Clara de los A. Guzmán Góngora (CV) RESUMEN
En este trabajo se resume una propuesta para la formación sociohumanista del
ingeniero agrónomo vital para la orientación educativa. Se concibe como una
concepción integral que tiene como eje articulador al proceso de formación de
valores en el contexto socioagropecuario, que se contiene y explicita a través
de la lógica esencial de la profesión agronómica, y que se sintetiza en la
sistematización.
cguzman@ult.edu.cu
INTRODUCCIÓN
La concepción filosófico-pedagógica que sustenta al modelo para la formación sociohumanista de este ingeniero parte del reconocimiento de los nexos entre la pedagogía, la filosofía, la sociología y la psicología y de las aportaciones de lo epistemológico, gnoseológico y didáctico. El carácter filosófico se concreta en la modelación de una determinada concepción del hombre que deviene de la filosofía de la educación en su función antropológica y de la concepción filosófica de la actividad. Se manifiesta en el transcurso del proceso pedagógico de formación inicial del agrónomo, que contribuye al desarrollo de su personalidad a través de los elementos de la formación sociohumanista.
Tal concepción se erige en punto de partida y fundamento para armonizar las relaciones distintivas en la propuesta objeto de modelación y su manifestación como sistema dialéctico-holístico, desde donde se estudian estas en dos sentidos: en el primero se revela como relación entre las configuraciones de la formación sociohumanista en tres planos, que argumentan su núcleo teórico; y en el segundo como relaciones entre las formas de actividad humana que sostienen al enfoque didáctico que se propone.
DESARROLLO
El carácter de configuración atribuido a cada componente de la formación sociohumanista: antropológico- social, ideopolítico y ético-axiológico, hace posible la manifestación de una relación en tres planos, producto de la proyección de dicho objeto en tres direcciones, como expresiones dinámicas inherentes al proceso socioeducativo, reveladoras de la dialéctica de lo objetivo y lo subjetivo. El protagonismo individual asumido por cada una de ellas en la solución de las relaciones contradictorias con las dos restantes intenciona su contribución a este tipo de formación a través de la unidad de análisis que constituyen los valores, a la vez que adquiere sentido el proceso para el sujeto. La conceptualización de las configuraciones se asume conforme a los referentes teóricos expuestos.
De esta visión de relación en tres planos emergen dimensiones y cualidades, concretadas al contexto socioagropecuario. En ella cada componente: antropológico-social, ideopolítico, y ético-axiológico posee características distintivas cuando asume el papel de síntesis.
En un primer plano lo ideopolítico es contrapuesto dialécticamente a lo ético-axiológico en el sentido que el primero contiene y objetiviza los fundamentos del proyecto social, a la vez que orienta a las generaciones en formación hacia su continuidad, perfeccionamiento y desarrollo. Tiene en su base un sistema de valores institucionalizados devenidos de la naturaleza de dicho proyecto en construcción, a partir de los cuales se asumen determinados compromisos. Los valores de la carrera constituyen la condición necesaria que permite establecer la identidad con la profesión, materializan la interrelación profesión- proyecto social de la sociedad y valores universales, lo que convierte la formación del profesional en el espacio mediador, vital de realización y transformación del proyecto social y su concreción individual.
Resulta esencial en este proceso atender las ideas que aparecen en el Programa de reforzamiento de los valores de la sociedad cubana y su derivación concreta en el documento del Ministerio de Educación Superior, la Universidad de Las Tunas y de la Facultad de Ciencias Agrícolas a través de las estructuras formativas y su contribución a la formación cultural integral, de ahí que lo antropológico social actúa como síntesis en este plano.
La categoría cultura constituye núcleo de la configuración antropológico-social. Se caracteriza por los momentos de asimilación, producción, difusión y asentamiento de ideas y valores en que se funda la sociedad y se articulan en la conciencia social. Pauta sus relaciones con lo ideopolítico en el sentido que se producen y reproducen las formas de vida y la ideología y con lo ético-axiológico al intervenir como un mecanismo de regulación social.
Así desde la cultura profesional se da sustento a la concepción integral de la profesión, donde tienen espacio la cultura ecológica, estética, política, científica, comunicativa y sobre todo la cultura moral como síntesis de los valores y las cualidades exigidas para una convivencia armoniosa, una conducta adecuada, la defensa de lo autóctono y el desarrollo de los valores profesionales. La formación cultural como vía para incrementar la calidad en los agroecosistemas y desarrollar una cultura agrícola se manifiesta como tendencia activa y transformadora.
La agricultura se ha complejizado por la utilización de diferentes tecnologías debido al grado de diversificación e integración de sus componentes. Se incrementa la necesidad de preservar el medio natural para las actuales y futuras generaciones. Esto requiere analizar las diferentes al¬ternativas profesionales con un enfoque sociohumanista en las condiciones concretas en que se desarrolla.
Lo antropológico y lo social se singularizan en la cultura del profesional universitario de la carrera de Agronomía en la que emergen las cualidades que definen la condición de ciudadano, concretada en un sistema de valores que da contenido a la dimensión sociocultural.
En un segundo plano entre lo antropológico-social y lo ético-axiológico se manifiesta una relación dialéctica, en tanto desde la cultura se favorece la formación de los valores que aportan a la condición de ciudadano del estudiante, que se comprende como identidad, pertenencia y actuación; en la medida en que integran y concientizan las relaciones sociales y la cultura. A la vez contrae compromisos y responsabilidades hacia la sociedad, devenidos y sintetizados en lo ideopolítico
La condición de síntesis de lo ideopolítico revela que la formación de esta naturaleza en el profesional es la expresión ideológica de los intereses sociales y a la vez, se erige en elemento mediador de las relaciones entre los códigos sistematizados de la cultura y los códigos sociales provenientes del entorno socioagrario, lo que posibilita la formación de su identidad como profesional y ciudadano a través de la contribución que realizan política e ideología a tal formación, el desarrollo de su conciencia política reveladora de los valores de esta naturaleza y del nexo con lo ético-axiológico.
Se propicia el patriotismo, que se confirma y se asume en la medida que los individuos adquieren conciencia del significado de patria, a lo que contribuyen las necesidades y exigencias histórico-concretas en forma de compromiso que se explicitan en: sentimiento de cubanía, amor a la independencia; defensa de la justicia social, la unidad nacional y la causa del socialismo; conocimiento de los deberes y derechos sociales y disposición de su cumplimiento consciente; actitud positiva ante el trabajo, espíritu revolucionario, transformador, creativo y optimista; práctica consecuente del colectivismo, el internacionalismo, el latinoamericanismo y la disciplina social. Incluyen los componentes integrados de la dignidad humana, la intransigencia ante todo tipo de dominación extranjera y la solidaridad humana.
Estos valores interconectados con los éticos y culturales en el modelo del profesional conforman el sistema de valores ético-profesionales.
Un análisis de la relación desde un tercer plano evidencia las relaciones contradictorias del hombre con su medio sociocultural, las formas en que cada uno interioriza las normas, los principios y valores sociales, la manera en que los instrumenta en sus acciones tanto internas como externas y en su lenguaje. Toda contribución a su desarrollo integral implica su identificación con la cultura, así como la orientación y filiación a las bases del proyecto revolucionario sintetizadas en la configuración ético-axiológica.
El carácter de síntesis de lo ético-axiológico favorece la esfera moral al compulsar el desarrollo de capacidades para insertarse en el contexto de los agroecosistemas y responder a las exigencias sociales de ahí que su nexo con lo ideopolítico se hace visible tanto en el proyecto político como en las líneas y estrategias elaboradas para el logro de los objetivos, su extensión al proceso educativo y con lo antropológico social en virtud de los nexos con los que los estudiantes operan y los significados que comparten.
En la preparación del ingeniero agrónomo resulta medular su potenciación como ciudadano, a partir de los requerimientos de la moral profesional. Esta se define como un todo articulador de valores, principios y normas que dan respuesta a la necesidad social de producir alimentos que se convierte en el encargo de la sociedad a la universidad a través de la Carrera de Agronomía. Esto se revela en un conjunto de funciones, reglamentaciones y valores específicos matizados por el carácter y contenido de la esfera científico-profesional que evidencian las particularidades del contexto socioagropecuario.
Si se toma en considera¬ción que la actividad del ingeniero agrónomo tiene por finalidad actuar y transformar los agroecosistemas con racionalidad, tendiente a la sostenibilidad y que los valores se constituyen en unidad de análisis en el tratamiento de las configuraciones, se concluye que, los que distinguen al agró-nomo del resto de las profesiones son los valores ecológicos. En torno a ellos se deben nuclear los componentes y modos de actuación tales como los de la profesionalidad, la responsabilidad, el patriotismo, el sentido del deber, la sinceridad, el espíritu crítico, los estéticos, científicos y la comunicación social.
Así los valores esenciales de la profesión emergen en el modelo como cualidad de orden superior que sintetizan todas las pretensiones ético- axiológicas de la formación de este profesional.
La dinamización del proceso de formación sociohumanista del ingeniero agrónomo, resultante de las configuraciones declaradas, precisa de un enfoque integrador que permita materializar las dimensiones de dicha formación y los valores derivados de cada una de ellas, sintetizados en los ético-profesionales, a partir de un conjunto de procedimientos didácticos provenientes del enfoque de la actividad proyectada desde el contexto metodológico.
Por ello se propone la conversión filosófica de la actividad en enfoque didáctico a razón de su papel en la comprensión y explicación científica del hombre, la sociedad y su devenir, al proporcionar nuevas posibilidades en el orden teórico metodológico para tales fines. Da cuenta del método dialéctico aplicado a la vida social, tiene en su base la solución continua de contradicciones y en virtud de ello responde a la concepción del desarrollo, a sus complejidades y a su dinámica, desde donde puede ser apreciada como enfoque didáctico.
Se sustenta en la fundamentación de la relación sujeto-objeto y tiene entre sus referentes a la comprensión materialista de la historia y la determinación de la práctica como forma esencial del ser de la realidad social. Deviene en síntesis integradora o sistema en las dimensiones esenciales de la forma existencial de la realidad social: la actividad práctica, la cognoscitiva y la valorativa y comunicativa, lo que pauta su visión en un segundo sentido y refiere un modo de encauzar, resolver, estructurar y dinamizar dicha formación. Posibilita comprender las regularidades, contradicciones, procedimientos, medios, operaciones y sistema de acciones que caracterizan una lógica propia. En tal sentido, la formación sociohumanista aporta a los fundamentos gnoseológicos de la formación de valores y a la vez esta última vertebra y enriquece a la primera, de ahí que resulte un instrumento de incuestionable significación
El modelo concibe una relación entre las formas de actividad, en una dinámica dialéctico-holística. La forma de actividad expresada como síntesis constituye el elemento de referencia. Cuando se toma la actividad práctica como síntesis, de esta resulta el proceso de transformación en que el hombre despliega las relaciones con la naturaleza y la sociedad en su entorno. Expresa su esencia humana y crea al propio hombre. Esto evidencia la necesidad de comprender la relación individuo - naturaleza - actividad - sociedad, expresada en la formación del ingeniero agrónomo como nexo entre el individuo, la naturaleza y la sociedad a través de la profesión, manifestada como relación individuo - suelo - planta - animal - clima - actividad agronómica - sociedad.
La práctica profesional como interacción y aprehensión del futuro agrónomo contribuye a su transformación y es fundamento de los procesos valorativos. Refleja la realidad socioagropecuaria y se apoya en las fuentes del saber científico estructuradas en el currículo.
En la formación profesional del agrónomo es necesario crear las bases cognoscitivas de aquellos elementos significativos para su actividad práctica, por lo que resulta medular el papel que le corresponde desempeñar a las asignaturas del currículo en la formación sociohumanista en los niveles de la carrera.
De esta relación resulta un proceso de transformación que se refiere a las potencialidades para el cambio. Implica la capacidad de aprehensión-renovación con significación positiva hacia la sociedad y los agroecosistemas. Le son inherentes un conjunto de procedimientos identifican su naturaleza.
La continuidad del enfoque didáctico manifiesta además, la relación entre la actividad valorativa y la práctica que se sintetiza en la actividad cognoscitiva de la que emerge el proceso de compresión.
La determinación de lo valioso y correcto inherente a la formación de valores, pasa por el prisma del conocimiento adquirido en la práctica e influye en la autorregulación de la conducta, para conocer y transformar los códigos, posibilitando el desarrollo de una personalidad integral. Potencia la interacción social y la responsabilidad, lo que contribuye al logro de los objetivos propuestos en el modelo del profesional de la Carrera de Agronomía.
El conocimiento precede a la valoración, la condiciona y forma parte de su contenido en calidad de fundamento gnoseológico. La habilidad implica el dominio de las formas de actividad cognoscitiva, práctica y valorativa, es decir, el conocimiento en la acción y los valores, el conocimiento traducido en la actuación.
Se requiere garantizar un alto nivel de preparación de la capacidad del profesional de esa carrera para adquirir, producir y aplicar conocimientos, a la vez prepararlo para valorar los variados fenómenos y procesos técnico-profesionales y sociales propios de su actividad.
Es necesario fundir en un sistema único el enfoque lógico-abstracto del conocimiento con el enfoque sociológico-valorativo, que permite descubrir la influencia de los valores socioculturales, las representaciones valorativas y en general de la actividad práctico-material de los estudiantes.
Ello se deriva en el proceso de comprensión, el que aporta los sustentos gnoseológicos para el desarrollo de la espiritualidad e interviene en los eventos transformadores con la contribución de significados y sentidos expresados en valores. La realidad socioprofesional se materializa en el conocimiento como modo de existencia de la conciencia.
La relación entre conocimiento y práctica sintetizada en la actividad valorativa contribuye a la formación en estudio, fruto de la cual se deriva el proceso de significación. La connotación de la actividad valorativa para el conocimiento no se reduce a la interpretación de sus resultados pues en la medida que el profesional interactúa con los problemas profesionales, socioculturales e ideopolíticos de trascendencia para su vida, se produce una retroalimentación que favorece la asimilación, la transformación y el enriquecimiento de su concepción del mundo que le permite actuar consecuentemente como ente transformador, productor y reproductor de su vida social, condicionado por el carácter mediador de la valoración como puente entre el conocimiento y la práctica del que resultan determinados comportamientos y actitudes.
Los conflictos y las soluciones entre, el ser y el deber ser, y derivado de ello, entre el saber hacer y saber ser y valer, son expresión de la relación entre valoración, conocimiento y práctica. El estudio del comportamiento del ingeniero agrónomo ha de comprender e interpretar los porqués de sus actuaciones; para orientarlos acerca de los requerimientos que impone su profesión, lo que favorece el desarrollo de las competencias profesionales.
Para la carrera de Agronomía la actividad valorativa posibilita la determinación de tareas científico-cognoscitivas, pues el estudiante utiliza los patrones referenciales de su experiencia, los cuales compara con su objeto de conocimiento. La valoración regula la actividad práctica de este estudiante y contribuye a los estímulos directos en la actividad socioagropecuaria. Conocimiento, valoración y práctica son momentos de la actividad valorativa, que se condicionan mutuamente y sirven de sustento al proceso de significación, a través del cual se potencia la capacidad valorativa en el estudiante y contribuye a reflejar adecuadamente el sistema objetivo e institucionalizado de los valores de manera consciente y comprometida, a la vez que construye una ética propia, traducida en una actuación tendiente a su integralidad.
La comunicación en su sentido más general, se constituye en la directriz que atraviesa las anteriores formas a la vez que las integra y dinamiza; expresándose como relación entre práctica, conocimiento, valoración, comunicación. Se constituye en elemento aglutinador de los procesos que devienen de las restantes formas de actividad.
En la carrera de Agronomía durante la práctica social y profesional aparece la relación entre actividad - relaciones sociales - comunicación; la cual en el proceso socioeducativo determina el sistema formado por: necesidades - intereses - fines - condiciones y medios para la realización de la actividad profesional.
El proceso de la comunicación influye en el de formación del profesional de la carrera en la medida que potencia el proceso de aprehensión, difusión y producción del conocimiento. Contribuye al desarrollo de la capacidad interpretativa, posibilita su adecuada inserción en los contextos socioculturales y laborales con los que interactúa y desarrolla la capacidad de valoración y de autovaloración en consecuencia con la concepción del mundo que asume, lo que viabiliza su decisión de hacer y actuar conscientemente.
El proceso de relacionalidad consciente condiciona la integración práctica - conocimiento - valoración y sus resultados expresados en transformación, comprensión y significación, a través del todo, la actividad comunicativa. Revela el nivel de conciencia y maduración alcanzado por la personalidad del estudiante traducidos en su actuación socioprofesional, los que expresan los valores ético-profesionales.
De estos procesos se deriva un sistema de procedimientos para dinamizar la formación sociohumanista.
La concepción de la actividad como enfoque didáctico no excluye el reconocimiento de otros, sino que desde los procedimientos generales y específicos resultantes de las relaciones entre las formas de actividad, intenciona y valora la contribución al proceso formativo que propicie la apropiación de una cultura general con un enfoque integral y dialéctico.
Ello se basa en los presupuestos filosóficos que mediatizan el valor educativo de las acciones, sus contradicciones, actualidad, métodos e impactos, la comunicación, las relaciones interpersonales, el componente sociohumanista de la ciencia que se enseña y las vías para lograrlo y especialmente en su ética fundamentada en valores, cuya concreción radica en la estrategia para perfeccionar la formación sociohumanista del ingeniero agrónomo a través de la sistematización ético-axiológica.
La sistematización ético-axiológica para la formación del profesional de la Carrera de Agronomía, a través de la lógica esencial de la profesión, expresa una espiral dialéctica reveladora de los nexos que tienen lugar entre los valores y las normas resultantes de los aportes de las configuraciones y dimensiones de la formación sociohumanista y la concepción filosófica de la actividad aplicada en la práctica pedagógica. Se fundamenta en el enfoque holístico de los procesos conscientes y en las leyes que le son inherentes.
Desde ella se deberá tributar a un sistema de valores profesionales cuyos componentes se complementan entre sí. Se trabajan todos los valores determinados en los tres niveles de la carrera, los que se van gradando de manera ininterrumpida a través del incremento en la complejidad de las acciones que se emprenden como estadios diferentes de maduración de la personalidad del profesional en correspondencia con los años.
El modelo del profesional de la agronomía asume la lógica esencial de la profesión como generalización de los contenidos y métodos que caracterizan dicha formación. Se reconoce la dialéctica de lo docente y lo extradocente. Se determina y evalúan el comportamiento social y la aprehensión de la cultura general los estudiantes de dicha carrera. Desde ella se significa el papel de las disciplinas del ejercicio de la profesión en este proceso, se enfatiza en la capacidad de todas las asignaturas para tributar a la formación de valores especialmente a los ecológicos, se dan a conocer las aportaciones en habilidades y requerimientos cognoscitivos y ético-axiológicos que favorecen el desempeño socioprofesional. Lo anterior condiciona la posibilidad de abordar para cada nivel la intencionalidad del proceso de formación de valores a partir de la lógica esencial de la profesión desde una visión sistémica.
La formación del ingeniero agrónomo requiere un tratamiento integral en todas las esferas de la actividad humana para asumir una posición consecuente respecto a las exigencias de los agroecosistemas concebidos como sistemas ecológicos en estrecha interdependencia con factores socioeconómicos y culturales.
El logro del manejo sustentable de los recursos naturales que permita la satisfacción de las necesidades de la generación actual y de las generaciones futuras, es una necesidad impostergable. El énfasis en lo técnico-productivo ha traído como consecuencia la formación de un profesional severamente limitado para promover un desarrollo sostenible, lo que afecta la formación y desarrollo de su habilidad para gestionar la producción en los sistemas agropecuarios con la finalidad de que sean, no sólo económicamente rentables, sino también ecológicamente adecuados y socioculturalmente aceptables. Mejorar o trabajar en los aspectos éticos constituyen un elemento inseparable de la sustentabilidad.
De ello se deriva la necesidad de armonizar la relación entre lo ético-profesional y lo socioagropecuario que deberá potenciarse en el proceso formativo en los tres niveles de la carrera, a partir de considerarlos como elementos básicos en la lógica de la profesión como contradicción entre el núcleo de la formación sociohumanista teóricamente argumentado, expresado en los valores ético-profesionales con el enfoque de la actividad metodológicamente estructurada en la concepción socio-agropecuaria.
Esta relación se convierte en la contradicción fundamental que resuelve el modelo, a través de la sistematización ético-axiológica para la formación del ingeniero agrónomo, que perfecciona su formación sociohumanista.
El logro del desarrollo ético-profesional precisa de reformular el código de ética vigente y proyectar el trabajo para su socialización y concientización. Su reformulación se realiza habida cuenta de que todavía no se consolida un cuerpo de leyes y normativas metódicas y sistémicas contentivas de la diversidad de funciones y acciones que precisan de regulaciones ético-axiológicas, máxime cuando son escasamente limitados los referentes teóricos en esta materia para la carrera en el contexto universitario cubano.
La elaboración del código de ética del ingeniero agrónomo toma en consideración la regularidad filosófica derivada de la relación entre principios, valores y normas expresada por Jiménez, M. (2003); sistematiza la experiencia de un colectivo de profesores y especialistas de la carrera de Agronomía de Las Tunas, los elementos contentivos en la literatura científica respecto a este particular y especialmente asume los resultados científicos y sus salidas del Modelo de Diseño Curricular con alternativas profesionales de Cedeño, B. (2000 y 2006) y los valores y el sistema de componentes fundamentales de Guzmán, C. (2002 y 2007), que sirven de base a la propuesta
Favorece el desarrollo de lo socioagropecuario en el profesional la determinación como contenidos transversales de la Teoría del desarrollo humano sostenible, los elementos de Sociología Rural y del Extensionismo agrícola, no solo como contenido teórico, sino como experiencia práctica del futuro graduado.
Las acciones de la formación en estudio se enriquecen con el código de ética y los contenidos transversales. Ellas peculiarizan una visión de la agricultura más integrada al me¬dio ambiente, sensible y humana. La formación cultural se constituye en vía para incrementar la calidad en los agroecosistemas y desarrollar la cultura agrícola que permita integrar lo sociohumanísta, medioambiental, económico-empresarial y de conservación y protección del patrimonio histórico-natural. Proporcionan nuevos modos de enfrentar los problemas de la producción agropecuaria, con sus correspondientes cam¬bios en el modo de actuar del profesional, dada la diversidad estructural en el orden organizativo en diferentes condiciones de desarrollo de la agricultura y su adaptación a ella, lo que sustantiva el papel de la formación sociohumanista, más que en cualquier otro contexto.
Estas acciones en su articulación con las acciones propuestas desde las configuraciones, conforman el sistema para la formación sociohumanista del ingeniero agrónomo. Ellas se materializan a través de los valores esenciales de la profesión, que resultan adecuados y compatibles con las condiciones específicas de cada agroecosistema y el sistema cultural de las personas implicadas en su manejo.
Su determinación es posible en virtud de los requerimientos filosóficos, pedagógicos, sociológicos y psicológicos integrados en la concepción que sustenta al modelo. Ellos devienen del análisis estructural de la formación sociohumanista en su concreción a esta profesión y de la dinámica que le imprime el enfoque de la actividad, emergen, se contienen y dinamizan en la lógica esencial de la profesión, a través de la sistematización ético-axiológica. Ellos favorece la concepción de lo socioagropecuario desde una perspectiva ética resumida en el Código propuesto.
Así el Código de Ética y los contenidos transversales se constituyen en núcleos integradores del sistema de acciones para la formación sociohumanista de este ingeniero, cuyo carácter abierto y flexible, se pone a prueba en la evaluación y enriquecimiento continuo de las concepciones teórico-praxiológicas integradas en la concepción filosófico-pedagógica que le sirve de sustento
De las relaciones dialécticas entre las dimensiones de la formación sociohumanista y los procesos que emergen de la actividad en su condición de enfoque didáctico, a través de la sistematización ético-axiológica para la formación del profesional, en base a la lógica esencial de la profesión en las ciencias agrícolas, se extraen las principales características del modelo pedagógico:
- Expresa las relaciones generales que tienen lugar entre el ser social y la conciencia social; el individuo la actividad y la sociedad, que se traducen en la relación entre ética – ideología - política - cultura - educación y práctica revolucionaria, que le sirve de sustento y que pauta la dinámica en sus interacciones.
- La sistematización ético-axiológica para la formación del profesional sobre la base de la lógica esencial de la profesión en las ciencias agrícolas es fruto de las relaciones dialécticas existentes entre las dimensiones de dicha formación y los procedimientos de la actividad devenida en enfoque pedagógico.
- La formación sociohumanista se produce a través del proceso de formación de valores como unidad de análisis resultante de la dialéctica existente entre ambos. Lo ético-axiológico se erige en síntesis integradora del la formación sociohumanista.
- La concepción de la actividad humana, en su condición de enfoque didáctico y los procesos y procedimientos derivados de ella, posibilita trasladar al proceso de formación del profesional el sistema de valores que lo cualifican; a la vez que enriquece su formación sociohumanista.
- La concepción del modelo pedagógico manifiesta una contradicción entre el núcleo de la formación sociohumanista teóricamente argumentado, expresado en los valores ético-profesionales con el enfoque de la actividad metodológicamente estructurada en la concepción socioagropecuaria y su sistematización ético axiológica para la formación del profesional en base a la lógica esencial de la profesión, en los diferentes niveles de la carrera.
- La concepción filosófico-pedagógica que le sirve de sustento epistemológico y el carácter consiente, holístico y dialéctico del proceso de formación sociohumanista, como sistema de relaciones.
- El modelo se explica a través de relaciones triádicas que se dan entre configuraciones y las formas de actividad de igual naturaleza, que cuando se manifiestan como síntesis dan lugar a dimensiones, cualidades y procesos que le imprimen una dinámica propia.
- El sistema de componentes fundamentales de los valores de la carrera de Agronomía, es contentivo del sistema de acciones para la formación sociohumanista de este profesional.
Estos elementos resultan novedosos, en tanto la formación sociohumanista no ha sido modelada desde su núcleo: una determinada concepción del hombre. Ella se alcanza en la presente propuesta a través de los valores y su sistema de componentes fundamentales, encausados en virtud de los procedimientos declarados.
CONCLUSIONES
1. Se modela el proceso de formación sociohumanista del ingeniero agrónomo que tiene como unidad de análisis los valores, se apoya en la concepción filosófica de la actividad humana como una herramienta pedagógica, que se dinamiza en la sistematización ético -axiológica, la cual representa el peldaño superior de maduración la personalidad del profesional. El modelo se construye sobre un enfoque didáctico; al integrar la esencia de la concepción materialista de la historia y la teoría de la actividad humana devenidas del Marxismo con el enfoque dialéctico-holístico, la orientación educativa para un aprendizaje desarrollador y el sistema de componentes fundamentales de los valores de la juventud universitaria de la carrera de Agronomía.
2. La concepción del modelo se basa, por una parte en una relación en tres planos, de la que emergen dimensiones y cualidades. Ella se establece entre: lo antropológico-social, lo ideopolítico y lo ético-axiológico; en el que cada uno adquiere un papel distintivo al actuar como síntesis. De otra parte se expresa la concepción de la actividad humana, en su condición de enfoque didáctico y los procesos y procedimientos derivados de ella. Lo ético axiológico se erige en síntesis integradora de la formación sociohumanista.
3. El modelo da solución a la contradicción que se establece entre el núcleo de la formación sociohumanista teóricamente argumentado, expresado en los valores ético-profesionales con el enfoque de la actividad metodológicamente estructurada en una concepción socioagropecuaria y su sistematización ético axiológica para la formación del profesional en base a la lógica esencial de la profesión, en los diferentes niveles de la carrera. A ello se une la reformulación del código de ética y la determinación de los contenidos transversales.
4. A partir del modelo y sus regularidades se concibe el diseño estratégico para la sistematización ético-axiológica del profesional que perfeccione la formación, sociohumanista, con la aplicación de un Código de Ética del Agrónomo.
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