Rosalía Cárdenas Rodríguez (CV) RESUMEN
El presente trabajo aborda la historia y evolución de las Psicología como Ciencia hasta el presente. Consta de varios epígrafes que se refieren en este orden a la evolución de las más relevantes escuelas psicológicas, los problemas actuales al interno de la mencionada ciencia y valoraciones sobre su desarrollo futuro, ofrecidas desde el prisma del enfoque histórico-cultural. Su objetivo no es el de ofrecer conclusiones acabadas sino el de incitar a un pensamiento crítico sobre el porvenir de las ciencias psicológicas.
Liuba de Armas Rubio
rosaliacr@uclv.edu.cu
Introducción
“El desarrollo del conocimiento científico es imposible, sin el conocimiento de las ideas más importantes que han determinado el nivel alcanzado por este en uno u otro momento histórico, y sin el conocimiento de cuáles han sido los problemas fundamentales y sus intentos de solución” (De la Torre, C. Calviño, M.)
Desarrollo.
Breve Panorámica de Algunas Escuelas Psicológicas Clásicas y sus Variaciones Contemporáneas.
Surge la Psicología como ciencia, esbozando como su objeto de estudio la experiencia inmediata consciente, utilizando la introspección en el marco de una situación experimental. La hegemonía de la epistemología positivista, tornó imposible hacer una ciencia verdadera y neutral siendo, la naturaleza del objeto de estudio, subjetiva. Se inicia la crisis de la conciencia como objeto de estudio de la Psicología.
Desde la conducta como objeto de estudio hacia el cognitivismo. El positivismo.
El conductismo clásico fue, sin dudas, una respuesta ante la necesidad de un nuevo objeto, de nuevos problemas, métodos y principios. Orientado al conocimiento de la conducta para su transformación, plantea la misma como objeto de estudio, en términos de respuestas a estímulos físicos, rechazando toda mediación posible entre ambos. La personalidad se reduce al sistema de hábitos de manera tal que el hombre es visto como ser pasivo, transformado por el ambiente.
Ya, las variaciones contemporáneas de esta escuela, reconocen explícitamente la conciencia. En las obras de Hull y Tolman, el esquema que explica el comportamiento se grafica como E-O-R, incluyendo la mediación del organismo, categorías como: motivo, intencionalidad, aprendizaje latente, esquema cognitivo, etc. En el caso de Skinner, el mencionado esquema varía considerablemente (R-E-Retroalimentación) siendo la modificación de comportamientos, voluntaria; el análisis de las consecuencias de la conducta operante, es decir, la retroalimentación, determina que estas se repitan o no en el futuro. Por último, la propuesta de Bandura considera que el aprendizaje puede ocurrir a través de la imitación de modelos, de sustitutos de las acciones, siendo los estímulos sociales y los reforzadores, además, anticipados. Estos son los albores de una nueva crisis del objeto de estudio de la Psicología.
El conductismo como paradigma dominante, no era suficiente para dar respuestas a una serie de interrogantes sobre el fenómeno psíquico. Surge así una nueva respuesta devenida paradigma: la Psicología Cognitiva. Como exponentes esenciales de la misma destacan el Enfoque del Procesamiento de la Información y la Epistemología Genética de J. Piaget. El primero de estos, surge impulsado por una filosofía internalista, perseguía descubrir cómo el hombre construía los significados; finalmente, la analogía funcional hombre-ordenador que propuso redujo, a decir de J. Bruner (1997; citado en De Vega, 2003), el significado a información y su construcción a procesamiento de la información. De otro modo, la Epistemología Genética estudia el desarrollo de las estructuras cognitivas mediante la actividad de las funciones invariantes, asimilación y acomodación, en pos del logro del equilibrio mental, utilizando, para ello, la interpretación genética o principio psicogenético.
La Fenomenología. Desde la ciencia del inconsciente al Humanismo.
En el otro extremo, el Psicoanálisis, de Freud, centra la atención en contenidos inconscientes en la configuración de la Personalidad y el comportamiento de las personas, que van a tener principio regulador, resaltando la influencia del pasado. El Psicoanálisis es considerado uno de los sistemas más cerrados y coherentes en Psicología, como teoría y práctica terapéutica. El psicoanálisis clásico, a diferencia del conductismo apuesta por una epistemología fenomenológica, por la hermenéutica en la investigación psicológica.
Las variaciones neopsicoanalíticas se cuestionaron la sobredimensión de la sexualidad, reduciendo al hombre a un mero buscador del placer sexual; la sobregeneralización, como en el caso del Complejo de Edipo, a todas las familias y sociedades; la determinación inconsciente e irracional del hombre. Estas nuevas propuestas, de figuras como K. Horney, M. Klein, E. Fromm, A. Adler, C. Jung y V. Frankl, vinieron a darle mayor importancia a la voluntad consciente del individuo, al Yo. Concibieron el inconsciente, además, como fuente de grandes riquezas y modos de actuación de la humanidad (arquetipos), considerándose ya con más peso en el desarrollo de la Personalidad los factores sociales sobre los sexuales (como es el caso de los tipos personológicos abordados por Fromm, correspondientes a modos económicos). También, existen amalgamas de propuestas terapéuticas interesantes, como la Terapia Teleoanálitica (de Adler), la Logoterapia (de Frankl) y el trabajo con niños utilizando el juego que propone Klein y que supera uno de los mayores vacíos de la propuesta freudiana. Con el estudio de temas como el sentido de la vida y el papel de las aspiraciones y las metas en la regulación del comportamiento el Psicoanálisis contemporáneo se va acercando, cada vez más, a propuestas humanistas y formas más positivas de concebir la naturaleza humana.
Como alternativa a las dos fuerzas imperantes en Psicología (Conductismo y Psicoanálisis) surge una tercera, enfocada más progresista y positivamente hacia el hombre. Para el Humanismo, la naturaleza humana, lejos de estar determinada por la coacción de impulsos internos o la presión de factores externos, se refiere a una potencialidad (inherente al hombre) a la libertad, la creatividad y la autorrealización. Se convierte así, en una nueva orientación psicológica, y en un nuevo modo de ejercer la Psicología que cambia la relación terapeuta-paciente hacia formas más cercanas y se establece un proceder no directivo.
¿Dónde estamos? Principales Problemas al interno de la Psicología
Las ciencias psicológicas, hoy, esbozan un problema esencial, referido precisamente a esa pluralidad con que las categorizamos, en otras palabras, lo nombraríamos parcelación del conocimiento. Este fenómeno tiene hoy disímiles formas de expresión, todas, constituidas un problema en sí mismas, encuentran expresión en la producción del conocimiento científico y el ejercicio profesional.
En primer lugar, como lo reflejan los apartados anteriores, se distingue la coexistencia de diversidad de objetos de estudio y metodologías, que se sustentan en críticas frecuentes y sistemáticas, no solo entre teorías, sino además al interno de ellas. Es necesario destacar que ninguno de ellos es desacertado, todos comprenden aristas certeras del hombre, pero por sí mismo, ninguno abarca la dimensión totalitaria del fenómeno psíquico.
Esto además ha condicionado que no se haya construido nada verdaderamente nuevo y que más bien, tanto la producción del conocimiento como el ejercicio profesional se construya sobre la base de una suerte de Eclecticismo Acrítico, que se expresa en el uso de conceptos, definiciones, prácticas terapéuticas, técnicas de investigación, etc. sin un análisis previo de qué teorías psicológicas y epistemología la respaldan, por qué usar ese y no otro y cómo hacerlo de manera científica.
Igualmente estas parcelas de conocimiento se expresan en los dualismos, legados de Descartes, mente-cuerpo, objetivo-subjetivo, cognitivo-afectivo y muchos más que podemos encontrar, quedando, así, el hombre fraccionado.
Este fenómeno también cobra expresión en el grado máximo de especialización de la ciencia: hoy podemos escuchar de psicólogos especialistas en el tema de la ansiedad o la depresión o la violencia o la familia o los trastornos de personalidad o la conducta o los contenidos inconscientes o…. siempre o. Además, el “disciplinarismo” extremo: cada quien ejerce en el área Clínica, Educativa o Social y, en el mejor de los casos, se desinteresa por lo que ocurre en las otras, en materia de producción de conocimiento y ejercicio profesional.
En todas las menciones anteriores se distingue una especie de “tradición” en Psicología, cuyo intento de ilustrar es cuando menos, complejo. Desde la historia de las ideas psicológicas se distinguen divergencias en los criterios de los primeros pensadores de la antigüedad, que se constituyen antecedentes de las teorías del conocimiento. Así, el racionalismo, empirismo y constructivismo, en la base de múltiples propuestas psicológicas, admiten como modos más fiables de conocer, la razón, la experiencia y la integración de elementos a priori y a posteriori respectivamente. También las orientaciones epistemológicas diversas y diferentes sustancialmente entre sí (positivismo, fenomenología y dialéctica) han condicionado que hoy no exista un producto acabado, sino variedad de objetos de estudio y metodologías para acceder a estos, que han devenido, parafraseando a Edna Heidbreder (1968), Psicologías.
Pero la Psicología, como ciencia del hombre, recibe también la influencia de fenómenos como la globalización neoliberal, el posmodernismo, que cobran vida en una filosofía de la individualidad y el pragmatismo. Hoy existen a nivel mundial una serie de prácticas, llamadas psicológicas, de inspiración posmoderna, a decir de Calviño (2005), que responden a un principio pragmático, a un criterio de solución práctica sin basamento epistemológico. Además se ha comercializado tanto la profesión que ni siquiera algunas de estas prácticas, que podrían significar un redimensionamiento del rol del psicólogo, se llevan a cabo con rigor profesional; para nadie es un secreto que la terapia de Edward Bach, se practica con rigor científico por un grupo de terapeutas de la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas, pero es este uno de los pocos espacios en que se hace de esta manera, en el resto del país e incluso del mundo podemos divisar formas tan acientíficas como que el paciente escoja la flor que más le guste e indicársela, o hacer terapia floral no presencial entre otras.
Estos aspectos, que se visualizan por muchos como críticos o caóticos pueden asumir dos desenlaces. El primero la no superación, la inmovilidad, el estancamiento que devendría en desaparición de la ciencia y la profesión para ceder paso a formas de actuación pseudocientíficas. El segundo y acorde con una visión materialista-dialéctica, el desarrollo, que conduciría a que, lo que hoy son las ciencias psicológicas, se constituyan en la ciencia psicológica.
La Ciencia Psicológica del Futuro.
La ciencia en su sentido más categórico cuenta con un objeto de estudio y una metodología consecuente con ese objeto de estudio, que le permite acceder a él para la producción, divulgación y aplicación del conocimiento sobre el mismo, con un nivel de rigurosidad que lo distinga del sentido común. De modo tal que para la construcción de una Ciencia Psicológica del futuro debemos liberarnos de la concepción “ciencia es positivismo”, que tanto daño ha ocasionado al progreso de la Psicología.
Otro momento esencial sería el logro de la integración, que comprendería redefinir categorías, establecer conceptos operativos que imbriquen toda la producción científica en un objeto de estudio y metodología únicos. Para ser más precisos nos adscribimos a la definición manejada por Calviño: "la integración es el proceso de unificación y coordinación de elementos aislados en una totalidad" (Calviño M. 2005 p.79). Esa totalidad supondría un análisis psicológico integral del ser humano, sin fraccionamientos.
Eso, no obstante supone un reto inmenso, en la medida que los elementos a considerar deben someterse al análisis de su esencia, lo cual hay que hacerlo desde algún lugar, entendamos por ello, teoría o modelo psicológico específico ¿cuál sería? Además es imprescindible un conocimiento en profundidad de todas las propuestas psicológicas que han existido, cuyas demandas mínimas serían un exhaustivo estudio teórico y el ejercicio práctico de ellas.
Para hacerlo consideramos, especialmente, la Psicología de orientación marxista. La misma, erige como pilares fundamentales el principio reflejo de psiquis (esta cualidad altamente organizada es el reflejo subjetivo de la realidad objetiva). La determinación sobre el psiquismo de la interacción de factores biológicos, histórico-sociales y de lo propiamente psicológico una vez configurado pero no a modo de relación rígida causa- efecto, sino de forma única, dinámica, compleja, que ha de valorarse, atendiendo al principio del desarrollo, en toda su dimensión histórica, atendiendo a los períodos de estabilidad y especialmente a los críticos como motor impulsor de cambios cuantitativos y cualitativos. La unidad actividad- conciencia-comunicación entre otros que sustentan una concepción de la vida psíquica como unidad organizada y diferenciada y que promulgan estudiarla desde múltiples relaciones externas e internas que permitan comprender su formación, su funcionamiento y su desarrollo.
Sirvan estas categorías para ilustrar el por qué de tal selección. Si bien la Psicología de orientación marxista no es un producto acabado, unitario y coherente es menos dispersa que el resto, a decir de Wertsch (1981; citado en Shuare 1986). Pero además cuenta con el elemento más consistente para ser la base desde la cual se promueva y sustente la integración, que es precisamente su epistemología materialista-dialéctica.
Aún falta mucho camino por recorrer, tal vez el más complicado de la Psicología desde su surgimiento y el definitorio para impulsar nuestra ciencia a un estadio paradigmático. En los próximos 50 años no se habrá logrado, pero comprender que el eclecticismo de cualquier tipo no es la vía, es ya, el primer paso.
Conclusiones:
A partir del análisis anterior podemos concluir que:
Además, la ciencia no existe en abstracto, descontextualizada, por lo cual, también se experimentan otros problemas, sustentados en una ideología pragmática e individualizada, que se corresponde con fenómenos como la globalización neoliberal, el posmodernismo y la comercialización del ejercicio profesional.
Referencias:
Calviño, M. (2005) Temas de Psicología y Marxismo. Tramas y subtramas. La Habana: Félix Varela.
Corral, R. (2003) Historia de la Psicología: Apuntes para su estudio. La Habana: Félix Varela.
De Armas, L. (2009-2010) Conferencias de las asignaturas Historia de la Psicología y Teorías y Sistemas Modernos.
De la Torre, C. (1985) Historia de la Psicología. Selección de lecturas. La Habana: Pueblo y Educación.
De la Torre, C. (1991) Temas actuales de Historia de la Psicología. La Habana: Ediciones ENPES.
De Vega, M (2003) Introducción a la Psicología Cognitiva. La Habana. Félix Varela.
Heidbreder, E (1968). Psicologías del siglo XX. La Habana: Ediciones Revolucionarias.
Núñez, J. (2007) La ciencia y la tecnología como procesos sociales. Lo que la educación científica no debería olvidar. La Habana: Félix Varela.
Shuare, M (1986) La Psicología soviética tal como yo la veo. Moscú. Progreso.