Yesica Fernández Malo "La verdadera educación de un hombre comienza
varias generaciones atrás."
Manero
"La naturaleza hace que los hombres nos parezcamos
unos a otros y nos juntemos; la educación
hace que seamos diferentes y que nos alejemos."
Confucio
América Latina es la región más desigual del mundo. Existen razones que
determinan que altos niveles de desigualdad constituyan un obstáculo para el
desarrollo humano integral. La desigualdad es una realidad incuestionable para
cualquier ciudadano, hay diversos factores que explican el logro económico y
social heterogéneo, se recalcan las condiciones iniciales de cada hogar
(características socioeconómicas de la unidad doméstica en que nace un
individuo), el esfuerzo individual, los contextos social e institucional,
factores históricos y la acción pública. Sin embargo, también intervienen otros
elementos igualmente importantes, como los aspectos aleatorios, es decir,
aquellos eventos que están fuera del control de las personas, como desastres
naturales o acontecimientos positivos inesperados.
yesicafernandezmalo@gmail.com
La persistente desigualdad y la baja movilidad social, han llevado a la región a caer en una «trampa de desigualdad», que se ha convertido en un círculo vicioso difícil de romper. Este artículo se centra en la movilidad inter-generacional, la cual posee una dimensión temporal que abarca varias generaciones. La movilidad inter-generacional es relevante porque proporciona información sobre el nivel de igualdad de oportunidades que existe en una sociedad. Una fuerte influencia de los recursos y la posición económica de los padres sobre el nivel de bienestar que podrán alcanzar sus hijos es poco deseable, porque limita el espacio de libertad para alcanzar una calidad de vida satisfactoria de aquellos que nacen y se desarrollan en los hogares más vulnerables y desfavorecidos. En cambio la movilidad social mide la probabilidad de pasar de un nivel socio-económico a otro, y mientras más alta sea dicha probabilidad, mayor será la movilidad. Por tanto, ¿cómo se explica la movilidad en términos de esfuerzo y circunstancias? Entre mayor peso relativo tengan las circunstancias respecto al esfuerzo, menor movilidad social habrá.
Según el Informe sobre Desarrollo Humano del 2010 del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo –PNUD-, se mantiene como reto principal para el diseño de políticas sociales en América Latina romper la transmisión inter-generacional de la desigualdad, aumentando la igualdad de oportunidades, Hay que tener en cuenta que la desigualdad no es la misma en todas las regiones de América Latina; por ejemplo en Colombia, la educación es uno de los principales factores que explica las diferencias regionales en desigualdad.
La desigualdad se observa cuando las diferencias en ingreso, educación, salud y en otros aspectos son persistentes entre generaciones y se presentan, además, en un contexto de baja movilidad social; entender de manera más clara dichos mecanismos de transmisión a nivel del hogar permitirá diseñar políticas más efectivas para romper círculos viciosos de reproducción de la pobreza y la desigualdad; no obstante, hay que tener en cuenta que las explicaciones para la persistencia de la desigualdad no se encuentran solamente a nivel del hogar. El proceso político también responde de manera diferenciada a las necesidades de distintos grupos. La reducción sostenible de la desigualdad supone actuar sobre la baja calidad de la representación política, la debilidad institucional, la influencia sobre políticas concretas, así como sobre fallas institucionales que derivan en corrupción y captura del Estado por grupos minoritarios.
En América Latina, los niveles más altos de capital humano promueven una mayor movilidad social debido fundamentalmente a que la escolaridad es uno de los principales determinantes del ingreso laboral, y en los hogares pobres el ingreso por trabajo es la principal fuente de recursos. Existe evidencia empírica de que la presencia de jefes y jefas de hogar con bajos niveles de escolaridad está correlacionada con menores niveles de escolaridad de los hijos, lo que a su vez determina que los ingresos laborales de estos últimos en la edad adulta sean relativamente bajos.
El gráfico 1 presenta la distribución de los jóvenes según años de escolarización alcanzados a inicios y a fines de la década de los noventa. Como puede observarse, en el año 2000 Honduras registra la situación más crítica: tres cuartas partes de los jóvenes cuentan con menos de 10 años de estudio. Brasil, México y Costa Rica presentan situaciones intermedias y relativamente similares con aproximadamente el 60% de los jóvenes por debajo de ese umbral. De estos tres países, Brasil es el que registra mayor porcentaje de jóvenes con el menor nivel educativo: el 28% completó únicamente hasta 5 años, mientras que este porcentaje ronda el 10% en México y Costa Rica. Chile, en cambio, es el país que se encuentra en la situación más favorable sólo el 21% de los jóvenes tiene menos de 10 años de estudio y únicamente el 4% del total se encuentra en la categoría de menor escolarización.
Fuente: Sistemas de Información de Tendencias Educativas en América latina
Para el caso de Colombia, en la tabla No. 1 se muestra la evolución de la escolaridad de la población entre 18 y 24 años para el lapso 1990-2000, según el Departamento Nacional de Estadista –DANE-. para el año 2000 los jóvenes en el área urbana sólo alcanzaban 8.3 años de escolaridad y en el área rural apenas 4,4 años; cifras altamente criticas pues indican que durante este periodo sólo tres cuartas partes de los jóvenes en Colombia alcanzan a terminar el bachillerato, pero en su mayoría no llegan a terminar estudios universitarios.
Colombia ha realizado notables avances en cobertura en la educación durante los últimos años, pero no ha tenido cambios significativos en cuanto hablamos de avance en la calidad de la educación, las deficiencias en la calidad de la educación se manifiestan cuando no se alcanzan los objetivos curriculares establecidos por el país ni los estándares internacionales. Se puede llegar a pensar que las políticas se implementan para mejorar algunos indicadores sociales; por ejemplo el gobierno efectúa un gasto alto en rutas escolares, matrículas y refrigerios, lo que garantiza que un gran número de niños y jóvenes asistan a las escuelas y colegios, permitiendo así que al final se logre el objetivo de elevar la cobertura educativa y, a la vez, disminuyan los indicadores de desempleo, vandalismo, delincuencia juvenil, etc. Pero no se realizan políticas eficientes para garantizar una educación de alta calidad. En este punto, debemos entender que la educación no es un fin en sí misma, sino la base de los adelantos de la sociedad; es un proceso de reorganización continua del mundo que nos rodea.
En términos de calidad la educación básica en Colombia es lamentable, esto se puede ver reflejado en las pruebas del Estudio Internacional de Tendencias en Matemáticas y Ciencias (TIMMS por su sigla en inglés), --una de las dos mediciones internacionales más rigurosas del saber adquirido por los estudiantes--, pues desde los años 80 Colombia ha venido ocupando los últimos lugares. Para citar apenas dos resultados de la comparación más reciente (TIMMS, 2007), en matemáticas "el promedio global de los estudiantes colombianos de cuarto grado fue 355 puntos, el cual está muy por debajo de Hong Kong (607), Singapur (599), Taipéi (576) y Japón (568). En ese grado nuestro país superó solamente a Marruecos (341), El Salvador (330), Túnez (327), Kuwait (316), Qatar (296) y Yemen (224). Como se puede observar en el grafico No. 2, situación similar se observa en octavo, en donde el promedio global de Colombia fue 380, mientras que los de Taipéi, Corea y Singapur fueron, respectivamente, 598, 597 y 593. En ambos grados nuestro promedio fue significativamente inferior al promedio TIMSS. Naciones con nivel socioeconómico y de desarrollo humano similares a los de Colombia (Argelia, Irán, Ucrania y Turquía) lograron promedios significativamente más altos que los de nuestro país, aunque inferiores al promedio TIMSS". En el área de ciencias, "el promedio de Colombia en cuarto grado fue de 400, frente a 587 de Singapur, el país con mejor resultado, 557 de Taipéi y 554 de Hong Kong. En octavo éste fue de 417, mientras que Singapur obtuvo un promedio de 567 y Taipéi 561. En ese último grado Colombia tuvo resultados similares a los de Kuwait (418) y Líbano (414) y superó a El Salvador (387). Ucrania, que tiene un nivel de desarrollo económico similar al colombiano, obtuvo promedios superiores a los de nuestro país en ambos grados (474 en cuarto y 485 en octavo)".
La otra prueba de gran importancia a nivel mundial es la del Programa Internacional de Evaluación de Estudiantes (PISA por su sigla en inglés) también muestra que el desempeño de Colombia es pobre y está por debajo de su potencial en relación con su nivel de ingresos. Colombia se desempeñó muy abajo del promedio general entre los 57 países participantes de este programa y por debajo de la media entre los países de América Latina y el Caribe, aunque sus resultados fueron mejores que Argentina en lectura y parejos con Brasil en matemáticas. Como se puede observar en el grafico No. 3; estos resultados pueden no sorprender, ya que los ingresos nacionales per cápita tienden a correlacionarse con el desempeño y teniendo en cuenta que Colombia fue sólo uno de los seis países de ingresos medianos bajos en participar en el PISA (y el único país de ingresos medianos bajos de ALC). Sin embargo, aunque el desempeño de Colombia en lectura se encuentra cercano al promedio alcanzado por los países de ingresos medianos bajos, en matemáticas y ciencias éste a su vez se encuentra por debajo de la media. Hay que recalcar que el desempeño de Colombia en matemáticas, y en menor grado en ciencias, no cumple con el esperado por su nivel de ingreso per cápita, pues otros países de ingresos medianos bajos, como Jordania e Indonesia, logran superar los promedios asociados a su PIB per cápita. Por todo lo anterior, el análisis del PISA de 2006 se concentró en el estudio del desempeño en matemáticas, ya que son éstas las que permiten medir la aptitud para resolver problemas, uno de los atributos más importantes en el aprendizaje.
La distribución de los estudiantes colombianos dentro de los segmentos de competencia en matemáticas del PISA revela que la mayoría de los estudiantes no está alcanzando los niveles adecuados. PISA define seis segmentos de competencia (niveles del 1 al 6), más un segmento adicional que muestra una incapacidad para responder las preguntas más básicas (“Por debajo del nivel 1”). El promedio entre los países de la OCDE demuestra una distribución aproximadamente normal a través de estos segmentos, hay un 10% con desempeño “Por debajo del nivel 1” y un 10% que se desempeña colectivamente entre los niveles 5 y 6 (ver Gráfico 3). En cambio, el desempeño de Colombia se inclina en gran medida hacia los segmentos de competencia inferiores. En matemáticas, casi el 75% de los estudiantes colombianos se encuentran entre el nivel 1 y “Por debajo del nivel 1”, y menos del 1% se ubica entre los niveles 5 y 6. Una porción alarmante de los estudiantes (45%) está en el segmento “Por debajo del nivel 1”, lo que pone en duda su capacidad para desempeñarse efectivamente dentro del mercado laboral o en los niveles de educación superior, razón por la cual se hace una urgente llamada a la acción entre las instancias normativas colombianas.
Y cuando miramos la educación superior en Colombia vemos problemas aun más difíciles: el 50% de los estudiantes universitarios colombianos están matriculados en universidades privadas. Pero para tener centros universitarios privados de calidad, las matrículas deben ser altas, porque se requiere contratar profesores de planta -con doctorados y maestrías- lo mismo que construir una infraestructura apropiada de salones y laboratorios, y contar con la tecnología que requieren la docencia y la investigación. Por eso, son pocas en el país las universidades de buena calidad. Para lograr el mismo propósito, las instituciones públicas, con el otro 50% de la matrícula, dependen de transferencias del Presupuesto Nacional, no atadas al crecimiento de la demanda. De tal manera que atender una demanda en expansión, con calidad, es costoso, tanto en el sector público como en el privado. Esto implica que las matrículas en establecimientos bien reputados seguirán siendo elevadas y que las transferencias del Gobierno a las públicas deben continuar en ascenso para mantener, en el tiempo, la financiación del costo por estudiante.
El aumento del nivel educativo de la población es uno de los factores fuertemente asociados al mejoramiento de la calidad de vida, así como a sociedades más democráticas e igualitarias. Sin embargo, la acentuación de las restricciones del mercado laboral y su segmentación durante la década de los noventa obturaron las posibilidades para que el aumento de los años de escolarización se tradujera en mejores niveles de vida y en mayores niveles de igualdad social. Varios estudios coinciden en señalar un umbral mínimo de 10 años de estudio para acceder a condiciones de vida dignas y no pertenecer a la población en situación de pobreza.
Durante la década de los noventa, el porcentaje de jóvenes con menos de 10 años de escolaridad decreció significativamente. Sin embargo, al inicio del nuevo milenio en gran parte de los países de América Latina la mayoría de los jóvenes se encuentra por debajo de ese umbral. Si se toman en consideración las transformaciones recientes del mercado laboral, como la emergencia de un sector integrado que produce para el mercado global y la expansión simultánea del sector informal, este dato numérico cobra un sentido diferente: los jóvenes con menos de diez años de estudio mayoritariamente se incorporarán al sector informal, ya que tienen muy bajas probabilidades de acceder a empleos de calidad, lo que conlleva una acentuación de la fragmentación y amenaza la cohesión social.
Se ha observado que en América Latina la influencia de la situación socioeconómica de los padres en el logro educativo de los hijos puede llegar a duplicar la que se registra en países como Estados Unidos, aunque existen importantes variaciones entre los distintos países de la región. Adicionalmente, la movilidad social y las percepciones sobre igualdad y redistribución pueden incidir negativamente en la percepción de felicidad por las personas, independientemente de su nivel de ingreso; por tanto, es fundamental hacer precisiones sobre las medidas convencionales de bienestar para entender y revaluar los efectos que tienen algunas decisiones de política sobre el bienestar subjetivo. La inexistencia de encuestas longitudinales que contengan información sobre los resultados socioeconómicos de dos generaciones distintas de la misma familia ha impedido la medición precisa de la movilidad intergeneracional en la región. En términos más generales, la falta de encuestas longitudinales ha dificultado la estimación de la medida en que la desigualdad observada obedece a circunstancias familiares; un aspecto fundamental para conocer la equidad de orden económico.
En lo que respecta las migraciones internas en Colombia, se ha mostrado que la mayor parte de las personas que lo hacen, llegan a regiones más prósperas que sus regiones de origen. Además, las personas que parten de una región tienen en general mayores promedios de educación que los que se quedan. Pareciera entonces que migrar tiene implicaciones en términos de movilidad.
De acuerdo con la información de la Encuesta de Calidad de Vida (ECV) de 2008, el 56,7% de las personas nunca ha migrado, 42,3% cambiaron de municipio, y 0,9% vienen de otro país. Los migrantes internos, es decir aquellos que cambiaron de municipio, tienen en promedio menos años de educación, tanto entre los padres como en los hijos. La razón es que hay menos migrantes en el nivel superior con título. Además, los migrantes internos presentan un aumento inter-generacional en el promedio de años de educación un poco mayor. Por el contrario, los encuestados que vienen de otros países, y sus padres, tienen niveles de educación considerablemente mayores.
El decano de economía Alejandro Gaviria, usando la encuesta de opinión pública que se realiza cada año en 17 países de América Latina bajo la dirección de la Corporación Latinobarómetro y el auspicio económico del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), realizó los cálculos que permitieron llegar al gráfico No. 4, el cual muestra la relación entre los años de educación de padres hijos para América Latina y los Estados Unidos. Las diferencias en los logros educativos son sustanciales para los hijos de padres no educados (5.0 años), pero exiguas para los hijos de padres con educación terciaria (0.5 años). Este resultado indica que las oportunidades educativas están mucho más concentradas en los países de América Latina que en Estados Unidos. En los primeros, el logro educativo de un individuo está asociado de manera predecible con el de su padre. En el segundo, esto no se presenta.
Innumerables estudios concluyen que a medida que los niveles de escolaridad o de ingresos de una generación están correlacionados con aquellos de la generación anterior, habrá mayor correlación inter-generacional entre estas variables, a la vez que mayor será la influencia de los factores determinados por el hogar (unidad doméstica en donde se nace) en la reproducción de la desigualdad. Por ejemplo, si se considera la variable escolaridad, es posible comprobar que en América Latina los factores socioeconómicos de una generación presentan más del doble de influencia sobre la escolaridad de la generación siguiente en comparación con los niveles de correlación que muestra Estados Unidos (Ver grafico No. 5). Estudios realizados en países con altos niveles de ingresos muestran que la movilidad educacional (el cambio en niveles de educación entre una generación y la siguiente) y el acceso a la educación superior fueron los elementos más importantes en la determinación de la movilidad socioeconómica entre generaciones.
La persistencia de la desigualdad puede explicarse por el vínculo que existe en los hogares entre el nivel de logro de una generación y el de la siguiente, en un contexto caracterizado por una baja movilidad de los indicadores sociales. En una sociedad con alta movilidad, la posición relativa de un individuo no está determinada por la posición relativa del hogar en que creció. Por tanto, en ese caso pueden coexistir altos niveles de desigualdad con ausencia de transmisión inter-generacional de logros en los hogares. Lamentablemente América Latina se caracteriza por una situación de baja movilidad inter-generacional. Así, la persistencia de la desigualdad y la baja movilidad hacen urgente identificar los mecanismos que determinan la transmisión de logros en desarrollo humano en los hogares a fin de incidir sobre ellos mediante el diseño de políticas públicas eficaces que contribuyan a la reducción de la desigualdad.
En el grafico No. 6 se muestra la relación entre los logros educativos de padres e hijos. Las cifras sugieren la existencia de un alto grado de movilidad absoluta en los logros educativos. Esto es, los datos muestran una tendencia sistemática de los hijos a superar el nivel educativo de sus padres. Este resultado es consistente con el avance de los indicadores educativos en la región, y no implica, necesariamente, la existencia de movilidad relativa: el cambio de las posiciones relativas de una dinastía al pasar de una generación a la siguiente.
En conclusión, los resultados sugieren que América Latina le falta mucho aun para ser una región justa. Los resultados con bajos niveles de movilidad apuntan hacia que es una región donde las oportunidades están bastante concentradas y las posibilidades de superar un origen socioeconómico desfavorable son escasas. Se puede ver que América Latina como una sociedad excluyente al progreso social, puesto que cuando un grupo de pobres, con clima educacional de analfabetismo o primaria incompleta, se mantiene igual en la siguiente generación, se genera una trampa de pobreza intergeneracional, y al mismo tiempo, el resto de grupos de ingresos medios y altos con niveles superiores de educación buscan la reproducción de su estatus para las siguientes generaciones.
Colombia como el resto de los países de ALC sólo llegarán a ser una sociedad igualitaria abierta y democrática en la medida en que los niños procedentes de orígenes familiares y socieconómicos muy diversos, especialmente niños de familias pobres, tengan las mismas oportunidades de educación que los más ricos. La diferencia de movilidad de educación e ingresos lleva a investigar cuales son los factores que impiden al mismo tiempo tener mayor educación e ingreso, como son la necesidad de entrada temprana a la fuerza laboral de los más pobres, las diferencias en calidad de educación, bien sea por falta de calidad de la educación básica publica, que es a la que los pobres tienen acceso, la menor cantidad de tiempo dedicado a la educación en horas y días como consecuencia de la organización del sistema educativo o de los conflictos entre maestros y autoridades.
Es claro que quienes ingresan al mercado laboral han tenido y van a tener una mayor posibilidad de labrar mejor su destino, aunque esto ya nos es garantía de superar el nivel económico de los padres, pero da una probabilidad más alta de tener un mejor futuro. Pero para conservar esta tendencia es necesario alcanzar el acceso a una educación de calidad para todos y asegurar que el ingreso a la universidad no dependa de la eventualidad de unas condiciones familiares favorables, puesto que si la sociedad carece de elementos para explotar sus capacidades, ó así mismo la imposibilidad de ejercer sus dotes repercute sobre su dignidad y su participación en la sociedad, esto generará un daño irreversible para las futuras generaciones que les impedirá superar las condiciones de precariedad en que se desarrollan.
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