Clara de los A. Guzmán Góngora (CV) RESUMEN
Es creciente el interés de las instituciones educacionales por contribuir a la
formación de ciudadanos verdaderamente humanos para sí y para la sociedad, que
les permita no solamente convivir en el mundo actual, sino además comprometerse
con su transformación a partir de su crecimiento como seres más capaces e
integrales. Tal propósito precisa de la estimación e inclusión de las
consideraciones fundamentales del humanismo en su génesis histórica como
condicionante fundamental alcanzar la formación suficiente del ser humano.
La Educación Superior Cubana hace suyo este encargo al asumir dentro de las
cualidades que tifican a la universidad cubana de hoy la de ser científica,
tecnológica y sociohumanista. De estas aseveraciones se deriva la intención del
presente trabajo de abordar las ideas humanistas en su historia
Palabras Claves: Humanismo, Sociohumanismo, Tipos de Humanismo.
cguzman@ult.edu.cu
Marcos Grave de Peralta Ruíz
INTRODUCCIÓN
La educación de la dimensión socio humanista ha sido objeto de atención de maestros y pensadores de todos los tiempos. Sin embargo, el presente siglo le imprime en sello peculiar en la medida en que no se concibe ya un proceso educativo centrado únicamente en la adquisición de conocimientos, sino que es entendido como un proceso dinámico de liberación de las capacidades creadoras en cada personalidad, que reclama de un cambio de orientación dirigido a la búsqueda de nuevos nexos y relaciones, de mayores niveles de flexibilidad y originalidad en los enfoques y de una ampliación en cuanto a los índices de colaboración e integración con la finalidad de responder a los retos que dimanan del proceso de formación de las generaciones presentes y por venir, acorde con los tiempos que corren.
Por ello la formación del ser humano será deficiente en la medida en que no responda a los retos actuales de la educación, como también lo será sino incluye la adquisición funcional y más completa de las consideraciones fundamentales del humanismo.
DESARROLLO
En el universo del pensamiento filosófico, científico y social la cuestión de la compresión del componente humanístico siempre ha estado presente, por lo que resulta importante analizar las ideas humanistas en su historia.
“Asumir el humanismo en sus más altos y nobles ideales, su esclarecimiento, se constituye en una necesidad cada vez más apremiante en el mundo de hoy y en especial hacia el mañana”. (Hart. A 2001; VII)
La inclusión de la adquisición funcional y más completa de las consideraciones fundamentales del humanismo en su génesis histórica es una condicionante obligada para alcanzar la formación suficiente del ser humano.
Los orígenes del humanismo se remontan a la cultura grecolatina. Este término proviene de la humanitas latina que es equivalente al griego paideia el cual evoca por principio su origen helenístico y romano: homohumanus como contrapartida del homobarbarus, una manera nueva de ser y de vivir del ciudadano (civis) con dignidad de hombre. El componente humanista ha estado por tanto presente como elemento inherente a toda reflexión cosmovisiva desde que la filosofía se constituye en actividad intelectual específica, aunque como término se menciona en la antigüedad por Cicerón.
Corrientes del pensamiento filosófico como el estoicismo y el epicureísmo florecidos para esta época en la antigua Grecia y Roma, al abordar la problemática tendieron a buscar una solución a los problemas existenciales a partir de encontrar modelos de conducta y de vida para los individuos que les permitieran escapar de los males del mundo con base en la ética como cúspide de todas las investigaciones filosóficas. A partir del referente ético los griegos nos trasmitieron una imagen del hombre que piensa y crea y los romanos una imagen del hombre que crea en los dominios de la historia, el derecho y el orden.
Ambas imágenes son coincidentes en cuanto al fundamento ético-político que orienta hacia el bien común el pensamiento y las acciones de los mejores hombres. Así mismo, existe comunidad en lo relativo a la necesidad de relación de la imagen del hombre y la conducta de la vida con el dominio trascendente de lo divino.
El humanismo es un fenómeno histórico cuyo contenido concreto ha cambiado cualitativamente en las distintas etapas del desarrollo social. El florecimiento de concepciones que incluyen el reconocimiento de la igualdad de los hombres, los valores humanos de las personas y los ideales morales con su correspondiente reflejo en la conciencia humana, atestiguan acerca de la amplitud que como totalidad adquiere este concepto, a la vez que revela la existencia de las tendencias ideológicas humanitarias en los distintos niveles del devenir del humanismo en las épocas históricas.
Las distintas etapas del desarrollo de la humanidad reportan la existencia de formas de humanismo: la comunidad primitiva, el antiguo, el cristiano, el utópico, el burgués y el proletario socialista.
A decir de Guadarrama P(2001:14) las manifestaciones del humanismo están asociadas en su historia con el momento en que el hombre comenzó a tomar conciencia de su especial circunstancialidad en el mundo, con ello se iniciaron precoces consideraciones ontológicas como ser cualitativamente diferente en el plano laboral, moral, político, estético, etc. Todo lo cual pasa a formar parte del acervo humanista del pensamiento universal, a partir más que todo del reconocimiento de la autenticidad del ser, específicamente en el plano ético y axiológico en su sentido más amplio, en tanto el hombre mismo fuese considerado valor y fin supremo de todo criterio y actividad humana.
Desde fines del siglo XIII hasta el siglo XIV la crisis en el seno de la iglesia y las contradicciones con los reyes se agudizaron, lo cual favorece la decadencia de la escolástica, unido al nacimiento en el seno de la sociedad feudal de la clase cuya misión histórica consistía en revolucionar el orden social existente: la burguesía, propulsora de una nueva forma de humanismo: el burgués que sirve de fundamento a las ideas y realizaciones de esta clase, que es contraria por su naturaleza a las prácticas de la escolástica.
Reaparecen y se difunden concepciones artísticas, científicas, éticas y filosóficas provenientes de la antigüedad y olvidadas durante siglos por la represión y la ignorancia imperante. Ello da paso a una visón del mundo sustentada en el individualismo característico de la ideología burguesa del humanismo del siglo XV y XVI que perneó y trasformó todas las esferas de la cultura.
Empero el humanismo burgués no significó un simple retorno al humanismo antiguo sino que desarrollaron ideas ya manejadas en la antigüedad en correspondencia con las exigencias del hombre nuevo. (Galindo.C y Isac S. 2000.138)
El humanismo surgió fundamentalmente en Italia aunque rápidamente ganó espacios en el resto de Europa. Además del antropocentrismo que representa trajo aparejada una nueva visión del mundo en cuanto a la naturaleza y su conversión en el único objeto de estudio científico, de imitación artística y de reflexión filosófica junto con su núcleo, el hombre.
Propugna como tendencia al analizar al hombre como ente natural para despojarlo del carácter sobrenaturalista promovido por el cristianismo, un hombre dotado de razón, conocimiento y capacidad para construir una vida digna. De este modo se exalta el valor del hombre como personalidad, su derecho a la felicidad, a la libertad y el libre juego de sus capacidades. Prolifera el optimismo a partir de la creencia en el hombre y en las posibilidades para acometer grandes empeños, propulsa el contraste de opiniones, el debate intelectual y la comunicación de ideas, el disfrute de la vida, el amor, la belleza, el respeto y la alabanza por la mujer y la búsqueda de una espiritualidad más humana e interior.
Dante Alighieri (1265 – 1321) fue el primero en situar a la antigüedad en el centro de la vida cultural y Franchesco Petrarca (1304 – 1374) es conocido como el padre del humanismo, por el significado que le atribuía, al considerarlo como amor a nuestros semejantes, unido al reconocimiento de que para adquirir una verdadera humanidad y una cultura, era imprescindible el estudio de las lenguas y las letras de los clásicos. A Giovanni Picodella Mirándola (1463 – 1494) se le concede la primacía en la utilización del término humanista para referirse al nuevo movimiento
La entrada del siglo XIX trajo consigo la creación del Neologismo Germánico Humanismus para designar a una teoría de la educación vigente para 1808. Ya para los años 1841 este mismo término se utilizó en oposición a la escolástica, finalmente en 1859 se aplica para connotar el período del resurgir de los estudios clásicos.
El humanismo como una de las bases ideológicas del Renacimiento, suponía una evidente ruptura con la idea de la religión; pero con él, dios no perdía su papel predominante, sino que se situaba en un plano diferente y deja de ser respuesta y solución a todos los problemas. Erasmo de Rotterdam (1469 – 1536) fue probablemente el autor que mejor supo aunar la filosofía humanista con el pensamiento cristiano. Su muerte marcó el principio del fin de este movimiento.
Especial atención merece la contribución que realizara al humanismo el pensador italiano Juan Bautista Vico (1668 – 1744). Su concepción reconoce al hombre como la clave de la sociedad y su devenir, su antropología es base para su filosofía de la historia, vista como exclusiva creación del hombre y compuesta de hechos, instituciones, ideas y obras materiales y espirituales que se suceden en el tiempo. Reconoce la capacidad de transformación de la razón humana, su mutabilidad de una época a otra a partir de sus propios resultados y del papel de la educación en la modificación del hombre.
El carácter progresivo del primer humanismo burgués se certifica a partir de la afirmación de la grandeza del hombre, la defensa de la dignidad con independencia de la división estamental y la situación de la propiedad, la exigencia de la libertad y el desarrollo armonioso de la persona, la emancipación de su intelecto respecto a las cadenas religiosas. Sin embargo, también le fueron inherentes insuficiencias asociadas con la critica solo a la explotación feudal, el desprecio que proclamaron algunos de sus defensores hacia el pueblo, la hostilidad hacia el movimiento revolucionario de los oprimidos y especialmente hacia los campesinos, de ahí, que se trate de la sustitución de la explotación feudal por la burguesa.
En resumen el humanismo renacentista volvió a colocar al hombre en el centro tras el letargo en que lo había sumido la Edad Media. Con él la consigna sería la búsqueda de los “orígenes” pero sobre bases nuevas y en contextos diferentes; la educación habría de ser una importante vía a través de la cual llegar a las personas.
Su nueva visión del hombre imprime un nuevo matiz para el enfoque de la vida y las relaciones sociales, así mismo, en su concepción la naturaleza deja de ser “algo” de lo que el hombre formaba parte para convertirse en “algo” que se podía utilizar y aprovechar, con lo que se subrayaba la utilidad que reportaba el saber sobre la naturaleza obtenido a través de la utilización de diversos métodos empíricos y el papel creciente de la intervención del hombre para su dominación.
Los ideólogos burgueses de los siglos XVII y XVIII dieron continuidad al desarrollo del pensamiento humanista de la época del Renacimiento principalmente los ilustrados franceses del siglo XVIII, quienes tendieron al análisis del hombre y la sociedad desde una perspectiva histórica que aunque limitada en el sentido de que no concebía al hombre como producto de las relaciones sociales, establecieron como las mismas, modifican su propiedad esencial, la razón en el devenir histórico entre los que se pueden citar. Montesquie, Voltaire, Diderot, Lamettrie y Holbach. Otra expresión ulterior del desarrollo del humanismo burgués es apreciable en la elaboración de la Filosofía Clásica Alemana: E. Kant, G. W. Hegel y L. Feuerbach.
A pesar de lo diverso de sus posiciones sus principales contribuciones se asocian a la defensa de una nueva concepción del hombre de la que se deriva el concepto de práctica como finalidad de la vida humana y de la actividad teórica, al carácter de proceso conexo y dialéctico del mundo de la naturaleza de la historia y del espíritu, así como la ubicación según las consideraciones de materialismo antropológico feuerbachiano del hombre en el centro de toda reflexión filosófica como resultado de toda la naturaleza pero en un sentido esencialmente abstracto.
Adicionalmente se gestan otras tendencias del pensamiento que se deben estimar por las aportaciones realizadas a la concepción humanística en estudio, como es el caso del utópico cuyos principales exponentes en el del siglo XIX; Saint Simon, Charles Fourier y Robert Owen defendieron los ideales de igualdad, libertad y fraternidad propios de la burguesía de la época, aunque no fueron capaces de apreciar el papel de las clases sociales en la concreción de estos ideales en la vida real. (Galindo.C y Isac S. 2000:141)
Aún cuando el humanismo premarxista aportó una nueva visión del hombre, su historia, su cultura y papel en la dinámica social o individual, juzgaba la naturaleza del hombre como algo eterno e invariable, por tanto los ideales de igualdad, libertad y fraternidad propuestos revestían un carácter abstracto; el que en su devenir también estimuló el desarrollo de posturas antihumanista a partir del despliegue de la esencia explotadora del capitalismo vigente hasta el presente.
A estas concepciones le sucede la forma superior de humanismo que se le conoce como real en virtud de que pone al descubierto las fuentes sociales y clasistas de cualquier forma de enajenación, así como la perspectiva revolucionaria de su superación. Las ideas básicas de tales concepciones aparecen recodas en obras como los Manuscritos Económicos y Filosóficos de1844, La Sagrada Familia y La Ideología Alemana, entre otros, donde se enfatiza en la emancipación humana, el desarrollo del hombre nuevo de manera integral asociado con el propio desarrollo de una nueva clase social y las relaciones sociales que se derivan de su existencia, especialmente las relaciones objetivas de producción nacidas de las demandas sociales.
Esta nueva concepción fundamentada y sistematizada científicamente por C. Marx y F. Engels es conocida como humanismo proletario. Contiene el patrimonio social de la esencia humana al sustentar la igualdad real de los hombres sobre la base de las relaciones sociales que emanan especialmente del trabajo, que es en esencia comunitario y está ligado con el resto de las relaciones humanas. Proponen la liquidación de la propiedad privada y con ella de la enajenación del hombre derivada de este tipo de propiedad y sus relaciones a partir de postulados liberadores que pueden llegar a trasformarse en ideales morales en realidad.
Entre las particularidades de este nuevo tipo de humanismo se señala: su carácter científico, que tiene su basamento en la concepción materialista de la historia al observar a la sociedad y la historia como espacios y procesos de formación de condiciones objetivas para la realización creativo - liberadora de la esencia del hombre. El carácter clasista que pone al descubierto que el ser humano siempre une lo clasista y lo social en un contenido político como expresión de un contexto histórico dado, por ultimo, se señala su carácter real, en tanto abre al hombre el mundo pleno de la actividad humana real que le rodea y muestra la prospectiva de ese mundo.
Los resultados que arroja la interpretación y puesta en práctica de las ideas del humanismo proletario o real acogidas por diversos proyectos socialistas en varios países revelan un enriquecimiento de esta concepción, sin embargo los cambios operados en la actualidad obligan a enfocar el asunto desde una perspectiva diferente, sobre todo a partir de la existencia de un orden mundial unipolar y sus políticas, que colocan a la especie humana ante el peligro latente de desaparecer.
Ello hace que se reconozca la existencia de una profunda crisis del humanismo, que exige como necesidad vital la revelación de las energías del hombre a favor de la revitalización de tal concepción, con la finalidad de resolver las complejidades de la vida en el presente, sobre la base de lo mejor de la esencia humanista de la sociedad y cuyo resultado deberá ser la salvación de la civilización humana.
CONCLUSIONES
Conocer, aplicar y enseñar las ideas humanistas y sus aportaciones más especiales a la conformación de la personalidad en tanto contribución a una vida superior y a una realización plena, caracterizada por el compromiso, la energía y la entrega ante cada tarea es la aspiración a cumplir en materia formativa en el contexto universitario. Para ello, la apropiación de los aspectos más positivos de las concepciones humanistas a lo largo de la historia revelan los diferentes estadios de la evolución del ideal humano al respecto, cuya síntesis superior lo constituye sin dudas, el humanismo proletario el cual, junto al ideario que nos dejara nuestro Martí en cuanto a este particular se constituyen en pilares básicos para la formación del hombre nuevo.
BIBLIOGRAFÍA
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