Yeslin Justafré García
Departamento de Derecho
Facultad de Ciencias Sociales y Humanísticas, Universidad de Cienfuegos
vvarona@ucf.edu.cu;
RESUMEN
Las zonas costeras constituyen espacios de extraordinaria importancia para los seres humanos desde el punto de vista natural, social y económico. La propia complejidad del recurso y su deterioro, impuso la implementación del Manejo Integrado de Zonas Costeras (MIZC) como uno de los enfoques más necesarios en aras de ejecutar acciones hacia el desarrollo sustentable en las costas. Sin embargo, dicho proceso demanda la necesidad de comprender el enfoque social sobre el cual se estructura, a fin de establecer como una de las prioridades esenciales la identificación de todos los actores sociales claves involucrados que desempeñan un rol trascendental en las políticas públicas ambientales destinadas al manejo adecuado de las zonas costeras. La presente investigación tiene como objetivo general sistematizar los aspectos teóricos sobre los actores sociales claves del MIZC, por lo que resulta ser una investigación multidisciplinaria, pues requirió para la conformación de la misma aunar diferentes criterios que brindan otras ciencias, para desde el Derecho poder dilucidar el objeto de estudio, lo que permitió elaborar el marco referativo sobre el tema, toda vez que se establecieron presupuestos teóricos que van más allá de los ya construidos por los especialistas del tema. Resulta interesante, novedoso y a la vez complejo el tema por su contenido y actualidad, precisamente por lo que poco que ha sido abordado el tema desde la dimensión jurídica.
PALABRAS CLAVES: proceso social – MIZC– actores sociales claves
INTRODUCCIÓN
Las zonas costeras constituyen espacios de una significación social extraordinaria. Más de un tercio de la población mundial vive en las zonas costeras, donde factores económicos y sociales importantes de garantía de vida, juegan un papel fundamental. Sin embargo, estos ecosistemas extremadamente frágiles y complejos han sido expuestos al uso irracional y desmedido del hombre, lo que ha provocado el deterioro social, económico y ambiental que se ha venido experimentando en muchas zonas costeras.
En ese contexto surge el enfoque de Manejo Integrado de Zonas Costeras (MIZC), principio programático esencial de la Agenda 21, que se legitima en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo. A partir de ese momento el MIZC se asentó como el enfoque más idóneo para el manejo de las zonas costeras y sus recursos naturales, pues se concibió como el proceso de planificación completo e integrado que tiende a armonizar los valores culturales, económicos y ambientales; y a equilibrar la protección ambiental y el desarrollo económico que coadyuva a la equidad social y al mejoramiento de la calidad de vida y del medio ambiente a corto, mediano y largo plazo.
En la praxis sucede que la sociedad no está preparada ni espiritual, ni materialmente para establecer acciones de este tipo porque existe una tradición histórica de decisiones verticalistas y unilaterales por parte de los gobiernos hacia los recursos naturales. Las mismas tienen en su base, un pensamiento economicista supeditado a una perspectiva sectorial del desarrollo; pues históricamente las comunidades han estado al margen de la toma de decisiones, por tanto, no ha existido una participación pública efectiva en ellas; y predominan enfoques disciplinarios sobre el ambiente que frenan la comprensión de lo integrado en las relaciones sociedad–naturaleza.
Al unísono, dentro de las construcciones teóricas y doctrinales generalmente se obvia el enfoque social del proceso. Por lo tanto, muchas veces no se comprende la prioridad de identificar a todos los actores sociales involucrados en el MIZC. Presentándose como un tema extremadamente novedoso y polémico, toda vez que se construyen disímiles definiciones en tanto son diversos los autores que desde múltiples ciencias estudian el objeto. Sin embargo, es necesario reconocer el rol trascendental que presentan los actores sociales claves para alcanzar el éxito de los planes y programas de MIZC, al ser concebido desde la dimensión de la totalidad ambiental. Ello implica el manejo no precisamente de los recursos costeros sino de la acción antrópica y la necesidad de concientización ambiental del hombre.
El tema de los actores sociales claves del MIZC resulta un tema extremadamente complejo al no existir un marco teórico-referativo acabado del tema, sino que se asienta sobre las construcciones doctrinales que identifican como actores sociales claves del MIZC: al gobierno, las empresas de producción y servicios, la comunidad científica y la comunidad costera. Esta situación propicia la existencia de deficiencias en el soporte teórico que abarcan desde la no diferencia en la conceptualización de actores sociales y usuarios de la zona costera hasta obviar actores sociales que se encuentran debidamente identificados y legitimados para tal efecto. Por tales razones, se hizo necesario emprender el estudio del tema, con el fin de elaborar un adecuado marco referativo sobre el tema.
1.1 RELACIÓN SOCIEDAD-NATURALEZA
Desde su surgimiento, el hombre se ha desarrollado y reproducido en una íntima relación con la naturaleza. La misma, adquiere expresión mediante el funcionamiento de las interrelaciones entre un conjunto de elementos bióticos y abióticos, en forma de sistemas o ecosistemas, de cuya armonía o equilibrio ecológico depende que la vida sea posible.
Los hombres se encuentran inmersos en un complejo sistema de relaciones biológicas, sociales, económicas y emocionales, que inciden en la formación de los valores que determinan su proyección ante la naturaleza y la sociedad. Su capacidad natural de discernir, reflexionar y razonar, le permitió acercarse al conocimiento de las leyes más generales que rigen el desarrollo de la naturaleza, la sociedad y el pensamiento. Así, logró distinguirse del resto de los organismos vivos por sus portentosas capacidades físicas e intelectuales, y por la exclusiva facultad de generar necesidades que van mucho más allá de las derivadas de su subsistencia.
Desde la aparición del homo sapiens hasta nuestros días, la relación hombre-naturaleza fue cambiando de paradigma: de una inminente dependencia del hombre hacia la naturaleza, a un domino irracional y desmedido de la “madre tierra” por el factor humano. En la medida en que el hombre fue atravesando diferentes estadíos socio-económicos, las relaciones sociales y, con ellas, las de producción, se fueron complejizando. Ello propició el surgimiento de nuevas necesidades que se basaron en la más brutal depredación y explotación de los recursos naturales y que por ende la relación hombre-naturaleza, se convirtió en la relación sociedad-naturaleza.
En los últimos años, el equilibrio de la naturaleza y sus recursos ha estado amenazado por factores naturales o antropogénicos que provocan consecuencias nefastas en el funcionamiento de los mismos. Los factores de riesgo se han incrementado en cantidad y calidad, principalmente por los efectos de la civilización moderna. De manera general, los procesos productivos no tienen en cuenta el agotamiento de los recursos naturales y la degradación del medio ambiente, llegando a instaurar prácticas nocivas para la conservación del entorno, que propician el uso irracional de sus recursos.
Los peligros que se ciernen sobre el sostenimiento de las condiciones que hacen posible la vida sobre la tierra, se tornan cada día más preocupantes. Entre los principales problemas relativos al medio ambiente que al hombre preocupa figuran: la lluvia ácida, la reducción de la capa de ozono, el efecto invernadero, el deterioro de los suelos que ha llegado hasta la desertificación de tierras originalmente fértiles, el ritmo de la pérdida de la diversidad biológica a partir de la extinción de las especies por factores ajenos a la evolución natural, la destrucción de los arrecifes de coral, el agotamiento de la mayoría de las zonas pesqueras, y la contaminación de las aguas terrestres y marinas.
Dentro de los ecosistemas acuáticos, las aguas marítimas y los recursos costeros desempeñan un papel esencial en la formación de la vida del planeta. Aún más, influyen de modo determinante en el balance energético global y, por consiguiente, sobre el clima y los procesos biogeoquímicos de los cuales depende toda forma de vida. Por ello, garantizar la conservación y explotación sostenible de las zonas costeras y sus recursos naturales presentes, es uno de los retos que la humanidad enfrenta actualmente.
A pesar de la importancia que se le atribuye a las zonas costeras, su equilibrio es alterado como consecuencia de la acción antrópica que ha perturbado los ritmos de autorecuperación natural y los inadecuados procesos de manejos por los cuales se han dirigido sus usos. Resulta indispensable encausar la solución de los problemas ambientales con el paradigma del desarrollo sostenible en los ecosistemas costeros, el cual permite balancear el desarrollo de las actividades socioeconómicas, sin comprometer el potencial y la protección de sus recursos naturales, así como el disfrute de las presentes y futuras generaciones.
1.2 LOS PROBLEMAS AMBIENTALES DE LAS ZONAS COSTERAS A NIVEL INTERNACIONAL
Los mares y océanos constituyen un patrimonio común que une de manera singular a todas las naciones. Su conservación y protección adecuada permiten la supervivencia de importantes ecosistemas, entre ellos, los arrecifes de coral, los manglares, las bahías y las playas, todos portadores de un inmenso valor ecológico, económico y social. El medio marino es un componente esencial del sistema mundial de sustentación de la vida, y un valioso recurso que ofrece posibilidades para un desarrollo sostenible.
Dentro del medio marino las zonas costeras constituyen ecosistemas únicos por su importancia desde el punto de vista ambiental y su relevancia como unidad paisajística. Para el desarrollo económico son valiosas gracias a las grandes posibilidades que ofrecen para la inversión, fundamentalmente en la esfera del turismo. Su interés científico radica en que acogen en su seno a diferentes ecosistemas representativos del medio natural original, donde habitan especies en diversos estados de conservación y desarrollo. Sin embargo, en la actualidad se ven amenazadas por el incremento de una serie de acciones que provocan la alteración de estos ecosistemas extremadamente frágiles y complejos.
La fragilidad y susceptibilidad de la zona costera ante el impacto natural y humano están dadas por ser el único límite o frontera que separa los tres dominios del planeta: la tierra, el mar y la atmósfera. Cualquier acción o fenómeno que ocurra en uno de esos tres sistemas repercute en los demás, debido a la propia interrelación que los caracteriza; pues dichos sistemas interactúan como un todo único.
Los problemas que inciden de manera adversa sobre el medio ambiente marino y costero se han convertido en una gran preocupación para la humanidad, al reconocerse las consecuencias negativas de las actividades antrópicas en dichas áreas. Dentro de los problemas más comunes que afectan las zonas costeras y los recursos marinos se encuentran: la contaminación de las aguas costeras que reduce en gran medida la producción de la pesca, la degradación de los fondos de víveros y otros hábitats de humedales, el agotamiento y deterioro de los recursos pesqueros como consecuencia de la sobrepesca comercial y recreativa, los daños a las playas por la extracción de arena y la eliminación de la flora costera por la construcción de instalaciones para el desarrollo turístico, y el incremento de la contaminación ocasionada por el vertimiento de desechos domésticos e industriales provenientes de fuentes terrestres.
El conocimiento y comprensión de los impactos ambientales provocados por la acción humana sobre los ecosistemas costeros, conlleva a considerar la urgencia de estructurar un enfoque integrado de manejo que incluya todas las áreas, actividades, organismos e instituciones que de una forma u otra estén relacionadas con la costa y sus recursos naturales; a fin de garantizar la sostenibilidad social, así como mantener la integridad ecológica, la productividad y el beneficio económico de las zonas costeras. La implementación del nuevo enfoque de manejo se deriva de la necesidad de lograr un equilibrio entre la conservación del medio natural y el desarrollo económico, así como del reconocimiento de las características distintivas que presentan las zonas costeras.
1.3 EL MIZC COMO PROCESO EFICAZ PARA LA SUSTENTABILIDAD DE LOS ECOSISTEMAS COSTEROS
La preocupación referida al manejo adecuado de las zonas costeras se asentó fundamentalmente en la década de los 60, y en sus inicios se limitó a un simple asunto de manejo de las orillas del mar. El concepto emergió y evolucionó a través del tiempo, desde una visión orientada principalmente hacia la tierra y con unos pocos usos, hasta una visión amplia que considera las zonas costeras teniendo en cuenta tanto la tierra como el mar, enfatizando en los ecosistemas y en la interdependencia de sus múltiples usos.
En todo un contexto político y jurídico internacional surge el concepto de Manejo Integrado de Zonas Costeras (MIZC), el cual se convierte en uno de los principios programáticos esenciales de la Agenda 21(Capítulo 17),que se legitima en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, efectuada en Río de Janeiro en 1992. A partir de ese momento el MIZC se convierte en la estrategia de manejo que procura un equilibrio más justo entre desarrollo y conservación, entre explotación y sustentabilidad de las zonas costeras.
El MIZC es considerado por Cicin-Sain, B. and R. Knecht como el enfoque más importante, necesario y novedoso a considerar, en aras de ejecutar acciones dirigidas hacia el desarrollo sostenible en las zonas costeras. Su meta principal es promover la armonía entre las actividades socio-económicas que se realizan en las zonas costeras y su protección, a partir de una adecuada integración de las políticas sectoriales que inciden en la gestión de las mismas.
La implementación exitosa del MIZC requiere de una planificación intersectorial del desarrollo y de una adecuada integración del gobierno y la comunidad, la ciencia y el manejo, en la preparación y ejecución de un plan integral para la conservación y protección de los recursos y ecosistemas costeros. El nuevo enfoque de pensamiento holístico considera la necesidad de integrar aspectos geográficos y biológicos relacionados con la zona costera, aspectos económicos relacionados con los diferentes usos sociales que se realizan de y en ellas, así como aspectos políticos e institucionales y propiamente locales vinculados a las comunidades que las habitan.
En cualquiera de las acciones, fenómenos o problemas que ocurren en la zona costera está implícita la concepción de lo “integrado.” Por consiguiente, para llevar a cabo el proceso de MIZC es necesario tener en cuenta las diferentes dimensiones integradoras que lo conforman, las cuales han sido analizadas desde diversos puntos de vistas de donde emergen, a su vez, sus propios límites dimensionales. Dentro de las dimensiones del MIZC se identifican las siguientes:
Por lo tanto, teniendo en cuenta las dimensiones integradoras del MIZC, se reafirman los postulados de Cicin-Sain, B. and R. Knecht al referirse al MIZC como: “un proceso dinámico y continuo, en el cual las decisiones son tomadas para el desarrollo y uso sustentable, así como la protección de las áreas y recursos costeros y marinos. Lo más importante del proceso es que está diseñado para superar o dejar atrás la fragmentación inherente en el acercamiento al manejo desde el punto de vista sectorial, y la división de la jurisdicción entre los distintos niveles de gobiernos en la interfase tierra-agua. Esto se hace asegurándose de que las decisiones de todos los sectores y todos los niveles de gobierno están armonizadas y conscientes con la política costera de una nación en cuestión. Una parte clave del MIZC es el diseño de procesos institucionales para acompañar la armonización de una forma política aceptable.”
No obstante, el éxito de las políticas establecidas en función del MIZC toma como base la existencia de una adecuada acción inter e intra institucional. Pero solo puede lograrse si se garantiza a la aplicación del concepto de sostenibilidad en la praxis, la concurrencia de tres elementos obligatorios: fuerte soporte institucional, efectivo compromiso de los implicados o interesados en el manejo de los recursos costeros, y mecanismos para la capacitación en términos de educación.
Consecuentemente, la implementación real del enfoque de MIZC, con independencia de las acciones, planes y estrategias que se pueden acometer para lograrlo, depende de la socialización que se realice del mismo. Por tanto, la concepción del MIZC implica un cambio de pensamiento y una transformación en los modos de actuación de los hombres respecto a los recursos naturales con los que interactúa.
1.4 EL MIZC COMO PROCESO SOCIAL
Las múltiples relaciones que se establecen en el interior de la sociedad y entre esta y la naturaleza evidencian la complejidad de los fenómenos sociales, y la necesidad de comprender su esencia para poder orientar mejor esas relaciones en pos de una sociedad ambientalmente sustentable, más humana, y más consciente. El impacto que la sociedad le ocasiona a la zona costera en su interacción práctica, la manera en que se asimilan por el ecosistema costero las transformaciones antrópicas y se revierten sus resultados sobre el propio hombre, la hacen funcionar cualitativamente diferente al ecosistema natural. La relación sociedad-naturaleza que se expresa en este contexto es, fundamentalmente, la relación sociedad-ecosistemas costeros.
En las zonas costeras, coexisten componentes ambientales esenciales como tierra, agua, atmósfera y vida, que se complejizan en su composición, dinámica interna e interrelaciones, con la incorporación del componente social. Dichos componentes funcionan como un todo integrado de elementos, expresión concreta de la denominada totalidad ambiental.
El concepto de totalidad ambiental es esencial en la fundamentación del MIZC como proceso social. El mismo se analiza desde la perspectiva del enfoque filosófico marco y englobador para cualquier intento de desarrollo en el área, al considerar la realidad ambiental que hoy vive la humanidad, como una expresión continua y dinámica, e histórica y concreta de la relación contradictoria sociedad-naturaleza. La misma revela sus desplazamientos espaciales y temporales, y cuyas interrelaciones multidireccionales y complejas le imprimen un carácter integral, que conforman una praxis social determinante y orientadora de esa totalidad.
El MIZC lleva implícito un fuerte componente social, porque surge como una necesidad para el mejoramiento de la sociedad, y de sus relaciones con la naturaleza. Persigue, además de la eficiencia (elemento de la administración) e impacto en los destinatarios (eficacia como elemento de gestión), elevar la calidad de vida. Esta cualidad que amplía la visión humanista del proceso, se convierte en una alternativa de sustentabilidad para el desarrollo socio-ambiental de la zona costera, basado en la implementación de políticas, estrategias, programas y planes de acción bajo métodos interdisciplinarios, intersectoriales y participativos.
A pesar del reconocimiento del MIZC como complejo proceso social, vale destacar que en los diferentes conceptos propiamente relacionados con el mismo, no aparece científicamente explícita su consideración como tal. Si bien, en muchas de las definiciones se reconocen elementos esenciales de carácter social, o se discuten temas como participación ciudadana, y sobre todo de interacciones de grupos sociales, elementos que subyacen en el proceso, en ninguna de las definiciones se hace un despliegue de argumentos teóricos para entenderlo en su dimensión social. Las reflexiones críticas acerca de la carencia de argumentos del carácter social del MIZC, encuentran sus causas en la lenta evolución del pensamiento interdisciplinario e intersectorial, y no en incapacidades de quienes han construido los conceptos.
La necesidad de la socialización del MIZC hacia todos los actores sociales claves involucrados en la toma de decisiones de las zonas costeras, es un factor vital para el desarrollo del complejo sistema estructural. A la vez, permite un acercamiento y entendimiento mutuo entre los mismos para lograr insertarse en el proceso hacia el logro de un fin común. Por ello, resulta indispensable su análisis como prerrequisito para el establecimiento de una praxis social más consciente y racional en los ecosistemas costeros.
1.5 LOS ACTORES SOCIALES CLAVES DEL MIZC. APROXIMACIÓN TEÓRICA
El estudio e identificación de los actores que intervienen en un contexto social determinado es un tema que puede tener diferentes interpretaciones al ser abordado desde diferentes enfoques. Su consideración, desde la dimensión teórica, varía en dependencia del tipo de relación social que establezcan, y de la ciencia que la estudia.
La multiplicidad de actores sociales y la incursión de los mismos en todas las esferas de la vida social, impone la necesidad de identificarlos teniendo en cuenta el campo de acción en el cual despliegan sus potencialidades. La caracterización de estos debe ser analizada a partir de su representatividad en el seno de la sociedad y de su poder, en aras de definir el marco de intervención, la función que cumplen, los recursos que disponen, los objetivos que persiguen, y los resultados que obtienen.
La polémica existente al enarbolar la concepción sobre los actores sociales, hace posible que el vocablo presente disímiles acepciones y, en ocasiones, su interpretación sea variable. En tanto, resulta necesario emprender un análisis a fin de aunar criterios que permitan identificar conceptualmente la categoría de actores sociales y su esencia desde las diversas ciencias que los analizan.
1.5.1 Los actores sociales desde la dimensión sociológica
Para la Sociología el actor social es un sujeto colectivo que se estructura a partir de una conciencia de identidad propia, portador de valores, poseedor de un cierto número de recursos que le permiten actuar en el seno de una sociedad con vistas a defender los intereses de los miembros que lo componen o de los individuos que representan, para dar respuesta a las necesidades identificadas como prioritarias.
También puede ser entendido el actor social como un grupo de intervención, que percibe a sus miembros como productores de su historia para la transformación de su situación.En ambos casos, el actor se ubica como sujeto colectivo, generador de estrategias de acción (acciones sociales), que contribuyen a la gestión y transformación de la sociedad.
No basta que una individualidad se perciba a sí misma como una conciencia que interviene en el mundo o que quiere transformarlo, lo primero que debe ocurrir para poder hablar de un actor social es que desarrolle una conciencia colectiva; es decir, una agrupación de conciencias que se reconozcan como miembros de algo (organizaciones, organismos, instituciones pero trascendentales para un proceso). El paradigma de Touraine explica que para que un actor social sea reconocido, debe necesariamente ser un actor que actúa en un sistema social, pues la sociedad no es un recipiente donde se mueven colectividades, es un sistema de relaciones; pretendiendo expresar que la sociedad es un sistema de acción social, una red constituida de interacciones entre actores.
A partir de la concepción de Touraine, la sociedad puede ser entendida como un sistema social, que no está totalmente reglamentado ni controlado, y en el cual los actores sociales disponen de un margen de libertad, que utilizan de forma estratégica en sus interacciones con los demás. En tal sentido, los actores sociales dentro del sistema de relaciones sociales, disponen de cierto grado de autonomía. Por lo que su definición está condicionada por su posición en la estructura social, participación de las normas, reglas y funciones de los procesos sociales; así como por sus propios recursos (riquezas, poder político, potencial sociocultural y poder socioeconómico).
En el campo sociológico autores como Joseph Berger, Dana P. Eyre y Morris Zelditch han propuesto lo que ellos denominan teoría del interactor, que se centra en los actores sociales y sus interrelaciones. Desde la teoría los actores pueden ser individuales, pero también colectividades como organizaciones o, incluso, Estados Nacionales.
La unidad básica de análisis de la teoría del interactor es el actor en su situación. La situación es un conjunto específico de condiciones que pueden generar, definir y determinar el curso de un proceso, indicando que la teoría del interactor es una teoría del proceso. El proceso en cuestión se define por tres elementos:
Si bien la acción y el actor social contienen características sociales, se debe reconocer que no todas las relaciones que establecen los actores en la vida cotidiana presentan ese carácter, pues sólo tienen un sentido social aquellas acciones cuyo contexto corresponde a un diseño o a una formulación consciente e intencional. El sentido social de una acción es otorgado por el propósito que tiene el proyecto y, más aún, cuando éste pretende alcanzar un objetivo de ese tipo.
La esencia de lo social se encuentra en la intencionalidad que le imprime el actor en el momento de proyectar una acción determinada. La trascendencia de la acción es el punto clave para otorgarle significado a las relaciones sociales que se producen entre los actores sociales. Sin embargo, las acciones de los actores sociales se desarrollan en el escenario local donde intervienen, pero es precisamente en ese escenario donde se determina su significado y relevancia como actor social.
1.5.2 El perfil del actor social desde el desarrollo local
El desarrollo local se define como un proceso basado en alianzas entre actores, que se genera en un ámbito territorial inmediato, con el fin de impulsar procesos de cambios para la satisfacción de necesidades y el mejoramiento del bienestar colectivo. El actor social local constituye la primera célula o el átomo del desarrollo local. Es el individuo, grupo o institución, cuya acción se desenvuelve en el territorio local, poniendo en marcha sus recursos y ejerciendo su poder para producir efectos positivos o negativos frente a las necesidades del desarrollo local.
Dichos actores constituyen las unidades reales de acción en la sociedad, al ser concebidos como aquellas entidades sociales tomadoras de decisiones que afectan a la sociedad.En ese sentido, son personas e instituciones que desarrollan acciones directas dentro de la misma, así como también las estructuras y organismos que por misión o acción tienen un lugar y un papel en los engranajes de los intercambios sociales. Se reconocen por su capacidad colectiva para asumir la función de planificación y de gestión ascendente del desarrollo, forman parte de la base social, son definidos por ella, pero actúan como individuos o colectivos que, además, están sometidos a otras condiciones: culturales, étnico-culturales, políticas y territoriales.
El actor local se desarrolla en estrecha relación con la escena social en la que despliega su acción. Por lo que, se hace referencia a individuos, grupos o instituciones cuyo sistema de acción coincide con los límites de la sociedad. No se incluye la calidad de la acción, sino la escena en la cual se desarrolla. Ello implica la existencia de tres categorías de actores sociales locales, que lo definen simultáneamente como motor y expresión del desarrollo local, las cuales agrupan a los actores ligados a la toma de decisiones(político-institucionales); los actores ligados a técnicas particulares(expertos-profesionales) y los actores ligados a la acción sobre el terreno(la población y todas sus expresiones activas).
La adopción de estrategias eficientes de desarrollo local, suponen una concertación, negociación e interacción entre actores. Por lo tanto, unido a las categorías se establece una jerarquización de los mismos a partir de la identificación de sectores:
Primer sector: El Estado, sus organizaciones político-institucionales públicas que son de origen público y tienen por función la toma de decisiones.
Segundo sector: Los que tienen como propósito de acción el lucro. Las empresas de producción y servicios, fábricas, comercios, organizaciones de origen privado con fines también privados.
Tercer sector: Los que tienen como propósito de su acción el bien común. Las organizaciones de origen privado con un fin público, más formales y territorializadas. Las asociaciones de afinidad, no sólo el voluntariado sino también las organizaciones de interés, gremios y sindicatos; organizaciones de apoyo, organizaciones comunitarias, grupos solidarios, fundaciones y organizaciones intermedias.
El diseño de programas de desarrollo local requiere de una adecuada coordinación y participación de los actores sociales con capacidad de intervenir en la negociación y ejecución de los proyectos de gestión. Los cuales responden a un nuevo enfoque del desarrollo económico local, que descansa, esencialmente, en el mejor aprovechamiento del potencial de los recursos endógenos, a fin de incrementar el desarrollo económico sostenible, constituyendo una de las principales fuerzas e indicadores del desarrollo local en la sociedad.
Pero, obviamente, los actores sociales locales responden a la existencia de una base económica sobre la cual se establece todo el conglomerado de fenómenos que forman parte de la superestructura de la sociedad. De ahí, la necesidad de reconocimiento legal que demandan los actores sociales, con el fin de que sean legitimados a través del Derecho la jurisdicción, competencia y poder de cada uno de los actores locales. Toda vez que el Derecho, es un fenómeno de la superestructura, determinado en última instancia por la base económica, pero al mismo tiempo se convierte en expresión de las condiciones materiales en la que vive y se desarrolla la sociedad.
1.5.3 Los actores en el Derecho Internacional. Su trascendencia en el Derecho Ambiental Internacional
Para el Derecho el término actor no es frecuentemente utilizado, pues las Ciencias jurídicas establecen los conceptos de persona y sujeto. El sustantivo persona proviene del latín personaus, derivado del verbo personare, quesignifica sonar mucho, resonar. El vocablo persona designó en la Antigüedad clásica, a la máscara o careta de la que se servían los actores en el teatro griego y latino para desempeñar un papel. Con el tiempo el vocablo pasó a calificar al actor mismo. En ese sentido era persona aquel que realizaba un papel en una función determinada. El lenguaje de la escena se introdujo en la vida social y, con ella, en el ámbito jurídico, designándose en la actualidad como persona al individuo con plena capacidad para ser sujeto de relaciones jurídicas.
Los autores burgueses distinguen tres sentidos de la palabra persona con las acepciones común, filosófica y jurídica. En el sentido común es sinónimo de hombre, en el sentido filosófico se entiende por persona a la sustancia individual, de naturaleza racional, dotado de entendimiento, ser consciente de sí y de sus actos, y desde la acepción jurídica es entendida la persona como ser/sujeto capaz de derechos y obligaciones.
Se expresa que de manera general la denominación sujeto y persona para el Derecho se consideran sinónimos, sin embargo, en la práctica se emplean de manera diferente, definiéndose como persona al ente sustantivo del orden jurídico, considerado en sí mismo, aisladamente. En cambio, se habla de sujeto de derecho al referirse a la parte o persona, que actuando en una relación jurídica es titular de derechos subjetivos o contrae deberes jurídicos, lo que implica que el ordenamiento jurídico le reconozca a ese sujeto capacidad jurídica.
Sin embargo, es el Derecho Internacional la única rama del Derecho que reconoce dentro de las relaciones internacionales como objeto de estudio, además de los sujetos internacionales, a los actores internacionales, estableciendo la interrelación y diferencia entre ambos términos. En lo que se refiere al concepto técnico-jurídico de sujeto, se entiende como toda persona (jurídica natural o jurídica colectiva) que es titular de derechos y deberes internacionales, con actitud para hacer valer su derecho ante instancias internacionales, o para ser responsable en el plano internacional en caso de violación de sus obligaciones.
Los actores internacionales son, por el contrario, toda persona(jurídica natural o jurídica colectiva) que influyen, en mayor o menor grado, en la toma de decisiones sobre hechos que rebasen las fronteras de los Estados y su conducta es influida por las relaciones o dominación de poder que se producen dentro de la sociedad internacional.Es importante destacar que, en la sociedad internacional la esfera de los actores internacionales es más amplia que la de los sujetos del Derecho Internacional Público (DIP). Lo que significa que hay actores internacionales que no son sujetos de Derecho Internacional, o lo que es lo mismo no todos los actores internacionales son sujetos de Derecho Internacional.
La condición de sujeto de DIP tiene carácter subjetivo en el sentido de que depende del reconocimiento para obtener la titularidad de los derechos y deberes jurídicos internacionales. El DIP considera que los Estados son los principales actores y sujetos internacionales, titulares de plenos derechos y deberes en la esfera internacional, del cual emanan las disposiciones creadoras del propio Derecho Internacional.
El deterioro progresivo ambiental por el que atraviesa el mundo ha provocado que un gran número de Estados concienticen que los intereses de la humanidad deben constreñir los intereses de los Estados individuales, al encontrarse unidos en el uso de los recursos del medio ambiente global común. El surgimiento de la conciencia ambiental entre los diferentes actores y sujetos internacionales ha conllevado al cambio de paradigma del Derecho Internacional, el cual se convierte en la base sobre la cual se erige el Derecho Ambiental Internacional (DAI).
El DAI surge a finales de la década del 60 como Derecho tuitivo, orientado a proteger el bien jurídico que constituye su objeto propio: el medio ambiente en su conjunto. Es considerado un área jurídica estrechamente vinculada a varias ramas del Derecho y otras ciencias o esferas del saber, al presentar una marcada dimensión multidisciplinaria. Una de las principales interrelaciones que se establece es principalmente con el DIP, del cual se apoya para definir los sujetos y actores que intervienen en el ámbito específico de las relaciones ambientales internacionales, estableciendo una clara distinción entre ambas categorías que actúan y se desarrollan en dicha esfera. Por lo tanto, tomado los postulados del DIP para el DAI reviste vital importancia los Estados, los cuales se convierten en lo sujetos y actores primarios, titulares de plenos derechos y deberes reconocidos y sancionados jurídicamente por el Derecho Internacional.
Partiendo de los presupuestos teóricos que analizan a los actores sociales, se puede apreciar que la definición de los mismos varía en atención a la ciencia que lo analiza, basada en su propio método de estudio y las leyes que lo caracterizan. Pese a ello, existe el criterio análogo de que puede ser entendido el actor social como persona jurídica natural o como persona jurídica colectiva (estatal o privada) presentando un nivel de importancia por la trascendencia de las acciones que realizan, las que, a su vez, se sustentan a partir de la creación de una conciencia colectiva como prerrequisito para su existencia. Dentro de los actores sociales resalta por su rol trascendental el Estado, de manera tal que todas las ciencias lo identifican como actor social, dándole en el orden jerárquico el principal lugar.
1.5.4 Los actores sociales claves para la implementación del MIZC
La definición de los actores sociales claves del MIZC es un tema extremadamente complejo, donde los presupuestos teóricos se asientan principalmente sobre los postulados de los especialistas, por lo que se considera que la doctrina existente para el tratamiento de los actores sociales claves del MIZC es insuficiente. Dicha insuficiencia radica en una serie de factores dentro de los que destaca que la doctrina no estudia el tema a profundidad, se afirma que esto sucede por la poca realización de investigaciones relativas al tema y el la existencia de divergencias en su tratamiento y que el mismo requiere aunar conocimientos de diferentes ciencias que lo estudian. Al unísono se obvia el carácter de proceso social del MIZC, lo que conlleva a la necesidad de reflexionar sobre las actuales interpretaciones que identifican a los actores sociales, por considerarse un aspecto clave en el éxito de las políticas que se desarrollan en el gran escenario de las zonas costeras.
Los postulados clásicos del MIZC provienen del idioma Inglés, tema que lógicamente deviene en contradicción con el idioma Español, a partir de las traducciones diversas que de los mismos de se realizan. En el idioma Inglés generalmente se utiliza la palabra “stakeholders”, traducción que muchas veces se ha homologado al término actor. Sin embargo al utilizar el vocablo “stakeholders” se hace referencia a quienes tienen interés legítimo en el proceso. Basado en la etimología del término, “stakeholder” no significa nunca que es alguien que tenga acción, no significa ser un actor en el MIZC. Precisamente, un objetivo fundamental del MIZC es que todos los “stakeholders” sean actores, que todos los que tengan un interés legítimo en el proceso participen en la toma de decisiones, o al menos influencien en ella.
Por el contrario en el idioma Español se usan, ocasionalmente, nomenclaturas como “interesados”, “implicados”, e “involucrados”, para determinar los actores sociales. Los cuales son capaces de organizarse, definir objetivos a corto, mediano y largo plazo y proyectarse hacia la gestión y transformación del ecosistema costero.
Es menester entonces establecer la diferencia existente entre actores sociales y usuarios de la zona costera definiéndose, a tales efectos, como usuarios: aquellos que usan la zona costera (pescadores, operadores de explotación de petróleo, operadores turísticos, en fin todos las personas jurídicas naturales o jurídicas colectivas cuya actividad sistemática o aislada recae sobre las zonas costeras), y los que potencialmente la pueden utilizar o proteger (grupos medio ambientalistas que promueven la conservación de los valores de determinada área, miembros de las comunidades que viven en el área, los tomadores de decisiones de la problemática ambiental y hasta las futuras generaciones).
Por lo tanto, la referencia “stakeholders” hace alusión a los usuarios de la zona costera, más no a los actores sociales, entendiéndose entonces que los actores sociales son una categoría más amplia que incluye a los usuarios, pero donde no todos los usuarios son considerados como actores sociales.
La tipificación de los actores involucrados en el proceso de MIZC se deduce de la definición de objetivos y el alcance de la iniciativa de manejo integrado. Debiéndose identificar, en el análisis de las partes interesadas, a todas las organizaciones e individuos que poseen alguna responsabilidad en el manejo de la zona costera, tienen poder para influir en el proceso decisorio, pueden desempeñar un papel en la aplicación de decisiones, o se verán afectados por las actividades de gestión resultantes.
En los programas de MIZC es preciso que los actores sociales se conviertan en un parte activa y dinámica del proceso, siendo trascendental sus conocimientos y criterios, a la vez que se les brinda la información científica posible y requerida. Como regla general, ningún programa de MIZC puede lograr sus objetivos sin establecer consensos entre todos los niveles de gobierno, el sector privado, las comunidades locales, los diferentes usuarios y las ONGs. La imbricación de todos los actores con responsabilidad en el manejo de las zonas costeras, es de vital importancia para garantizar el uso sostenible, colectivo e integrado de los recursos del área costera.
Teniendo en cuanta las consideraciones antes esgrimidas para la autora de la presente investigación la definición de actores sociales claves del MIZC no difieren, en su conceptualización, del resto de las definiciones analizadas, específicamente las relativas al desarrollo local. Por lo tanto puede ser considerado actor social clave del MIZC toda persona jurídica natural o jurídica colectiva que participa en el proceso de toma de decisiones en relación al MIZC, o que determina o influye en ese proceso. Precisamente la incidencia en la toma de decisiones políticas, en la resolución de conflictos, y en el poder y función que ejerce ante determinadas situaciones es la que le otorga el calificativo de actor social clave en el MIZC.
En el contexto de la zona costera para muchos estudiosos del tema dentro de los que destaca Díaz Bacallao, los actores sociales pueden clasificarse atendiendo a su participación dentro del proceso de MIZC en: actores internos y actores externos. Los primeros administran, controlan y regulan las actividades en las zonas costeras y, los segundos, utilizan o trazan políticas relacionadas con los recursos de las zonas costeras y sus áreas de influencia, brindan apoyo financiero, técnico o científico-investigativo.
Sin embargo, teniendo en cuenta los presupuestos analizados la autora difiere del criterio antes esgrimido considerando que la diferenciación entre lo interno y lo externo del actor podría estar dado por el hecho de que, el actor externo participa o influye en el proceso de toma de decisiones del MIZC sin ser precisamente un usuario de esa zona, mientras que el actor interno sería el que igualmente participa o influye en las decisiones desde su posición de usuario de esa zona costera. El actor siempre será valorado tomando como referencia el proceso de toma de decisiones. La determinación o la influencia en ese proceso incluyen la facultad de establecer el marco político, legal e institucional en el cual se desarrolla ese proceso y todo el proceso de MIZC en sí.
En el MIZC se propone por Miranda y Castellanos, la integración de los actores sociales claves que se involucran en las zonas costeras, identificándose cuatro actores sociales claves fundamentales:
1. Gobierno: Es o son todas las instituciones, órganos u organismos administrativos y ejecutivos que funcionan en un Estado.
2. Empresas de producción y servicios: Constituyen el elemento idóneo para transferir a la sociedad los avances tecnológicos desarrollados por los centros de investigación, convertidos en innovaciones y transformados en nuevos productos o en la mejora de los procesos de producción, desarrollando producciones viables, limpias y seguras, potenciando el autocontrol y la autoevaluación.
3. La Comunidad Científica: Es una estructura organizativa que en torno a su específico quehacer formaron los científicos. Con este término, popularizado a partir del fin de la 2ª Guerra Mundial por filósofos y sociólogos, se hace referencia a que los científicos organizan sus actividades a partir de la sustentación y reforzamiento de valores morales, cuyo único origen y fin es la generación y extensión del conocimiento sobre la realidad.
4. Comunidad Costera: Es comprendida como una totalidad que se caracteriza por la presencia de una serie de factores endógenos que le proporcionan identidad como: cultura, valores, tradiciones, costumbres y economía, pero que al mismo tiempo la hacen diferente a otras de su tipo.
Para el MIZC reviste vital importancia los actores sociales claves involucrados en dicho proceso, sin embargo, muchas veces no se comprende la necesidad de identificar a todos los actores sociales involucrados en el MIZC cuyo rol es trascendental para alcanzar el éxito de los planes y programas de manejo, pues necesariamente se concibe desde la dimensión de la totalidad ambiental, el manejo no precisamente de los recursos costeros sino de la acción antrópica y la necesidad de concientización ambiental del hombre. Por lo tanto, ahondar en el tema resulta verdaderamente complejo y novedoso, al ser abordado escasamente precisamente en el MIZC.
CONCLUSIONES
BIBLIOGRAFÍA