Rolando Núñez Pichardo ABSTRACT
The article intends to introduce reader to study of the international relations
between different countries and Latin American movement liberal in the second
nineteen century.
The resident of Antonio Maceo in Costa Rica was very important for development
Cuban insurrectional movement. It is nation the "titan bronze" created the
“Mansion” rural colony in Nicoya with to help of the Costa Rica liberal
governments. During this time, the figure of Antonio Maceo was object of
vigilance constants and persecutions for the Spanish representative. However
these tribulations didn’t end of the revolutionary activities of this hero in
favor of cause Cuban independence. To Finished of march, Antonio Maceo leave the
Costa Rica territory from Cuba.
Key Words ׃ Antonio Maceo, Costa Rica, international relations, Spanish
diplomacy
RESUMEN
La estancia de Antonio Maceo in Costa Rica fue muy importante para el desarrollo
del movimiento insurreccionar cubano. En este país el Titán de Bronce funda la
colonia agrícola "la Mansión" con el apoyo de los Gobiernos liberales
costarricense. Durante este tiempo, su persona fue objeto de una constante
vigilancia y persecución por parte de la representación española Sin embargo
estos problemas no fueron el fin de las actividades revolucionarias de este
héroe a favor de la independencia de Cuba. A finales de marzo, Antonio Maceo
saldría del territorio costarricense hacia Cuba.
Palabras claves: Antonio Maceo, Costa Rica, relaciones internacionales,
diplomacia española.
Centro de Estudios Antonio Maceo Grajales
cemaceo@cultstgo.cult
ARTÍCULO
La historia de la Nación Cubana está indisolublemente unida a diversos pasajes, sucesos y héroes, que ejercieron una gran influencia en el desarrollo de las relaciones internaciones. Un papel desempeñado en ello fue la labor de Antonio Maceo Grajales; como representante de los intereses del pueblo cubano por alcanzar la independencia nacional. La misma se definió en la realización de una serie de actividades encaminadas a que los diversos gobiernos de los países latinoamericanos apoyaran el movimiento independentista.
En este sentido hay que tener en cuenta los múltiples elementos que intervinieron en la formación de este pensamiento de Antonio Maceo, que desarrolló de los fenómenos nacionales e internacionales que influyeron en la política externa de varias naciones latinoamericanas; asumiendo el juicio de que el arte de la diplomacia se basa en la manera de llevar a la práctica la realización de la política exterior de los otros Estados. De ahí que por medio de su accionar político expuso el sentir del movimiento liberal cubano de lograr la independencia, durante su estancia por diferentes países de Latinoamérica y el Caribe; como : Haití, Jamaica, República Dominicana, Saint-Thomas, Islas Turcas, Bahamas, Perú, Ecuador, México, Honduras, Panamá y Costa Rica fueron un elemento primordial para su desarrollo cultural, político e ideológico que le permitió un conocimiento más profundo de las relaciones internacionales de gran parte de nuestra América.
Sin embargo, aún se sigue limitando la labor que realizó en estos Estados, como uno de los máximos representantes del ideario independentista cubano; expresando el criterio que el Titán de Bronce es, ante todo un genio político –militar, desprovisto de todo accionar en el ámbito de las relaciones entre los diferentes Estados o naciones; a diferencia de José Martí quién ejerció esta labor en los años 1889-1890, como cónsul de los gobiernos de Argentina, Uruguay y Paraguay en New York ante la Conferencia Monetaria internacional Panamericana.
Su pensamiento revolucionario se basará en tres principios fundamentales: la aceptación, captación y simpatía de los diversos grupos y medios sociales latinoamericanos principalmente gobernantes a favor de la causa independentista cubana. Este período de su accionar revolucionario puede ser definido como el proceso de radicalización de su pensamiento antillanista y latinoamericanista unido a la posición de Cuba en este contexto a favor de su soberanía en aras de lograr su integración regional.
Para introducirse en este tema es preciso acudir a los estudios que, de algún modo, han realizado balances al respecto, lo cual facilitará el análisis de dichas concepciones y la definición de las principales etapas por las cuales transcurrió su pensamiento en el ámbito de las relaciones internacionales que permitieron su comportamiento en Costa Rica.
En relación a los fuertes vínculos internacionales que el Titán de Bronce desarrolla en este estado centroamericano con la dirigencia liberal costarricense, y que influyeron en la sociedad ; con el objeto de comprender los puntos en común, se observa que con la llegada a la presidencia de Costa Rica de gobiernos de corte liberal, se desarrollan las inversiones extranjeras, principalmente las norteamericanas, que a finales del siglo XIX establecen la United Fruit Company (UFC), logrando controlar la producción de banano no solo en todo el país, sino también en toda la América Central.
Estas inversiones de capital extranjero, en el Estado costarricense propiciaron la emigración, principalmente europea y norteamericana, fomentando la colonización en varias zonas del Estado. Esta política seguida por los presidentes Joaquín Rodríguez Zeledón y Rafael Iglesias Castro; estuvo unida en el plano internacional a una fuerte campaña pro-hispánica, que España desarrolla en las décadas de los ochenta-noventa en paralelo a sus acciones diplomáticas y militares en el continente americano. Esta extraterritorialidad de la política española en la región tendrá como uno de sus objetivos fundamentales el de impedir el apoyo de las diversas fuerzas latinoamericanas al movimiento independentista cubano, siendo el área del Caribe y Centroamérica donde España ejercerá su influencia política y militar en el período entre guerras.
Esta fragilidad en el ámbito de las relaciones internacionales se hará sentir en su política exterior, la cual fue propensa a los cambios de correlación de las distintas fuerzas económicas, políticas, militares y sociales que influyeron en la sociedad tica; en relación con el movimiento revolucionario cubano. Las mismas transitarán en un proceso de fluctuaciones desde la llegada en el mes febrero de 1891 de Antonio Maceo, debido a la actitud de alguno de sus líderes de subordinación a la política hispánica y el reconocimiento de forma indirecta a la beligerancia cubana.
Costa Rica en sus relaciones con Antonio Maceo:
Desde 1891 a 1895 Antonio Maceo se encuentra en Costa Rica, donde se dedica a la tarea de fundar una colonia agrícola con el nombre de La Mansión , que llegó a ser uno de los mayores centros conspirativos en Centroamérica y un punto de encuentro de otros patriotas dispuestos a luchar por la independencia de Cuba. En mayo de 1891, con solo tres meses de su arribo a tierra costarricense, el Titán de Bronce era recibido con todos los honores del protocolo, por el presidente de la República, Joaquín Rodríguez Zeledón, en el Palacio Presidencial; el mismo fue el inicio de una gran amistad que daría como idea, la construcción y desarrollo del proyecto de la Colonia Cubana, muestra de la gran ayuda política que le daba el gobierno al movimiento independentista cubano y principalmente a Antonio Maceo. Este fue el comienzo de un proceso de negociación que permitió el desarrollo de las relaciones entre el movimiento liberal costarricense y el movimiento independentista cubano radicado en este país, que estuvo en la dirección de Antonio Maceo Grajales, con la intención de promover una política de buena voluntad a favor del proceso revolucionario cubano.
En relación a esta cuestión, cabría preguntarse, sí realmente el héroe de Baraguá realizó una actividad relacionada con la diplomacia en el siglo XIX, al definirse la misma como: “el mantenimiento de relaciones entre estados a través de personas acreditadas con el objetivo de dar satisfacción a los intereses del estado que las designa.
Si bien, es posible que Antonio Maceo desconociese las relaciones consulares entre Estados, no cabe la menor duda, que estas relaciones políticas y económicas que desarrolla en Costa Rica, se asemejaran a las funciones de los representantes diplomáticos acreditados en otros países, en representación de sus gobiernos. Por consiguiente no sería aventurado pensar, que entre los aspectos a tratar, estuviesen : la negociación( que realizó a favor de la causa cubana), la protección de sus nacionales(a través del contrato), representación simbólica (del ideario independentista expresado en la figura de Antonio Maceo y los demás miembros de la Colonia ), así como en la obtención de información (por medio del intercambio que tiene con los diferentes miembros gubernamentales nacionales y extranjeros), en aras de desarrollar una política exterior en defensa de la soberanía nacional.
Esta actitud no quiere decir, que para el gobierno de Costa Rica, Antonio Maceo se le fuese reconocido el cargo de ministro, encargado de negocios, agente confidencial, o de comisionado; pues la República de Cuba no existía como entidad internacional reconocida por el “Derecho de Gentes”, de esta forma la nacionalidad cubana existía solamente de derecho, donde a través de su persona, se manifestaba su capacidad de influir en el comportamiento de los demás estados para que éstos variaran su política exterior en defensa de la independencia de la nación.
Para la realización de esta misión invita a la participación de esta empresa a Flor Crombet, José Maceo, Agustín Cebreco, Enrique Loynaz del Castillo, Alberto Boix, Eduardo Pochet Odio, Emilio Giró Odio, entre otros, que permitieron el progreso y florecimiento de la colonia cubana en este Estado centroamericano.
Entre las primeras dificultades inmediatas de orden interno y externo que se enfrentaría Antonio Maceo para la ejecución de este proyecto, fue la presión de las autoridades españolas ante el gobierno de Costa Rica para que se cambiara la construcción de la colonia “en territorios situados sobre el golfo de Nicoya en el Océano Pacifico, en vez de preferir las feraces costas del Atlántico’’ complaciendo de esta forma a la Corona Española.
Por otra parte la legación española; ante la magnitud que cobraba la influencia de Antonio, unido al de la comunidad cubana radicada en Costa Rica, realizó desde primer momento un fuerte servicio de espionaje, según lo refieren los informes confidenciales españoles del 15 de noviembre de 1891: “ [..] Maceo, Crombet, y sus secuaces no han desistido hasta ahora de sus planes filibusteros, a pesar de los trabajos agrícolas a que parecen dedicarse, y en mi concepto esa gente de color movida por la audacia y el despecho es capaz de las mas temerarias e inesperadas empresas”.
Entre los problemas inmediatos que Antonio tuvo que mediar con las autoridades costarricenses fue en relación a la prohibición entrada de negros a Costa Rica, como lo expresa el contrato Lizano-Maceo en relación a este asunto , debido en gran medida en la composición étnica de la población cubana. Resuelta esta dificultad, con el objetivo de estimular al progreso de la construcción de la colonia cubana y de atraer a los cubanos en el desarrollo de este plan, Antonio orienta al patriota Ochoa como comisionando en Santiago Cuba, para la divulgación y promoción de este proyecto, que tenía como trasfondo la aglutinación de las fuerzas cubanas en el territorio costarricense.
El 8 de julio de 1891, Tomás Padró Griñán le escribiría una carta a Antonio, felicitándolo por el contrato, donde le explica que Eduardo Yero Budén no puede ser cónsul de Costa Rica por estar ejerciendo este hombre la labor de periodista político, pidiéndole de que intervenga a su nombre ante el gobierno costarricense para participar en el impulso y fomento de la colonia agrícola. Con posterioridad, el 21 de diciembre de 1891, en Costa Rica, en carta al coronel Manuel Sanguily, Antonio Maceo le comentaría las gestiones realizadas de establecer un contrato de emigración cubana, basados en el fomento de la agricultura con fondos del gobierno , explicándole las entrevistas que ha tenido con el presidente de ese Estado a su favor.
Como parte de este accionar revolucionario que se estaba desarrollando en la vida económica de Costa Rica, y ante la imposibilidad de poder continuar sus las labores agrícolas en Nicoya; Antonio le escribió al presidente Rafael Rodríguez Zeledón, el 31 de mayo de 1892, solicitándole un adelanto de 2000 pesos del empréstito que había acordado con el gobierno para la construcción de la colonia, siendo el mismo otorgado por el congreso de la nación.
Estas relaciones, permitirían que desde finales de 1893 y principios de 1894, Antonio esté desarrollando la idea de instalar un ingenio en la colonia de Nicoya, que se concretarían el 18 de mayo de 1894, cuando la Secretaría de Fomento de la República de Costa Rica le informa a Antonio Maceo de su aprobación; y de la trasformación del contrato-ley en una Sociedad Anónima, la cual estuvo compuesta por capitales costarricenses o extranjeros, siempre y cuando hallan renunciado a toda reclamación diplomática; por su parte el gobierno se comprometía a la venta de un ingenio, la compra de una parte del alcohol, aguardiente o ron, teniendo el resto la posibilidad de su exportación.
Una evidencia de esta ayuda gubernamental brindada al movimiento independentista cubano en el desarrollo de la colonia agrícola, fue el dinero destinado por la administración pública del tesoro del Congreso costarricense a la Mansión donde “en los nueve meses de abril a noviembre de 1894, ascendieron a un monto de $ 15.333: a la Colonia, $10.272; al ingenio, $2.561; al puente sobre el río Morote, $2.500. Los gastos del Estado desde la fundación de la Mansión, hasta noviembre eran de $151.160”. Demostrando esta manera el fuerte interés gubernamental a favor del proyecto de Antonio Maceo.
Estos vínculos entre los movimientos liberales cubano–ticas se consolidarían con mayor fuerza, según expresión del Dr. Israel Escalona Chaldez desde mediados de 1893-1895, ante la visita de José Martí a este país centroamericano, a raíz del recibimiento por el presidente José Rodríguez y el Ministro de Guerra, Rafael Iglesias. Para ello, el Delegado se hizo acompañar por el héroe de Baraguá lo que mostró la formación de un frente unido de todas las agrupaciones revolucionarias, entre la dirección del PRC (Partido Revolucionario Cubano) y la emigración cubana radicada en Costa Rica representado en la figura de Antonio Maceo.
Junto a las diversas acciones propagandísticas realizadas a favor de la independencia, se crearían en las principales ciudades del territorio costarricense varias asociaciones patrióticas con el objetivo de dar a conocer el movimiento independentista cubano, donde Antonio Maceo y la colonia cubana eran el centro de las opiniones del movimiento revolucionario, destacándose los clubes: “Hermanas de María Maceo’’ y “General Maceo”. Estas asociaciones realizaron una ardua labor político-cultural orientada a la recaudación de fondos para la compra de armas y efectos para la guerra.
En tanto sus frecuentes viajes a San José para atender los asuntos de la colonia, le permiten a Antonio Maceo estar al tanto de la situación de la sociedad costarricense, lo cual se pondría de manifiesto en el intercambio epistolar llevado a cabo, al definir la situación política-electoral del país y predecir la derrota del candidato del partido conservador pro-hispánico “Unión Católica”, con la llegada a la presidencia de Rafael Iglesias, cuando se lo comenta en carta del mes de febrero de 1894, a José Martí como:“(…) la figura más prominente y de esperanzas para el futuro porvenir de este país. Será Presidente”. Este hecho demuestra, que no fuese casual que se estuviese al tanto por la dirigencia del movimiento cubano, la continuidad del liberalismo costarricense en los destinos del país, como un factor determinante en la realización de los proyectos y estrategias futuras de la política exterior a favor de la independencia de la isla de Cuba.
Sin embargo en esta etapa surge una distensión entre Antonio Maceo y las autoridades de Costa Rica, al negase a intervenir en los problemas internos durante las elecciones de 1894; ante esta actitud se le limitaría la ayuda prometida por el gobierno tanto a la colonia como a sus planes conspirativos.
Por otro lado, sus conexiones con otras personas vinculadas a las relaciones internacionales, le permite estrecharla con otros estados, con el fin de que le brinden su colaboración a la causa cubana; este fue el caso del secretario George Riti del viceconsulado de Francia en Costa Rica; quien el 26 de junio de 1894, le agradecería a Antonio Maceo y a la Colonia Cubana las muestras de solidaridad expresadas a su gobierno, ante el atentado político que le causó la muerte al Presidente de Francia, Mario Francisco Sadi Carnot por el anarquista italiano Sante Caserio, manifestando su apoyo a los “ilustres defensores de la libertad cubana en Costa Rica’’.
En relación a los asuntos latinoamericanos; Antonio Maceo tuvo la oportunidad de estrechar lazos e intercambiar criterios con el movimiento liberal salvadoreño, colombiano, guatemalteco, nicaragüense y ecuatoriano, encontrándose por segunda ocasión con Eloy Alfaro, quién le invitó a unirse a un programa insurreccional de gran alcance que fue conocido como el Tratado de los Cuatro. Esta interpretación de la realidad social de su época, le permite a Antonio Maceo comprender las aspiraciones de los líderes del radicalismo liberal centroamericano, para ello desarrolla una campaña a favor de cómo se podían ayudar mutuamente.
Estos vínculos entre los diversos sectores de la política latinoamericana y europea en Costa Rica, pondrán en alerta al poder colonial hispano quién desarrolló una persecución al Titán de Bronce, que dio lugar a la realización de un atentado el 10 de Noviembre de 1894 a su persona cuando salía del teatro “Variedades” con otros patriotas. En relación al atentado ocurrido, preparado por España; la idea era vengarse de las manifestaciones expresadas por Enrique Loynaz del Castillo director del periódico “Prensa libre” y de Antonio Maceo. En este incidente resultaron heridos Alberto Boix y Antonio Maceo, este último en la espalda, muriendo en la acción el español Isidro Incera, lo cual conllevó a una denuncia del gobierno de España al de Costa Rica, creándose una comisión judicial para la investigación del suceso; los detalles del mismo fueron reflejados en las páginas del periódico Patria.
El análisis del proceso judicial del atentado demostraron las implicaciones del cónsul español en el asunto, dando lugar a la expulsión del mismo al declarársele persona non grata (normalmente sucede cuando el diplomático se extralimita en sus funciones); junto a esta acción se solicitaría además la salida de Enrique Loynaz del Castillo del territorio costarricense.
Días más tarde, Antonio Maceo le escribe al presidente costarricense Rafael Iglesias, el 14 de noviembre de 1894 sobre el incidente; declarando que él siempre respetará las leyes de Costa Rica y la hospitalidad de su gobierno con los cubanos así como sus relaciones con otros Estados o pueblos a diferencia de sus convicciones políticas: “[…] Cualquiera que sean las opiniones mías en los asuntos políticos de mi tierra, he respetado y respetaré siempre la hospitalidad de este país, y he mantenido y espero mantener cordiales relaciones con muchos miembros de la colonia española […]”.
Este hecho es una muestra que la lucha que llevaba Maceo, no era contra el español como refirió en varios momentos la prensa colonialista de la época, sino contra el régimen colonial imperante en la Isla, desmintiendo de esta forma la idea de una guerra de razas, de exterminio y de genocidio en contra del español. La carta escrita al General Polavieja años anteriores, reflejaran sus concepciones sociopolíticas, éticas, morales y de valores humanos, consolidados en sus largos años de arduo batallar por la independencia nacional: “[...] política de justicia en el que la ira y la venganza ceden a favor de la tranquilidad y la razón, es decir una política de amor; no es una política exclusiva, es una política fundada en la moral humana”.
Para Antonio Maceo el honor es un elemento fundamental en sus concepciones éticas-revolucionarias de su personalidad, erigido en sus años de lucha por la independencia nacional, considerando todo acto ajeno al arte guerra como una acción injusta. De ahí que expresa el criterio y la seguridad de que ningún cubano de principios descendería al terreno de la hostilidad a los extranjeros y principalmente contra los españoles; a los cuales los unía vínculos derivados de las relaciones entre ambos.
A pesar de todos esos trastornos, los años 1894-1895 fueron una de una fuerte actividad revolucionaria para Antonio Maceo y donde se concretarían los planes insurrecciónales con vistas al próximo estallido insurreccionar en Cuba , desde donde sale a cumplir con el deber patrio, como “obrero de la libertad’’ ; ante ello prepara las condiciones en relación a la administración de la colonia, quedando encargado el cubano Enrique Loynaz Arteaga conjuntamente con Eduardo Chamberlain, quien se encargaría del cumplimiento de todos los acuerdos pactados con el estado costarricense relacionados con la colonia.
Como parte de la actividad revolucionaria que se estaba preparando en la primera mitad de 1895, en el mes de marzo; se crean las condiciones para la ejecución del plan expedicionario cubano, donde contaron con las armas que le fueron proporcionadas al general Maceo por el Ministro de Guerra y Marina de Costa Rica, general Juan Bautista Quirós, con la anuencia de presidente Rafael Iglesias, con las cuales desembarcan en la parte oriental del país. Según algunas fuentes documentales, entre las que se destacan las “Memorias de Frank Agramonte’’, las armas utilizadas por los expedicionarios eran de procedencia costarricenses gracias a las relaciones desarrolladas por los cubanos; de ahí que cuando el consulado español denunció la fuerte actividad cubana en Puerto Limón, dando la alerta al gobierno de Costa Rica para que impidiera la salida de cualquier expedición filibustera contra su territorio en virtud del cumplimiento de sus obligaciones internacionales, que conllevó a que fuera enviado un comisionado del gobierno de Costa Rica; su omisión en su informe de ciertos detalles importantes sobre la realidad de las operaciones, al no estar contempladas en las “Memorias del Ministerio de Relaciones Exteriores del 1895-1896’’, es posible que fuera tal vez por órdenes expresas de la dirección del gobierno.
Su partida el 25 de marzo de 1895 por el puerto Limón, Costa Rica, en la expedición del Honor al mando de Flor Combet hacia Cuba, fue el reinicio de la lucha libertaria de Antonio Maceo en tierra cubana, desembarcando por Duaba el primero de abril de ese año, impulsando de esta forma el desarrollo y desenlace de las operaciones militares, que permitió la incorporación de nuevos miembros a las filas independentistas ante la participación de los Maceos en la guerra.
Con la Constitución de la República en Armas en la Asamblea de Jimaguayú, Antonio Maceo era nombrado Lugarteniente General del Ejército Libertador; de esta forma representaba a la vez los niveles más altos de la cultura jurídica, social, política de la nación, con lo cual podría reclamar un reconocimiento internacional y movilizar el apoyo de otros pueblos y países. De ahí que Antonio se propondrá la tarea de atraer el apoyo de las repúblicas latinoamericanas, al enviar varias cartas a diversos países como: Venezuela, Ecuador, México, Uruguay, Costa Rica, República Dominicana y Nicaragua para que manifiesten su apoyo de forma colectiva y solidaria al movimiento independentista cubano, reconociendo las disposiciones de la República en Armas en la figura del Secretario de Relaciones Exteriores Rafael Portuondo Tamayo, al enunciarlo en carta al presidente de la República de Venezuela Joaquín Crespo el 30 de octubre de 1895: “[…]En nombre del Ejército revolucionario y como Segundo Jefe de él, ratifico esa credencial, y me permito excitaros a fin de contribuyáis, con vuestra poderosa influencia, a pactar las relaciones de amistad y comercio que deben unir para siempre, a vuestro país y a la República de Cuba”. Una de estas cartas, es dirigida al sobrino del presidente Iglesias; con el propósito que intercediera a favor de la independencia de Cuba ante las autoridades costarricenses, con vistas a que fuera reconocido de esta forma a la República en Armas y la beligerancia de Cuba ante la comunidad internacional. De ahí que tendría como objetivo contrarrestar la influencia hispana y abrir un espacio que permita favorecer las simpatías de los pueblos del continente americano con el movimiento independentista.
Sí bien, hasta el momento se desconoce la actitud del gobierno costarricense, lo que sí es cierto es que debe haber causado una honda impresión en la sociedad de este Estado centroamericano a favor de la causa cubana.
El 7 de diciembre de 1896, luego de haber realizado su invasión al Occidente de la isla y de haber peleado en más de 200 combates de importancia, caía luchando por la independencia de Cuba, el Lugarteniente General del Ejército Libertador, Antonio Maceo Grajales “la figura más excelsa de la Revolución’’.
Un siglo después de este terrible suceso; con la finalidad de estrechar los vínculos de amistad entre los pueblos de Costa Rica y Cuba, se creaba la Comisión Conmemorativa del Centenario de la muerte de Antonio Maceo Grajales para rendirle homenaje a la memoria del Titán de Bronce, bajo la dirección e iniciativa del Lic. José R. Cordero Crocerri, presidente del Colegio de Periodistas de San José en Costa Rica. La comisión estuvo integrada por varias personas, destacándose: la Presidenta Honoraria; Licda Jossette de Altman , el Presidente José R. Cordero Crocerri; Coordinador General, el periodista Carlos Longhi; Coordinador por la parte de Historia, Justo P. Martínez Tercero; Delegado de la Revista “Sinergia”, Jimen Chang; Director del periódico “Primera Plana” Humberto Solano; entre otros miembros de las artes y la política de la República de Costa Rica.
Como parte de estas actividades se acordó la celebración en San José, en la primera semana de diciembre de 1996 la realización del Taller Internacional Maceo y el Periodismo, donde participaron miembros de los distintos países donde residió en el período de exilio.
Entre las actividades más significativas realizadas ese año por la Comisión Conmemorativa, se destacarían las propuestas del historiador Antonio Vargas Campos de realizar una antología sobre la presencia de Antonio Maceo Grajales en Costa Rica y el proyecto de acuerdo presentado a la Asamblea Legislativa por el diputado Gerardo Tejos Salas el 23 noviembre de 1994, para otorgarle al prócer cubano la ciudadanía de honor, símbolo de la lucha universal por la liberación de los pueblos oprimidos. De esta forma se hacia realidad el pensamiento maceísta de una América Latina unida sobre la base de la solidaridad y la hermandad de nuestros pueblos.
La estancia de Antonio Maceo en Costa Rica abrió un importante momento en su accionar y pensamiento político a partir de la creación de fuertes nexos patrióticos en el exilio, que contribuyeron un afianzamiento, de su resistencia ideológica, ante la tenacidad de seguir la lucha contra el coloniaje español hasta lograr independencia nacional viendo que la única solución era la unidad de todos los patriotas cubanos al proyecto independentista cubano.
Por otra parte, su estancia en otras naciones cerró una etapa y abrió otra equitativamente superior como fue la Guerra de 1895, demostrando sus dotes no solo de líder militar sino también de genio político vislumbrando las necesidades del Gobierno de la Republica en Armas en aras de lograr la independencia patria.
Todo lo antes expuesto, nos lleva a considerar cómo desarrolló su pensamiento político vinculado a sus relaciones internacionales con otros Estados, así como su organización, dirección y ejecutoria revolucionaria en sus años de exilio.