Felix Jorge Robinson Samuells RESUMEN
El trabajo tiene como objetivo fundamental reflexionar sobre el estudio de la
relación de lo consciente e inconsciente como una importante dirección analítica
que debe ser desarrollada en la teoría Histórico-Cultural. A pesar de los
esfuerzos realizados por algunos continuadores del pensamiento Vigotskiano, aún
no se ha logrado un desarrollo teórico y metodológico que favorezca una adecuada
comprensión de ambos como procesos que tienen lugar en la subjetividad.
Partiendo desde este marco teórico se introduce nuevas ideas teniendo como
premisa la importancia de la categoría sentido subjetivo, en el análisis de su
funcionamiento desde una perspectiva configuracional. Aunque el enfoque es
eminentemente teórico representa los puntos de vista de un proceso de
investigación en desarrollo que posteriormente abordara otros elementos respecto
al objeto de análisis.
Palabras Claves: consciente, inconsciente, vivencia, sentido subjetivo,
configuración subjetiva.
ABSTRACT
The article has as fundamental objective to meditate on the study of the
relationship of the conscious and unconscious as an important analytic address
that should be developed in the Historical-cultural theory. In spite of the
efforts carried out by some continuators of the thought Vigotskiano; a
theoretical and methodological development has not still been achieved that
favors an appropriate understanding of both as processes that take place in the
subjectivity. Leaving from this theoretical mark new ideas is introduced having
as premise the importance of the subjective felt category, in the analysis of
their operation from a perspective configurationally. Although the focus is
eminently theoretical it represents the points of view of an investigation
process in development that later on approached other elements regarding the
analysis object.
Key words: conscious, unconscious, experience, subjective sense, subjective
configuration.
ydieguezc@vru.uho.edu.cu
INTRODUCCIÓN
La relación dialéctica entre lo consciente y lo inconsciente es un importante principio de la psicología de orientación marxista, que fue abordado en la obra de psicólogos soviéticos como L.S Vygotsky (1896-1934), S. L. Rubinstein (1889-1960), D. Ouznadze (1886-1950), y sus seguidores. Desde esta perspectiva considero relevante la propuesta teórica de González Rey al ofrecer pautas necesarias que contribuyen a una mejor compresión de las dinámicas complejas que caracterizan los procesos subjetivos.
Los fenómenos psíquicos inconscientes constituyen una realidad indiscutible que la filosofía y la psicología han tenido que estudiar a través de la historia. No obstante, quien más notoriamente llamó la atención sobre ellos fue el destacado neurólogo vienés Sigmund Freud (1856-1939), quien inauguró una importante escuela de pensamiento psicológico a la cual llamó Psicoanálisis.
Este movimiento científico ha tenido notables exponentes en todo su desarrollo posterior generando disidencias en cuanto a los postulados de su maestro en importantes cuestiones teóricas. De este modo, constituye un heterogéneo movimiento teórico que ha ejercido una notoria influencia en las más diversas áreas de la sociedad, pero que tiene un común denominador consistente en la investigación de lo inconsciente.
Para el Psicoanálisis la conciencia tiene un papel limitado, resulta entonces la tarea fundamental de la ciencia el estudio del inconsciente. En consecuencia, desde un punto de vista integrador como el propuesto por Lev Seminiovich Vygotsky, en la teoría Histórico Cultural consiste en descubrir la unidad dialéctica de lo consciente y lo inconsciente, abordando su génesis y naturaleza como histórica social. En relación con esto el autor en su ensayo Psiquis, Conciencia, Inconsciente plantea: “el punto de vista dialéctico sostiene que lo inconsciente no es ni psíquico ni fisiológico, sino psicofisiológico o, dicho más exactamente, psicológico. Esta definición se ajusta a la auténtica naturaleza y a las auténticas características del objeto, ya que consideramos todos los fenómenos del comportamiento como procesos integrales”.
En relación con ello el presente trabajo parte de la intención por asimilar de manera crítica en nuestras concepciones metodológicas lo cierto y positivo que hayan aportado otros referentes teóricos al penetrar profundamente en los contenidos inconscientes del ser humano y en sus rasgos patológicos y contribuir al tratamiento de la enfermedad mental, y además a su importancia como elemento constituyente en la comprensión y desarrollo de las diferentes propuestas teóricas sobre la subjetividad.
La comprensión de lo consciente e inconsciente como procesos psicológicos
De todo lo anterior resulta fundamental esclarecer los conceptos de consciente e inconsciente. La conciencia como forma de la psiquis, propia sólo del hombre agrupa a ambos como procesos psicológicos que se encuentran presentes en la constitución de la subjetividad individual. Esta relación permite la configuración en la conciencia de ambos aspectos considerando que tienen origen socio histórico y cultural.
Tomar conciencia de algo presupone poder expresarlo con palabras y correlacionarlo con la realidad que el sujeto ha subjetivado en un determinado medio social. En cambio lo inconsciente escapa a esta correlación, pero se manifiesta de manera indirecta como un producto de la subjetividad en las vivencias, conductas y productos de la actividad.
Sin embargo, la conciencia como componente regulador del comportamiento debe mantener un equilibrio con los determinantes inconscientes que se encuentran presente en toda la actividad psíquica. De manera, que el estudio de los procesos inconscientes resultan de vital importancia para una adecuada comprensión de la subjetividad.
Desde el punto de vista planteado, la categoría configuración subjetiva otorga un lugar fundamental a la subjetividad que en ella se constituye, la que no es analizable de manera abstracta ni tampoco transmutada a las dinámicas donde esta emerge, pues constituyen en sí mismas espacios de construcción de la identidad subjetiva. De modo que, la motivación es aquí entendida como configuración de naturaleza consciente e inconsciente que integra elementos de procedencia diversa que coexisten en relativa armonía. Estos son diferentes y a la vez se encuentran en unidad, se penetran, interaccionan y transforman recíprocamente en un sujeto que es dialógico.
En este sentido, los mecanismos de defensa constituyen un aporte relevante del psicoanálisis que enfatiza justamente la importancia de la reducción de la tensión, pero en un “yo” que se expresa en su doble condición individual y social, algo que no puede ser solo analizado desde una perspectiva diferenciadora, al constituir un aspecto relevante para la autoorganización del sujeto en su interacción con una realidad cambiante.
En este proceso el sujeto se encuentra ante una búsqueda continua de equilibrio en medio del cambio continuo de las configuraciones de sentido donde se integran de manera activa lo consciente e inconsciente mediado por una multiplicidad de factores susceptibles al cambio en un contexto de interactividad actual. Las necesidades humanas, por tanto, son productoras de emociones que tienen lugar en las elaboraciones subjetivas del sujeto y conducen a la formación de estados dinámicos que resultan ser parte integrante de las configuraciones subjetivas.
Otro elemento a tener en cuenta es que la fuente de los procesos inconscientes se encuentra en las contradicciones antagónicas que actúan en la sociedad y en el individuo, en la cual la esfera afectiva y cognitiva se hallan en unidad.
La sociedad engendra conflictos que conllevan a la organización integración y ruptura entre la moral que exige y las tendencias individuales o de grupo que ella misma estimula. El egoísmo, la agresividad, el afán de riquezas y prestigio, de placer y seguridad, son promovidos intensamente por una sociedad determinada que a la vez exige al ser humano la inhibición y el cumplimiento con la moralidad y las leyes que regulan un espacio social.
Estas formas de relaciones sociales son sentidas, pensadas y vividas por el sujeto y el grupo a partir de diversas formas de subjetivación, según sea su propia dinámica individual o grupal, dando lugar al surgimiento de tendencias inconscientes que tienen una génesis y un carácter socio histórico y cultural.
Estos antagonismos también surgen en las privaciones, frustraciones o conflictos como sucesos dinámicos de la vida individual o del grupo y engendran lo inconsciente. Así podemos explicar el surgimiento de motivaciones inconscientes estudiadas desde otros referentes como son las tendencias al placer y al sexo, agresivas, de superioridad e inferioridad, de seguridad, de trascender y otras; que desde ciertas consideraciones se le atribuye un carácter universal, pero que son también un producto del condicionamiento histórico cultural.
En cuanto a manifestaciones de la vida cotidiana lo inconsciente se presenta al sujeto como contenidos que dinamizan su comportamiento. De esta manera en la medida en que actúa dentro de la conciencia misma, participa como elemento importante en la construcción de la subjetividad individual, del mundo vivenciado y de la cultura. Procesos en los cuales lo social y lo individual convergen como momentos constituyente y constitutivo de la subjetividad.
Lo inconsciente entonces expresa y contiene los eventos más significativos de la historia personal y las tendencias inconscientes actuales y participa con la conciencia en la tarea de construir una identidad individual que más o menos integre y armonice dichos procesos, con las características personales, circunstancias y posibilidades frente a los diferentes espacios sociales en los que interactúa el sujeto.
Es por ello que los deseos manifiestos y secretos con sus esperanzas y temores, sus sufrimientos y placeres, así como las creencias alimentadas por las necesidades de seguridad que se traducen de múltiples maneras, también están contenidas en las configuraciones de sentido, y por tanto no sólo poseen capacidad de contener formas de relación asociadas a otros espacios de interacción que se actualizan en una relación actual, estos también influyen sobre el futuro. En ocasiones como elemento potenciador del desarrollo y en otro como generador de estados dinámicos displacenteros que coexisten en el carácter procesual del sujeto.
Vigotsky en sus reflexiones sobre la psicología subjetiva expresa en el citado artículo: “Dejando a un lado como rasgo claramente negativo el rasgo de la espontaneidad, vemos que en el nuevo planteamiento de la cuestión todas las propiedades como la singular representación del objeto en el fenómeno psíquico, la especial conexión de los fenómenos psíquicos con la personalidad, la accesibilidad, restringida al sujeto, de su observación o de sus vivencias, constituyen importantes características funcionales de estos procesos psicológicos, consideradas específicas de lo psíquico. Todos estos aspectos, que para la vieja psicología eran tan sólo cuestión de dogma, reviven y se convierten en la nueva psicología en tema de investigación”.
A partir del siguiente planteamiento del autor, queda demostrada la necesidad de profundizar en la investigación de los contenidos inconscientes al reconocer la importancia de las características funcionales de estos procesos los cuales considera como psicológicos. Aspectos que en mi opinión no han sido tenidos en cuenta por los continuadores.
En este análisis considero importante partir de las reflexiones de González Rey (1997, 2002, 2007, 2009) en su propuesta de sentido subjetivo los cuales define como “unidad inseparable de los procesos simbólicos y emocionales en el curso de una experiencia, donde la emergencia de uno de esos procesos evoca al otro sin convertirse en su causa”.
En relación con el siguiente planteamiento hemos definido como contenidos inconscientes al conjunto de procesos subjetivos de los que no es consciente el sujeto en su interacción cotidiana con la realidad, pero que intervienen de diversa maneras en la configuración de la subjetividad.
En este sentido, el autor del siguiente trabajo propone a partir de las categorías de la teoría Histórico-Cultural la búsqueda de unidades complejas de análisis en cuya esencia se expresen el tejido de interrelaciones en que tienen lugar los fenómenos que se estudian.
Propuesta de unidades de análisis en la búsqueda de una mejor comprensión del inconsciente
La vivencia y el sentido subjetivo como constructos teóricos en el análisis de lo inconsciente.
En relación con lo anteriormente planteado Gonzales Rey F., 2001; al hacer referencia a la categoría sentido plantea que “la producción de sentidos siempre está más allá de la conciencia del sujeto, lo que no implica que sus actividades conscientes queden fuera de este proceso. A través de su actividad consciente el sujeto genera momentos de tensión y ruptura con los sistemas dominantes de sentido que caracterizan su momento actual, produciendo nuevos sentidos, que son característicos tanto del desarrollo de la personalidad, como de los espacios sociales en los que el sujeto vive. Todo espacio social es un espacio vivo de producción de sentido, lo que entra en fuerte contradicción con las representaciones dominantes del sentido común, en las cuales estos espacios aparecen como sistemas ordenados por reglas y valores estáticos, que se llegan a naturalizar en los sistemas de creencias y representaciones sociales”.
En la cita anterior el autor reconoce la presencia de los contenidos inconscientes al abordar la comprensión de la subjetividad. En este sentido, el carácter procesual del sujeto se expresa como construcción individual que no excluye lo social como espacio de producción de sentido y el carácter contradictorio de las representaciones en el plano social e individual como aspectos inseparables en el desarrollo de la subjetividad individual.
De igual manera al abordar la vivencia como constructo teórico en la realización de este trabajo parto de considerar la no existencia de una relación inmediata y lineal con referentes externos como alternativa viable en la construcción del conocimiento psicológico.
Por tanto, la vivencia no es considerada en términos de reflejo, sino como unidad de sentido productora de emociones que integra lo consciente e inconsciente en las configuraciones subjetivas del sujeto. Aspectos que no fueron tenidos en cuenta y contribuyeron a la exclusión del sujeto individual en las elaboraciones teóricas de la psicología de forma tradicional.
De esta manera el sujeto en su experiencia vital, desde las primeras edades vivencia a través de diferentes formas de subjetivación, en interacción con la realidad ideas sobre cómo vivir, cómo comportarse, que anhelar. La recompensa es la aceptación y el reconocimiento social, mientras que el intento de desarrollar una autonomía propia como sujeto conlleva muy frecuentemente conflictos en las relaciones consigo mismo. Estos resultan ser procesos que se vivencian a partir de producciones subjetivas "ser uno mismo" que no se caracterizan por una intencionalidad ni racionalidad determinada a priori como elementos de gran importancia en la construcción de la subjetividad.
Si bien es cierto, que el sujeto no es un ser meramente adaptativo como ha sido comprendido con frecuencia por algunas corrientes de pensamiento psicológico, en su interacción con la realidad. Es importante señalar que una actitud de adaptación a cualquier costo puede causar serios problemas, pues no sólo aquellas tendencias incompatibles con el código moral generalmente aceptado son relegadas al inconsciente, sino que en caso de su adaptación se generan tendencias que, como tales, no son consideradas como inmorales, pero que constituyen el resultado de elaboraciones subjetivas de tipo contrario al modelo social predominante. Se trata aquí de momentos de tensión entre lo individual y social, en el cual las producciones de sentido se evidencian como aspectos inseparables del proceso experiencial y relacional del sujeto.
En estos casos pretender igualar la individualidad a un modelo común e ideal resulta una muestra de reduccionismo en la búsqueda de una adecuada comprensión de la subjetividad.
En efecto, no con poca frecuencia, los sujetos vivencian que aquello en lo cual se apoyaban para dar sentido y significado a sus actos, y las informaciones que poseían para interpretar determinadas circunstancias, personas y fenómenos , de pronto no sirven no les brinda los elementos necesarios, para enfrentar una nueva situación o sea un nuevo acontecimiento. Estas situaciones llamadas crisis; forman parte de la vida cotidiana, y ocurren en todos los sujetos como elementos presentes en el proceso histórico de desarrollo de la subjetividad.
Sin embargo, son precisamente situaciones que producen vivencias afectivas y emocionales que adquieren un sentido, en las cuales los estados dinámicos que emergen en las configuraciones subjetivas muestran contenidos no concientizados que se manifiestan en la carencia de recursos y habilidades necesarias para solucionar sus problemas, como momentos presentes en el proceso de formación de la experiencia vital que dan cuenta de las formas de relación del sujeto con la realidad y el modo en que la misma influye sobre sus necesidades.
Frente a estas situaciones, algunos se resignan y siguen como siempre. A partir del empleo de alternativas de solución reproductivas. Otros reaccionan volviéndose neuróticos; "escapan hacia la enfermedad". Pero algunos encuentran alternativas de solución para romper con su pasado y empezar nuevamente. Su comportamiento, entonces, con no poca frecuencia bordea lo inmoral o necesita transcender sus límites. Además de revelar procesos de evitación y represión que a menudo se manifiestan a través de una total indiferencia frente a una determinada situación.
Es precisamente en este entramado de tejidos de eventos, acciones, interacciones en las que se manifiestan en las configuraciones subjetivas los contenidos conscientes e inconscientes como elementos constitutivos de la subjetividad. Los factores que han conducido a estas situaciones presentes en los diversos contextos son demasiados para abarcar en un breve análisis. Podemos reflexionar en torno a otras unidades de análisis que permiten explicar esta realidad. En el contexto de este trabajo la vivencia resulta una unidad de análisis de incuestionable valor para la comprensión de los procesos conscientes e inconscientes en el carácter configuracional de la subjetividad. Esta categoría como unidad de análisis compleja integra elementos de procedencia diversa que intervienen en la realización del sujeto, a través de las formas de relación que establece con su realidad.
En este proceso juega un papel importante la valoración social y la producción de sentidos subjetivos como proceso vivencial que sintetiza la unidad de cognición y afecto. Esto incluye contenidos que requieren una constante elaboración reflexiva a partir de cualidades que creemos poseer y de lo que quisiéramos ser, atravesando diferentes momentos de producción de sentidos que se caracterizan por una constante integración, contradicción y ruptura entre lo social y lo individual.
Es por ello que el estudio de la vivencia como unidad de sentido en la configuración subjetiva y dimensión dinámica en la producción de sentidos se integran complejos procesos que se manifiestan a través de elaboraciones subjetivas que integran representaciones simbólicas, en unidad con las vivencias afectivas y emocionales que intervienen en la regulación y autorregulación del comportamiento se convierte en una categoría de gran significación.
En estudios exploratorios llevados a cabo hemos podido constatar que el nivel de elaboración personal de los sujetos como indicador para evaluar el grado de conocimiento y aceptación en relación consigo mismo apuntan a considerar que los contenidos psicológicos emergen en la consciencia de forma contradictoria al referenciar sus cualidades, capacidades, intereses, necesidades asociado a diversas estrategias defensivas relacionadas con las vivencias de satisfacción.
En relación con las observaciones realizadas a través de la utilización de métodos cualitativos entrevistas, historias de vida, completamiento de frases se ha podido constatar el predominio de un conocimiento distorsionado sobre sí mismos. En los cuales se aprecia una tendencia a describir su comportamiento asociado a la presencia de indicadores polarizados, donde la reflexión expresada por los sujetos, y la producción de sentidos subjetivos que se encuentran presentes en los diferentes momentos de interacción con la realidad indican la articulación de contenidos de naturaleza afectiva cognitiva derivados de procesos vivenciales que se asocian a factores sociales, de presión externa o a necesidades carenciales históricas actuantes de las cuales no son totalmente conscientes.
Otro aspecto a tener en cuenta ha sido la producción y reproducción de relaciones de poder, jerárquicas o de igualdad y respeto a las diferencias y como los sujetos piensan, sienten hacen realidad sus aspiraciones y necesidades como indicadores presentes en la organización de sus diversas vivencias y construcción de su identidad.
En este sentido, la forma en que los contenidos se expresan en el dinamismo de las configuraciones subjetivas no se agota en su representación consciente al integrar procesos inconscientes que emergen como recursos del sujeto en la elaboración de los conflictos que vivencia en la cotidianidad condicionados por estados carenciales como indicadores históricos configurados en los diferentes momentos de su historia vital.
El sujeto es entendido entonces en su carácter activo a partir de las configuraciones subjetivas como unidad productora de sentidos subjetivos en las cuales se integran lo consciente e inconsciente como procesos constituyente y constitutivo de la subjetividad.
Por tanto lo social y lo individual se expresan en el plano vivencial integrándose a partir del sentido subjetivo como formaciones históricas en las cuales las emociones se expresan de manera constante en los estados dinámicos. De esta manera la seguridad – inseguridad, dependencia – independencia, optimismo –pesimismo, se presentan como formas de la constitución subjetiva que caracterizan un conjunto de acciones y relaciones del sujeto en los diferentes contextos de interacción.
Las configuraciones subjetivas muestran la construcción simbólica de lo que debe ser con lo que desea ser y lo que realmente es como procesos de construcción de la identidad. Estos son procesos matizados por sus emociones de las cuales no resultan ser totalmente conscientes en el conjunto de sus acciones. Es aquí precisamente donde la imaginación fantasía y estados emocionales se expresan de manera constante como momentos de integración y desintegración en las configuraciones subjetivas.
Por tanto la intencionalidad del sujeto como momento del desarrollo de la conciencia no implica en mi opinión concebir el proceso de pensamiento como un acto predominantemente consciente pues en las configuraciones subjetivas se integran elementos que no resultan de una influencia directa e inmediata en la subjetividad.
Este hecho resulta entonces de incuestionable valor al comprender la experiencia en el desarrollo humano a partir de las necesidades históricamente formadas en las configuraciones subjetivas las cuales no resultan de una elaboración consciente del sujeto a partir de la multiplicidad de eventos vividos. En estos casos se evidencia como los contenidos motivacionales se encuentran asociados a necesidades carenciales de afecto, fortalecimiento de autoestima, de rechazo o reedición de vínculos anteriores como expresión de la experiencia vital.
Aspectos que se articulan en la representación y conceptos de la subjetividad individual a partir de la necesidad de satisfacción de múltiples necesidades sexuales, de afecto, comprensión, apoyo emocional, reconocimiento social, protección y seguridad. De este modo lo racional e irracional, intencional y no intencional se articula en las vivencias como elementos inseparables de la experiencia vivida.
Todo ello se manifiesta el desarrollo de los sujetos y las configuraciones subjetivas donde lo individual y social converge como expresión de la complejidad de los procesos subjetivos a partir de representaciones simbólicas y emocionales que condicionan la intencionalidad. Esto supone la atribución de sentido como proceso experiencial y relacional donde la coexistencia y alternancia entre lo consciente e inconsciente constituye un proceso de integración, límites y complementaciones en cada individualidad.
CONCLUSIONES
Lo que la psicología tiene que decir, sin embargo, no solamente posee un significado teórico, también se expresa en relación directa con la manera en que una persona promedio se concibe a sí misma, la manera con la que mira sus propios problemas y dificultades, y la manera como más tarde se enfrenta con ellos, sea con o sin la asistencia de un psicólogo o un psiquiatra. Parece, entonces, apropiado abordar algunos de los aspectos prácticos de las ideas que hemos discutido.
Desde este punto de vista se definen aspectos importantes en la comprensión de la dinámica subjetiva. Lo cual no quiere decir que no existan otros, para cuya determinación y definición se requeriría continuar profundizando en esta temática. Tanto lo referido a los contenidos psicológicos que se integran en las configuraciones subjetivas, como a su funcionamiento, en los espacios interactivos como unidades de análisis, que permiten evaluar los cambios que se producen en el sujeto a través de las diferentes formas de relación que caracterizan su interacción en la cotidianidad.
Esto nos lleva a la conclusión de que en la actividad psíquica sólo los actos mentales, intencionales, son susceptibles de represión, cuando esos han encontrado un obstáculo en su devenir consciente. ¿Cual es dicho obstáculo? Suponemos que si un pensamiento ha sido reprimido es porque la consciencia no podría aceptarlo, la consciencia se opone. Pero la consciencia tampoco es una entidad o estructura de carácter universal. “La consciencia” es un proceso de organización de la subjetividad que hace referencia a la actividad consciente e inconsciente, de un sujeto.
El hecho de que el sujeto realice una valoración de los recursos con que cuenta y los que necesita desarrollar para transformar la manera en que se relaciona con sus contextos de desarrollo, no significa un predominio de la racionalidad en su comportamiento.
La experiencia como proceso no es reductible a categorías universales para explicar los complejos fenómenos que tienen lugar en la subjetividad. Aquí es necesario comprender al sujeto tal como es y no tan solo como debería ser o como quisiéramos que fuera. Aspectos que con mucha frecuencia responden a intereses ajenos a la ciencia en detrimento del desarrollo científico.
BIBLIOGRAFÍA
1. Bleger, J. (1988). Psicoanálisis y dialéctica materialista. Buenos Aires: Ediciones Nueva Visión.
2. Pino, C. C. (1971). Psicoanálisis y marxismo. Madrid: Alianza editorial Madrid.
3. Rey, F. G. (1990). Motivación moral en jóvenes y adolescentes. Ciudad de la Habana: Científico técnica.
4. Rey, F. G. (1997). Epistemología cualitativa y subjetividad.
5. Rey, F. G. (1997). Epistemología cualitativa y subjetividad. Ciudad de la Habana: Pueblo y Educación.
6. Rey, F. G. (2001). La categoría sentido y su significación en la construcción del pensamiento psicológico. Contraponte. Ano I, (2), 13 – 28.
7. Rey, F. L. (2000). El lugar de las emociones en la constitución social de lo psíquico: El aporte de Vigotski. Educação & Sociedade, 132-148.
8. Rius, L. F. (2006). Personalidad y relaciones de pareja. Ciudad de la Habana: Félix Varela.
9. Vygotsky, L. S. (1930). Obras escogidas de Vygotsky.
10. Vygotsky, L. S. (1968). Pensamiento y lenguaje. La Habana: Pueblo y Educación.