Contribuciones a las Ciencias Sociales
Noviembre 2011

LA ORATORIA MARTIANA COMO RECURSO DE SU ACTIVIDAD POLÍTICO COMUNICATIVA



Carlos Alberto Suarez Arcos (CV)
carlossa@ult.edu.cu
Zahira Ojeda Bello (CV)
Universidad de las Tunas, Cuba
zahira@ult.edu.cu


Resumen: 

El nuevo siglo impone nuevas y complejas formas de realización de la actividad político-comunicativa, mediada  por el influjo de las tecnologías que logran marcar abismales diferencias en detrimento de aquellos económicamente más débiles. En correspondencia con ello, nuestra realidad exige: perfeccionar los métodos para  comunicar  lo político a toda la sociedad, pero en especial a los jóvenes, como condición para lograr su  incorporación plena en las transformaciones  económicas y sociales que necesariamente tenemos que realizar.

La actividad subversiva de la cual somos objeto se perfecciona e incrementa planteándonos una guerra de pensamientos. Para ganarla, el estudio y puesta en práctica de los diferentes recursos empleados por José Martí en la comunicación de lo político es fundamental y contribuye, en la medida en que dialécticamente lo apliquemos a nuestros contextos, al desarrollo de métodos atractivos y  participativos que se correspondan con las necesidades, intereses y expectativas de la sociedad cubana.

Esta, es la premisa fundamental que conllevó al desarrollo de la presente investigación, la que ha pretendido en sentido general, contribuir a sistematizar el estudio de la oratoria martiana como un insustituible recurso de su actividad político comunicativa. En la cual, se enuncian formas de lograr enfrentar en el presente las manifestaciones de formalismo, falta de creatividad y criterios obsoletos que existen  en la comunicación política.

PALABRAS CLAVES: oratoria, comunicación política, José Martí



Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Suarez Arcos, C; Ojeda Bello, Z.: "La oratoria martiana como recurso de su actividad político comunicativa", en Contribuciones a las Ciencias Sociales, noviembre 2011, www.eumed.net/rev/cccss/15/

Es José Martí uno de los pensadores más recurridos, tanto en las actividades sociales como investigativas del pasado y presente siglo, no obstante, las vertientes relacionadas con la comunicación política han sido poco estudiadas, lo que impide conformarnos una visión abarcadora de las disímiles aristas de su pensamiento. Las sistemáticas lecturas y relecturas de destacados estudiosos martianos, suscitadoras de nuevas ideas, unidas a las necesidades impuestas desde la práctica a la comunicación  de lo político en el contexto  cubano contemporáneo, nos motivan a realizar en su obra nuevas lecturas.

La actividad político comunicativa de José Martí no nace por generación espontánea, sino como consecuencia de la comprensión de su importancia para el logro del propósito más alto de su vida, la independencia de Cuba. Fue a través de un proceso formativo contextualizado que asume creadoramente las fuentes nacionales y universales relacionadas con tan importante actividad y no pocas veces las supera,  al conformar un discurso donde ética y política se conjugan en un todo armónico.

Sus ideales políticos discurren en la práctica comunicacional que se expresa desde una rica variedad de recursos, por mediación de  ellos  convierte los objetos y procesos  de su entorno humano, natural, social  en símbolos que se constituyen a su vez en   eficaces armas de combate ideológico que le abren caminos para su propia autosuperación, en función de transformar la realidad político-social.

Las diversas influencias filosófico, ideológicas, políticas y comunicativas a que su pensamiento enriquecen lo llevan a ser integrador, abierto y dialéctico. A pesar del valor que poseen las concepciones martianas sobre la actividad político comunicativa, hasta hoy, no nos ha llegado un estudio sistematizador que permita apreciar la magnitud de dicho pensamiento.

El momento integrador del pensamiento de Martí, la esencia de su vasta obra según las consideraciones de los estudiosos de su obra, tiene lugar en las más diversas facetas de su actuar y su pensar, por ejemplo, en su filosofía, su oratoria, su actividad periodística, su poesía, su pensamiento relacionado con el derecho o la educación; ya que consideran que su objetivo fundamental siempre está dirigido a la formación y liberación humana de los latinoamericanos y por tanto, su obra, ya sea de contenido ético, estético, político o literario, siempre tiene una connotación humanista–fundadora.

La muy atinada apreciación de la capacidad comunicativa de José Martí donde el diálogo determina el modelo empleado y no el monólogo nos lleva a disentir de la forma común en que se valora el hacer martiano desde la estrechés de la actividad propagandística, de la cual pudiéramos afirmar además que se concreta desde innumerables recursos y formas que persiguen el logro de sus propósitos políticos.

La propaganda en Martí,  es una forma de objetivar la comunicación de lo político  pero no constituye el todo, Martí propagandista no abarca la universalidad de factores formas y medios de la actividad político-comunicativa martiana, ineluctable premisa de lo que hoy denominamos comunicación  política.

Es por ello que sobre la base de tan rica herencia, se requiere profundizar en el estudio de los recursos que emplea para el logro de sus objetivos político comunicacionales  en particular desde la perspectiva de esta investigación, en sus discursos o sea en su oratoria ya que el propio Martí considera que la palabra hablada funde mejor a los hombres, criterio que enuncia el grado de significación que el Apóstol le concede a este recurso en la comunicación  de lo político.

En Cuba y en el extranjero son  frecuentes los estudios e investigaciones del Martí periodista u orador, pero no sobre su actividad político-comunicativa. Por lo que es  importante una mayor integración asuntiva, mostrar cómo lo ético, lo estético, lo político, lo científico, lo literario y lo filosófico, se relacionan  en Martí como fundamentos de un modelo sui géneris de comunicación política, que constituye antecedente de esta disciplina en Cuba y fuente de extraordinario valor. Sobre la actividad práctica en la cual se constituye según nuestro criterio, la unidad perfecta de su vida la concreción de su ideal humanista, de naturaleza cósmico – cultural puesto al servicio de la Patria.

La política encuentra en su palabra una vía efectiva y eficaz de realización por lo que resultaría imposible concebirla fuera del espectro comunicativo; partiendo de esta idea, se puede reivindicar el estudio de su oratoria  desde  un enfoque político-comunicacional.

En este sentido, los doctores en ciencias filosóficas Ada Bertha Frómeta y Alberto Velázquez se encuentran entre los pioneros en el estudio de la comunicación política en José Martí en su trabajo:”Aproximaciones al pensamiento político de José Martí” consideran que la unidad entre ética y política que se da en el discurso de 1887 en homenaje al 10 de octubre de 1868, constituye un modelo de comunicación política.

Los métodos, recursos, formas y las consideraciones de nuestro mayor fiador ante el mundo respecto a la comunicación de la política contenidos en sus discursos, aguardan aún por un estudio más profundo e integrador que permita su análisis y necesaria puesta en práctica en la realidad cubana actual. De manera que tan necesaria actividad no se convierta en una práctica dogmática, formal y obsoleta que lejos de facilitar el perfeccionamiento de nuestro modelo social, lo entorpezca y dificulte.

Más de cien años de indagación en la obra de José Martí,  develan cuanto puede contribuir  el Apóstol a la mejor comprensión de nuestra  realidad político-comunicativa. La profundidad y riqueza de las producciones científicas asociadas al estudio de su obra,  nos permiten, partiendo de ellas,  llegar más lejos en el estudio y sistematización de importantes facetas de su hacer; asociadas a la comunicación de lo político, como valioso antecedente de la comunicación política en Cuba y América Latina.

Las valoraciones hasta hoy realizadas sobre su actividad político comunicativa, aunque  abundantes y no poco profundas, no siempre facilitan conformarnos una visión abarcadora e integradora de las disímiles formas, aristas, recursos, y medios de los que se valen para objetivarse el pensamiento y la praxis político comunicacional martiana, antecedente fundacional y fundamental en la comprensión y realización de la comunicación política en nuestros tiempos.

Las necesidades impuestas por la práctica, al pensamiento cubano y latinoamericano contemporáneo relacionado con esta actividad,  nos motivan a encontrar en su obra,  lecturas que contribuyan a formular  interrogantes tales como: ¿Se relacionan o integran en la actividad político-comunicativa martiana, periodismo, agitación, divulgación, propaganda, oratoria, poesía y  política? ¿Cómo lograr que la comunicación política sea un diálogo entre sujetos?  A partir de las cuales   podamos contribuir al estudio y  desarrollo de una teoría de la comunicación política cuyos fines, estén dirigidos a lograr la realización y liberación del ser humano. 

Se hace entonces necesario el análisis de una etapa medular en el desarrollo de lo político-comunicativo, de la cual Martí, es protagonista de un sistema mediático de influencias político-ideológicas que aguarda por la indagación científica.

La no existencia de la comunicación política como disciplina en el siglo XIX, no significa ausencia de actividades  fundamentalmente prácticas, cuyo fin era la comunicación de lo político en el contexto cubano. Por lo que se hace imprescindible tener en cuenta las  características de esta actividad en Cuba; escenario donde se producen importantes eventos políticos en los predios mediáticos. Predios que incluyen los espacios públicos de comunicación política, de especial significación en la geografía  político comunicológica  de la época;  pero que además, rebasan las fronteras nacionales y trascienden el espectro mediático latino  y panamericano.  

Asumir la labor martiana, como importante momento de la actividad objeto de estudio presupone  valorar en ella,  sus concepciones sobre dos de los componentes fundamentales de lo que hoy denominamos comunicación política: comunicación  y política; así como, su relación hacia el interior de la praxis martiana. En el caso del primero de ellos, la comunicación, es abordada desde las acciones o actividades que pueden ser asumidas como actitudes o prácticas comunicativas realizadas por el Apóstol, tales como el periodismo o la oratoria, fundamentalmente.

En el caso de la política,  campo privilegiado desde el punto de vista teórico  en la obra de José Martí, proponemos una visión desde la cual,  concibe su realización en indisoluble  unidad  con la  comunicación; siendo su oratoria un punto de referencia obligado y su legado en general, una cima a la cual ascender  para desde su altura  preguntarnos: ¿Cómo comunicar lo político? ¿Cuáles recursos emplear para que lo estético y lo ético en lo político no caminen por sendas diferentes en un hoy, donde la  eficacia del mensaje político debería estar determinada por todo cuanto este, sea capaz de aportar en aras de lograr la concreción de la República con todos y para el bien de todos?

Aún cuando tan complejas interrogantes no puedan ser respondidas definitivamente en los  marcos de esta investigación  consideramos útil contribuir a la ascensión a partir de la cual la  actividad político comunicativa martiana pueda, por su nivel de sistematización y comprensión constituirse en el  importante caudal del que necesariamente ha de nutrirse nuestra práctica y nuestra  teoría.

La disciplina: Comunicación Política.

Los autores, convergen al considerar que los inicios de esta, están en los orígenes de la civilización, cuando la vida social  dependía de las  habilidades de los  líderes  en el manejo de la palabra para comunicar sus ideas con un fin determinado, influir sobre el resto de la comunidad o grupo social. Sus posicionamientos son comunes al considerar como una etapa superior de ese largo proceso, al mundo antiguo; debido al interés que  allí despierta  la relación entre las instituciones políticas y su forma de comunicarse con el pueblo, valiéndose de disciplinas como la filosofía, el derecho, la retórica o la elocuencia. Desde entonces y hasta nuestros días cada formación económico-social, ha tenido sus características, rasgos, medios y hace sus aportaciones a la actividad por medio de la cual se comunica lo político. 

Ello, nos hace asumir  que en el devenir histórico, lo político y lo comunicativo se complementan en la actividad humana y esta relación dialéctica antecede  y nutre a la actual disciplina. La no existencia de la misma, no determinó que en el desarrollo de las sociedades antiguas y modernas anteriores al siglo XX, no pueda  hablarse de la realización  de una actividad, cuyos componentes  fundamentales, lo político y lo  comunicativo, no se presupongan en una relación donde es posible identificar medios, fines, formas, recursos, en nexos que han estado presentes desde el inicio de la sociedad humana y adquirido mayor significación con el desarrollo de los medios de producción y  las fuerzas productivas.

Las primeras definiciones de esta disciplina pertenecen a la segunda mitad del siglo XX. Carlos Rocha, investigador mexicano sobre el tema cita, la obra de Eulau Eldersveld y Janowitz, titulada: Political Behavior, publicado en 1956, en la cual se  describe a la comunicación política como… “Un campo esencial, emergente y mediador, dentro de las ciencias sociales.” (1) Karl Deutsch, en su libro: “Los  nervios del gobierno. Modelos de comunicación y control político” (1963), nos la presenta como el sistema de transmisión de órdenes o de información, o de intercambio de estímulos y respuestas entre los diferentes órganos constituyentes del organismo total o cuerpo político.

Blake y Haroldsen, en: A Taxonomy of concepts in Communication entienden que… “la comunicación política es aquella que conlleva actuales o potenciales efectos sobre el funcionamiento de un estado político u otra entidad política”. (2) Diversos autores, principalmente norteamericanos  como Doris Graber a través de: Mass Media and American Politics, asumen que la comunicación política abarca toda dinámica comunicativa entre gobernantes y gobernados, o sólo entre los primeros, o bien, únicamente de los gobernados entre sí, siempre y cuando tal interacción conlleve significados políticos.

Dan Nimmo y David Swanson asumen que “…una comunicación puede ser considerada política en virtud de las consecuencias que regulan la conducta humana bajo ciertas condiciones de conflicto”. (3) Por ello, definen a la comunicación política como “el uso estratégico de la comunicación para influir en el conocimiento público, las creencias y la acción sobre asuntos públicos” (4)

Aceptar  estos criterios acríticamente, sería  asumir a la comunicación política desde una manca perspectiva a partir de la cual esta, se reduce  solo a un campo y no a una relación transdisciplinaria de marcado carácter histórico  y socio clasista que supera el estrecho marco de la transmisión de órdenes o de información, entre los diferentes órganos constituyentes del organismo total o cuerpo político, al cual en no pocas ocasiones esta, no se circunscribe absolutamente, al tener una relativa  independencia  respecto a este. Sería además asumir erróneamente  el propio proceso de transmisión y recepción de mensajes. Este va mucho más allá  de los componentes del sistema político e incorpora otros que se encuentran en  franca luchan por formar parte de él  o transformarlo definitivamente.

Aún cuando los autores asumen que una actividad comunicacional se considera política en virtud de las consecuencias, actuales y potenciales, que ésta tiene para el funcionamiento del sistema político, se circunscriben mayoritariamente a las dinámicas comunicativas entre gobernantes y gobernados, obviando en no pocas ocasiones las que se establecen entre gobernantes y gobernantes así como entre gobernados  y gobernados  dentro y fuera de las fronteras nacionales y  en el contexto   de procesos  objetivos como la globalización neoliberal.

Agregaríamos que ciertamente una comunicación puede ser considerada política en virtud de las funciones reguladoras que ejerce sobre  la conducta humana y social, pero las condiciones de conflicto a las que se refieren, son cuestionables porque no siempre tiene por qué ser de carácter político. Reducir la comunicación política solamente, al uso estratégico de la comunicación para influir en el conocimiento público, las creencias y mover a la acción es erróneo.

Investigadores como Blumer y Gurevitch o José Luis Dader García, autor de: Tratado de comunicación política (1998) logran en su obra profundos análisis de la problemática política desde el enfoque comunicológico. Valoran las complejas interrelaciones que se dan en lo político comunicativo en la era de los mass media, enfatizan en la necesidad de ampliar los accesos a la información como forma de objetivación de la democracia en las relaciones políticas, pero sus teorías no logran romper los códigos del sistema social donde las desarrollan.

Estos presupuestos teóricos,  se desdibujan en lo fenoménico antes de que puedan llegar a indicar la dirección hacia lo esencial  y más que trasformar las relaciones político-comunicativas de sus contextos;  tratan de justificarlas o en última instancia legitimarlas. La clasificación hecha por Dader de los modelos o tipos de democracia a partir de lo comunicológico  así lo demuestra.

La obra: Filosofía de la comunicación del Dr.  Fernando Buen Abad, además de posibilitar el cuestionamiento de por qué en lo posmoderno hay tan escasos posicionamientos teóricos prácticos  que nos hablen de los por qué, los para qué y cómo transformar lo que  otros asumen como necesariamente tolerable; concita nuevas apreciaciones sobre la comunicación política.

Esta es valorada en su justas complejidades, como un tipo específico de trabajo realizado por el hombre en su histórica y objetiva relación con la sociedad, encaminada a  orientar y crear  identidad y unidad, tangible e intangible en un entorno, o al menos una convergencia ideológico-cultural generadora de legitimación simbólica y consenso entre los sujetos emisores y receptores, mediante el empleo de  todos los medios al alcance de una formación económico social determinada. 

Otras importantes consideraciones al respecto son propuestas desde la óptica de investigadores como Pedro Prada y Fernando Aguilera. Sus  aportaciones, unidas al análisis crítico realizado, de las antes expuestas sobre el tema, nos permiten asumir a la comunicación política como un tipo específico de  actividad social históricamente determinada. Con marcado carácter clasista y sistémico, que se objetiva multimediáticamente y a través de estos, realiza el intercambio o la imposición  de símbolos y mensajes que con un significativo alcance han sido compartidos o tienen consecuencias para el funcionamiento del sistema político que responde a los intereses económicos de sectores, clase social o actores sociales que le imprimirán  un marcado grado de intencionalidad.

La comunicación  política cumple funciones tales como: persuasiva, informativa, orientadora y  movilizativa, en no pocos escenarios político-comunicacionales, seductora o de manipulación  en detrimento de otras funciones como la formativa de valores, la educativa  o desalienante. Se constituye como  una herramienta de expresión que coordina los elementos que conforman los intereses políticos de una nación o naciones. Puede ser instrumento de subyugación de las masas pero también de liberación del pensamiento de los pueblos desde la cultura, por lo que su carácter está determinado por el ser social de quienes la desarrollen.

Los causes trazados a la comunicación política por los autores actuales la conducen hacia los mismos derroteros en que fueron enclaustradas las  teorías de la comunicación y las de las ciencias  políticas  por la racionalidad capitalista. El intercambio de actividad política responde a los principios de la enajenabilidad y la vendivilidad universal caracterizadores de la modernidad y profundamente exacerbados, de la  posmodernidad.

En la dirección ideológica opuesta al capitalismo el pensamiento dedicado a la comunicación política sortea, con no pocas dificultades, los abismos del dogmatismo. La no asunción orgánica del pensamiento dialéctico, la importación de ideas o el acriticismo, ante estas, entre otros factores, dificultan la consolidación de una teoría sobre la comunicación política que se avenga con el proyecto que aspiramos  construir.

Todo ello incita a buscar en el siglo XIX cubano, en especial en José Martí razones y fundamentos para cambiar esta realidad. El doctor Armando Hart enuncia el arte de hacer política o la cultura de la política presente en la obra martiana. Se impone entonces el estudio de su obra desde lo político comunicativo y para ello la aproximación a la realidad político comunicacional con la que José  Martí  se relaciona.

El entorno político comunicativo Martiano: aspectos esenciales, suficiencia mediática. 

Intentar caracterizar el entorno político comunicativo del maestro presupone el análisis de este, a partir de las características  de cada uno los  países por los que viaja  o en los cuales se radica, desde Cuba hasta los Estados Unidos. Solo abordaremos algunas de las características esenciales analizadas por él y de las cuales existe suficiente evidencia en su obra, de manera, que se nos facilite comprender el contexto y las posibles influencias que intervienen en  la formación del pensamiento y la práctica de José Martí  respecto a la comunicación de lo político.

Coincidiendo con la mayoría de los autores, se hace necesario significar que aunque  los escenarios por donde Martí transita, cuentan con suficiencia mediática en correspondencia con su desarrollo; e influyen en la conformación de las concepciones martianas acerca del fenómeno objeto de estudio, ninguno como Estados Unidos le permite un acercamiento tan amplio y una comprensión tan singular de las complejidades que la modernidad le imprime a la relación entre lo político y lo comunicativo en los finales del siglo XIX.
 
De manera muy general, partimos de considerar, como  la segunda mitad de este siglo, marca el auge del capitalismo y con él, la dinamización y desarrollo  de los medios de producción, muchos de los cuales se constituyen en poderosos medios de comunicación.

el hombre echa por los mares sus serpientes de cabeza parlante, que de un lado se prenden a la breñas agrestes  de Inglaterra, y de otro a la riente costa americana; y encierra la luz de los astros en  un juguete de cristal; y lanza por sobre las aguas y por sobre las cordilleras sus humeantes y negros tritones… No hay occidente para el espíritu del hombre; no hay más que norte, coronado de luz… en esta refacción  del mundo de los hombres… la vida nueva va, como los corceles briosos por los caminos, perseguida de canes ladradores… (5)

El tendido de los cables telegráficos y telefónicos, la electricidad, los barcos a vapor y el ferrocarril, hacen pensar a Martí en la anulación de los occidentes  para el espíritu humano. La vida nueva, corre sobre los rieles de la comunicación que anuncia o delata su paso. 

El desarrollo capitalista exige transformaciones políticas consecuentes con las modernas necesidades de legitimación y expansión  de su poder. Aparecen y se desarrollan los partidos políticos y estos a su vez acrecientan el papel que hasta ese momento desempeñaban los espacios públicos de comunicación política. La oratoria parlamentaria o política  se revaloraría como consecuencia, y de conjunto con la propaganda, se proponen  alcanzar nuevas dimensiones  y adquirir formas  y medios más eficaces de cumplir con su objetivo persuasor.

Fue la noche antes, la de las vísperas del voto, toda parada y músicas y discursos  y cerveza Nueva York. Allá cincuenta juntas, y el orador de pie en un carro, los ojos llameantes…la palabra ronca: allá bandas de pífano y tambores, por donde viven la gente pintoresca… los chinos…los italianos…los irlandeses: allá en los grandes hoteles, los buscapuestos…parlanchines, de ojo hambriento, veloces, obsequiosos; allá donde los negros apasionados; un Fassett que se empina sobre un barril… y un Flower que le saca el barril de abajo… (6) 

Las prácticas político-comunicativas y la necesidad de dar solución a los problemas surgidos desde ellas, sin entrar en contradicción con la expansión del capital, contribuyen al desarrollo de teorías como las de H. Spencer (1820-1903), el cual  hace avanzar la reflexión sobre la comunicación como sistema orgánico “…Herbert Spencer… Ve el flujo y reflujo periódico de la vida en los pueblos, como  un anatómico ve en las venas el flujo  de la sangre…” (7) Desde las concepciones de la  «fisiología social» aparecen nuevas disciplinas que tienen entre sus objetos de estudios la relación de lo político  con lo  comunicativo, fundamentadas desde  concepciones filosóficas, como  el positivismo.

Spencer… De fijarse mucho en la parte, se le han viciado los ojos de manera que ya no  abarca con facilidad natural el todo…ve tanto que hacer en lo humano, que el estudio de lo extrahumano le parece cosa de lujo, lejana e infecunda, a qué podrá entregarse el hombre cuando ya tenga conseguida su ventura; en lo que yerra, porque si no se les alimenta en la ardiente fe espiritual que el amor, conocimiento y contemplación de la Naturaleza originan, se vendrán los hombres a tierra, a pesar de todos los puntales con que los refuerce la razón, como estatuas de polvo… (8)

El entorno político comunicativo martiano, es un escenario donde constantemente debutan las  teorías que más adelante servirán de pivotes a las ciencias de la comunicación  como por ejemplo las teorías difusionistas. En él, cobran cada vez más auge los debates sobre la naturaleza política de una opinión pública y se realizan  las primeras consideraciones sobre el impacto de las multitudes. En 1882 sin pretensión de responder una de las interrogantes más importantes de finales de este siglo; respecto a  cuál será la naturaleza de la nueva sociedad anunciada por la irrupción de las multitudes en la ciudad, afirma… Ahora los árboles de la selva no tienen más hojas que lenguas las ciudades…

El Apóstol, hace referencia  insoslayable a otra importante característica  de su contexto  que influye en la forma en que se objetiva la comunicación de lo político y su importancia. Las ciudades no solo albergan a miles de personas sino también que cuentan con diversos medios para que sus habitantes en cantidades solo comparables a las hojas de los árboles en la selva, se comuniquen de forma eficaz. Otras importantes características  de esta etapa y que se derivan de su afirmación, no escapan de la reflexión martiana y contribuyen a la mejor comprensión de su entorno, como es lo referente al dinamismo, que el desarrollo de los medios le imprime a la vida  y en consecuencia, a las representaciones que de ella nos hacemos.
 
las ideas se maduran en la plaza en que se enseñan, y andando de mano en mano, y de pie  en pie…no hacen familia en la mente, como antes, ni casa, ni larga vida. Nacen a caballo, montadas en relámpagos, con alas. No crecen  en una mente sola, sino por el comercio de todas. No tardan en beneficiar, después de salida trabajosa, a número escaso de lectores; sino que, apenas nacidas, benefician. Las estrujan, las ponen en alto, se la ciñen como corona, las clavan en la picota, las erigen en ídolos, las vuelcan, las mantean… (9)

La profunda y acertada apreciación que hiciera Martí de su entorno político comunicacional desde los principios de la penúltima década del siglo XIX le permitirá en 1891 con no siempre bien comprendida objetividad, afirmar: “Trincheras de ideas valen más que trincheras de piedra.” Nuestro héroe nacional es consciente de la forma en que las ideas pueden ser divulgadas y por tanto objetivadas, hasta llegar  a ser más fuertes que las rocas.

Sin desestimar la espiritualidad, que contienen sus concesiones sobre la fuerza y el alcance de las ideas políticas, consideramos importante tener en cuenta en el análisis; como Martí había develado ya, importantes características de la comunicación en lo político dentro del siglo XIX.

…los pensamientos, no bien germinan, ya están cargados de flores y frutos, y saltando en el papel, y entrándose, como polvillo sutil, por todas las mentes… No alcanza el tiempo para dar forma a lo que se piensa.  El hablar  no es pecado, sino gala;… el oír no es herejía, sino gusto  y hábito, y moda. Se tiene el oído puesto a todo…los ferrocarriles echan abajo la selva; los diarios la selva humana. Todo es expansión, comunicación, florescencia, contagio, esparcimiento. (10)

No puede entonces sorprendernos, hecho este análisis, la seguridad con que nuestro mayor fiador ante el mundo, en su ensayo: Nuestra América, afirma con innegable  objetividad: “No hay proa que taje una nube de ideas” o lo que es igual,un conjunto o sistema de ideas en función de un mismo objetivo. Una idea suficientemente divulgada, defendida, explicada y cultivada simultáneamente desde la diversidad de medios a nuestro alcance y con el empleo de todos los recursos de que puede valerse lo político para comunicar.

“Una idea enérgica” puede, perfectamente desde esta suficiencia mediática por él conocida,  ser “flameada a tiempo ante el mundo” y el que sea a tiempo y ante el mundo no es casual, sino, dos condiciones que se han de cumplir, para entonces tener un poder inmenso, poder que él compara con el de  la bandera del juicio final, poder suficiente para detener  “un escuadrón de acorazados” 

Caracterizar con mayor profundidad, la diversidad  y complejidad del entorno martiano en el siglo XIX,  desde el enfoque político comunicativo, continuará siendo un objetivo a cumplir,  por quienes  intenten profundizar en la  compresión de la actividad político-comunicativa martiana.

En nuestra opinión, resulta muy difícil el acercamiento y la posterior comprensión de la praxis y el pensamiento martiano, respecto a la comunicación de lo político, sin tener al menos una breve idea sobre los aspectos esenciales que lo caracterizan así como sobre el papel de la  suficiencia mediática con que se cuenta en este siglo  para el intercambio de la actividad política. 

Por lo que nuestro interés, estará centrado en dar continuidad a  los  intentos hasta ahora realizados, de  relacionar su pensamiento político, con la actividad comunicativa. Entendida esta, no como campo peculiar de expresión o modo de existencia independiente de la actividad política, sino como componente, condición y atributo de  ella, que en la praxis martiana se constituye o expresa a través de los más diversos recursos. De manera, que nos permita contribuir  entonces a valorar en su justa dimensión los transcendentales  aportes que realiza en su obra a la comunicación política y con ello, aportar a los estudios sobre la génesis y desarrollo de la disciplina comunicación política en Cuba y América Latina.

Martí,  paradigma  comunicativo de lo político.

Los intentos, por develar las formas tan originales  y eficaces con que el Apóstol lleva a puerto seguro sus proyectos, muy al contrario de lo que algunos pudieran considerar, se encuentran en el propio siglo XIX. Manuel de la Cruz a solo cuatro meses de su caída en combate, el 26 de septiembre de 1895, se refiere a como él, logra por medio de la palabra hacer del afiliado un sectario, un fanático político, un creyente que ni vacila ante el sacrificio  ni se amedrenta ante el holocausto. Especial importancia le concedemos a las consideraciones de  Enrique José Varona expuestas en su discurso pronunciado en la Sociedad Literaria Hispano-Americana el 14 de marzo de 1896.

Para ver y abarcar desde un punto central la existencia tan accidentada  de este grande hombre nada es tan adecuado como considerar su labor política. Esta es la esencia; las demás fases de su vida pública son detalles y accidentes. (11)

La dialéctica  compresión de lo que para Varona constituye la esencia de la vida y obra de Martí,  hecha en el siglo XIX, se continuará desarrollando a lo largo del  XX. Medardo Vitier en: Lineamientos formales de los discursos de José Martí,  valora un insoslayable recurso de la comunicación de lo político, la oratoria y al referirse a su estilo apunta: … hablaba en nombre de  la naturaleza humana, nada menos, y de esa seguridad tremenda le subía la llama hermosa… (12)

El profundizar en las consideraciones, que sobre este particular le antecede, conduce a Marinello, como lo refiere la doctora Elena Rivas Toll a decir: …Martí fue primordialmente un  político y quien indague el color de su pensamiento con olvido de esta verdad anda descaminado… (13)

Marinello, tal y como refieren los doctores  Alberto y Ada en su texto,  encauza su labor a la revelación del contenido humanista del ideario martiano, donde ética, estética, ciencia, filosofía y política giran alrededor del ideal de hombre al que Martí aspiró, con lo cual aporta la clave interpretativa de la totalidad orgánica del pensamiento martiano, que es el humanismo. (14)

Comprender cómo lo político se constituye en la esencialidad de su obra y en relación con ello las formas en que se comunica  y por tanto se objetiva, se constituyen como recursos expresivos de esta esencialidad; así como  ayudarnos a develar lo humano como clave interpretativa de su actividad, nos permite  percibir como la actividad político comunicativa martiana según Pupo, vista por Marinello como determinación cultural disiente de las características que tiene en su tiempo y propone como primer trabajo del hombre reconquistarse a sí mismo.

Estas dos importantes afirmaciones sobre la esencia de la actividad martiana que entre otras formas o recursos están en su oratoria; continuaran en el devenir del siglo XX siendo enriquecida por otros autores que se adentran por las diversas sendas de su obra, pero sin olvido del fin que persigue el maestro a través de las facetas que a contra corriente de la pluralidad de las formas tienen una singularidad en sus propósitos, lo político.

Los doctores Ada y Alberto asumen que en la concepción de Martí formar hombres conocedores de su país, cultura y raíces, constituye uno de los fines estratégicos  de su proyecto educacional. Proyecto que abarca lo político y tiene como soporte comunicativo esencial a la oratoria, en tanto prepara al hombre latinoamericano en correspondencia con la naturaleza de nuestros pueblos. Alcanzar objetivos tan elevados exige recursos y medios adecuados  y su oratoria tendrá un papel protagónico. 

En este sentido, los investigadores antes referidos se encuentran entre los pioneros en el estudio de la actividad  político-comunicativa en José Martí; en su trabajo:”Aproximaciones al pensamiento político de José Martí”, consideran que la unidad entre ética y política, que se da en el discurso de 1887 en homenaje al 10 de octubre de 1868, constituye un modelo de comunicación política y expresan: “Este discurso… Como comunicación política constituyó un importante elemento, que junto a los demás discursos en homenaje al 10 de Octubre contribuyeron a unir y orientar a los patriotas…” (15)

Martí comprende tempranamente  que la transformación de la realidad, tiene como única  vía de realización, la Revolución armada. Advierte con dialéctica anticipación  el peligro que significan los Estados Unidos y entiende; como ningún otro patriota, que la obra a realizar es colectiva y no individual. Comprueba en la práctica revolucionaria que esta forma de lucha colectiva, que trasciende las fronteras nacionales es irrealizable si no se logra persuadir a las multitudes.

Ello exigirá el empleo de tantos medios, recursos y modos de comunicación del pensamiento político, como universos interpretativos existan en la diversidad que conforma la masa a persuadir, que está diseminada por toda la isla y la emigración en América Latina y Estados Unidos.

Lograr el amplio consenso que obtiene, en torno a su compleja empresa emancipadora, la unidad de las heterogéneas fuerzas que aglutina, constituyen el núcleo de una actividad que Hart denomina: cultura de hacer política.  En ella, considera que está el mayor aporte de Cuba al  acervo intelectual universal. A esta consideración, podríamos  agregar  que  constituye un aporte de la práctica política comunicativa martiana. Su esencia se expresa en el presupuesto cultural con que se identifica, en la superación de los cánones  de hacer pública  la política  en el contexto histórico en que vive y su trascendencia hacia una posterioridad donde las relaciones  políticas aún está muy distantes de ser relaciones, objetivamente comunicativas.
 
"Cada asunto quiere su estilo, y todos concisión y música, que son las dos hermosuras del lenguaje. En lo ligero, por ejemplo, está bien el donaire, que huelga en la historia, donde cada sentencia ha de ser breve y definitiva como un juicio. El orador que marcará a los bribones con su palabra candente como se marca a las bestias, en la tribuna política, moderará la voz en una reunión de damas, y les hablará como si se les echase a los pies flores". (16)

De todas las formas disponible entonces, en la suficiencia mediática de su contexto la más universal sería la palabra, la oratoria. Ésta, se atemperaría a cada público en el mismo  momento en que se produce y burlarían las barreras del analfabetismo o semianalfabetismo  tan común en su tiempo, lograría establecer lo que Martí denomina al referirse a la comunicación de lo político como: diálogo  de almas.

Se sirve, el Héroe Nacional, de la oratoria  como recurso para comunicar lo político y lograr su propósito  integrador, lo cual hubiera sido imposible desde las formas tradicionales de esta actividad en la Cuba del siglo XIX. Para Martí…la esencia de la obra política, y lo que hace de la política indeclinable deber, es el respeto pleno y el amor sincero al decoro del hombre. (17) Y ellolo objetiva excelentemente en sus peroraciones. Tal vez por ello,Marinello encuentra en él una rara integración entre el político y el artista,integración compleja, poco frecuente en sus momentos históricos y en el nuestro, pero indispensable para la realización de una comunicación política, constructiva, ética y verdaderamente humana.

"Todo lo que es, es símbolo…” (18) Sus discursos contribuyeron  a la construcción de un nuevo universo simbólico para los patriotas cubanos. Martí  asume el reto de volcar el saber universal, en la actividad política y logra comunicarla con originalidad  dialéctica y  bellas formas. De esta manera  las ideas más revolucionarias de su tiempo fueron trasmitidas a un receptor que fue visto por él, como sujeto activo del proceso político comunicativo.

Por lo que entendemos pertinentes hacer referencia a su pensamiento sobre la comunicación  de lo político  en  sus prácticas discursivas.  Tomando como ejemplo las palabras pronunciadas en  el brindis que el Partido Liberal ofreció el 26 de abril de 1879 al periodista Adolfo Márquez Sterling. Es uno de esos excepcionales actos de comunicación política que ejemplifican el contenido y la forma de la actividad objeto de estudio. El acto donde hace uso de la palabra Martí  es  de perfiles cívicos. Su intervención tendrá en contra, la vigilancia española y como otro elemento de complejidad comunicacional y política el hecho de que son  los autonomistas quienes ofrecen el homenaje donde él, emite su mensaje.

En tan complejas condiciones Martí comunica su posición respecto a la política en Cuba desde el acto real de un brindis. Plantea el deber ser de esta actividad esencial para el hombre; según sus propias  palabras la política  es un derecho, y argumenta que si la política cubana ha de ser profunda, amplia, nacional, desinteresada, altiva y heroica él, brinda por la política cubana, acto seguido critica el estado real de esta actividad:

 “…Pero si entrando por senda estrecha y tortuosa no planteamos con todos sus elementos el problema, no llegando, por tanto, a soluciones inmediatas, definidas y concretas: si olvidamos, como perdidos o deshechos, elementos potentes y encendidos; si nos apretamos el corazón para que de él no surja la verdad que se nos escapa de los labios; si hemos de ser más que voces de la patria, disfraces de nosotros mismos; si con ligeras caricias en la melena, como de domador desconfiado, se pretende aquietar y burlar al noble león ansioso, entonces quiebro mi copa…”(19)

Y de hecho lo hace. Con ello expresa su ruptura con todo cuanto de negativo a definido en la praxis política cubana.  En su discurso define como ha de ser la política cubana,  sus  palabras comunican la  esencia del concepto de la política, por la que aboga y brindaría.  Esta abarca  la ciencia, lo emotivo, lo diverso, lo ético, lo moral, lo patrio, en fin lo humano. Clave interpretativa a identificar para comprender la praxis martiana en la comunicación de la política.

La función emotiva y  movilizativa  que en la comunicación política actual tienen las consignas o slogan, en la praxis de Martí, la cumplen en más de una ocasión los símbolos: luz, amor, fuego, palmas, sombra y oro son palabras de profundo simbolismo pero que además destellan colores. El empleo de los mismos es fundamental para Martí. Él, considera que los hombres los aman, porque las banderas que llaman al combate son de colores. 

El símbolo en la comunicación política martiana es siempre, una transmisión de emociones, que mueve incluso a quienes por sus escasas luces no llegan a comprender con exactitud lo que expresa, pero se sienten en condiciones de morir por lo que dice. En la praxis político-discursiva actual, el símbolo prácticamente ha sido desterrado, es anulado en aras de un lenguaje más directo, tan directo que en ocasiones pareciera que arroja rocas sobre los receptores del mensaje político; práctica moderna, que el propio Martí criticara en el discurso parlamentario español del siglo XIX.

Para Martí, el símbolo es modalidad de diálogo porque permite compartir emociones y sentimientos. Desde su óptica lo racional en el mensaje político no se riñe con lo emotivo… a todo acto público, sobre todo en esta época de creación, ha de llevarse el tacto y la sabiduría  de la academia política,- porque el sentimiento es también un elemento de la ciencia. (20)
 
Llámenle los materialistas vulgares a tan brillante tesis idealismo objetivo; los materialistas dialécticos reconocemos en la praxis política comunicativa martiana de probada eficacia y profunda raigambre ética. La síntesis e identidad que se expresa en la genial simbiosis de lo racional  y lo emotivo que es contenida en una oratoria dialogante.
 
En el pensamiento martiano  sobre la comunicación  de la actividad política, el diálogo tiene especial importancia, considera que las conferencias como formas de comunicación de las ideas políticas constituyen monólogos, y estos no son propiamente comunicación.

Para Martí, la mejor forma de hacer llegar las ideas al auditorio es construirlas por medio de un diálogo político donde se hablara sobre una idea y todos luego preguntaran y respondieran. Estos espacios conversacionales que inspirados en las concepciones políticas comunicativas de Martí posibilitaron la participación de las fuerzas revolucionarias entre otros, fueron los clubes patrióticos, los cuales se prestaban para el trato colectivo de las ideas esenciales.

La comunicación de la actividad  política para el héroe de Dos Ríos, no constituye un conjunto de fórmulas preestablecidas como aquellas que tanto criticó en las repúblicas enfermas de  América o en las entrañas del  monstruo y que hoy se conocen como  marketing político. Es una práctica avanzada para su época y aleccionadora para la nuestra, que parte de no considerar a la política como oficio porque a partir de tan enajenada premisa deja de ser humana.

En los Estados Unidos, país donde cobrarán  auge en el siglo XX las teorías de la comunicación y posteriormente, las de la Comunicación Política, son significativamente enajenantes las condiciones en que estas se desarrollan en función del monopolio y fundamentadas  desde  el positivismo. Una lectura de las: “Escenas Norteamericanas de 1884” (21)  podría ser muy ilustrativa de  la realidad descrita y criticada por Martí; sobre la conducta y procedimientos de los “politicianos” de  finales del siglo XIX estadounidense, diferente solo, de los del siglo XXI, en los medios a su alcance y como consecuencia en su poder.

Asumir la obra de José Martí desde la perspectiva político-comunicológica apenas está en su comienzo y como se ha podido valorar a lo largo de  esta investigación será necesario el estudio de cada una de sus “facetas” integradas y en relación, puestas en función del sentido de su vida, la libertad de Cuba y con ella la de América.

 

CONCLUSIONES

Primera: Los estudios relacionados con la disciplina Comunicación Política en Cuba no son suficientes ni en el pregrado ni en el postgrado.
 
Segunda: Los estudios realizados a la obra de José Martí a pesar de su extensión, riqueza  y profundidad, aún no permiten la comprensión asuntiva de su actividad político-comunicativa realizada desde la diversidad de facetas por medio de las cuales objetiva su trabajo.

Tercera: La actividad político comunicativa martiana denominada comúnmente propaganda es un complejo sistema de influencias político–ideológicas desde lo mediático, por medio del cual objetiva la esencia de su obra.

Cuarta: Dentro de la actividad político comunicativa martiana, la oratoria ocupa un lugar destacado y en ella se contienen importante concepciones que expresan sus consideraciones sobre cómo comunicar lo político.

Quinta: José Martí es un paradigma en la comunicación de lo político que necesariamente ha de ser tenido en cuenta en medio de las necesarias transformaciones que nuestros tiempos exigen.
 

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