Óscar González Muñoz (CV)
oscargomu@yahoo.com
Juan Ruiz-Ramírez (CV)
jruizuv@gmail.com
Gabriela Eréndira Hernández-Rodríguez (CV)
gabyerendira@yahoo.com.mx
RESUMEN
Este artículo trata la efectividad de la estrategia de superación de la pobreza, llamada Oportunidades en México en el marco de los Compromisos del Milenio del año 2000. Atribuyendo la falta de ingresos como causa fundamental de las condiciones percibidas en los pobres, la efectividad del gasto social se analiza por medio de la superación del ingreso obtenido en los deciles de bajos ingresos. Esta demostración consistió en determinar si el programa de superación de la pobreza por medio del gasto social tuvo efectos en el ingreso de los pobres en las entidades federativas, en el periodo comprendido del 2000 al 2006. Destacando al final del presente trabajo, la necesidad apremiante de considerar el efecto de las transferencias de dinero en el desarrollo humano de la población objetivo a largo plazo.
Palabras clave: pobreza, ingreso, transferencia, desarrollo humano y gobierno del cambio en México.
ABSTRACT
This article addresses the effectiveness of the strategy to overcome poverty, called Oportunidades in México, commitments in response Millennium 2000. Attributing the lack of income as the main cause of perceived poor conditions, the effectiveness of social expenditure is analyzed by means of overcoming the income earned in low-income deciles. This demonstration was to determine if the program of overcoming poverty through social spending had an impact on the incomes of the poor in the states, in the period from 2000 to 2006. Stressing to end this work, the urgency of consider the effect of cash transfers on human development in the long run.
Key words: poverty, personal income, transfer, human development and government of change in Mexico
INTRODUCCIÓN
En México, tras el abandono a finales de los años setenta de políticas keynesianas y la adopción de políticas monetarias, el estado de bienestar significó la reducción de servicios sociales ante subsidiados, la disminución de la protección laboral y la modificación de sus sistemas impositivos hacia una menor progresividad, creando un proceso virtuoso de empobrecimiento en la población y una mayor desigualdad en consecuencia.
En este sentido, en el contexto de los países en vías de desarrollo como México, estudiar la pobreza sigue siendo una variable válida para explicar las desigualdades y la brecha derivada del dualismo socioeconómico (Bourgignon y Morrison, 1998), y aun se argumenta como factor causal de la falta de crecimiento económico al paulatino proceso de marginación de los más pobres. Esta aplicación de argumentos también se ha extendido para explicar en otros países de menor desarrollo relativo su situación de pobreza (Winters, 2000), para lo cual tratan de basar sus resultados en la situación de los ingresos de la población como principal indicador de las necesidades satisfechas y el causal de pobreza.
Cuando se estudia la pobreza, existen distintas apreciaciones a su entendimiento. Sin embargo, lo que mejor resulta para fines académicos y de políticas públicas, es estudiarla por medio del ingreso per cápita alcanzado. El método que estudia la pobreza con base al ingreso percibido de las personas se le conoce como Método de Medición Indirecta de la pobreza (MMIP). En este sentido, resulta necesario mencionar que cuando se recolecta información del ingreso obtenido, no solo hay que tomar en cuenta la fuente de la información y los conceptos del ingreso, sino también las dificultades que surgen de las diferencias en las muestras empleadas y la subdeclaraciones de información por parte de los encuestados.
Sin embargo, la importancia del ingreso en los estudios sobre pobreza lo convierte en el medio fundamental de satisfacción de necesidades. De acuerdo con el organismo encargado de medir la pobreza en México, Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social (CONEVAL, 2010), el nivel de ingreso de las personas y de los hogares da cuenta de la calidad de vida con relación a los vínculos con el sistema productivo y permite establecer las líneas de pobreza que relacionan la capacidad de las políticas pública para atender las carencias logradas por la insuficiencia de generarlos. Teniendo como base lo anterior, el objetivo de la Política social de atención a los pobres en México fue creado para beneficiar la igualdad y equidad social haciendo un intento por brindar mayores alternativas de acceso a los bienes y servicios de los pobres dotándolos de mejores ingresos. Su instrumento principal, ha sido el programa de atención a la pobreza extrema llamado Oportunidades operado por la Secretaria de Desarrollo Social (SEDESOL, 2010) y su principal objetivo es mejorar las condiciones de vida de los considerados pobres brindando mejores opciones de ingresos. Este programa tiene como antecedente al programa Progresa, y a partir del año 2001 sirvió como plataforma de política pública para clasificar la pobreza de tres formas.
Definiendo a la pobreza alimentaria como aquella inversión que se hace en beneficio de una persona que no logra satisfacer sus necesidades alimentarias. A la pobreza de capacidades como aquella inversión que se hace en beneficio del incremento de los medios que permitan al beneficiario tener los medios suficientes para adquirir el valor de la canasta alimentaria y efectuar los gastos necesarios en salud y educación, con la posibilidad de dedicar el ingreso total de los hogares nada más para estos fines. Mientras la pobreza de patrimonio como insuficiencia del ingreso disponible para adquirir la canasta alimentaria, así como realizar los gastos necesarios en salud, vestido, vivienda, transporte y educación, aunque la totalidad del ingreso del hogar fuera utilizado exclusivamente para la adquisición de estos bienes y servicios (CONEVAL, 2011).
El objetivo de estimar el nivel de susceptibilidad para recibir apoyos de programas sociales es el de asegurar apoyos en salud, alimentación y educación a los miembros que se consideran son los más vulnerables de la sociedad mexicana, desarrollar el capital humano y contribuir a romper el círculo intergeneracional de transmisión de la pobreza. Para ello, se aplica con direccionalidad específica la focalización de apoyos por medio del gasto público, tomando en cuenta para esto, las características de los índices de marginación y carencias, que proveen información sobre el acceso a servicios e infraestructura básica. Esto permite conocer el índice de hogares susceptibles para recibir apoyos sociales, y genera información aproximada sobre el nivel de carencias de la nación, iniciando por lo considerados básicos como son los alimentarios.
En el caso de México, los intentos institucionales para dimensionar los elementos básicos necesarios por medio de la canasta alimentaria han sido de utilidad en la práctica. Aunque en la cuantificación de las líneas de pobreza no están exentas de limitaciones que desaconsejan su utilización. En el caso de la Canasta Alimentaria de Bienes Esenciales (CNBE), los análisis recientes han puesto de manifiesto que la solución algorítmica deja sin cubrir una parte de los requerimientos calóricos recomendados por los especialistas en la actualidad1. En este sentido, de acuerdo con Medina (2000), las economías de escala se pueden analizar en los Índices de pobreza utilizando información de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gasto de los Hogares (ENIGH). Para esto, el Método de Engel2, permite identificar las capacidades individuales de ingreso para establecer si una persona posee o no el potencial económico para hacer frente a sus necesidades elementales. En suma, al estudiar el ingreso y gasto en relación con la medición de la pobreza debe determinarse que la primera variable está relacionada estrechamente con la oportunidad de alcanzar el nivel de vida mínimo asociado a no ser pobre.
Comparar los niveles de pobreza entre países y regiones no genera resultados formales si no se atiende a las condiciones de vida en cada uno de estos. De acuerdo con el Banco Mundial (2008) “Los niveles de pobreza varían sustancialmente tanto entre países como dentro de los mismos. Después de Haití, los países centroamericanos tienden a tener las tasas de pobreza más altas. Aproximadamente siete de cada diez personas viven en situación de pobreza en Honduras y Haití —dos de los países más pobres de la región. En contraste, únicamente una de cada ocho personas vive en pobreza en Chile y Barbados—dos de los países más ricos. Los dos países más grandes de América Latina, Brasil y México, tienen tasas de pobreza similares y figuran justo por debajo del promedio regional. Sin embargo, cerca de la mitad de los pobres de la región vive en estos países, a pesar de ser clasificados como de ingreso medio-alto por el mismo Banco Mundial”.
Así también, las tendencias regionales encubren realidades nacionales radicalmente distintas. Mientras que casi todos los países han logrado reducir la pobreza desde el 2002, solo uno— Chile— ha podido disminuir significativa y constantemente la tasa de pobreza desde 1990. Varios países (Argentina, Colombia, México, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela) han obtenido resultados variables, con aumentos y disminuciones significativos en las tasas de pobreza. Otros (Bolivia, Honduras y Nicaragua) han registrado un estancamiento en sus tasas de pobreza hasta fechas recientes. Esto implica crear suspicacias respecto a los niveles de pobreza y el reconocimiento de los medios de superación.
Dado lo anterior, el problema que se estudia es la confiabilidad de los métodos empleados en el estudio del ingreso que reciben los pobres en México, así como la evaluación de la eficiencia del programa Oportunidades. Para complementarlo, se tiene el caso de México, de acuerdo con Attanasio y Székely (1999), Villagómez y Fuentes (2001), el ingreso permanente tiene algunas dificultades para explicar el comportamiento del consumo cuando se trata de demostrar el comportamiento de las fuentes de ingreso. Por lo tanto, la Encuesta Nacional sobre el Ingreso de los Hogares como el instrumento utilizado por el Sistema de Cuentas Nacionales para determinar el nivel de pobreza nacional, tiene un sesgo de subestimación en el ingreso total que reciben los hogares. Por lo que el método del Coeficiente de Engel, tiene una muy alta probabilidad de arrojar mediciones de los ingresos alejadas del valor verdadero de la variable. En tal caso, es necesario considerarlo con precaución dadas las discrepancias observadas en el caso de México3, y al mismo tiempo sugiere la necesidad de revisar tanto las fuentes como hacer un uso cauteloso de lo reportado.
Un análisis detallado de López-Calva y cols. (2005) sobre la información recabada en “Lo que dicen los pobres”4 lleva a concluir que las expectativas de movilidad y de opciones de desarrollo de los individuos influyen notablemente sobre su percepción de las causas de pobreza y sobre su posición respecto a políticas sociales de redistribución.
De acuerdo por el CONEVAL, los trabajos empíricos que hasta el año 2011 se han desarrollado para medir el efecto de la pobreza consideran que ésta se ha reducido como consecuencia de la efectividad en la política social que genera mejores opciones de ingresos en los considerados pobres. En tal caso, se debe tomar en cuenta que la generación de mejores condiciones en los considerados pobres, implica identificar resultados a largo plazo, dado el mejoramiento de condiciones de vida que permean mayores capacidades para obtener ingresos.
Identificar el efecto del gasto social en los pobres a partir del método de modelación jerárquica se ha seguido como continuidad a los estudios desarrollados sobre pobreza por Boltvinik (1999), en el cual se identificó como unidades de nivel 1 al gasto en educación, gasto en seguridad y protección social, y el ingreso de los que se encuentran en condiciones de paro o desempleo. El procedimiento utiliza herramientas estadísticas para calcular si ha ocurrido un efecto positivo a partir de las transferencias de dinero a los considerados con más probabilidad de ser pobres. Es por ello que se plantea el objetivo “Mostrar el efecto del gasto social en los pobres en México del periodo 2000 al 2006”.
El resto de éste artículo está organizado como sigue. En la segunda sección se describe la metodología empleada, el modelo empírico y los datos. En la tercera sección se presentan los resultados y por último la discusión y conclusión llegando a confirmar la hipótesis respecto a que el efecto del gasto en pobreza no ha aumentado el ingreso de los pobres. El resultado positivo del programa Oportunidades será a largo plazo.
METODOLOGÍA
Para fines del presente estudio observacional se tomaron en cuenta los indicadores de la pobreza alimentaria, de capacidades y patrimonio (Apoyos Alimentarios, Educativos y en recursos generadores de dinero como Opciones de ingresos) provistos por el programa de atención a la pobreza extrema Oportunidades, mismas que ofrecen específicamente resultados en el alcance de la pobreza alimentaria, de capacidades y patrimonio.
En tanto, se plantean dos propósitos en este artículo: uno didáctico, para el que se describe el uso y utilidad de la modelación multinivel para encontrar las relaciones que existen entre los niveles de gasto dedicado a los pobres; y otro funcional para el área de estudio que incluye la consideración de variables a nivel en el tiempo como el gasto en alimentación, educación y patrimonio, mismos que influyen en el resultado de la variable respuesta que es el nivel de ingreso de los pobres.
Recordando que el objetivo de la política social es incrementar los ingresos de los pobres, se demuestra que lo planteado como meta de la política social de superación de la pobreza no determina relación alguna con el ingreso de los pobres. Es decir, el esfuerzo por generar capacidades en la población aun no tiene efectos en el ingreso de los pobres a corto plazo. Dado el principal medio utilizado para superar las condiciones de los pobres por medio del capital humano, será a largo plazo cuando se podrá referir a la eficacia de los instrumentos sociales.
Para probar lo anterior, los datos para este estudio se obtuvieron de la Cuenta Pública 2000-2006 de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (INEGI, 2011). Las variables económicas históricas como Producto Interno Bruto (per cápita) e ingreso obtenido para el decil más pobre se obtuvo del Instituto Nacional de Geografía Estadística e Informática (INEGI) (INEGI, 2011).
Las variables elegidas se clasificaron en relación a los indicadores asociados a la identificación de los pobres. Así las que tienen que ver con una mejor condición de vida de las personas son:
Para el análisis exploratorio de la información, se emplearon procedimientos como estadísticas descriptivas para resumir el comportamiento del gasto en el ingreso del decil más pobre, es decir del decíl I al IV respecto a los niveles de gasto que definen el gasto en pobreza (alimentario, de educación y capacidades) identificando al gtoedu como Gasto en Educación, al gtoalim como Gasto en Alimentación y gtopa como el Gasto en Patrimonio. Para los análisis exploratorios se utilizaron los softwares SPSS versión 15.0 y el SAS versión 1995. Las instrucciones a seguir en el SAS, fueron:
data pobreza;
input per ti gtoedu pob gtoalim gtopatrim;
cards;
datos
datos
. . .
datos
proc mixed covtest;
class ti gtoedu gtoalim gtopa;
model pob= gtoedu gtoalim gtopa/ solution;
random intercept /subject=ti;
run;
Para el estudio de la relación ente el ingreso y el gasto en pobreza se hizo uso de la Modelación jerárquica ya que los datos presentan una estructura de anidamiento. Teniendo en cuenta las unidades de estudio de acuerdo a un orden jerárquico, se tomó en cuenta como unidad de nivel 1 a los años dentro del periodo comprendido entre el 2000 al 2006 y en el nivel 2 a las entidades federativas.
Los datos presentan una estructura de anidamiento donde el nivel 1 es el año y nivel 2 las entidades federativas.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Al explorar los datos del nivel de gasto en superación de la pobreza se observó que en algunas entidades federativas como Nuevo León, el gasto en los pobres no siguió una forma que pudiera entenderse como correlacionada con el nivel de gasto.
Lo mismo ocurrió con otras entidades federativas como Sonora y Coahuila de Zaragoza. Mientras que en alguno estados considerados los que menos desarrollo humano alcanzan, el efecto del gasto social en pobreza tampoco fue significativo como en el caso de Chiapas (Ver figura 2).
Para determinar los valores promedios respecto al gasto en educación, alimentario y de patrimonio a nivel nacional, se consideraron los resultados arrojados por el Programa SAS (1998). Esto permitió generar una solución para un modelo con efectos fijos. El nivel de probabilidad en una muestra pequeña, representado por (p>|t|), muestra que el beneficio obtenido por estar en determinados niveles educativos es 0.43 y por los que incluyen a la alimentación -0.36.
En suma, los resultados del modelo (Tabla 1) mostraron que ni el gasto en educación, de alimentación y en patrimonio, influye en el ingreso de los pobres y además no están correlacionadas con el ingreso.
Tabla 1. Efectos estimados por el modelo Jerárquico. Periodo 2000-2006.
Efectos estimados |
Magnitud (desviación estándar) |
GE |
-2.1950 (4.9553) |
GA |
1.5172 (2.9809) |
GP |
1.5433 (3.5438) |
Fuente: Elaboración propia con datos proporcionados por el programa SAS (1998).
Se puede decir que el ingreso del pobre en general no ha aumentado, pues no se ha visto influenciado a pesar de que el gasto en su favor se ha incrementado. Lo que indica que el ingreso obtenido por estos está escasamente beneficiado por un aumento del gasto poniendo en duda la focalización de la pobreza y la asistencia social cuyo principal objetivo es beneficiar a los que menos necesidades satisfechas poseen. En este sentido, la CEPAL (1990) considera que la identificación de los pobres se debe realizar por la variante de la Canasta Normativa Alimentaria del método de la línea de pobreza y que superar condiciones en los pobres se refleja cuando estos, acceden a una mayor despensa de alimentos de forma absoluta y no relativa como ha sido defendida por Townsend (1998).
Con el fin de identificar el efecto del gasto social en el ingreso de los estratos de menores ingresos se realizó una aplicación del programa Statistical Analisys Sistem (SAS) el procedimiento utilizado fue por medio de tablas r x c, donde las filas (r) fueron los años que comprenden el periodo 2000-2006 y las columnas (c) representan a las entidades federativas con los montos de gasto asignado a la superación de condiciones de los pobres. Este procedimiento permitió determinar las estimaciones de parámetros de covarianza, donde el porcentaje de la variabilidad total respecto al ingreso y explicada por el modelo fue de un 1.79%, la varianza entre los años fue de 980,134 con una desviación estándar de 548,014 y la varianza entre las entidades federativas de 7431262 con una desviación estándar de 768475 y un valor del test de máxima verosimilitud de 160013.619. Estos resultados fueron arrojados como lo muestra la Tabla 2.
Tabla 2. Parámetros de covarianza
Cov Parm |
Subject |
Subject |
Error |
980134 |
548014 |
1.79 |
0.0368 |
7431262 |
768475 |
9.67 |
<.0001 |
Fuente: Elaboración propia con datos proporcionados por el programa SAS (1998).
Dado que lo importante fue determinar si había ocurrido algún efecto en el ingreso de los pobres, lo cual se comprobó no ocurrió. Con la información analizada, el desarrollo de la pobreza en México plantea distintas aristas a discusión a partir del gasto social dedicado a su atención. Considerar el efecto nacional del fenómeno junto con los recursos teóricos puede fundamentar el desarrollo de los procedimientos y de políticas basadas en una focalización sobre los beneficiados del programa Oportunidades.
CONCLUSIONES
Ante este escenario se plantean nuevos desafíos para la política social de atención a la pobreza, pues el que menos ingresos alcanza no logra recuperar su ingreso en el periodo del 2000 al 2006.
En lo presentado se pone de manifiesto la importancia del gasto público dedicado a la pobreza. Medir el efecto del gasto de los pobres en su beneficio no puede quedar referido a condiciones universales sino particulares de cada uno de los entornos.
Los resultados, si bien pueden ser distintos por entidad federativa y en el periodo comprendido del 2000 al 2006 en general no se puede decir que haya ocurrido algún beneficio en el ingreso de los pobres, pues no resultaron significativos los niveles de gasto en educación y alimentación que se destinan a los pobres.
Aunque lo anterior no justifica que deban desaparecer los beneficios hacia los pobres en la actualidad se plantea la necesidad de proponer nuevos instrumentos de política pública que podrían beneficiar a los desfavorecidos. Pues los considerados pobres en la política social actual no son los que más benefician su ingreso. Inicialmente se podría pensar que el programa está mal focalizado, pues los considerados pobres no han mejorado su situación de ingreso.
Cuando las externalidades privilegian una mayor o menor pobreza por un mayor gasto en los pobres, se habría de beneficiar el análisis sobre quiénes son los considerados pobres y qué es lo que se beneficia. En el presente estudio quedó demostrado que los pobres que menor ingreso poseen y se encuentran por tanto en el decil I, no han logrado superar su ingreso a pesar de los beneficios otorgados por el programa Oportunidades para la de superación de la pobreza en México.
REFERENCIAS
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2 Consiste en construir un factor que expanda el valor de la canasta alimentaria, de tal forma que el nuevo valor expandido represente los ingresos necesarios para poder satisfacer las necesidades de los hogares, además de las alimentarias
3 Cortés (2001) demuestra que a medida que cambian los resultados metodológicos cambia la condición del ingreso, por lo que la medición de los ingresos no corresponde con la información obtenida en otros procedimientos administrativos. Así como las variables ocupación, tamaño del hogar y crecimiento poblacional, por lo que se presentan serias inconsistencias con respecto a la evolución real.
4 La encuesta “lo que dicen los pobres”, diseñada por la Secretaria de Desarrollo Social de 3000 entrevistas a hogares en situación de pobreza alimentaria, de capacidades y de patrimonio, de acuerdo con las disposiciones oficiales en vigor. Posee una representatividad nacional para zonas urbanas y rurales por separado, así como para tres regiones de la Republica Mexicana: norte, centro y sur. Fue aplicada por Ipso-Bimsa en 40 municipios ubicados en 25 entidades federativas en 25 entidades federativas a lo largo del país. Los objetivos de la encuesta son:1. Conocer las características generales de la población en condición de pobreza. 2. Identificar las opiniones que la población tiene sobre temas como bienestar y justicia social. 3. Conocer la percepción de la población en condición de pobreza sobre vulnerabilidad y discriminación; y 4. Conocer la opinión que tiene la población en condición de pobreza sobre las acciones institucionales y la valoración de los apoyos sociales.