no sexista, exento de patrones machistas discriminatorio, lo que nos dice que educar sobre una adecuada orientación de género no solo requiere de la enseñanza verbal, sino de la actuación, sabiendo reconocer valores en las personas independientemente de su sexo, manifestándonos sin perjuicios y tabúes arraigados, de forma tal que propicie la participación activa, democrática, tanto en el hogar como en la escuela.
La familia cubana como célula básica de la sociedad la sigue correspondiendo un importante papel en la educación de género, para lo cual se requiere no solo buena voluntad sino también mayor información, conocimientos, para potenciarla desde la propia familia, cambios de conducta desde las primeras etapas de la vida, que conlleven a mayor equidad. No basta con que estén formuladas en términos de declaraciones o códigos para lograr tal objetivo, no basta el conocimiento formal, se hace necesario que se conviertan en efectivos reguladores de la conducta del hogar, tarea nada fácil pues los cambios económicas y sociales se producen más acelerados que los cambios en las ideas, juicios, principios y valores que subsisten en la conciencia de los hombres: como forma caducas de pensar y actuar.
Se hace necesario un enfoque equitativo de género como eje que atraviese toda la concepción de forma educativa desde la familia, la escuela, la sociedad y los medios de comunicación que contribuyen al logro de una educación de género.
Se debe convertir a la familia en una verdadera representante de los valores más genuinos de la sociedad a que aspiramos, cada vez más justa y humana, para que pueda realmente cambiar las cosas que en apariencia la sociedad ve como normal, y que para ella resulta imposible que se cambien, como por ejemplo: por mucho que cambie la sociedad, hablar de familia, mujer, hombre, madre, padre, pareja es hablar de los mismo, nada cambia. Y qué ocurre entonces las personas comienzan a vivir como normal muchos procesos vitales que se sufren y padecen, pero que no se cuestionan, para lograr en realidad su transformación.
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