Contribuciones a las Ciencias Sociales
Noviembre 2011

DE LA FOTOGRAFÍA COMO REPRESENTACIÓN DE LA REALIDAD A DOCUMENTO REPRESENTADO: EL ANÁLISIS DOCUMENTAL DE CONTENIDO



Naydelín Sánchez Ortega (CV)
Profesora. Facultad de Ciencias Sociales y Humanísticas
Universidad Agraria de La Habana. Cuba
naydelin@isch.edu.cu



RESUMEN

Este trabajo tiene como objetivo presentar un estudio sobre el análisis documental de contenido de la fotografía. Se parte de la visualización de la fotografía como representación de la realidad. Se enuncian las particularidades del documento fotográfico. Asimismo, se muestran diferentes definiciones sobre análisis documental de contenido, enfatizando en sus objetivos y fines. Se relacionan elementos imprescindibles a considerar en el análisis documental de la fotografía, considerando el entorno digital. Finalmente se refieren las competencias que debe tener el analista para llevar a cabo este proceso y garantizar la búsqueda y recuperación de información por parte de los usuarios. En toda la comunicación se exponen las tendencias que han influido en estas concepciones, evidenciando la evolución del análisis documental de la fotografía en correspondencia con los imperativos de cada época.

Palabras Clave: Representación de información, fotografía, análisis documental de contenido, documento fotográfico, analista.



Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Sánchez Ortega, N.: De la fotografía como representación de la realidad a documento representado: el análisis documental de contenido, en Contribuciones a las Ciencias Sociales, octubre 2011, www.eumed.net/rev/cccss/14/

INTRODUCCIÓN

Las tecnologías de la información y las comunicaciones irrumpen la sociedad actual, abriendo un espacio cada vez más amplio para las fotografías. La web semántica es una realidad. En este contexto, la búsqueda y recuperación constituye, a veces, un problema, por lo que cobra vital importancia el análisis documental de contenido (ADC).

Este proceso, fundamentado en diferentes campos del conocimiento (semiótica, sociología, documentación, teoría de la comunicación), exige, frente al  documento fotográfico, el desarrollo de tareas analíticas que difieren de las aplicadas al documento textual, en función de sus características,  su base semiótica y, por ende, su pluralidad de interpretaciones. Desde esta perspectiva, el analista debe poseer una serie de competencias que le permitan extraer los posibles significados del documento fotográfico.

Dada la importancia de la fotografía como ámbito de estudio relevante, la presente comunicación tiene como objetivo esbozar una serie de consideraciones acerca del ADC de la fotografía.

DESARROLLO

La fotografía como representación

El hombre siempre ha sentido la necesidad de representar la realidad que le rodea. Esta representación ha variado en correspondencia con la comprensión que se ha tenido de la realidad y de los medios, formatos y tecnologías alcanzados en cada época y sociedad. Desde los pictogramas, conocidos como la primera forma de representar la información, hasta las actuales herramientas surgidas gracias a las posibilidades que brinda Internet, han sucedido una serie de medios que han contribuido a ampliar el cuantioso espectro de la información y su representación.

Las representaciones son un proceso intelectual, cognitivo y cultural que está condicionado históricamente. Las representaciones apuntan hacia las significaciones, las interpretaciones que tiene el sujeto de esa realidad, las cuales va a exteriorizar por medio de diferentes formas, estas van estar condicionadas tanto por el contexto como por características personológicas de los individuos, quienes revelan sus intenciones de resaltar, subrayar una parte de la realidad, la que lo ha impresionado.
Las imágenes se han identificado como la forma primaria para la representación de la información, desarrollándose más tarde el lenguaje, la comunicación verbal. “(…) desde sus orígenes, el sustrato más profundo de la relación entre los seres humanos se apoya sobre la potencia comunicativa de las imágenes visuales –forma primaria de comunicación interpersonal evidenciada en los gestos, las posturas, la indumentaria, etc.–; mientras que la comunicación lingüística se desarrolló más tarde, como medio para soslayar la ambigüedad de los mensajes no verbales, añadiendo las capacidades del procesamiento lógico y conceptual y modulando su decodificación” (Agustín, 2004, p. 2).

No obstante, la sociedad se ha fundado sobre el documento escrito y el discurso lingüístico. La preponderancia del documento escrito ha estado evidenciada en todo el proceso evolutivo, considerándose más científico y derogando a un segundo plano las imágenes, por lo que su reconocimiento como documentos, fuentes de información u objeto de investigación en cualquier disciplina, quedó soslayada. Nuestra cultura, basada en el lenguaje se ha ido desplazando hacia lo icónico. El documento ya no es solo texto escrito, sino también imágenes y sonido (Pinto, García y Agustín, 2002).

La fotografía emerge en el siglo XIX como nueva forma de representación, trascendiendo todas las esferas de la vida humana y la comunicación visual. Por su capacidad para la reproducción exacta, fue concebida como una herramienta de observación y un medio de documentación preciso y fidedigno (Schwartz, 2000). “Desde su primera aparición, (…) se asumieron como representaciones verdaderas, hechos fiables, pruebas auténticas de alguna realidad externa” (Ob. Cit., p. 183).

La fotografía no esla realidad”, sino sólo uno de los muchos modos de representarla. “La realidad exterior es más compleja, proteiforme y móvil de lo que la fotografía normal nos puede transmitir” (Citado por: Lara, 2005, p. 18). Indudablemente, la fotografía es mucho más que una simple representación. En ella se conjugan una serie de enfoques matizados por todos los saberes y sentidos que intervienen en su creación, obtención, análisis, visualización, deleite y utilización. Su espectro es amplísimo, así como su aplicación en todos los campos.

En correspondencia con el desarrollo intelectual alcanzado por el hombre, con los paradigmas predominantes y con las tendencias en la sociedad postmoderna, la fotografía, sin afiliaciones a ninguna de sus clasificaciones y en aras de establecer un acercamiento a la visión integradora de lo que puede significar, constituye un medio a través del cual el hombre representa la realidad (del entorno y/o la interior), brindando información. La representación (del fotógrafo, del analista y del espectador) está permeada por la subjetividad, los códigos personales, el nivel cultural, por habilidades y por el contexto, que definirán qué parte de la realidad representar y la forma de enfocarla (el motivo de interés, las significaciones y las sensaciones).

El documento fotográfico

El surgimiento de las Ciencias Sociales estuvo condicionado por los postulados del paradigma positivista. Sus concepciones han continuado arraigadas a esta visión, por ser esta la perspectiva científica dominante durante mucho tiempo. Bajo este enfoque surgen las Ciencias de la Información, constituidas en los modelos de las ciencias exactas con una visión cuantitativa, centrándose en investigaciones concretas de la información, en las que se obviaba el componente humano y el contexto social en que se produce esa información.

En tal sentido, la definición de documento aludía al soporte físico. No fue hasta 1934, con el Tratado de Documentación de Paul Otlet que se proclaman los principios de la Documentación, así como las nociones acerca del documento, ampliándose la concepción que se tenía sobre el particular.

Según Terrada (1980), la Documentación como disciplina académica surge, en respuesta al gran desarrollo de las nuevas necesidades de la ciencia en el siglo XX: el crecimiento incesante de los documentos, la pluriformidad de estos, los avances y consumos científicos. (Citado por: Garrido, 2002). El nacimiento en el siglo XX de nuevos medios técnicos de información, dentro de los que se encuentra la fotografía, provocaron la aparición de este campo del conocimiento que tiene como objeto de estudio el documento y las operaciones a que este es sometido. Es a propósito de esto que se comienza a concebir el documento como la información que se recoge en cualquier soporte, centrando la atención en el mensaje, sin importar el medio que se utilice para este fin.

Al igual que las demás fuentes documentales,  la fotografía, se compone por mensaje, formato y soporte, se distingue por contener información, por transmitir conocimiento y por su intención comunicativa. La importancia adquirida por este medio como documento revelador de los elementos socioculturales de cada época o sociedad, como testimonio, prueba y evidencia de los aspectos de cada cultura, las costumbres, las tradiciones, la religión, la moda, los personajes principales, la vida cotidiana, ha trascendido los marcos del impacto del documento textual. “Esta versatilidad de las fotografías, desde una perspectiva histórica y etnográfica, las convierten en unos documentos visuales sincréticos por la capacidad de integrar diferentes aportes informativos, (…) en esencia, cualquier fotografía es depositaria de un valor documental al ser un canal visual de transmisión de información y un sugeridor de conocimientos” (Lara, 2005, p. 11).

La representación del documento fotográfico: el análisis documental de contenido

La creciente cantidad de documentos y de información y los medios que lo sustentan, así como la dificultad de los usuarios de acceder a esta información provocaron el surgimiento del análisis documental de contenido. Esta actividad tiene sus orígenes en el Tratado de Documentación, donde se distinguen una serie de operaciones necesarias para el tratamiento del documento.

El análisis documental, en su acepción más simple, se concibe como el estudio que se hace de un documento. Al igual que las demás definiciones, técnicas, procesos y disciplinas, el análisis documental de contenido (ADC) ha evolucionado en su concepción, ampliándose los marcos para entender esta operación. En consonancia con esto, e influido por el paradigma positivista, se concebía el ADC como una técnica propiamente de los documentos escritos, así lo refiere Gardin (1973) “el análisis documental es la extracción de los significados de los documentos escritos” (Citado por: García, 2002, p. 61). El matiz reductor de esta definición, ciñe esta técnica a los documentos escritos, sin considerar la amplia concepción de documento ya entendida desde Otlet.

En otro estudio, el mismo autor, lo concibe como “toda operación o grupo de operaciones que persigue la representación de un documento dado bajo una forma diferente de la original” (Citado por: Ob. Cit., p. 61). A razón de lo expuesto, se evidencia que a través del análisis documental de contenido se obtiene la representación de un documento con el fin de facilitar la búsqueda y recuperación de la información. Amat (1978) plantea que “el análisis documental crea siempre un producto o documento secundario que actúa como intermediario o instrumento de búsqueda obligado entre el documento original y el usuario que solicita información” (Citado por: Ob. Cit., p. 57). Se evidencia que esta operación genera un nuevo documento, secundario, pero que este no constituye el fin último de su aplicación.

De acuerdo con García (2002), el ADC es “aquella técnica documental que permite, mediante una operación intelectual objetiva, la identificación y la transformación de los documentos en productos que faciliten la consulta de los originales en aras del control documental y con el objetivo último de servicio a la comunidad científica”.

El ADC ha estado influido por las dos vertientes existentes para la comprensión del concepto de documento: forma y contenido. En tal sentido, se identifican un grupo de autores (Fondin, López, Ruiz, Pinto) que consideran que el ADC incluye tanto el análisis de contenido como el análisis formal, es decir, el soporte documental y el mensaje del documento.

Al respecto, Pinto y Gálvez (1996) señalan que “el análisis documental de contenido está constituido por un conjunto de operaciones (unas de orden intelectual y otras mecánicas y repetitivas) que afectan al contenido y a la forma de los documentos originales, reelaborándolos y transformándolos en otros de carácter instrumental o secundario que faciliten al usuario la identificación precisa, la recuperación y la difusión de aquellos. No obstante, esa transformación es el resultado de un proceso general de carácter analítico, aunque con un momento final sintetizador, o creativo, que permite la conformación definitiva del documento secundario”.

Se puede concluir que el análisis documental de contenido es un conjunto de operaciones a través de las cuales se estudia tanto el contenido como la forma de los documentos, que surge con el propósito de orientar a los usuarios sobre la información disponible y facilitar el acceso y la consulta de esta. De este proceso se origina un nuevo documento (secundario), como representación, que permite la recuperación del documento original y su difusión. Este análisis  requiere de determinadas competencias y habilidades que le permitan al analista explorar las interioridades del documento. El ADC “es un proceso fundamentalmente cognitivo sobre el que flota el intrincado e infinito universo conceptual” (Pinto, 2004).

El documento fotográfico exige tener en cuenta determinados elementos para su análisis. Como documento iconográfico que expone su mensaje a través de signos necesita de la Semiótica. La integración disciplinar permite el estudio detallado de la fotografía “(…) la Semiótica visual encuentra a través de la Documentación un cauce sistematizado para articular y diseminar sus análisis de forma estandarizada y por otra parte, en la medida que –gracias a la conceptualización semiótica– la Documentación puede extender hacia los documentos pictóricos en particular, y los gráficos en general, su ámbito de aplicación, enriqueciendo y ampliando la perspectiva con la que efectúa el análisis del contenido”. (Dulzaides y Molina).

El análisis documental de contenido de las fotografías comprende dos niveles: el análisis morfológico (aspectos técnicos y compositivos de la imagen) y el análisis de contenido (el objeto fotografiado y los significados). La representación surgida del análisis documental de una fotografía no va a ser reemplazar la imagen, esta solo consiste en un acercamiento al mensaje de la fotografía, por lo que se intenta que esta aproximación sea cada vez más cercana al documento original.

Es relevante el conocimiento de los elementos formales (líneas, contorno, color, textura), los objetivos fotográficos, el tiempo de exposición, la iluminación y el encuadre, que componen la fotografía y lo que la conjunción de estos enuncia, para así comprender los significados en su combinación: composición, entendida como “la distribución de los elementos de la imagen dentro de un encuadre, de acuerdo con la intencionalidad semántica y estética que se tenga” (Doucet, 2008, p. 52).

Los elementos mencionados, incluidos en el análisis morfológico de la imagen, adquieren un valor y significado dentro del cuadro, su utilización y combinación influye en el contenido y en su interpretación.

Según Valle (2002) en el análisis de la fotografía es necesario considerar tres momentos:

a). Creación de la fotografía: se pone de manifiesto la subjetividad, pues depende tanto del condicionante técnico como del condicionante individual donde se revela la intencionalidad del fotógrafo sobre lo fotografiado.
b). Tratamiento documental: la imagen puede considerarse neutra, objetiva, despojada de su orientación primera, o mantener su primer significado, evitando cualquier interpretación.
c). Reutilización: la fotografía vuelve a adquirir significado, aunque puede ser que no coincida con el original.

Considerando lo anterior, una fotografía puede tener tantos significados como espectadores/usuarios tenga, evidenciando la polisemia de la fotografía por la multitud de significaciones que esta revela. Existen, dos posibilidades (Ibíd.):

En el segundo caso, se ponen de manifiesto dos vertientes:
    2a. Buscar en la fotografía lo que dice con referencia a su misma coherencia contextual y a la situación de los sistemas de significación a los que se remite;
    2b. Buscar en la fotografía lo que el lector encuentra con referencia a sus propios sistemas de significación y/o con referencia a sus deseos, pulsiones o arbitrios.

Este autor plantea que en lo que compete al analista, es necesario el análisis de la fotografía considerándola desde su visión más objetiva en la vertiente 2 a.

Es preciso, para la recuperación de la fotografía, el establecimiento de varios atributos (Ibíd.). Estos van a estar relacionados con el autor y sus circunstancias (atributos biográficos), fecha de creación, lugar de realización, título, entre otros; con el argumento (atributos temáticos), se refiere tanto a lo objetivo que aparece en la imagen como a lo que esta sugiere matizado por el aspecto subjetivo. En este análisis del contenido se conjugan tres aspectos: la denotación (lo que aparece en la fotografía), la connotación (lo que sugiere la fotografía) y el contexto (en el que se produce la fotografía).

La denotación implica la lectura descriptiva de la imagen fotográfica, situándola en un marco de referencia; de acuerdo con los presupuestos de la semiótica, se desprende de la relación directa entre un significante y un significado, entendiéndose por significado denotado el contenido evidente tanto para el emisor como para el receptor; la connotación refiere a lo que aparece implícitamente en la fotografía, lo que sugiere, condicionado por la subjetividad del espectador y el contexto hace alusión al ambiente, al medio. La relación entre la connotación y la denotación las hace ser categorías indisociables en el análisis.
El contexto es relevante, este sugiere el momento en que fue hecha la fotografía, los elementos característicos de esa  época, “(…) una fotografía es una emanación técnica, plástica y social de un período de la Historia que responde a unos parámetros culturales que la hacen legible, es decir, entendible, a todos quienes contemplaban esa fotografía, recordatorio visual en tiempos pretéritos y fuente del conocimiento histórico en la actualidad” (Lara, 2005, p. 21).

En el caso de la fotografía artística, el análisis debe estar más permeado por la subjetividad, pues esta tipología es una recreación del artista (fotógrafo). En el contenido de la fotografía confluirán determinados factores de orden sociocultural; además de los sentimientos y estados personales del autor. Entre el acontecer social y el mundo interior del artista se establece una interrelación directa, pues los cambios sociales influyen en los sentimientos que experimenta el artista, así como las efusiones de este provocan que visualice de otra forma el medio, por lo que la obra, al ser eco de estas confluencias, adquiere un carácter personalizado.

Pinto, García y Agustín (2002) basan el análisis documental en cuatro etapas:

Según Gil (1994), el análisis “tropieza con una dificultad debido a que cada analista se vale de sus propios medios intelectuales para desarrollar la tarea, dentro del marco de referencia constituido por su cultura, experiencias e intereses, factores que impiden la concordancia total entre los analistas”.

El analista para la lectura de la imagen y su interpretación requiere varias competencias:

Según Valle (2002), en la interpretación de fotografías influyen varios referentes: el referente personal del analista, cada espectador, en dependencia de su formación académica, de su conocimiento cultural y de su experiencia, hace una lectura diferente de cada documento; el referente imagen, su vinculación a una serie permite contextualizarla y el referente texto, que se encuentra fundamentalmente en el caso de fotografías periodísticas.

El perfeccionamiento de las técnicas fotográficas y los adelantos científicos tecnológicos ocurridos en la década de 1990 condicionaron el surgimiento de la fotografía digital y ampliaron las posibilidades y alcances de este medio. Esto implica nuevas concepciones que inciden en la gestión, conservación, recuperación y difusión de este material.

Después de estos esbozos para la interpretación de la fotografía, será necesaria la elaboración del resumen y la asignación de descriptores para completar el tratamiento documental. La asignación de descriptores semánticos supone una problemática para el profesional de la información en la sociedad actual. Sobre esta base se fundamenta la inclusión del aspecto subjetivo en la interpretación, facilitando así la recuperación del documento fotográfico.

El analista, debe establecer tantos descriptores como posibles categorías de usuarios, con el fin de satisfacer sus necesidades de información, que están dirigidas hacia el contenido de la imagen, por lo que la representación debe estar fundada de muchas maneras.

La búsqueda y recuperación de información en la web dependen de la calidad de los metadatos y de la posibilidad de estos de abarcar los posibles enunciados del documento fotográfico, pues el sistema representa las imágenes como resultado en correspondencia con las coincidencias entre los conceptos asignados y los solicitados, por lo que se requiere que esta representación sea semántica.

Según Menillet (2006) “un metadato es un conjunto estructurado de datos, utilizados para describir un recurso (un libro, una imagen, un artículo, un video, un documento de audio (…)”. (Citado por: Doucet, 2008, p. 154). Los metadatos juegan un papel fundamental en la búsqueda y recuperación de los recursos en el ambiente digital.

La recuperación de imágenes por contenido ha sido un campo muy difundido. Esta se basa en la recuperación a partir de metadatos sobre la extracción de características como forma, color. Existen además sistemas híbridos en los que se conjuga la pregunta por escrito y una técnica de recuperación por forma.

Los metadatos se agrupan en: administrativos, descriptivos y estructurales o técnicos. Hay metadatos implícitos y explícitos pertenecientes a cada documento, pero en el caso de las fotografías,  se demanda que se incluyan algunos aspectos descriptivos que acompañen a las imágenes.

Los aspectos anteriores constituyen una aproximación al análisis documental, basado, por mucho tiempo, en elementos de carácter formal (el soporte, la forma), en lo objetivo, producto de su raíz en el paradigma positivista. La entrada del paradigma cognitivo, y los cuestionamientos a partir de la década de 1980 dan surgimiento al enfoque interpretativo. Todo esto, al amparo del concepto postmoderno, produce una renovación en las formas de representación. La inclusión del aspecto subjetivo dota a la fotografía de un amplio espectro para su estudio y recuperación. Las nuevas tecnologías de la información, las ventajas que brindan para el uso, recuperación y expansión de la información, conllevan a que se piense en una nueva tendencia, la sociocognitiva, que viabilizará la explotación de las posibilidades que brinda el entorno digital.

CONCLUSIONES

La fotografía es una representación de la realidad traducida en conocimiento humano, por lo que transmite una información relevante para cualquier estudio, ya que alude a aspectos de una época o sociedad determinada y a las características de los individuos.

La interpretación de la fotografía engloba tanto aspectos de su forma como de su contenido, por lo que conjuga elementos objetivos con interpretaciones subjetivas.

El análisis documental de la fotografía ha estado condicionado por varias tendencias que se han generalizado en correspondencia con  el desarrollo sociocultural alcanzado en cada época, sometiendo esta operación a sus postulados.

La recuperación de información, fin del análisis documental, requiere, en el ambiente digital de la implementación de metadatos que permitan la representación semántica, para lograr la búsqueda y recuperación de la información.

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